Wakasa Imaushi +21

Advertencia Lemon.

Presionaste tus labios e intentaste con todas tus fuerzas de no reír. Disimuladamente buscaste tu móvil para sacarle una foto a Wakasa y luego lo volviste a dejar sobre la mesita de noche.

—No creas que no vi eso.— soltó, esbozando una diminuta sonrisa. Rápidamente comenzaste a reír.— No pensé que te interesaría tanto verme jugar videojuegos, linda.

—Es que te ves tan concentrado que...— si me miras, me desmayo.— Necesitaba una foto de tu cara ahora mismo.

Wakasa dejó de ver la televisión y puso en pausa el juego. Al notar que iba a girarse a verte, rápidamente desviste la mirada y te enfocaste en Mario bros.

—Oh, ¿y ahora no me ves?— aquella burla fue el detonante de tus nervios. A pesar de ser novia de aquel chico tan ardiente durante años, seguías siendo un manojo de nervios cuando él se lo proponía.— ¿Acaso sucede algo más, ________?

Puf no, claro que no

—¿Quieres cariñitos, amor?— murmuró sin disminuir su sonrisa. Estiró su mano hasta atrapar tu muñeca y te acercó más a él, al estar ambos recostados en su cama entonces se le fue fácil abrazarte.— Anda, dime si necesitas mi tiempo y te lo daré.

—No es eso, solo estaba admirando el paisaje.— enrollaste tu brazo a su abdomen y te mantuviste junto a él. Reíste cerca de su cuello y dejaste un sonoro beso antes de esconder tu rostro ahí, aquel lugar donde siempre olía tan fragante.— Lo normal.

Lo normal.— repitió Wakasa acariciando la cima de tu cabeza, su mano libre fue hasta la tuya con la que le abrazabas y las entrelazó con cuidado.— Anda, dime ya porqué tan callada. Te conozco demasiado bien para no saber que hace días estas actuando raro.

Aprendió a leerte por completo.

Wakasa era un novio bastante preocupado y atento, aunque no lo pareciera. Pero ya había estado bastantes días callado para ver si te atrevías a decirle que era lo que tanto pensabas.

Esperó pacientemente hasta esta noche.

—¿No me dirás?— inclinó su cabeza más cerca tuyo, queriendo escuchar una respuesta que nunca llegó. Tu novio soltó un bufido y tras acomodarse se giró para que dejes de ocultarte en su cuello.— ¿Acaso no me tienes confianza?

—No es eso... Deja pensar como te lo digo.— te removiste cuando Wakasa se giró para quedar frente a ti, su costado descansando en el colchón.— Si me miras me dará vergüenza y no te diré, Waka.

—No te estaré viendo.— afirmó moviendo los mechones de tu cabello que tapaban tu rostro. Abrazaste su cuello con tus brazos antes de subir tu mirada hasta el.

Wakasa tenía sus ojos cerrados, no observando nada para que hables tranquilamente.

—¿Cierto que dije que no quería hijos?— miraste su expresión, a pesar de la pregunta se mantuvo inexpresivo.

Uno de sus brazos apoyados sobre tu cabeza y el otro se mantuvo abrazando tu cintura, hubo un instante en el que sus piernas se entrelazaron por la costumbre. Una acción típica que ambos hacían sin pensar.

Su pierna sutilmente entrelazada con la tuya mientras te abrazaba, ¿qué bonito, no?

—Cierto, eso dijiste.— afirmó sin abrir sus ojos. Al no tener su atención visual, decidiste ver de cerca su bonita cara sin pena alguna.

—Bueno... Y dijiste que estaba bien, ¿no?

—Claro que si. Lo que diga mi chica se hará.— susurró en voz baja, un pequeño tono perverso tiñendo aquella frase.— Sabes que no tengo problema con eso, ¿te preocupa lo que piense?

—No es eso.— por alguna razón dijiste eso más desanimada que antes. De inmediato Wakasa acercó su rostro al tuyo y tras rozar su nariz con tu piel, dejó un beso en tu boca, uno corto y suave.

—¿Que sucede, cielo?

—Mhm, bien, ya, lo soltaré y listo.— Wakasa sonrió a lo que decías.— Últimamente he estado pensando en niños... niños pequeños, ¿sabes?

Mordiste ligeramente tu labio inferior y viste como Wakasa alzaba sus cejas, aún sin abrir sus ojos.

—¿Quieres un hijo, bebé?— soltaste una pequeña risa al apodo, fue algo irónico.

—Pues, he pensado que podía ser bonito. Nunca me llamó la atención la maternidad, pero me he dado cuenta que si fueses su padre entonces sería una bonita experiencia, ¿sabes?— al término el asintió con la cabeza, entendía lo que decías perfectamente.— ¿Que piensas? ¿Te gustaría intentarlo?

—Si, sería bonito tener un bebé juntos.— observaste como poco a poco sonreía mostrando sutilmente sus blancos dientes. Su mano emprendió suaves caricias en tu cintura y espalda mientras hablaba.— ¿Puedo verte ahora?

—Bien.— Wakasa abrió los ojos de inmediato, tenia la curiosidad de ver tu expresión luego de esa petición.

—No entiendo porque te avergonzabas en decirme. No es como si fuese la primera vez que lo haríamos, _________.— el tono coqueto de su voz te hizo reír y dejar de lado la vergüenza.

—Esto es diferente... Lo haríamos con un propósito nuevo.— calmaste tu risa un poco, aún bajo la atenta mirada de tu novio.

—Me encantaría intentarlo si es que estás segura.— adentró su mano debajo de tu camiseta y delineó tu cintura en dirección a tu abdomen.— Si te soy sincero, si he pensado en lo guapa que te verías embarazada. Varias veces, y de muy bonitas maneras.

—Siento que lo dices de manera pervertida.— le amenazaste con tu índice, el negó de inmediato.

—Nada de eso, mi amor.— te guiñó un ojo bastante juguetón. Pinchaste su mejilla con tu dedo y Wakasa movió la cara en esa dirección para dejar un leve besito en la punta de tu índice.

—¿Quieres intentarlo ahora?— cepillaste sus trenzas hasta detrás de sus hombros y le miraste entonando los ojos. Batiste tus pestañas para coquetearle más de la cuenta.

—Yo encantado.— se incorporó rápidamente y tras apagar la televisión solo observaste como su camiseta voló por los aires antes de tirarse sobre ti.

Sus bocas se encontraron primero que nada, la suya succionando tu lengua y chupando tus labios para profundizar el beso. Ladeaste tu rostro para darle más acceso, para besarle con muchas más ganas. Un leve gemido apenas audible salió de su boca al sentir como tus manos fueron a su cinturón, dedos colándose dentro de sus pantalones.

—Piénsalo bien.— masculló antes de atacar tu boca nuevamente. Antes de que desabroches su cinturón, Wakasa fue más rápido y subió tu camiseta para quitarla.

—Ya lo pensé lo suficiente.— afirmaste separando tu boca de la suya. Wakasa cerró sus ojos y se acercó nuevamente pero le paraste a medio camino.— ¿Te gustaría ser papá?

—Claro que si.— volvió a acercarse a tu rostro pero volviste a parar su acción, esta vez sujetando sus mejillas. Wakasa suspiró.— _______, estoy hablando en serio. Claro que quiero formar una familia contigo, te amo más que nada.

—No me digas eso o lloro.— emitiste un puchero que en vez de ser triste de ver, a Wakasa le provocó una excitación de otro nivel. Al notar sus ojos en tus labios, los estiraste pidiendo un beso que no tardó en llegar.

—Solo digo la verdad.— sonrió aún junto a tu boca antes de acariciar tus caderas sutilmente.

—Yo también...— respondiste de igual forma. La boca de Wakasa se instaló en medio de tus senos y procedió a chupar tu piel entre sus dientes.— Te amo bastante.— abriste la boca ligeramente con su siguiente acción; Tu novio bajó tus prendas inferiores en segundos, tus bragas fueron dejadas a un lado de la cama junto a tus pantalones.

De manera un tanto torpe bajaste el cierre de su pantalón, tu novio se deshizo de él de inmediato. El pulgar de Wakasa no se alejó de tu mejilla mientras se movía, acariciando tu piel con delicadeza.

—Estas despeinada.— volvió a acercar su cuerpo al tuyo cuando estuvo totalmente desnudo. Observaste sus bonitos ojos y Wakasa no hizo más que desordenar aún más tu cabello, moviéndolo sin sentido alguno.

Envolviste tus piernas detrás de su espalda, acercaste tu pelvis a la suya provocando una intensa ficción en sus sexos. Wakasa mordió tu labio al ser consciente de aquel movimiento.

—Traviesa.— soltó en una risilla contra tu boca.

Volvió a chocar sus labios con los tuyos, un tintineo de dientes se hizo presente al ser un poco más brusco que antes. Su lengua se arremolina alrededor de la tuya, chupando, provocando un leve sonido placentero en ambos.

Desabrochó tu brasier con sus manos y con cuidado sacó la prenda de tu cuerpo. Besó tu cuello antes de iniciar un pequeño viaje hacia abajo, adornando de ligeras mordidas tus hombros y parte de tus pechos descubiertos. Mientras su mano izquierda se mantenía sosteniendo tu cadera, la otra se guió con total libertad entre tus piernas.

Sujetaste su nuca con ambas manos, observaste hacia abajo como Wakasa seguía mirando a tu rostro pero no parando sus besos y las pequeñas raspadas de sus dientes en tu piel. Al ver como le mirabas, cerró uno de sus ojos, un sutil guiño.

En aquel instante se abrió paso en tu intimidad. Al notar la humedad ya existente en tu centro no hizo más que introducir su dedo medio en tu cavidad, provocando un intenso suspiro en ti. El besó cerca de tu ombligo y sonrió antes de embestir tu delicada intimidad.

Embistió un par de veces y apretaste tus talones por detrás de su espalda, instándolo a que siga. Su rostro subió hasta uno de tus senos y envolvió tu pezon con su boca, su lengua dando toques ligeros en el centro de ellos. Su mano aumentó el movimiento dentro de ti, su dedo índice acompañó al otro y embistió con mayor rapidez.

Con sus dedos dentro, empujó su palma contra tu clítoris hacia abajo, frotó aquel punto de nervios mientras seguía moviendo sus dedos en tu interior.

Jadeaste de placer, tu cuerpo se removió inconscientemente y dejaste que tus ojos se cerraran. Quisiste acercarlo más a ti, deseabas que te folle cuanto antes, lo anhelabas.

Tenias un lío en sus manos, tu excitación se propagaba rápidamente hasta llegar al colchón debajo tuyo y provocando que tus muslos se humedezcan de igual forma. A tu novio le encantó eso, el verte así, chorreando y disfrutando.

Tiraste de su cabello hacia arriba y le hiciste separar de tus pechos, Wakasa observó con seriedad tus labios entreabiertos y húmedos. No parando los movimientos de su mano en tu interior, siguió maltratando aquella parte de ti de una forma maravillosa.

—Ya follame, ¿si?— lamiste tus labios al sentir que apenas podías formular aquella frase.

Llegó el momento.

Varias veces habían tenido sexo, pero esto para Wakasa era diferente. Para ti claro que si, pero para él se le era una situación bastante irreal, algo que, a pesar de haberlo pensado antes, siempre se le era lejano por el hecho de tú no querer hijos.

Ahora harían esto con un propósito más serio, mucho más importante. Harían el amor para esto, para tener un bebé ambos.

Wakasa inclinó su rostro hacia abajo para atrapar tu boca nuevamente. Ambos sonrieron en medio del intenso beso en cuando tu novio sujetó su miembro ya erecto, producto más que nada de los sonidos bastante agradables que dejabas salir por sus caricias.

No hubo palabras de por medio. Wakasa se deslizó más cerca, mucho más cerca. Su endurecido miembro abriéndose paso por tu estrecha entrada, ya bastante lubricada producto de tu propia excitación. Un pequeño gemido salió de su boca al sentir tu calor invadirlo directamente.

Abrazaste su espalda, tus uñas se aferraron a sus hombros y separaste tu boca de la suya únicamente para dejar salir un gemido desde lo profundo de tu garganta. Embistió más allá, ahora mismo estabas con la boca entreabierta sin saber qué decir. Simplemente disfrutaste como te adaptabas a él, como su entrepierna te llenaba completamente.

Mierda... esto...— Wakasa dejó caer su frente a tu hombro izquierdo. Su pelvis se alejó de ti y volvió a embestir; suspiró en tu oído y luego llevó sus manos hasta tu trasero para levantarlo ligeramente de la cama. Volvió a separarse, y aún con el agarre firme en tu trasero emprendió a embestir con mayor dureza.— Ahí si, preciosa.

Te ajustó más a él, tu espalda inferior levemente levantada hacía que Wakasa llegue más lejos. Sus rodillas se apoyaron con mayor precisión y continuó penetrando más duro, se le era imposible ser lento contigo. Menos estando en esta circunstancia, donde lo único que piensa es en correrse dentro de ti.

Ah... si, así está bien.— susurró en un bajo y ronco tono. Dejaste de arañar su espalda cuando él se enderezó, tus piernas ahora enrollando detrás de sus rodillas y él sentado sobre las suyas mientras seguía embistiendo.— ¿Así está bien, _______?

Asentiste con la cabeza frenéticamente. Simplemente todo lo que hacía te resultaba estupendo respecto al sexo.

Oíste una breve risa perezosa proveniente de el. Tus manos fueron a tus costados y afirmaste las mantas debajo tuyo, con cada movimiento te movías junto a la cama y tus senos. Aquel movimiento era tan constante que podría haber sido incomodo al inicio, pero ahora mismo era lo que menos te importaba.

Sus manos estrujaron tu trasero, manoseaban con total libertad mientras golpeaba tu sexo con su miembro, estabas goteando. Se te fue difícil controlarte a ti misma teniendo a Wakasa frente a ti y ahora arremetiendo duramente en tu interior. Más de un gemido en alto volumen se te escapó.

Apenas abriste tus ojos para verle, tu centro se alborotó. El clímax arrasó contigo y tus caderas se mecieron a la vez que tu cuerpo tembló de la anticipación.

Wakasa siguió sujetando tu trasero con una de sus manos y la otra fue directamente a tu rostro, su palma ahuecó tu mejilla mientras te corrías en su miembro. Lloriqueaste contra su mano y cerraste tus ojos fuertemente al experimentar tal sensación tan placentera pero abrumadora a la vez.

Eso está bien, déjalo salir, cariño.— Incitó con aquella voz tan melosa que hacía notar a veces. Sus caderas no pararon de moverse, siguió embistiendo buscando su propia liberación la cual era necesaria en esta situación.— Deberías verte ahora mismo, eres tan bonita.

Sonreíste a sus palabras, tu mejilla presionó su mano y el pulgar de Wakasa acarició tu piel con lentitud.

Tu seriedad volvió al instante en que él embistió con mayor intensidad. Tus manos fueron a su brazo y te sujetaste de él, tu interior se apretó aún más ahora que ya habías llegado a tu límite. Con cada embestida, Wakasa se sentía más y más cerca de llegar al clímax.

—Solo un poco más, amor.— tras decir eso dejó salir un suspiro hondo desde su boca, su cabeza se dejó caer hacia atrás y observaste cómo cerraba los ojos. Se tensó, todo su cuerpo se tensó considerablemente por lo que aumentó sus embestidas a un nivel aún mayor pero descordinado.

Tus ojos alcanzaron a lagrimear por la nueva excitación creciente en ti, aún tu cuerpo no procesando tal placer inmediato.

Wakasa murmuró tu nombre en apenas un susurro antes de dejar caer su torso sobre ti, soltó tu rostro para apoyar el codo al colchón y se liberó dentro. Emitiste un notorio gemido al ser partícipe de su semen, del como se expandía por tu interior hasta el punto de filtrarse fuera de este. Tus manos acariciaron el cabello de Wakasa, tus ojos aletearon para cerrarse cuando él siguió moviendo sus caderas contra las tuyas.

Empujó otra vez para que su liberación llegue más allá y levantó tu trasero hacia arriba para que ninguna gota quede desperdiciada.

Él quería embarazarte, joder, en verdad que si lo quería.

Presionó su frente en tu hombro y apenas fue consciente que su carga se haya liberado del todo dentro tuyo, se separó lo suficiente para verlo. Para ver lo que había hecho.

No lo culpes, es primera vez que podía correrse dentro de ti, era un momento diferente.

Hizo que tus piernas dejen de abrazarle y flexionó tus rodillas lo suficiente, él aún en medio de ellas. Wakasa observó con mayor intensidad al ver como sus excitaciones, de ambos, se mezclaban entre sí. Le pareció erótico; mientras tu yacías aún recuperando el aliento y cubriendo tus ojos con el antebrazo, el ahora se sentía con energías de seguir llenando ese pequeño y acogedor agujero tuyo.

Luego de ese fugaz e interesante pensamiento, frotó tus muslos antes de volver a hablar. Al sentir su tacto moviste tu brazo y le viste.

—¿Quieres que haya más probabilidades para que quedes embarazada?

Él sonrió aunque no haya querido. Miraste su rostro, camuflando la emoción, y luego bajaste hasta su erecto miembro, nuevamente listo para ti.

—Por favor.— pediste.

Y así fueron por otro round.

Wakasa tragó saliva antes de observar detalladamente tus senos, aquella súplica tuya le dejó ansioso por oír más.

Pero debía controlarse claro está, si hacia algo extraño entonces te podrías enfadar o asustar.

—Insultame.— pediste curiosa. Wakasa enarcó una de sus cejas y dejó de ver tu cuerpo para fijarse en ti.

Acababa de pensar en ser prudente y no hacer locuras y ahora le planteas eso. Wakasa en verdad imaginó que había oído mal, estabas tentándole directamente.

—¿Ah?

—Ya que estamos innovando, dime ese tipo de cosas.— sonreíste ampliamente. Wakasa frunció sus cejas, una sonrisa tirando de sus comisuras.— Solo quiero ver qué tal, tengo curiosidad en las personas que les gusta eso.

—¿Quieres que lo haga?

Por favor si, necesito saber cómo te verías si lo haces

—Si... veamos qué tal.

—¿Puedo decir lo que sea?— susurró en menor tono, ahora estirando sus brazos para engancharlos detrás de tu espalda. Te acomodaste ahora sobre sus muslos, te sentaste en ellos con tus piernas a cada lado de su cuerpo.

Wakasa aún arrodillado en medio de la cama, abrazó tu cintura y juntó sus cuerpos una vez más. Su entrepierna cepillando la tuya, un tacto agradable ante tus pliegues aún húmedos y sensibles.

—Solo no nombres a mi madre y está bien.

Wakasa comenzó a reír, su cabeza ligeramente hacia atrás mientras carcajadas suaves dejaban su boca. Le callaste con un beso corto en su mejilla, tu novio te observó y devolvió aquel beso en tu propia mejilla.

—¿Y bien?— esbozaste una mínima sonrisa cerca de su rostro, sus narices rozaban. Wakasa mordió un poco de su labio inferior y asintió, le pareció interesante.

Porque sabía que lo que pediste era no tan especifico. Estabas buscando innovar, él sabía lo que querías por lo que quería dártelo. Te dejaría ver una parte de sí mismo un poco diferente a la habitual.

—No me hago cargo si te queda gustando este trato, ________.— advirtió duramente. Volviste a asentir y sujetaste con tus brazos su cuello, aún más cerca de ti.— ¿Escuchaste?, responde, perra.

Mieeerda, eso está bien.

—Si.

Así me gusta...— Miraste con curiosidad aquel brillo en sus ojos, sus ojos no pudiendo concentrarse en los tuyos.— No te quedes callada como estúpida y responde bien, ¿entendido?

—Sip.— querías reír, el cambio de tono en su voz fue extremadamente notorio.

Era buen actor.

—Ahora vas a saltar sobre mi polla como la buena puta que eres, hazlo.— soltó viendo fijamente tus ojos. A pesar de lo autoritario que fue en esa orden, aplanaste tus labios para no reír. Wakasa lo notó pero no dijo nada.

—Si, Dios Waka.— fuiste bromista con eso, y a Wakasa no le gustó. Su mano fue directamente a tu mandíbula, un agarre firme el cual sus dedos alcanzaban a presionar tus mejillas. Hizo que lo vieras fijamente.

Ay, me gusta pero me asusta

—No juegues ahora. Estoy hablando en serio.— mientras hablaba, sus cejas se fruncían levemente. Aquellos ojos entrecerrados te hicieron estremecer durante unos segundos.— Responde correctamente o te ganarás un castigo, ¿hm?

Carajo, tengo calor.

—Está bien.— mordiste parte de tu labio inferior en un intento de mantener la calma y por sobre todo, para no hacerle enojar.

Wakasa esperaba que dijeras algo más. Tras ver cómo seguías sin emitir ninguna acción adicional, él mismo agarró tu cintura y te cargó lo suficiente para que penetrar tu interior. Tus manos fueron a los firmes hombros de Wakasa y te sujetaste de él a la vez que emitías un leve jadeo por el placer, enterraste tu rostro en el cuello de tu novio en un instante.

Moviste tus piernas para aplanar tus rodillas contra el colchón y así comenzar a brincar en su miembro. Una leve queja en Wakasa te hizo sonreír de imprevisto.

—¿Necesitas una señal o que?, muévete ya, estúpida.— susurró con voz sólida, ningún ápice de delicadeza.

Empleaste tu peso en las rodillas y comenzaste a subir y bajar en su miembro, un ritmo acelerado pero suave, con cuidado.

—Puedes hacer más que eso.— soltó en tu oído, el aire que salió de su nariz te dió ligeras cosquillas. Al no decir nada, a causa de prácticamente tu mente confusa por las placenteras sensaciones en tu centro, Wakasa chasqueó la lengua.— Llévalo más profundo, más rápido. ¿O acaso eres una puta floja?

Callaste un gemido estrangulado mordiendo ligeramente la piel de su cuello. Wakasa buscó tu mandíbula y te hizo salir de aquel escondite para verte de frente, su rostro apenas dos centímetros lejos del tuyo.

Aquella faceta tan... diferente, provocó un mar de emociones nuevas en ti. El que más predominaba era la excitación, sin duda alguna. Estabas cada vez más mojada por tu novio mostrando su lado más brusco, más dominante. Nuevamente gemiste al concentrar tu atención en ahora su miembro, sus venas sobresalientes rozaban tus delicadas y aún sensibles paredes con cada embestida. Mientras te follaba, Wakasa mantenía su intensa mirada en tu rostro.

—Sé una buena puta y abre bien grande esa linda boca, ¿si?— pidió viendo a tus ojos, su mano derecha bajo tu mentón y su pulgar tocando tu labio inferior apenas en pequeños roces. Hiciste caso a su petición, aún en medio de gemidos, y tu boca se abrió sin protestas. Wakasa sonrió y sostuvo tu mandíbula para mover tu rostro a un lado y más hacia abajo, ahí recogió un poco de saliva en su lengua y la dejó caer hasta que golpeara la tuya. Tragaste.— Que buena chica tengo aquí...

Eso te encendió en niveles desproporciónales. La expresión en tu rostro le hizo a Wakasa sonreír aún más, a ti te gustaba esto por lo que a él también le agradó.

Aumentaste tus brincos, Wakasa dejó que tu rostro volviera a su cuello y sus manos fueron a tus caderas para ayudarte a subir y bajar en su miembro. En el instante en el que te sintió tensar alrededor de él, te empujó hacia atrás y tu espalda dio con el colchón.

Sujetaste sus hombros nuevamente y mientras Wakasa enrollaba tu cintura con uno de sus brazos, su mano libre sostuvo el respaldo de la cama contra la pared.

Susurraste su nombre un par de veces antes de envolver sus caderas con tus piernas. Todo se volvió más intenso, sus embestidas ahora se volvieron más duras, no necesariamente rápidas pero sí profundas. Tu interior ardió de placer, tus senos dolían de tanto moverse por las embestidas de Wakasa, pero aún así seguiste gimiendo, seguiste pidiendo a tu novio que te dé más.

Chillaste por la conmoción y ahora liberación, tu clímax llegó en ese instante en el qué Wakasa se deslizó con mayor precisión en aquel punto dentro tuyo que hizo que tu cuerpo se moviera contra las mantas y los dedos de tus pies se enrosquen. Observaste como tu novio se impacientaba más, también a sus trenzas que se movían a cada embestida, su frente y cuello con algo de sudor y sin duda también pudiste apreciar los músculos de sus brazos como se tensaban.

Él llegó a su clímax unas cuantas embestidas después, sus empujes fueron lentos cuando sintió su semen liberándose dentro de tu cavidad. Lo que más te hizo gemir fue cuando sus manos fueron hasta detrás de tus rodillas y las impulsó hacia arriba. Sujetó tus muslos contra tu torso y se mantuvo aún en tu interior durante unos momentos.

—No hay que desperdiciar nada, ¿no crees?

—Cállate.— soltaste aún con los ojos cerrados. Reíste sin muchas ganas, estabas demasiado cansada como para dejar salir carcajadas reales. Dio un apretón fuerte a tus muslos por lo que te quejaste en voz baja.

Wakasa se quedó esperando un poco, atento a cuando estes calmada del todo. Al notarse ambos más conscientes de lo que sucedía, se alejó lo suficiente para levantarse de la cama y pararse junto a ti.

—Ahora vamos a tomar una ducha, _________.— no esperó respuesta y simplemente cargó tu cuerpo. Tus brazos afirmaron su cuello mientras los guiaba hasta el baño, donde seguramente, volverán a practicar tal como antes.






Zona de risas;


Personajes cocinando pasteles;

Este último es bastante ordinario, perdón JAJJSKSKSJS es que me causo mucha risa


Ya subí este lemon así que quien no vote, se lleva un tablazo. 😡

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