Izana Kurokawa
Les aviso que prácticamente ya termine el libro, llegue a los 200 capítulos contando los borradores:)
—Te reto a besar a la chica más linda en la sala, en los labios.
Miraste a Izana, te encontrabas un poco nerviosa para no decir muy nerviosa. En tu mente pensabas como besarle en frente de tanta gente.
Pero, luego de un breve silencio, el peliblanco se levantó en otra dirección. Le viste fijamente como te daba la espalda, fue donde una chica que estaba sentada frente a ti y la besó. Tus cejas se fruncieron, estabas confundida.
En serio creíste que él te besaría.
Tiempo atrás
Quiero que sepas que me importas
—¿Crees que esté bien?— Izana yacía a tu lado sentado en el pavimento, ambos tenían la misma rutina de siempre: observar la calle de ambos sentidos, como los vehículos pasaban sobre la velocidad exigida y sus conductores no respetaban las leyes del tránsito.
—¿Crees en el cielo, Izana?— respondiste viendo las escasas estrellas, estaba ya oscuro completamente. El negó.— Deberías planteártelo... Tal vez así, estarías más tranquilo de qué Shinichiro estuviese bien. Al menos eso quiero pensar respecto a mi familia.
Izana quedó en silencio.
Hace demasiado frío
—Debe estar bien.— afirmaste girando tu rostro a verle, sus ojos se encontraron por primera vez en la noche. Aquel chico de cabello blanco se mostraba apagado ante ti y ante todos, él realmente no disimulaba.
No disimulaba como tú.
—No me gustaría que estuviese aquí, divagando cerca, viendo todas las estupideces que he hecho.— confesó Izana aún viéndote fijamente.— Porque si que la he cagado... No sé como aún sigo aquí, vivo.
—No pienses en eso... No cuestiones tu existencia aquí, Izana.— dejaste que tus palmas se apoyen en el suelo, a tus costados, y te inclinaste hacia atrás.— Eso es lo peor que puedes hacer en situaciones jodidas. El preguntarse porque uno sigue viviendo es algo innecesario, una pregunta que te jode aún más.
—¿Por qué dices que esa pregunta jode aún más?
—Por qué no tiene una maldita respuesta.— desquitaste con enojo. Habías estado intentando responder esa pregunta a ti misma, nunca encontrabas una razón de estar respirando ahora mismo.— Por eso nunca te lo preguntes, no pienses porque estás vivo porque créeme que no es lindo saber las posibles respuestas.
Porque siempre las respuestas a esa pregunta son inalcanzables.
—Tus líos mentales me hacen mierda.— se sinceró Izana sonriendo un poco. Reíste mientras asentías, aceptándolo.— Entonces... Voy a tratar de sentirme mejor, creo. Al menos siento que el que hablemos durante ¿cuanto?— te encogiste de hombros.— Bastantes meses diría... Me hace sentir mejor.
Pues claro, no se conocían hasta hace unos meses cuando Izana iba con su peor aspecto por las calles y entraba al café donde trabajabas para pedir lo de siempre.
Tu tenías la manía de atenderlo, lo hacías casi siempre para intentar alegrar su día. A pesar de que tu vida entera era una mierda, como solías decir, te gustaba alentar a los demás a que estén bien. Tal vez no felices con una sonrisa de oreja a oreja en sus rostros pero bien.
Digamos que Izana luego de conocerte un poco más logro dejar salir todo de el. Ambos hablaban todos los días, de todo.
Cuando Izana se vió de mejor aspecto te conmovió. No sabias que se había creado Tenjiku y por eso había cambiado de estilo, él no quería contarte de eso.
Tal vez temía que si te enterabas de que era un pandillero te alejarías de él y no le hablarías por nada del mundo. Y dios, a él lo único que le daba ánimos cada día era salir para ir a aquella calle y esperar tu hora de salida para charlar.
No solo en modo de "desahogarse". De verdad disfrutaba hablar contigo.
Igual le contaste de tu vida. Poco a poco ambos iban soltándose con el otro hasta que se volvieron amigos, íntimos amigos los cuales ni se daban cuenta que lo eran.
No buscabas encariñarte con el, tenías malísima experiencia en esos temas del cariño y amor. E Izana bueno... El no sabía nada de eso.
Por eso cuando te diste cuenta del gran aprecio, del gusto que nació en ti por el, te asustaste. Te gustaba Izana, te encantaba cada parte de él, hasta sus defectos.
—Perdona que ensucie tu ropa, ________.— susurró aferrado a tu sudadera. Sus lágrimas teñían la prenda, humedecieron tu ropa y manos ya que estabas intentando quitar las lágrimas de su hermoso y atormentado rostro.
—Está bien, eso no es ningún problema, Izana.— le abrazaste aún recargada a la pared de aquel callejón. No había tiempo para nada, no habían minutos para ir a otro lugar o a su casa, Izana se deshizo en llanto en ese instante.
—Debería... Debería buscar ayuda pero... Pero no se porqué no lo hago, yo...
—Shhh ya, no hables Izana, solo llora todo lo que debas primero.—acariciaste su cabello y él se abrazó más a ti. Sus sollozos te rompieron el corazón. Antes si que había mostrado esta faceta vulnerable frente a ti pero esta vez fue mucho más intenso. Su espalda se azotaba a la par de sus sollozos y susurros quebradizos.
—No merezco nada bueno. Yo soy el problema, _________. No encajo en ningún lugar, soy muy... Carajo, no sé que soy, no se porque no puede alguien estar ahí para mi y quererme tal como soy.— tus caricias en su cabello pararon al escucharle.
Tu estabas ahí ahora...
¿Izana no se dió cuenta?
—Estoy maldito, joder.— Izana subió su rostro y lo dejó en el espacio del inicio de tu cuello, su cara toco tu piel ahora húmeda por sus lágrimas.— No entiendo como puedo seguir aquí... Sé que nadie podrá amar a alguien tan jodido como yo, es entendible pero... Pero quisiera sentirlo, quisiera sentir que me aprecian o siquiera escucharlo, solo eso necesito... Aunque sea mentira.
Me gustaría hacerte sentir bien
—Izana...— le llamaste acariciando su nuca, su cabello recortado en comparación a cuando lo conociste. El peliblanco se tomó su tiempo para levantar su rostro, su nariz rozó tu cuello en el proceso y sentiste escalofríos.— Yo...
Yo puedo hacerlo
Yo puedo decirlo
Hiciste algo peor.
Le atrajiste más cerca empujándolo de su nuca y su boca se juntó con la tuya, no hubo centímetro de separación en ambos.
Sin importar instancia, lugar u hora, solo sabias que estabas sentada en el suelo con Izana aferrado a ti entre tus piernas. Como un niño pequeño se había abrazado a ti y ambos habían caído al suelo unos minutos antes, y ahora, ahora simplemente te atreviste a hacerle caso a sus peticiones.
Porque si lo amabas.
Esa vez fue el primer beso que tuvieron y el primer beso que tuvo Izana en toda su vida.
Te arrepentiste, porque debiste primero decir lo que sentías antes de actuar imprudentemente.
A pesar que Izana correspondió tu beso casi de inmediato, te arrepentiste de igual forma.
A pesar de... De qué ahora él haya intensificado el beso aún más, sus manos sosteniendo tu cuello y mandíbula, ya estando de rodillas para estar más cómodo mientras te besaba. Te arrepentiste.
Izana merecía que primero le dijeras Te amo antes de besarle.
Lo que el entendió de esto fue tal vez un "Dejemos de pensar en nuestros problemas por unos segundos".
O todo lo contrario. Nadie lo sabría, solo el.
Pero lo que si sabias era que no querías separarte del beso, se te fue adictivo estar con él sin distancia alguna, tocando labios con labios. A pesar de la humedad, de que aún de sus ojos brotaban lágrimas, te sentiste bien por ese instante.
Encontraste un alivio inmediato en sus besos.
Ahora si que estabas realmente enamorada de el.
No fue su último beso.
Recordabas a la perfección como luego de ese maravilloso momento vinieron otros más. Izana iba como siempre a buscarte, a charlar y ahora a besar tu boca de vez en cuando. Lo hacía porque quería, cuando se acordaba que podía hacerlo simplemente se acercaba y juntaba sus bocas.
No le tomó mayor importancia en el contexto de Tal vez ________ me ama, no, porque no estaba seguro de lo que significaba un beso. Él era inseguro de por si, es cosa de imaginar lo que sería para él el término novios o amor de pareja.
Simplemente no era un tema el cual tenía conocimientos.
Tu en cambio dejaste que las cosas sucedan así, pensaste qué tal vez no sepa el grado de lo enamorada que estabas ahora pero tenías la esperanza que él guste de ti. Lo conocías, en este tiempo lo conociste y si estabas en lo correcto: Izana gustaba de ti horriblemente.
Era admiración junto con amor, ese sentimiento el cual apareció en Izana de la noche a la mañana. Un sentimiento que él desconocía. Ahora se levantaba por las mañanas, ya no dormía lo suficiente para desvelarse durante días, cada mañana que despertaba pensaba en ti y eso le hacía sentir extraño.
Pensaba en ti siempre, del qué harías en tal situación, que pensarías, como estabas ahora mismo, todo. Y hubo un tiempo en que lo odió, todo eso tan repentino le resultó terrible.
De ambos tener al otro como soporte emocional, pasaron a tener al otro en todo ámbito. Sus problemas pasaron poco a poco a un segundo plano e incluso se enfocaron más en el presente y sus gustos. Estabas soñando prácticamente, su relación iba tan bien.
Dormían juntos, iban a la casa del otro casi siempre, salían a pasear donde sea, cenaban juntos, todo. Varias veces la chaqueta de Tenjiku quedaba olvidada en tu casa, casualmente estabas tan perdida en tus sentimientos por Izana que nunca preguntaste de aquel símbolo.
Y él seguía sin contar algo de eso.
Tu no hacías preguntas, sabias las cosas que había vivido Izana y te resultaba inapropiado indagar más allá.
Estabas tan enamorada que a pesar de las mentiras que te decía en esos momentos tu le hubieses perdonado aún así. A pesar de que haya creado una vida completamente distinta a la que vivía a diario. Él no quería involucrar Tenjiku en ti por lo que te había convencido de que trabajaba como cualquier otra persona independiente.
Poco a poco tu desánimo y la vida que llevabas tan oscura, se convirtió en lo contrario, tu volviste a sonreír como acostumbrabas. Izana te dio un propósito, uno el cual había llegado a ti como si el destino lo hubiese querido.
—Te queda bastante bien.— Izana desechó los pensamientos que decían que sabias la verdad y simplemente aprecio como te quedaba la chaqueta perteneciente a la pandilla de Tenjiku. Te paraste frente a él y le dedicaste una sonrisa.— Te ves preciosa.
—Gracias, diría que es la chaqueta tuya que más me gusta.— admitiste juntando los bordes de la chaqueta, buscaste algún cierre que subir pero no había nada. Izana aprovechó de estirar sus manos para alcanzar tus caderas y te hizo sentar a horcajadas sobre el.
—Podría comprar una idéntica para ti.— ideó sonriendo, una sonrisa genuina y para nada fingida. Dejaste de darle atención a la chaqueta y te fijaste completamente en el.
—No, está bien así... Cuando se te olvide la ocuparé de todas formas.— sonreíste de igual forma, te inclinaste un poco para dejar que tu codo se recargue sobre su hombro y así llevar tu mano a su cabello. Izana tocó el material de la chaqueta a la altura de tus caderas.
En aquellos momentos en los que ninguno decía algo eran los mejores. Era un silencio perfecto para ambos.
Disfrutaban el solo estar junto al otro.
—Obtendré una de todas formas.— afirmó luego de un rato.— Sería bonito combinar.
—Nunca imagine que dirías eso.— admitiste comenzando a soltar carcajadas por montón, Izana te vio un tanto gruñón por burlarte.
Se cruzó de brazos y alzó unas de sus cejas mientras tu reías.
—Lo siento, es que me dio risa.— acariciaste sus brazos que seguían tensos cruzados contra su pecho. En un segundo de descuido viste el reloj que estaba colgado en la pared y te levantaste de un salto.— ¡Izana! Voy tarde al trabajo.
—Te llevaré.— El rápidamente te siguió y se levantó del sofá. Sacaste su chaqueta de tus hombros y se la diste rápidamente antes de ir por una sudadera tuya.
—Está bien, gracias.— le agradeciste antes de tomar su mano y llevarlo contigo fuera del apartamento.
Un día quisiste ir con él a una fiesta.
Tal vez creías que tambien era la primera vez que asistía a una pero no, los demás miembros de la pandilla antes le habían invitado a una cómo estás. Aunque claro, tú no sabias siquiera la existencia de esos compañeros suyos.
Cuando entraron no sabias que te ibas a arrepentir de haber ido, no pensabas ni un poco en lo que sucedió esa noche.
—¿Crees que deba tomar algo?— preguntó viendo los vasos con algún líquido que no conocía del todo. Te acercaste a pedir uno a quien daba los tragos y tras dártelo le diste un sorbo. Luego se lo ofreciste, asegurándole que de seguro le gustará.
No le gustó pero bueno, Izana no te lo hizo saber tan directamente.
—Está muy fuerte, _________.
Tu terminaste el vaso por el.
A ambos le invitaron a jugar el juego típico del cual ya tenías conocimiento: Verdad o reto.
Esta bien
Solo era un juego
Entre ustedes, primero fue tu turno el cual fue una pregunta bastante predecible. Al menos ambos la estaban pasando bien, escuchando los chismes de los demás desconocidos y riendo cuando los otros se atrevían a realizar los retos.
Pero fue el turno de Izana.
Eligió reto, en ese entonces no te sorprendiste, a decir verdad Izana era de los que no le temían a ese tipo de cosas. No dudaste en emocionarte respecto al reto que le pondrían, tal vez sería divertido o podría incluirte.
—Te reto a besar a la chica más linda en la sala, en los labios.
Va a besarme, ¿no?
No es como si fuese algo nuevo
Izana besó a otra chica, una desconocida que sin duda nunca había visto en su vida. ¿Le avergonzó besarme? Se suponía que ustedes tenían algo.
Nadie notó el cambio en tu expresión. Gritos emocionados y palabras alentadoras si que se hicieron notar. Cuando el terminó el beso regreso a su puesto, exactamente junto a ti.
Mierda, no pudiste evitar mirarle. Para colmo Izana te vió en ese mismo segundo, no parecía consciente de que la había cagado. Él aún siguió viéndote cuando desviaste la mirada de él, tu cambio de ánimo lo notó de inmediato. Te conocía demasiado bien.
—________... ¿Estás bien?— aquel susurro ronco llego a tu oído. Observaste la botella frente a ustedes, esta dictaminaba a quien preguntar si verdad o reto.— ________, estoy hablándote.
—Izana, no me hables ahora.— pediste sin girar a verle. Él dejó de verte únicamente ya que fue tu turno.
De ser otra persona, hubieses hecho el reto que te dijeron que hagas. Era básicamente besar a otro chico. Pero no, no ibas a caer tan bajo.
Tu razón fue Izana. No podías hacerle esto, lo que en verdad querías era que él no sufra más ¿sabes?. Escuchar su vida a diario tal vez te dio un apego no solo a él sino a sus sentimientos.
Simplemente no podías hacerle eso.
—Iré por un trago.— luego de unos turnos decidiste huir del círculo de personas y te pusiste de pie sin esperar a Izana. Nuevamente un vacío recorrió tu interior y sentiste que ibas a decaer otra vez. Afirmaste que sin duda te ilusionaste demasiado con Izana.
Fue una noche caótica.
—¿Que sucedió, ________?— Izana paró tu andar, te detuvo cuando intentaste deshacer su agarre, afirmó ambas de tus muñecas dejándolas en su torso.— Tranquila, hey relájate... Pensé que te estabas divirtiendo, _________.
—Lo estaba hasta que se te ocurrió besar a otra chica, Izana. Yo también estaba ahí, ¿sabes?— lo soltaste amargamente. Tus ojos picaron cuando nuevos pensamientos azotaron tu mente, que eras insuficiente fue lo que más se repetía. Tal vez eso era, él no te besó porque no te encontraba bonita y simplemente no quería que los demás le relacionen de esa forma contigo.
Izana sabía que tu autoestima era delicada pero en ese entonces no pensó en eso.
—¿Querías que te bese, _______?— observaste el suelo ante tu declaración, no estaba en tus planes decirlo tan directamente. Izana afirmó tus manos con una de las suyas y levantó tu rostro.— ________, yo pensé que no te agradaría...
—¿De que estás hablando?— le miraste perpleja, Izana parecía que hablaba en serio. Su rostro se suavizó cuando vio cómo fruncías tus cejas y tu labio tembló.— Acaso... ¿esto no significa nada para ti, Izana?... Nunca lo hablamos pero en serio creí que al menos frente a mi no besarías a otra persona. Eso... Me dolió, ¿sabes?
—No me amas, ________... No creí que fuese importante no elegirte para un reto. Solo somos amigos... Muy cercanos pero amigos, _________.
—Esto es mi culpa.— afirmaste dejando de verle nuevamente. Izana negó de inmediato.— Debía dejar esto en claro de antes, solo asumí algo que nunca fue.
—_________, lamento todo esto, perdón.
—Te amo Izana... Y perdón por no decirlo antes.
—Eso no es cierto, _______. Debes estar confundida, creí que sabias que esto no podría ser nada... Nada más.— Te moviste intentando que te suelte, Izana no tuvo más opción que soltar tus muñecas y en cambio sus brazos envolvieron tu cintura.— Yo no te merezco, ________. Si hubiese sabido que tenías sentimientos por mí me hubiese alejado, creí que esto sólo era para evitar pensar en tus problemas o alguna mierda así... Creí que lo hacías por ti o por intentar ayudarme, no lo sé.
Su rostro se refugiaba en tu cuello mientras hablaba. Le empujaste, tus manos empujaban su pecho para separarlo de ti pero era inútil, el tenía más fuerza que tú.
Él no tenía otro amor, uno pasado. No, él simplemente no podía darte eso que tanto querías. Eso era lo que decía.
—No podríamos... ¿intentarlo?— dejaste caer un par de lágrimas por el agobio.
Por favor que diga que si, solo necesitamos una oportunidad.
—Yo no puedo hacerlo, no podría.— Izana se forzó a decirlo, él disimular sus verdaderas emociones sin duda lo había aprendido de ti.
Alguien tan rota que solo fingía estar bien le había enseñado a Izana, un chico notoriamente inestable, a fingir no estar cayendo en un hondo vacío.
—Pero... Izana, si nos separamos yo...
No puedo rogarle, basta.
—No puedo hacerte esto.
Izana no quiere dañarte.
Al escuchar tu declaración acaba de darse cuenta que no estaba bien todo esto. El si actuaba como tu pareja y eso no era correcto, no lo era para ti. A pesar de si sentir ese apego a tu persona, ese sentimiento de amar, no estaba seguro si estuviera listo para ir en serio contigo.
¿Como iba a ser un novio digno de ti teniendo tantos traumas?
Simplemente no puede hacerlo.
Y para alguien como Izana, lo mejor que podría hacer es alejarse de ti. Ahora que no es tarde.
Me gustaría decir que luego de su pequeña charla decidieron buscar una solución en conjunto pero no fue así. Izana dejó de abrazar tu cuerpo y tu caminaste lejos de él, tu corazón ya malherido se destrozó otro poco. Esa fue la primera vez que lloraste a causa de aquel chico, y lo hiciste durante todo lo que quedaba de la noche.
Nunca supiste de la existencia de Tenjiku, Izana nunca te lo dijo.
Por eso, cuando en las noticias viste de reojo como se había producido un conflicto entre pandillas, la cual dejó varios fallecidos, te extrañaste un poco, más no viste el noticiero completo.
Si te llamó la atención el símbolo que mostraron por segundos, el símbolo de la chaqueta que tenía Izana.
El símbolo de Tenjiku.
¿Izana estará bien?
Bastaron semanas para que te dieses cuenta de lo mal que estabas.
Él no ver a Izana a diario te descolocó por completo. Querías estar con el, necesitabas verle aunque sea de lejos.
Con la lejanía de Izana perdiste el apetito, con los miles de pensamientos oscuros que rondaban en tu cabeza también decaíste aún pero que antes, tu sonrisa se borró en su totalidad. Pensabas que... Tal vez Izana te necesitaba ahora mismo.
Carajo, lo amabas tanto por sobre tu misma estabilidad emocional.
Los días se te mezclaban, no sabias que fecha sería en este entonces. Hoy te sentías al fin un poco mejor.
Después de tanto, después de tal vez más que unos cuantos meses, te encontrabas más viva.
Tus lágrimas ya se habían agotado
¿Por eso no llorabas hoy?
No...
Hoy era diferente.
Estabas tan acostumbrada a la oscuridad de tu apartamento que cuando abrieron la puerta viste una radiante luz. Tus ánimos volvieron de golpe, fue inesperado.
Después de tanto estar sola...
Después de volver a la soledad, a estar sin Izana...
Él apareció.
Quiero besarte
Quiero volver a hacerte sentir bien
Izana apareció en tu apartamento, recién ahí te diste cuenta que el día se encontraba soleado, estaba todo tan claro en comparación a tu oscuridad.
Te incorporaste y caminaste hacia el, estabas aliviada, emocionada, mierda... Habías esperado por esto tanto.
—Izana... ¿qué haces aquí?— no pudiste evitar sonreír, a pesar de estallar en llanto sonreíste por primera vez en meses.
Él estaba sutilmente tranquilo, no llevaba aquella chaqueta de siempre sino iba más casual tal vez. Su cabello como siempre, sedoso, te llamaba a qué lo toques. Su mano sostuvo la perilla de la puerta y sin adentrarse a tu apartamento se estiró para alcanzar tu mano. Su tacto...
—Cariño... Me siento listo ahora...— aquella voz, esa voz que te llenaba de alegría volvió a tus oídos. Mordiste tu labio inferior con fuerza, ¿esto era un sueño?
Esto debía ser un sueño
Izana siempre te llamaba por tu nombre a excepción de ahora.
—Izana...— El soltó la puerta para acercar su otra mano a tu mejilla, con su pulgar limpio las lágrimas que caían sin parar.
El rió un poco antes de que sus ojos se coloquen lloroso, dejó caer unas cuantas lágrimas antes de acercar su rostro al tuyo. Te acercaste más a él, nunca olvidaste como se sentía su presencia.
Dejó un beso corto en tu boca y luego apoyo su frente en la tuya. Sostuvo tu rostro muy cerca de el, acariciando tus mejillas, estaba siendo cariñoso como siempre. Cariñoso como cuando estaban a solas, ustedes lejos del mundo real y lejos de sus tormentos. Al fin volvían a ser los mismos.
Izana aprendió a amar.
Y no fue solo con ayuda del tiempo.
—Te amo tanto.— confesó siendo más sincero que nunca, sollozaste.— En serio, te amo _________, siempre lo he hecho.— afirmó con total seriedad, se enfocó en ti y no en las lágrimas que brotaban de sus ojos o en lo temblorosa que estaba su voz.
Asentiste con la cabeza, sonreíste, sonreíste de manera genuina mientras te alzabas y enrollabas su cuello en tus brazos. Izana te abrazó fuerte, sus pechos se juntaron y dejaste tu rostro en su cuello, se sentía todo tan bien.
Por esto esperabas tanto, ahora al fin estabas con el.
—Gracias por volver.— emitiste temblorosa, eras un lío de emociones. Tu cuerpo temblaba contra el suyo de la pura felicidad y emoción. Izana les separó del abrazo y sus pulgares volvieron a limpiar bajo tus ojos la humedad de las lágrimas.
—Prometí ser mejor por ti, ________.— él sonrió tan seguro de sí mismo. Asentiste y besaste su boca nuevamente.— Creo que ya es hora de dar ese paso, ________.
—Bien...— no podías dejar de llorar. Limpiaste tu cara con las mangas de tu sudadera y le viste atenta, él aclaró su garganta y también limpió su cara.
—_________.— sonreíste y seguiste viéndole a los ojos, aquellos ojos violetas con los que llegabas a soñar.— ¿Podrías ser mi novia?— te ibas a acercar nuevamente a besarle pero sujetó tus hombros.— Si aceptas debes saber que será para siempre, planeo amarte hasta que tú lo decidas, ________.
Asentiste sin dudar.
Esto es lo que ambos querían después de todo.
Nuevamente se besaron para sellar aquella propuesta, no se querían separar del otro, era tan intensa su conexión que se podría apreciar desde la distancia. Era un amor de libro, tan intenso que llegaba a ser sobrante.
No sabes cuanto duró, se separaron solo cuando vieron que fue suficiente para ambos. Izana te hizo salir del apartamento y cerró la puerta, dejaste que te guiara sin importar tu aspecto.
—Ahora... Me gustaría que conozcas a algunas personas.— canturreo emocionado, nunca lo habías escuchado más feliz.
Sostuviste su mano con firmeza, ambos lo hicieron no queriendo alejarse del otro nuevamente. Izana te guío por el edificio, viste a tu alrededor con claridad. Nuevamente lo justificaste con lo acostumbrada que estabas en tu apartamento oscuro, sin vida.
Cuando salieron del edificio lo entendiste.
Te habías perdido de esto y más. Habías estado tan encerrada, tan deprimida, ahora que veías estos colores vivos y florecientes si que pensaste de otra forma. Esto te perdías por estar tan... Mal.
No había manera de describir la euforia que recorrió tu cuerpo. Izana vio tu expresión, observó a detalle cómo veías lo real que era afuera. Ambos caminaron más y más, el sol brillaba más que nunca, tus ojos llegaban a picar de lo intenso que estaba la luz.
Pero te gustaba. Ahora te agradaba el ambiente luminoso, aún más ya que ibas junto a Izana.
No te importó dejar tu vida atrás, simplemente seguiste con quien amabas. Siguieron durante bastante, ambos juntos, y efectivamente nunca se separaron.
Izana cumplió el estar siempre junto a ti, amándote como debería hacer.
Espero que se entienda el final.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top