Wakasa Imaushi







Inhala y exhala, inhala, exhala, inhala, exhala...

Metiste otro chicle en tu boca. Tenías al menos cinco ya masticando, debías controlarte de ponerte más nerviosa de lo normal. Te rehusabas a morder tus uñas, eso sería el colmo.

Ya estabas lista, prácticamente te habías alistado unas tres horas antes. Por si acaso.

Habías comido algo liviano, aunque no mucho, la situación te estaba dejando más nerviosa de lo esperado.

Ahora esperabas a que sea la hora exacta. Caminabas de un lado a otro en tu habitación, claro, sin pisar a ciertas cucarachas que estaban por el suelo.

—De nuevo.—Mikey inhaló.— MI PIE ________.

Tomó aire para únicamente gritarte.

—Mis pequeños dedos, cuidado.— se revolvió Kazutora en el suelo. Seguiste caminando sobre tus amigos.

—Nadie les mando a venir a mi MALDITA casa.— seguiste totalmente nerviosa caminando, pisando a los demás.

Si, habías enviado a varios a sus respectivas casas pero ciertas personas prefirieron venir a la tuya.

Kazutora dijo que se le olvidó donde quedaba la casa de Chifuyu así que tras tu regresar a casa ellos estaban en el patio durmiendo.

Mikey la verdad hizo a propósito eso de ir a tu casa también. Se rehusaba a cargar con Baji y además a enfrentar a su madre.

Tu al estar tan emocionada ni te percataste. Habías llegado a casa e ido a tu habitación para dormir lo más posible. Claro, en la mañana, cuando estabas peinándote, esos cuatro aparecieron por la ventana de tu habitación y se tiraron al suelo, acomodándose para dormir.

—Auch mi dedito.—Chifuyu movió su pie más a la cama.—Me duele la cabeza.

—Yo debo salir ahora.— todos se quejaron. Baji tenía sus ojos tapados con su antebrazo, la resaca en él fue más intensa.—Pero

—¿Pero? — te interrumpió Baji.

—Espérenme.— bajaste al primero piso rápidamente. Tras poner una cajita de pastillas en tu bolsillo y unas botellas de agua en tus brazos, subiste.

Tus amigos aún tendidos en el suelo te observaron con curiosidad.

—Pero miren, como soy tan buena persona les dejare que ocupen mi preciada cama.—les llamaste a tu cama, moviendo las mantas.— Aquí tienen algo para el dolor de cabeza, por si acaso.— Baji te arrebato una botella de agua y una pastilla para comenzar a tomar.

—Eres mi salvación, mi todo.— Mikey se tiro de cabeza a tu cama, tapándose con las mantas hasta el cuello.

—Hazme un lado.—Kazutora le pateo con el pie y Mikey se puso más a la orilla. Chifuyu también bebió de la botella tomando una pastilla.

—Menos mal mi camita es grande, hagan una siesta o no se.— y de paso... jaja jaja no me arruinarán el día.— estuvieron afuera por muchas horas, menos mal no se enfermaron.

—Si, si.— Chifuyu te ignoro y se hizo un lado en la cama.

Te dio bastante risa el verlos a todos demacrados, con un poco de ojeras y despeinados. Y con resaca, para variar.

Un mensaje de texto sonó.

Aquí empieza...

No estoy preparada

—Bueno... ya me voy...—huiste de manera calmada, no queriendo levantar sospechas.

—Córranse, idiotas.— Oíste como Baji alegaba.

—No caes, recuéstate en los pies.— Mikey respondió algo irritado.— BAJI TE DIJE EN LOS PIES.

—Mejor quédate de pie, así molestas menos.— Kazutora se burló un poco de su amigo.

—Dejen dormir.—La voz adormilada de Chifuyu apenas se escuchaba.

Menos mal tu madre no aparecería hasta más tarde.

Aunque... No creías que haya problema con verlos a ellos en tu habitación, la cosa sería diferente si te viese en medio de ellos.

Como no estarías ahí entonces fuiste tranquila. Contarías con que Baji no incendie la casa o que Kazutora haga algo que llame la atención de la policía.

Tal cual, en la hora que Wakasa había dicho ya estaba fuera de tu casa.

Al abrir la puerta y verle te entró nuevamente unos nervios mínimos. Cuando sus ojos buscaron hasta encontrar los tuyos, casi sentiste tus piernas temblar.

Mi nuevo vicio creo que es Imaushi.

—Hola.— saludaste al estar frente a él. Relájate... Respira...

—¿Que saludo es ese?—Wakasa sonrió de costado, sus labios presionando el dulce en su boca.

Sonreíste sin poder evitarlo. Tu mano la llevaste a la paleta y la sacaste de su boca lentamente. Imaushi siguió tus movimientos, sus manos buscaron tus caderas para empujarte hacia el. Ahí apenas te inclinaste para dejar un beso en su boca, simplemente presionando un poco, pintando tu boca con lo rojizo del dulce.

Te separaste de él después de unos segundos. Un leve sonrojo cubrió tus mejillas.

Imaushi se estiró para volver a meter la paleta en su boca y le dejaste que se la llevara. Se hizo a un lado y te ayudo a subir a su moto, sabias como hacerlo pero le dejaste ser un caballero. La verdad a pesar de estar remendando tu situación con el alcohol, ahora deseaste un trago. Por tu bien.

Uy ya me imagino de los nervios me caigo de la moto.
Prefiero matarme.

—Sujétate bien.— aprovechaste la sugerencia de Wakasa y envolviste tus brazos en su torso por debajo de su chaqueta. Tus palmas se quedaron quietas sobre la camiseta blanca en su abdomen, podías ser un poco atrevida ahora que no te puede observar.

—Está bien.— Wakasa se acomodó bien en su motocicleta y observaste como bajo su cabeza, observando tus manos. Tus dedos se movían solos contra los notorios cuadraditos que marcaban su abdomen.

—¿Estás aprovechando?— murmuró aún contra la paleta en su boca. Soltaste una risita que termino en casi un instante al sentir como una de sus manos acariciaba las tuyas.— Me dejare por el momento.— le pellizcaste y el mayor soltó una risota,

—¿A donde iremos?— hablaste en alto volumen para que te escuche, ya había comenzado a conducir. Imaushi se encogió de hombros.— ¿no sabes?

—En verdad no, solo quería robarte un rato.— bromeó sin poder evitarlo, sonreíste contra su espalda.— Y tenerte para mi solo.

________ está actualizando el sistema, el software no responde.

—Entiendo.— ¿que se supone que le diga a este ser maravilloso?

Te invitaré a un restaurante, como es de costumbre en las citas... Creo.— reíste al escuchar su duda, Wakasa no tenía mucha experiencia en esto de las salidas. Lo del restaurante ya lo sabías, antes te había enviado un mensaje de texto con aquello y la hora que iría pero nada más— ¿Quieres ir a un lugar luego de eso?, podríamos ir a donde quieras.

—¿Donde yo quiera?— en un semáforo en rojo pudo girar su rostro un poco, viéndote de reojo.

—Donde tú quieras.— dictaminó. Le miraste con cierta ilusión.

Quiero ir a tu corazón

—Podríamos ir a pasear a la playa.— Wakasa dejó de observarte para mirar al frente y acelerar en su moto.— Tal vez...

—A la playa será entonces.— no dabas más con la emoción, el aceptó de inmediato.

El transcurso del viaje fue sorprendentemente silencioso. Simplemente disfrutabas del paisaje y de toquetear su torso. De vez en cuando Imaushi soltaba diminutas risas cuando le hacías cosquillas sin querer. Podía verse realmente serio pero poco a poco ibas descubriendo su lado coqueto y divertido.

Aunque seguía con las vibras de perezoso.

Cuando llegaron al restaurante era algo diferente a un Mcdonalds. Agradecías su mensaje ahora mismo, de ser otra ocasión te hubieses puesto algo más casual.

Menos mal las cucarachas que quedaron cuidando mi casa ni se percataron que vestido me puse jajaja

No podías creer todo lo que iba de la tarde. A Imaushi hasta le trataban como una persona no pandillera. Era realmente genial. Su cara de malote no daba pie a que le miren mal, ni mucho menos al verte a ti con el.

Habían grandes mesas y de esas butacas contra las paredes, donde te deslizabas y los demás se sentaban a tu lado o en frente.

En el lugar al parecer iban frecuentemente gente importante en las pandillas, la poca iluminación daba ventaja a algunos tratos de extraña finalidad. Ambos eligieron un lugar alejado a los demás para así hablar con mayor libertad.

Ordenaste Spaghetti, procesaste si pedir alguna u otra cosa pero si no querías pasar vergüenza eso era lo mejor. Si pedías un filete estabas segura no podrías devorarlo como león, y si pedías una ensalada te verías muy... estirada, según tú.

Hamburguesas no habían. Y pizza menos así que era eso lo más sencillo.

—Y...—Wakasa bebió un sorbo de su refresco. Agradeciste mentalmente que no haya pedido alcohol.— ¿Como pasaste la noche?

—Ah bien, estuvo bien.—Miraste con fijeza él jugo frente a ti. Aún te daban nervios verle fijamente a sus ojos.— No bebí, por si te lo preguntas. Me mantuve firme a mi palabra y deje que mis amigos tomen lo que quieran.

—¿Está vez tú fuiste su niñera?— Wakasa recostó su codo contra la mesa y te observo con mayor interés. Asentiste con la cabeza, tomando un trago de jugo.— ¿Y como te fue con eso?

—Bien... Aunque algunos se perdieron al parecer y llegaron a mi casa.— dejaste de beber y te giraste hacia el. Imaushi había elegido un lugar especial para quedar junto a ti y no en frente, no perdía el tiempo.

—Ah, ¿cuando te fui a buscar estaban ahí?, ni me fije la verdad.— esbozaste una mueca aún más nerviosa.

—Estaban tan de la mierda que les di algo para el dolor de cabeza y cayeron como troncos.— Wakasa coincidió con tu actuar, moviendo su cabeza.— Anoche bebí champán infantil.

Wakasa rió tapando su boca.

—¿Estaba rico?— tal como tu.

—Si, me sorprende la calidad con la que lo hacen.— Wakasa te observo ya calmando su risa.— Y... ¿Tu que me cuentas?

—A ver... No sé qué decir de mi, creo que ya debieron contarte un par de cosas.— bueno, Hanma me dio una pequeña ficha de información junto a los Haitani, tienes razón.

—Perteneces a Brahman.— Imaushi asintió.— Eres importante ahí, ¿eh Waka?.— El mayor volvió a asentir, se notó casi orgulloso de ser reconocido como alguien importante.— Quien es más fuerte; ¿Tu o Akashi?

—Esa pregunta me ofende, señorita ________.— su dedo índice te apunto, advirtiéndote.

AY ME DIJO SEÑORITA
SE ÑO RI TA

La canción, pa

—Solo sé sincero.— quisiste bromear un poco con el, que se abra más a ti.— hablando súper en serio, necesito saber ese datazo.

—Yo diría que...—Imaushi apoyó la nuca contra el respaldo de la butaca en la que ambos estaban sentados.— Yo.

—Te creeré.— la verdad Akashi también se ve capaz de

NOOOOOO, elimina eso _______, ahora mismo.

El otro día, Hanma me dijo que habías preguntado por mi.— recordaste lo de las aguas termales. Wakasa alzó las cejas a la par.

—Ese cabrón...— desvió la mirada de ti a la vez que emitía algo así como un gruñido en voz baja.

—¿Que preguntaste?, si se puede saber claro está.— te hiciste la idiota, te morias por saber pero sabías que no debías presionarlo. Imaushi no te observo durante un buen rato, simplemente miro el vaso frente a el.

—Solo quería saber de donde te conocía.—emitió finalmente.— y... carajo, me lo pones difícil, cielo.— reíste sin poder evitarlo, estaba tratando de buscar las palabras para que no fuese tan incomodo aceptarlo.— solo quería saber si tenías algún novio, o alguna mierda así.

—Aaaah.— alargaste la a a propósito. Wakasa te observo con cierto reproche.— creíste que uno de los chicos era mi novio, entendible.

Algo así.— si es eso, no te vengas a hacer el desentendido Waka waka.

Mierda, yo tampoco sabía si él tenía novia...

—Que considerado eres, yo no me lo pregunté ni a mi misma cuando... Cuando...— preferiste callarte y no decirlo tan directamente. Lo del baño no podías ni describirlo.

—Cuando tuvimos sexo.— Imaushi fue directo, lo dijo incluso observándote con cierta curiosidad a tu reacción. Diste una risa fingida.— No te debería dar vergüenza, no al menos si estas hablando conmigo.

Seguiste riéndote de manera inquieta, apoyaste tus codos contra la mesa y quisiste tapar tu rostro con ambas manos. Ahora deseabas algo para aumentar tu confianza.

—Nunca pensé verte así de nerviosa.— Imaushi no hizo más que apoyar su brazo sobre el respaldo de la butaca y acercarse más a ti, susurró en tu oído.— Admito que en ese momento ni yo pensé si estaba rompiendo alguna regla o noviazgo.— el aire caliente pasó por tu oído, dando un ligero cosquilleo a tu cuerpo.— simplemente... Te necesitaba de alguna forma, muy muy cerca.

Quiso seguir con sus susurros algo sucios pero vio al camarero acercarse.

A lo que tomabas jugo para relajarte más, imaushi se acercó más a ti y dejó un beso en tu cuello descubierto. Cuando te giraste a mirarle simplemente hizo como si nada, volviendo a observar la mesa.

No le preguntaste nada ya que se aproximó el mesero con la comida. Ambos pasaron la velada en total tranquilidad.








Advertencia lemon



—Imaushi te van a robar la moto.— el siguió caminando.— Si te roban la moto ni en joda tengo para recompensarte, en serio.

—Solo camina, ________.— le alcanzaste en medio de quejas.— en la playa no se anda con motos.

—Tampoco con zapatos.—Te paraste para agacharte y sacártelos.— ¿te piensas mojar los pies o algo así?— te incorporaste bajo la atenta mirada de Imaushi. Te arrebato los tacones con su mano izquierda y te abrazó del cuello con la otra, llevándote consigo.— ¿Sucede algo?

—Solo caminemos hasta donde podamos.— y yo pensé que era flojo. Wakasa acarició el costado de tu rostro con su mano derecha, un mechón colocándolo detrás de tu oreja.

Ambos recorrieron la orilla de la playa, Imaushi prefirió no estar descalzo. Hablaron de su vida cotidiana, sin enfocarse en las pandillas que les rodeaban a ambos. El pregunto por ti, no por la ToMan ni tus amigos. Tu curioseaste en su vida privada también, él decidió darte lo que querías.

—Eras guapo también en esa época.— Wakasa mantenía su móvil frente a tu rostro, una foto de la época en cuando estaba en los Black Dragons se apreciaba en la pantalla.— Esta bien, ahora sin pena debo admitir que mientras más pasan los años estás más bueno.

—Gracias preciosa, es un cumplido viniendo de ti.— Wakasa acaricio tu cuello con suavidad, aún estaba abrazándote así que su mano podría tocar lo que quisiese.

—Aunque tus demás amigos como que no están mal.— Wakasa paro de caminar, tu igual te detuviste. Jejeje la cague, ¿no?

—Auch.— la mano que sostenía su móvil fue a su pecho.— Eso dolió bastante.

—Es broma.— ibas a seguir hablando pero les interrumpió su celular; alguien le estaba llamando.

Wakasa se separó ligeramente de ti al ver quien era y contestó.

—¿Qué?— awww que tierno.— Estoy ocupado ahora Senju, dile a tu hermano.— awww es Senju.— Te digo que no puedo... Ya dije anoche que hoy no estaría disponible.— awww este día me lo dedico a mi

Joder, cásate conmigo ahora ya Wakasa, antes de que

—Tampoco estoy disponible para la pandilla, no me jodas ahora.— se escuchó una risa bastante escandalosa del otro lado, Wakasa separó su celular del oído.— no lo digas tan fuerte... Shhh, Senju baja la voz.— murmullos salían del móvil de Wakasa, al parecer la chica Senju estaba molestándolo contigo.

Wakasa se giró, dándote la espalda, y susurró nuevamente que se callé.

—Bien, se lo dire pero cierra la boca o le dire a tu hermano.— comenzaste a reírte, te recordaba a como tus amigos amenazaban a Hakkai.— Ok, adiós.

Wakasa guardó el móvil en su bolsillo trasero y acarició su frente con cierto pesar. Mirando a sus espaldas observaste como dudaba en mirarte nuevamente.

—Se escuchaba la voz de Senju.— Wakasa se giró a encararte, escondiste la sonrisa de inmediato.— pero no alcancé a escuchar que decía la verdad. ¿Sucedió algo?

—No pasa nada, solo te mando saludos.— se aproximó a ti. Antes de caminar nuevamente tomo tu mano con la suya, entrelazándolas. No duro ni dos segundos y se percató de su repentina acción.— ¿Te molesta?

Observaste como su mano sostenía la tuya.

La verdad si no te importa que suden mis manos, todo bien.

—Para nada.— sonreíste a boca cerrada. Wakasa siguió caminando, viendo el mar y sus leves olas.

Imaushi disfrutaba el tiempo junto a ti, estaba en total calma. Habías puesto tu móvil en silencio así que tú también estabas sin ninguna preocupación. Ambos disfrutando de una noche en la playa.

Hasta que obviamente tu mente te jugo una mala pasada.

—¿Y si nos bañamos?— miraste de reojo la reacción de Wakasa. El de trenzas humedeció sus labios, procesando la idea.

A Wakasa no le parecía extremadamente adecuado, pero si tú se lo pedías obviamente no iba a negarse.

Secretamente le encanto que tú dieras la idea. Ya necesitaba verte sin ese molesto vestido encima.

—Por mi estaría bien.— ambos giraron sus cabezas hacia el otro y se observaron. Wakasa rápidamente sacó sus zapatos.— Menos mal a esta altura no debe haber nadie que pueda vernos.

Sacaste tu vestido rápidamente y fuiste corriendo hasta el agua calma. Estaba todo totalmente tranquilo, era el ambiente perfecto. Antes que nada sacaste tu móvil del brasier y lo dejaste sobre tu vestido, no tan lejos de ti. Te metiste poco a poco, por suerte no estaba helada.

—Waka, no está helado así que puedes venir.— la arena se escabullía por tus pies, jugaste con el agua moviendo tus manos con cierta diversión. Te giraste en tu lugar cuando tuviste el agua por tus caderas y observaste a Imaushi. Abriste ligeramente la boca.

Estaba en la orilla, justo donde no llegaba el agua. Sus manos tomaron su cinturón y lo estaba desabrochando, así bajo sus pantalones dejando a la vista su ropa interior. Tiro la prenda junto a tu vestido y se deshizo de su chaqueta y la camiseta blanca.

Nemo, agarrame que me desmayo.

Imaushi observó que la ropa este lejos del agua y se precipitó hasta ti. Le miraste todo su recorrido, su piel clara y expuesta bajo el anochecer te causo cosquilleos en zonas que no debiesen. Su delgado pero marcado cuerpo te hizo casi caerte al agua de lleno.

—¿Por qué siento que me estás comiendo con los ojos?— Wakasa sin mirar tu expresión sospecho tu comportamiento. Su vista estaba en el agua, viendo donde pisar.

—Debe ser tu imaginación.— retrocediste un poco más, adentrándote más al agua. Imaushi aún algo agachado observando el mar, movió sus ojos hacia ti, sonrió disimuladamente al ver tu brasier de encaje. Ya había extrañado esa parte de ti.

—No te escapes.—Estiro su brazo para sostenerte y que no retrocedas más.—¿Sabes nadar?— negaste.— ¿Y como quisiste venir al mar?

—Quería ver si te atrevías a bañarte conmigo.— tus manos tocando su pecho a la vez que él te seguía sosteniendo contra el, su mano posesivamente puesta en tu espalda baja.

—O querías verme sin ropa.— sus entrecerrados ojos vieron tu boca con total deseo. Con tal de provocarlo, mordiste ligeramente tu labio superior, apenas rozándolo con tus dientes.—Aún no se me olvida lo que dijiste de los demás de la foto.

—Era una pequeña broma.— Imaushi apego su nariz a la tuya.

Aunque si estaba Shinichiro, eso ya es complicado.

—Aún así, me molestó un poco.— la verdad, Imaushi si sabía como jugar.

—¿Estás enojado?— sonreíste ampliamente, quisiste seguirle el juego.

—Muy enojado, no debiste decir eso.—Imaushi bajo su rostro un poco y dejó un pequeño beso a un costado de tu mandíbula. Esta vez uno de sus brazos envolvió por completo tu espalda a la zona de tus caderas y su mano libre fue a tu mentón, moviéndolo en el lado contrario en el que estaba.

Al tener acceso a tu cuello dejo un beso justo ahí. Luego otro más abajo y más abajo, pequeños picos húmedos contra tu piel. Simplemente le dejaste hacer lo que quisiera en ese momento.

—¿Seguro que estas enojado?, no se nota.— tonteaste sin fingir. Imaushi dio una lamida a tu cuello, breve, suave.

—Así demuestro mi enojo.— a ver enójate más

—Que extraña forma de demostrarlo.— reíste sin poder evitarlo, te estaba haciendo cosquillas. Wakasa bajo una de sus manos hacia tu trasero y lo apretó, apegaste tu pecho más al suyo.

—Mhm.— ronroneó en tu cuello a la vez que te impulsaba hacia arriba. Envolviste tus piernas contra sus caderas, Imaushi te sostuvo con ambas manos a cada lado de tu trasero.— Con esa carita tan divertida que tienes mi enojo aumenta.

Sonreíste aún más al ver como te observaba, limitando su mueca seria. Tomaste una de sus trenzas entre tus dedos, mirándola con atención. Imaushi siguió viéndote de muy cerca, nunca había visto una chica tan linda como tú. Le parecías especial.

Envolviste un brazo en su cuello y tu mano libre siguió jugando con una de sus trenzas. Imaushi los adentro más en el agua, ahora cubría bajo tus pechos. Considerando que estabas como koala abrazada a Wakasa eso sería mucho más hondo.

Un par de veces se impulsó hacia delante y te dejo caer contra el agua, tu espalda se empapó completamente al igual que parte de tu cabello y cuello. Simplemente diste un grito, no podrías golpearlo para regañarlo.

Si Mikey hubiese hecho eso, ya estaría visitando a los peces.

Pero Wakasa dios, a ti no te hago nada, hombre.

Wakasa afirmó su agarre en tu trasero y te impulsó más hacia arriba, le abrazaste ahora en su abdomen. Antes de que le preguntaras llevo su boca en especifico por el valle de tus pechos. Beso lo que la copa no cubría, poco a poco, besos cortos y ruidosos. La marea del agua aún estaba calma, casi ni se movía.

—¿Esta es la segunda fase de tu enojo?— seguiste sonriendo. Wakasa observo tus ojos y prosiguió a dejar chupetones en tu pecho, entreabría su boca y succionaba. Movió un poco tu brasier para hacer marcas más allá, diste un leve suspiro sintiéndolo chupar con calma.

Su mano te acerco a él y te hizo bajar nuevamente, sentiste una dureza en su estómago bajo, su entrepierna ya estaba demasiado contenta al parecer. Quisiste hacer una broma de aquello pero lo emitiste de inmediato.

—Dejaste de sonreír de repente.—mencionó con cierta diversión Wakasa. No te habías dado cuenta, al prestarle atención a su endurecido miembro habías dejado de sonreír y ahora estabas un tanto más concentrada en aquella fricción.— ¿Sucede algo?

Tras preguntar te hizo moverte contra su entrepierna. Sólo les separaban las telas de la ropa interior así que podías sentirlo casi perfectamente. Tus piernas se sujetaron con mayor firmeza contra sus caderas.

Wakasa buscó tu boca y te besó. Profundizó el beso y sus manos se entretuvieron en moverte de arriba a abajo contra el, apretando tu trasero con firmeza, rozando la tela de tus bragas.

Envolviste tus brazos en su cuello y seguiste su ritmo, ambos sin pensarlo movían el agua a su alrededor. En medio del intenso beso no dudaste en gemir sin poder controlarlo, tu humedad era demasiado intensa, el placer era terriblemente notorio.

Wakasa se separó de ti unos centímetros, abrió sus ojos y se decidió por dejar otro corto beso para luego comenzar a caminar hasta la orilla.

Algo confundida dejaste caer tus pies hasta el piso, Wakasa dejo que dejes de abrazarle pero te sostuvo frente a él, tomando de igual forma tu trasero. Ambos caminaron así, tu de espaldas y él observando en frente. Su erección era escondida por tu cuerpo, paso por tu cabeza tocarle pero estaban en medio de una playa, tal vez te consideraría imprudente.

—¿Debes volver a casa a una hora en específico?— la yema de sus dedos acariciaron tu espalda con delicadeza. Negaste con la cabeza, te habías inventado una buena excusa con tu madre por suerte.

La emoción de la cita con Wakasa había hecho funcionar tus neuronas, le diste una excusa perfecta por si te toma más tiempo de lo esperado su cita.

—Entonces irás conmigo a mi casa.— ahora si que cantos de ángeles sonaron por mi cabeza, joder que si que si.

—Estaría bien pero...— ambos pararon sobre la arena, a un costado estaban sus ropas.— ¿Nos pondremos la ropa así de mojados?

Wakasa te miro del cuello hacia abajo, sin separarse lo suficiente, y observo las prendas sobre la arena.

—A ver...— Wakasa no había pensado en tal detalle. Se frustró un poco así que sostuvo su frente, pensando qué hacer.— Podrías... tratar de secarte con tu vestido, te daré mi chaqueta y yo me dejo la camiseta. No importa si estamos mojados, ya estando allá nos la arreglaremos.

Ya estando en su casa jaja jaja, cool.

—¿Te pondrás los pantalones así tal cual?— miraste sus bóxers mojados. Tus ojos se quedaron más del tiempo previsto al ver su erección aún notoria. Wakasa movió su mano frente a tu rostro para que despabiles.— Perdón.

—Si, da igual mejor vámonos cuanto antes.— se agacho para recoger sus pantalones. Te estiraste de igual manera para alcanzar tu vestido y tratar de secar tu cuello y abdomen.

Te colocaste su chaqueta y efectivamente te quedaba inmensa. Si a él le quedaba algo grande entonces ya deberías hacerte la idea de cómo te andaba.

—Podrías sacarte el brasier, solo digo.— arqueaste una ceja al escuchar a Waka. Si seguía húmedo pero decidiste dejártelo.

Ya luego me lo quitas eaeaeaea

Oh, ¿que estarán haciendo los otros en mi habitación?, ¿se habrán ido?

Wakasa se hizo cargo de tomar tu vestido en su brazo y tus tacones. El estando ya listo te observo cómo tratabas de arreglar las mangas. Le pareció tan placentero verte en ropa interior y su chaqueta que no tuvo más remedio que acercarse y subir el cierre hasta tu cuello.

—Si no quieres que choquemos, será mejor así.— no dijiste nada y ambos caminaron hasta su moto. Imaushi casi tropezó al estar con sus zapatos y sus pies húmedos, solo sería por unos minutos pero aún no se acostumbraba. Manejó con total cuidado hasta su casa, tu afirmándote de el.












—No me jodas que vives aquí.— te afirmaste de la moto. Su casa no era un palacio, pero si estaba más decente que la tuya.

—Aquí vivo.— estacionó la moto y te ayudo a bajar.

—¿Puedo vivir contigo?.— lo dijiste en modo de broma pero a Wakasa le hizo preguntarse cómo sería tal idea.— Hablando en serio, tu casa es muy bonita, ¿vives solo?

—Sep.— sacó de su chaqueta un dulce y te lo dió. Lo recibiste totalmente alegre y lo introdujiste en tu boca.— Mejor entremos ya, pondré a lavar tu ropa.

Tiene una lavadora wow.

Ah que es broma, es broma.

Sosteniendo tu mano te guío a la entrada. Paso por tu cabeza que esté dentro algunos de su pandilla pero dudaste, este día lo tenía libre completamente.

—Siéntate como en casa.— Wakasa te hizo pasar y prendió las luces del comedor, observaste cada detalle meticulosamente. El mayor lo primero que hizo fue pensar en ir a lavar tu ropa.

—Que lindo todo.— sacaste tu móvil del sujetador y lo dejaste sobre la mesa de centro, lo prenderías más tarde.

—Quítate la ropa.

A la orden

Digo ¿qué?

—Iré a lavar tus cosas, quédate con mi chaqueta.— Wakasa reprimió una sonrisita al verte procesando lo que dijo.

—Pero no me mires.—te diste vuelta observando el gran ventanal que daba hacia la calle. Wakasa rió un poco.— Ni te burles porque la situación es diferente...— antes de quitarte la chaqueta procesaste mejor la información.— Cierto, no es necesario sacarme todo.

Imaushi dejó de reírse y sus cejas se fruncieron al ver como te sacabas las bragas y metías tus brazos dentro de la gran chaqueta para quitar el brasier sin dificultad alguna, y sin necesidad de bajar el cierre.

—No es justo.— te observo con cierta molestia, el quería ver como te desnudabas. Tomaste el vestido que estaba en sus manos e hiciste que te dijera donde estaba la lavadora. El plan de Wakasa no funcionó del todo, lamentablemente.

Dejaste lavando tu ropa y tras Wakasa darte unos shorts de él para que te los coloques, decidiste ir nuevamente al comedor. Paseaste por la cocina y te asomaste al baño más tarde. Wakasa simplemente te veía, cada vez más gustoso con tu inesperada curiosidad. La cita había salido tan bien que ahora estabas en mayor confianza, ya hasta no pensabas en tomar algún trago para relajarte o en Sanzu.

Ya sabrán porque en Sanzu.

—Me enamore de tu casa.— diste como concluido el tour y te dejaste caer a un lado de Imaushi. Ambos sentados en el sofá frente a tu televisor.— No he visto tu habitación pero debe ser igual de genial que todo, a decir verdad la decoraste tal como pensé al ver tu estilo. Mi casa parece una piojera al lado de est...

Te callaste al sentir nuevamente su mirada en ti. Tan fija como siempre.

Le encantaba intimidar a base de miradas.

Cuando le viste te fijaste en que no traía camiseta, se había quitado la que estaba húmeda. También había cambiado sus pantalones a unos más sueltos y deportivos. Tus ojos vagaron desde su cuello hasta abajo, tuviste que parpadear un par de veces para enfocarte en observar su cara.

—Cada vez me interesas más.— estiró su mano para acariciar tu cabello ya no húmedo por el agua de la playa.— La verdad nunca había traído a una chica a mi casa, pensé que se sentiría extraño.

Adóptame

—¿no es extraño?— prácticamente casi me metí bajo tu cama para ver qué había, Waka.

Imaushi negó. Se estiró y pasó uno de sus brazos bajo tus rodillas y la otra contra tu espalda, te cargo hasta que estuvieses sobre el. Ahí la curiosidad se esfumó, sentiste nuevamente unos nervios incontrolables.

—¿Nerviosa?— preguntó buscando tu muslo bajo el short holgado, su mano derecha acarició tu piel y la izquierda se entretuvo masajeando tu cuello.

No quisiste admitirlo.

Te acomodaste más cerca de su pecho y enrollaste tu brazo derecho en su cuello. Imaushi observo la paleta en tu boca, la habías tenido ahí desde que te la dio, saboreandola.

—Ese dulce está teniendo más atención que yo.— con cierto recelo miro el palito. Tu mano libre saco la paleta de tu boca y la colocaste frente a él.— No la quiero.— ah pero entonces qué quieres, joder.— termínala pronto, necesito tu linda boca desocupada.

Aaaaaah pero hombreeeeeee

Bueno

Te encogiste de hombros y seguiste comiendo la paleta. Tus acciones daban la iniciativa de no ser vergonzosa pero Wakasa casi podía ver dentro de ti, sabia que estabas de lo más nerviosa por lo que esperó pacientemente.

Masajeó la piel de tus muslos con suavidad, las yemas de sus dedos tocaron la parte trasera de tu cuello sin poder ir más allá a causa de su propia chaqueta.

Te esmeraste en terminar el dulce rápido. Se te fue imposible negarlo pero deseabas hacer algo y para eso el dulce debería ya desaparecer.

—Me gusta tu piel... Es suave.—Susurro cerca de tu oído, sus dedos tocando tus piernas, queriendo subir más. Sonreíste ante el halago, era impresionante como cada cosa que decía la creías al instante.

Esbozaste un gemido al sentir sus dedos presionar tu piel. A Wakasa le encanto.

La mano que estaba en tu cuello se enredó en tu cabello y acercó tu boca a su oído. Quisiste reír ante su tirón, te sentiste algo masoquista al encontrar tan atractivo que te acerque de esa forma.

Wakasa notó que no te desagradó para nada así que su mano se afirmó en tu cabello y te mantuvo cerca.

Apretó una vez más tu muslo y diste un gritito otra vez, sus dedos de seguro dejaron una marca blanquecina en tu piel por la presión. Subió su mano un poco más, quiso tocar aquel centro entre tus piernas que pinchaba por ser atendido.

Por cada roce que daba en tu piel repetidos suspiros salían de ti y daban en el oído de Wakasa. No se te era obvio pero él estaba disfrutando totalmente. Los sonidos iban directo a su miembro que se podía sentir presionando contra tu pierna mientras se endurecía.

Saco la mano debajo del short y prefirió acariciarte metiéndola bajo el elástico de la prenda. La prenda bajó un poco y alcanzó sus dedos más fácilmente tu entrepierna, ahí comenzó a tocar delicadamente, su dedo índice y anular separaban tu piel para que su dedo medio encontrase tu punto débil. Un jadeo chocó contra su oído.

—Wakasa.— llamaste luego de removerte aún sobre el, sentiste su erección como poco a poco se notaba. El de trenzas te observo de reojo, sin parar sus movimientos.— termine la paleta.

Soltó tu cabello y pasó su mano detrás de ti para sacar el palito del dulce, lo dejo a un lado lejos de ustedes y siguió haciendo lo de antes.

Lamiste tus labios, los sentiste secos de momento. Wakasa al observar tu lengua lamer tus labios se inclinó a tu rostro.

Lengüeteó tu boca, no hay palabras más que esas para describirlo. Simplemente lo hizo y entreabriste la boca para que sus lenguas se encuentren, un beso de lo más erótico comenzó. Acariciaste la piel de su hombro y él te sostuvo del cabello.

Su otra mano vagaba por tu intimidad, un dedo se hizo presente en tu interior poco a poco, salió únicamente para humedecerte aún más y volvió a penetrar. Ambos seguían besándose con pasión, sin perder tiempo.

Al momento en que agarraste su muñeca y le detuviste de masturbarte, Wakasa se separó de tu rostro de golpe. Le viste con algo más que nerviosismo, mordiste el costado de tu mejilla e hiciste que saque su mano de entre los shorts que tenías.

—Quiero hacer algo.— hablaste en un susurro, dejaste su mano sobre su abdomen y te moviste de sobre el. Wakasa entendió al instante, no era idiota.

Necesito hacer esta mierda, es que hasta he soñado con esto. Vamos _______, eres la puta ama, tu puedes.

—¿Estas segura?— eso sonó a un reto. Wakasa observo como te colocabas de pie y te arrodillabas entre sus piernas, el las abrió un poco más para que estés cómoda.

—¿Me ves insegura?, te aseguro que sé lo que hago.— El mayor mordió su labio inferior con total picardía, sus ojos entrecerrados afianzaron su mirada penetrante y comenzó a desabrochar sus pantalones.

Se me antoja otro tipo de paleta
[ríe como goofy]

Alzó las caderas y le ayudaste a bajar su ropa interior también. De qué estaba excitado, lo estaba, lo confirmaste completamente.

Su miembro se liberó y una sensación de emoción pura explotó dentro de ti. No prestaste tanta atención a cómo yacía ya erecto y listo, simplemente lo metiste dentro de tu boca, humedeciéndolo con tu propia saliva y tomando el pre semen que ya estaba presente.

Wakasa improvisó una coleta con su propia mano, despejó tu rostro para que no te moleste ni a ti ni a él. Sus ojos se deleitaron con tu rostro sonrojado, observando como tu boca tomaba su longitud.

Una de tus manos se encargó de sujetar la base y comenzar a bombear, te separaste un poco de su miembro para pasar tu lengua plana por su longitud, parando de más en aquella punta que te llamaba cada vez más.

Imaushi... ¿saben?, mejor no digo ni una mierda, me dejo de bromas con mi mini yo.

Subiste tu mirada hasta ciertos destellos que mostraban sus ojos, había perversión y lujuria mezclada en ellos.

las venas arrastraban alrededor de tu garganta mientras tomas más, metiste su miembro hasta tu garganta, le sentiste por completo para luego volver a separarte y embestir repetidas veces tu propia boca.

—Se sienta tan jodidamente bien, cariño.— Su voz rasposa llego a tus oídos. Sus caderas se alzaron, queriendo llegar más profundo.

Un gemido involuntario escapó de su garganta cuando aceleraste tus movimientos, tus ojos quisieron picar al sentirlo tan hondo pero te aguantaste, querías que sepa de lo bien que podrías hacerle sentir.

Tu palma siguió bombeando a la par. Wakasa con su mano libre acarició tu mejilla, la otra aún encargándose de tomar tu cabello y afirmarlo. La suave presión en tu mejilla te gustaba demasiado.

Sus músculos se contrajeron, Imaushi abrió ligeramente la boca y dejó caer su cabeza hacia atrás por un segundo.

—A la mierda si, así.— alzó sus caderas nuevamente, golpeando tu garganta más bruscamente.

Sus jadeos se volvieron más erráticos, sentiste que se estaba por venir ya que sus muslos se endurecían de vez en cuando. El sudor recorría por sus abdominales, su pelvis aún buscaba tu boca con mayor frecuencia.

En un momento dado, ya sentiste como se tensaba contra ti así que le miraste con mayor atención. Wakasa tiró de tu cabello para que te separes de él pero decidiste tomarle, te quedaste aún envolviendo su tensa erección para sentir como sé corría.

El líquido lleno tu boca, al separarte mancho tus labios sin poder evitarlo. Imaushi frunció aún más sus cejas al verte tomar de su liberación, se sorprendió totalmente de tu atrevimiento y mas aún cuando limpiaste el resto que estaba en tu mentón con tu pulgar, eso también lo llevaste dentro de tu boca.

A Waka no se le niega nada.
Perdóname ser divino, he pecado.

Él quedó plasmado.

A pesar de todo el remolino de sensaciones que sentía ahora mismo a causa de su orgasmo, te observaba sin expresión alguna. Le habías dado la mamada de su vida. Y el simple hecho de observar tu rostro tan tranquilo e incluso inocente, le hizo perder la cordura.

Se sentó en el sofá correctamente y enganchó su brazo en tu cintura para luego bajar el cierre de la chaqueta en su totalidad, tus pechos quedaron al aire libre. Lo quito con desesperación y bajo tus shorts sin pausas, luego simplemente te sentó sobre él a horcajadas y te beso.

—Pero... Waka mi boca.— Acababas de chuparle ahí y ahora te besaba con salvajismo. Imaushi te respondió entre besos.

—A la mierda eso, necesito follarte.— ah bueno, acepto.

Este hombre si que no le da asco nada, like.

Imaushi te obligo a abrir la boca para intensificar el beso, le importo un bledo todo, simplemente necesitaba calmar sus ansias. Era increíble como reaccionaba ante ti, nunca antes había pensado que tendría este tipo de comportamiento con alguna persona.

Te dejo de espaldas contra el sofá y se acomodo sobre ti, tu pierna izquierda la dejo sobre el respaldo del sillón y la derecha la bajo hasta que tú pie toco el suelo. La posición te hizo gruñir. Sus manos recorrieron tu cuerpo desnudó sin disimulo, sujeto tus caderas y bajo su rostro hasta dar una lamida a tu sexo, su lengua áspera provocó un movimiento repentino en ti.

—Eres tan preciosa.— murmuró en apenas un susurro, esta vez observándote fijamente a los ojos, besando tus muslos, mordiéndolos. Sus manos sosteniendo tus piernas separadas, amaba la vista que tenía ahora mismo.

No le viste por el calor que tenia tu cuerpo, desviaste la mirada y no supiste de donde apareció luego con un sobre en la mano. Probablemente lo alcanzo de la mesa que estaba a su lado o de los pantalones que le habías quitado antes. Tu estabas en tu mundo, cubriendo ahora tus ojos con el antebrazo y gimiendo de manera baja.

Sin más preámbulos Wakasa se sostuvo y dejó su antebrazo a un lado de tu rostro, su codo presionó el sofá bajo ustedes.

Tus manos aprovecharon y toquetearon su abdomen y espalda, tocaste su piel tomándote tu tiempo. Wakasa se colocó el condón con una de sus manos, con total cuidado posible, y condujo su miembro nuevamente erecto a tu entrada. Emitió un ruido el de trenzas que no alcanzaste a descifrar y se introdujo en ti de una estocada.

Te sentiste desvanecer, pudiste haber cerrado tus piernas de tal impresión de no ser por Wakasa. Te sostuviste de sus omoplatos con fuerza, tus uñas clavándose en su suave piel.

Siguió embistiendo una, y otra, y otra vez. Su boca no quiso callar tus gemidos placenteros e incluso los incremento, beso tus senos con fervor, el mismo callaba sus gruñidos con tus pezones o la piel de tu pecho. Golpeó duramente tu intimidad, su pelvis llegaba a chocar con tu piel provocando un ruido constante.

Diste un grito sin poder evitarlo, el sofá se movió al compás de sus duras embestidas. No pudiste decir nada, ni llamarle ni pedirle que querías más. Por qué si, tu cuerpo anhelaba más de Wakasa.

Estaba tan profundamente dentro de ti hasta el punto en que podías sentirlo en tu estómago. Intercalaba los ritmos, se quedaba un segundo dentro de ti, suspirando con dificultad, y luego salía para volver a penetrar rápidamente. Eras un manojo de placer, debiste sujetar tus manos en su cuello de tal fuerza que emitía en cada golpe preciso.

Wakasa se inclinó hacia arriba un poco, ahí tuviste total visión de su rostro acalorado. Se puso a gemir bajito contra tu boca, sus ojos a pesar de todo seguían entrecerrados pero observando.

Sus trenzas rozaban tu rostro, subiste más tu mirada hasta la suya, ambos estaban casi al límite, soltando sonidos de placer absoluto.

Le pediste más. Solo bastó una mirada y un sonoro jadeo a boca abierta. Wakasa buscó tu pierna que estaba sobre el respaldo y la dejó en su hombro, en ese momento no pudiste más. Te sujetaste de su hombro libre y tu mano busco apoyo, el sofá te sirvió de momento.

Siguió su labor, esta vez le sentías un poco más profundo. Su palma libre recorrió tu abdomen con cariño, se posicionó en tu abdomen bajo para apoyarse ahí y seguir empujando. A la vez te detuvo de moverte al compás de sus embestidas, te presionó contra el sofá.

—Wakasa... Mierda ya...— el cosquilleo aumentó de manera descontrolada. Una sonrisa orgullosa se plasmó en su rostro, una auténtica sonrisa que no fue leve. Al momento en que presionó tu clítoris con su pulgar llegaste al clímax sin poder evitarlo. Espasmos recorrieron tu cuerpo y tapaste tu boca callando tus gemidos contra el codo.

—No te calles, estamos en mi casa.—Wakasa sujeto tu muñeca y la presionó contra el sofá.— puedes gritar todo lo que quieras.

tráiganme un megáfono

Te dejaste ir totalmente, para que sea más cómodo para ti Wakasa bajo tu pie de su hombro y lo dejo recostado en el sofá. El siguió embistiendo un poco más lento pero siguiendo el ritmo de antes, al sentir como le apretabas en tu interior no duro mucho más; a causa de tu orgasmo él llegó al suyo.

Tu nombre cayó en su boca, susurró aquella palabra con total agotamiento y se dejó caer sobre ti. Sus codos sostuvieron su cuerpo para no aplastarte.

Por fuera te veías agotada, sudada pero tranquila. Por dentro, tu mini yo estaba bailando la Macarena de la emoción.

A ver, ¿donde está el botón de atrasar?

Mientras Wakasa se levantaba y se deshacía de la protección, tú estabas pensando en lo maravilloso que era ese hombre. Te dejo hasta temblando, ahora estarías segura caminarías como bambi.

Esto no estaba en mis planes

Mentira

Pero no me quejo.

—Dulzura, ¿estás bien?—Wakasa apareció frente a ti, al parecer ya vestía con bóxers. Estoy jodida, pero muy bien.

Atinaste a pasar tu brazo por tu pecho para cubrirte al menos y le miraste. El mayor mantenía su palma a un lado de tu cara y su otra mano acariciaba tu abdomen, estaba sin duda preocupado al verte tan callada.

—Sep.— ¿por qué siento que tengo resaca si no he bebido ni mierda?.— Solo necesito un momento.

Wakasa frunció sus labios y te cargo como si fueses un saco de patatas. Su hombro presionó tu estómago y quedaste boca abajo, te impresionó y todo pero aprovechaste de darle un golpe a su trasero.

Luego diste otro, por si acaso.

—No hagas eso.— demandó repitiendo la acción en tu trasero.

Que lo vuelva a hacer dice

Mientras caminaba hasta su habitación, volviste a nalguearlo con cierta diversión. Estabas echa polvo pero aún tenías energía. Sin duda tu nuevo vicio era Wakasa Imaushi.

Ambos jugaron de esa forma hasta que llegaron al cuarto de Imaushi y él te dejó caer en la cama. Su mirada penetrante nuevamente te hizo quedar sin habla.














—Buenos días, chica bonita.— un roce en tu mejilla se hizo presente. Su boca presionó tu piel unas cuantas veces.

Te removiste sin pensarlo. No recordaste que había sucedido el día anterior. Incluso pensaste que era alguno de tus amigos así que...

Tu palma la dejaste en su rostro y le empujaste hacia atrás. Wakasa se quejó.

—Cinco minutos más.— susurraste apenas. Te giraste en la cama y te cubriste totalmente, presionaste tu mejilla contra la almohada.

—Hey.— unas manos intentaron bajar las mantas sobre tu cara.— No me ignores, mocosa.— abriste los ojos al escuchar como te llamo.

—¿Que cosa?— bajaste de golpe la manta y le viste con total indignación. Wakasa aguantó la risa y se inclinó para dejar un pico en tu frente.— Epa, epa, me dijiste mocosa, eso no se hace.

Si fuese en otra circunstancia, si me hubiese gustado.

Listo, lo dije.

—Pero no me hacías caso.— se justificó con su típica voz grave. Le imitaste colocando tu voz más chillona.— Ya despierta, tal vez tú madre esté preocupada.

A mi mamá le chupa un huevo...

Espera, mi mamá

Espera, los chicos

Si ellos estaban ahí cuando ella volvió a casa entonces...
cague

—Carajo.— te incorporaste rápidamente y rebuscaste en la habitación tu ropa. Sólo estabas con una camiseta de Wakasa y no podías irte así.

—Tu ropa está en el comedor.— seguiste al de trenzas con algo de dificultad. Tu ropa estaba perfectamente doblada sobre el sofá.

—Gracias.— Wakasa lavó mi ropa, joder.

Menos mal me puse ropa interior bonita, ya saben, por la cita.

Wakasa simplemente movió la cabeza, aceptando tu agradecimiento.

Estabas pensando en tantas cosas que simplemente te colocaste la ropa frente a él. Habías pasado toda la noche con el hombre más candente del universo y para colmo aún no veías tu móvil. Si que te deben haber llegado mensajes y varias llamadas.

—Yo la verdad soy pésima en esto post citas, no sé qué decir.— te giraste de repente encontrando a Wakasa ligeramente ladeado observando básicamente tu trasero.— Hey, ¿donde andas mirando?, tus ojos fijos en los míos, Waka.

Wakasa se enderezó y te obedeció, fijando su mirada en la tuya.

—Mejor no me mires así, me pones nerviosa.— desviaste tu mirada de él de inmediato. Terminaste de colocar tus tacones y te tambaleaste un poco.— te dije que no me mires así porque haré idioteces.

—Yo elijo a quien mirar.— murmuró aún observándote.— yo te ayudo.

Se acercó y te ayudo a estabilizarte bien en los tacones.

—¿Tendré problemas si te llevo a casa?— te sostuvo de las caderas. Lo pensaste un poco.

—Eh... no sabría confirmarlo la verdad.— viste el piso con cierta duda.— ¿Tienes algún cepillo de dientes extra?

Siempre limpia nunca inlimpia

—Si.— te soltó y caíste sobre el sofá. Wakasa rebuscó en su bonito baño y regresó con un cepillo.— me avisas cuando estés lista así te llevo.

—¿No te importa si te meto en problemas?— alcanzaste el cepillo y te guiaste con total pesadez al baño. De repente me siento como un cajón.

La verdad no.— que lindo, está dispuesto a probar como son mis amiguitos enojados. O mi madre.

Sin más que decir te apresuraste a lavar tus dientes para irte cuanto antes.








Diez llamadas perdidas no son tanto...

Tal vez los chicos se quedaron sin poder hacer más llamadas, debió ser eso.

Tu madre en cambio sólo te había enviado un mensaje. Uno que demostró que era la que mandaba.

Mamá
Espero tengas una buena excusa para llegar tarde a casa

Al leerlo hasta sentiste poder caminar con normalidad, incluso correr.

Igual la ToMan te envío cientos de mensajes pero eso es lo de menos.

—Gracias por traerme.— frente a tu casa observaste más que nada el palito de la paleta que yacía en la boca de Wakasa. El bendito dulce suertudo

—No debes agradecer, linda.— sostuvo tu mano, balanceándola un poco. Wakasa mantenía una breve sonrisa en su rostro, tú tratabas de no verle tan fijamente para así no ponerte tan nerviosa.— Si tu madre se enoja más de la cuenta, no tengo problema con que vayas a visitarme.

Tus cejas se alzaron ante su propuesta. Prácticamente había dicho que podías ir a su casa y pasar la noche con el.

No creías que sucedería, tu madre no era tan extrema como para echarte a patadas de la casa.

Creo que no es tan extrema, creo.

—Estaremos hablando entonces.— dejaste un fugaz beso en su mejilla y te giraste para entrar a casa. Un grito quejoso de Imaushi te hizo parar a medio camino.

—No seas maleducada.— diste media vuelta en tu lugar y le miraste como fruncía su ceño, una pequeña arruga entre sus cejas.— Ven aquí.

Wakasa era todo un caso. No se quedó satisfecho hasta que te acercaste nuevamente y dejaste un beso plasmado en su boca. Al separarte él volvió a dar otro beso corto, y otro más finalizando con una breve sonrisa que se desvaneció casi al instante.

—Mucho mejor.— lamió su labio inferior e hizo acelerar su moto.— Espero que no te desaparezcas por chat, como aquellos días.— asentiste y caminaste de espaldas, viendo el paisaje de él montado en su gran moto.— Ya me voy, me están llamando.— saco de su bolsillo su móvil y te lo mostró.— Nos vemos luego, preciosa.

—Cuidado con chocar.— sonreíste ante su expresión de reproche.— No contestes si vas a andar en esa cosa.

—¿Si?— acercó su móvil a su oído, ignorando tu petición. Diste un bufido y te apresuraste a entrar a tu casa.

Abriste la puerta y pasaste tan calmada como siempre, te sacaste los tacones pateandolos a un lado y decidiste ir al comedor.

—Hola, hola.— tiraste las llaves sobre la mesa y te sentaste en el sofá. Los pies los subiste sobre la mesa de centro y te acomodaste para ver la televisión.

Un silencio total en el salón.

—¿Que estamos viendo?— volteaste tu cabeza hasta tus amigos.

La ToMan estaba de pie a un costado, cruzados de brazos a excepción de Chifuyu que estaba jugando con su móvil.

Ah esperen

Cierto que vengo de... ah ok.

—Oigan, ¿le dijeron algo a mi mamá?— jurabas que les salía a cada uno humito por las orejas.

—Se preocupó al ver que no llegaste.— Draken no podía mirarte con mayor decepción. Auch

—Le tuve que inventar una excusa.— Hakkai realizo una mueca.— Lo que le dijiste sobre tu salida con Yuzuha no puede haber sido durante todo un día.

—Hakkai le dijo que hiciste de niñera de Luna y Mana.— Mitsuya no estaba para nada divertido con la situación.— toda la noche.

Aaaaaah así que el mensaje que me envío fue antes de su excusa...

—Así que ahora debes hacer como si hubiésemos tenido una gran pelea que duró toda una maldita noche.— Baji te pudo haber asesinado ahí mismo.— ¿Por qué?, porque a Hakkai no se le ocurrió más que decir que durante la noche y parte de esta mañana teníamos un graaan enfrentamiento y como la mamá de Mitsuya no estaría en casa ni menos Mitsuya, debiste sacrificarte y cuidar su casa junto a sus hermanas.

—No entiendo ni una mierda pero al parecer se lo creyó, gracias.— sonreíste sin poder evitarlo. No le cayó en gracia a tus amigos.

—No preguntaré donde estuviste, al verte ya hasta parece que regresaste bañada y todo.— Kazutora negó con la cabeza tras observarte de pies a cabeza.— me puedo hacer una idea.

La verdad no me bañé antes de venir, me bañe anoche

Digo... siguiente pregunta.

—Ah, ¿y si les pinto heridas en la cara?, así creerá que me quede con ustedes durante todo este tiempo curándolos y así.— Smiley movió su boca imitando lo que decías, sin hacer ningún ruido.

—Deberías sentirte mal por preocupar a tu mamá.— Baji volvió a regañarte.

—Si me siento mal, lo juro.— te sentaste correctamente en el sofá.— pero simplemente era algo que se debía hacer, era necesario. A mi mamá se le pasa la preocupación realmente rápido, tranquilos.

Luego de un rato de miradas acusatorias, accedieron a que todos sigan con el plan de porque no regresaste a tu casa a dormir. A pesar de sus pequeños celos hacia ti, te ayudaron a esconder ese secreto que sospechaban de que trataba.





Inuilindo

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