Takashi Mitsuya

Al final esta una escena extra de Lemon.


Sonreíste y te acercaste a la pequeña niña que estaba jugueteando con tu perrito. Tenía el cabello claro, podías distinguirlo fácilmente como Lila.

—¿Quieres saber su nombre?— le preguntaste de manera baja. La pequeña niña subió su rostro y te miró entusiasmada, asintió con la cabeza.— se llama Gato.

Tengo poca creatividad

—¿Gato?— balbuceó la niña, asentiste aún así. Ella siguió acariciando a tu cachorro, su pequeña manito tocaba al animal con total suavidad. Se veía muy tranquila.

—Ahí estás.— la niña se separó de tu mascota y se giró, le seguiste y viste a un chico con ropa formal frente a ti. Tenía su mismo cabello.— Deja al perrito tranquilo, debemos irnos.

—No hay problema.— el desconocido te observó.— No me molesta que acaricie a Gato, y a él menos.— miraste nuevamente a tu perrito y como se deshacía por las caricias de la niña.

—Quiero al perrito, papi.— Chilló la niña abrazando a tu mascota. Su padre se asustó por un momento y se agacho hasta ella, susurrando algo que no escuchaste.— pero no... quiero a gato.

—No podemos quitarle el perrito a la chica, hija...— susurró ahora más alto, pudiste escucharle a la perfección.

—Este...— aclaraste tu garganta llamando la atención de la niña y su padre.— Yo siempre vengo a pasear a gato aquí, tal vez podría venir a verlo de vez en cuando.— La pequeña niña se enganchó del brazo de su papá y lo movió con entusiasmo.

—No es necesario... Solo pasamos aquí porque nos perdimos.— El chico soltó una risa nerviosa, su hija se contagió y le llevó la razón.

—Papá.— la niña se puso de puntillas para alcanzar su oído y le susurró algo. El chico de cabello lila estuvo atento a cada palabra de la pequeña.

—Nos podremos perder alguna otra vez más.— habló mirándote. La niña aplaudió emocionada y se inclinó hasta tu perrito para seguir acariciandolo.

—Por mí está bien.— sonreíste tratando de sonar amable.

Te fijaste en el aspecto del chico, se veía bastante joven a pesar de tener una hija. Y claro, teniendo en cuenta el arete que tenía en una de sus orejas y los anillos decorativos en sus dedos, casi se podría confundir con un adolescente.

La camisa de botones y cuello color azul marino le lucia de maravilla, y más aún al tener una chaqueta formal color negro combinado con sus pantalones oscuros. Tuviste ese minuto para apreciarle a detalle.

—Bien, pequeñuela.— cargó a la niña rápidamente antes de que ella decida no irse.— llegaremos tarde así que nos debemos ir.— la pequeña se afirmó de su cuello y con una de sus manitas se despidió de ti, agitándola en el aire.

—¡Adiós!— El chico simplemente te sonrió aplanando sus labios y se giró para comenzar a caminar. La pequeña niña te observó y siguió despidiéndose. Tu mascota ladeó su carita en su dirección, casi despidiéndola también.

Tras ver cómo se alejaban sonó tu móvil. De inmediato respondiste al ver que era tu mejor amigo.

—No me jodas y déjame hablar primero, acabo de ver al amor de mi vida.— soltaste apenas pegaste tu celular al oído.

—¿Otra vez, ________?— el chico sonó casi irritado en la otra línea telefónica.

—Está vez si que es verdad, sé que hicimos click.— tu mascota te veía raro al ver como moviste tus pies de manera nerviosa, estabas temblando por dentro.

Siempre dices lo mismo, _______. Al final nunca los vuelves a ver.

—Tengo una corazonada, ahora si que lo volveré a ver...

Nada puede ser tan perfecto _______... Si es que vuelven a coincidir apuesto lo que sea a que tiene algún defecto

—Lo dudo, era demasiado guapo.— chillaste lo último con emoción.— Naoto, si lo hubieses visto te prometo que hasta te hubiese caído bien.

Lo dudo. ¿Y como lo conociste?, no me digas que en el metro como la otra vez...

Estaba paseando a gato y...

Ah a tu perro con nombre de gato, aja

—No seas malo con Gato, Naoto.

Perdón, sigue hablando.

—Y de repente una pequeña niñita se acerca y lo acaricia, sabes que me irrita a veces cuando tocan tanto a Gato pero esa vez fue diferente.

Mhm, ok...

—Y llega el ser de luz... El chico guapo...

Ser de luz... aja...

—Era su padre y joder que padre...

Pero ______, ese vendría siendo un problema, ¿sabes?, como no te diste cuenta....

¿Por qué problema?, la niña me cayó bien.

No es eso... sólo decía, haz lo que quieras, ya no se porque te llamo a esta hora siendo que debiese estar almorzando

Pero dime por qué sería malo eso, Naoto. No entiendo aún.

Por nada, solo que si por arte de magia tienes algo con tu príncipe azul vendrías siendo la madrastra de la niña y si su madre esta... viva, o algo así, puedes tener algunos problemas.

—Oh... Bueno, mi madre siempre dijo que no le agradaría que su nieta no sea de su hija, pero... A la mierda eso ¿no?, su papi es lindo.

Bueno _________

¿Tienes mucho trabajo, Naoto?

Sep, bastante

—Bueno, ¿Me llamaste para saber como estaba, cierto? que tierno eres con tu amiga, bueno soy la única que tienes jajaja

Te colgaré

¡Espera! ¿necesitas decirme algo más cierto?

Sep, mi hermana te invita a su boda.

¡¿HINATA SE CASA?!

— Si, ya te lo había contado

Lo dijiste por decir. Dios, que linda va a ser la ceremonia, ya estoy soñando con ir. Aunque no la veo hace mucho... ¿se casa con Takemichi?

Es obvio, es su novio.

Cierto, soy idiota.... ¿Cuando? aún recuerdo cuando me escondiste de ella por años para que no piense que nos gustábamos o algo así jajaja

No recuerdes eso, iug.— le reclamaste al instante y Naoto comenzó a reírse.— es broma, bruja. Aún falta, luego iré a verte para darte la invitación personalmente.

Hoy ha sido un día feliz, primero lo del chico y ahora lo de la boda, quiero llorar.

Y hablando del chico ese, ¿como se llama?

—¿Que como se llama?... No se...

¿Eres o te haces? mierda, bien da igual. Luego cuando "te lo encuentres" le preguntas. Me debo ir ahora, cuídate.

ADIÓS NAOTO.— hiciste lo que tanto odiaba que hicieras, gritarle cerca del celular. Naoto simplemente colgó.

Guardaste tu celular dentro del bolsillo y te pusiste de pie para seguir paseando a Gato. No eras lo suficiente buena caminando largas distancias, prácticamente vivías cerca de aquel parque por lo que llegaste a tu hogar rápidamente.










Rápidamente dejaste de verte por tu mini espejo y lo guardaste en tu bolso. A lo lejos se acercaba la niña del otro día directamente hasta Gato. Más atrás venía su padre. Esta vez no vestía tan formal, traía una camiseta negra al parecer sin mangas y una chaqueta bastante colorida.

—Que estilazo dios mío.— llevaste la mano libre hasta tu rostro, no podías con tanta belleza.

—Hola.— el chico se sentó a tu lado así que rápidamente te recompusiste.

—Hola otra vez.— le saludaste con un beso en su mejilla como de costumbre.— La vez anterior no tuve oportunidad de preguntar tu nombre ni el de la niña.

—Eso es cierto, me presento.— El pelolila se acomodó en el asiento y quedó más frente a ti.— Soy Takashi Mitsuya, es un gusto.— estiró su mano, queriendo hacer la presentación más formal.

—_______ _______, el gusto es mío.— le sonreíste a la vez. Mitsuya correspondió tu sonrisa.

—Ella es mi hija, se llama "..."— la niña te miró para sonreír tal como lo hizo su padre.— Tiene tres años.

—Awwww que lindo nombre.— miraste a la pequeña y te agachaste un poco para acariciar su mejilla.— Es idéntica a su padre.

—Eso si es verdad.— confirmó Mitsuya un poco apenado.— ¿Vives cerca de aquí?

—Más o menos, solo a unas cuadras.— jugaste con el lazo con el que traías a Gato. Podías sentir como él chico lindo te miraba, de reojo le observaste.— ¿Y ustedes?

—Oh no, nosotros somos de más lejos.— soltó una leve carcajada.— La vez pasada nos perdimos, por eso llegamos aquí.

—¿Está vez también se perdieron?— preguntaste manteniendo su mirada. Mitsuya hizo ademán de sonreír pero terminó por asentir simplemente, un leve movimiento con su cabeza.— Que bueno coincidir.

—Si, bastante.— afirmó el chico moviendo su mirada hasta dar con el pavimento. A tu lado la niña acariciaba a tu mascota como de costumbre, le diste la correa de Gato para que lo pasee a tu alrededor.

—Me gusta tu chaqueta.— comenzaste diciendo, un pequeño paso a tu plan de "coqueteo". Eras pésima en eso, al menos cuando alguien realmente te gustaba.

—Gracias, yo la hice.

—Te debe haber costado mucho din...— te giraste completamente hacia él y le hiciste verte.— ¿TÚ LA HICISTE? ¿Con tus manos?

—Si, con mis manos y una maquina de coser.— sonrió ampliamente, por un breve segundo te fijaste en sus dientes relucientes.

—Cristo Jesús.— susurraste en voz baja, aún viéndole fijamente.

Perfecto

Es Perfecto

—¿La quieres ver?— Ni te dio tiempo de responder, Mitsuya sacó su chaqueta quedando solo en una camiseta sin mangas negra.— Me puse lo primero que encontré, mi hija me regañaría si demoro tanto como siempre.

Agarraste la chaqueta colorida con tus manos y la extendiste frente a ti. Era simplemente preciosa. Habían varios tipos de tonos, era muy colorida pero nada horrendo ni desordenado. Había un patrón bastante bonito.

—¿Por qué no pruebas como te queda?— Preguntó el. Abriste los ojos de par en par, eso fue inesperado. Asentiste de todas formas, no tenia nada de malo colocarse la ropa de un desconocido.

Eso sonaba mejor en mi cabeza, mierda.

O creo que si es raro pero bueno, a Mitsuya se le acepta todo

Te pusiste de pie con la chaqueta en mano y comenzaste a colocarla. Te quedó holgada, casi llegaba a tus rodillas pero aún así te encanto. Metiste tus manos en cada uno de sus bolsillos y diste una vuelta para que Mitsuya opine.

—Te queda bien.— te llamó con sus manos y te acercaste hasta quedar frente a él. Su mano izquierda sostuvo la orilla y la derecha fue hasta el cierre para subirlo.— No pareciera que fuese mía, te luce más a ti, ________.

—Que mentira.— reíste un poco nerviosa, fue inevitable. Tocaste la tela un poco más e incluso pensaste en sacar una foto con tu móvil pero descartaste la idea de inmediato. Se vería raro.

—Podríamos hacer un trato.— alzaste la cabeza para mirarle, estuviste entretenida inspeccionando la prenda y ni te fijaste en como te observaba Mitsuya.— A mi hija le gustó bastante tu perrito, ¿podríamos vernos más seguido para que ella juegue con el?. Si aceptas, prometo hacer una chaqueta de esas para ti.

Este cree que soy idiota eh...

Aunque si fue sutil el "Anda, veámonos más<3"

Buena excusa aunque poco creíble.

—¿Una chaqueta para mi?— Mitsuya asintió.— ¿Gratis?— Volvió a asentir. Estiraste tu mano.— Trato.

—Trato hecho.— extendió su mano y estrechó la tuya, así finalizaron su pequeño trato.

Ahora con aquella acción apreciaste más sus anillos, por alguna razón todos combinaban entre sí, absolutamente todos. Estos eran diferentes a los que le viste la ocasión pasada, al parecer tenía varios anillos en casa.

—Si quieres te doy mi número así nos podemos de acuerdo.— Dijiste apenas soltaste su mano y te volviste a sentar a su lado.—Y ahí te envío mi talla.

Quiero la chaqueta

—Está bien, díctalo.— observaste como se incorporaba un poco del asiento para sacar su móvil. Le dijiste tu número mientras él tecleaba.— Te agendare con tu nombre, ¿está bien?

Mejor ponme como "Mi futura novia"

—Está bien así.

—Genial.— volvió a guardar su móvil y se quedó viendo tu perfil, tu mientras observabas como la niña jugaba con Gato.

Mitsuya no sabía qué decir o qué hacer. No te conocía nada pero quería hacerlo, tenía esa intención de saber de ti aunque parezca loco. Hace bastante que no tenia el impulso de conocer a una chica ni menos con la llegada de su hija, se le hacía incorrecto.

Su mente se pausó al ver como la pequeña corría hacia ustedes. Mitsuya le prestó total atención.

—Papá, ¿ya tienes su número?— la niña lo pronunció algo mal pero se entendió, lo había practicado mucho. A su corta edad ya sabía que le gustaba irritar a su padre.

Takashi alzó sus cejas y entreabrió la boca, se suponía que no debías saber eso. El antes había planeado en susurros frente a su hija que le interesaba saber tu número, fue sin querer pero al parecer la niña lo entendió perfectamente. Mitsuya soltó risas nerviosas por doquier.

—Pero hija... Jajaja.— acarició su cabeza y apuntó a gato.— Mejor anda con el perrito, ¿si?

La niña asintió y se alejó nuevamente. Se te hizo difícil aguantar la risa así que simplemente comenzaste a reír, y no unas carcajadas leves ni en voz baja.

—Lo siento por eso.— Murmuró apenado Mitsuya, su postura era derrotada total. Seguiste riendo sin pena alguna.

—Está bien...— otras carcajadas más mientras intentabas tapar tu boca.— No debes preocuparte.— más risas.

—En serio perdón, se suponía que no debiese decir eso.— se excusó rascando su nuca, estaba nervioso. Cuando giró a verte, rápidamente desvió la mirada al darse cuenta que seguías sonriendo.— En serio, ________. Dios, que vergüenza.— ubicó cada codo sobre sus rodillas y tapó su rostro, evitaba que le veas sonrojado.

—Ya, relájate.— palmeaste su hombro con total confianza.— Si te hace sentir mejor, de todas formas te iba a pedir tu número.

Me expuse solita

—La verdad, si me hace sentir mejor.— rió contra sus palmas, aún cubriéndose de tu mirada divertida.— Entonces... ¿No tienes novio?

Como que la pregunta salió re tarde

—Tengo novia.— colocaste tu expresión más seria. Mitsuya dejó de cubrir su rostro para observarte atento, casi casi creyó.— Mentira, no tengo pareja la verdad.

—Me asusté.— susurró para sí mismo, volviendo a cubrir su rostro para luego refregarlo.— En fin, ¿que te parece si...

Tu móvil sonó

Naoto.

—Disculpa, debe ser importante.— Te pusiste de pie y buscaste tu móvil entre tus bolsillos. Mitsuya asintió y te sonrió levemente para que no te preocupes de él. Te alejaste un poco y contestaste.— ¿Que pasó, Naoto?

Nada, es hora de mi almuerzo ¿sabes?

Ah

¿Llamaste para saber cómo estaba?

Claro que si, como siempre ¿por qué tan sorprendida?

Oh no, estoy bien solo que... NAOTO ADIVINA QUE

¿Qué?

—ADIVINA CON QUIEN ME ENCONTRÉ.

Mmmh, no lo sé, ¿tu prima?

Nop, mejor aún. CON MI PRÍNCIPE AZUL.— chillaste cerca del móvil, asegurando que Mitsuya no esté escuchando.

¿En serio? entonces si que no tuviste mala suerte esta vez. ¿Como se llama?

—Takashi Mitsuya AAAAAAAA

¿QUÉ?

¿Qué de que?

NOOOOO, ¿pero como se te ocurre, mensa?

¿Lo conoces?

—Si, el es de la pandilla de la que te he hablado. Pero ________, justo debía ser un pandillero, mierda.

No sabía, Naoto. Que cool.

No es cool, créeme. Aunque es el más pasable de todos los demás, sigue siendo un pandillero a pesar de tener una hija.

Papi rudo grr

¿Y que tiene?

Es que... A Hinata se lo dejo pasar porque es Takemichi, el no es del estilo de pandillero malote. Mitsuya menos pero, no lo sé ________, puede ser peligroso. No lo conozco tanto como para confiar en el.

Pero si lo conoces... Mieeerda, iré a tu casa luego para que me cuentes cada detalle de su vida.

¿No escuchaste lo que dije? puede que algo suceda y salgas perjudicada...

Nah, no va a pasar nada. ¿Mucho trabajo tienes hoy?

—No cambies de tema, sopenca. Y si, tengo bastante trabajo hoy.

Pobre Naoto... ¿Me llamas cuando salgas, ok? así voy a tu casa.

Bien, como quieras. Nos vemos, _________.

—ADIÓS AMIG... cortó.

Lograste desviar el tema con éxito. Hurra.

Suspiraste y tras guardar tu móvil fuiste nuevamente junto a Mitsuya. El se encontraba acariciando a Gato con su hija sentada sobre una de sus piernas. Que bonito...

Quiero sacarles una foto...

Mentira

—Listo, volví.— te sentaste a un lado de ellos, Gato se puso en dos patas y comenzó a pedir que le cargues.— ¿Ya quieres irte bebé?— lo cargaste y esbozaste un puchero en su dirección, Gato lamió tu nariz.— Que mal, Mitsuya creo que ya me debo ir.

—Podemos acompañarte a casa.— se ofreció mirando a su hija, la pequeña asintió con la cabeza, se encontraba bastante emocionada.

—Claro, vamos.— te pusiste de pie cargando a Gato, el pobre perrito cuando se cansaba y quería irse odiaba caminar. Mitsuya en cambio cargó a su hija.

Ibas a reírte pero no, dejaste tu "ser" infantil de lado. No quisiste hacer ninguna broma respecto a eso.

Ambos estamos cargando a nuestros hijos<3 KKSKAKAKSKSKS perdón

—Papá, ¿vendremos a ver a Gato otro día?— la pequeña abrazó a su papá del cuello, Mitsuya asintió.

—Vamos a verlo frecuentemente, cielo.— con el tono en el que lo dijo te hizo sonreír internamente.

—Es aquí.—apuntaste al edificio de gran altura. Ustedes pararon en la puerta de entrada y viste con un tanto de nerviosismo a Mitsuya.— Nos veremos entonces en alguna otra ocasión, de todas formas estaremos hablando por mensaje... Supongo.

—Supones bien.— habló seguido de ti, miraba el suelo con timidez.—Bien.— suspiró y rascó su nuca, la pequeña le vio y rió a su comportamiento.— Adiós, ________. Adiós, Gato.

Besó tu mejilla y dejó una leve caricia a tu perrito. La pequeña se inclinó hacia ti y él se acercó para que ella dejase un besito en tu mejilla, le sonreíste posterior a eso.

—Bien, adiós a ambos, espero lleguen bien a casa.— acariciaste el pelaje de Gato y caminaste a la puerta, Mitsuya y su hija agitaron la mano mientras se alejaban.— Ahora como mierda abro esto...— Gato te vió raro cuando lo moviste hacia el otro brazo y con la mano libre buscaste las llaves, se te dificultó un poco pero abriste la puerta con éxito.

Al rato después te llegó un mensaje de Mitsuya.

Número desconocido
Hola! Soy Mitsuya...

_________
:)
Hola, ya te agendé

Mitsu<3😻
Recuerda enviarme tu talla o si prefieres puedes venir a mi taller y puedo sacar tus medidas.

Ay Dios mío santo señor ay ay ay ay estoy cayendo como estupida

_________
Oh, está bien... Creo que sería mejor.

Te dolió la garganta de tanto gritar y chillar por su propuesta. Solo estarían ustedes, ambos juntos... Y una huincha. Momento perfecto.







Hablar día a día con Mitsuya se te fue fácil. Para tu sorpresa él te daba seguridad con lo que decías a pesar de ser una estupidez. Por eso, con cada visita de él o tuya hasta su casa, su relación se fue haciendo cada vez más estrecha.

Y ahora mismo no sabías como decirle a su hija que eras la novia de su papá.

Mitsuya también estaba pensando pero se le complicó aún más que a ti. Era la primera vez que diría algo como eso y sus nervios crecieron demasiado. A pesar que la pequeña se llevaba muy bien contigo, el que te presente como novia y posible mami era algo nuevo para ella.

—Dile tú.— te levantaste del sofá, te hartó hasta estar sentada. Mitsuya frunció su boca al escucharte.

—Podemos decirle ambos.— respondió intentando no hacer notar sus nervios.

—Me da cosita...— me da vergüenza, en conclusión.— Y...y... Tal vez si su papi se lo dice le agradará... ¡Tengo miedo, Mitsuya!

—Relájate...— Mitsuya intentó calmar tus nervios cuando él estaba aún más nervioso que tú. Sus manos fueron a su rostro para refregar su cara y luego se dejó caer al sofá.— Acércate, vendrán a dejarla en unos cuantos minutos. Intentemos calmarnos ambos.

Sin emitir peros nuevamente te sentaste a su lado solo que le abrazaste de un costado. Mitsuya abrazó tus hombros y te juntó más a él.

¿Y si me ven como la madrastra malvada? Dios no.

—Mi hija te quiere mucho, ________.— intentó aliviar tu estrés Mitsuya. Dejó un beso sobre tu cabeza y siguió hablando.— Creo que le alegraría que fueses algo así como... Su mamá.

Fallecí

Y yo que no quería hijos... Puta madre, mira lo que hago por ti Mitsuya.

—Yo diría que me ve más como una hermana mayor.

—Espero que no...— respondió Mitsuya un tanto divertido. Al oír su leve risa alzaste tu cara para verle.— Sería raro que me bese con su hermana mayor.— comenzaste a reír igual que el.

—Ah ¿así que por eso le dirás?— le apuntaste acusatoria.— A parte de no querer esconderle nada, también lo haces para darme besitos ¿no?, ropero con patas.

—Tus apodos no son para nada tiernos.— afirmó frunciendo sus cejas.— En vez de decirme "amor", "osito" o algo así de cursi me dices ropero.— su alegato te hizo reír más, te gustaba molestarlo.

—Y tú me llamas por mi nombre, ropero.

—Mentira, mi amor.— estiró su boca y dejó un corto beso en tus labios.

En aquel momento abrieron la puerta y Luna entró con la pequeña de Mitsuya de la mano. Antes que nada te separaste de tu novio y te sentaste en la otra esquina del sofá.

Te levantaste de un salto para saludar a ambas chicas, Luna, la hermana de Mitsuya, ya sabía de su noviazgo así que al verte sonrió sutilmente emocionada.

La pequeña ya tenía cinco años y estaba cada vez más bonita. La genética de Mitsuya es perfecta.

—Hola, ________.— Luna se acercó primero a ti a saludar, la hija de Mitsuya se tiró sobre su padre a abrazarlo.— ¿Ya saben cuando le dirán a mi sobrina de su nueva mamá? Ambos son unos cobardes.

—Luna, no me agobies más o lloro.— le susurraste de igual forma que ella antes había hecho. Luna te abrazó por unos segundos y luego se separó para que saludes a la pequeña.

—¡_________!— cuando corrió hasta ti la sostuviste y cargaste, ella te abrazó del cuello con fuerza. Bastante fuerza...

Holaa.— canturreaste abrazándole también. Sin duda ella era la única niña que te agradaba, tal vez porque era demasiado agradable contigo.— ¿Como estuvieron tus clases?

Hace poco había entrado a kinder, Mitsuya casi lloró el primer día.

—Muy bien.— te regaló una sonrisita bastante linda.

Tiene la sonrisa de Mitsuya, lloro...

—Debo hacer cosas ahora así que me despido.— Luna volvió a besar tu mejilla.— Luego me cuentan si pasa algún chisme o algo...— miró a su hermano fijamente, tal vez queriendo decirle algo con únicamente sus ojos.

Se despidió de la niña y Mitsuya para luego irse rápidamente. Tal vez él le había contado que hoy planeaban decirle sobre su noviazgo. Te entró nuevamente el miedo así que le diste a Mitsuya su hija, él la cargó con duda.

Si se enoja me podría pegar, no me quiero arriesgar...

—Mhm... Hija.— Mitsuya volvió a sentarse en el sofá, la niña se acomodó en una de sus piernas. Comenzaste a sudar, mierda.— ¿Te cae bien _______?

Pero no le preguntes eso que me voy a mataaarrrrr... Esa es la típica pregunta inicial, que miedo.

—Claro.— la niña vio a su papá con confusión, luego desvió su mirada hasta ti esbozando una pequeña mueca.

Tipo: ¿por qué mi papá pregunta esa estupidez?. Claramente no decía eso pero así lo interpretaste.

—Que bien...— Mitsuya pidió ayuda viéndote frustrado. No sabía dónde mirar. Te sentaste a su lado viendo en dirección a la niña.— ¿Muy bien o solo un "bien"?

—Muy bien, la quiero mucho.— AAAWWWW habló con demasiada ternura para tus oídos. A Mitsuya le brillaron los ojos cuando escuchó eso.

—Y...— él te vió, le miraste seriamente para que termine con la tortura cuanto antes.— ¿Que te parecería si...

La niña le vio aún más raro que antes.

—Ella fuese...— Se quedó callado intentando buscar las palabras adecuadas. Casi decidiste intervenir por lo lento que estaba haciendo todo.— Parte de la familia...?

Un silencio abrumador llenó el comedor. Te dieron ganas de hacer pis incluso. La pequeña vio a su papá durante un rato, y luego te vio a ti nuevamente solo que con una sonrisa en el rostro.

—Pero si _________ ya es familia.—  afirmó con obviedad. Miraste a Mitsuya al instante.

—Si claro pero me refería a ser como...— Le oíste tragar saliva.

—Pero Mitsuya.— te quejaste tapando tu rostro. Llevaban sin exagerar veinte minutos en lo mismo, ibas a vomitar de los nervios.

—Te gustaría la idea de _______ siendo algo así como tu... ¿Mamá?— se atrevió a hablar, finalizó con un tono bastante agudo. No querías ver la reacción de la niña, dejaste tus ojos tapados sin querer enfrentar lo que diría o haría.

—Pero... Si ya lo era ¿o no?— se dijo a sí misma. Dejaste salir el aire de tus pulmones al igual que Mitsuya.

—¿Te agrada la idea?— moviste tus dedos para ver entre ellos a la niña. Ella asintió a tu pregunta. Al menos la notaste emocionada.

—¡Si!

—¡Bien!— Mitsuya celebró al instante alzando uno de sus brazos al aire. Se quitó un gran peso de encima.

Soy mamá ahora, hace un segundo aún no lo era pero ahora si. ¿Que se hace ahora?

—¡Yei!— celebraste igual que Mitsuya. Dejaste de celebrar cuando la niña enganchó su brazo en tu cuello y te atrajo hacia ella y Mitsuya. Tu novio las abrazó a ambas aprovechando el emotivo momento.

Naoto se va a querer morir cuando le diga que soy mamá jaja

Les abrazaste a ambos y Mitsuya besó la cabeza de ambas, ahora veías frente a frente a la niña lo feliz que estaba. Al parecer ustedes habían exagerado un poco, era un poco notable que la niña al no tener una figura femenina en su vida haya dado por hecho que tú fueras lo más similar a una mamá que haya tenido.

Después de que su madre verdadera le diera su propia hija a Mitsuya y huyera, tal vez era algo demasiado bonito para la niña que tú ahora tomes ese rol.

Te quedaste con la mejilla contra el pecho de Mitsuya al igual que ella, la niña te vio aún sonriendo y abrazó más tu cuello. Se sintió bonito. Todo aquel momento te gustó bastante.













Escenario extra

No puedo escribir tantos cariñitos y ser tan Soft sin un poco de Lemon.
Y en lo personal imaginarme a un Mitsuya papá soltero fue la gota de derramó el vaso.

Advertencia contiene Lemon.
No es necesario leerlo.



—¿Dices entonces que fue a una pijamada?— volvió a preguntar Mitsuya flexionando sus brazos bajo su cabeza apenas tocó el colchón. Asentiste desde el baño aún lavando tus dientes.— La pequeña traidora primero te dice las cosas a ti que a mi. Como papá, estoy celoso.

—Jaja, te jodes.— te burlaste al terminar de enjuagar tu boca.

Oíste la para nada exagerada risa de Mitsuya desde la cama. Su risa te encantaba, era tan linda y agradable a tus oídos.

—Para que veas que me tiene más confianza a mi.— seguiste burlándote de él cuando dejaste el baño y fuiste directamente a la cama. Moviste las mantas junto a él para recostarte finalmente.

—Por otro lado...— cambió su tono de voz a uno más bajo, eso significaba peligro. Miraste de reojo como se colaba bajo las sabanas.

—¿Que estás hacien...?— te callaste al ver como separaba tus piernas y se quedaba entre ellas. Le viste sonreír antes de destapar su torso de las mantas para subir y comenzar a besarte. Sus codos quedaron apoyados a cada lado de tu abdomen y sus manos sujetaron tu cintura con prisa.

Su boca te dio la bienvenida, entreabrió sus labios para aumentar la intensidad del beso. Tus manos las llevaste a su corto cabello, bajando hasta su cuello para acercarlo más a ti. Flexionaste tus rodillas al notar en qué camino iría esto.

Mitsuya observó directo a tus ojos cuando se separó del beso, era increíble como se oscurecieron de repente, algo veloz. Alzó una de sus cejas con picardía y mientras se mantenía entre tus piernas se sentó flexionando sus rodillas para observarte desde ahí. Antebrazos sobre tus rodillas, aún manteniendo el contacto visual contigo.

Tu emoción aumentó aún más al ver como quitaba un par de anillos con sus propios dedos. Mientras una de sus manos estaba ocupada tocando tu cuerpo, la otra decidió hacer eso. Su pulgar empujó aquellas joyas hacia arriba y cayeron por algún lado de la cama, rodaron lejos de ustedes. El último que faltó por sacar lo hizo con ayuda su boca. Algo jodidamente sexy en estas circunstancias.

—Ahora si que te pasaste, Takashi.— murmuraste casi sin habla. El dejó leves caricias en tus piernas. Reíste un poco al sentir cosquillas, Mitsuya sonrió de manera casi pervertida.

Aquella sonrisa se te era irresistible, en estos momentos él sonreía así a propósito. Una sonrisa de costado la cual le añadía un ligero mordisco de sus dientes a su labio inferior.

Con sus manos sin accesorio alguno, ahora las llevó hasta tus caderas para comenzar a bajar tus bragas. Estaba tan agitado que dejó la tela casi bajando por tus rodillas pero no alcanzó a sacarlas del todo, simplemente se coló por entre tus piernas por debajo de la prenda y sus labios fríos besaron tu centro.

Un simple beso el cual fue desviado hasta tu muslo derecho, besó la zona interna mientras mantenía su contacto visual contigo. Dejaste de verle cuando una de sus manos encontró tu intimidad y comenzó a frotar sus dedos en tu clítoris lo suficiente rápido para hacerte suspirar.

Mierda, quisieras separar más las piernas pero se te era imposible. Tus bragas seguían centímetros bajo tus rodillas y te obligaban a tener las piernas a una distancia prudente.

Tu camiseta pijama, la camiseta de Mitsuya en realidad, fue subida por una de las manos de tu novio. Mientras su mano atendía aquel calor en tu entrepierna la otra decidió descubrir tus senos y comenzar a acariciarlos uno a uno. Tus ojos se cerraron a causa del placer que te envolvía poco a poco, no dudaste en soltar un tambaleante jadeo al sentir uno de los dedos de Mitsuya encontrarse con tu apretado interior.

Moviste tus caderas en consecuencia, su dedo medio se ajustó lo suficiente para él poder adentrar otro. Su boca seguía besando tus muslos, de vez en cuando mordiendo la piel ligeramente con sus dientes. Tapaste tus ojos con el antebrazo y dejaste salir los pequeños pero constantes gemidos que iniciaban en tu garganta.

Sus dedos fueron ágiles, Mitsuya se concentró en moverlos rápidamente de adentro hacia afuera en un ritmo realmente coordinado. Su otra mano dejó tu pecho para bajar por tu abdomen y dejar que su pulgar presione aquel nudo de nervios que te hizo lloriquear.

Al presenciar tu orgasmo casi llegar, tu misma moviste las manos de Mitsuya para que las aleje un poco y alzaste las piernas, te deshiciste de las bragas tirándolas a un lado. Tus rodillas se separaron más aún y buscaste a Mitsuya para atraerlo hasta tu cara, comenzaste a besarlo como si tu vida dependiese de ello. Ahora sin la prenda de por medio, cuando tu novio volvió a embestir con sus dedos te sentiste más sensible que antes.

Él besó tu boca con igual ganas que tú, sus lenguas encontrándose a medio camino de la boca del otro y entrelazándolas coordinadamente.

Takashi separó su boca de la tuya para que dejes salir aquellos sonidos agradables para el, admitía que escucharte gemir era totalmente placentero para el. Confirmaría que está haciendo un increíble trabajo contigo. Sus dedos siguieron su ritmo, tocaban hasta lo más hondo de ti hasta aquel punto que te dejaba sin habla.

Su pulgar acariciando tu punto de nervios mientras su otra mano atendía tu interior era demasiado. Luego de varios minutos que fueron extensos para ti, Mitsuya bajó su mirada hasta tu cuerpo y emitió un breve jadeo.

—Mierda, se me cansaron las manos.— Maldijo Mitsuya. Carraspeo y decidió hundir su rostro entre tus piernas, siguiendo la acción de antes sólo que con su lengua. Sus manos afirmaron tus muslos para mantenerlos separados mientras ahora lamía y chupaba aquella zona tan sensible.

Excelente servicio

Tus manos fueron a las suyas que sostenían tus muslos y las dejaste ahí, le apretaste cuando ya sentías tu orgasmo aproximarse más pronto de lo esperado. Takashi subió un poco tus rodillas y siguió con lo que hacía, su lengua embistiendo y añadiendo en tu interior una cálida sensación.

Tus piernas temblaron ligeramente aún más, tus respiraciones eran tan agitadas y desprolijas que mantenías la boca entreabierta con cada una de ellas. Tu haz de nervios siendo tocada con cada embestida por la nariz de Takashi y sus dedos afirmando tu carne hasta el punto de hacer tu piel más blanca de lo que esta te hizo llegar hasta tu límite. Su nombre salió de tu boca inconscientemente mientras te deshacías en gemidos entre las sábanas.

Los músculos en tus piernas siguieron convulsionando en leves sacudidas cuando Mitsuya se separó de tu entrepierna apenas unos centímetros, su aliento llegó a tu centro y volviste a tapar tus ojos con el antebrazo. No tuviste la valentía de ver a tu novio ahora intentando limpiar el desastre que ocasionó el mismo.

—Ya b-basta...— emitiste antes de un gemido lamentoso, aún estabas tan sensible y Mitsuya no paraba sus leves caricias con su lengua.

—Aún no he terminado, amor.— susurró meloso sin despegar su boca de la humedad que cada vez era más. Mientras el líquido de tu liberación intentaba dar con el colchón para ese entonces tu novio lo impedía, lamiendo como si fuese un premio. No desperdició nada.

Tiraste de su rostro hacia arriba, el chico sobre ti dejó unos besos a boca abierta en tu abdomen mientras subía. Reíste por las pequeñas cosquillas de sus labios picando tu abdomen y subiendo hasta tus pechos. Mitsuya sonrió coqueto antes de robarte un beso al llegar cerca de tu cara.

—Me toca.— empleaste toda tu fuerza para girarlos a ambos. Tu novio quedó sin hacer ni decir nada al ahora verte sobre el, te vió confundido.

—No es necesario, amor.— acomodó la camiseta que traías, ahora esta cubriendo tu torso por completo.

—Dije que me toca.— desviaste la mirada de su rostro ahora emocionado y tus manos se pasearon por su abdomen por debajo de su camiseta.— No quiero peros.

Tampoco era como si Mitsuya no quisiera...

—No pondré ningún pero, no te preocupes.— habló burlón antes de dejar que te muevas hacia abajo. Tocaste la cinturilla de su pijama un poco antes de comenzar a bajar la prenda.

Mitsuya lo siguiente que hizo fue llevar sus brazos bajo su nuca y dejar que hagas lo que desees. Te dio total libertad al menos durante esa noche.






Cc chats: Alicia Fernández en Face<3


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