9·Hanahaki
Aclaraciones/Advertencias:
•Sangre.
•Muerte.
Me veo en la necesidad de recordar, que está historia es ficticia, nada de lo escrito aquí es real, ni tiene que ver con la realidad.
Pov[spreen]
Mentira, no hay belleza en este dolor.
Es la agonía más profunda. Mi vida se estaba marchitando.
¿Por qué mi vida se desvanece?
¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo se convirtió en un espejismo de falsedades y engaños, en un jardín cultivado con sus flores favoritas?
Oh, es verdad, desde aquel momento en que sus lágrimas cayeron por un amor no correspondido. Quería consolarle con palabras, decirle tantas cosas, pero solo pude huir, ocultándome entre los arbustos para vomitar mis sentimientos reprimidos.
Incluso las rosas, teñidas con el carmesí de mi amor, de mi sangre, reconocen tu hermosura, y lo mucho que te amo, porque reflejan la belleza que brota de mis emociones por ti, se ven y se sientes lo mas preciado al ser producto de lo que siento por ti.
¿Por qué soy tan malditamente frágil? ¿Por qué no puedo enfrentar el rechazo? ¿Por qué él y no yo?
Al principio, era solo la dificultad para respirar, o un par de pétalos al día.
¿Desde cuándo mi baño se transformó en un mar tintado de mi sangre? ¿Desde cuándo mi oficina se convirtió en un jardín de flores? ¿Desde cuándo dejé de pisar mi casa?
Ah sí, cuando él me contó cómo era aquel que amaba.
Le pedí a Mayichi que cuidase a Pelusa, despedí a Mariana, cerré el local y me encerré en mi mundo.
Dejé de ir a los eventos, de salir de mi oficina, porque cada vez que le veo, mi boca se llena, mis pulmones se vacían.
Mi garganta quiere gritar, desgarrarse a sí misma, mis pulmones se quedan sin aire y maldigo diariamente su existencia, pero más la mía por no poder olvidarle.
Mi corazón me ha hecho una mala jugada, mi mente me suplica: "para, nos estás matando". Y mi corazón responde: "jamás le olvides".
Me odié tanto aquel día en que vomité frente a Carre y los demás, las veces en que mi dolor se hizo visible, sabía que les sumaría una carga, pero todos parecían ignorar mi presencia.
Jamás pensé que vivir del amor sería tan desgarrador, a tal punto de desear arrancarme el corazón y ofrecérselo, como prueba de un amor incondicional y eterno.
Moría lentamente por el sentir, y aunque sea en mi funeral, las flores abundarán, no harían falta más.
Me maldigo por no hablar, por no decirle lo que siento, pero se veía tan feliz, hablando de su amor, que no quise interrumpir su alegría con mi dolor.
Realmente le amaba, a tal punto de vomitar por última vez en su nombre, de dejar que mi vista se nublara, mi corazón se detuviera, y aún así seguir consciente, consciente de lo mucho que le amé.
En mis pulmones había raíces, y de mi boca nacían flores, quería conservarlas, aún si me arrebataban cada suspiro, porque en cada una de ellas, estaba la esencia de mi amor.
Y así, en la quietud de mi oficina convertida en jardín, me permití una última contemplación de lo que había sido mi vida. Un susurro de lo que pudo ser y nunca fue, un eco de las palabras que jamás llegaron a sus oídos.
Cada pétalo caído, cada hoja marchita, era un recuerdo, un momento, un suspiro contenido. Y en el silencio, solo el sonido de mi corazón latiendo por él, un ritmo que se desvanecía con cada segundo que pasaba.
Ahora, mientras la oscuridad se cierne sobre mí, sé que las flores seguirán brotando, un tributo perpetuo a este amor no correspondido. Aunque ya no esté para verlas crecer, ellas serán el testamento de mi pasión, un jardín floreciente nacido de un corazón roto.
Y quizás, solo quizás, en algún lugar entre la vida y la muerte, él se dará cuenta de lo que significó para mí, y las flores le contarán la historia que nunca pude expresar con palabras, la historia de un amor tan profundo que trascendió mi propia existencia.
Pov[Omnipresente]
Spreen murió.
Spreen ha muerto, y con su partida, la culpa y el arrepentimiento inundan el lugar. Todos los presentes sienten la carga de su conciencia, cada uno con sus propias razones para lamentar su ausencia.
Algunos lloran por no haberle devuelto la ayuda que él generosamente ofreció, otros por las deudas materiales que dejaron pendientes. Unos pocos se lamentan por haber sospechado y no haber actuado, por no haber indagado ni preguntado.
Y Juan, Juan está ahí, consumido por la culpa, por que sabia que era suya , sabiendo que su silencio ha costado la vida de Spreen. Le gustaba cómo Spreen lo miraba, disfrutaba hablarle de sí mismo. Si, Si el hubiera confesado lo que su corazón guardaba, Spreen aún estaría con él.
Juan no sabe si llorar por la pérdida de lo que mas amaba o sonreír ante la belleza y la inmensa cantidad rosas que el oso le dedicó hasta en su último aliento, también saldrían de el. Se acerca al ya frío cuerpo de Spreen, lo observa como lo más hermoso del universo, tal y como él le había visto una vez.
Toma una de las flores que anteriormente había vomitado antes de llegar al lugar y la coloca detrás de la oreja del fallecido. Antes de abandonar el lugar, sus pensamientos se arremolinan en una eterna profecía.
"Así como tú, sufriré lo que has sufrido, y cuando llegue el momento, estaré contigo."
Así como el aleteo de una mariposa puede generar una tormenta, las acciones humanas pueden llevarlos a su propia destrucción. El amor y la culpa se entrelazan en una danza macabra, recordándonos que nuestras decisiones tienen consecuencias que pueden perdurar más allá de nuestra propia existencia.
[=Cap nuevo, dedicado a Gato_4561. E llorado al escribir esto.
Mi hermana eligió el final, les aseguro que de las dos opciones que le di, esta es la menos dolorosa, si por lo menos 5 usuarios quieren el final malo, díganlo aquí –››
Hanahaki¹: Enfermedad ficticia, que consiste en que aquel que vive un amor no correspondido, le crecen flores en los pulmones.
El que quiera dedicatoria para el próximo os, dígalo aquí –››
Editada: 25/04/24
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