Ran Haitani

Parte 142<3
Falta poco para los 200



Sin duda era tan emocionante ser mejor amiga de Ran Haitani.

Tal vez peligroso, incluso un poco, pero era un privilegio tenerlo a él y a Rindo protegiéndote de todo. A toda hora. Claro, desde pequeños digamos que se criaron juntos, los tres eran inseparables.

Lo que si, con Ran tenías una relación más especial. Rindo podía llegar a ser burlón a veces, ambos hacían bromas en cualquier situación, con Ran podías hablar más calmadamente de tus problemas en general. Él era bastante comprensivo cuando se lo proponía además que tenía tu misma edad.

Simplemente le pedías consejos y él sabía como ayudarte. Aunque no fuesen lo suficientemente buenos los tomabas igual, después de todo no creciste en una familia tan estructurada como quisieses.

—¡Wooo! ¿No amas salir de fiesta, _________?— Sanzu enroscó su brazo alrededor de tu cuello y te llevo con el. Negaste con la cabeza a su pregunta, aún así estando con vestido y tacones, lista para entrar al bar.— Que mal, al menos diviértete un poco. Siempre andas seria, _________.

—Así es su cara, Sanzu. Déjala.— Ran apareció a tu lado. No te quitó del abrazo de Sanzu, el no era tan celoso. El de trenzas te vio por un momento y sonrió en tu dirección, movió tu chaqueta que yacía sobre su hombro, indicando que él no había olvidado traerla en comparación a ti.

—Oh, gracias Ran.— el desistió en darte tu chaqueta, prometió cuidarla mientras tú te divertías.

Tu grupo de amigos caminaba junto a ti hasta la entrada del bar. La música que sonaba la conocías perfectamente, eso te animó un poco más. Los guardias con tan sólo ver a Izana les hicieron pasar a todos sin reclamo alguno, ciertos privilegios que tenía el líder de Tenjiku.

Admitías que a veces te daba miedo.

A pesar de su semblante serio e intimidante, al menos entendía que si quería a los Haitani de su lado no debía hablarte de mala forma. Tenia cierto cuidado contigo e incluso se esforzaba en no hablar tan sádicamente frente a ti.

Podías ser buena peleando por las enseñanzas de Ran y Rindo pero emocionalmente eras bastante sensible. Eso fue notorio de simple vista para los demás de la pandilla, por lo que ya debes saber como intentaban no asustarte con sus acciones tan... Especiales.

—Ten cuidado cuando estemos dentro, _________.— Izana paró tu andar sujetando tu mano, Sanzu se adelantó y entró como alma que lleva el diablo.— Quédate cerca de Ran o de mi, hablo en serio.

—Claro.— accediste esbozando una gentil sonrisa. Izana te vio por unos segundos para luego girarse y entrar al bullicio de gente. Los demás comenzaron a esparcirse para hacer sus locuras individualmente, menos tus mejores amigos.

—Acompáñame, ________.— Rindo te abrazó de manera relajada enrollando su brazo en tu cintura, reíste ante su actitud y dejaste que te lleve donde sea que vaya.— ¿Ya dije que te ves bonita con ese vestido? Nunca me canso de verlo, _________.

—Si, ya lo dijiste un par de veces.— entrelazaste tus manos mientras caminaban, detrás de ustedes les seguía Ran, buscando con la mirada donde obtener alcohol.— ¿Que me recomiendas beber Rindo?

—Veremos que cosas tienen y te elijo algo no tan fuerte.— habló por sobre la música. Ambos alcanzaron a ocupar un espacio en el mesón del bar, donde estaba el barman. Ran quedó de pie detrás de ustedes, sorprendentemente callado.

—Deberías empezar con algún refresco primero.— recomendó Ran observando entre ustedes las botellas de alcohol.

El barman mezclaba licores de varios tonos, te provocó una curiosidad inmensa como aquel líquido de diferentes colores se tornaba rápidamente de distinto color al inicial.

—Quisiera probar eso.— apuntaste aquel trago que desconocías. Los hermanos Haitani vieron en aquella dirección, ambos poco satisfechos por tu elección.

—Está bien, yo lo pediré por ti.— se ofreció Rindo levantando su mano para llamar al Barman. Te giraste en la silla y quedaste frente a Ran, él aún observaba las demás botellas y menú.

—¿Pedirás algo?— le preguntaste mirando ahora el cuello de su camisa, estaba arrugada.

—Si, aún no se qué cosa...— sus ojos bajaron a tus manos cuando las llevaste a acomodar el cuello de su camisa, alisaste la tela para finalizar.

Asentiste y bajaste tus manos para llevarlas a tu regazo. Ran estiró la suya y entrelazó su mano con una de las tuyas, sonreíste ligeramente ante tal muestra de afecto.

—Ten, bebe con cuidado.— te giraste hasta Rindo y con tu mano libre tomaste el vaso, lo miraste con total antojo.— Con cuidado, _________.

Asentiste agitado la cabeza y lo acercaste a tu boca para dar un trago. Era realmente rico.

Rindo pidió otro trago al igual que Ran, cuando terminaste el primero que habías pedido fuiste por otro. Esta vez Ran te recomendó uno que no era tan fuerte y te podría gustar.

Rindo bebió un poco más... O bueno, se emborracho literalmente a los pocos minutos de haber llegado al bar. No faltó la burla de Ran al ver a su hermano con poca resistencia al alcohol.

—Iré al baño, espérenme.— Rindo se levantó del asiento a tientas y comenzó a caminar hasta el otro extremo del bar. Le seguiste con la mirada y luego viste como el barman te servía otra copa, le agradeciste de inmediato.

—¿Quieres bailar luego?— Ran tomó el asiento de Rindo junto a ti. Asentiste con la cabeza, moviendo la bombilla en círculos dentro del vaso, jugando con el licor.— Bien.

—¿Viste a Izana? Hace bastante que no lo veo.— miraste a Ran beber un trago de cerveza.

—No lo he visto. Debe estar bien, ya lo conoces.— le restó importancia y siguió tomando sorbos de alcohol. A los segundos, Ran recordó algo de suma importancia.— El idiota de Rindo se ha demorado bastante, iré a ver qué sucedió.— se levantó con toda la irritación del mundo y dejó su vaso cerca tuyo.— Espérame aquí, vendré de inmediato.

—Anda tranquilo, estaré bien.— Ran te observó duramente, asentiste y prometiste no moverte de ahí.

Al verlo alejarse entre la multitud diste un extenso suspiro y viste en frente en dirección al Barman. Te entró curiosidad el vaso de Ran así que te acercaste a él y diste un sorbo. Mala idea.

—Waaacala.— te quejaste de inmediato por el sabor tan fuerte de su bebida, miraste el vaso con una mueca de repulsión pura y lo dejaste lejos. Te entraron ganas de vomitar en ese mismo instante.

Estabas tan al pendiente de su vaso, girada hacia ese costado izquierdo, que no te fijaste en tu propio vaso de alcohol.

Quien les había estado viendo durante toda la noche estaba junto a ti y había colocado una sustancia de extraña procedencia en tu bebida. Un polvo que se mezcló con el licor rápidamente.

—¿Como puedes tomar eso, Ran?— te quejaste para ti misma sosteniendo tu boca, sacaste la lengua intentando de alguna forma disminuir el ardor. Al final te rehusaste y giraste a tu vaso para dar un trago. Tal vez tu bebida, que era más dulce, calme el ardor.

La sentiste distinta, estaba más amarga que antes.

—Solo estaba vomitando.— Ran venía acercándose para desgracia de aquel otro tipo. Se carcajeó y se sentó a tu lado nuevamente, le llamó la atención como cerraste los ojos constantemente y dejaste tu vaso a un costado.— Hey, ¿que pasó? ¿________, estas bien?

—Creo que... me hizo mal el trago, no lo sé.— tocaste tu frente, te sentías transpirar de la nada. Ran de inmediato se levantó y agarró tu bebida, al llevarla cerca de su rostro la olió y vio de cerca.

—¿Pero qué mierda...?— vació el contenido en el suelo y tiro el vaso lejos, buscó con la mirada a algún sospechoso hasta que vió como alguien intentaba alejarse abriéndose paso entre la gente.

Te vió antes de acercarse al culpable no sin antes buscar a un costado una mirada conocida para hacerle una seña.

Recostaste tu mejilla sobre el mesón del bar, te dieron ganas de vomitar pero también dolía tu cabeza como nunca. No tenías las fuerzas suficientes para levantarte e ir al baño.

Pronto una cara conocida apareció frente a ti y movió su mano para que tomes atención, frunciste las cejas y achinaste tus ojos, no veías con claridad quién era.

—¿_________?— Kakucho sujetó tu rostro y te ayudó a sentar nuevamente, tus manos fueron a sus antebrazo.— Mierda, te drogaron... El imbecil de Ran no puede ni cuidarte, maldita sea.— se levantó y te cargó en sus brazos, cerraste los ojos de inmediato cuando tu mejilla dio con su pecho.— Tranquila, ya nos vamos.

Todo estaba tan borroso, apenas y sabias que Kakucho era quien te cargaba. Lo oíste, solo por eso.

El caminó con prisa al ver el alboroto que se armaba a la entrada del bar, era obvio que todos los miembros de Tenjiku se dieron cuenta de qué ocurrió. Al menos tu grupo cercano estaba ya ahí con el culpable.

Fue muy mala idea meterse con ________, la única chica dentro de Tenjiku.

En el instante en que Ran vio a Kakucho contigo en brazos se acercó a ustedes, hizo que abras tus ojos y le veas para verificar que estuvieras bien. Le habló a Kakucho algo que no pudiste escuchar ni entender bien.

—Déjala, yo la llevo.— Ran pidió asustado, del enojo paso a preocupación de inmediato en verte en ese estado. Kakucho le ayudó a cargarte y te aferraste al cuello de Ran con fuerza.— Yo... Lo siento, es mi culpa que haya pasado esto.

—Si, es tu maldita culpa.— le gritó Izana desde lejos, él observaba como golpeaban al tipo que te había drogado. Sanzu estaba tan a gusto de golpear al culpable.

—Tomaremos un taxi y nos iremos al hospital, ¿está bien, pequeña?— negaste con la cabeza y Ran volvió a asustarse, él ya había estado caminando lo suficiente para estar alejado del bar y pedir un vehículo. Te removiste en sus brazos.

—Quiero vomitar, Ran.— te quejaste no aguantando las náuseas.

El chico de trenzas dejó que te separes y tras caminar un poco tambaleante vomitaste en la esquina de un callejón, rápidamente tu amigo se aproximó y te hizo agachar más para que no ensucies tu ropa. Sus manos sostuvieron tu cabello en lo alto.

—Prometo nunca mas dejarte sola, _________. Lo lamento, perdóname.— cuando dejaste de expulsar todo el alcohol intentaste limpiar tu boca, por desgracia tu vestido también se encontró sucio.

Que alguien me recuerde porque vine a esta salida...

—No tengo pañuelos, disculpa.— Ran te enderezo para que quedes frente a él y la manga de su camisa se paseo por tu boca y mentón, limpiando correctamente.— ¿Que te duele, ________?

—Solo un poco la cabeza... Tranquilo ya, ya pasó...— la verdad te sentías fatal, pero al menos habías expulsado lo que ese tipo había alcanzado a darte.

Ran abrazó tu cuello sin acercarse lo suficiente, le habías preocupado demasiado y hasta ahora se dio cuenta de lo nervioso que estaba. Con su ayuda, ambos volvieron al estacionamiento y se subieron en su moto para volver a casa.

—Cuida bien de ________.— le advirtió Kakucho encendiendo su moto, Ran le ignoró y te ayudó a entrar a la casa. Se mantuvo callado en comparación a otras ocasiones cuando peleaba con Kakucho, esta vez era diferente.

Los demás de Tenjiku les acompañaron por si acaso, ahora iban a sus respectivas casas después de asegurarse que no te ocurra alguna otra situación peligrosa.

Rindo iba delante de ustedes "preparando el camino" moviendo lo desordenado que estaba esparramado en el suelo para que su hermano pueda cargar de ti sin problema.

—Vas a darte una ducha, ¿está bien?— asentiste a lo que dijo Ran, él te impulsó más hacia arriba para que no caigas.— Tu cabello igual está algo sucio, te ayudaré con eso. Rindo, anda por ropa limpia.

Ran entró de espaldas al baño, empujó la puerta y con su codo encendió la luz. Ni quisiste verte en el espejo por más de dos segundos, te veías fatal. Pálida, sudorosa y aún tu visión un tanto borrosa y cansada, tu cabeza dolía como nunca.

—¡Rindo, la ropa!— gritó nuevamente, te quejaste a su tono de voz y se arrepintió de inmediato.— Lo siento, _________.— te abrazaste más a su cuello y enterraste tu rostro en su pecho, no querías que te suelte.

—Ya, perdona la demora, ________.— Rindo dejó tu ropa ordenada sobre el mesón que tenían en el baño, junto a los cepillos de dientes. Tu amigo te vio con un leve puchero, a pesar de haberse desquitado con el tipo que te hizo eso, aún seguía preocupado.

—Deja eso ahí y sal, yo le ayudaré a bañarse.

—¿No necesitas mi ayuda?— Ran negó a lo que preguntó Rindo, él entendió y luego de acariciar tu brazo en un intento de darte apoyo, salió del baño.

Ran te dejó con los pies en el suelo, te sujetaste de él de inmediato cuando sentiste como podrías caer. Mientras te mantenías pegada a su torso él estiraba sus manos para llevarlas a tu espalda y bajar el cierre del vestido. Cerraste los ojos al presenciar el frío, Ran dejó unas caricias en tu espalda para intentar calentar aquella zona.

—Tranquila, pondré el agua de inmediato para que no tengas frío.— no quisiste separarte de él, Ran no tuvo más opción que dejar que le abraces durante un rato.— Mierda... No le dije a Rindo que traiga alguna pastilla para el dolor de cabeza. Espera...

Sujetaste su muñeca y le detuviste de irse, Ran se acercó a ti nuevamente y te miró plasmado cuando le abrazaste el torso por segunda vez.

—Está bien... Deja que ponga el agua, ________. Estas helada.— Le soltaste para que prepare la tina.—La verdad no se qué droga te dieron ________, y no pienso preguntarle a Sanzu, es un idiota y quizás que me dice.

Tus tacones ya se encontraban fuera de tus pies al igual que el vestido, ahora solo estabas abrazada a ti misma apoyada contra la pared. Miraste el azulejo del suelo sin emitir ninguna palabra.

Era la primera vez que ocurría esto, también como era la primera vez que Ran tendría que hacer esto por ti. Aún con nervios te ayudó a entrar a la ducha y a recostarte adecuadamente, te relajaste al agradable calor que te agobio de un momento a otro.

—¿Está bien así?— preguntó Ran moviendo el cabello de tu cuello, dejando ver esa zona. Asentiste con la cabeza y cerraste los ojos luego de dar un respiro hondo.— Bien... No te duermas o ahí si que no sabré qué hacer.

Sonreíste un poco al imaginarlo, abriste tus ojos para ver su aspecto neutral a un costado de ti, acuclillado cerca de la tina.

—No volvamos a ir ahí...

—Si, no iremos más a ese lugar, _________. Te lo prometo.— afirmó asintiendo con su cabeza. Entendía perfectamente tu leve miedo, pues de no ser por él ahora mismo no sabrías donde estarías.

Tu labio inferior tembló, esbozaste un puchero a lo que Ran rápidamente se acercó a tu rostro y sostuvo tus mejillas en sus manos.

—Hey, relájate, ya estás conmigo.— retuviste las lágrimas y viste a él mayor de los Haitani, su ceño se había fruncido un poco y ahora te observaba con seriedad.— Nada va a ocurrirte ahora ni nunca, tranquila, no llores...

Me dio miedo...— Temblaste ligeramente y dejaste salir unas pequeñas lágrimas. Ran sin importarle lo suficiente dejó que sus brazos envolvieran tu cintura y se agachó para abrazarte, quedó mojado pero eso no importó.

—Lo entiendo, entiendo que tengas miedo, ________.— su mano derecha acaricio tu nuca mientras la otra se mantenía abrazada a ti.— Pero te protegeré, ¿bien?. Esta vez prometo no separarme de ti aunque Rindo se pierda.— reíste cerca de su pecho a lo que dijo.— Y hablo en serio, me asustaste demasiado, _________. No volveré a alejarme aunque sea unos segundos.

Asentiste dejando caer tu mejilla a su pecho, Ran aún seguía abrazándote desde un costado sin fijarse en su ropa ahora mojada ni en ti semidesnuda. Ahora mismo sólo estaba consciente de lo que de verdad importaba, era tu mejor amigo, tenía que estar pendiente de tu bienestar a pesar de la situación.

—Lavaré tu cabello.— se separó del todo para sentarse sobre el inodoro. Tu simplemente dejaste hacer lo que debía, masajeo tu cuero cabelludo con sus dedos y shampoo para luego seguir con el acondicionador. Todo tan gentil y suave como siempre.

Cuando te vió mas tranquila y estable, sonrió un poco.

—Estaba tan preocupado que no pensé en sacar tu ropa interior, perdón por mojarla.— siguió masajeando tu cabello con sus delgados dedos, peinando los mechones que caían a tus hombros.

—No te preocupes.— separaste tu espalda de la orilla y tus manos deshicieron el broche de tu brasier. Ran tragó saliva. Dejaste la prenda a un lado antes de ver como tu amigo movía la cabeza exageradamente observando hacia la pared, casi crujió su cuello.

Quiso acabar con aquel momento inesperado rápidamente así que enjuago tu cabello en pocos minutos. Cuando estuviste lista según su criterio, se levantó y buscó la toalla que había traído Rindo junto con tu ropa.

—Creo que no necesitarás tanta ayuda...— inquirió viendo tu rostro. Sonreíste un poco y limpiaste tu cara antes de incorporarte lentamente, Ran mantuvo la toalla extendida para no ver e incomodarte. Te ayudó a enrollar la toalla en tu cuerpo cuando estuviste del todo lista.

—¿Que trajo Rindo de ropa?— El te ayudó a salir de la ducha y rebuscó en las prendas, sacó una camiseta de su hermano menor, su rostro se convirtió en irritación pura.

—¿Y este por qué trajo su ropa?

—Oh esa es mía, Rindo me la regaló.— explicaste estirando una de tus manos para alcanzarla. Ran rodó sus ojos y simplemente te dio la camiseta.

—Me giraré, me avisas cuando estés lista.— el chico de trenzas observó la pared después de eso, aún escuchando atento por si tropezabas a causa del aturdimiento que podrías tener de repente. Oh, y también quitó su camiseta ya que estaba mojada y sucia por lo de antes.

Estaban tan acostumbrados del otro que se tenían confianza. Vivían juntos, ver a Ran sin playera era algo frecuente.

Pusiste tu pijama luego de secar tu cuerpo y te acercaste a Ran para tocar su hombro. El de inmediato se giró a verte y tomó tu mano, prometió que secaría tu cabello para que no te acuestes con ello húmedo y te enfermes: eso hizo, secó tu cabello como a veces hacia cuando eran pequeños.

—¿Puedo dormir contigo hoy, Ran?— preguntaste aún con tu mano entrelazada con la suya, el asintió de inmediato.

Te sentías realmente relajada junto a él, era tal vez la figura protectora que nunca tuviste.

Dejó que elijas el lado de la cama y te acostaste bajo las mantas en un santiamén, Ran incluso se rió de tu rapidez en colarte bajo sus sábanas.

—Solo espero que no me patees mientras duermo.— bromeó para que te sientas más a gusto, funcionó.

Apenas Ran se acosto junto a ti te acercaste para abrazarle, necesitabas tocarlo, era tan reconfortante estar junto a él. Tu amigo te abrazó de igual manera, pensando en lo cariñoso que era contigo cuando estaban a solas. Si te abrazaba estando con los demás de Tenjiku sin duda se burlarían de él.

Besó tu frente antes de dejar que tu rostro dé con su cuello.

—Te quiero, Ran.

—Yo te quiero más, ________.— respondió en un leve susurro.




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