the blood

-¡Valentino vete a la mierda y tambien tu Vox!- gritaba la chica hacia sus compañeros mientras salia del baño.

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Era otro día más en la gran torre v. Val dirigiendo un película, Vox acosando a cierto venado y velvette preparando una pasarela para su próximo evento, todo de lo más normal.

Era fin de mes por lo que tenían las agendas para reventar y con sus asistentes corriendo de un lado a otro, tratando de hacer hacer espacios para que pudieran pasar un tiempo juntos y descansar.

-¡mierda, mierda por qué hoy puta madre, me lleva la verga, no podía ser otro puto día?!-. Gritaba desde el baño la muñeca por tener que soportar toda una semana, los dolores y la sangre justo cuando tenía un evento muy importante.

-esta todo bien vel?-. Preguntaba el televisor desde la cocina preocupado por los gritos de la chica.

-¡sera mejor que cierres la puta boca de mierda que tienes en esa pantalla y me traigas una jodida toalla si no quieres que te rompa la puta pantalla!-. Ordenaba la overlord a su compañero amenazandolo para que fuera rápido.

Valentino solo demostraba su frustración poniendo sus manos en la cabeza, siendo conciente de lo que eso significaba.

Después de unos treinta minutos sentada esperando lo que había pedido, llegó Vox con un montón de productos femeninos ya que no sabía cuál de todos comprar, ademas de no saber absolutamente nada del tema.

-solo te pedí una toalla-.

-¡TE PARECE QUE SE LO QUE ES?!!-. reclamaba el televisor al tener que a ver ido el mismo a la tienda más cercana y regresar corriendo ya que sabía lo que significaba cuando la chica usaba ese tono.

-gracias por nada imbecil-. Agarro un paquete y lo abrió para sacar una de todas las que había y el resto se lo tiró a Vox a la cara provocando que callera dentro de la tina que estaba justo al lado.

-esta sera una semana dificil-. Decía Valentino temiendo por su vida y lo que su querida baby doll podía hacerle si no cumplía todos sus caprichos.

*

Dia 1

La chica había ido a trabajar normalmente, llendo al baño todo el día y llamando a sus compañeros para cualquier pendejada. Aunque se quisieran negar no eran capaces ni tenían el valor, Val de quedar sin otra antena y Vox de tener que volver a cambiar su pantalla.

La hora del almuerzo llegó y aunque no le doliera nada todavía le gustaba aprovecharse de sus socios para que le hicieran lo que ella ordenará.

-vox tráeme un capuchino napolitano, asegúrate de que no tenga más de 4 onzas de leche o los granos no tendrán la textura correcta, si puedes aguantar eso quiero una malteada de chocolate amargo, con leche de soya, con dos shots de mango y manzana también me gustaría dos cucharadas de vainilla al fondo y luego que agreguen un poco de café-. Ordenaba la chica con la seguridad de que sus peticiones no serian negadas por más difíciles que fueran de conseguir.

El televisor no podía dejar de soltar pequeñas descargas electricas al escuchar todo lo que ahora tenía que conseguir si no quería despertar muerto al día siguiente.

-y tu Val, tráeme una ensalada con pepinos del anillo de la lujuria y con mango del anillo de la ira y agradece que no te la aga más difícil con la lechuga-. La verdad esque cuando le bajaba solía ser de lo peor pero al menos tenía a sus esclavos para complacerla asta en lo imposible.
-y los quiero aqui a más tardar a la 1:35 no más, no menos si no, prepárate para ver a tu queridos peces fuera del agua Vox y para ti Val olvídate de tu querido angel dust-.

El proxeneta no podía creer que estuviera siendo amenazado por una niña malcriada, que creía que no pedía absolutamente nada. Y lo único que el podía hacer era resignarse y hacer pequeños chirridos de polilla en señal de que estaba molesto, pero nada más que eso. Sabía perfectamente que no podía quejarse o contestar por lo que tenía que hacer lo que le pidiera si no quería que le quitarán sus alas y aquella sonrisa engreída que tenía en la cara.

-SI SEÑORITA VELVETTE-. decían ambos al unisono para salir corriendo de ahí y buscar asta debajo de las piedras todo lo que les habían pedido.

-y ahora que mierda hacemos, no podemos hacerla esperar, dime yo como putas voy a conseguir comida de otros anillos-. Susurraba desesperada la polilla apunto de arrancarse la única antena que le quedaba antes de que la muñeca lo hiciera al no conseguir su almuerzo.

-no lo se, ingeniatelas tu mismo, pinta un pepino de azul o yo que se, yo también tengo que ir a conseguir cosas dificiles sabes?-. Vox no quería hacer esperar más a la chica por lo que dejó a su compañero con la palabra en la boca en busca de las bebidas.

-al menos tú no tienes que ir asta otro puto anillo-. Gritaba Valentino con el tiempo corriendo y viendo a su compañero alejarse sabía lo que tenía que hacer.

Tenía todo tipo de demonios trabajando para el, por lo que no le era muy difícil conseguir a un imp y sucubo o incubo que le consiguiera los ingredientes.

Los minutos pasaban y ambos estaban como locos cuando apenas era la 1:10, cada segundo era demasiado valioso como para desperdiciarlo y dejar que colgarán sus cabezas como una decoracion más de la torre.

Al menos el televisor ya había conseguido el pedido de la chica, después de haber tenido que esperar en una fila ridículamente larga en una de las mejores cafeterías de la ciudad.

Por el lado de Valentino ya avía logrado conseguir a un sucubo que le trajera aquel pepino después de amenazarlo de muerte. Había logrado conseguir aquel vegetal tan importante que salvaría su vida, ahora solo le faltaba ese jodido mango.

-ya estoy aqu-. Se detuvo al ver a la chica con dos rodajas de pepinos en los ojos descansando, por lo que dicidio no molestarla y dejar el par de bebidas ahi para cuando despertara.

Por fin, después de haber esperado parado en la entrada de aquel ascensor gigante a que su empleado le trajera la fruta, las puertas se abrieron dejando ver el tan importante mango, mientras se lo arrebataba de las manos al imp veía la hora en su celular dándose cuenta de lo jodidamente tarde que era y sabiendo que todavía tenía que llegar al departamento a prepararla.

Velvette despertó de su siesta de nueve minutos lista para comer su almuerzo, grande fue su disgusto al ver solo el café y su malteada y no tener ningún rastro de su ensalada.

-¡aquí estoy, no me mates por favor!-. rogaba la polilla al borde de las lágrimas suplicándole que no lo dejara más ciego de lo que ya estaba.

-llegas tarde, más vale que no sea algo tan patético como un pepino pintado de azul-. Realmente no sé podía esperar otra cosa, era obvio que el proxeneta no sería tan idiota como para ir asta otro anillo solo por un pepino.

Probó la comida y quedó en shock con el sabor que tenía, nunca pensó que fuera capaz de hacer algo así por ella. Aunque tuviera unas ganas enormes de abrazarlo y agradecerle, debía seguir manteniendo esa actitud sádica si no quería morir sola esa semana.

-y que te parece?- la polilla estaba rezando por qué no ubiera cometido un error, por más mínimo que fuera sabía que le costaría caro.

-le falta sal-. No quería ser demasiado dura ya que reconocía el esfuerzo que abia echo la polilla por complacerla.

Ahí se derrumbaron todas sus esperanzas sabiendo que ese sería su final.

-al menos deja que me despida de Vox no quiero morir sin antes confesarle que lo amo-. No tenía otro deseo en ese momento si ese era el día de su funeral.

-espera, pensaste que te mataría?-.

-pues si?-.

-en primer lugar, por qué querría matarte por una simple ensalada y en segundo lugar ¡AMAS A VOX?!-.

La polilla reaccionó y se dió cuenta de todo el drama que había echo y la estupidez que había dicho solo por una ensalada pero no podían culparlo después de las 3 amenazas dichas en tan solo unas horas.

-bueno pues... Que disfrutes tu almuerzo y olvida todo lo que dije-. Se despedía el proxeneta después de analizar todo lo que había pasado en cuestión de minutos.

La chica sabía que era apreciada y querida por sus compañeros pero nunca creyó que fueran a complacerla en lo que quisiera solo por estar en sus días, vaya que debió de aver usado eso desde el principio.

En el fondo sabía que les agradecería y se disculparía al final de la semana pero por ahora quería disfrutarlo tanto como pudiera. Al menos ya tenía una cosa mas con la cual sobornar a Valentino cada que quisiera algo.

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Debo admitir que está idea fue muy divertida de escribir pero también quiero agradecer a Pixel_Pizza_3 por la idea en su reciente actualización.

Por cierto quien entendió la referencia entendío.

Espero les guste y gracias por leer.

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