| Cita con Inui +18|
Segunda parte del penúltimo escenario <3
No está corregido el cap así que cualquier error me lo hacen saber xfi
Advertencia de Lemon
eaeaeaeaea
—Te juro que tirare tu celular a la pared si sigue sonando.—Inui hablo a un lado de ti. Ambos yacían recostados en la cama desde hace un rato, simplemente mirando el techo.
—Te juro que yo lo tiraré de la ventana para afuera si lo sigue haciendo.— rectificaste. Tu celular vibraba y vibraba con notificaciones de tus amigos. Un whatsapp tras otro, una llamada tras otra.
—¿Por qué no les contestas?— Inui giró su rostro hacia ti, sus manos sobre su abdomen.
—Porque estoy enojada.— sonreíste a pesar de que lo decías en serio.— Las preguntas tan obvias qué haces...
—Ah...— el rubio quedó callado y nuevamente se puso a ver el techo.
Ahora que tenían la puerta abierta de la habitación por orden de tu madre no se atrevían a siquiera estar sentados junto al otro o besarse. Luego de un silencio algo tenso, ambos giraron su rostro mirando al otro, por tal coordinación soltaron unas risitas a la vez.
—Quiero besarte.— admitió el rubio mirándote con intensidad. Llegaste a tragar saliva y te esforzaste por no dejar de verle.— pero...
Pero mi mamá las caga todas
—Pero...— repetiste con cierta diversión. Inui arrugó la nariz, una mueca tierna a tus ojos.
—No quiero que tu madre me eche de la casa.— soltó apenado.
Comenzaste a reírte al imaginártelo. Era poco probable pero aún así había cierta probabilidad de que algo pase si Inui se atreviese a hacerlo.
—Dudo que te eche.—Inui te presto atención.— me echaría a mi de la casa.
Ambos rieron a la vez, ni te importo en ese momento que tu madre se pregunte porque tantas risitas por aquí y por allá. Al darse cuenta el rubio de qué se estaban riendo cada vez más alto, acercó su mano a su boca y te indico que bajes la voz. De a poco fueron bajando sus carcajadas hasta que quedaron solo risas cortas al aire.
—Ay.— diste un largo suspiro y apoyaste la mejilla contra tu colchón. Inui se recostó de lado, apoyado con su codo en tu cama y su mejilla en su palma. Ahí se quedaron mirando por bastante rato.
Ambos estaban cómodos con la mirada del otro, nunca se les paso por la cabeza desviar la mirada a pesar de la intensidad con la que se miraban.
—Deberías irte.— hablaste de manera baja, casi en un susurro.
Inui hizo el intento de fruncir sus cejas, un leve movimiento que quedó incompleto.
—Te despides de mi madre, y cuando te avise subes trepando el árbol de allí.— levantaste tu índice indicando la ventana de tu cuarto. Afuera yacía el árbol el cual era el cómplice de tus escapadas con la ToMan.
—¿En serio?— sin querer creerlo, Inui te miro con cierta sospecha.
—Si.— afirmaste de inmediato.
—¿Quieres estar a solas conmigo?— El ojiazul se inclinó un poco hacia ti, tal vez buscando algún indicio de broma en tu rostro.
—Si.— volviste a repetir escondiendo una sonrisa que quiso escaparse.
—¿Seg
—Inui ya vete.— te levantaste de la cama y fuiste a la puerta de tu habitación, te asomaste por las dudas de que tu madre esté espiando.
Al girarte hacia Inui el aún seguía en la posición de antes, tal vez procesando lo que le habías dicho que haga.
Tras llamarle nuevamente, carraspeo y se puso de pie de inmediato tras tomar su mochila.
—¿Como me despido?.—te susurró apenas salió de tu habitación. Al ir bajaba las escaleras le ibas apurando entre susurros.
—¡Mamá!, Inui ya se va.— te apresurar a abrir la puerta y lo empujaste fuera. Tu madre llegó casi trotando hasta ti para despedirse del rubio.
—Está bien, hija tranquila.— al verte empujándole fuera te echo un vistazo para que te comportes.— Inui fue un gusto conocerte, espero verte más seguido.
Oh si por favor.
Ojalá.
—Eh.. igualmente, me agrado conocerla.— A Inui no se le quitaba la sonrisa leve que tenía, dió unas cuantas risitas completamente nerviosas y retrocedió de espaldas, mirando a tu mamá aún.— espero que podamos volver a... hablar y... adiós.
Una mueca se instaló en tu cara, ¿acaso no pudo sonar menos sospechoso?
—Me cayó bien tu amigo, hija.— tú madre te dio una palmadita en tu hombro y sonrió de manera gentil. Quien diría que si se enoja, huye hasta su ángel de la guarda.
—Si jajaja.— observaste a tu madre que fue a la cocina y la seguiste de lejitos. Esperaste unos segundos para volver a hablar.— ¿No tienes sueño?, de casualidad...
—Mmmh, aún no.— tomo un par de platos y comenzó a lavarlos.— ¿por que la pregunta?
A ver... cómo te explico...
— Por nada, ya voy a dormir porque tengo muuucho sueño.— sin esperar respuesta saliste corriendo despavorida hasta tu habitación. Despejaste la cama, yendo a botar los papeles y las botellas de tequila que quedaron, y te recostaste para comenzar a mensajear a Inui.
Pasaste de largo todos los mensajes de la ToMan. Aunque pudiste ver como habían varios "Disculpa" y emojis de corazones rotos.
________
¿Donde estás?
Inui<3
En la esquina de la calle
_________
Ah
Espera un momento a que se vaya a su habitación y subes
Inui<3
Aún no me dices para qué quieres que suba:)
_________
Deja de hacerte el tonto, gracias :)
Inui<3
<3
Dejaste tu móvil a un costado y esperaste pacientemente, escuchando lo que pasaba en el primer piso.
A los más o menos quince minutos, se oyeron pasos seguido de una puerta cerrándose. Ni un segundo bastó para que mensajees a Inui y le avises que suba a tu habitación.
Te asomaste por la ventana lo suficiente para ver a Inui intentando trepar el árbol con sumo cuidado de no caerse ni hacer el mínimo ruido.
—Cuidado con las hormigas.— susurraste lo suficientemente alto para que te escuche. El rubio te miro asustado.— es broma, ya sube.
Te sentaste en tu cama pacientemente, Inui camino sobre la gran rama que daba a la ventana y se sostuvo del marco para meterse al fin dentro de tu cuarto.
—¡Eso!.— tras cerrar la ventana celebró haber demorado poco y sin ningún contratiempo.
—Shh, cállate.— te acercaste para tapar su boca.— Apenas y se fue a la cama, se va a demorar algo para quedarse dormida.
—Perdón, perdón.— habló contra tu palma. Tras mirarle seriamente, esperando a qué no hable en voz alta, separaste tu mano de su boca.— y... Ya estoy aquí.
Inui sacó su mochila y la dejó escondida, por si acaso, bajo la cama.
—Sep, si te vi llegar.— aplanaste tus labios, algo indecisa de qué decir. Tomaste asiento sobre el colchón de tu cama y el rubio repitió tu acción, algo tenso.
¿Y ahora que?
—Le dije a mi mamá que me vendría a dormir.— le contaste para al menos decir algo.
—¿Y tienes sueño?.— te pregunto Inui, llevando su mirada hasta tus ojos.
—No.
Que ganas de tirarme de la ventana para abajo con tal de acabar la tensión.
—Hey, hija.— se escucharon pasos subir al segundo piso, acercándose a tu habitación.
—Mierda.— te levantaste de un salto, sin saber qué hacer.— Inui, escóndete.— el chico entró en pánico y no supo qué hacer, al escuchar los pasos acercándose le empujaste al piso.— Bajo la cama.
—Hija viste mi peinet...
Tu madre al abrir la puerta de tu habitación se encontró contigo ya bajo la cama, acostada de espaldas hacia ella. De reojo viste como Inui se esforzaba en meterse bajo la cama, al final se cansó y se apegó a la pared únicamente.
Al escuchar como cerraba la puerta y volvía a bajar las escaleras, Inui y tu soltaron todo el aire retenido en sus pulmones. Sacaste las mantas de sobre ti y caminando de puntillas cerraste la puerta con seguro.
—Carajo, casi me hago pis del susto.—apoyaste por un breve momento tu frente contra la puerta, tratando de tranquilizarte. Al irte girando para ver a Inui te recibieron sus labios.
Movió su boca contra la tuya con intensidad. Quiso apegar su pecho al tuyo así que se presionó a tu cuerpo, tu espalda chocó con la puerta de manera suave. A los segundos correspondiste el beso y comenzaron a hacer el encuentro más pasional.
Las frías manos de Inui se colaron por tu cintura, bajo tu prenda de vestir. Llevaste tus manos a su cabello y lo jalaste hacia ti, sentiste como abrió la boca soltando un gemido quejoso y seguido sonrió con euforia.
Sus dientes llegaron a chocar cuando se abalanzó nuevamente hasta ti, comenzó a subir sus manos, llevando tu camiseta con ellas. Separó su boca únicamente para sacar la prenda de tu cuerpo y dejarla caer al suelo. Ahí volvió a juntarles y buscó tu boca otra vez, sus manos las ubico detrás de tu cuello y sus pulgares presionaron tus mejillas con fervor.
Soltaste un pequeño sonido apenas audible al sentir como succiono tu labio superior entre sus dientes. Te saboreo, dejando pequeñas lamidas en tu labio inferior cuando se separaba de ti para respirar pesadamente.
Dejaste de tomar su cabello y bajaste tus manos hasta su cara, acariciaste la suave piel de sus mejillas e Inui llevo su mano derecha a la tuya, tras dejarla sobre tu mano izquierda comenzó a guiarla hasta abajo, un breve pero intenso camino hasta la orilla de su camiseta.
Sonreíste contra su boca al sentir como introducía tu mano guiada por la suya, bajo su camiseta, invitándote a tocar su abdomen cálido y endurecido. Reprimiste reírte en pleno beso por tal acción, simplemente te deleitaste tocando los cuadritos bien hechos de Inui y la V que sobresalía un poco.
—¡Inui!.— chillaste contra su boca en voz baja al hacer que te presiones contra el. Su mano libre había ido hasta tu trasero para agarrarlo con su palma, incluso te levantó un poco haciendo que quedes más de puntillas. El rubio esbozó una sonrisa traviesa y aprovechó tu descuido para girarles a ambos y comenzar a caminar, tu yendo de espaldas hasta la cama.
Antes de que te empuje sobre el colchón te deshiciste de su camiseta blanca y dejaste al descubierto su torso pálido. Fijaste tus ojos por un breve minuto en su abdomen, te diste el lujo de contar los cuadritos que se notaban. Inui te interrumpió el espectáculo y se inclinó hasta ti, agarrando tu mentón te hizo besarle nuevamente.
—Agh.— el chico se quejó contra tu boca cuando le mordiste el labio un poco.— salvaje.
—¿Es un halago?.— sonreíste cuando toco su labio con su pulgar, justo donde le mordiste.
Inui humedeció su labio que ahora yacía dañado y apoyó una rodilla en el colchón, entre tus piernas. Te sentaste ligeramente más atrás, aún sin entender que haría.
Inui lentamente fue agachándose contra ti y apoyó ambas manos en el colchón, a estas alturas tu espalda estaba totalmente extendida.
Acercó su rostro al tuyo, rozando sus narices y ladeo su cara para besarte de manera correcta. Su lengua se introdujo en tu boca rápidamente, sin siquiera pedir permiso. Comenzó a iniciar un beso totalmente hambriento, incitando a que abras la boca lo suficiente para que te devore como corresponda.
Envolviste su cuello con tus brazos y lo acercaste más a ti, Inui se agachó lo suficiente para apoyarse contra un codo y su mano libre se quedó bajo tu cuello, casi en el lugar de tu corazón. Trataste de seguir su ritmo en el beso, jugueteando lengua con lengua, moviendo los labios a su compás.
Un leve apretón en uno de tus senos te hizo jadear, soltó una maldición al aire por la presión entre sus pantalones que pedía ser liberada, pero no, antes quería hacer otra cosa.
Junto su cuerpo lo más posible y su mano libre dejó tu pecho para bajar hasta tu espalda baja, rozando tu trasero. Su boca dejó tus labios de manera repentina y te quejaste, mirándole confusa.
—¿Que...?— tu voz salió en un susurro. Inui simplemente miro tus labios, estos estaban realmente rojizos. A pesar de estar todo oscuro dentro de la habitación, era muy notorio.
Inui no habló, en cambio, bajo su rostro y la llevó a tu cuello, dejó unos besos sonoros en el para luego pasear su lengua del inicio hasta casi tu mandíbula. Dejaste salir un gemido a la par de Inui que soltó un hmh, satisfecho de lo que había escuchado.
Levantó tus caderas con la palma que tenía debajo tuyo, tu intimidad dio un roce a su rodilla, su muslo que estaba entre tus piernas. Abriste ligeramente la boca e hiciste la cabeza hacia atrás, aquella sensación tan lejana pero presente se mantuvo ahí. Nuevamente levantó tus caderas del colchón, comenzando a hacer roces más repetitivos.
Los pequeños sonidos que dejabas salir de tu boca encantaron los oídos de Inui, tanto así que quiso escucharlos con mayor frecuencia. Se levantó un poco para desabrochar tus pantalones y bajarlos hasta tus tobillos. No te dejo ni hablar y retomó la posición de antes, ahora volvió a repetir aquellos movimientos de tu entrepierna contra su rodilla, o más bien su muslo.
Tus delgadas bragas hacían la sensación más placentera, estás se humedecieron cuando Inui siguió aumentando la frecuencia de los movimientos y su boca devoraba tu cuello, dejando incluso chupetones en lugares precisos y posiblemente ocultos.
—Mierda, lo siento.— susurró contra tu cuello al ver que por la emoción dejo una gran mancha lila en tu piel. Tu eras toda gemidos así que ni le prestaste atención.
—Inui...— gemiste al sentir un cosquilleo en tu estómago bajo. El chico terminó por dejarse llevar y se separó para bajar sus pantalones esta vez, lo hizo apresuradamente. Antes de dejarlos caer al suelo se aseguró de sacar el preservativo del bolsillo y lo dejo sobre el colchón, a un costado de ti.
Después de fijarte en el sobre miraste de su cintura hacia abajo, su erección punzaba en los bóxers negros, un gran bulto se hizo visible ante tus ojos y temblaste de anticipación.
—¿Que sucede?.— su voz salió más ronca de lo normal, y añadiéndole lo agitado que estaba, era simplemente arte.
—Nada.— sonreíste al tenerlo de pie frente a ti, su figura imponente, su sonrisa de costado acompañada de su cabello caído por el sudor que había iniciado. Tenias una vista intensa.
Moviste tus pies para dejar caer tus pantalones al piso y acomodarte mejor contra el colchón.
—Dime que era.—volvió a cernirse sobre ti con su codo a un lado de tu cara.— no me dejes con la duda.
Para evitar la vergüenza alzaste él cabeza para besarle pero Inui te paró desde tu cuello. Te dejo quieta contra el colchón, observándote con interés; con deseo.
—¿Que estabas pensando?.— inquirió acercándose a tu rostro con aire depredador. Viste sus labios mientras se acercaba, estaban húmedos y ya algo hinchados de tantos besos, se veían apetecibles.
—Nada...— Inui agarro tu trasero con su mano libre y te separó del colchón alzándote levemente, tu intimidad volvió a rozarse con su piel ahora descubierta.— deja de hacer eso...
—¿Por qué?.— las venas de su brazo con el que se sostenía se volvieron más prominentes a medida que él se acercaba a tu cara.
—Porque no me deja concentrarme, no seas así.—admitiste contra su boca, solo estaban a milímetros de encontrarse nuevamente. Siguió moviendo tus caderas contra su muslo, presionando tu intimidad con fijeza.
Inui te beso en un instante volviendo a invadir tu boca. Ni siquiera te diste cuenta pero él soltó tu trasero para llevarla hasta detrás de tu espalda y desabrochar el sujetador para quitarlo de ahí. Tu seguiste moviendo tus caderas contra su muslo inconscientemente, la sensación te encantaba tanto que lo empezaste a hacer por ti misma.
Diste un sonoro gemido cuando la boca de Inui encontró tus senos, beso la cima de uno al igual que hacía con tu boca, humedeció la punta envolviendo su lengua en ella, luego fue a tu otro seno y repitió la acción, endureciéndolos. Su miembro presionaba tu muslo cuando te ajustabas a su pierna y rozabas tu intimidad. Era un sinfín de sensaciones placenteras.
Inui dejo un chupetón en uno de tus pechos a propósito. Se esmeró por un rato a aquello, a enterrar suavemente sus dientes, a succionar, chupar y más en tu piel limpia.
No te resististe y tu mano viajo hasta sus bóxers, palmeaste por sobre la tela recibiendo un gemido a boca abierta por parte de Inui. Al disfrutar de ese leve sonido decidiste introducir tu mano dentro de su ropa interior, rozándole con la yema de tus dedos.
—Ah... carajo...—suspiro pesadamente contra la piel sensible de tus senos. Mordiste tu labio y te concentraste en alcanzar su longitud para envolverla con tu palma, comenzaste a bombear de arriba a abajo con total lentitud.— _______...
Su espalda se tensó al sentir como aumentabas la velocidad de los movimientos de tu mano, Inui se estiró para pegar su frente a la tuya. Sus ojos forzando a cerrarse pero él negándose, su nariz se pego a la tuya y soltó variados gemidos en voz baja, estos chocaban contra tus labios al estar tan cerca.
—Mierda no, espera...—gruñó y a tiendas estiró su mano para agarrar el condon que yacía junto a ti. Su ceño se frunció a lo que abría el sobre y se separó un poco de tu cuerpo.— ¿Estás segura?.—asentiste sin titubear. Inui sonrió sin disimular y bajo lo suficiente sus bóxers para liberar su miembro erecto. Le observaste totalmente cómoda como se colocaba el preservativo y se posicionaba entre tus piernas, alzando estás un poco.
Dio unas breves caricias a tus rodillas y nuevamente se acomodó con su codo a un lado de tu rostro, sus brazos pálidos ya bastante tensos junto a ti. Miro entre sus cuerpos y tras hacer a un costado la tela de tus bragas agarro su longitud para guiarla a tu sexo.
Aspiraste hondo al verlo experimentar rozando la punta de su entrepierna por tus pliegues, disfrutaste de la caricia antes de soltar un chillido cuando empujó dentro tuyo. Te sostuviste de las mantas con firmeza y al sentirte invadida no pudiste evitar soltar unos jadeos leves.
—Mierda.— Inui empujó más adentro, se empujó en su totalidad y se agachó hasta ti sosteniéndose con su palma libre sobre tu estómago. Se mantuvo quieto durante unos minutos, disfrutando aquella sensación.
Llevaste tus manos a sus mejillas y comenzaste un nuevo beso. Calmaste de a poco tus músculos, te relajaste al sentirlo nuevamente besándote y jugando con su lengua en la tuya. Inui acarició la piel de tu abdomen con leves caricias y comenzó a mover sus caderas, saliendo y entrando en ti.
Envolviste tus piernas en sus caderas y lo sentiste más profundo. Busco aquel punto g durante un rato hasta que lo encontró. Decidido a no dejar de atenderlo, continuo con el mismo ritmo impuesto justo en ese lugar. Embestidas seguidas, tan profundas que te llenaban por completo.
Ambos callaban sus gemidos con la boca del otro queriendo evitar hacer más ruido del necesario. Inui siguió embistiendo con dedicación y cuando un agarre en tu cadera te hizo quejarte contra sus labios este aumentó su ritmo, ahora te empujaba más rápido. Tu centro se contrajo y te separaste de la boca del rubio para soltar un gemido en mayor volumen.
—Shh, no queremos que nos escuche.—Susurró apenas juntando sus palabras. Te apretaste más a su alrededor y abriste la boca para emitir otro ruido pero el ojiazul tapó tu boca con su mano, aún el codo apoyado contra el colchón.— baja la voz.
Aún hablando, Inui no disminuyó sus penetraciones, le sentiste hasta en lo más hondo de ti; no podías evitar lloriquear y gemir por la sensación tan abrumadora. Inui se quejó en menor volumen contra tu rostro, su ceño se frunció a lo que empujaba, concentrándose en no disminuir su ritmo.
Una calidez acompañada de un cosquilleo te invadió, tu núcleo tembló y te sentiste correrte al fin. Empujaste tus caderas hacia arriba, buscando conectar con el chico sobre ti, aumentando el extasis. Ibas a gritar pero la mano de Inui te lo impidió, mordiste su palma para evitar gemir en alto.
Inui sintió cómo llegabas al clímax así que dejó caer su frente a tu lado, contra el colchón, y siguió embistiendo con salvajismo. Mientras te deshacías bajo su toque Inui llego al clímax tras esconder su rostro en tu cuello, seguido de enterrar su boca en tu piel para no gemir en lo alto.
Un par de embestidas lentas y temblorosas bastaron para que luego él se saliera de sobre ti y se arrodille contra la cama, siendo un lío en cuanto a su respiración. Al dejar tu boca pudiste tratar de normalizar tu respiración y tragaste saliva para no sentir tu garganta tan seca.
Gotitas de sudor recorrían la frente de Inui, estas se desparramaron desde su cuello bajando hasta su abdomen. Tenía un par de rasguños en su cuello pálido y al inicio de sus hombros. No quisiste mirar más y en cambio te fijaste en el techo, tu pecho aún subiendo y bajando con rapidez.
Inui acomodó tus bragas y se levantó para deshacerse del preservativo, adentrándose al baño. Tu no tenías fuerzas para nada, siquiera para pensar que hacer.
—¿Tu madre se extrañaría si te bañas a esta hora?.— giraste tu rostro hasta el baño para mirarle pero desviaste la mirada de inmediato al verle aún desnudo. Inui tal vez pensando que dirías que no y tomarán ambos una ducha.
—Déjalo, yo... iré a arreglarme al baño.—te moviste con pesadez, girando en la cama hasta llegar a la orilla. Inui se acercó sonriente hasta ti y en vez de ayudarte a levantar, simplemente te cargo con su brazo bajo tus rodillas y la otra tomando tu espalda.— necesito ropa interior limpia.— admitiste totalmente nerviosa.
El chico te llevo hasta tu armario y te sostuvo hasta que buscaste un conjunto nuevo de ropa, te dejo en el baño y tras vestirte nuevamente saliste. Inui ya se encontraba con sus bóxers y tu ropa ordenada a un costado de la habitación, la suya la había guardado de seguro en su mochila.
Al ver que habías salido del baño no escondió su sonrisa y fue hasta ti para luego de besar tu boca ayudarte a ir a la cama.
—Mi madre generalmente no me molesta por las mañanas pero si pasa que encuentra seguro a la puerta me gritará a qué le abra.— te acomodaste bajo las mantas, Inui te imito, acostándose a tu lado.
—Me iré temprano.— afirmó de inmediato. Su brazo se estiró hasta llevarte con el, abrazándote. Uno de ellos lo ocupaste como almohada sin ninguna queja de Inui.
—Está bien.— en tu voz se notó tu cansancio, tus ojos parpadeaban en cámara lenta evidenciando que tenías demasiado sueño. Inui dejo un beso en tu frente.
—Descansa, _______.— susurro de igual manera Inui, casi cayendo en el sueño. Tu mejilla se acurruco contra su brazo e Inui te abrazo de la cintura con mayor firmeza, ambos cerrando sus ojos tratando de dormir.
—Inui idiota.— diste un paso bajando la escalera.— ¿que tendrá entre las piernas ese cabrón?.— te incomodaba hasta la existencia.
Ya te habías alistado del todo, hace ya dos horas que el rubio se había ido a su casa saliendo por la ventana. El muy cursi te despertó por los besos que dejó en tu mejilla.
Además sentías un leve dolor de garganta, habías quedado casi afónica. Y eso que el rubio te había impedido gritar.
Te paraste un escalón antes de bajar la escalera ya que tu madre llegó hasta ti, tenía una plena sonrisa en su rostro.
—Hija ya debo irme, te deje comida en el microondas por si tienes hambre.— ella te dio un leve abrazo y dejo un beso en tu coronilla.
—Ya...— te quedaste quieta en tu lugar para que no note nada extraño de qué caminas de cualquier forma menos normal. Ella te miro entrecerrando sus ojos, inclinando un poco su rostro hacia un lado.
—¿Sucede algo?.— pregunto aún mirándote con sospecha.
—No...— disimulaste tus nervios comenzando a fregar tus ojos.— debe ser porque recién me desperté, estoy muy cansada.
No te creyó mucho, siguió observándote de cerca.
—O... bueno lo admito, mi mal humor es porque peleé con los chicos ayer.— menos mal tú neurona funcionó.
—Oh _______, ¿por qué te enojaste ahora?.— tu madre se cruzó de brazos.
¿Me estará jodiendo?
—¿Yo?, esta vez ellos tuvieron la culpa.— le miraste enojada.
—¿Segura?, pero si son tan buenos chicos.— pusiste tu mayor cara de póker. Tu madre les tenía en un altar a tus amigos de la ToMan, a todos sin excepción.
Decidiste desviar el tema.
—Bien mamá como digas.— tu madre soltó una risa y se despidió nuevamente para rápidamente salir de casa.
Llegaste hasta el sofá del comedor y te tiraste sobre el. Al sentir una notificación sacaste el móvil de tu bolsillo para revisarle.
Inui<3
¿Estás despierta?
¿Cómo estás?
_________
Recién me levante
Bien, ¿y tu?
Inui<3
Muy bien
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Mikey
PERDÓNANOS _______
Kazutora
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Takemichi
Te llevaré helado
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Draken
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Hakkai
Te dejaré hasta pintarme la cara con marcadores
Chifuyu
POR FAVOR DÉJANOS IR A DISCULPARNOS
________
Bueno
Mitsuya
...
Mikey
Ábrenos
—¿¡YA ESTÁN AFUERA?!.— al levantarte de golpe no procesando tu situación y te caíste de lleno al suelo.
Sonó el timbre de la casa varias veces.
—ESPÉRENME.—gritaste colocándote de pie y caminando más o menos cojeando hasta la puerta.
Abriste la puerta y colocaste tu mejor expresión para que no noten tu nerviosismo. Apoyaste tu antebrazo en el marco de la puerta y te recargaste ahí. Frente a ti estaba gran parte de la ToMan con varias bolsas sobre sus brazos.
—Hola.— saludaste cómo normalmente hacías.
—¿No estás enojada?.— Mikey, quien era el que estaba más cerca de ti, habló.
—¿Por lo de anoche?, bueno si pero... Hoy desperté extrañamente feliz.— admitiste asintiendo con la cabeza. Lo que dijiste alivio a los demás.— Si, así que solo por hoy les perdonaré, ya mañana seguiré no hablándoles.
—Eso no se vale.— se quejó Smiley.
—Eres una tramposa, solo nos dejarás pasar para comer.— Chifuyu alzó las bolsas de golosinas que tenía a cada mano.
—Si, ya pasen.— arrastrando los pies te hiciste a un lado para que pasen uno a uno a tu casa. Les echaste hasta el comedor y antes de que siquiera se giren a mirarte caminaste rápidamente y te tiraste al sofá vigilando que nadie te haya visto.— Bueno y... ¿quieren ver una peli o algo así?.
Tus amigos te vieron a la vez como te estirabas de lo más cómoda en el sofá. Subiste tus pies al sillón y te sentaste modo indio. Ahí les esperaste a que los demás se organicen y pongan los dulces que trajeron sobre unos recipientes.
—¿Recibiste una buena noticia o...?— inquirió Draken tras sentarse a tu lado.
—Nop.— le quitaste los dulces que tenía sobre el.
—¿Entonces...?.— Smiley se sentó a tu otro lado y acercó su rostro a ti queriendo que sueltes la verdad.
—Hoy es Domingo.— trataste de inventarte algo.— y los domingos la gente no se enoja.
Mikey comenzó a reírse de lo que habías dicho, era lo más ridiculo que había escuchado en su vida.
—Ah... con razón.— Chifuyu también tomó asiento a un costado. Diste un extenso suspiro y te acomodaste en el sofá esperando a que los demás elijan una película.
Justo que estaba haciendo un wsp de que Kazu te perdía en el centro comercial y le pedía ayuda a la ToMan jajaja que cosas
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