Bonten y la botellita +18

JAAAAAAAA SE VIENE.
Siguiendo con la saga más famosa de este libro: Bonten y la botellita.

Beso con todos check

Pd: Esto es una historia completamente nueva. La rayis es otra por lo cual no conoce a Wakasa (por ejemplo).










Bien...

Finjamos que no estoy nerviosa

—No estoy nerviosa.

—¿Segura?— Aquel chico pelirosa, Sanzu, esbozó una ávida sonrisa, mirándote fijamente. Tragaste saliva, pero asentiste.

—Es solo un juego de niños.— Aclaraste, encogiendo tus hombros.— Ya estoy grande para saber que no será nada serio ni incomodo.

Sanzu asintió, imitó como si te creía completamente. Él era tu amigo desde hace ya un tiempo, ambos se complementaban muy bien por lo que se tenían bastante confianza. Al menos, la necesaria.

Pero claro, era diferente el que ahora te presente a los demás de la pandilla. "Bonten" te parecía algo digno de admirar, pero desde muy muy lejos. Habías visto lo guapos que son sus integrantes, pero habían tantos rumores de ellos que no sabías si era bueno estar dentro de su círculo o no.

Y ahora... ahora debías jugar a la maldita botellita con ellos.

No te quejabas, dejémoslo en claro ahora mismo.

Solo que apenas habías llegado a la fiesta y aún no te ponías al corriente, el alcohol aún no inundaba tu sangre. Sería demasiado lamentable si te sonrojaras por alguna tontería, por lo que necesitabas tequila o whiskey cuanto antes.

Por otro lado, ahora ya estando sentada junto a Sanzu, en frente de algunos de los demás integrantes de Bonten, pudiste apreciar sus bonitos aspectos. El cabello de algunos era totalmente sedoso, sacando de lado lo llamativo que era su color, ante tus ojos de seguro pensaste en que cuidaban su cabello mucho más que tú el tuyo.

Cruzaste tus piernas, una sobre la otra, y viste a tu alrededor. La mirada curiosa que se instaló en tu rostro, llamó la atención de los presentes cercanos a ti. Manjiro había dejado de morder su Taiyaki y ahora su mirada había subido hasta ti, el trozo de comida restante descansando contra sus labios.

Otro hombre al cual ahora tenías su atención, era nada más y nada menos que Kokonoi. Él recorría tus piernas descubiertas de arriba a abajo, una mirada lasciva para nada disimulada.

Básicamente te observaba, porque tu presencia se le hizo novedosa. Y más aún ya que tenías la atención total de Manjiro, su jefe.

Manjiro Sano no era de fijarse bastante en las féminas, nunca fue el tipo de chico coqueto, del que miraba de pies a cabeza a cualquier chica atractiva que se le cruce, no. Tal como antes no era así, ahora mucho menos.

Solo quería verte un poco, solo eso.

— ¿Ya van a girar la maldita botella o no?— soltó en un molesto tono de voz Kanji Mochizuki.

— ¿Tan rápido quieres besarme, Mochi? No seas cabrón y cierra la boca al menos por un minuto.— le reclamó Ran. Alzaste las cejas al notar la sonrisa plena en su rostro a pesar de hablar bastante enojado, su voz rasposa y lo suficiente firme para perturbar a cualquiera.

Tragaste saliva antes de estirar tu mano hasta la mesa de centro, una linda mesa en forma circular completamente de vidrio, la cual tenía sobre ella varias botellas de alcohol. Agarraste una copa que antes te había servido Sanzu, y le diste un largo trago.

—Y Sanzu...— el pelirosa vio en dirección a Kakucho.— ¿Desde cuando eres amigo de _________?, o al menos, ¿en verdad eres amigo de ella?— aquellas preguntas hicieron que Sanzu ría con bastante gracia.— Siempre estás con nosotros, se me resulta bastante complicado imaginar que tuvieras amistades fuera de Bonten.

—Pues las tengo.

Reprimiste una risa, las respuestas de Sanzu eran bastante interesantes a veces.

Kakucho alzó una ceja, esta vez viéndote fijamente.

¿En serio estabas riéndote de él?

—¿Cuantos años tienes, ________?— Takeomi decidió interrumpir aquella situación, y en consecuencia, te volteaste en su dirección. Él se encontraba en un siento individual justamente a tu derecha.

—Veinte.

—Bien, empecemos.— decidió Takeomi, ganándose una burlesca mirada por parte de los hermanos Haitani.

Observaste cómo se acomodaba en aquel asiento con cubierta negra, separando sus piernas y dejando que sus codos presionen sus muslos. Bebiste tu copa de un sorbo.

El silencio reinó cuando Rindo giró la botella. Observaste a los partícipes una vez más; habían chicas también, pero se te era indiferente, no tenías problema con besarte con desconocidas. El drama era besarte con los socios de tu amigo, con tipos guapos y peligrosos a la vez.

Aunque tú podías con esto.

Sanzu al notar tu nuevo subidón de adrenalina, sirvió más alcohol en tu copa. Ahora un poco más relajada, bebiste más rápido que antes.

Bien, me da igual la bendita vergüenza que pasaré esta noche.

Luego culparé a Sanzu de esto.

La botella paró en dirección a una de las chicas desconocidas. Observaste en esa dirección a la mujer de cabello castaño, que hasta el momento no había hablado nada de nada. Ella estaba junto a Manjiro, quien por cierto ya había devorado su Taiyaki y ahora descansaba, con su espalda contra el respaldo del sofá.

Tenía los ojos cerrados, su cabello corto y blanco intacto por la escasa presencia de aire en el lugar. Miraste su pecho, subía y bajaba lentamente, al parecer intentaba dormir.

Dejaste de ver a Mikey ya que Sanzu soltó un grito no lo suficiente sofisticado. Miraste en su dirección y el alzó su mentón en dirección a la botella, había apuntado a ti.

—¿Yo?— te apuntaste a ti misma, varios pares de ojos se concentraron en ti. Sanzu alcanzó tu copa y te la quitó para que vayas donde la chica de antes.

Suspiraste pesadamente y te incorporaste del sofá. Sanzu desde atrás te miraba con orgullo, le gustaba que te distraigas con un poco de diversión, aunque haya una pizca de vergüenza de por medio.

La chica de cabello castaño te dio una sonrisa a boca cerrada mientras te acercabas a ella, notaste que estaba más nerviosa que tú incluso.

Tal vez será porque estaba junto al líder de Bonten, eso sospechabas.

Llegaste hasta el borde del sofá y la chica intentó ponerse de pie, pero la detuviste, simplemente decidiste agachar tu torso y tus manos sujetaron sus mejillas. Sanzu silbó cuando sus labios chocaron, no supiste que ni estaba viéndoles y solo supo que sí se estaban besando basándose en la reacción de los demás de Bonten. Las cejas alzadas de Ran y la sonrisa socarrona de Rindo le dijeron indirectamente que el beso estaba siendo intenso.

Entreabriste tu boca contra la de la chica, la castaña cada segundo se sentía más cómoda con la situación. También sujetó tus mejillas y ladeó su rostro para devolver el beso con más libertad.

Sanzu dio otro silbido al ver desde atrás como la chica te atraía más hacia ella. Kokonoi soltó una carcajada bastante divertida con lo sucedido, estaban tanto un buen espectáculo.

Cuando te separaste de ella, más que nada ya que el aire estaba escaseando en tus pulmones, notaste varias cosas en la habitación. Muchas cosas.

Primero, Manjiro no estaba dormido, ni lo intentaba. Sus ojos estaban abiertos viéndote, al estar junto a ustedes fue el que más tuvo bonita visión de todo y por consecuencia de esto, había quedado más que sorprendido. Segundo, la mínima incomodidad y los nervios por parte de las chicas, se había esfumado por completo.

Y tercero, habías besado a la chica con tantas ganas, que Bonten quiso probarlo también. Fue notorio como ahora estabas en el centro de atención de todos aquellos chicos, ahora el juego había cambiado un poco.




—Lo hiciste bien, nena.— Sanzu bromeó al instante en que te sentaste a su lado. Le viste seria por unos segundos hasta que mostraste una sonrisa. Por su expresión ahora mismo, se te fue difícil no sonreír.— espero que si nos toque juntos me beses así de bien.

—Para ti no habrá beso.— susurraste estirando tu mano para arrebatarle tu copa que antes había sostenido por ti.

Sanzu simplemente siguió sonriendo y se acomodó sobre el sofá, levantando sus caderas sutilmente.

—Eso dices ahora.

Viste hacia en frente nuevamente. Te pareció raro como los Haitani no dijeron nada; según Sanzu, ellos eran bastante burlones dependiendo del día. Por otro lado, Mochi se dispuso a beber más, y Kakucho simplemente sonreía detrás de su mano, fingía rascar bajo su nariz en un intento de ocultar su sonrisa.

Takeomi era un caso aparte... él no disimulaba y te seguía mirando.

Pensó cosas bastante indecentes, no habría porqué negarlo. Ademas, su mirada lo demostraba, y aún así no te incomodaba.

Y respecto a Kokonoi y a Manjiro, preferiste no verles. Sus miradas eran tan fijas, que sin duda tus nervios iban a iniciar nuevamente. No era una mirada coqueta y tal vez orgullosa como Takeomi, con ellos dos no podrías descifrar qué pensaban en ese instante.

Estar con los dos sería un reto...

La botella fue girada nuevamente.

Luego de un par de turnos a las chicas desconocidas, nuevamente fue el tuyo. Cuando dio en dirección a ti, Sanzu volvió a reír con burla. Le diste un codazo que le hizo quejar de inmediato.

—Te lo voy a devolver, no me golpees.— te reclamó inclinando su rostro en tu dirección. Decidiste ignorar a Sanzu y giraste la botella para saber a quien debías besar esta vez.

Poco se esperaba el resultado.

—Bien, ahora si me las pagaras, _________.— El pelirosa al notar que debía besarte, sujetó detrás de tu cuello con bastante fuerza y te tiró hacia el.

Cuando hablaba de una sutil venganza, era en serio.

Lo primero que hizo fue pinchar tu labio inferior con sus dientes, estos sujetaron y mordieron de mala manera. Tras inclinar su rostro aún más, procedió a besarte como debería. Al saborear su boca pudiste notar que estabas sangrando, unos pequeños hilos de tu propia sangre, saliendo de la herida que hizo Sanzu.

Tu labio ardía.

¿Tu amigo era un vampiro o por qué ahora succionaba entre sus dientes tu labio?

Gemiste en su boca, tus ojos se apretaron más de la cuenta al sentir su saliva ahora recubrir tu boca. Ya cuando pensaste que fue mucha su estupidez, llevaste tu mano a su frente y le empujaste hacia atrás.

—SANZU, TE VOY A SACAR LOS DIENTES DE UN PUÑETAZO.— le gritaste, cubriendo con tus dedos la herida de tu labio, tocando delicadamente. Sanzu no hizo más que reír a boca abierta, su pulgar limpio la comisura de su boca con lentitud y finalizó con una sonrisa satisfecha.

Los Haitani también rieron a la loca actitud de tu amigo, y aumentaron sus risas cuando te escucharon y vieron enfadada.

—Creo que nuestra _________ quedó herida.— aún cubriendo tu boca, te volteaste a ver a Kokonoi. Sus ojos se miraron entre sí, el sonrió un poco antes de bajar su mirada hasta tu boca aún escondida.— ¿podrás seguir jugando aún así?

—Solo fue un raspón.— afirmó Sanzu antes de que dijeras algo.— ella va a seguir jugando.

Miraste con duda la copa que tenías frente a ti, si bebías más entonces de ardería el labio. Va a doler como el infierno.

Me da igual la verdad, démosle.

Tras encogerte de hombros te estiraste hasta alcanzarlo y diste un sorbo. Arrugaste tu cara en una mueca, pero seguiste bebiendo. Faltaría más de un rasguño para que dejes de divertirte con la bebida.

—¿Cierto, _________?— Sanzu dio un empujón a tu brazo, carraspeaste y le viste. Él te hizo una seña para que veas a Koko y aunque dudaste, lo hiciste.— Seguirás jugando, ¿verdad?

—Si, claro.— le restaste importancia, bebiste un trago de tu bebida mientras veías a Kokonoi. El asintió sin decir nada, su cabello blanco te hizo verle fijamente por varios segundos más de lo debido.

Creo que es un buen momento para decir que cuando bebes una considerable cantidad de alcohol, preguntas muchas cosas y eres más... directa.

—¿Con qué te lavas el cabello?— tu ceño se frunció y ladeaste el rostro. Kokonoi casi juntó sus cejas al escuchar tu extraña pregunta.

—¿Qué?— murmuró un tanto confundido, creyó que le estabas jugando una broma.

—Que con qué lavas

—Este y con suerte se baña.— se burló Kakucho, te vio con picardía y apuntó a Kokonoi.— Koko es un flojo.

—¿Koko?— repetiste ahora viendo a Kakucho, el asintió.— ¿El que se come o como "Coco", el que secuestra niños?

Todos comenzaron a reír, hasta las chicas desconocidas. Manjiro fue quien rió más sutil, cubrió su boca con la mano mientras se encorvaba en su asiento.

—No secuestro niños, pero si me puedes com

—KOKO, CONTRÓLATE.— Chilló Sanzu, abrazó tu cuello y te hizo chocar tu rostro con su pecho.— ¿Que le intentas decir a mi _________?

—Sigamos el juego.— Mochizuki volvió a reclamar. El mismo fue quien giró la botella.

Siguieron un par de rondas hasta que la botella dio contigo. A esta altura ya no estabas en tu raciocinio, a decir verdad.

Aquí es cuando comienzo a hablar conmigo misma como si fuese otra persona... PERO QUE SEXY SE VE MANJIRO, DIOOOSSSS

Pateaste sutilmente a Sanzu cuando la botella dio en su dirección. En dirección a Manjiro.

—Creo que una hormiga empujó mi pie.

—Sanzu, embruja la botella para que me toque a mi.— le pediste en un susurro. Bebiste de tu copa y le viste de reojo.

El pelirosa no hizo más que estirar su mano y detuvo la botella justo en tu dirección. Tu boca se abrió.

—Sanzu, eso es trampa.— le avisó Kakucho, se cruzó de brazos mientras le veía un tanto entretenido.

Mmmmmmmmm al estar con traje aún así se notan sus brazos tan... tan....

—Firmes.

—La botella iba a parar ahí de todas formas.— se encogió de hombros Sanzu. Le miraste a tu amigo y luego a Kakucho, él simplemente imitó la acción del pelirosa y no puso objeción a tu turno.

Vamos carajo

—¿O sea que es mi turno?— te apuntaste a ti misma con tu índice. Sanzu asintió con la cabeza, se movió bastante brusco.— ¿yo?

—Solo levántate ya.— habló Manjiro.

Tragaste saliva a causa de su tono. Te dio escalofríos, incluso no te levantaste luego de un par de segundos. Si te ponías de pie de inmediato jurarías que te caerías y pasarías la vergüenza de tu vida. Tal vez por la bebida, quien sabe.

—¡VAMOS, ________!

Sanzu cállate que me voy a reír y saldrá todo mal

Caminaste más cerca de Manjiro, él estaba frente a ti por lo que rodeaste la mesa de centro y dejaste de caminar hasta estar frente a él. Detrás de ti, sentías la fija y conocida mirada de Sanzu, y por otro lado, también una igual de fija que la de él, pero un tanto más... extraña.

—Le tocó al líder...— Ran se acomodó en su lugar, dejó salir unas suaves risas al ver tu debate mental. Manjiro simplemente te veía aún sentado.— que intenso, ¿no?

—Nunca le he visto besar a alguien.— añadió Rindo, este en tono más bien bajo, para que Manjiro no le escuche.— Si me burlo luego, ¿crees que me golpee?

—Te va a matar.— afirmó Kakucho. Ran comenzó a reír a todo pulmón.

—Acércate.— Manjiro se enderezó, ahora su espalda no tocaba el respaldo del sofá.— No muerdo.

Mmmm

Mamá, dame fuerzas

—Si, no me muerdas o te golpeo.— si tenías el labio bastante herido, pero eso que dijiste... fue bastante idiota.

Todos los presentes no pudieron aguantar el reírse, todos se rieron. Manjiro te vio seriamente, un tanto tosco y fútil. Sonreíste un poco, decidiste no decir nada más y presionaste tu boca.

Manjiro un tanto desafiante por lo que habías dicho, decidió impulsarse y ponerse de pie. Tus pies se movieron solos hacia atrás por su repentino acercamiento, una mueca aturdida se vio en tu rostro.

En ese momento no habías pensado en el beso de por si, en tu cabeza pasaban miles de cosas, pero menos él cumplir lo de la botella. Cuando Manjiro sujetó tu muñeca y te dio un tirón más cerca de él, tu mano siendo jalada hacia abajo, su boca se encontró con la tuya. No fue intenso ni duradero, fue más bien corto y preciso.

Luego de tal vez unos seis segundos, él volvió a separarse por completo y se sentó en su anterior lugar. Actuó despreocupado totalmente, aquella acción descolocó un poco a los demás de Bonten.

—El líder es un poco bastante aburrido.— canturreo Mochizuki.

—Ya entiendo porqué no tiene novia.— le susurró Ran a su hermano, ambos reprimieron una sonrisa.

La verdad si que fue putamente aburrido. Necesitaba lengua, carajo.

Digo no, no, no, si, no

—Al menos tocaste su boca, eso es una mierda única.— intentó consolar Sanzu, tu amigo dejó caer su mejilla a tu hombro apenas te sentaste a su lado nuevamente.

La botella fue girada nuevamente. Estupendo.

—Al fin, botella de mierda.— Takeomi celebró que sea su turno, su esperado turno.

El hombre se contentó y se sentó más a la orilla de su asiento, observó fijamente la botella mientras esta giraba rápidamente.

Cuando la botella dio en tu dirección, la sangre se te heló.

No, se calentó.

Y ahora que Takeomi relamió sus labios, no solo se calentó tu sangre. Tus mejillas también se adornaron de carmesí. Fue bastante notorio, pero hiciste como si nada hubiese sucedido.

—Te pusiste roja, ________.— le diste un codazo a Sanzu.

—Cállate.— le viste enojada antes de obligar a tu cuerpo a levantarse.

—Cállame.— Respondió Sanzu, sonriendo otro poco antes de guiñar un ojo.

En medio de su charla, una mano te empujó del hombro y te hizo sentar nuevamente. Viste al frente, subiendo por las piernas de aquel hombre hasta su cinturón, subiendo por su camisa desabrochada, sus hombros, su cuello...

Mierda santa...

Mi garganta se siente sola

Takeomi dejó apoyada una de sus manos contra el respaldo del sofá, y se inclinó hacia ti en dirección hacia abajo. Observaste como sus pantalones se arrugaban un poco, solo un poco. Aquel sutil vistazo hizo reír a Takeomi, y a Sanzu también, pero más a Takeomi.

No puedo más con la emoción, voy a estallar puta madre

Su mano libre fue a tu mandíbula y de un brusco movimiento juntó tus labios con los suyos.

Los años de diferencia que tenemos valen mierda, si, me importa un carajo que tenga treinta y siete años.

En el momento en que su lengua buscó la tuya, te diste cuenta de un rumor que antes circulaba. Confirmaste algo.

Los viejos si tienen más experiencia.

Su lengua se movió dentro de tu boca, lamió la tuya antes de succionar suavemente, el beso completo fue bastante lento y duradero. Takeomi ladeó su rostro hacia el otro lado y su lengua se movió de una forma totalmente excitante dentro de tu boca.

Tu nariz de vez en cuando chocaba en su piel mientras él devoraba tu boca. Gemiste en respuesta cuando se separó ligeramente, como impulso subiste tus manos y las empuñaste en su camisa para acercarlo nuevamente. Aunque claro, Takeomi solo se separó para respirar y luego volvió a besarte, presionando sus labios contra los tuyos de manera más ruda.

Aunque ya están demorando bastante y todos querían jugar... no debían ser egoístas, ¿cierto?

—Ya basta, Takeomi.

La orden fue de Manjiro.

—Mmhm.— Takeomi gimió en reclamo, de inmediato se separó de tu boca y fue de mala gana a su puesto.

Antes de que se aleje de ti, su pulgar acarició tu mejilla, un toque bastante peculiar desde tu punto de vista.

Los haitanis estaban muertos de risa. Al verlos, también reíste un poco, te habían contagiado las carcajadas.

Kokonoi se mantuvo en silencio, los demás dijeron un par de bromas en voz baja, pero él no. Manjiro por otro lado, se notaba visiblemente molesto. Se veía claramente en su ceño fruncido y su mandíbula firme.

Tal vez se arrepintió de actuar tan infantil antes, hubiese sido más satisfactorio besarte con esa intensidad con la que te besó Takeomi.

—¿A que sabe la saliva de Takeomi?— te preguntó Sanzu. Tu divertido amigo te veía de reojo, su sonrisa ahora era más bien irónica.

—A gloria.— respondiste.

Sanzu cerró los ojos antes de soltar una carcajada. No se te pasó desapercibido cuando él sacó una pastilla de sus bolsillos y la metió a su boca en medio de su risa.

—¡Deja de andar tragando paracetamol!— le gritó burlón Kakucho. Sanzu le sacó su dedo de en medio y acurrucó más su mejilla contra tu hombro.

El juego nuevamente siguió, hubieron varios besos inesperados que te hicieron beber más de los puros nervios.

Por burlas bastante desubicadas de Sanzu, también le llamaste la atención varías veces. En muchas ocasiones dieron vuelta el sofá en el que estaban, ya que se peleaban y daban manotazos como niños de diez años.

Y en otras ocasiones, se abrazaban como buenos amigos o utilizabas su regazo como asiento. Más que nada por esto se complementaban muy bien. Cuando están en fiestas de este estilo hacían bastantes locuras.

—¿Sabes quien descubrió el fuego?— te preguntó en un susurro Sanzu. Negaste con la cabeza, le viste ahora completamente atenta.— Pinocho.

—¿Qué? ¿Como?

—Lo descubrió cuando se hizo una paj

—Es tu turno, ________.— Ran interrumpió la explicación de Sanzu.

Viste la botella, está apuntaba en tu dirección nuevamente.

—¿Yo con quien?

—Conmigo.

Saltaste en tu sitio al notar una voz a tu lado, en el lugar que estaba vacío ahora se encontraba Rindo.

—¿Y quien es migo?— Sanzu a tu otro costado comenzó a carcajearse.— Migo, mi amigo Migo.

Ran comenzó a reír junto a Sanzu, ellos dos fueron los únicos que rieron.

—Rindo, ¿cierto?— le apuntaste ahora sonriendo. El chico asintió y estiró su mano. Tras verle un poco dudosa, la estrechaste con la tuya.

—Es un placer, señorita.— Rindo te regaló una sonrisa encantadora. La verdad antes ya se habían presentado y saludado, pero estaba siguiéndote la corriente.

Ambos movieron de arriba a abajo sus manos, te resultó gracioso hasta que su boca se juntó a la tuya.

Aquí vamos de nuevo con el premio

Esta vez, el beso se te resultó un poco más... burlón. Rindo sonreía mientras besaba tus labios y dejaba leves besitos cortos en ellos, sostuvo tu mentón y te hizo entreabrir la boca sin mucho esfuerzo de su parte. Sonrió aún más mientras dejaba una lamida a tu lengua, no hay otra palabra para describirlo.

Su lengua plana acarició la tuya, justo después de rozar tus dientes. Cuando el beso se volvió más intenso, gracias a sus movimientos tan expertos, alcanzaste a abrir los ojos por la sorpresa.

Lo malo fue que no duró mucho...

Rindo se separó y tras una breve mirada directa a tus ojos, fue a su lugar como si nada hubiese pasado.

Sanzu te codeó desde un lado, aguantando burlarse.

—Espero lo hayas disfrutado, hermano.— Ran palmeó su hombro apenas Rindo se sentó a su lado. El hermano menor de los Haitani sonrió.

—Claro que si.— murmuró en un tono más bajo, ahora acomodando su cabello con un leve movimiento de cabeza. Ran te vio expectante por unos segundos.

—Me tiemblan las manos...— estiraste tus manos frente a tu cara.— Sanzu, mierda, me tiemblan las manos.— una mueca de horror se presentó en tu rostro. Al voltear a un costado, viste a Sanzu ver tus manos con atención.— Sanzu... ¿POR QUÉ ME TIEMBLAN LAS MANOS?

—¿Será la pastilla?

—¿QUE PASTILLA?

—¿No tragaste ninguna?— La confusión era evidente en él. Viste a Sanzu con aún más terror.

—NO ME COMÍ NINGUNA DE TUS COSAS, SANZU LOCO.— le separaste de un empujón.

—¿A no?— Tu amigo frunció y enarcó sus cejas, suspiró por la boca con algo de enojo.— ¿Y por qué me faltan dos?, debió ser un ratón...

Miraste aún más raro a Sanzu.

—Que coincidencia.— a pesar de esa voz bastante atractiva, seguiste viendo a Sanzu. Alguien aclaró su garganta.— ________, es tu turno otra vez.

La mano de Sanzu te hizo girar el rostro hasta Koko. El hizo un movimiento con su cara, te llamó hacia el inclinándola levemente hacia abajo. Frunciste aún más tus cejas.

—Es tu turno, bruta.— Sanzu te levantó de un empujón.

Voy a meterle el tacón por el culo para que salga por su

—Oh por favor, no me hagas perder el tiempo, ¿quieres?— Koko se cruzó de brazos mientras ambos se veían uno al otro.

Que me estoy demorando mucho dice

—¿Vas a besarme o no, niña?

—¿Que acaso tienes casi cuarenta como el?— le diste un vistazo a Takeomi, él jadeó de indignación.— ¿o por qué me dices "niña"?

—No me insultes así...— pidió entrecerrando sus lindos ojos.

—Tu empezaste.

—Yo no empecé nada.— Se defendió Koko, esta vez dejó de cruzar sus brazos y dejó cada una apoyada en los apoya brazos del asiento.— ¿Vas a venir o voy a tener que ir yo?

—¿Que no empezaste nada? ¡Me llamaste niña, viejo!— Sanzu soltó una carcajada, incluso llegó a soltar saliva. Koko te vio un tanto enfadado.— Yo iré, puede que te disloques la columna, anciano.

Diossss, cállate la boca de una vez

Miren que "niña"... Simplón.— susurraste mientras caminabas hasta Koko.— Niña tu abuela... Tu cabello es feo, por cierto...

Eso era mentira

—Mentirosa.— atacó Koko, te había escuchado perfectamente.

Le viste mientras esta vez te agachabas, lo suficiente para quedar acuclillada con tu rostro cerca de sus rodillas. Koko no hizo más que soltar un resoplido y se agachó para sostener tus mejillas con sus frías manos.

—Deberías comprar algo para calentar tus manos.— susurraste antes de que tus labios toquen los suyos. Koko dejó de ver tu boca y observó tus ojos.— Pareces muerto, estás muy heladito.

—Cierra la boca y bésame.— ¿aquello sonó como orden? no, lo dijo con un tono de voz tan suave, que más fue como pidiendo un simple favor. Te encogiste de hombros y decidiste por ti misma juntar sus bocas.

Nuevamente, esa sensación de humedad invadió tu boca. El cabello lacio y blanco de Koko, se encontraba rozando tus mejillas al él estar encorvado hacia abajo. Mientras sujetaba tus mejillas, sujetaste sus muñecas cerca de ti, tu agarre firme en su suave piel.

Él había bebido bastante de un tipo de alcohol que no habías probado en tu vida. Cuando tu lengua se encontró con su sabor, te hizo acercar más tu rostro al de él, ladeandolo hacia la derecha.

Su sabor se te fue totalmente dulce, dejando de lado la intensidad del beso, Koko sabía dulce.

Se separó de mala gana, por su propia cuenta. No pudiste no verle fijo durante un par de segundos, casi preguntaste por su repentina huida del beso que iba tan bien.

Sin más que decir, sonreíste un tanto tosca y te levantaste para regresar a tu lugar.

—¿Quieres?— Sanzu acercó una pastilla color azul a tu boca, la cápsula tocó tus labios.

—Saca esa cosa de aquí.— reíste con diversión y cerraste tu boca.

—Anda, seamos los únicos que se diviertan aquí.— te tentó un poco, solo un poco.

Viste aquella minúscula pastilla entre sus dedos y miraste a Sanzu.

—¿Quieres que me ponga más loca de lo que estoy ya, no?— tras decir aquello, dejaste salir una risita traviesa. Sanzu vio al parecer como tu expresión cambiaba, por lo que separó la pastilla de tu rostro rápidamente.— No, no, ahora me la das. Ya me la ofreciste.

—Me arrepentí, ya me acordé de la otra vez que aceptaste una.— Sanzu iba a meter la pastilla a su boca pero tú te lanzaste encima de él.— ¿QUE HACES, SALVAJE?

Atrapaste en tu boca la pastilla y su dedo, al ver a Sanzu encontraste una mueca en su rostro. Su mandíbula se desencajó por tu acción, y no necesariamente por tener tu rodilla presionando dolorosamente su pierna.

Pinchaste su dedo entre tus dientes, lo bastante fuerte como para que Sanzu suelte aquella cosa y esta la puedas tragar. Te separaste con una sonrisa de oreja a oreja cuando cumpliste tu cometido.

Fue un escándalo lo suyo, pero a ninguno de los presentes le importó tanto.

A excepción de Manjiro.

Apenas en este instante, cuando serían más o menos las cuatro de la mañana, te fijaste seriamente en el Líder de Bonten. Por primera vez en toda la noche, viste una leve sonrisa en Manjiro, una bien mínima.

Tal vez le dio gracia como dejaste plasmado a Sanzu, o puede ser que haya notado lo jodida que estabas como para aceptar así como si nada esas cosas que consumía tu amigo.

Le pareciste interesante.

Bien...

Aquí es cuando todo se fue al carajo

A uno más bien, bonito.











Advertencia de Lemon
A que el separador no está chulo? JAJAJA




Tal como te palpitaba la cabeza, palpitaba tu pobre corazón.

Tal vez pensaste que iba a palpitar otra cosa pero ajá, también.

Fue bastante extenso todo lo que ocurrió antes de tú ahora estar en esta situación tan descabellada.

¿En un baño? ¡Un puto baño!

Pero veamos el lado bonito de las cosas...

No siempre podías tener frente a ti a dos chicos atractivos sin camiseta. A dos pares de manos que ahora mismo se coordinaban para subir tu vestido hasta la cintura.

Y lo peor ES QUE NO PUEDO DEJAR DE HABLAR, jodeeer

Sigan, pero díganme que cierre la boca

—Cállate ya, ________.

Gracias, prosigan.

El chico de cabello largo y sedoso, ya había sujetado su cabello en una coleta, en comparación al de cabello corto, que simplemente ahora besaba tu boca con apuro. Tocaste detrás de su cuello y lo acercaste a ti. Mientras sentías su lengua colarse en tu boca, algo punzante y grueso tocó tu espalda baja.

Un brazo se enganchó en tu cintura y te atrajo hacia atrás, entrando a un cubículo del baño. De igual forma, abrazaste el cuello del chico frente a ti y lo llevaste contigo.

Antes de entrar ellos ya habían tomado las precauciones necesarias para que nadie los moleste. Eran de Bonten después de todo.

Te quejaste, suspirando en la boca del individuo que te besaba con desespero, un gemido salió de tu garganta y te respondió de la misma forma, dejando salir un leve gemido apenas audible.

El escote de tu vestido fue tirado hacia abajo por el hombre detrás tuyo, él estaba provocando una excitante fricción entre tu trasero y su entrepierna mientras toqueteaba tu cuerpo. Quien tenías delante fue el que aprovechó el desnudo de tus senos, su boca bajó hasta ellos a conocer su textura con su boca y lengua.

Sujetaste su cabello y dejaste caer tu cabeza hacia atrás, apoyando la nuca en el hombro de quien aún estaba detrás tuyo. Por otro lado, el otro chico mordía ligeramente parte de tu pecho e introducía en su boca tu pezón ya endurecido por sus lamidas.

Manjiro Sano sabía lo que hacía...

Los ojos del líder de Bonten subieron hasta tu rostro, abriste tus ojos para ver cómo te observaba de una forma realmente perversa. Incluso, se sintió orgulloso del verte así de extasiada bajo su boca.

Pensaba, si eras tan ruidosa en la fiesta, tan sonriente y algo directa, ¿por qué ahora estás tan callada?

¿Te comió la lengua el ratón?

Manjiro sonrió a tal escena que tenía sobre si, tus ojos ya vidriosos y tu boca entreabierta, tus labios enrojecidos y con algunas heridas visibles producto de dientes filosos. Se divirtió un poco el verte esforzarte en buscar aire y respirar correctamente, no como ahora que dejabas entrar aire por la boca y exhalabas de igual forma.

Pellizcó el pezón que no estaba en su boca, dos de sus dedos lo tocaron y lo movieron en una electrizante forma, volviste a gemir nuevamente y cerraste los ojos de forma involuntaria.

A Koko, detrás de ti, se le fue la paciencia derechito al infierno y ya estaba desabrochando sus pantalones. Sus sorprendentemente suaves manos acariciaron tus caderas, se colaron dentro del material de tus bragas y luego de dejar caer su frente a su hombro descubierto, bajó tu ropa interior rápidamente.

Miraba atento lo que debía o no hacer. Cuando bajó tu ropa y está cayó como por arte de magia hasta tus tobillos, no tuvo más que pensar qué en ir a sus bóxers y bajarlos de igual forma, estos quedaron en la parte baja de sus muslos. Su miembro se liberó de golpe, por su tacto tan húmedo contra la mejilla de tu trasero, volteaste tu cara en su dirección. Miraste un poco su perfil, su frente seguía apoyada en tu hombro y aún observaba hacia abajo, la casi unión de sus cuerpos.

El calor era tan intenso...

Diste un vistazo a Manjiro, en vez de enojarte al ver unas manchas lilas en tus pechos, te resultó atractivo.

Koko masturbó su falo un poco, líquido preseminal escurriendo ahora por tu espalda baja mientras se acariciaba. Manjiro observó por un segundo a Kokonoi, un breve segundo el cual el de cabello corto sujetó tu cuello y te inclino más hacia el, ahora subiendo su rostro para besarte. Te empujó hacia abajo, hacia el, y Koko apuntó su miembro a tu cavidad, a tu húmeda intimidad que ya palpitaba por atención.

Fue a más, su piel chocó con la tuya, tu trasero rebotó por el contacto tan rápido y duro de su embestida. Al instante quisiste separarte de Manjiro para jadear en alto, pero fuiste detenida. El de cabello corto se pegó más a ti y tu espalda dio con el pecho de Koko nuevamente.

Los tres en un cubículo de baño, Koko presionando tu espalda y Manjiro con su abdomen y pecho a la par de ti, tú en medio de ambos chicos atractivos.

Un hermoso y caliente sueño.

Kokonoi movió su rostro hasta tu cuello, su nariz y boca presionando tu piel mientras suspiraba pesadamente. No pudiste verle con los ojos cerrados, sus mejillas ligeramente carmesí junto a las pequeñas gotitas de sudor que recorrían por su frente. Su pelvis nuevamente se alejó y volvió a embestir en ese mismo punto. Sus manos siempre estando aferradas a tu cintura.

—¿Te gustaría jugar a un juego ahora?— preguntó Manjiro, su boca a solo centímetros de la tuya. Negaste con la cabeza, solo siendo dominada por el placer que te invadía en ese segundo.— Que lastima...

Apretaste tus uñas en sus hombros cuando Koko comenzó a moverse más seguido y rápido, el sonido de sus pieles chocando ahora invadiendo todo el baño. Manjiro se deleitó con tus gemidos y leves muecas en tu rostro, sus manos no soltaron tus senos cuando su rostro decidió besar tu piel; desde tu cuello hasta cerca de tu ombligo.

Mhhm.— canturreó contra tu piel. A centímetros de tu ombligo dejó un beso que se convirtió en una succión que sin duda dejará marca. Observaste a Manjiro, miraste fijamente como su boca bajaba más y más, hasta...

Carajo...— tus ojos se cerraron por si solos y un espasmo recorrió tu cuerpo entero. Volviste a mirar bajo tu cuerpo como Manjiro dejaba una lamida a tu clítoris, sus ojos oscurecidos, aún más que nunca, miraban tu reacción fijamente.

Mientras Koko gemía en tu cuello, mientras el chico peliblanco embestía en tu vagina, Mikey ya estaba lo suficiente agachado para lamer tu clítoris con la punta de su lengua. Su boca cerrándose en ese sitio y un poco en tu piel de más arriba.

Tus manos fueron a buscar apoyo detrás de tu cuerpo, las dejaste en las caderas de Koko e inclinaste tu espalda más cerca suyo mientras Manjiro seguía lamiendo tu clítoris.

Mierda, pero...— se te fue imposible formular siquiera una frase. Kokonoi aumentó el ritmo de las embestidas mientras te sostenía de no caer, tu excitación escurriendo por tus muslos y recubriendo su miembro a la vez que seguía follandote.

Sujetaste las manos de Kokonoi cuando tu cuerpo se tensó más de la cuenta, sus manos tocándose a la altura de tus caderas. Salió un mínimo grito en ti y te corriste, tu clímax llego a arrasar con tu intimidad y tu cuerpo tembló del puro placer. Manjiro aún en tu delicado clítoris, sus manos ahora separando tus piernas un poco más.

Mordiste tu labio inferior y te relajaste bajo las manos de Koko, él siguiendo con sus embestidas ahora más controladas. Manjiro dejó de sobreestimular tu intimidad y decidió subir a tu boca nuevamente, limpió su barbilla y labio antes de besarte.

Cuando Koko llegó al clímax y esparció cada gota de su esencia en ti, tú ya estabas demasiado ocupada con Manjiro en tu boca. El de cabello largo y pálido solo se desistió en morder tu cuello para callar parte de sus satisfactorios gemidos. Sacó su miembro de tu interior y dejó que parte de su semen sea esparramado en el suelo y parte de tus piernas.

Ambos respiraban agitados, sus cuerpos estaban húmedos por el sudor y el claro calor del baño, fue algo bastante intenso.

Pero claro, Manjiro no iba a quedar de lado, por nada del mundo.

El también quería tu calor.

Apenas agarró tus caderas y te giró, quedaste frente a frente con Koko.

—Hola.— soltaste en apenas un murmullo. Kokonoi sonrió.

Tus manos fueron a su pecho casi por instinto, y él aprovechó la poca distancia para acercar su boca a la tuya, muy lentamente.

Mordiste sin querer el labio de Kokonoi cuando a Manjiro se le ocurrió conducir su miembro a tu entrada aún delicada, rozando tus pliegues, donde aún escurría humedad producto de tu excitación. Sus manos se instalaron en las mejillas de tu trasero y las apretujó como quiso.

Koko siguió besando tu boca luego de quejarse y desquitar su dolor apretando tu seno. Cuando ladeó su rostro y se fijó en el líder, Manjiro, este abrió sus ojos y frunció su entrecejo.

—No traje nada para eso, le dolerá.— Le avisó Koko, moviendo tu rostro desde tu mentón para que él pueda ver a Manjiro de manera correcta.

El chico detrás de ti gruñó, susurró algo poco audible ante tus oídos y simplemente se deslizó dentro de tu vagina. Exhalaste por la boca y te aferraste a Koko, quien guió tus manos para que las sujetes detrás de su cuello mientras él sostenía tu cintura. Manjiro gimió de placer al ser partícipe de tu intenso calor, el cual se le contagió rápidamente.

Movió tus caderas, inclinó tu cuerpo para tener mayor alcance y simplemente comenzó a follarte de una manera más brusca que Koko. Sus manos delgadas y ásperas afirmando dolorosamente tu piel, sus cortas uñas presionando firmemente.

Embistió una, dos, mierda, si quisieras, menos podrías llevar la cuenta. Solo te dejaste llevar por cómo te llenaba el interior con su polla, y del como te encantaba que tus senos se presionen contra el duro pecho de Koko. Con cada embestida, presionabas tu cuerpo contra el de cabello largo, y tu muslo rozaba con su entrepierna.

Tus ojos esta vez dejaron salir pequeñas lágrimas, estabas disfrutándolo tanto que ya estabas al borde de la sobreestimulación, ya tus paredes presionaban tanto el miembro de Manjiro, que hasta él se sintió cerca sorprendentemente rápido.

Pero hizo que aquella cogida dure. Se obligó a sí mismo a disfrutar tu cuerpo como corresponde.

Por ello, siguió maltratando tu bonito y acogedor coño hasta que no pueda más. Ambos llegaron al clímax casi en la misma embestida dada. Apenas sentiste su semen invadir en ti, la mano de Manjiro se coló por delante de tu cuerpo y su mano ahuecó tu clítoris para presionar y acariciar en rápidos círculos. Lloriqueaste por la sensación, tu cuerpo tembló de tan solo sentir su tacto en ese delicado lugar.

Shhh, ya, está bien.— Koko acarició tu cabello, su mano tocando la cima de tu cabeza en leves caricias. Tus uñas presionaron su espalda, rasguñaste su piel en un intento de desvanecer esta sensación tan abrumadora que recorrió tu cuerpo.— Buena chica.

________...— Manjiro apoyó su frente en tu espalda, junto a tu cuello, e intentó calmar su respiración tan agitada.

Tú estabas igual, tu pecho subía y bajaba por estar tan agitada. Apenas podías mantenerte en pie, solo lo estabas gracias a ambos chicos que sujetaban tu cuerpo.

En tu cabeza pasaron bastantes escenarios de qué pensarías mañana sobre esto... igual pensaste en si volverías a ver a los amigos de Sanzu otra vez más.

Probablemente si, mierda...

Estoy jodida














Nada de halagos, son cinco dólares la leída.

Broma JAKSMDKSIKSKS
Bueno, solo falta decirles que... se pasó bien.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top