Traición a ciegas (Buda X Afrodita)
Este es un pedido de @JosephPendragon
¡Espero que os guste! :3
----------------------------------------------------------------------------------
La más deseada, la más bella, la más erótica y sensual... Aquella diosa de cabellos de oro, de voluptuosas curvas...nacida con hermosos y generosos atributos femeninos... Representación del deseo carnal y hechicera de hombres... Eso y mucho más, soy yo...
Afrodita
No hay hombre o dios en el mundo que no me desee, al igual que tampoco hay mujer que niegue la envidia que le produce verme ser una mujer perfecta. Si soy orgullosa, mis motivos me han dado para serlo, y por ello, alimento mi orgullo diariamente con miradas deseosas y seducciones lujuriosas hacia hombres y dioses que nunca serían capaces de tener nada conmigo. No me entrego a cualquiera, y hoy, que me siento algo alicaída, iré al panteón budista a ver a esos santurrones de religión tolerante, seguramente se les caería la baba de ver pasearse por allí a semejante mujer como yo. Oh, Afrodita...eres mala.
*
El panteón budista siempre pasaba desapercibido para la gran mayoría de los dioses, pues no tenía una jerarquía clara como otros y...digamos que los consideraban un poco...blandos y raritos. Afrodita lo sabía, y también sabía que estaba ligado íntimamente al panteón hinduista de Shiva, por lo que no tenían diferencias significativas, así que era divertido para ella acercarse a provocar un poco para descubrir si los budistas eran tan "santurrones" como la imagen que tenían de ellos.
Vestida únicamente con tu fina túnica blanca y unas delicadas sandalias doradas, la diosa se presentó allí acompañada por sus tres sirvientes sujetando sus senos mientras ella se mantenía de pie.
- Atad la túnica - ordenó.
Uno de ellos fue a su espalda, apartando con cuidado su cabello, tomando los tirantes y bordes de esta para tirar de ella haciendo un nudo algo apretado en su nuca, tapándolo con su cabello. A su vez, otro en su delantera le colocaba bien sus senos siendo tapados por la tirante ropa, haciendo que se quedaran levantados y recogidos con un aspecto más formal en vez de la libertad de la que tenían antes. A ella le gustaba más llevarlos sueltos... pero no caídos. Y si se levantaba, se notaba demasiado que su pecho ya no era lo que era hace años. Y jamás permitiría que se viese eso.
Adornando ahora su túnica con un gran escote pronunciado, colmató la vestimenta con un hermoso broche uniendo la ropa, procurando que estuviese bella y hermosa. Sonrió satisfecha, mirándose en un espejo que le mostraba un sirviente.
- Esto servirá - sonrió - En otra visita iré más desvestida, no quiero que estos monjes colapsen tan deprisa ante mí...
Yendo la diosa con sus sirvientes desnudos con ella, los lugareños del panteón se sorprendían al verles. Les dejaban paso sin mediar palabra, les observaban en silencio desde la distancia, intentando que no se notara demasiado que tenía mil ojos encima de ellos... pero la diosa lo sabía. Sabía cuantos ojos había observando y admirando la semidesnudez de sus carnes.
Levantando la cabeza y mirando al frente, vio una figura caminando hacia ella. Con las manos en los bolsillos y mirada despreocupada, moviendo levemente los labios por un caramelo dentro de su boca, el dios Buda casi no la había visto hasta que no estuvo a escasos metros, que se detuvo alzando un poco en la ceja al verla ahí.
- Afrodita, ¿tú por aquí? ¿Qué se te ha perdido? - preguntó levantando el mentón.
- No se me ha perdido nada, Buda, querido... - ella sonrió ladinamente, girando un poco la cabeza, llevando sus brazos bajo los senos para alzarlos un poco más - Venía...buscando alto interesante. Ando algo aburrida de mi panteón y quería... ver novedades.
- Pues no se que esperas encontrar aquí, si somos los mismos de siempre y no nos cambia la cara.
Afrodita alzó una ceja con disimulo, mirándole escondida tras sus mechones rubios. Vaya, parecía que el dios no estaba de buen humor, porque estaba claro que ella no era el motivo de su desinterés... por supuesto. Además, ¿qué le pasaba a este dios que no se le desviaban los ojos hacia sus pechos? Si es imposible evitarlo... Intentó una última jugaba teniendo una pierna hacia delante, sacándola por la raja de su túnica e inclinándose un poco hacia delante, ampliando su erotismo.
- Oh, Buda, no seas así conmigo...
El dios la miró con aburrimiento, pero la diosa había puesto una postura complicada de hacer de mirarla a los ojos, y cualquiera miraría un poco más abajo, siendo inevitable, como lo fue indirectamente para él. Afrodita sonrió internamente al darse cuenta de que bajó sus ojos, escondidos un poco tras las pequeñas gafas, pensando en que le había atrapado. Sin embargo, si gozo duró poco porque luego Buda cerró los ojos, con algo de cansancio.
- No tengo tiempo para estar contigo y tus tonterías... bueno, tiempo sí que tengo, lo que no tengo son ganas, sinceramente.
Y dejando esa frase en el aire, volvió a emprender su camino pasando al lado de la diosa, volviendo a meterse el chupetín en la boca. Afrodita se había quedado quieta en la misma postura, con los ojos algo más abiertos de lo normal. Luego se giró lentamente hacia él, como si de verdad no se creyese que le había ignorado en su cara. Incluso sus tres sirvientes estaban perplejos de ver que alguien había rechazado la seducción de la diosa. Uno de ellos se acercó a ella, agachándose a la altura de su oído.
- Mi señora, no piense ni se altere en eso. Está claro que hay algo que va mal con ese dios. Venga, hemos visto un grupo de jóvenes monjes a los que será muy fácil alterar y...
- No - contestó ella sin dejar de mirar a Buda en la distancia - No quiero jóvenes vírgenes santurrones. Quiero que no haya nadie en este mundo capaz de sucumbir mis encantos... y Buda no será la excepción.
Diciendo lo último con enfado y molestia, les dio la espalda empezando a caminar por su cuenta, alejándose de ellos y de ese panteón, mientras sus sirvientes la seguían corriendo, apresurados.
No tardó Afrodita en aparecer de nuevo a los tres días, con las energías recuperadas y el ánimo por las nubes, volviendo a buscar a Buda para, casi, acosarle, recibiendo siempre las mismas largas del dios, sin tener ni pizca de atención ni interés en ella.
Así pasaron varios días y varios intentos, llegando la diosa a ir a otros panteones en busca del dios si él había salido, y sus sirvientes se reían por lo bajo cuando era rechazada e ignorada tantísimas veces. Incluso la diosa estaba empezando a pensar que tal vez al dios no le atraían las mujeres, pues nunca lo vio con nadie... pero igualmente y sin que eso influyese, era imposible. Ella era capaz incluso de "cambiar de bando" a quien más decidido estaba. Solo debía insistir e insistir... y ni siquiera sabía a qué se debía tanto entusiasmo... esas ganas de volver a ver al dios y que le prestara atención. O sí, si que lo sabía... hacía siglos que no sentía eso de nuevo, pero no quería creerlo que fuera de un tipo así.
¿Por qué? Ni siquiera era un dios como tal, o eso tenía entendido. "Buda" es un estado de consciencia, no una figura con cuerpo y mente... y sin embargo ese estado de consciencia estaba materializado en ese dios del que se había terminado enamorando.
Ahora, ese día, recostada en su cama en su palacio, observaba su rostro en un espejo, mientras suspiraba algo apenada. Nunca había tenido problema con los hombres, ¿por qué ahora si? Tal vez había perdido técnica con el tiempo...pero su orgullo lo negaba. Eso no podía ser, si seguía siendo tan joven y bella que cuando tuvo su primer amante. Ya ni siquiera la organización del Ragnarok la animaba... pero cuando un sirviente le enseñó algo parecido a un teléfono de gran pantalla con los participantes, su vista le señaló rápido. Ahí estaba, el segundo, ni más ni menos que debajo de Zeus.
- Vamos - dijo sin más, tendiendo sus manos, pidiendo ser cargada - ¡Rápido!
El sirviente la tomó en brazos, saliendo con ella y avisando a los otros dos, para llevar a la diosa rápidamente al palco de los dioses y obtener un buen sitio desde el que controlarlo y verlo todo. Ahora sí había razones por las que ver ese torneo, o por lo menos, ver a Buda en él.
Ignoró por completo los cuatro primeros combates, estando pendiente de su celular mirando de vez en cuando, sabiendo que Thor no iba a perder, estando atenta al de Zeus por curiosidad, levantando el dedo de en medio a Poseidón cuando cayó con un cariñoso "jódete" que en parte también iba para el humano ganador por matar a un dios, y además de eso, ignoró la muerte de Hércules, pues nunca le importó mucho ese chico.
Sin embargo, con el comienzo del quinto combate, los dioses en su palco comenzaron a hablar demasiado, estando algo curiosos ante la vuelta de Zeus, curiosos por la falta de ciertos dioses. Afrodita frunció el ceño al ver que Loki se escapaba lentamente del lugar, sonriendo ladinamente.
- Vamos - les dijo a sus sirvientes levantándose - No, mejor no, iré sola. Cuatro llamamos mucho la atención.
Ellos asintieron, colocando bien la ropa de la diosa volviéndola a atar alta para que sus senos quedaran recogidos, viendo a la diosa marchar caminando, atrayendo muchas miradas humanas, ninguna de dioses, porque en parte estaban acostumbradas a ella y en otra porque estaban concentrados en otra cosa.
Yendo con cuidado en dirección hacia donde se había marchado Loki, sin ser, ciertamente muy cuidadosa, buscando con la mirada algo que le llamara la atención, llegó a un pequeño jardín con una gran fuente, viendo rápidamente el enorme cuerpo de Bishamonten a lo lejos, con el resto de sus fortunas y Loki. Afrodita, al acercarse un poco más, pudo ver también a Buda y a unos humanos que no le interesaban en absoluto, porque sus ojos azules estaban embelesados en el rostro juguetón de Buda mientras era provocado por Loki, sonrojándose un poco al verle sonreír y observar sus colmillos.
Parecía que esa pelea sí que iba a llegar a las manos entre dioses, pero la diosa detectó rápidamente el aura de Zeus y Odín, escondiéndose tras una ancha columna, queriendo pasar desapercibida. No entendió muy bien lo que ellos dijeron, pero se dedujo rápidamente que no era momento ni lugar para que dos dioses anduviesen peleando entre ellos, más cuando estaban cercanos a participar en su turno.
Cuando Loki, Bishamonten y las fortunas se marcharon por un lado y los humanos por otro, Zeus detuvo a Buda de marcharse también, queriendo ambos dioses hablar con él, llamando todavía más la atención de la diosa.
- Buda... tenemos que hablar... - pidió Zeus, más calmado.
- Creo que esas son palabras que los humanos odian escuchar... - se burló él, ahora sin chupetín en la boca.
- Exactamente vamos a hablar de humanos... y valkirias - siguió Odín, creyendo que estaban solos - Si eres inteligente ya sabrás por donde vamos.
- ¿Vosotros también tenéis esa suposición al igual que Loki? - preguntó despreocupadamente, rebuscando en sus bolsillos.
- Sabes tan bien como nosotros que a Loki no se le escapa ningún secreto del que le interese informarse - contestó el nórdico - Ahora responde claro y directo... ¿eres el dios que le ha dado la capacidad a las valkirias de fusionarse con los humanos para realizar el "Volund"?
- ¿Y si lo soy qué? - el dios contestó de la misma manera que había contestado a Loki.
- Eso no es una respuesta clara y directa - amenazó Odín, dando un paso adelante.
- Espera, Odín... - Zeus le puso una mano delante, paciente y calmado - Aguarda, déjame a mí...
Bajó la mano mirando a Buda, acercándose un poco, pues aún se encontraba un poco débil tras su enfrentamiento.
- Escucha bien, Buda... dejaremos aquí esta conversación, aunque si no nos dices nada claro, no nos queda otra opción que sospechar de ti con más razones.
- Comprensible - contestó tranquilamente, haciendo una mueca de felicidad al encontrar otro chupetín en sus bolsillos, sacándolo.
- Hablaremos de esto largo y tendido cuando termine el Ragnarok. Esperemos que de momento pesen en tu consciencia la muerte de mi hermano y la de mi hijo tanto como pesan en la mía - contestó el dios principal, dándole la espalda, marchándose acompañado de Odín.
Buda sólo contestó con un gemido de garganta afirmativo, restándole importancia mientras les daba la espalda yéndose también, concentrado en abrir su chupetín. Al irse caminando concentrado en el envoltorio, no notó a la diosa ahora delante de él, que se detuvo justo antes de llegar a rozarla, retrocediendo un paso, un paso que ella odió porque ni siquiera había llegado nunca a tocarle.
- Afrodita... - la llamó él con un canturreo - ¿Qué ven mis ojos? ¿Estás caminando? Ten cuidado, no te vaya a crujir una rodilla. ¿Dónde está ese sirviente tuyo al que tienes denigrado llevándote sobre su espalda a todas partes? - preguntó burlón.
- Parece que la charla con los dioses supremos te pone de buen humor, Buda... - contestó con una pequeña sonrisa - Pero para tu información...no acabo de llegar, precisamente.
- Si quieres explicaciones de algo, pídeselas a Loki o alguno de ellos dos, ya has visto que mis respuestas no son ni claras ni directas - luego pasó de largo por su lado, queriendo continuar su camino, metiendo su chupetín de fresa en la boca.
- Tus respuestas son igual que tú, un misterio en todo su esplendor - dijo girándose, haciendo que el dios se detuviese seriamente, dándole la espalda - Es... sorprendente que quieras hacer esto... ¿Qué buscas? ¿Emoción? ¿Menguar la población de dioses? En la decisión de la reunión se decidió por voto unánime que los humanos...
- ¿Acaso tuvieron en cuenta el voto de Hércules? - preguntó dándole la espalda aún - Zeus le ignoró por completo, y ahora me dice que tenga compasión por él ahora que ha muerto.
- Y... ¿qué votaste tú? - preguntó ella girándose hacia él.
- Ah, eso preguntas... Se nota que en ese momento no estabas tan pendiente de mí...
- No te vi allí...
- Es difícil encontrarme entre miles de dioses, aunque algunos digan que destaco - contestó con la mirada perdida - Pero sé de una que dio buenas razones por las que condenar a la humanidad.
- No me arrepiento de ellas - contestó convencida - No he dicho nada que no fuera verdad.
- Y lo comprendo y respeto. No dudo que tengas razón. Ahora me gustaría que respetaran también lo que quiero hacer, aunque sea... a mi manera.
La diosa le observó callada, meditando sus palabras con sus manos entrelazadas en su bajo vientre. Finalmente, bajó un poco la cabeza.
- Eres un dios diferente...
- Siempre lo fui, y no es por alardear.
Era cierto, siempre lo fue, y Buda siempre lo supo. No era un dios, era un estado de consciencia que alcanzan los humanos... por lo tanto, Buda nació de la obra de los humanos de una forma diferente al nacimiento de otros dioses.
- Me gustaría llegar a saber tus verdaderas intenciones... no para chivarlas, sino... para mí... - comentó ella.
- No creo que me vieses entonces con los mismos ojos - contestó él con algo de sequedad.
- Estoy segura de que sí.
Acortando la distancia con lentitud y convencida, la diosa se acercó al dios abriendo los brazos, rodeando su pecho con ellos y dejándolos sobre él, apoyando la cabeza en su espalda, dejando que su pecho se quedase en la curva lumbar del dios. Era cálido, no había duda, y olía a incienso de mora. Para sorpresa de ella, que pensaba que se iba a apartar o a burlarse, Buda se empezó a reír suavemente, haciendo temblar sus hombros un poco.
- Es curioso...
- ¿El qué? - preguntó ella moviéndose un poco a ver si veía su rostro, sin soltarle.
- La diosa del amor y la belleza preocupada por mí...
- Yo también me impresiono de mí misma, si te digo la verdad... pero sigo con la misma idea. Incluso sin que me digas nada... estoy dispuesta a seguirte.
El dios se puso serio mirando al frente, con sus dos colmillos inferiores saliendo por sus labios y las manos en los bolsillos, sin que ella haya dejado de abrazarle.
- No necesito seguidores - contestó fríamente - Necesito compañeros.
Afrodita abrió los ojos, justo cuando estaba lista a recibir una puñalada por parte del dios, pero con esas dos últimas palabras parece que vio que podía conseguirlo.
- ¿Y bien? ¿Estás dispuesta a traicionar a ciegas a todos los dioses por una razón que aún desconoces? Dicho en voz alta suena arriesgado, ¿no te da miedo?
La respuesta de la diosa fue apretar más el abrazo contra el dios, haciendo que él mirase de reojo hacia atrás.
- Estoy segura que no habré hecho nada tan emocionante como esto en mi vida...
Buda se mantuvo callado ante su respuesta, y tras unos segundos donde notó que su abrazo aflojaba, avanzó un poco para apartarse de él, mientras sacaba el chupetín de su boca y se giraba un poco.
- Pues bienvenida al club, miembros: 2.
Y tras eso le metió su chupetín en la boca a la diosa, sorprendiéndola, mientras se marchaba caminando y haciendo un gesto con la mano de "hasta luego". Afrodita se quedó quieta en el sitio, sintiendo en su lengua el sabor de la fresa del chupetín, sacándolo y viéndolo. Ella no era fan de los dulces, sólo comía frutas dulces como la ambrosía o cierto tipo de pastel, pero no alto tan simple como eso, pero los colores se le subieron a la cara cuando se percató que ese chupetín, antes de haber estado en su boca, lo había estado en la del dios de la que estaba enamorada.
Dio así un par de saltitos emocionada, como si fuese una adolescente y ese el regalo de su primer amor, emocionándose. Ahora, cuando se relajase y pensase bien en lo ocurrido, con la cabeza y el pecho frío, pensaría bien en que lío se había metido... cuando tenía la cabeza y el pecho caliente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top