Chang'E × Houyi
- Chang'E × Houyi -
Canon
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El olor de comida recién hecha llenó la casa con gran velocidad, hasta los recintos donde la pareja más romántica de China había dormido la noche anterior.
Bueno, hay un par de mentiras en esta anterior afirmación. La primera sobre la pareja, ya que ahí mismo solo había una persona: una mujer, acostada boca arriba, de cabello azul oscuro muy reluciente, figura corporal muy atractiva, concentración corpórea en sus extremidades inferiores, y un vientre abultado en gran manera, indicando la presencia de un embarazo de alrededor de 7 meses…
La segunda mentira fue sobre dormir: dada la expresión tan sonriente de la mujer, así como el desastre de cobijas y ropa, indicaba una noche de pasión donde el sueño y el bebé empaquetado fueron los únicos preservativos.
Su nariz se irguió al sentir el olor dulce; en un santiamén la mujer se levantó, se vistió las ropas del suelo, bajó las escaleras lo mejor posible por el sueño y el embarazo, hasta llegar a la cocina, donde su amado esposo era el responsable del olor.
La mujer con su cabello azul, primera señal para recordar que era en realidad una diosa, abrazó la espalda del hombre, quien era humano, hasta que sus manos apretaron el pectoral.
– Hmmmm… Estos siguen iguales, y siendo míos~ – la mujer sonrió con toque cariñoso.
– Claro que si… Y este… – el hombre se giró para encontrarse con ella cara a cara, apartar una mano de su cocina y acariciar la barriga hinchada de la mujer – Este es mío.
– … Nope… Este es nuestro… – la mujer dejó caer sus manos en los hombros de su esposo.
– Es cierto… Entonces, estos deben ser míos… – sin dudar el hombre tomó las enormes posaderas de la mujer.
– … Sip… Esos son todos tuyos… – la mujer no se resistió ni quejó, sino que se acercó para besar los labios del hombre mientras él seguía degustando en sus manos el cuerpo de la diosa.
La pareja más romántica en toda China, y probablemente la única desigual respecto a razas: la diosa de la luna Chang'E y el arquero legendario Houyi.
Bueno, este segundo dato un tanto inexacto: en realidad Chang'E debería portar ese título, siendo que fue ella quién aproximadamente un año atrás logró frenar con su arco y flechas el ejército de los Cielos que trató de destruir China. Tal vez fue por su boda que se efectuó meses después, o por la cultura de la nación, que el relato se cambió hasta escribir que fue Houyi el responsable de esa hazaña.
Pero la verdad a ella no le importaba en lo absoluto; ahora mismo tenía en sus labios al hombre que había escogido como esposo, en su vientre al primer fruto de su eterno amor, y su vida era libre, con cada una de sus letras.
¿Por qué debería molestarse por una historia mal contada cuando ahora tenía todo lo que realmente deseaba?
Solo otra cosa podría importarle más que eso: el dulce líquido que corría por los labios de Houyi, lo cual no dudo en probar a costa de aumentar la tensión romántica de su beso matutino.
– Esto es… delicioso~
– Siempre lo es… – respondió Houyi apretando un poco más los bollos de Chang'E.
– Si, esos también… Pero yo me refiero a estos. – Chang'E levantó su mano para limpiar la mejilla de Houyi que estaba sucia – Tu receta es deliciosa.
– Muchas gracias querida.
– ¿Qué es esto? – sin separarse de su esposo Chang'E dio un vistazo a la cocina, llena de mezcla de harina y varios ingredientes.
– Algo nuevo… No sé cómo llamarlo, pero se me ocurrió combinar varias cosas de la alacena a ver qué salía… Me tomó un par de horas encontrar la receta más comestible posible.
– … En el Cielo los llamamos… ¿Cómo era? Panqueques… Y también "waffles".
– Es un extraño nombre, pero me gusta… Siempre y cuando salga de tus labios, me gustará.
– ¿Ah si? ¿Y qué te parece esto? – de nuevo Chang'E besó a su esposo, ahora abalanzándose sobre él y aumentando la tensión del beso, pero no a causa de la jalea dulce sino por puro placer romántico, erótico y matrimonial.
Duraron así unos segundos hasta que el olor a quemado alertó a Houyi, siendo que su casa era de madera lo que le hacía susceptible a incendios si no había control en la cocina. Una vez roto el momento romántico, Chang'E tomó asiento en el comedor.
– Y bien… ¿Ya lo pensaste, amor?
– ¿Pensar qué?
– No seas tontito. Podrás ser viejito, pero no olvidadizo.
– No quieras burlarte de mi edad.
– No lo hago… – el gusto no culposo de Chang'E es que su pareja sea mayor que ella; saber que su esposo mortal envejecía con más rapidez que un dios, además de ponerle triste le encendían los gustos pervertidos – Al contrario. Entre más añejo el vino, es más deliciosa la copa…
» Pero volvamos al tema. Lo que dijiste que lo pensarías…
– Pero yo no… Oh espera, ya lo recordé.
– Será un tema perfecto para el desayuno.
Una vez que Houyi terminó de cocinar, sirvió sus creaciones bañadas en la jalea dulce en un plato de gran tamaño, el cual depositó en la mesa frente a su esposa, mientras él se sentaba a su lado, con una mano intentando entrar al espacio entre los bollos de Chang'E y su silla, y la otra libre para alimentarse.
Pero, ¿Qué tema por discutir mientras ocurre el desayuno estamos hablando? Del tema más importante para esas fechas: el nombre de la criatura en el vientre de Chang'E.
– ¿Pensaste en alguna buena opción?
– … "Durazno".
– Ya te dije que no. Ese es solo para estos… – Chang'E tomó la mano de Houyi y la llevó directo a su trasero, de manera que el humano pudiera agarrarle sin provocar molestia mientras estaba sentada – Piensa en otro.
– He pensado en varias opciones… Pero ninguno me gusta. Todos son nombres de gente que conozco, y no quiero que nadie crea que le puse el nombre pensando en él o ella.
– Aww… Eres tan considerado, amor. – Chang'E dio un suave beso a los labios de Houyi y luego tomó un panqueque para comerlo – Entonces, ¿Qué propones?
– Pues… Allá en el Cielo donde vivías, ¿No crees que podría haber--?
– Ni soñando. – Chang'E se negó rotundamente, moviendo la cabeza de lado a lado – Bajo ninguna circunstancia tomaré el nombre de ninguna diosa.
– Pero, también podría tratarse de un hombre. Que nuestro primer hijo sea un varón--
– Ya te dije que es niña. Recuerda que soy una diosa; puedo saber qué tipo de bebé se forma en mi vientre, y desde hace 8 semanas sé que es niña.
– Se vale soñar… En fin, ¿Ninguna de las diosas con que convivías--?
– No. Ni aunque el Cielo y la Tierra bailen lambada… Jamás.
– Está bien… Tú ganas.
Chang'E siguió comiendo de su panqueque mientras que, el simple hecho que Houyi haya mencionado el Cielo un par de veces, hizo a su mente recordar sus momentos como secretaria del Emperador de Jade.
Realmente no se podía quejar, ya que fue una vida llena de comodidades y lujos a cambio de teclear en una máquina de escribir y decir "Si" al jefe siempre que se le antojaba echar una mirada al cuerpo de la diosa en traje de conejita…
Pero no le agradaba mucho recordar eso comparado con su vida actual, así que prefería olvidarlo, aunque también había algo más que no le agradaba: la gran seguridad y tranquilidad que sentía en su hogar todos los días, aún después de lo que hizo…
« … Supongo que ese vejestorio ya lo olvidó. O… No le dieron permiso. De cualquier forma, estoy segura… » Su mente prefería no darle mayor importancia.
Su mente siguió divagando en esos recuerdos, mientras que Houyi estaba pensando y pensando en el posible nombre para su futura hija; cada posible detalle, cada posible momento, cada posible posibilidad…
– … Lo siento cariño. No se me ocurre absolutamente nada.
– … No te preocupes… – Chang'E movió sus bollos para que la mano de Houyi sintiera más satisfactoria presión antes de tomar otro panqueque para comerlo – Todavía nos quedan unas semanas. Tenemos suficiente tiempo para seguir pensando.
– De todas formas… Pero pensar que no he hecho bien mi labor de padre… Eso me…
– … ¿Asfixia? ¿Quieres que te asfixie?
– No, no es eso… Me… Me siento muy mal por no poder darle un buen nombre a nuestra hija.
– … No te preocupes mucho, amor.
Chang'E se acercó a Houyi terminó lo abrazó, como si el humano fuera un niño entre sus brazos.
– No tienes que exigirte demasiado. Ya eres la persona perfecta para ser el padre de nuestra pequeña.
– … ¿Eso crees?
– Siempre lo he creído… Bueno, casi siempre. – bromeó Chang'E con su típica actitud pesada – Cuando te conocí, eras un acosador bastante empeñado en su tarea. Casi logras espantarme y hacerme volver al cielo…
– … ¿En serio? – Houyi tenía un humor parecido, por lo que eso solo fue una provocación coqueta para él – Pero mírate… Embarazada del hombre que te espantó.
– Agradécele a tus canas, o de lo contrario hubiera buscado a alguien más joven.
– No me engañas. En vez de mi, hubieras buscado a algún anciano con una enfermedad terminal para seguir alimentando tus fetiches.
– … Eso no suena tan mal ~♡
– Además… Cualquiera de nosotros, simples mortales, somos más jóvenes que tú.
– … Es cierto… Tendré que engañarte con un dios que sea muy anciano. Tal vez Zeus… aunque es una pasa que ya se echó a perder.
– ¿Zeus? ¿Así le llamas a tus amantes imaginarios?
– El único amante imaginario eres tú cuando estás en mi cabeza… Mientras que mi único amante real eres tú ~♡
– … ¿Qué diría tu esposo si te escuchara decir semejantes barbaridades?
– Oh no. Es cierto… ¿Qué diría mi esposo? Averiguémoslo…
Chang'E se sentó en las piernas de Houyi y procedió a darle un beso en los labios, el cual el humano correspondió con total libertad, quedando ambos entrelazados en labios y manos por varios segundos, hasta que la respiración les faltó y sus mejillas estaban rojas por la pasión.
– … ¿Qué me dices, mi querido esposo? ¿Me perdonas por serte infiel?
– … Mientras hayas sido infiel conmigo, estás perdonada.
– ¡Qué bien! Creo que eso amerita… darle un hermanito a nuestra pequeña… ¿No crees? ~♡
– … Nada me encantaría más que eso…
Ambos volvieron a darme un beso bastante apasionado, a tal punto que estaban a punto de quitarse la ropa, de no ser porque el estómago de ambos rugió con mucha fuerza por no haber terminado sus desayunos. Ambos se sorprendieron de que fueran capaces de generar esos sonidos, y tanto Chang'E como Houyi se cubrieron las caras rojas de la vergüenza.
– Amor… Creo que deberíamos… comer algo primero…
– … Supongo que si…
Ambos terminaron su desayuno de panqueques, se quedaron tumbados en sus sillas por un largo rato mientras se sentían absolutamente llenos, y después… Un rapidín para quitarse lo horny.
Tras ello, salieron de casa abrigados en aquella mañana un tanto templada; era época para cortar los árboles de bambú para fabricar canastas y distintos artículos hogareños, para venderlos en el mercado local. Esa era la vida que adoptaron la pareja más romántica de China, después de haber salvado al pueblo de las inundaciones así como del ataque de los dioses.
« Una vida tranquila… Sin que nadie nos diga qué hacer ni cómo debemos vivir. Solo nosotros… Nosotros 3… » Chang'E se acarició el abultado vientre, sintiendo la presencia de su pequeña alegrarse « Si… Esta es la libertad que tanto deseaba… »
Chang'E se aferró al brazo de Houyi mientras caminaban en las calles de la ciudad; así fueron el camino hasta el bosque de bambúes, tomando sitio en su sección de todos los días. Houyi instaló las herramientas para cortar y almacenar, mientras que Chang'E dispuso una pequeña casa de campaña ya que estarían ahí por varias horas.
Una vez que todo estaba instalado y preparado, ambos comenzaron con el trabajo: Houyi cortaba los árboles y los seccionaba en pedazos no mayores de 2 metros, mientras que Chang'E rayaba la madera para convertirla en hebras, que después se volvían hilos, con el cual tejía los encargos que tuvieran.
Esto gracias al entrenamiento que había recibido de la diosa griega de la guerra. Ella no sólo se dedicaba a crear héroes para la batalla, sino que también era una maestra en las manualidades: costura y tejido, alfarería, pintura, música, teatro…
« Me pregunto si hay algo que esa niña no pueda hacer bien… No importa. Gracias a que tuvo esas ideas raras de enseñarme a tejer, ahora puedo vivir de esto…
» Creo que debería agradecerle a Atenea, si tan solo respondiera mis cartas en ves de estar ocupada en sus asuntos. »
Chang'E y Houyi siguieron en su labor, a veces tomando descansos que consistían en estar acurrucados y abrazados bajo la casa de campaña, y en ocasiones se cambiaban los turnos; más que nada porque Chang'E también le gustaba romper árboles de bambú, lo cual lograba con suma facilidad casi sin ayuda de armas, aunque Houyi no le permitía estar mucho tiempo trabajando dado el embarazo.
Cuando el sol estaba a punto de ocultarse era momento de regresar: guardar las herramientas, la casa de campaña, poner los artículos de venta al cuidado de la posible lluvia nocturna, y avanzar a la ciudad; la mitad del camino Chang'E llevaba la mayor parte ya que le gustaba ayudar, mientras que la otra mitad Houyi se encargaba para cuidar de su esposa.
A esas horas era que el mercado local se instalaba en las calles de la ciudad; ambos instalaban su puesto de venta de artículos de bambú y comenzaban los negocios nocturnos durante casi toda la noche, una tradición que comenzó después de los actos heroicos de la pareja más romántica de China.
– ¿Ustedes siguen trabajando aquí? ¡No deberían! – todas las noches la gente se sorprendía al ver a los héroes de China trabajando como simples mercaderes.
– ¡No se preocupe! Esto es lo que nos gusta hacer…
Entre esa gente no podía faltar el grupo de señoras de alta edad; ellas se habían vuelto amigas cercanas de Chang'E, y durante las noches de venta en el mercado aprovechaban el momento para juntarse y contar las cosas que habían presenciado durante el día. O sea, echar chisme.
– Querida, no deberías trabajar.
– ¿Por qué lo dice?
– ¡Tan solo mírate! Estás embarazada y ya casi es el gran día, ¡Si sigues así, te saldrá un bambú de esa panza!
– ¡Jajajajaja! Es tan ocurrente… – Chang'E sonrió y se llevó una mano al vientre – Pero es lo que nos toca.
– ¿Acaso el Emperador no les ha ofrecido pagar por todos sus gastos? ¡Qué desconsiderado de su parte!
– ¿Ese es el tipo de Emperador que escogimos? ¡No, no, cada vez vamos de mal en peor!
– No, no es eso… Es que hemos decidido vivir así. No queremos una vida lujosa y llena de dinero… Solo queremos ser una pareja casada que vive al día, con el pan que necesitamos y que el amor satisfaga lo demás.
Todas las mujeres reunidas se sonrojaron ante la sinceridad y profundidad de las palabras de Chang'E. Al cabo de unos momentos, todas apretaron sus manos como si estuvieran rezando e inclinaron sus cabezas.
– ¡Qué hermoso mensaje! ¡Muchas gracias, diosa Chang'E!
– ¿¡Ehhhh!? – Chang'E se sonrojó de la sorpresa – ¡Ya les dije que no hagan eso! ¡Ahora soy una mujer casada, no una diosa!
La noche del mercado continuó por algunas horas, hasta que los clientes se agotaron y entonces los mercaderes guardaron sus productos para irse a dormir.
La pareja no fue la excepción; guardaron sus cortes de bambú, y aprovechando que ya no había casi gente alrededor Chang'E se llevó la mayor parte hasta su hogar. Guardaron los productos en el almacén, subieron las escaleras y ambos cayeron rendidos en la cama de la habitación.
– ¡Estoy agotada! – suspiró Chang'E enterrando la cabeza en una almohada muy esponjosa – Necesito de mi bebé ahora mismo…
– ¿Hablas de nuestra hija?
– … Oh… Si… – Chang'E todavía no le había contado a Houyi sobre la existencia de su conejo esponjoso que ahora mismo vivía en soledad en el reino Tian; siempre se le olvidaba y no sabía cómo abordar la existencia de un conejo quimera a un humano que nunca supo de ellos – Estoy casi muerta… ¿Me masajeas los bollos, por favor?
– ¿Qué tal una cena romántica primero?
– ¿Huh?
Chang'E levantó la vista y se encontró con que Houyi traía un poco de su tarta especial de la Luna; sus ojos se abrieron de par en par con un brillo infantil, característico de su segundo mayor placer de la vida: los dulces.
– ¡Qué bien!
– Provecho.
Ambos tomaron asiento y comenzaron a comer de poco en poco la tarta, aunque Chang'E no intentaba contenerse demasiado; aquel pastel era su favorito, más cuando recordaba lo que significaba para ella…
– Este pastel es… – Chang'E con rostro muy sonriente inclinó su cabeza sobre el hombro de su esposo – Es de la receta… qué comimos ese día…
– El día que… aceptamos amarnos uno al otro…
– Has mejorado bastante… – Chang'E sonrió de oreja a oreja con las mejillas muy coloradas – Cada día tu receta se vuelve mejor.
– Me alegra que te guste tanto. He pensado en ampliar de negocio… ¿Crees que sería buena idea agregar pastelillos de la Luna?
– Claro que no. Esta receta es solo mía, ¿Entendido?
– … Está bien… – el semblante sonriente de Houyi decayó.
– No quiero compartir este tipo de felicidad con nadie más. Ya que solo es nuestro… Es del día que aceptamos amarnos y vivir juntos, pasara lo que pasara… Tener la vida que solo nosotros queremos tener… Como cortar bambú para seguir viviendo con nuestras manos…
» Lo que me recuerda… Creo que ya lo tengo. El nombre de nuestra hija.
– ¿En serio?
– … Wu Gang…
– ¿Como… El de esa historia? Por cierto, ¿Existe alguien así?
La leyenda de Wu Gang, el leñador de la Luna: un hombre que ofendió a los dioses al intentar buscar la inmortalidad, y que como castigo se le puso a talar un árbol que se regenerada infinitamente; muchas veces esta historia va ligada con la leyenda original de Chang'E, por lo que no es de sorprender que Houyi y la mismísima diosa supieran de esa historia…
– … ¿Cómo crees? Claro que no. Es una historia inventada… No te creas lo que oyes por ahí.
– ¿En serio?
– Claro que si, querido… Volviendo al tema, estaba pensando… Nuestra vida es lo que somos tú y yo ahora: nosotros juntos, comiendo nuestra receta especial, vendiendo bambú aunque no lo necesitemos… Y el fruto de nuestro amor.
Chang'E se acarició de nuevo su vientre, sintiendo dentro de si la felicidad de la pequeña criatura.
– Me gustaría ese nombre para esta hermosa niña… Y creo que será el mejor nombre si sale con cara de bambú.
– ¡Jaja! Que ocurrencias las tuyas… – Houyi se acercó a su esposa y la tomó de la mejilla – Entonces que así sea… Se llamará Wu Gang.
– … Te amo…
Ambos conectaron sus labios en un nuevo beso apasionado, que terminó con sus cuerpos enrollados y desvestidos para tener otro momento de unión perfecta, tras lo cual sus manos se enlazaron, sus pechos se juntaron, y la cabeza de Chang'E reposó en el cuerpo de su marido hasta la salida del sol, para un nuevo día en su rutina de amor.
Pasaron unas cuantas semanas hasta que se le cumplió el tiempo a Chang'E; justo en la mañana antes de comenzar su trabajo la fuente se rompió y comenzó la labor de parto, por lo que tuvieron que acudir a los doctores, aún cuando Chang'E insistía que siendo una diosa no tendría muchos problemas. Al cabo de varias horas, en la habitación de la pareja, comenzaron a sonar chillidos infantiles…
Houyi entró corriendo y se sentó junto a su esposa, quien sonriente y agobiada sujetaba en sus brazos a aquella hermosa criatura: poco cabello, pero oscuro azabache como el de su padre, y una cara redonda como la de su madre. Chang'E con un brazo sujetaba a Wu Gang en su pecho, y con el otro tomó la mano de su marido, para estar juntos uno con el otro.
Así comenzó la existencia de la familia más romántica en China: la diosa de la Luna, el legendario arquero, y la primera semidiosa nacida de un humano y una diosa…
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Imagen especial
Chang'E × Houyi
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Nota de autor: Hola, mis queridos Ragnabrothers.
Otro one-shot para el especial que tengo pendiente desde hace varios meses; la inspiración y la presión de la chamba han atacado, así que iré actualizando más seguido UwU *desaparece hasta el siguiente LR*
Espero que haya sido de su agrado :3 un pequeño especial que tuve muchas ganas de escribir dado que la historia de esta hermosa pareja quedó un poco incompleta en su pasado. Chance, dependiendo de lo que digan ustedes, haya más escritos para hablar de su vida antes del evento canónico supremo. UwU y UwUn't.
Sin más qué decir… ¡Los leo en el siguiente especial!
Fecha de publicación: 29/08/24
ASFD
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