No te quiero, te amo


Dedicada a Belen_Hargreeves

Estaba en la tienda haciendo las compras necesarias para hacer la comida, iba retrasada y si no tenía la comida a tiempo mi esposo Alexander se iba a enojar. Llevaba casada con el 3 años, cuando lo conocí era la persona más linda del mundo, me llevaba algún detalle a cada cita, me hacía halagos de cómo me veía y siempre fue respetuoso. Él sabía que tuve una familia, pero al no haber encontrado a nadie el primer año que estuve aquí, los di por muertos y fue cuando lo conocí, yo trabajaba de mesera en una cafetería y él siempre mostró interés en mi, empezamos a salir y aunque fue muy rápido para algunos allegados míos, nos casamos a los 4 meses de habernos conocido.

Ahí fue cuando todo cambió, el hombre amable y respetuoso se convirtió en alguien grosero, violento y abusador. Empezó diciéndome tonta o inútil y terminó golpeándome cada noche y obligándome, según él, a cumplirle como mujer.
Hace unas semanas me enteré que andaba saliendo con una jovencita, unas amigas lo vieron en la entrada de un hotel con ella. Por dentro me moría de ganas por hacer algo, reclamarle y defenderme con mi poder, pero poder controlar las plantas no ayudaba en mucho.

Llegué a casa y empecé a hacer la comida, eran las 4:30 pm y ya estaba la comida lista y la mesa puesta. Él siempre llega a las 4:00 en punto pero creó que hoy no llegaría hasta la noche. Me serví de comer y apenas iba a dar el primer bocado cuando escuché como la puerta se abría. Era Alexander muy borracho y con golpes por todo el rostro.

—Así que la buena para nada de mi esposa empezó a comer sin mí— Reclamó arrastrando las palabras mientras se acercaba amenazante a mí.

—Pensé que no llegarías hasta la noche, por eso me serví de comer— Se excusó Venus mientras agachaba la cabeza al tener enfrente a su esposo.

—¡Para qué piensas, la gente tonta no piensa, solo obedece!— Exclamó gritando y jalando del pelo a su esposa.

—Alexander, por favor, me lastimas— Suplicó la chica intentando safarse del fuerte agarre del señor en su pelo.

—Te enseñaré a que no seas una rogona, aparte me enteré que ha estado viniendo un hombre a buscarte, de seguro quiere tus servicios como proxeneta, pero ni para complacer a un hombre sirves— Dijo mientras le daba una cachetada que la tiró al suelo. —¡Levántate perra!— Gritó mientras le propinaba varias patadas por el área abdominal. Siguió golpeándola hasta que le llegó una llamada, respondió y frunció el ceño colgando abruptamente y saliendo por la puerta mientras la azotaba estruendosamente.

Ella por más que intento pararse no lo logró por el fuerte dolor que sentía en las costillas y el vientre. No necesitaba verse en un espejo para saber como lucia su rostro lleno de sangre y próximos hematomas. Se recargo en el sofá y no supo cuándo, pero cayó desmayada.

Alexander fue a ver a su amante la cual había tenido un accidente después de su encuentro por la tarde y que ella le reclamará porque él era casado. Estaba igual de herida que su esposa pero eso a él no le importó, estuvo con ella hasta que anocheció en el hospital y sintió tanta rabia y coraje por todo su cuerpo y necesitaba desquitarse, y sabía muy bien con quien hacerlo. Llegó a la casa y vio en el mismo lugar, donde se había quedado, a Venus.

—¡Párate y has algo bueno por mi zorra!— Dijo mientras la movia con su pie.
Ella despertó alarmada y lo primero que vio fue como su esposo se empezaba a quitar el cinturón y desabrochaba su pantalón.
Sabia que no había escapatoria para lo que le iba a hacer Alexander así que no opuso resistencia.

Alexander la paró bruscamente del suelo y la empezó a besar ferozmente, en su desesperación le rompió el vestido dejándola en ropa interior, con sus manos recorría cada centímetro de la piel de Venus. Ella sólo sollozaba y se sentía cada vez más sucia, Alexander se bajó los calzoncillos esperando que su esposa lo complaciera.

—¡Vamos Venus, sé que eres una zorra y te encanta mamársela gratis a otros, ahora cumpleme!— Gritó mientras la ponía de rodillas frente a su miembro, la agarro del pelo para introducir su pene en la cavidad bucal de la chica pero nada de eso sucedió. Alexander cayó al suelo con un cuchillo enterrado en la yugular, Venus no reaccionaba hasta que escuchó esa voz que pensó nunca volver a oír.

—¿Venus, estás bien?— Preguntó preocupado Diego mientras corría a abrazar a su hermana.

—Sí-sí, eres tú Diego, pensé que estabas muerto— Mencionó mientras recorría con sus manos el rostro del morocho.

—Yo también estoy aquí, enamorados— Dijo Número Cinco apareciendo detrás de ella mientras le ponía una manta sobre los hombros para cubrirla.

—Gracias Cinco— Agradeció mientras se envolvía intentando tapar su desnudez.

—No estas bien Venus, ven tenemos que ir a un hospital a que revisen esos golpes— Dijo Diego mientras se levantaba y le tendía la mano a Número Ocho para que se parara.

—¿Qué vamos a hacer con el cuerpo?, me van a culpar o peor aún, puedes ir a la cárcel Diego y no puedo permitir que eso suceda— Empezó a decir rápidamente mientras sollozaba.

—Del cuerpo yo me encargó chicos, y tu Número Dos deberías de encargarte del amor de tu vida— Dijo Cinco mirando a Venus.

Diego no respondió nada, solo se agachó y cargó en sus brazos a la única chica que hacia que su corazón latiera a mil por segundo y que lograba hacerlo tartamudear como niño. En el transcurso al departamento de Elliot ella se quedó dormida, cuando llegaron no quiso despertarla así que la dejó acostada en la cama de una de las habitaciones y fue en búsqueda del botiquín de primeros auxilios y un poco de ropa para vestirla.
Regresó al cuarto y primero iba a ponerle un poco de ropa, la sola idea de volver a verla en paños menores lo hizo sonrojarse. Apenas iba a quitarle la manta cuando ella despertó.

—¿Qué planeabas hacer Diego?— Preguntó con una ceja alzada.

—Na-ada, sólo iba a ponerte ropa. Mira conseguí esto, a lo mejor te queda, te dejo para que te vistas— Respondió muy nervioso y trabándose en algunas palabras.

—Era broma, no tienes porque irte— Dijo mientras se sentaba lentamente y se ponía el pants y después la camiseta.

—Tengo que curarte tus heridas, y mañana te voy a llevar a el hospital a que te revisen— Informó mientras humedecía un algodón con alcohol y lo pasaba delicadamente por cada herida del rostro de la chica. Terminó de limpiar sus heridas y se quedó quieto mirando los labios de Venus.

—Gracias Diego, no sabría que hubiera pasado si no llegaban. Te quiero— Dijo mientras le daba un beso en la mejilla.

—Yo no te quiero Venus, te amo— Confesó finalmente sus sentimientos mientras se sonrojaba.

—Yo también te amo Diego— Respondió la chica mientras acariciaba la mejilla de Número Dos y se acercaba lentamente hasta besarlo en los labios.
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Espero les agrade este capítulo. Normalmente me gusta publicar diario un nuevo capítulo pero entre la escuela y mis deberes a veces me cuesta y no se puede, espero y entiendan el porqué me tardó en los pedidos, aparte soy muy perfeccionista al redactar y me tiene que convencer al 100% el capítulo.
Por otra parte ¿qué superpoder les gustaría tener si fueran parte de The Umbrella Academy, y cuál es su personaje favorito? Me gustaría saber para un One-Shots especial.

No olviden votar, comentar, seguirme y compartir.

Ann♤

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