LR × LoR (1)

Nut (Last Ragnarok) × Apollo (Legends of Ragnarok)

***

Una mañana cualquiera pero con un evento inesperado.

Una carta apareció en el correo del Rincón del Cielo: una invitación de parte de un panteón divino, el Monte Olimpo. Algo curioso e intrigante, dado que teóricamente ningún reino divino debería conocer su ubicación y existencia…

Un motivo más para que los Primigenios, los primeros seres divinos en la existencia antes del nacimiento del tiempo, atendieran aquella carta: el principal motivo de su reunión de emergencia.

– ¿Por qué tanto relajo?

– Sabes porqué… – explicó Viracocha, creador inca y fundador de los Primigenios – Alguien que no conocemos sabe de nosotros.

– No digas alguien como si fuera ajeno a nuestro conocimiento… – refutó Tezcatlipoca, el jaguar de la noche, con mala cara – Está firmada con el nombre de "Monte Olimpo", es obvio que fueron los griegos engendros de Cronos.

– Pero esta letra es nueva; nunca la había visto antes.

– A mi me parece muy linda…

Un par de manos tomaron la carta con cuidado para inspeccionar su arte: Deví, la energía femenina y creadora del Svarga.

– Parece que alguien muy educado y detallado fue quien la escribió… ¡Me encantaría conocerlo!

Audumbla, la vaca que dio de beber leche a los gigantes y dioses de Asgard, mugió con toque muy serio; palabras que solo los Primigenios eran capaces de entender.

[ Los dioses que actualmente gobiernan el Cosmos no deberían saber de nuestra existencia. Cortamos toda conexión desde la muerte de Dana, Llyr, Ymir y Cronos. ]

– Es extraño que haya dioses que sepan de nosotros. Hemos sido precavidos con nuestros movimientos.

– … No creo… ¡No tanto!

Bostezó aquella figura con chaqueta de cuero, rostro poco preocupado, cabello erizo y lentes oscuros para cubrir sus ojos brillantes: Sun Wukong, el rey mono.

– No hemos sido tan precavidos como dices.

» Quetzal y tú se la pasan de fiesta en fiesta allá abajo, y Tezca tiene que detenerlos antes que hagan alguna locura… ¡Y yo, joder, estuve a punto de reclamar mi lugar en China!

– Sun Wukong, ya discutimos que lo que hiciste estuvo mal – negó Viracocha de inmediato – Discúlpate.

– ¡Pero yo--!

– Que te disculpes.

– … ¡Está bien! – Sun Wukong se cruzó de brazos y bufó por lo bajo.

– Creo que lo más conveniente es atender al llamado que hace este miembro del Monte Olimpo. Acudir a su reunión e indagar cómo saben de nosotros, conocer sus intenciones, y marcar nuestros límites… – explicó con prudencia Izanami, el creador y gobernante japonés – Pero entonces surge la pregunta…

» ¿Quién de nosotros asistirá a la reunión de invitación?

– Es obvio que yo iré, para representar a todos ustedes… – habló Viracocha poniendo una mano en su pecho – ¿Alguien más quiere--?

[ Yo no quiero. No confio en palabras griegas. ] mugió Audumbla casi de inmediato.

– Supongo que yo quedo fuera… – Sun Wukong suspiró.

– Yo no quiero ir. – negó Tezcatlipoca con un gruñido – No quiero involucrarme con los hijos de Cronos. Él era un desastre; no me imagino qué será de sus hijos…

– Supongo que alguien debe estar a cargo. – asintió Izanami – En ese caso, yo puedo quedarme.

Viracocha suspiró por lo bajo al ver a los demás miembros con poco interés; al contrario, su primera hija Deví mostró mucho interés.

– ¡Yo quiero ir, yo quiero ir! – exclamó la diosa levantándose de su asiento de golpe.

– Muy bien… Supongo que solo iremos tú y yo.

– ¡No, no! ¡Yo voy, pero a fuerzas me llevaré a mi hijita…! ¡Vamos, Nut-chan, no bajes la cabeza!

Los presentes voltearon al último asiento, dónde estaba sentada con los brazos cruzados, piernas cruzadas, vestido brillante cubriendo todo lo posible y su rostro hacia abajo evitando contacto visual con los demás…

Nut, la bóveda celeste egipcia; a pesar de sus intentos, fue descubierta, más por Deví que la agitó moviéndola de los hombros.

– … Ugh… Esperaba que no notaran mi presencia.

– Eres parte de nosotros, Nut. – habló Viracocha con firmeza – Claro que nos importas y sabemos que estás aquí.

– … Eso es lo malo…

– ¡No seas tan aguafiestas, mi preciosa Nut-chan! – Deví sin dudar tomó a Nut desde sus axilas, para elevar su pequeño cuerpo por los aires y acercarla a darle un abrazo muy acogedor – Será divertido salir en familia. Mami, papi, y tú ☆♡

Nut solo pudo atestiguar con horror el voluminoso cuerpo de la diosa al cual se aproximaba, sabiendo que significaba un aplastante y asfixiante abrazo que duraría suficiente tiempo para que el azul de su piel se duplicara en color.

Deví abrazó a la pequeña diosa hundiéndola en su gran cuerpo, al tiempo que giraba en la habitación.

– ¡Será divertido! ¡Te compraré dulces, algodón de azúcar, un souvenir, también ropa nueva… también unos biberones si quieres!

– … Eso no… Ya suéltame…

– Ya está decidido. Iremos nosotros 3.

– Pero yo no quiero…

– ¡Vamos, dije! – Deví apretó un poco más a Nut hasta que la pequeña diosa casi perdió la conciencia.

En cuanto terminó la junta, los 3 dioses prepararon un par de maletas para llevar cosas de importancia que fueran a utilizar; Nut aprovechó para escabullirse entre los sitios del Rincón del Cielo, esperando pasar desapercibida y no tener que salir de casa, pero Deví siempre la encontraba y siempre la obligaba a preparar una maleta.

Al día siguiente partieron los 3 dioses, y en menos de una hora llegaron a las fronteras del Monte Olimpo; en la entrada fueron atendidos por un pequeño grupo de dioses…

Hermes, el mensajero que realizó el mensaje: Artemisa y Hera, que se identificaron como asistentes de vital importancia… y un pequeño dios borracho, que se hizo llamar Dionisio. Al parecer se coló.

– Bienvenidos al Olimpo… Señores Primigenios. – saludó Hermes con una mano en la espalda.

– Gracias por su cordial invitación. Con su permiso, entraremos.

– Pasen, por favor.

El único que no estaba impresionado por la presencia de aquellos dioses era Hermes, pero el trío restante…

Solo pudieron observar con asombro a aquellos dioses de gran tamaño y presencia, siendo que Viracocha y Deví transmitían un aura de ser auténticos creadores del Universo. Poder, autoridad, y fuerza sin igual…

En contraste con Nut, que en estatura apenas le llegaba a Dionisio: aunque tuviera la misma aura, su tamaño le hacía difícil tomarla en cuenta.

– ¡Uy…! – Dionisio se acercó de inmediato a Nut – ¿Cómo te llamas, preciosa--?

– Piérdete.

Sin dudar Nut soltó un puñetazo a la cara de Dionisio que lo tumbó al suelo, para que después Artemisa se hiciera cargo de su pequeño hermano.

– Muchas gracias por haber atendido la invitación de nuestro señor Apollo.

– ¿Apollo? – Viracocha levantó una ceja – ¿Ese es el nombre del líder del Olimpo?

– Así es.

– El señor Apollo se encuentra fuera del palacio… – advirtió Hera – Se encuentra, eh… cumpliendo una misión importante. Les invitamos a hospedarse en el palacio mientras esperan.

– ¿Hay que esperar? – Deví se volteó a Hera y Artemisa con cara de curiosidad – ¿No podemos darle un vistazo al lugar?

– Deví, no seas grosera. – irrumpió Viracocha de inmediato.

– Si así lo desean, será un placer… – expresó Hermes antes que Hera o Artemisa pudiera decir algo – Esperamos que nuestro pequeño reino les sea de su agrado.

– ¡Si, si! – Deví se volteó hacia Artemisa con los ojos muy brillantes – ¡¿Qué lugares divertidos tiene este lugar!?

– Eh… Sobre eso…

– Yo conozco un lugar perfecto… – Dionisio se coló en su conversación – Un lugar para temblar y reír.

– … ¡Eso suena interesante! – Deví tomó a Dionisio de debajo de sus brazos para cargarlo – ¡Vamos, vamos!

– Oigan… – Artemisa intentó detenerlos pero le fue imposible.

– … En ese caso… – Viracocha se volteó a Nut – ¿A dónde quieres ir?

– A la habitación que tenemos reservada… Acabas de decir que tenemos una.

– Si, claro que si. – asintió Hermes.

– Llévame ahí, ahora.

– ¿No quieres visitar el lugar? Parece que es--

– No quiero. Adiós.

Sin dudar Nut se fue con Hermes, quien en compañía de un pequeño grupo de ángeles cargaron las maletas de los dioses Primigenios para retirarse.

– … Oiga… – Hera se acercó a Viracocha con algo de curiosidad – Lo siento por la pregunta, pero… ¿Es normal que sea tan…?

– Está bien. Así es ella… No muestra mucho interés en las cosas desde ese día.

– ¿Que día?

– … No importa. Por otra parte… ¿Qué otros lugares interesantes hay en este lugar? Me gustaría saberlo.

– ¡Oh si! Acompáñeme, señor…

– Solo Viracocha. Muchas gracias…

Mientras el par de Primigenios se fueron a explorar el reino griego, Nut entró al palacio en compañía de Hermes. Lo primero que hizo fue notar la gran cantidad de esculturas, pinturas y representaciones artísticas de los dioses griegos…

– Si que son muy humildes en ese sentido. – comentó Nut con sarcasmo.

– Muchas gracias… – respondió Hermes aunque también notó el tono de voz de la diosa.

– Parece que son muchos dioses los que viven aquí… Aunque se parecen unos con otros.

– Oh, eso es… – Hermes procedió a explicar – En realidad, muchas de estas pinturas y representaciones son de un mismo dios. Por ejemplo, esas estatuas del fondo y ese cuadro colgante… Son de mi persona.

– … Supongo que eres ciego para no notar que no se parecen en nada a ti.

– No, no es eso… Verá, señora Nut, nuestro señor Apollo cree que la perfección es subjetiva de acuerdo a los estándares humanos…

» Todas estas pinturas, esculturas y arte son las representaciones de cómo los humanos nos ven a nosotros, los dioses… Muy distinto a lo que en realidad somos. Es como…

» Un recordatorio para el señor Apollo de que la verdadera perfección no puede ser alcanzada por los mortales, sino solo por los dioses. Los auténticos dioses.

Nut se había quedado en silencio oyendo aquel pequeño discurso de parte de Hermes sobre la perfección según el punto de vista de ese tal Apollo…

– … Que disparates…

A pesar de sus palabras, su divinidad se sintió un tanto a gusto con ese punto de vista sobre la perfección, pero su orgullo divino nunca lo aceptaría.

Por fin llegaron a las habitaciones que los dioses griegos tenían preparadas; los ángeles comenzaron a acomodar las maletas dejando solos a Hermes y Nut.

– Esta será su habitación, señora Nut. Espero que su estancia sea--

– Por cierto, ¿Dónde están los baños? Necesito una ducha.

– Ah si… – Hermes guió a Nut a la zona correspondiente – Aquí es…

» Este es la zona comunitaria exclusiva para los Olímpicos para esas actividades. Cuenta con regaderas, tinas de todos los tamaños, albercas, y una zona mixta así como divididas por género de aguas termales.

– Mucho para un simple baño… ¿Y qué es eso de allá?

Nut se te refirió a otra puerta, que estaba por lo menos a 20 metros de distancia de ambos.

– Ese es el sauna privado de nuestro señor Apollo. Le pido por favor que no vaya a entrar ahí, ya que él es muy celoso sobre sus cosas.

– … Lo que sea. No es necesaria más tu ayuda aquí; ya vete.

– Está bien.

Hermes asintió con la cabeza y se fue del lugar al mismo tiempo que Nut entraba en la zona de duchas compartidas, para prepararse y tomar su sitio más acogedor…

Pero, ni bien desapareció Hermes, Nut asomó la cabeza para asegurarse que ni él ni nadie estuviera ahí. Sin temor a las represalias, la diosa salió y caminó por el pasillo hasta cruzarlo para llegar a la puerta que Hermes le había indicado no entrar.

– ¿Quién se cree ese mensajero para darme órdenes? Yo sigo mis propias órdenes…

» Además, lo más importante… ¿Quién se cree ese Apollo para mandarme a donde se lava la servidumbre? Yo merezco algo mucho mejor que eso…

» Voy a comprobar que este sauna sea digno de un dios de su calibre…

La pequeña diosa entró en el vestidor, que era muy grande para solo ser de una persona; su vestido inteligente, el Manto del Cielo, se recogió a sí mismo en una toalla que tras desnudarla la rodeó para cubrir el borde de sus perfectos pechos hasta la mitad de sus muslos; se quitó toda la joyería que cargaba como adorno, dejándolas en una pequeña canasta, y recogió lo mejor que pudo su cabello en una coleta alta.

Ya estando preparada, salió directo al sauna: un espacio lleno de rocas y con aguas terminales en forma de pequeños lagos conectados por pequeños riachuelos; como un hábitat exclusivo para ese propósito. Las mejillas de Nut no pudieron evitar sonrojarse, en contraste con su rostro indiferente.

– … No está mal. Supera lo que… Esperaba.

La diosa bajó a las aguas e ingresó a la primera laguna con mucho cuidado; su toalla del Manto del Cielo se desenvolvió a sí misma, dejando al descubierto su pequeño y perfecto cuerpo para que pudiera sumergirse en su totalidad en la dulzura de esas aguas.

– Ah… – Nut no pudo evitar soltar un suspiro de satisfacción – Esto se siente… Demasiado bien para ser verdad.

» Algo que solo puede ser logrado por un verdadero dios… – Nut comenzó a tomar del agua para mojar su cuerpo y cabello – Tal vez fui muy dura con ese rubio estúpido. Tal vez sea… Un dios que valga la pena…

» ¿Huh?

Repentinamente empezó a escuchar una especie de silbido, lejano y como un susurro apenas audible entre el sonido del vapor de las aguas termales.

– ¿Qué es eso?

Llena de curiosidad, la diosa se sumergió en el agua, aprovechando que su baja estatura le permitía estar oculta, y se movió entre los pequeños canales que conectaban las lagunas para buscar el origen de aquel silbido…

Después de unos momentos llegó al origen; ocultándose detrás de una roca se asomó un poco para ver la laguna de procedencia, la más grande de todas y que estaba conectada con una cascada:

Ahí pudo verlo en todo su esplendor, oculto entre las aguas cayendo y el vapor del sitio: un hombre. Pero no cualquier hombre… Un hombre perfecto.

Un hombre de tal vez 2 metros de altura o más, con piel bronceada que contrastaba con sus mechones de cabello rubios dorados; una combinación muy semejante a la de Deví. No pudo ver mucho ya que estaba de espaldas, pero de todas formas vio lo suficiente: una espalda marcada por grandes músculos, desde los trapecios hasta las caderas, así como grandes brazos, uno de ellos recargado en la roca de donde salía el agua de cascada y otro a su costado; en soledad y silencio su rostro, detrás de los mechones de cabello que veía, soltaba ese silbido bajo…

Después de un momento, el hombre se giró, a lo cual Nut se ocultó un poco más pero no dejó de mirar: decorando en su rostro cuadrado perfecto un par de ojos ámbar un poco apagados, labios gruesos y facciones perfectas, sin mencionar los pectorales y abdomen bien marcados…

– … ¿Huh? ¿Ese quién es…?

La pequeña diosa estaba lo mejor oculta posible pero siguiendo observando con detalle al dios, usando sus ojos que siempre buscan la perfección para seguir captando todos los detalles posibles…

Un momento, ¿A qué se debe este comportamiento? ¿Es que acaso Nut, la diosa de la bóveda celeste, estaba encantada con aquel dios? ¿Se sentía atraída hacia él tanto que se ha convertido en una pervertida? No, no se trata de eso…

Este comportamiento se debía a la perfección de aquel dios: no desde la subjetividad del ser humano incapaz de alcanzar esos estándares, ni desde la subjetividad de la atracción física que se enciende tan fácilmente…

Hablando desde los objetivos ojos de una diosa que nació para ser perfecta y creció para ser perfecta, aquel dios era perfecto en todo aspecto físico.

Una perfección que le recordó a aquel otro dios que había considerado perfecto, desde el punto de vista objetivo y subjetivo. Aquel dios que con su existencia logró cautivar el cuerpo y alma de la diosa…

Ese recuerdo le turbó la cabeza de inmediato, haciendo que se ocultara detrás de la roca para cubrir su cara que se había sonrojado en exceso.

« ¿¡En qué carajos estoy pensando!? ¡Espera, ¿Qué estoy haciendo?! ¡Cálmate un… maldito segundo!

» Solo estoy… estoy nostálgica por culpa de ese… Ese otro idiota. Si, eso es… »

Justamente aquel día se cumplía un año más en su existencia divina que había pasado por ese evento. Por más que quisiera olvidarlo, su cuerpo divino estaba arraigado a revivirlo en su memoria…

Aunque hace poco, mientras estaba mirando a ese hombre perfecto bañándose, estaba casi por olvidarlo.

« Solo me… me tomó por sorpresa que… qué ese tipo sea un dios perfecto… Si, es eso. Nada de… de… » Nut se avergonzó de sí misma al darse cuenta de lo que había hecho.

« No, no estaba haciendo eso por motivos tan mediocres. No era eso, no era eso, no era eso…

» Aunque debo admitir… Sus facciones físicas son perfectas en todo sentido. Es como si fuera… Una copia mía en versión masculina. »

Pensar un poco más en eso le hizo sentir más calor del debido en esas aguas termales; pero no un calor que provenía del ambiente, sino un calor que estaba emergiendo desde su interior.

« ¿Ahora de qué carajos se trata eso? ¿Mi perfecto cuerpo se acaba de emocionar por estar cerca de alguien que si es de mi nivel?

» … Alguien de mi nivel… Alguien verdaderamente perfecto…

» Siendo ese el caso, tal vez pueda ir hasta él… Deví dijo una vez que un dios puede hacer lo qué quiera, con quién quiera, cuántas veces quiera… Obviamente yo estaba negada a aceptar algo con alguien tan imperfecto.

» Pero frente a este dios tan perfecto… Quién sabe qué pueda surgir. Veamos si es capaz de estar frente a una perfección como yo… ¡No, espera! »

Seguir pensando en la perfección de ese hombre le estaba sacudiendo las neuronas y seguía sonrojando su rostro; tras respirar profundo y tomar valor, la diosa se preparó para ir a su encuentro con el dios perfecto…

– ¡Mi señor…! ¡Mi señor~!

– ¡Sabíamos que estaría aquí!

De repente un séquito de voces femeninas interrumpió en las aguas termales, provocando que Nut volviera a ocultarse; un escenario fuera de su control había pasado, lo que reactivó su curiosidad perfeccionista:

Un grupo de mujeres, de distintas formas y razas, interrumpía en el solitario baño del dios perfecto; como mujeres con libido imposible de contener, se desnudaban y entraban de golpe en la laguna, para rodear al dios perfecto desde todas direcciones.

« ¿Quiénes son esas? Puedo percibir que son mortales. No son diosas… invadiendo el sitio de un dios perfecto… ¡Excelente! » Una idea vino a la mente de Nut « Veamos…

» Veamos qué hace una existencia perfecta como tú frente a seres tan imperfectos como esas… Esas zorras. Eso me dará una idea de quién eres en verdad… »

El dios levantó la vista para encarar a aquel grupo de mujeres.

– … ¿Qué hacen aquí?

– Supimos que nuestro señor estaba solo y triste…

– Supusimos que necesitaría algo de compañía especial…

– Así que hemos venido para animar su perfecta existencia ~♡

– ¿Nos deja servirle adecuadamente?

El dios suspiró por lo bajo, tras la idea de abandonar su soledad por atender a aquellas mujeres semidivinas; sin embargo…

Su rostro se levantó hacia ellas con una sonrisa de oreja a oreja.

– ¡Adelante! Atiendan como mejor quieran a su señor~

– … ¡Mi señor! ♡

Sin dudarlo todas se abalanzaron para rodearle de manera íntima: algunas se abalanzaron a abrazar sus enormes brazos y sentir sus dedos cerca de sus zonas más personales; otras se aferraron al torso para apretar sus perfectos abdominales y pectorales contra sus jóvenes rostros; un par se sentó en la orilla de forma que pudieran usar sus muslos como almohada para la cabeza del dios; y algunas otras intentaron sumergirse en el agua para acariciar sus piernas y estar lo más cerca posible de su zona más íntima.

Las mujeres se dieron un festín del dios a costa de él, quien solo levantó la cabeza y cerró los ojos como si estuviera disfrutando de aquel baño de mujeres hermosas; una actitud que molestó a Nut desde la lejanía.

« ¿Qué…? ¿¡Qué carajos hace ese maldito rubio!? ¿¡Dejándose engatusar tan fácil por ese grupo de perras ofrecidas!? ¿¡Dónde mierda está su perfección como dios…!?

» Puede que su cuerpo los aparente… Pero su mente y alma están muy lejos de ser verdaderamente perfectos. Tal como dijo Tezca, tenía que ser un descendiente de Cronos… ¡De ese estúpido zorro ofrecido!

» Parece que, otra vez, he juzgado mal a un dios… »

La diosa comenzó a moverse para salir de allí, pero la rabia divina que no pudo contener le provocó hacer movimientos muy bruscos, que agitó demasiado el agua. Al percibir tantas perturbaciones desde lejos, el dios perfecto levantó la mirada hacia aquella zona.

– ¿¡Quién anda ahí!?

Por la inercia de haber sido descubierta, Nut se detuvo en seco y se volvió a pegar a la roca con fuerza.

– ¿Huh? ¿Acaso no la ha visto, mi señor?

– Es una mujer como una ninfa, de color azul. Estaba oculta detrás de esa roca.

– Pensábamos que era alguien que se nos había adelantado, pero…

Nunca la habíamos visto… O al menos yo no. Nunca podría olvidar a una mujer tan enana como ella.

El dios se confundió por todos esos datos; él tampoco había visto nunca, de entre su gran harem personal y todas las mujeres que estaban cerca de él, alguna mujer que cumpliera con esas características… ¿Enana y azul?

– … Seas quien seas… ¡Muéstrate ahora mismo!

Nut se había llevado una mano a la boca para intentar contener la respiración, pero con los rumores de esas mujeres se le había derrumbado su plan.

« Estúpidas zorras inútiles… ¿¡Quiénes se creen ustedes para rebajar mi existencia perfecta con la de ustedes!? ¡Les enseñaré a respetar a un verdadero dios, aún si eso cuesta…! »

La diosa se preparó para usar su Bastón del Cielo que estaba por invocar; pero tras pensar un poco más las cosas, se dio cuenta de una mejor idea…

« No será necesario llegar a ese extremo. Tengo la idea perfecta para mostrar… qué no soy una cualquiera. Yo soy una diosa perfecta. »

En ese momento el Manto del Cielo que decoraba su cabello procedió a cambiar su forma, en una vestimenta para decorar su cuerpo, y usando sus poderes divinos logró mantener lo más a flote en el agua para salir a mostrar su presencia ante la reunión de mujeres y el dios perfecto:

Un vestido ajustado que dejaba ver toda su figura en su máximo esplendor; cada curva y cada milímetro de su perfecto cuerpo, con tela como transparente que a través de sus dibujos estelares de las constelaciones y del vapor que subía del agua dejaba entrever su desnudez oculta. Aquella figura divina perfecta salió de la roca y caminó por el agua con lentitud, hasta estar a una distancia muy considerable de las ninfas y del dios perfecto.

Todas las mujeres quedaron boquiabiertas por la presencia de aquella mujer, mucho más hermosa de lo que imaginaban; de hecho, aunque cada a quien tenía su punto de vista individual, todas veían la misma perfección.

– … Usted… – la mujer que empezó el rumor se sonrojó bastante y comenzó a tartamudear – U-Usted… es… es…

– ¿Tan pronto pronto de olvidaste de la "mujer tan enana como ella"?

A pesar de su belleza, su rostro se oscureció por completo; con sus ojos dorados lanzó una furiosa y divina mirada asesina en contra de ellas.

– Aprendan a respetar a un verdadero dios… Sucias zorras mortales.

Todas las ninfas se asustaron de Nut, y al cabo de unos pocos segundos ante su presencia no pudieron soportarlo más y corrieron despavoridas del lugar, sin importarle el estar desnudas…

Solo quedaron Nut y aquel dios perfecto que llamó la atención de la pequeña diosa.

– … Qué patéticas…

Entonces Nut volvió a sumergirse en el agua y dejó que su Manto del Cielo volviera a su forma de toalla que envolvió su cabello, sin importarle dejar su cuerpo desnuda al descubierto ante ese dios…

Ese dios que se había quedado pasmado y embobado con la perfección de Nut: a pesar de su pequeño tamaño, cada parte de su piel azul, cada curva y cada brillo que rebotaba en su suave carne… cada mechón de cabello mojado, cada gota que se deslizaba de arriba a abajo, cada vez que sus ojos parpadeaban…

Todo en ella era perfecto. Absolutamente perfecto…

Por primera vez en milenios y eones, el dios conocía a alguien tan perfecta… Alguien que le despertó recuerdos del pasado que había creído haber olvidado.

– Y-Yo--

– No quieras hablarme de esa forma tan irrespetuosa… No después de haber dejado que la divinidad se manchara.

– ¿Disculpa?

– Dejar que la lujuria tome control de tu cuerpo y mente… Permitir que zorras mortales se acerquen a tu divina presencia… Qué te toquen como si fueras un muñeco… Y sentir placer en ello… Qué asco.

– ¿Eh? – el dios se sacudió la cabeza para dejar de estar embobado – No es nada de eso.

– … Entonces soy ciega… Y tonta… Para pensar que eso es una inflamación normal…

Nut dirigió su mirada debajo de agua, hacia la zona íntima del dios, donde el miembro suyo estaba levantado y bastante endurecido; casi de forma involuntaria el hombre se cubrió las manos en esa zona.

– ¡No! ¡Te equivocas! Esto es--

– Una reacción que un asqueroso hijo de Cronos tendría. Nada más que un simple griego dejándose llevar por su mundana lujuria…

Nut suspiró por lo bajo y se dio media vuelta para volver al sitio de donde había venido.

– Supongo que me equivoqué… No hay ningún dios perfecto.

– ¡Oiga…! – el dios se levantó de su sitio e intentó avanzar a ella – ¡Es un malentendido! ¡Nada de lo que dice es verdad! Deje que le explique…

La pequeña diosa volvió su cabeza al dios, quien estaba muy cerca de ella, lanzándole una mirada molesta.

– ¿Me acabas de llamar mentirosa?

– ¡No, tampoco dije eso--!

No me importa lo que hayas dicho… Lo que quiero es no volver a oír tu voz ni tu presencia.

La diosa egipcia volvió su vista al frente y avanzó un poco más rápido, hasta desaparecer detrás de la roca y volver por el camino que había tomado; el dios perfecto, aunque tuvo tiempo tiempo y espacio suficientes para alcanzarla, por algún motivo decidió no hacerlo…

Toda su vida había actuado conforme a una mente fría, lógica y estratégica… Pero esa mujer hermosa, cuya espalda y retaguardia desnudas y perfectas había observado hasta desaparecer y que quedaron rebotando en su mente…

Esa mujer acababa de romper su esfera de perfección divina; un sonrojo se asomó en sus mejillas así como un palpitar que se movió directamente a su miembro todavía duro al recordarla.

– … Qué hermosa…

***

Nut salió de las aguas termales sin haberse duchado por completa, y envuelta en su Manto del Cielo volvió a la habitación; en segundos se secó por completo y se arrojó a la primera cama que tenía enfrente, donde hundió la cabeza en una almohada al mismo tiempo que pateaba las cobijas con molestia.

– ¿¡Qué rayos tenía en la cabeza para entrar ahí!? ¡Solo puedo pensar en lo estúpida y ofrecida que me vi ahuyentando a esas zorras mortales!

» ¡Maldita sea… no fui nada perfecta!

Nut siguió gritando bajo la almohada y golpeando la cama con toda su fuerza. Pero en medio de ese berrinche, no pudo evitar recordarlo:

El cuerpo perfecto de ese hombre: su piel bronceada, sus músculos tonificados, sus brazos enormes, sus dedos firmes, su abdomen marcado, su cabello rizado y dorado, sus labios delineados, su barbilla cuadrada, las gotas de agua que bajaban… También "eso" por más que quiso evitar pensarlo…

Todo en ese hombre era perfecto físicamente; eso sonrojó de nuevo las mejillas de Nut y la calmó de sus emociones rabiosas. De hecho… eso le empezó a provocar un ardor corporal.

– ¿¡Huh!? ¡¿Ahora qué carajos estoy pensando!? – Nut se levantó y comenzó a golpear su cabeza con la almohada – ¡No debo dejar que ese idiota entre en mi cabeza! ¡Solo era un perro que ladra y no muerde!

Por más que se golpeaba la cabeza no podía sacarse esas imágenes de la cabeza, tampoco el haber estado tan cerca de él con su cuerpo desnuda, lo mismo que él, y que al parecer él ya dispuesto a hacer ese tipo de acciones…

– ¡No, no, no, no, no! ¡No es perfecto! ¡No es perfecto…!

Después de un solo segundos Nut se tranquilizó, pero las imágenes del dios no iban a salir de su cabeza; tal vez en algunos minutos, o tal vez en algunos milenios…

– … Solo estoy sorprendida… Después de todo, es la primera… primera vez que veo al alguien tan perfecto… No como Geb…

Pensar en el nombre de ese dios le provocó otra sacudida de cabeza.

– ¡No! ¡Nada de eso! ¡Solo eso toy sentimental por eso! Pero es mi culpa… – Nut aspiró aire con toda la fuerza de sus pequeños pulmones – Un verdadero dios es perfecto en todo sentido.

» No debo sentir nada por alguien tan estúpido… No importa que tan perfecto se vea, sigue siendo un--

– ¡Nut-chan!

De golpe la puerta de la habitación se abrió, dejando entrar a los otros invitados: Deví vistiendo varios collares de bienvenida y el rostro rojo sonriente de forma boba, ayudada por Viracocha y Hera para mantenerse de pie.

– ¿¡Qué carajos!? – Nut abrió los ojos con sorpresa.

– ¡De nuevo lamento mucho los problemas que ocasionó nuestro…! – Hera estaba sonrojada de la vergüenza – ¡Les juro que nunca más volverán a encontrar a Dionisio suelto por ahí!

– … No te preocupes… – Viracocha le sonrió a Hera con calma – De todas formas, ella habría encontrado la manera de hacer algo así de loco… En ese caso, yo te ofrezco una disculpa.

– ¡P-Pero…!

– ¡Nut-chan, hija mía…! – Deví se soltó de ambos dioses para ir a la cama donde estaba Nut:

Arrojándose a la cama, su peso y tamaño hizo que la misma se volviera como un trampolín donde Nut salió volando hacia el techo debido a sus pequeñas dimensiones.

– ¡Este lugar es tan divertido, Nut-chan! – Deví abrazó una almohada que por su gran borrachera pensó que era Nut – ¡Tienen comida, bebidas gratis, meseros y meseras lindas que hacen todo lo que digas…! ¡Te va a encantar! ¡Vamos con mi amiguis Dionisio a qué nos dé un descuento~!

En cambio, Nut había terminado en brazos de Viracocha; fe por esta cercanía que el dios inca se dió cuenta que Nut estaba sonrojada por lo bajo.

– ¿Te encuentras bien? Tienes la cara toda roja.

– ¿Eh? N-No es nada… – Nut se sacudió la cabeza para quitarse ese sonrojo – Es solo que… tomé un baño de agua caliente.

– Ya veo. Ten cuidado, que puedes deshidratarte--

– Si, lo sé, lo sé.

Hera atendió una llamada de parte de Hermes muy rápidamente, para después volver a los Primigenios.

– Me acaban de informar que el señor Apollo ya está disponible para recibirlos.

– Bien… – Viracocha suspiró por lo bajo para después bajar a Nut al suelo – Hora de hablar con ese tipo.

– ¡Si, si…! ¡Vamos! – Deví se levantó e intentó caminar, pero su borrachera no se lo permitió.

– No, tú quédate aquí a dormir, hasta que se te pase… esto… – le regañó Viracocha.

– … ¡Cómo digas! – sin dudar Deví se lanzó a la cama y en cuestión de segundos se quedó dormida.

– Vamos, señora Hera.

– Si…

El par de dioses Primigenios siguió a la diosa guía hasta una habitación muy amplia con una mesa rectangular, sillas para el tamaño de ambos: una gigante para Viracocha y una con escaleras para Nut. De pie junto a una puerta especial con decorado de oro, se hallaban Hermes y Artemisa de brazos cruzados y haciendo una reverencia de bienvenida a los Primigenios.

– Veo que tienen de todo en abundancia… Un reino muy próspero.

– Así es. El señor Apollo se encarga que todo en este lugar sea perfecto. – afirmó Artemisa con orgullo.

– Perfecto… – Nut suspiró por lo bajo y bajó la cabeza para cubrirla con sus brazos – Lo dudo.

– Muchas gracias por la espera… – Hermes se dirigió al portón especial – El señor Apollo ya está aquí.

El dios mensajero abrió la puerta con una reverencia y la figura del dios mencionado entró en la habitación…

Una figura divina que sorprendió a Viracocha, quién se dio cuenta de lo diferente que era el dios respecto a las estatuas y pinturas que decoraban el palacio y el Olimpo en general. Una figura perfecta, un cuerpo al parecer bien trabajo debajo de ropajes divinos que combinaban colores dorados, vivos colores pasteles, y armadura celestial…

Bajo aquellas ropas no tan cubiertas dejaba ver un poco la figura masculina del hombre: músculos tonificados, brazos enormes, abdomen bien trabajado, un cuello recto que concluía con una cabeza cuadrada, barbilla firme, ojos ámbar y cabellos rubios rizados…

Espera… esa imagen… Esa descripción… Nut, cuando levantó la vista y lo vio, quedó con los ojos muy abiertos.

– ¿Qué…?

– Muy buenas tardes tengan, miembros de los dioses Primigenios. Me alegro mucho de que--

Del mismo modo Apollo, que había entrado a la sala con muchos aires de grandeza y seguridad, se quedó helado y en silencio cuando sus ojos se posaron en los dioses, pasando por el hombre gigante de ropajes humildes y máscara dorada…

Hasta llegar a la pequeña figura azul, vestida con su Manto del Cielo, y su cabello suelto detrás de su espalda. Del mismo modo, los ojos de Nut se paralizaron con el hombre alto, fornido, de piel bronceada, cabello rubio, y ojos ámbar que estaba a unos cuantos metros frente suyo…

Ambos quedaron atónitos ante lo que estaban viendo, al darse cuenta de lo que estaban viendo sus ojos:

« Es… La hermosa mujer de las aguas termales… es una Primigenia… »

« El… el maldito idiota vulgar… ¿¡Es el Apollo que nos invitó!? »

– Le quiero agradecer por su invitación… – Viracocha se levantó de su asiento para hacer una reverencia de agradecimiento – Lo mismo que su hospitalidad y atención, que han sido superiores a nuestras expectativas.

Apollo siguió mirando a Nut por un par de segundos, hasta que volvió a su papel de dios líder del Olimpo.

– … Después de todo… La perfección divina se debe complacer solo con lo mejor… Me alegro que mis humildes regalos les hayan gustado.

– Solo que pido disculpas por la actitud que ha tenido una de mis hijas, que ahora está indispuesta…

– Señor Apollo. – Hera se acercó al dios para susurrarle – Dionisio hizo otra de sus fiestas y se llevó a una de los invitados.

– ¡Ah, sobre eso! Quiero yo disculparme por la actitud de mi… Mi hermano. Digamos que no es--

– Nada perfecto, por lo que veo… – Nut levantó una vista desafiante hacia Apollo – Esperaba que alguien que se hace llamar perfecto pudiera haber cubierto algo tan sencillo como el comportamiento de sus familiares… Pero veo que no eres capaz de--

– ¡Nut! – Viracocha sin dudar le dió un zape a Nut que la calló – Disculpe el comportamiento de mi hija.

– … Para nada, señores Primigenios. Al contrario… Veo que me equivoqué un poco en mostrar la perfección de mi reino. No se preocupen…

» Eso me da la oportunidad de enmendar las cosas y mostrar cómo es la perfección que solo yo puedo ofrecer.

– … Ajá… – Nut se acarició la cabeza por el golpe y desvió la mirada de Apollo.

– Y bastante directos son, al parecer… Después de todo, han vivido más que su servidor. Así que espero tener la oportunidad de cambiar su punto de vista…

– A todo esto, es mejor que vayamos al punto… – Viracocha volvió a tomar asiento – ¿A qué se debe su invitación? ¿Cuál es el tema que quiere discutir con nosotros? Hay muchas cosas que quiero saber en estos momentos.

– ¡Oh si…! – Apollo se acercó a la mesa para tomar uno de los asientos disponibles – Verá, señores Primigenios, lo que ocurre es que…

En ese momento el ambiente se volvió tenso… Para Nut y Apollo.

Aunque la actitud confiada de Apollo molestó un tanto a Viracocha, no era nada comparado con la tensión física que sintieron los cuerpos de ambos dioses pero no podían mostrar físicamente: Nut sintiendo un ardor subir desde la punta de sus pies hasta la cabeza; Apollo sintiendo un hormigueo que estaba calando en su espalda y recorriendo hasta su entrepierna…

2 perfecciones muy cerca uno del otro, en especial porque Apollo se había sentado justo en la silla continua a Nut; como si fuera un desafío hacia su propia persona y hacia ella de ver quién aguantaría más…

« … Maldito rubio… » solo podía pensar en eso Nut, que ni siquiera se dio cuenta de todo lo que Viracocha y Apollo hablaron en la reunión.

– … Así que, si no les parece mal, me encantaría que pudieran quedarse más tiempo.

– Eso sería un honor que vamos a aceptar.

– … ¿Qué? – Nut parpadeó un par de veces al volver a la realidad por escuchar esas palabras – ¿Qué pasó?

– Por nuestra parte, nos retiramos… Muchas gracias por este tiempo. Estoy seguro que pronto tendremos otra charla como esta.

– No se preocupe, señor Viracocha; entiendo que es mucha información que procesar. Por eso esperare hasta que usted me informe que está listo para tener otra charla.

– … De acuerdo. Ahora si, nos retiraremos…

– ¿Eh? ¿Eh? – Nut volteó a todos lados bastante confundida.

– ¿Se encuentra bien…? – Apollo extendió una mano para tomar una de las muñecas de Nut – Señor Viracocha, creo que su hija no está bien.

– … ¿¡Ehhh!? – Nut soltó un pequeño grito de sorpresa que pudo disimular rápidamente.

– … Es cierto. – Viracocha se acercó a Nut al verla sonrojada – ¿Estás bien?

– ¿No le gustaría que la atendiera? Tenemos en el Olimpo un buen servicio médico para dioses como ustedes…

– No sé si sea prudente. Yo creo que es mejor que vayamos a la habitación… Tal vez necesita descansar.

Nut volteó a ambos, pensando en la opción que debía decir para lo que ocurriría a continuación. Por una parte, quiso darle la razón a Viracocha para no tener que estar cerca de ese dios molesto…

Por otra parte, sentir la mano de Apollo en su muñeca, y leer entre líneas que la mirada que Apollo le dirigía hablaba más que sus palabras… Eso encendió su curiosidad.

– Creo que… Creo que tomaré la oferta de ese rubio tonto… Sería descortés, ¿No?

– … Si es lo que decides, está bien.

Sin discutir más, Viracocha dejó a Nut al cuidado de Apollo, mientras que Hermes guió de vuelta al dios inca a su hospedaje; entonces Hera y Artemisa se acercaron al par de dioses.

– ¿En serio se encuentra mal, señorita? Deje que le hable a los médicos de nuestro reino para--

– Tú… Rubio estúpido… ¿Qué estás tramando?

Hera y Artemisa se sorprendieron del cambio de actitud de aquella pequeña diosa, quien con un manotazo quitó la mano de Apollo de su muñeca.

– … ¿Todavía me tratarás de esa manera tan despectiva? – Apollo rió por lo bajo – ¿Después de esta cálida reunión con tu padre?

– Él no es mi padre, y no me cambies de tema, ¿Para qué querías que estuviera aquí?

– ¿Por qué tanta agresividad? Solo quería disculparme por lo ocurrido hace poco, antes de venir a la reunión… Fue un momento mal para ser una primera impresión, además que usted malinterpretó las cosas.

– ¿Huh? ¿Dices que un ser perfecto como yo se equivocó? ¡Claramente te vi desnudo y lujurioso a punto de cojer con esas zorras mortales! ¡Manchas la perfección de los dioses actuando de una manera tan baja y vulgar!

– … Si a esas vamos… Usted estaba desnuda frente a mi y esas "zorras": no le importó pavonearse frente a todas… Asustarlas para que se fueran corriendo… Quitarse su ropa frente a mi… Exhibirse como hermoso pavo antes de la cacería…

» Cualquier hombre en su sano juicio no podría haber controlado su cuerpo de reaccionar ante… Su presencia tan maravillosa.

– No hables de mi como si fuera una de esas zorras. Yo soy una diosa perfecta.

– Yo nunca me habría tomado este tiempo para disculparme ni aclarar las cosas con ninguna zorra… Yo sé lo valioso que es mi tiempo.

» Por eso, he decidido invertirlo en alguien que vale la pena… La única figura divina que verdaderamente puede ser llamada "perfecta" en los Cielos…

Apollo volvió a tomar la mano de Nut con sumo cuidado, para acercarla a sus labios perfectos y depositarle un beso de recibimiento.

Me vuelvo a presentar… Soy Apollo, el perfecto dios del sol, la luz, y líder del Olimpo… Espero que podamos llevarnos bien.

– … No creas que una presentación tan tonta como esa me va a engatusar. – Nut le quitó la mano de golpe – Yo soy una existencia perfecta que sabe lo que vio, y tú solo eres un vulgar que se hace llamar dios.

– … Así serán las cosas… Muy bien… – Apollo acercó su rostro a Nut de forma sensual – Tendré que hacer que cambie de opinión, ¿No le parece~?

– … M-Maldito… ¡No te me acerques!

Nut le soltó un golpe a la mejilla de Apollo con todas sus fuerzas, que el dios del sol pudo prever: pero, en vez de esquivar, levantó su mano para detener en seco la mano de la pequeña diosa.

– Parece que el camino que tengo que recorrer para hacerla cambiar de opinión será muy largo. Un verdadero reto…

» Yo amo los retos~

Suéltame… Maldito dios imperfecto…

A pesar de sus palabras y sentimientos iracundos, la diosa egipcia no pudo evitar sonrojarse un poco por la presencia tan cercana de aquel dios, lo mismo que el dios griego en quien sus mejillas tomaron un poco de color.

Por su parte, Hera y Artemisa estaban boquiabiertas por haber escuchado la conversación y percibir el ambiente tenso y atractivo que rodeó a ambos dioses.

– … ¿Qué? – Hera se llevó ambas manos a la boca – ¿Estaban desnudos y muy juntos antes de venir aquí? ¿Se están retando… o están intentando… hacer algo más?

Artemisa suspiró por lo bajo.

– Ese idiota… Otra vez se va a enamorar. No me jodas.

***

Fecha de publicación: 20/11/24
Autor: ASFD & Dharma1421
Editor: Dharma1421

Nota de autor: Muy buenas mis queridos Ragnabrothers.

¡Primer especial por el aniversario de LoR! Un encuentro entre los dioses más perfectos de sus universos: Apollo, el dios del sol y la luz, con Nut, la diosa de la bóveda celeste.

Un primer encuentro que ha marcado tensión y atracción al mismo tiempo, ¿Que sucederá a continuación? ¿Esto desencadenará algo más allá que solo un encuentro casual? ¿Será que sus orgullos divinos cederán ante la perfección del otro?

Todo esto y más lo sabremos si es que les ha gustado este especial; déjenlo saber en los comentarios, para traer más de estos crossover.

Sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente especial!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top