Emiliano × Josefa
Emiliano × Josefa
- Canon -
***
- Vamos, mi amor. Ya te dije que te va a gustar~
- Emiliano, ¿Cómo rayos entraste a mi casa? Mi papá te puso una orden de restricción.
- ¡Nada que el amor pueda romper, mi corazón ♡!
Ese mismo día, un joven y rebelde Emiliano Zapata y una hermosa y delicada Josefa Espejo habían tenido una dulce cita de picnic en campos de sembradíos, lastima que eran las tierras del padre de la muchacha y al ser descubiertos cada uno fue enviado a su casa: Zapata fue echado a patadas de allí, mientras que Josefa fue enviada a su cuarto castigada.
Pero he aquí, Zapata tratando de entrar forzadamente a la ventana del segundo piso, en donde estaba confinada la hija de aquel hacendado millonario: Josefa Espejo. Una situación bastante peculiar.
- Por favor, Emiliano, largo de aquí. - Josefa trataba de cerrar la ventana sin tirar a Zapata de la escalera donde estaba montada - Mi papa te va a oír y será nuestra--
- ¿Nuestra? - Zapata sonrió de lado - Eso significa que somos algo, ¿No?
- Claro que somos algo... ¡Somos un par de jóvenes inexpertos en la vida, yo castigada y tu se supone en prisión, poniendo en riesgo nuestras vidas!
- ... Qué título más elegante y aburrido... Yo prefiero... ¡Amantes en peligro!
Josefa quiso reírse pero no se lo permitió; el momento no era para nada agradable para estarse riendo.
- Por favor, te lo pido Emiliano. Vete... y no vuelvas nunca más...
Palabras que fueron dichas con cierto pesar para su corazón, y palabras que consternaron bastante al mexicano. Una declaración que no tendría respuesta para su incógnita.
- Mi corazón, ¿Qué chigados estás diciendo?
- ¿No te das cuenta, Emiliano? Tú y yo somos personas muy diferentes, en todo sentido y todo aspecto...
» Tú eres un hombre campesino que se gana la comida con el sudor de las manos, un hombre libre que no le importan las reglas ni las órdenes... Pero un hombre pobre, sin dinero ni para dónde caerse muerto.
» En cambio, yo soy la hija de un hacendado poderoso, tengo dinero en donde sea que mires, mis padres me han dado lo mejor que han podido conseguir: educación, comida, ropa, comodidades, casa...
» Emiliano, somos personas muy diferentes, de clases sociales muy diferentes... De niveles diferentes...
» Incluso podría apostar que mi padre ya me tiene comprometida para alguien más, el hijo de otro hacendado poderoso, para unir casas, hacer terrenos más grandes, firmar contratos y gozar de un champagne bajo la luz del mediodía a mitad de mi ceremonia de casamiento... En cambio tú... Ni siquiera te importa lo que pase mañana: si te caes a esta altura, morirías y todo lo que has peleado y hecho quedaría olvidado con tu nombre...
» Pero también se que eres un hombre muy bueno; eres fiel a tus ideales, fuerte como nunca había visto a nadie, íntegro y, sobre todo, valiente... Lo suficiente para incluso desafiar a mi padre. No te mereces a esta mujer adinerada que solo va a causarte y causarme problemas... Te mereces a alguien más, alguien de tu nivel con quien puedas vivir sin miedo a la sociedad.
» Así que, te lo pido por favor, ya vete de aquí. Espero que mi papá no te haya oído, pero vete lo más pronto posible... Y nunca más vuelvas. Olvídate que alguna vez existió esta mujer...
Palabras difíciles y muy duras de pronunciar, en especial para ella; la mujer adinerada que, como bien acaba de expresar, siempre ha sido una mujer que no dependió de sus manos para sustentarse: tenía todo el dinero posible, tenía una familia poderosa que la resguardada, tenía un futuro comprado y asegurado.
Todo un destino ya escrito y planificado... Menos, el destino de su felicidad; a pesar de sus fastos y riquezas, Josefa nunca había tenido una felicidad verdadera que pudiera expresar a sus familiares. Claro que sentía felicidad al estar con ellos; con tíos, primos, sobrinos, padre, abuelos, amigas del vecindario... Claro que se sentía muy bien de compartir con ellos, pero... Aún le faltaba algo.
« ¿Qué quiero hacer yo con mi vida? » Una simple pregunta que no tenía respuesta.
Una vida escrita por delante, pero... ¿En dónde quedaba ella? Claro, un papel ya dibujado: esposa d e una hacendado millonario, madre de un montón de críos seguramente mal educados por tantas riquezas, cuidadora de un hogar lujoso, cocinera y ama de casa, para morir como una dulce anciana sentada en la entrada, tejiendo y escuchando la soledades por medio de la radio. No parecía un mal futuro...
¿Pero había sido escrita por ella? Para nada. Todo eso seria un futuro regalado, pero no deeeeuee la manera un quería: no con el esposo que le gustaría tener, no con hijos que crecerían como ella quisiera, no con ella hogar que le gustaría tener, no muriendo como la anciana que soñaría ser.
¿Cuantas veces no había pasado por su mente el término "libertad"? ¿Cuántas veces no se había imaginado llegando a casa con un novio que ella eligió para que sus padres lo aprueben y comience la boda... Criando un par de niños traviesos, pero felices de crecer en un hogar con amor... sentarse en el mediodía de vejez, pero tomada de la mano con su esposo escogido? ¿Qué importaban las riquezas y el destino escrito, si nada de eso era fruto de sus manos y sus decisiones...?
Ideas fugaces que pasaron en su mente infante, la abandonaron durante sus comienzos en la pubertad, y volvían poco a poco en sus joven adultez adolescente mientras en la noticias se hablaba de un posible movimiento en masa contra el presidente Díaz, ¿En serio todo eso podría ocurrir? ¿Habría una posibilidad de cambiar sus vidas...?
Una posibilidad abierta cuando conoció a ese muchacho hace unos meses, quien con varios amigos se dedicó a pelear en la hacienda para "liberarla" (palabras más, palabras menos). Su padre defendió las tierras, demostró que eran suyas por propiedad y legado, azotó varias veces al chico intruso y lo obligó a trabajos forzados para no enviarlo a la cárcel; su nombre es Emiliano Zapata, el chico intruso ahora colgado de su ventana.
¿Para qué mentir? La verdad es que Josefa quedó completamente encantada con la actitud rebelde y fuerte del joven aquel día, y más cuando lo veía cada día trabajar con tanto esmero y fuerza. Al parecer Emiliano la notó, y comenzaron un coqueteo uno del otro hasta esa cita del día anterior; lo que empezó como encanto por su actitud fuera de lo común, terminó rápidamente en loco amor por ese chico libre... Nada lo detiene, nada lo frena, nada lo ata, ¿Acaso este era su príncipe azul que cumpliría sus fantasías de infante?
Pero... tenía razón Josefa. Ambos pertenecen a clases sociales demasiado distintas; no importaba que ella estuviera tan enamorada de él, nunca podría funcionar una relación entre una mujer de casa tan adinerada y con alta posición social, y un hombre rebelde bastante pobre y sin miras al futuro. Todo apuntaba que sería una relación disfuncional que nunca podría tener frutos...
Lo que le dolía de verdad. Al parecer, tendrá que volver a renunciar a sus deseos de tener una vida propia, ahora que estaba tan enamorada de ese muchacho, con tal de no hacerle daño por estar involucrado con ella... Un mal necesario.
« Perdóname, Zapata... » un llanto triste que salió en su corazón sin que el hombre se diera cuenta tan fácilmente, mientras ella se separaba de la ventana para abandonar la habitación...
Hasta que una mano sujetó su muñeca con fuerza delicada para detenerla.
- ¿Qué? ¿Esas mamadas qué?
- ¿Eh? - Josefa se dio la media vuelta para ver su muñeca sujetada - Emiliano, suéltame--
- Mujer, ¡Estás loca! No vine hasta aquí para oír esas mamadas de "soy rica y tu eres pobre"... ¡Claro que eres rica! ¡Tan solo mírate; cualquiera tira la baba por ti!
- ¡A ese rica no me refiero, idiota! - se llevó una mano al cuerpo mientras se liberaba de la otra mano - Hablo de nuestras posiciones.
- Pues claro, yo estoy aquí afuera en el frío y en una escalera, mientras tú estás cómoda en tu habitación de marfil... ¡Ya déjame entrar! ¡Solo será un besito y cositas más ♡!
- ¡No me estás entendiendo para nada! ¡No podemos estar juntos!
- ¿Por qué? ¿Ya estás casada y me engañaste? Porque en ese caso, te enseñaría que te casaste con el hombre equivocado--
- ¿Qué? Claro que no estoy casada. Todavía no tengo anillo.
- Entonces, ¿Eres de esas raras que prefieren a las mujeres? No me digas eso, pero no importa, ya que te enseñaré a amar a los hombres debidamente--
- ¡Ya cállate! - su rostro se llenó de rubor de vergüenza - ¡Y claro que no soy así! ¡Soy una mujer normal!
- Entonces, ¿El problema es que no me amas? ¿Acaso quieres romper el corazón de esta pulgita...?
Una pregunta que heló a Josefa, haciendo a su corazón latir con mucha fuerza mientras también le dolía bastante por lo que estaba haciendo y por los intentos de resistirse de Zapata.
« Por supuesto que te amo, estúpido e idiota... Quisiera tanto que fueras mi hombre, tomar tu apellido para mi misma, "Josefa de Zapata"... Pero no podemos. No quiero hacerte daño por estar con alguien que... que no debes estar... »
- Y-Yo... Yo no te amo.
Una respuesta que dejó congelados a ambos en silencio de sepulcro.
Palabras fáciles de decir para Josefa, siendo que Zapata no era el único pretendiente que rechazó alguna vez en su vida, pero por primera vez eran palabras dolorosas que no quiso decir... Aunque era la única manera en que ese hombre podría continuar con su libertad feliz, mientras ella--
- ¿En serio? Eres muy mala~ Me engañaste y jugaste conmigo todo este tiempo, y supongo que los besos de ayer nomás fueron una aventura para ti.
Josefa tragó saliva.
- ... S-Si... No significó nada... Para mi...
Bueno, con esas palabras, seguramente Zapata se daría media vuelta y se iría de allí, mientras que ella seguiría con su--
- ¡Qué mala! ¡Muy mala! Bueno, te tengo muy malas noticias...
- ... ¿Malas noticias?
- ¡La verdad es que me dejaste sumamente flechado! ¡Parece que lograste clavar en mi corazón todas tus flechas para engatusarme...! ¡Ya que vine hasta aquí solo por ti, para tomarte en mis brazos y poner en el registro civil ese cuerpazo a mi nombre! ¡Y no me iré hasta que vengas conmigo!
... Espera, ¿Qué?
- ¿Q-Qué? - de nuevo el rubor de vergüenza inundó su cara - ¿¡Me... Me... Me quieres robar!?
- ¿Robarte? Si tienes título de propiedad, entonces lo haré, y con más gusto todavía ♡
- ¿¡Qué tantas tonterías dices!? ¡Por favor, solo vete de aquí!
- ¡No me iré hasta llevarte conmigo!
- ¿¡Estás loco!?
- ¡Loco de amor, diría yo!
- ¡Estás mal de la cabeza! ¡Ya vete!
- ¡No sin mi recompensa! - entró de un salto a la habitación y tomó a Josefa del torso para elevarse hasta sus hombros y cargarla con un brazo - ¡Listo! ¡Ya me puedo ir!
- ¿¡Oye, qué te pasa!? ¡Bájame ahora...! ¡Espera, ¿Cómo puedes cargarme con un solo brazo!? ¿¡Eres un fenómeno!?
- El verdadero amor lo puede todo, chiquita... - coquetamente le dio una suave nalgada y procedió a caminar a la ventana - Muy bien, al registro civil se ha dicho~
- ¡Hey, te dije que me bajaras! ¡¿No me escuchaste?! ¿¡No entendiste todo lo que te dije!? ¡N-No te quiero, ni me gustas! ¡Bájame!
- Mi querida amorcito, debo darte una confesión... Soy un aletrado por completo, así que no sé leer ni escribir. Aunque trate de tener una buena educación, la escuela no me pudo enseñar esas cosas básicas en su totalidad...
- ¿¡Qué!? ¿¡Y eso que tiene que ver--!?
- Pero... La vida me enseñó más cosas todavía. Mi vida como fugitivo me ha enseñado muchos trucos y enseñanzas especiales... Entre ellos el arte de mentir, para librarme de las fianzas y salir de la cárcel cada vez que quiera... - su mirada se giró hacia Josefa, para guiñarle un ojo - Y debo confesarte que eres la peor mentirosa del mundo.
- ¿Yo, mentirosa...? ¿¡De qué estás hablando!?
- Veamos... - Zapata obedeció al mandato de Josefa y la bajó al suelo, solo para sujetarla de los hombros y mirarla cara a cara - Entonces, vuelve a repetir eso que dijiste, ahora sí mirándome a los ojos... ¿El problema es que no me amas?
El corazón de Josefa comenzó a latir muy rápido al tener a Zapata frente suyo, además que a pocos centímetros de su rostro; si se empujaba lo suficiente conseguiría otro beso de ese cabellera que tanto la-- ¡No, no, no! ¡No es tiempo para eso!
- Responde a mi pregunta, y si es como tu dices, entonces me iré para siempre. Si no, te tendrás que ajustar a las consecuencias...
Zapata fijo su mirada en Josefa con mucha seriedad que la mujer nunca había visto en él, cosa que volvió a acelerar su corazón y si mente empezó a agitarse con imaginación poco decente para ella...
« ¡No, no caigas! » Josefa tragó saliva por lo bajo « Solo tienes que decirlo de nuevo y... y todo estará solucionado... Todo volverá a ser como antes, y nada de esto... Nada de esto... »
La simple idea de no volver a ver a Emiliano en su vida le estaba doliendo más más de lo que se podía imaginar; no volver a tocarlo como ayer que lo abrazó, no sentir esos brazos de tronco que podían cargar con facilidad, pero también no volver a escuchar sus tonterías, no volver a ver su sonrisa calmada y verlo actuar de manera tan estúpida.
Diablos, era un hombre muy malo para su reputación, para su clase social, y para todo en general; incluso podría ser cabecilla de un movimiento contra el mismísimo presidente más de 100 veces. Aún así... Ese era... Él era...
- Yo... Yo... Yo no... No...
Sin darse cuenta se empezó a acercar, sus brazos rodearon los troncos firmes de Zapata, mientras el movía su rostro para chocar con el de Josefa.
Porque, después de todo, él era su elección.
- ¡Hija, ¿Por qué hay tanto ruido--!?
La puerta se abrió de golpe y dejó entrar al hacendado millonario, justo al momento en que Zapata y Josefa estaban por besarse; ambos se separaron y miraron con susto al hombre...
- ¡Papá! ¿¡Qué haces aquí!? ¡E-Esto no es lo que parece...!
Bueno, la única que se asustó fue Josefa; Emiliano sonrió y levantó su sombrero.
- ¡Buenas, suegro! ¿¡Cómo le va!? ¡Vengo a llevarme a su hija!
- ¡Tú... otra vez tú, maldito! ¡Creí haber sido muy claro contigo! - de su bolsillo saco el revolver que tenía por si las dudas.
- ¡Uy! ¡Parece que hombre prevenido vale por 2...! - Emiliano reaccionó de inmediato y también sacó el revolver que tenía en su bolsillo, y lanzó un disparo cúrveo instantáneo que, desviado, golpeó el arma del hombre para tirarla de su mano, sin hacerle daño - ¡Bingo! ¡Parece que yo valgo por 4!
- ¡Ahhhh! - el intercambio de balas asustó a Josefa, quien se aferró a Zapata por inercia.
- ¡No te preocupes, pimpollo! ¡Yo te voy a sacar de aquí! - y sin pensarlo, Zapata sujetó a Josefa con un brazo para cargarla y salió corriendo por la ventana.
- ¡Espera, Emiliano! ¡No hagas eso--! ¡Ahhhhhhhh!
Zapata la tomó con el brazo y bajó por las escaleras casi de un salto, deslizándose por éstas; abajo había un caballo enlistado que había estado esperando por un rato, hasta que Zapata cayó en sus lomos, tomó las riendas, y azotó al animal para que comenzara a andar.
- ¡Ahora vámonos!
- ¡Oye...! ¡Esto es muy repentino! ¡M-Mis cosas...!
- ¡No te preocupes por eso! ¡Te conseguiré mejores cosas y ropa más bonita para modelarte!
- ¡P-Pero mi familia...!
- ¡Si quieres, los invitamos a la boda, pero por ahora...! ¡Qué no nos alcancen!
- ¡P-Pero...! ¡Pero...! ¡Ahhhhhhhh...!
La muchacha se terminó por aferrar a Zapata con toda su fuerza mientras seguía cabalgando, a pesar de los gritos de su padre y de los hombres que empezaron a perseguirlos.
Una mala decisión a simple vista, ¿No? Bueno... a fin de cuentas fue la decisión de Josefa, ¿Quién puede juzgarla...?
***
- ... ¿Así conociste a papá?
- Más o menos. Ya nos conocíamos desde antes, pero ese día fue cuando comencé a vivir con él.
- ¡Asombroso! ¡Es una historia muy divertida!
- ¡Ojalá algún hombre llegue por mi cuando sea grande!
- ¡Tonterías! ¡Yo voy a ser tan atrevido, justo igual que mi papá! O bueno, eso me hubiera gustado poder hacer...
Josefa, la mujer ya adulta que fue reconocida como "La Generala" al seguir los pasos de su esposo, agitó las cabelleras de sus pequeños y tan amados hijos: Josefita y Felipe, aquellos críos que tuvo con Emiliano años después de su rapto.
- ¡No se preocupen! Aunque las vida no les haya permitido seguir mucho, estoy segura que aquí si podrán.
- Y... ¿Qué te gustó de papi? - Josefita abrió bastante sus ojos - ¿Qué te enamoró de papi?
Habían bastantes cosas que le encantaban a Josefa cada vez que pensaba en Emiliano, así como muchas cosas que le disgustaban; pero, sin lugar a dudas, había algo que le encantaba de él:
- Porqué es un hombre libre, que me enseñó que está bien tener libertad para escoger. Así que... lo escogí a él...
» Y, sin importar lo que pase... Lo volvería a escoger.
Su mirada segura giró hacia la gran muralla que tenía una pantalla para transmitir a todos los espectadores de ese enorme coliseo, la entrada triunfal y colorida de ese hombre a la arena de batalla; justo al momento en que el caballo en que estaba montado levantó sus patas delanteras para relinchar, los fuegos artificiales tronaban el cielo, y el enano de lentes con un megáfono gritaba por los aires.
- ¡Les presento al bandolero revolucionario de la humanidad! ¡El Caudillo del Sur! ¡¡EMILIANO ZAPATA!!
***
Imagen especial
Emiliano × Josefa
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Note de autor: Hermoso material para esta pareja que me hubiera encantado expandir más en el lore canon. Lastima que no se podrá... *se va a llorar* pero recordemos que aquí, en LR, no existe el canon UwU *feliz*.
Y por cierto, ya casi acabo este especial de San Valentín desde el año pasado *feliz* pero faltan como otros 5 especiales y empezar nuevos especiales *triste y dolor*
No importa por ahora. Así que, sin más que decir, ¡Los leo en el siguiente especial!
Fecha de publicación: 21/01/24
ASFD
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