Aquiles × Atenea

Aquiles × Atenea

***

- ¿Qué estás mirando, Aquiles?

- ¿Eh? ¡Nada, nada!

El joven alto de cabellos largos y rubios detuvo su entrenamiento de pesas al escuchar que su compañero, de cabello rizado oscuro y estatura mucho más pequeña, se paraba junto a él con una sonrisa amplia.

Una sonrisa pícara que decía que había visto algo especial.

- Sigamos con nuestra rutina Patroclo.

- ¿No me lo dirás? ¿Ni siquiera a mi, tu gymbro?

- No hay nada que decir... Solo que sigamos entrenando.

- Si no me lo dices... Yo me encargaré de averiguarlo.

- Puedes hacer lo que quieras... No encontrarás nada. Si me disculpas...

Aquiles regresó a su posición, tomando la barra de casi 180 kilogramos de peso, y comenzó su serie de sentadillas; algo muy fácil para él, siendo que su cuerpo podía soportar mucho más peso, pero le gustaba mantener las apariencias. Además, el ejercicio también tiene límites y avances; de poco en poco se llega a más.

Fue en ese momento de sus series que sus ojos azules se pasearon por el gym, donde tanto Patroclo y él acudían a entrenar todos los días desde hace poco más de un año; nueva rutina tenían que adoptar los rummies que se la pasaban todo el día tumbados como flojos en casa, solo saliendo para la escuela, cuando se dieron cuenta que subieron de peso.

El gym donde acudían era variado en cuanto a asistentes; varias personas que nunca había visto acudían al mismo. Algunas parejas, como por ejemplo un muchacho con dientes de tiburón que asistía con su novia castaña y le gusta hacer competencias con otro chico de cabello pelirrojo; otro muchacho, alto como un árbol, acostumbraba llegar con su novia pelirrosa nada más para presumir un poco; un par de amigos, uno con bigote chistoso y otro de enorme estatura, gustaban pasearse para practicar en ejercicios de peso y fuerza; también mujeres, siendo el caso una señora rubia de prominente cuerpo con una pequeña niña de abundante cabello, casi infinito, ambas más fuertes de lo que aparentaban...

Y por último, una chica. Mejor dicho, la chica.

Cabello largo y castaño claro, con cierto toque dorado que se dejaba ver a la luz del sol; ojos también azules, con un toque del dorado de su cabello cuando se emocionaba; sudadera púrpura, leggings cortos negros, tenis blancos, audífonos de diadema, y una expresión sonriente. Siempre llegaba, dejaba su mochila en el locker, ponía su música, tomaba su botella de agua, una toalla también de púrpura, y comenzaba su rutina: pierna, pecho, brazos, tronco, abdomen, espalda. Todo trabajado el mismo día.

Aquella joven había llamado la atención de Aquiles, hasta el grado que todos los días el muchacho rubio se la pasaba mirándola; a veces cruzaban miradas y se respondían con un "Hey!" para después ir a sus rutinas.

Pero Aquiles la seguía mirando, fijándose muchas veces en lo que había bajo la sudadera que nunca se quitaba: en la oscuridad se observaba un pequeño top que llegaba a su pecho, dejando libre el abdomen que apenas se podía ver; muchas veces la mente de Aquiles voló en imaginación de cómo sería por completo el cuerpo de esa muchacha que la había hipnotizado...

- ¡Ya lo detecté!

- ¿Eh? - Aquiles volvió a la realidad y dejó la barra colgando en su lugar - ¿De qué hablas?

- Ya sé de quién se trata.

- No te entiendo... - Aquiles tomó una toalla para secarse el cuero cabelludo sudoroso.

- Me refiero a la chica que te tiene flechazo... Ya sé quién es.

- ¿Ah, si? - sin darle importancia Aquiles comenzó a tomar agua de su botella - ¿Y quién es?

- Castaña dorada de sudadera púrpura. A las 11 en punto.

- ¡Agh--!

Aquiles escupió el agua que estaba tomando y casi se ahogó, llamando la atención de todos menos de la chica en cuestión. Una vez que se recompuso, Aquiles volteó a Patroclo con sorpresa.

- Sabía que se trataba de ella~ - Patroclo sonrió triunfante.

- ¡N-No sé de qué hablas...!

- ¿Todavía no lo aceptas? Muy bien... - Patroclo se levantó - Entonces puedo ir a decirle que la has estado mirando como pervertido por varios meses, sin que te importe su opinión--

- ¿¡Qué estás haciendo!?

Aquiles se levantó y tapó la boca de Patroclo con una mano, provocando la sonrisa del mismo.

- ... Lo sabía...

- Por favor, no vayas a hacer algo tan estúpido.

- No es estúpido ayudar a un amigo virgen a ponerla.

- ¡Es estúpido cómo lo ibas a hacer! Además, ¡Tú también eres virgen! - Aquiles soltó a Patroclo cuando vio que le podría faltar la respiración.

- Bien, bien, ¿Cuál es tu estrategia, Romeo? ¿Tienes algo en mente?

- ¡Oye!

Un grito femenino llamó la atención de ambos; al voltearse se encontraron con esa joven mujer de castaño dorado y cuerpo bien definido detrás de su ropa deportiva ajustada y la sudadera enorme. Tan solo verla provocó un sonrojo en las mejillas de Aquiles.

- Tú... tú...

- ¡Oye! - la chica traía los auriculares puestos a todo volumen, así que debía gritar para apenas escucharlo - ¡¿Sigues ocupando este!? ¿¡Nos podemos turnar!?

- ¿Eh...? ¡Si, claro, adelante! ¡Todo tuyo!

- ¡Gracias! - la chica tomó la posición de Aquiles, bañó sus manos enguantadas en talco, y tomó la barra lista para hacer unas cuantas flexiones.

En ese momento Aquiles, que había estado idiotizado por tener a su gymcrush tan cerca, se acordó de algo: no había cambiado los pesos de la barra.

- ¡Oye, espera! ¡La barra está muy pesada para--!

Pero no fue impedimento para ella. De hecho, ni siquiera lo sintió.

La chica comenzó sus series de flexiones con la tan pesada barra de Aquiles sin inmutarse; unas repeticiones, que se volvieron series prolongadas, solo soltando sudor casual mientras su mirada enfocada decía que no iba a terminar pronto.

Patroclo puso una mano en el costado de Aquiles a manera de felicitación.

- Al menos te aguantará unos round, ¿No crees?

- ¿¡Eh!? ¿¡De qué hablas!?

- Inocente, inocente... Pobre de mi estúpido mejor amigo~

Una vez que la chica terminó, dejó la barra en su sitio, se quitó los audífonos y soltó un grito de victoria.

- ¡Carajo! ¡Eso fue emocionante! Hace tiempo que mis hombros no se sentían tan tensos... ¿Hice más peso de lo normal...? - volteó a las barras y, al darse cuenta de cuánto cargó, dio una risa ligera - ¡Fue mucho más! Bien, ahora conozco mejor mis límites...

La chica dio un sorbo a su botella y se giró para presumir un poco; entonces se dio cuenta de las presencias de Aquiles y Patroclo quienes de pie la miraban.

- ¿Eh? ¿Y ustedes qué?

- ¡¿Ehhhh!? ¡Nada, nada...!

- Mi amigo estaba usando la barra... Hasta que se la pediste.

- ¿En serio? Ni cuenta me di. Qué más da... - la chica tomó sus cosas y se dio media vuelta para irse - Oye, chico musculoso... Eres muy fuerte para cargar todo eso tú solo, ¿No?

- ¿Eh? S-Supongo...

- ¿Cuál es tu nombre?

- ¿El mío? ¡A-Aquiles...! ¡Un gusto!

- Muy bien... "A-Aquiles"... - la chica le sonrió de lado - Por si te lo preguntabas, yo me llamo Atenea. Un gusto ~☆

La chica se fue por su camino y salió del gimnasio con mucha calma, moviéndose a paso tranquilo y sereno; tanto Aquiles como Patroclo se le quedaron viendo unos momentos, antes que el castaño le golpeara con el codo a su amigo.

- Le gustaste~

- ¿De qué estás hablando, Patroclo? ¡Claro que no! Solo fue amable.

- ¿En serio? ¿Por qué te daría su nombre si ni siquiera le preguntaste?

- Una respuesta amable, ¿No es obvio?

- Si, si... ¿Acaso no notaste como elogio tu fuerza?

- Eso también fue amabilidad, supongo... ¡Pero yo estoy más impresionado, que haya cargado lo mismo que yo sin sudar!

- ¿Y el brillo de sus ojos? ¿Me estás diciendo que también sus ojos fueron muy amables en brillar por ti?

- ¡Estás pensando cosas sin sentido!

- Digo lo que veo... Pero, si tu quieres quedarte solo y virgen el resto de tu vida...

- ¡No puedes acusarme de nada! ¡Después de todo, eres igual que yo!

- Bueno... ¡Si tu no aprovechas esa ventana, alguien más lo hará!

» Puede que sea yo... puede que sea cualquier otro de los que entran en este gimnasio... Y por su actitud puedo apostar que tiene más vida social que tú y yo...

» ¿Vas a esperar que alguien más que no seas tú entre en su vida? Tú decides...

Aquiles se quedó con esas palabras en la cabeza, mientras volvía a la barra, tratando también de recordar cuántas series llevaba y cuántas le faltaban...

***

- ¡Oye!

El grito femenino le asustó bastante al grado de hacerle saltar; tan metido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta del momento en que la joven muchacha Atenea se posicionó a su lado mientras él terminaba su serie de barras.

Tras el salto de susto, el joven rubio se giró y ruborizó al ver a la mujer cercana a él.

- Oye, ¿Estás bien?

- ¿Yo? ¡Si, si! Claro que si... Lo siento mucho por no haberte escuchado.

- ... Ya no importa... - la muchacha señaló la barra - ¿Te molesta si la uso?

- ¡Para nada! ¡Adelante!

Atenea tomó la barra con ambas manos y, de nuevo, sin molestarse en revisar los pesos comenzó su serie de sentadillas; esta vez no traía auriculares, alcanzó a notarlo Aquiles mientras la veía de manera disimulada.

« Seguro los olvido en su casa... » pensó en su cabeza, en el poco espacio que le quedaba a su mente mientras sus fantasías sobre ella seguían flotando con libertad « ¡Cálmate, cálmate--! »

- Oye... ¿Dónde está tu amigo?

- ... ¿¡Huh!? - la primera pregunta que le dirigió Atenea de manera directa y libre le llamó la atención.

- Ese chico de cabello moreno que se paseaba contigo... ¿O es tu novio?

- ¿P-Patroclo!? ¡No, no, no es mi novio! - movió sus manos a manera de negación acelerada, junto a su rostro por completo rojo de la vergüenza - ¡No es mi pareja ni nada de eso! ¡Solo somos amigos! ¡Amigos, muy buenos amigos, y nada más!

- Muy bien... ¿Dónde está tu "amigo, muy buen amigo, y nada más"?

- Él se enfermó hace unos días... No ha venido y no vendrá por un tiempo.

- ¿En serio? Es una pena... - suspiró por lo bajo - Si falta tanto, su cuerpo se pondrá flácido como una gelatina.

- ... Cierto...

- ... No será como el tuyo...

- ... ¿Cómo el mío?

- Obvio... Él es tan pequeño y, aunque entrena mucho... No se parece en nada a ti... Tú tienes todo ese gran cuerpo, admirable y tan trabajado...

» ... Enormes pectorales, y esos brazos redondos y firmes... Obviamente es modestia tuya que tan solo cargues este peso tan ridículo, viendo que podrías levantar toda una máquina con una mano... Tus piernas grandes y fuertes, tanto que me da envidia a mi misma tener piernas tan pequeñas...

» Se nota que tú trabajas mejor en tu entrenamiento que tu amigo... Es una lástima que él no sea como tú, ¿No...?

Aquiles había quedado bastante perplejo ante todos los halagos soltados por Atenea hacia su cuerpo; era cierto que él se la pasaba mucho tiempo, desde hace muchos años, entrenando para ser mejor.

« Ella... tiene muy buen ojo para notar todo eso... » Su mente varonil solo le decía que todo era un halago amable de su parte, más que cualquier intento fantasioso de coqueteo.

- Es cierto... trabajo bastante...

Sin que se diera cuenta ya que se volteó para ocultar su sonrojo, Atenea bufó molesta por la poca respuesta de parte del grandullón que había atrapado su mirada recientemente.

« Tiene razón Hermes... » pensó para sus adentros, mientras terminaba otra sentadilla con calma « Los hombres son tontos. No saben captar indirectas... Aunque yo le dije todo directamente. Tiene tanto pecho que se comió su cerebro... Pobrecito.

» ... ¡Ya sé! »

Atenea tuvo una idea.

Una idea un tanto vulgar respecto a sus modales, pero lo suficiente para despertar a ese rubio atractivo.

Atenea levantó de nuevo la barra, está vez moviendo todo su cuerpo de manera más lenta que de costumbre y emitiendo por lo bajo un suspiro como de cansancio, aunque en suficiente volumen para captar la atención de Aquiles.

- ¿Estás bien?

- Si, si... claro que si. Solo... Un poco tensa...

- En ese caso, deberías tomarte un descanso.

- En cuanto... en cuanto termine aquí...

- No deberías... sobreesforzarte...

Mientras la mujer le daba toda esa labia, ella captó la atención de Aquiles consigo misma: su espalda y sus brazos consiguieron marcarse un tanto mientras levantaba la barra pesada y la mantenía en el aire; sus piernas y muslos se tensaron, marcándose bastante en el short y resaltando su trasero pequeño pero muy formado, al momento de terminar la sentadilla y dejar la barra en su sitio.

Se incorporó con lentitud, dejándose ver por Aquiles que tenía los ojos clavados en ella; Atenea sacó la toalla que guardaba en el bolsillo de su sudadera, consiguiendo levantar su orilla un poco y mostrar a la luz parte de su abdomen trabajado con el que tanto fantaseó el joven.

La chica se secó el sudor de su frente y cuello con movimientos lentos y tentadores, para después soltar un brillo dorado en sus ojos que lanzó hacia Aquiles.

- Claro que debo esforzarme... No quiero quedar detrás de ti en este sentido.

- ¿En... en este sentido...?

- Hablo del ejercicio y un cuerpo tan lindo... No quiero ser segunda lugar tan fácilmente ♡

Aquiles quedó boquiabierto y tartamudo.

- S-Si... s-si...

- ¿Y bien? - Atenea se llevó la toalla al cuello y le sonrió de lado - ¿Ya terminaste tus ejercicios, grandulón?

- ¿Yo...? N-No sé...

- ¿Ya perdiste la cuenta? ¿Quieres que te ayude?

- ... Me gustaría... eso mucho...

- Muy bien... - la mirada filosa de Atenea se había percatado con mucha claridad de dónde los ojos de Aquiles habían quedado más clavados, que le dio una nueva y mejor idea - En ese caso, no necesito de esto. Me estorbará demasiado~

La muchacha lanzó la toalla a Aquiles, cayendo en su hombro derecho, y después tomó la sudadera por su orilla para quitársela y revelar el interior de su cuerpo:

Caderas pequeñas acordes a la forma que dejaba ver su short, abdomen plano y firme, marcado aunque no de manera exagerada y con líneas curvas que definían un vientre bastante cuidado; un pecho pequeño pero definido, suficientemente grande para cualquiera con fantasías, vestido con un top deportivo púrpura con tirantes cayendo por los hombros; por último, un collar precioso de oro colgando en su cuello y cruzando por su pecho, temblando al ritmo de sus respiraciones y latidos agitados.

Atenea se terminó de quitar la sudadera y la dejó de lado; acomodó los tirantes de su top para que no se cayera y se acercó en un santiamén a Aquiles, apretando su pequeño cuerpo contra el del muchacho levemente para recoger la toalla que había lanzado.

- Así está mucho mejor, ¿No?

- ... ¿Eh...?

- Así podré ayudarte... - pasó la toalla por su estómago y pecho para secarse el sudor que tenía debido a la sudadera - Para que entrenemos juntos ♡

- ¡C-Claro que si...!

- Aunque, siento también mucho calor aquí dentro... - Atenea procedió a pasearse a su lado, como tratando de provocar al muchacho más de lo que ya había conseguido con su rostro rojo e hirviendo como caldero - ¿Te parece mejor dar una vuelta...?

Tan idiotizado estaba Aquiles que ni siquiera su cabeza pensaba en qué respuesta darle; tanto tiempo había imaginado su cuerpo completo y, ahora que por fin la veía, se dio cuenta que todo lo que cabeza había fantaseado estaba muy lejos de la realidad.

« Ella es tan... tan... »

- ... Hermosa...

Ni siquiera se percató que había dicho eso en voz alta; la reacción de Atenea fueron ojos abiertos en sorpresa, y con ello Aquiles se dio cuenta de su respuesta tonta por lo que cubrió su boca con ambas manos.

- ... ¿Dijiste...?

- ¡Dije... Si, si, si! - Aquiles se cubrió del rojo de la vergüenza y caminó a la salida del gym - ¡Con gusto te acompaño! ¡Demos una vuelta por ahí, tal vez un poco de cardio, para entrar en calor! ¡Así se nos quitará el calor y podrás ayudarme!

- ... Cardio para entrar en calor para quitarse el calor... - Atenea sonrió de lado traviesa y con ojos brillantes de emoción - ¡Qué propuesta tan indecente! Deberías al menos invitarme un café ♡

Aquiles se dio cuenta de lo nuevo que había dicho, y su mente lo ofensor más de una vez para entender el significado oculto. Sin querer queriendo le había dado una invitación un tanto vulgar; de nuevo se sonrojó de la vergüenza.

- ¡No, no! ¡No quise decir eso! ¡Es solo que... estaba pensando... No, no estaba pensando... lo dije sin querer... no me refería...!

- Te tengo una mejor propuesta.

Atenea se acercó con saltos hasta él y lo tomó del brazo, cruzando su mano en sus bíceps a manera de tomarlo como si fuera una pareja; la chica le sonrió de oreja a oreja.

- Comencemos con nuestro paseo para entrar en calor y quitarnos el calor... - su ojo se cerró en un guiño coqueto - Después vemos lo del café, ¿Te interesa?

Una invitación directa de parte de su gymcrush que había estado acosando los últimos días y semanas; una oportunidad que no debía desperdiciar, después de tanta tontería que había hecho frente a ella.

- ... Si, está bien... - por fortuna su cabeza tan desordenada había conseguido articular bien la aceptación para evitar cometer otra tontería.

Aquiles había cumplido su fantasía de observar el completo cuerpo de Atenea, aunque fuera una sola vez, y había salido triunfante con ella tomando su brazo como si fuera su pareja... ¡Objetivo cumplido!

Aunque también, sin darse a conocer con tanta facilidad como la mirada poco discreta de Aquiles, la chica Atenea había cumplido su fantasía...

¿Ella también tenía una? Así es, desde la primera vez que vio al joven rubio de gran cuerpo con su mejor amigo acompañante, y desde que se percató que su mirada de ojos azules se posaba siempre en ella. De la misma manera, ella se dedicó a posar sus ojos en él aunque aún mayor discreción, para también imaginar su fantasía y planificar el momento adecuado de acercarse para cumplirla...

¿Cuál era su fantasía ya cumplida?

« Por fin... por fin... ¡Un nuevo chico lindo a mi colección! ¡En cuanto tenga la oportunidad, le tomaré todas las fotos desde todos los ángulos posibles! » La chica se dedicaba a coleccionar fotos en primera persona de hombres musculosos « Y si todo sale bien, que seguro saldrá bien con alguien tan inocente como él, tendré una pareja interesante...

» ¡Por fin! ¡Mis tías dejarán de joderme con "¿Dónde está el noviecito?" En la próxima cena de Navidad! ¡Las dejaré calladas y con las bocas llenas de baba cuando lleve a este rubio sabroso! » Su propia boca dejó escapar un hilo de saliva al sentir placer por tener su mano metida entre el bíceps y el tronco fortificado de Aquiles.

Un chico fuerte e inocente, con una mujer fuerte y fetichista a su manera... ¿Qué podría salir mal?

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Imagen especial
Aquiles × Atenea

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Nota de autor: Joder, pero cuánto material para Aquiles el inocente que casi termina otro año sin final alternativo, y Atenea la besto waifu por excelencia que se merece todo el guión de su lado cuando le toque pelear UwU.

Ojala tuvieran sus momentos felices durante el canon... *triste* pero aquí, en LR, no existe el canon sino el que crean los propios lectores, así que seguro ellos en algún lado son viejitos felices con familia de conejos *feliz*.

Y este se declara como la última publicación de 2023 de mi parte... ¡Muchas gracias por todo su apoyo y participación en todos mis proyectos y actualizaciones! ¡Nos vemos en este 2024, con todo que dar!

Fecha de publicación: 31/12/23
ASFD

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