Los hermanos Haitani +18


Te alzaste de puntillas para alcanzar le caja de cereales. Luego recriminarías a Kakucho del porqué los dejó en un estante tan alto.

Ambos movieron sus cabezas a la vez, observando tu trasero lucirse en aquellos ajustados pantalones cortos. Los hermanos agacharon levemente su torso, no fueron para nada disimulados.

Ran soltó un silbido leve con dos de sus dedos dentro de su boca. Te giraste lentamente para observarle de mala forma.

—¿Que haces en mi cocina? pequeña provocadora —. bromeó Ran esbozando una sonrisa. Ambos hermanos se enderezaron en su lugar, aunque claro, fue notorio lo que antes estaban viendo.

—¿Tu cocina?— inquiriste cruzándote de brazos—. Ran, no te creas tanto. Estamos en este cuchitril al que South llama "guarida"

—Oh vamos, el lugar no es tan feo—. Habló Rindo imitando tu pose— Además, al tú estar aquí automáticamente se vuelve en un hotel cinco estrellas.

—Que lindo —. sonreíste sin ganas—. ¿Alguien me puede bajar los cereales?

Ambos hermanos se miraron entre sí. Tal vez preguntándole al otro quien iba.

—Yo te los bajo, cielo — se acercó Ran finalmente. Al estar a tu lado estiró su mano para llegar a la caja sin problema alguno y la dejó sobre el mesón—. Aquí tienes.

—Gracias —. Agarraste la caja y te acercaste al otro mesón donde estaban los tazones— ¿no tienen nada mejor que hacer que verme comer?

—No — afirmó Rindo. No te había dejado de observar en ningún momento.

Lo suponía

—¿Me pasas la leche, Ran?— te sentaste en una butaca y abriste la caja de cereales, sorpresa, había poquísimo— Pero... la maldita madre...

—No va a hacer falta leche, al parecer — se burló Ran. Comenzó a reír a carcajada limpia mientras incluso aplaudía. Rindo le siguió a su risa.

—¿Fueron ustedes?— aún sentada te giraste para verles, cada uno a un extremo de la cocina. Ambos negaron— Prométanlo. No sería la primera vez que lo hacen.

—Nosotros nunca mentimos— soltó indignado Rindo. Ran asintió con la cabeza.

—Rindo tiene razón, somos de palabra —. Le siguió el juego Ran. Entrecerraste tus ojos y les fulminaste uno a uno. Ambos seguían serios—. Con tu mirada no nos harás confesar nada. No fuimos nosotros, princesita.

—Princesita...— te pusiste de pie para botar la caja de cereales— princesita tu madre.

—Oh, ¿y esa boquita, ________?— Rindo comenzó a sonreír.— Aunque admito que fue buena respuesta, nos insultaste a ambos a la vez. Estupendo.

—Gracias, Rindo —. luego de botar la caja de cereales fuiste a los estantes para ver si había algo más para comer.— ¿Ustedes no saben de alguna cosa que se pueda comer aquí? tengo muchísima hambre.

—Puede ser —. Pudiste notar el doble sentido en el tono de voz de Rindo, pero simplemente le ignoraste.

—Aún sigo sin oír sugerencias —. cerraste los estantes y te moviste más a un extremo para seguir buscando. Los otros dos se mantuvieron en silencio absoluto mientras miraban tu espalda— oh, vamos, ¿no me ayudarán?

—Yo —. Ran te hizo saltar, apareció de la nada a un lado tuyo, su nariz casi rozando tu mejilla. Te giraste para verle con el ceño fruncido.— No literalmente, pero si me puedes comer a mi. Ya sabes...

—Ajá —. llevaste tu mano a su hombro y dejaste unas leves palmadas— Ran, habla en serio, ¿quieres?

—Estoy hablando en serio— murmuró observando tus ojos. Inclinó su rostro un poco hacia abajo para profundizar su mirada. De tal intensidad, diste un paso hacia atrás.

—Otra vez intentas ponerme nerviosa— afirmaste sonriendo sutilmente. Ran para colmo asintió, moviendo su cabeza lentamente — Sabes que a veces resulta y otras no.

—¿Ahora no está funcionando?— dio un paso más cerca de ti, retrocediste.— ¿por qué te alejas? no muerdo — carcajadas leves salieron de su boca, cerró sus ojos cuando rió.— o bueno, a veces.

—No es gracioso...— inconscientemente soltaste una risilla que aumentó la sonrisa en el chico de trenzas.

Otro paso más que retrocediste y Ran se aproximó rápidamente. Del sobresalto chocaste con algo, o mejor dicho con alguien.

Rindo, su espalda contra la pared y ahora su pecho tocando tu espalda. Te congelaste en tu lugar y observaste hacia arriba, al rostro de Ran que cada vez se convertía en una mueca de lo más entretenida posible. Rindo silbó.

—Creo que me chocaste, preciosa—. susurró contra tu cabello. Tragaste saliva al sentirlo tan cerca de ti, al sentir a ambos hermanos mejor dicho.

—Creo que no logré ponerte nerviosa así que...— Ran subió una de sus manos para llevar su índice y pulgar a tu mentón, levantó tu rostro antes de continuar.— Rindo me ofreció su más gentil ayuda. ¿Funcionó?

—¿El qué?— iniciaste actuando confundida, aún así tu labio tembló al hablar, claramente por los nervios.

Siempre se la pasaban bromeando entre sí, de muchas cosas. Otras veces incluso se te insinuaban ambos hermanos, casi directamente. Mierda, solo querías alargar la realidad. Tarde o temprano esto iba a pasar.

—¿Estás nerviosa?— Susurró Rindo peligrosamente cerca de tu oído.

—¿O ansiosa? tal vez...— Dijo Ran, observando tu boca de manera tentadora. Sus dientes mordisquearon su labio inferior, casi saboreando lo que vendría a continuación.

—Aún no— mentiste.

Mentiste tan bien.

—Ya veo— El chico de trenzas te observó a los ojos, directamente.

Sus manos fueron llevadas a tus brazos, acariciaron de arriba abajo en leves caricias firmes. Se sentía la fricción al estar con una camiseta de tirantes. Rindo detrás tuyo dejó apoyado el mentón en tu hombro izquierdo.

—¿Nos das alguna pista para lograr lo que queremos?— Preguntó Ran, siguiendo en la piel de tus brazos, bajando hasta tus manos y subiendo hasta tus hombros.— me gustaría ver como te sonrojas... ¿como te comportas cuando estás nerviosa, ________?

—Creo que desde aquí veo un tono carmesí, ¿no?— Rindo despejó tu mejilla, movió tu cabello hacia atrás para observarte con mayor atención.— Creo que ya tengo una idea de qué hacer... ¿Puedo, _______?

Moviste tus ojos y le viste de reojo, tu rostro aún frente a Ran. Asentiste aún sin saber del todo lo que tramaban.

Rindo sostuvo tus caderas, sus pulgares detrás apretando firmemente. Tú trasero se movió hacia atrás y hubo un choque placentero, los muslos firmes y aquella entrepierna del bicolor chocaron con tu cuerpo. Viste a Ran con las cejas alzadas, emitiste un leve gemido por la sensación.

—Creo que no oí eso bien— soltó más entretenido Ran. Le miraste con irritación, solo eso podías limitar a hacer en esta situación.

Rindo rió suavemente cerca de tu mejilla, aquella risa característica de él cuando está por hacer algo prohibido. Esa vibra traviesa recorrió tu cuerpo de extremo a extremo y sólo logró impacientarte más.

Se restregó contra tu trasero, agachándose levemente para alcanzarlo, su entrepierna endureciéndose a cada roce juguetón. Por instinto pegaste tu espalda en su pecho, Rindo golpeó levemente la pared y en vez de quejarse echó a reír.

Ran dejó un beso corto en tu boca, uno demasiado leve para tu gusto.

—Premio por golpear a Rindo— canturreó cerca de tu boca, sus labios estaban a sólo un suspiro de distancia.

—Rindo, ¿si golpeo a Ran que premio obtendré?— preguntaste moviendo el rostro, observaste las extensas pestañas de Rindo, su perfecta nariz y parte de su boca. El chico de cabello bicolor observó tu boca con una sonrisa plasmada en su rostro.

—¿Por qué no lo intentas para verlo tu misma?— incitó aún mirando tus labios entreabiertos.

Moviendo tus ojos hasta un Ran sonriendo a boca abierta al saber que estás siguiéndoles el juego, levantaste tu mano y le diste una leve cachetada en su mejilla. El dramatizó y movió su rostro hacia un lado. Hubieses reído de no ser por Rindo.

La mano derecha del Haitani menor se enroscó en tu cuello y te guió hasta su boca que se encontraba a tu lado izquierdo. Tu rostro se ladeo hasta el y sus bocas chocaron en un intenso ruido, su lengua de inmediato pidiendo permiso para entrar en tu boca.

El rostro de Ran se agachó hasta tocar tu hombro descubierto, en el lado opuesto el cual estaban ustedes besándose. Dejó un beso en la piel descubierta y la yema de sus dedos movieron la tira de tu camiseta para bajarla. Mientras tanto, Rindo con su mano libre mantenía tu cadera en el lugar adecuado para moler contra tu trasero.

Ronroneaste en su boca cuando Ran llevó sus manos detrás de tu trasero, apretujándolo por debajo de la mano de su hermano. Rindo apretó tu cadera al escuchar aquel sonido salir de tu boca para terminar directamente en la de el.

Rindo dejo de acariciar tu lengua con la suya para dejar ver sus dientes y atrapar en ellos tu labio inferior, lo tiro hacia él mientras sonreía con deficiencia. No alcanzó a separarse del todo cuando Ran se acercó a besarte, su labio tocó la comisura de tu boca y casi empuja el rostro de Rindo para que le deje espacio.

Rindo desvío su atención hasta tu cuello, el cual enterró su cara y comenzó a lamer, besar a boca abierta dejando leves chupetones. Ran besó tu boca con igual ganas que Rindo, moviendo sus labios entre los tuyos y succionando tu lengua con picardía.

Las manos traviesas de Rindo tallaron tu figura y se colaron por debajo de tu camiseta. Al instante tu cuerpo se estremeció por lo tibia que tenía sus manos; sus dedos largos, afilados, ahuecaron tus pechos por sobre tu brasier empujándote hacia atrás para que te pegues a él nuevamente.

Mientras Ran te besaba sostuvo esta vez él tus caderas para empujar en leves movimientos tu cuerpo hacia atrás, causando que te muevas contra la erección de su hermano. Rindo sonrió suavemente en tu cuello, dejando salir un leve gruñido placentero cerca de tu oído.

—Hey, _________ ¿viste— de un segundo a otro los hermanos Haitani se alejaron e hicieron como si estuvieran buscando algo en los estantes, de paso, escondiendo su notoria excitación.— a Kakucho?

Izana se asomó y te buscó con la mirada. Antes que nada moviste tu cabello para ocultar tal vez los chupetones que dejó Rindo en tu cuello.

—No lo he visto, Izana.— actuaste realmente bien, totalmente despreocupada y sin rastro de qué antes estabas besándote con los hermanos más guapos que habías visto en tu vida.— Debe haber salido a caminar por ahí, o búscalo en el salón de juegos. Tal vez otra vez está con mi consola.

Izana asintió con la cabeza, un tanto extrañado por no pensar que probablemente se encontraría ahí, como un adicto a los videojuegos. Te agradeció y se despidió moviendo su mano en tu dirección. A los Haitani ni les miró.

—Eso estuvo cerca.— golpeaste tu frente antes de dar un sonoro suspiro aliviado. Los hermanos Haitani se miraron entre sí, ambos serios.

Lo siguiente que ocurrió fue como Rindo tomaba tu mano y los guiaba fuera de ahí, Ran tocó tu cintura mientras te seguía de cerca. Sonreíste sin disimulo ante lo ansioso que estaban.

—¿A donde se supone que vamos?— reíste ligeramente a las cosquillas que dio Ran en tu cintura por debajo de la ropa.

—A mi habitación.— contestó Rindo sin parar de andar.

—Mejor vamos a la mía.— demandó Ran, dejó un beso en tu cuello mientras te seguía desde atrás. Rindo se giró a verle mal.—Rindo...

—Bien, mierda.— se quejó cambiando de dirección.

Ran quería llegar cuanto antes así que aceleró las cosas un poco. Te giró hasta el, tu mano dejó la de Rindo, y te cargo hasta su hombro. Te aferraste a su espalda ya que te había cargado como una bolsa de patatas.

Rindo se sorprendió al ver como su hermano aceleraba sus pasos, sosteniendo tus muslos sin pena alguna. El menor les siguió paso por paso, ya luego golpearía a su hermano por llevarte con él sin siquiera decirle.






Nota de la autora

Holi, no volví, solo estoy subiendo los capítulos que ya tenia avanzado hace mmmm 3 años atrás?  No tengo idea la verdad JSJSJSJS
año creo que muchas lean ya que sé "Wattpad" está un poco abandonado (al menos en los temas de anime, Tokyo revengers en sí) peeeeero igual se los debía en algún momento.

Quiero agradecer a cada una/o de ustedes por leer todos los One shots que escribió mi persona de hace 3-4 años, de verdad que cada comentario, voto y mensaje de ustedes me hacía sentir muy muy feliz. Hoy tengo ya 20 añitos, y hasta este día tengo Wattpad solo para releer la historia, o más que nada, leer sus comentarios. Espero que cada persona que estuvo desde el inicio hoy esté bien, y completamente feliz, les deseo mucha suerte, buenas vibras, y les mando muuuuuchos abrazos, personitas hermosas.

Conecté con muchas en el transcurso de mi libro, de muchos países diferentes, y tomé muchos consejos e incluso yo di consejos jajsksks me encantó la comunidad que se creó en ese entonces, y si, Tokyo revengers siempre será mi anime favorito, no solo por la trama o porque estuve desde un inicio con ellos, sino también por esta experiencia tan especial que tuve durante unos cortos pero únicos años. Les quiero mucho, Natacha.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top