12·Hanahaki 2.0

Aclaraciones/Advertencias:

•Sangre.
•Muerte.

Me veo en la necesidad de recordar, que está historia es ficticia, nada de lo escrito aquí es real, ni tiene que ver con la realidad.

-Me gustas.-Las palabras salen de mi boca mientras le miro a los ojos. Su rostro, antes sereno, se transforma en una mueca de repulsión.

En ese instante, comprendo el significado de la advertencia y celebre frase: "No hagas nada de lo que puedas arrepentirte después". Pero la verdad es que, ya sea en silencio, callando o en voz alta, hablamos. Prefiero ser directo y decir las cosas sin necesidad de dar empujones.

Joder, qué difícil ha sido liberar esas palabras, especialmente cuando miraba su sonrisa radiante aceleraba mi corazón y las palabras se atascaban en mi garganta.

¿Por qué parece que el universo conspira en mi contra cada vez que intento liberarme? Por un breve momento, me sentí libre para abrirme ante los demás, o ante él, pero es que nadie puede prever el futuro. El más allá del presente es casi imposible de anticipar; nadie nos advierte si haremos algo que destruirá nuestras vidas, si moriremos o si ganaremos la lotería.

Hubiera deseado poder ver más allá de lo evidente, que un yo futuro atravesara un portal y me advirtiera que lo que he dicho fue lo más estúpido que he hecho.

Mejor dejo de arrastrar las palabras y voy al grano, sin hacerte el cuento largo.

Juan suelta una carcajada escandalosa, me mira con asco y superioridad, y se burla de mí frente a los demás, ridiculizando el como me he expresado y la idea de que alguien como él estaría a mi lado. Ese no era mi Juan, el cambio fue palpable desde que se supo que era el hijo del profeta y comenzó a pasar más tiempo con él. Sentí su cambio tan grande.

No pude hablar, no logré pensar nada mas. Las miradas cargadas de repugnancia caen sobre mí. De mi garganta no sale ningún sonido. El hecho de que ninguno de mis "amigos" me defienda es una carga adicional, pero no les daré el gusto de verme caer. Trago mi dolor, sintiendo cómo espinas afiladas se enroscan en mis pulmones, exprimiendo mis ganas de vivir.

Me doy la vuelta y regreso a casa. A lo lejos, escucho sus burlas que se van apagando. Tropezando antes de entrar a mi oficina, mi garganta arde como el incendio de un bosque y una llamarada de emociones me envuelve. Abro la puerta con dificultad y siento cómo la bilis se acumula en mi estómago. No puede evitar vomitar eso que se encontraba en mi, en lugar de una visión repugnante, el aroma de flores recién cortadas inunda mis fosas nasales.

Tan bellas son, que el dolor de mi corazón y cuerpo se asemeja a una estampida de elefantes.

El odio, el asco y la traición me envuelven en llamas. A pesar de que estas sensaciones me embriagan, no puedo evitar expulsar ese kilo de ilusiones que se anidaban en mi interior. El amor que le tuve, y que aún persiste, me está matando.

Los días pasan y el dolor no disminuye. La cantidad de flores manchadas con mi sangre ha crecido exponencialmente. Algunos de mis "compañeros" me han buscado, pidiendo perdón mientras se burlan de mis sentimientos.

Me siento tan repugnante y horrible, especialmente al ver esas flores emerger de mí. Ojala que estos sentimientos se marchiten pronto, al igual que estas flores, que se deshagan al menor roce, convirtiéndose en motas de polvo. Es que sé que culpa suya no es, sino mía, por amar sin freno y no darme cuenta a tiempo de soltar un amor no correspondido. Mis manos rasgan mi piel en un inútil intento en busca de sentirme vivo, pero solo consiguen recordarme lo estúpido que he mirarme.

-Spreen-

Ey, no te culpes al verme así, la culpa fue mía por construir castillos en el aire. Aunque, incluso en mi último aliento, pensé en ti.

¿Recuerdas aquel día bajo la lluvia de estrellas, cuando me preguntaste cuál me parecía la más hermosa? Para mí, eras tú. Ninguna estrella en el firmamento no es ni podría compararse con el brillo de tus ojos o tu sonrisa. Aunque no sé cómo expresarlo y el daño sea irreparable, quiero que sepas que hasta en mi último suspiro, en la última gota de sangre que brotó de mi garganta, pensé en ti, porque realmente te amé.

"Y aunque quisiera odiarte, no puedo, mi corazón no me lo permite. Soy débil por ello, pero no lo suficiente como para silenciar lo que gritaba a voces en mi cuerpo."

-Para ti, Juan.

Días después, la trágica noticia de la muerte del empresario sacudió a la comunidad. "Han matado a un hombre con el poder de la palabra", se lamentaban los habitantes. Le arrebataron la vida con su veneno verbal.

Porque sí, queridos amigos, él jamás se habría quitado la vida por algo tan "estúpido" como unas flores. Prefirió abandonar este mundo terrenal por su propia mano antes que soportar la crueldad de sus semejantes.

"Es desolador ver cómo se destruyen unos a otros, una práctica realmente inaceptable."

La noticia se esparció como un reguero de pólvora, y el luto se apoderó de las calles. Las flores que una vez brotaron de su ser ahora yacían marchitas, símbolos de un amor puro que fue cruelmente despreciado. La ironía de su final no escapó a nadie: un hombre que exhalaba belleza incluso en su dolor, ahora reducido a un recuerdo entre susurros y lágrimas.

Con el tiempo, la oficina donde una vez se derramaron sus emociones se convirtió en un santuario silencioso. Los que antes se burlaban, ahora pasaban con la cabeza gacha, incapaces de enfrentar el lugar donde su crueldad había dejado una marca indeleble.

Y en el centro de todo, un escritorio vacío, con una sola hoja de papel que contenía sus últimas palabras, un testamento de amor y desesperación que resonaría a través de los años, recordando a todos el poder devastador de las palabras y la fragilidad del corazón humano.

[=Este os es el segundo que trata de este tema, hanahaki, espero que les guste.

Diooos, estoy a full, haci como haci ya estoy planeando 3 os mas,

Me gustaría que comentarán más :]

Hanahaki¹: Enfermedad ficticia, que consiste en que aquel que vive un amor no correspondido, le crecen flores en los pulmones.


Editada: 25/04/24

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