Consecuencias de una serendipia - Español

"Siento el latido de mi corazón vibrar en mis oídos, pensar que te tuve tan cerca y no lo sabía.

Cierro los ojos y puedo recordar la luz de la luna sobre tus ojos, los cierro más fuerte, aguantando las lágrimas, y puedo ver la primera vez que conocí tu rostro. El ritmo de mi corazón continúa acelerado, podría decir incluso que es cada vez más, pero no solo hace eso, siento que las lágrimas se inclinan ante su velocidad.

Recuerdo que nuestra primera mirada no fue la más romántica, pero lo que no sabía es que eras una serendipia, lo mejor que me pasó en la vida. Estaba aterrorizada, al sentir tu mirada sobre mí no estaba lista; cuando nos tomábamos de las manos, no estaba lista; cuando bailamos me sentí segura, un sentimiento que no consigo ni con mi propia soledad. Me prometí a mí misma superar el miedo de compartir un recuerdo contigo, Luz, solo tengo este inefable sentimiento, esta sensación de estar enamorada de ti. Y estoy lista..."

~

Un círculo de luz se podía observar desde el exterior de una ventana de la Casa Búho. Luz dibujaba glifos, uno tras otro mientras King dibujaba a su lado. El grupo de glifos a su alrededor mostraban que era lo único en lo que había trabajado por la noche, aunque también algunos glifos se combinaban con los dibujos violentos de King.

Eda llegó tiempo después, Owlbert cargaba una bolsa llena de objetos humanos coleccionables, seguramente Eda tenía un nuevo conjunto de productos para vender. Luz le dedicó una mirada con los ojos brillosos, no la había visto en toda la tarde. King fue el primero en levantarse para darle un abrazo, mientras le contaba y mostraba algunos de los dibujos que había hecho. Luz le dedicó una sonrisa a Eda mientras escuchaba lo que le contaba sobre su viaje, la ayuda de Owlbert y lo interesante que encontraba los patitos de hule. Cuando terminó de hablar, Luz estaba dispuesta a subir a descansar un rato y a escribirle a Camilia para que no sospechara nada de su estado emocional en el campamento. Se encaminaba a subir cuando la puerta se abrió de la nada.

—Hooty alcanza a ver a alguien que viene a ver a Luz —comentó mientras volvía a salir de la casa para después traer cargando a Amity.

—¡Bájame, pájaro insoportable! —refunfuñó Amity. Luz, Eda y King que se habían quedado a ver quién se aproximaba a la casa a esas horas de la noche, solo observaban en silencio la escena—. Oh, hola, Luz —comentó ruborizándose al instante.

—Amity, ¿qué estás haciendo aquí? —cuestionó Luz con interés. El silencio había vuelto a la habitación, incluso Hooty los veía a todos con interés, manteniendo la puerta abierta.

—Yo...quería saber si tú...si quieres —siguió titubeando.

—Oh, por el amor de Dios, ya solo dilo —interrumpió Eda, exasperada.

—Si tú quisieras acompañarme a hacer la tarea —comentó Amity rápidamente después del regaño recibido por parte de Eda. Enseguida, las miradas se centraron en Luz.

—¡Claro que te acompaño, Amity! —expresó mientras se abalanzaba hacia ella y la abrazaba, Amity se congeló en ese momento y lo único que cambió fue el color de sus mejillas.

—Solo que no deberían tardar mucho, ya es bastante noche y no me sorprendería que algún demonio quisiera comerte, niña —comentó Eda refiriéndose a Luz, a lo que esta solo le dedicó una sonrisa y salió detrás de Amity, con Hooty cerrando la puerta detrás de ellas.

Ambas caminaron un momento, el paso lento indicaba que no planeaban alejarse mucho de la Casa Búho. Doblaron una esquina y subieron unos escalones que las guiaron al bosque más cercano a su casa, sin embargo, se desviaron un poco, pues necesitaba un poco de luz para hacer los deberes. Se colocaron justo detrás de la torre, se sentaron juntas y Luz realizó un glifo de luz para que tuvieran lo suficiente para ver el cuaderno de Amity, aunque lo único a lo que se dedicaron a ver fue a sus rostros. El fondo que acompañaba su presencia eran las bromas por parte de Hooty dentro de la casa búho, podían asegurar que Eda, King y Hooty estaban pasando un buen rato, sin embargo, la peliverde no podía dejar de ver la los ojos luminosos de su compañera.

—¿Sabes? Creo que mis glifos podrían ser una buena forma de comunicarnos, son como una representación de lo que somos, recuerdo cuando lo hice para que vieras el tipo de magia que yo puedo hacer —comentó Luz mientras se dedicaban una sonrisa. Se acercaron cada vez más, podían escuchar la respiración de la otra. Cuando estaban por besarse, Amity se apartó un poco.

—Luz...creo que... —Amity no pudo terminar de hablar. Un sonido en los árboles del bosque hizo que ambas se levantaran rápido, pero Luz cayó al suelo cuando unas sogas azules rodearon sus brazos y piernas y la arrastraron por el bosque.

—¡Luz! —exclamó Amity mientras corría tras ella en la oscuridad, el glifo de luz se había desvanecido cuando esta había caído al suelo. Amity continuó gritando mientras la seguía con el paso acelerado hasta que fue detenida por una persona. Amity volteó instintivamente hasta que vio a uno de los guardias de el Aquelarre del Emperador, volteó más atrás y no vio a Eda ni a King, la Casa Búho se veía muy lejos, habían corrido mucho. No dejaron que Amity se moviera, ya no habían arrastrado más tiempo a Luz por el bosque, pues Lilith Clawthorne apareció entre la penumbra. Con su gesto imparcial, tomó a Luz de su blusa y la subió a su bastón para salir volando. Los gritos de Amity quisieron acompañar la separación de ella y Luz, pero las manos de los guardias no la dejaron emitir ni un sonido, se la llevaron en un carruaje con el emblema de el Aquelarre del Emperador.

—¿Por qué me haces esto? ¡Déjame bajar, bruja debilucha! —Luz exclamaba mientras seguía sujetada de las manos de Lilith. La mujer formuló un gesto de impaciencia, tomó a Luz y la dejó caer del bastón, mientras la niña gritaba de terror. Antes de su impacto, Lilith volvió para capturarla y amarrarla en el bastón.

—La próxima sí te dejaré caer, humana —espetó Lilith.

—No va a haber una próxima vez, Lilith. Eda va a venir a rescatarme —comentó Luz en tono desafiante, lo que hizo que Lilith aumentara la velocidad del bastón.

Llegaron a la parte media de las islas en unos segundos y después bajaron un poco más para aterrizar frente al castillo del emperador. Un movimiento de manos por parte de Lilith justo después del aterrizaje colocó una esfera alrededor de Luz, la cual Lilith podía mover a su voluntad, arrastrando a Luz con ella. Atravesaron los distintos pasillos del castillo hasta que llegaron a una habitación de oro, donde el trono del emperador se alzaba justo en medio, escoltando a un corazón palpitante.

—Emperador Belos —lo saludó Lilith mientras se inclinaba ante él con Luz a sus espaldas.

—Lilith, sabes que no soy quien deba de hacerse cargo de tus responsabilidades —comentó Belos mientras se acercaba a ella. Lilith iba a contestar, cuando Belos le soltó una bofetada. La esfera en la que estaba Luz dejó de flotar cuando Lilith interrumpió el hechizo a causa del dolor en la mejilla. Belos se acercó a Luz, sin decir una palabra—. ¿Y la Blight?

Lilith iba a responder, había dejado de tomarse la mejilla con las manos, pero un gesto de dolor seguía en su rostro. Sin embargo, antes de que pudiera decir una palabra, uno de los guardias entró con Amity. La niña traía un gesto de terror, preocupación e incomodidad.

—¡Luz! Estás bien —mencionó Amity mientras forcejeaba para soltarse e ir a liberar a Luz. Sin embargo, fue Belos quien puso el orden esta vez.

—Lilith —indicó el hombre, para que la mujer solo hiciera un chasquido y la esfera alrededor de Luz desapareciera. Belos la tomó de inmediato—. Dame el portal a tu mundo, humana —exigió Belos. Luz decidió no contestar a eso, no estaba segura de lo que podría suceder—. Dame el portal o mira cómo tu amiga se queda sin poderes —comentó Luz sin poder comprender—. Lilith —volvió a ordenar Belos.

La mujer no se quiso mover, al parecer estaba un poco sorprendida de lo que estaba sucediendo en ese momento. La mirada amenazante de Belos hizo que Lilith comenzara a moverse por la habitación, dedicándole un movimiento de labios a Luz con las palabras "Lo siento". Avanzó sin decir más y con un movimiento de manos hizo aparecer una jaula ante ellos. Una inscripción de oro denotaba: "Basilisco". Belos acercó a Amity a aquel basilisco mientras este se movía, deseoso de poder, Amity expresó gran preocupación por lo que pasaba, aunque un sentimiento de decepción también se podía ver, al fin y al cabo, Lilith había sido su mentora todo este tiempo.

—Dame el portal —insistió Belos. Luz tomó la llave del portal que tenía por debajo de su ropa, pero no estaba segura de lo que debía de hacer. A un costado, vio cómo Amity mantenía un gesto de terror por la criatura que tenía a su lado.

—No puedo, yo no tengo el portal —mintió Luz, deseosa de ver si la reacción de Belos le daba alguna ventaja.

—Niña mentirosa —reclamó Belos con desagrado—. ¿Entonces quién lo tiene? No dudaré a traer a la Dama Búho de ser necesario. —Ante esas palabras, tanto Lilith como Luz palidecieron, no quería poner en peligro a nadie más—. ¡Habla ya, mocosa! —Después de los gritos de Belos, este utilizó su bastón para lanzar a Luz por los aires, quedando un poco más cerca de la jaula del basilisco. Después de recuperarse de la caída, Luz se pudo poner de pie y pensar en un plan bastante rápido.

—Está bien, Belos —comenzó con seguridad—, mentí, aquí está la llave —comentó Luz mientras la sacaba de debajo de su ropa—. ¡Ahora ve por ella, torpe! —gritó mientras presionaba el botón y posteriormente lanzaba la llave al interior de la jaula. El gesto de Lilith y Belos ante esto fue de sorpresa inminente.

Sin pensarlo ni un poco más, Luz corrió en dirección a Amity y la jaló con todas sus fuerzas, intentando separarla del basilisco. Los guardias fueron a intentar evitar que ambas niñas se alejaran, pero en eso, todos presentes volvieron la vista al emperador cuando este, utilizó su bastón para destruir los barrotes de la jaula del basilisco. La bestia salió despavorida de sus aposentos en busca de la primera presa que se topara en su camino. Ante esto, los guardias de Belos decidieron abandonar la sala, sin importar que dejaran a Amity y Luz escapar. Sin embargo, Luz volvió la vista al instante, pues sabía que Belos iba a ir en busca del portal.

—Amity, el portal, debemos detenerlo —exclamó Luz mientras veían cómo Belos iba en dirección del portal y de la llave. Amity reaccionó al instante y fue a seguir a Luz, pero el grito de alguien hizo que todos voltearan a ver lo que ocurría. El basilisco de la habitación había dobleteado su tamaño, Lilith yacía casi inconsciente en el suelo, al parecer su magia había sido absorbida por la criatura cuando esta intentó pelear con este. Ante esto, vieron como la criatura se aproximaba a Belos, Amity y Luz se separaron, pues el basilisco cayó justamente entre ellas.

—Aún tengo sed de poder —exclamó la criatura, persiguiendo a Belos.

—¡Lilith! —Luz y Amity se acercaron rápidamente hacia la mujer, aunque no estaba inconsciente, esta tan solo podía señalar hacia el portal, era evidente que quería que ambas salieran de ahí. Comenzaron a correr hacia donde estaba el portal, cuando los destellos de magia y los pasos constantes de Belos acallaron, el hombre había utilizado glifos para debilitar al basilisco, aunque no logró acabar con él, parte de la magia de Lilith volvió hacia ella, o por lo menos esta se veía un poco más despierta. Belos consiguió enviar fuera de la habitación a la criatura y acto seguido les lanzó un hechizo hacia ambas. Amity y Luz se movieron rápido, la primera creó una abominación que doblaba el tamaño del basilisco, mientras que Luz le incorporó glifos de luz a la estructura, pues cuando Belos lo tocase, este se quemaría. Ambas estuvieron coordinando más hechizos, Luz utilizó plantas para hacer caer al emperador, ponía trampas en el suelo para activar glifos de hielo. Ambas hacían que su magia sincronizara lo suficiente para batallar con el emperador de las Islas Hirvientes. Estaban tan concentrados en la batalla que no vieron cuando Lilith se había arrastrado por el suelo para tomar el portal y la llave. La batalla se interrumpió cuando Belos se percató de esto, la mujer había hecho el suficiente ruido con sus zapatos arrastrándose por el suelo para que se inmutaran de su presencia. En eso, contrario a lo esperado, Belos fue a una de las esquinas de la habitación y tomó algo que estaba oculto entre las sombras. Regresó y ambas niñas pudieron ver que se trataba del bastón de Lilith.

—Hagamos un intercambio, Lilith —comenzó Belos—. El portal por tu báculo, ¿o tal vez no lo necesitas? —Luz y Amity se acercaron al instante, Amity estaba empezando a realizar un círculo con sus dedos cuando Belos la interrumpió—. No tan rápido, ya me cansé de ustedes dos. —Con un movimiento de mano, Belos amarró a ambas niñas, la una con la otra, con sogas mágicas. Luz comenzó a intentar liberarse con sus glifos de luz o de hielo, pero era prácticamente imposible—. Tic, toc; Lilith, la oferta está por terminar —señaló Belos mientras tomaba el báculo mientras lo vencía un poco, el crujido de la madera fue audible en toda la habitación.
En seguida, Lilith intentó realizar un circulo de magia con los dedos, pero en cuanto este se rompió ante sus ojos, Belos reaccionó—. Oh, Lilith, respuesta equivocada. —Acto seguido, el emperador rompió su báculo ante sus ojos, dejando caer los dos extremos del bastón que alguna vez habían estado juntos. Lilith se había quedado sin palabras, Belos se aprovechó de esto, con un simple movimiento de mano la quitó de su camino, haciéndola caer al suelo, soltando la llave y el portal. La mujer estaba tan conmocionada que no hizo el intento de recuperarlas.

Belos se limitó a tomar ambas cosas, abrir el portal mientras llenaba de luz la habitación y salir por él para después dejarlas de nuevo únicamente con la luz de las antorchas. Con la partida de Belos de esa dimensión, las sogas mágicas liberaron a Amity y Luz, lo que permitió que ambas se movieran sin límites. Sin embargo, ninguna de ellas habló, el silencio había sido roto por los sollozos de la mujer. Lilith se había acercado a su palismán y su báculo, de alguna forma no lo superaba, no quiso voltear a ver a las menores, simplemente se quedó en el suelo del castillo, llorando y sin magia.

—Debemos recuperar la magia de Lilith, Amity, debemos ayudarla —comentó Luz. Era evidente que Amity tenía sentimientos encontrados, pues de cierta forma la mujer la había decepcionado, por otro lado, no podía dejarla a su suerte.

—Pero Luz, ¿tú estás bien? —preguntó Amity, sabía que el portal no solo era un objeto para Luz, era el único lazo que tenía con su madre. Luz dudó un poco antes de responder.

—No te preocupes —dijo para después dar un suspiro de melancolía—, además, te tengo a ti —comentó Luz mientras tomaba la mano de Amity, haciendo que la peliverde se sonrojara.

—Entonces, vamos por ese basilisco —respondió la niña mientras entrelazaba sus dedos con los de Luz, al menos, con ella se sentía segura, un sentimiento que tenía por primera vez en su vida con una persona.

Las niñas salieron de la habitación, corriendo, mientras dejaron a Lilith, sollozando en la penumbra.

Continuará...

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