Seishu Inui +18

Advertencia; Lemon/ Lenguaje sexual explícito/ nsfw

Le quise agregar varias advertencias para que se vea bonito NAIDKSKK pero es como los lemon anteriores:)

Pensé en hacer que lo hagan sin protección porque he leído varios headcanons y los cochinotes son así, tipo le dan y ya, pero en el shot que lo intente repetían constantemente sobre las enfermedades que se pegaría la rayis y que tendría un crío así que se me fueron las ganas automáticamente KAKSKS.

Recordar que esto es ficción, los personajes tienen más de 18 años y cabe recalcar que no he corregido el cap así que mientras lo vaya leyendo iré editándolo<3

Besties no me enojo si me dicen en donde me equivoco MSKDKSK les juro que no me vengare porque ayuda a que la historia no tenga errores.

Una mano cálida y de gran tamaño se posicionó en tu muslo interno, acariciando tu piel expuesta. Bebiste de tu bebida por medio de la bombilla y seguiste observando la película.

La sala de cine no estaba especialmente llena, y ustedes eligieron la última fila de arriba. El rubio no pudo evitar poner su mano sobre ti, desde hace ya bastante que se aguantaba de tocarte. Pensando tal vez que podría incomodarte.

Sonreíste para ti misma cuando movió un poco su mano y la puso en tu otro muslo más lejos de él. Su pulgar presionaba tu piel mientras acariciaba en círculos. Toda la película se dedicó a hacer aquello, subiendo de vez en cuando su mano desde arriba hasta tu rodilla, toquecitos suaves pero muy intensos. Ya sabías porque te recomendó llevar aquel vestido.

—No dejaste de toquetearme ningún momento.—te burlaste de el camino a casa. Inui soltó una risa y te abrazo por los hombros, apegándole a él mientras caminaban. Tras dejar un beso en tu mejilla comenzó a excusarse.

—Es que tú me tientas demasiado.—Mascullo tranquilo.— Es inevitable.—Su pulgar acaricio tu mejilla, esbozaste una sonrisa.

—Claro, dime que es mi culpa ahora.—le respondiste mirándole de reojo, una sonrisa boba iba en su rostro, tratando de no soltar a reírse a carcajada limpia.

—Si es tu culpa, al mirarte no dejo de pensar que quiero quitarte ese vestido.—tus mejillas se sonrojaron levemente. Sentiste un apretón en tu mejilla y te reíste junto a él. Ambos llegaron al edificio, tras entrar al ascensor el ambiente se hizo más caluroso que nunca.

Inui ya te había soltado y ahora se encontraba con la espalda apoyada en la pared del ascensor, sus manos metidos en sus bolsillos de su pantalón. Aquel día ya que era una ocasión especial se había vestido algo formal, queriendo sorprenderte un poco. Su camisa blanca y sus pantalones negros a juego con un cinturón te dejaron boquiabierta cuando lo viste por primera vez.

—Te ves muy bonita.—este te llamo con su mano, tras dar unos pasos hasta el, no dudo en enrollar su mano en tu cintura y acercarte a menos distancia. Cuando tus manos fueron inconscientemente a su pecho, Inui bajo sus ojos hasta aquel toque, esbozando una sonrisa.

Cuando su rostro se acercó al tuyo, casi rozando tus labios, la puerta del ascensor se abrió. Te separaste de él y tras tomar su mano fueron ambos al departamento, el rubio iba quejándose en voz baja.

No pasó ni un minuto, tras entrar al departamento él había cerrado de inmediato la puerta y se acercó a ti de golpe, tomó tu cabello por la nuca y estampó sus labios contra los tuyos; un beso caliente, intenso.

Empujó su cuerpo hacia el tuyo buscando sentirte. Por un segundo de sorpresa te quedaste estática pero rápidamente correspondiste el beso, cerrando tus ojos a la vez que el los suyos.

Te empujo a la pared más cercana, no te importo golpear tu espalda contra la dura superficie pues estabas pendiente únicamente de los labios de Inui, rebuscando entre los tuyos para adentrar su lengua a la tuya y comenzar a rozarse ásperamente. Un jadeo ahogado salió de ti al ver como sus manos fueron a acariciar tu cuello, tras presionar con su palma un poco en tu garganta bajo hasta uno de los tirantes de tu vestido, jugueteando con el.

No se cuanto tiempo se mantuvieron en esa manera, pero sabía que ambos querían llegar más lejos. Por esa razón, cuando se separaron para respirar mejor, casi coordinadamente ambos nuevamente buscaron la lengua del otro, siguiendo la batalla de poder, y su mano viajó por tu piel mientras la tuya fue a los botones de su camisa para desabrocharla y conectar tus yemas en la piel suave de su abdomen.

El rubio separó sus labios de los tuyos y te sonrió con picardía, sus ojos brillaron observando tus labios enrojecidos. Se agachó un poco y buscó tu cuello descubierto, dejó pequeños besitos tiernos, suaves, pequeños picos en tu cuello que te hicieron reírte suavemente, te daban cosquillas.

—Vas a tener que disculparme por esto más tarde— ronroneo con voz ronca. Un sonido de confusión emitiste, continuó a esto, Inui abrió su boca contra tu cuello, succionando un punto en el. Te dejo una marca, subió un poco para dejar otra. Le encantaba hacerlo.

Mientras gemías descontroladamente, quejándote cuando dejaba a sus dientes morder un poco tu piel. Sus manos fueron a tu cintura y te subieron de un salto para que enrolles tus piernas en sus caderas. Mientras caminaba al comedor, te presionaba contra su miembro endurecido quedando más ajustados sus pantalones en esa zona. Sus manos bajaron por tus costados para acariciar los pliegues de tu vestido e ir subiéndolos poco a poco.

—No me aguantaría hasta llegar al dormitorio.—Susurro entre besos dejándote caer en el gran sofá del comedor. Un chillido soltaste entre dientes cuando se deshizo de tu vestido, sacándolo por arriba de tus brazos. Un frío te azoto repentinamente.—Tranquila, me encargare de que no tengas frío.—acaricio tus brazos con sus palmas cálidas, nunca quitando su pequeña sonrisa lasciva.

Se separó un poco de ti, le observaste hacia arriba, tú sentada aún, como sus manos fueron a su cinturón de cuero. Aquella imagen; viéndole con su camisa desabrochada hasta la mitad de su abdomen pálido y firme, su cabello hecho un lío y en su cara aquella sonrisa con la boca ligeramente abierta, era demasiado para procesar.

Se detuvo cuando desabrochó el cinturón y sus ojos te observaron, paseando por tu cuerpo con ansiedad, con hambre de hacerte suya. Su mano se posicionó en una de tus rodillas y estiró su mano libre hasta tu espalda para desabrochar tu brasier color blanco. Te aprecio por un buen rato. Manteniendo tu mirada, te dio un cosquilleo por todo el cuerpo, al darse cuenta sonrió ampliamente.

El chico con toda la paciencia del mundo se acercó a tus senos para atenderlos con pasión. La punta de su lengua rodeaba tu pezon con delicadeza, lo envolvía entre su boca tomándose su tiempo para verte retorcerte bajo su toque. Sin esperar más, se arodillo frente a ti.

Estabas esperando ansiosamente el momento en que llegó a tu sensible clítoris sintiendo cómo temblabas solo por el pensamiento de la sensación, pero esa parte nunca llegó. Quitó la lengua justo cuando estaba a punto de golpear ese lugar. Una sonrisa pintó su cara cuando te quejaste fuerte de su acción. Inui llevó sus manos hasta tus ropa interior y de un tirón las bajo, rasgándolas por un lado.

—Se me pasó la mano, lo siento.— soltó unas risitas, tirando la tela al piso.

Callaste lo que ibas a responder cuando sus suaves labios se unieron a tu clítoris haciéndote soltar un fuerte grito de lo sensible que estabas. Él siguió chupando y lamiendo ese lugar y serpenteó una mano en tu intimidad jugando con ella por un tiempo antes de deslizar dos dedos dentro de ti. Estabas a punto de decirle lo bien que te estaba haciendo sentir cuando sus dedos se doblaron ligeramente dentro de tu cavidad, lentamente golpeando aquel punto que te hizo desfallecerte. Más gemidos fueron arrancados de tu garganta y sentiste que tu orgasmo se acercaba rápidamente después de que él acelerara sus dedos dentro de ti y entregara chupaciones más duras en tu pequeño brote sensible.

La bendita vista de ti gimiendo debajo de su toque y deshaciéndote siempre tenía a Inui asombrado. Mientras saboreaba tu clitoris con angustia, su mirada subió hasta tu rostro acalorado. La imagen era para sus ojos muy apetecible, al verte sonrojada, con una mano sosteniéndote del respaldo del sofá y el otro sosteniendo tu cabello por tal sensación, le hizo querer hacer un trabajo realmente perfecto.

Cuando succiono tu punto sensible con su boca pero saco sus dedos dentro de ti, entre parpadeos bajaste la mirada hasta el, Inui no pudo evitar su mirada de superioridad que tenía la cual te hizo temblar. ¿me estaba provocando a propósito? Pensaste entre gemidos constantes.

Un espasmo te azoto cuando su mano fue a presionar la parte baja de tu abdomen y su pulgar acaricio velozmente tu clitoris en círculos, ya no podías más, Inui cuando vio que la humedad se extendía por tus muslos se incorporó para callar tu grito al llegar al clímax.

Tras separarse de entre tus piernas limpio su boca con el dorso de su mano sosteniendo tu mirada.

Fue a besarte, tus gritos cayeron en su boca, un beso que perduró toda tu liberación mientras tu respiración se volvía cada vez más agitada. No disminuyó su pulgar en tu intimidad aunque ya estuvieras exhausta, en cambio su mano desocupada fue a sacar su pantalón cayendo hasta sus pantorrillas, el sonido del cinturón sonó contra el piso al caerse de golpe. Quito sus bóxers de la misma manera, tus ojos se abrieron de sobremanera al ver como su pene estaba realmente erecto, golpeando su abdomen bajo.

Cuando su miembro se libero una sensación vertiginosa burbujeó dentro de ti, no has estado tan emocionado desde que te habían enseñado a andar en motocicleta.

—Dios, te ves tan bonita, ni siquiera puedo mirarte.—Susurro frente a tu rostro, se humedeció sus labios y se agachó un poco para buscar el sobrecito en el bolsillo de sus pantalones que estaban en el piso. Seguiste sus acciones hasta cuando se colocó la protección y subió una rodilla al sofá, apoyándose en esta.

No dijo mucho en aquel momento, solo viste como se apoyó su mano en el respaldo del sofá a un lado de tu rostro y la desocupada fue a tu mentón, haciéndolo hacia abajo para que abras ligeramente la boca, besándote con lujuria total.

Las lágrimas pincharon tus ojos cuando la punta de su miembro se abría paso entre tus pliegues delicados. Sin querer mordiste el labio de Inui, causando en él un fuerte gruñido ronco, casi parecido a un ronroneo. Dejo un pico en tus labios y luego otro.

—¿Le duele a la princesa?, lo siento.—Te hablo con preocupación, algo molesto porque no se dio cuenta antes de lo brusco qué tal vez fue. Tras ir metiéndolo con precaución, buscó tu aprobación mirando de cerca tus ojos.—Solo un poco más... relájate.—susurro con voz suave. Te quejaste en voz baja al sentirlo tan profundo, no pudiste no observar abajo y como se unía su pelvis con la tuya.—Ya... está, preciosa.— cuando llego al límite de tu cavidad, se quedó ahí por unos instantes, esperando a que te acostumbres a su tamaño.

Asentiste con la cabeza y giraste levemente tu rostro hasta dar con su brazo a tu lado, podías ver como se flexionaban sus músculos al sujetarse con fuerza en el respaldo, también no pudiste no mirar algunos arañazos que habías dejado anteriormente. Tu mano se sujeto de su brazo para tener algo de que sostenerte.

Empujando sus caderas hacia atrás, te golpea una, dos veces, ganándose un gemido estrangulado de ti cada vez. Al oírte, Inui pudo continuar tal como él quería, solo soltabas sonidos de placer absoluto, no tendría porque contenerse contigo.

El miembro de Inui alcanzaba una y otra vez tu punto más dulce con cada estocada, cada cual más fuerte que la anterior. Uno de sus brazos sostuvo tus caderas, envolviéndolas para levantar tu trasero un poco del sofá, aquel nuevo ángulo te hizo revolotear los ojos.

Para él era tan divertido jugar contigo, cuanto más te follaba, más bonita eras.

—Date la vuelta, amor.—La lujuria en la voz de él aumentó, al igual que su aspereza y velocidad. Diste un suspiro entrecortado y te pusiste de rodillas contra el sofá. Inui te dejo acomodarte como prefieras, sosteniendo con fuerza tus caderas para que no te separes demasiado.

Tus manos se aferraron al respaldo del sofá y miraste hacia atrás con tu mejilla contra el dorso de tu mano. Al mirar como le veías, Inui te sonrió, guiñando un ojo hacia ti mientras volvía a penetrarte lento pero deliciosamente.

Querías ver cómo se veía mientras te golpeaba por la espalda. Era tan hermoso, un mechón de su cabello se pegó en su frente, viste como se esforzaba por no cerrar sus ojos ya que quería apreciar tu cuerpo indefenso. Su cara estaba ruborizada ya que su único foco eras tú.

Cuando su ritmo fue aumentando, a su vez su agarre en tus caderas te movían contra su miembro con fuerza, no descansaba hasta llegar al fondo de ti. Soltó pequeños gemidos cuando te sintió apretarle de más, acaricio tu espalda con su palma abierta, para calmarte un poco.

—Puedes soportarlo, princesa. Sé que puedes...—murmuraba suavemente alabanzas. Aún con tu rostro girado, mirándole, Inui admiraba las lágrimas que rodaron por tus mejillas enrojecidas de tal fricción.

Hizo una mueca, pero no con dolor, sino por lo apretado que estabas a su alrededor. Se sentía como si pudiera correrse en cualquier momento.

El ritmo que marcó fue áspero y rápido, desesperado y profundo, la mano libre deslizándose desde lo largo de tu pecho hasta tu estómago. Estaba tan profundamente dentro de ti hasta el punto en que podías sentirlo en tu estómago. Un quejido salió de tus labios mientras veías como descuido un segundo tu cadera para amasar tu trasero con brutalidad, dejando una palmada a mano abierta.

Miró lo bonita que te veías cuando en aquel momento cerraste los ojos y ralentizó su ritmo de vez en cuando únicamente para admirarte a ti y tus expresiones.

Su pecho se levantaba con respiraciones agudas y un ligero brillo de sudor cubrió su pecho, mientras sus manos frotan círculos relajantes contra tus caderas dejó de embestirte, justo cuando ya te sentías al límite nuevamente.

—Levántate un momento.—Su voz salió temblorosa, salió de ti para que te pusieras de pie y él se sentara en el sofá.

Una vez te vio de pie, volteo tu cuerpo de espaldas a él y volvió a tomarte de las caderas para descender tu cuerpo y penetrarte nuevamente.

Él se encontraba fascinado por la forma erotica en como movías el trasero contra el. De improvisto su mano te sujeto por el cabello tumbando tu cuerpo sobre su pecho trabajado. Desde aquella posición Inui pudo apreciar con mayor determinación tu cuerpo desnudo y automáticamente una mano fue a tu pecho, retorciendo tu pezón entre sus dedos. Tu cabeza cayó en su hombro, entre suspiros a causa del placer y él no pudo desaprovechar su oportunidad para devorar tu cuello en lamidas brutales y chupetones.

Su pelvis te golpeaba el culo cada vez que se metía en ti. Un par de lágrimas cayeron de tus ojos ya que se sintió demasiado bien en esta posición. Su miembro estaba golpeando tu punto G justo, repetidamente. Estarías al borde de la liberación pronto al igual que Inui.

—Oh... mierda.— levantó un poco tus caderas e hizo las suyas hacia arriba, golpeándote cada vez más desesperado. Gemiste en alto cuando llegaste por segunda vez al orgasmo, llegaste a girar tu rostro hacia el, sus narices chocaron mientras tomaban ambos respiraciones hondas con la boca ligeramente abierta.

Sus embestidas fueron haciéndose más torpes, más descordinadas. Cuando por fin llegó al clímax escuchaste un agradable gruñido salir de su garganta, con fuerza y sin contenerse. Mientras sentías el líquido caliente de su semen llenando aquel condon, tu novio movió su cabeza hacia atrás, abrió la boca dando un leve jadeo al aire, viste como trago luego de aquello y su manzana de adán bajo.

Trato de recuperarse en esa posición, sus ojos forzosamente cerrados y recargando su nuca contra el respaldo. Como nunca quito su camisa esta seguía ahí, solo que con botones desabrochados y totalmente arrugada. Tú miraste atenta sus reacciones ante aquel momento caluroso que tuvieron.

Ni siquiera pudiste reaccionar, estabas demasiado cansada y dolorida por el hombre frente a ti.

—Carajo... ¿Estás bien?.—el movió sus ojos hasta ti, tú aún apoyada en su hombro, sin fuerza alguna asentiste con la cabeza. Inui esbozó una sonrisa, movió su cabeza hasta ti y estiró los labios, llamándote a que lo beses.

Le sonreíste de igual forma y te inclinaste un poco para darle un suave beso en los labios, moviéndolos entre sí brevemente para luego separarte de él. Ambos se observaron fijo con una sonrisa, no duró mucho su enfrentamiento de miradas ya que Inui te dijo lo mucho que te amaba, causando que la desvíes en un santiamén y te pongas colorada.


Estoy escribiendo el trío que les prometí con los hermanos haitani, luego empezaré el de Kazutora Y

Y
Y
Y

Tengo unas ganas de hacer un Lemon que contenga "Daddy Kink"con akashi lpm, es que miren miren

WOOF WOOF BARK WOOF BARK WOOF WOOF PUTAMADRENOSELADRARRRRRR

MALDITO PINTEREST QUE ME PONE AL INICIO ESE FANART PERFECTOOLLLOOOOOOOOOO [muere]

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