🦇Especial Halloween Final🦇
Y terminamos por fin el Especial de Halloween tras muchos intentos (y pocas ganas de escribir, soy perezosa, muy perezosa)
Pero bueno, creo que lo he conseguido :3
En esta parte encontraréis :3
- Bullying cariñoso a ciertos personajes.
- Juegos de palabras con los idiomas chapuceros.
- La cuarta prueba, Jack el Destripador VS Heracles en La prueba de las semillas de calabaza.
- La quinta prueba, Raiden Tameemon VS Shiva en La prueba de las golosinas.
- El desenlace final.
Espero que os divirtáis! ^^
------------------------------------------------------------------
Jack seguía caminando tranquilamente por los pasillos, habiendo reducido un poco el paso. Caminaba con su largo abrigo cerrando todo su cuerpo abotonado, mientras llevaba el candelabro en la mano. No hacía caso a la suciedad, al mal olor o a los sonidos extraños, así que caminaba tranquilo y sólo se escuchaba el ruido de sus pisadas, proyectando en las paredes su propia sombra. De Hlökk...ni rastro.
Al llegar a un pasillo, giró despacio, viendo ya la puerta con el número 4. Hércules estaba descansando apoyado en la pared, y abrió un ojo cuando Jack se detuvo a su lado.
- Hemos llegado, señorita - comentó Jack.
De entre los botones de su abrigo asomó una cabeza rubia con dos coletas, que miró a ambos lados, y luego a su hermano. Salió entera rápidamente flotando, abandonando la protección del cuerpo de Jack y de la ropa, que prefería antes que estar tensa y evitando todo lo que había en los pasillos de la mansión.
- ¡Hermano Heracles! - le llamó ella, acercándose.
Heracles salió de la sombra caminando, con una pequeña sonrisa simpática en el rostro.
- Hola, hermanita, ¿un camino largo? - preguntó.
- Largo y tortuoso... - ella puso una mueca levantando el mentón.
Luego miró a Jack, que le saludó con una reverencia de lo más normal. El dios asintió bajando la cabeza, devolviéndosela a su manera. Luego, le mostró la puerta con la mano sin quitarle el ojo de encima. Jack buscó en uno de sus bolsillos internos, sacando la llave con el número 4, y acercándose a meterla en la cerradura.
Cuando la puerta se abrió, antes de llegar a entrar por dentro, ya se veía asomar la luz, estando una parte de la estancia muy luminosa y otra bastante a oscuras. Jack, como buen caballero, permitió pasar primero a su valkiria y a su rival en la prueba. Al entrar, Hércules notó un movimiento sobre él, sintiendo la piel del león moverse, seguidamente de un ronroneo grave. Al mirar a lo alto, su piel parpadeó, mirándole también con sus penetrantes ojos.
- No me lo puedo creer... - susurró.
Se deshizo de su piel poniéndola delante y mirándola, comprobando que aún era una simple piel...pero viva. El león, con solo su mandíbula superior, se movía, parpadeaba, emitía sonidos, y sus garras que colgaban, se contraían y sacaban las uñas.
- No creo saber una explicación científica para este suceso... - Jack también miraba impresionado la piel del león, pareciéndole magnífico.
Cuando el león dio un suave rugido de tranquilidad, fue seguido de unos ladridos. El león se tensó en sus manos y Heracles tuvo el impulso de levantarlo antes de que un perro de una gran raza, blanco y negro, se abalanzara hacia ellos.
- ¡No, no, no! ¡Es enorme! - exclamó la valkiria.
Ella, al darse cuenta que el perro era casi tan alto como ella, voló rápidamente de vuelta a refugiarse dentro del abrigo de Jack. El perro estaba delante del dios, y ladraba apuntando a la piel del león que él levantaba.
-Sirius, lopeta. (Sirio, detente)
- ¿Quién lo peta? - preguntó para sí Heracles sin entender nada.
El perro dio un último gruñido molesto, volviendo por donde había salido. Ahí fue donde los demás le siguieron con la mirada hasta llegar a ver una silueta blanca en medio de la oscuridad, levantándose de una silla. El perro fue a su lado y se sentó, mirándolo más calmado y sacando la lengua.
- Les pido disculpas - comentó el hombre acercándose, de pequeño tamaño y abrigado de una manera exagerada - Él es un perro obediente...la mayor parte del tiempo, al menos.
Heracles le miraba callado, mientras volvía a colocarse al león por encima, atando la piel de sus patas en un nudo alrededor de la cintura y otro en el cuello, impidiendo que se moviese, pero dejándole ver y observar sin tocar la cabeza.
- No se preocupe - Jack le miró acercando un poco su candelabro a él, mientras Hlökk volvía a sacar la cabeza entre su abrigo, muy graciosa - ¿Y usted es... el árbitro?
- Así es - él asintió, viéndose solo de él los ojos y una escasa franja de piel - Bienvenidos... a la prueba de las semillas de calabaza. Ganará, obviamente, el que más puntería tenga.
- Así que una prueba de puntería, ¿eh? - meditó Heracles, que se había tenido que agachar para ver el rostro del árbitro - ¿Con algún objeto o...?
- Esa es la gracia de la prueba - el árbitro se giró hacia él - Yo no os voy a proporcionar la manera de lanzar, sino que la buscaréis, o la crearéis vosotros con lo que haya aquí dentro. Si no queréis, siempre se puede lanzar usando el cuerpo.
- Que extraño es todo... - murmuró la valkiria, aún asomada.
- Usted, señorita, tiene la misión de buscar por la habitación una pequeña calabaza, que permitirá que su humano sufra una trasformación que le beneficie o perjudique para ganar la prueba.
- ¿Eh? ¿Yo también tengo que hacer cosas? - preguntó extrañada - Pff, vengo obligada a un sitio que odio y tengo que hacer cosas también...
- No es obligatorio que lo haga - contestó el árbitro - Pero no está de más tener más opciones guardadas por si acaso algo sale mal.
La valkiria se cruzó de brazos negando, cuando notó que Jack se movía a su espalda y miró hacia arriba. El asesino se había inclinado sobre ella, haciendo brillar su monóculo.
- Pues debería usted, señorita, hacerme el favor de buscar la calabaza por mí - dijo con su voz tranquila, aunque para Hlökk sonó amenazante - Porque desde que empezó el juego ha sido usted, sinceramente, un estorbo para mí. Así que es su momento de hacer algo para que me replantee no dejarla sola en la mansión al acabar la prueba. ¿Estamos de acuerdo?
La valkiria tembló mirándolo y volvió a esconderse dentro de su abrigo, donde duró un segundo al recordar que su escondite era el propio cuerpo del hombre, así que salió disparada a esconderse tras su hermano.
- Entonces, tenéis 15 minutos en total para buscaros algo con lo que apuntar y meter tantas semillas de calabaza posibles allí.
El árbitro señaló con el pulgar dos gárgolas de piedra en medio de la sala con la boca abierta, huecas desde sus fauces hasta su vientre, donde caerían las semillas depositándose en las garras de la bestia.
- ¿Alguna pregunta?
- Mmm... - Heracles pareció dudar entre hacerla o no, pero el árbitro le miró, así que se animó - ¿No tienes calor? - preguntó señalándole con un dedo.
El finlandés dio un suspiro resignado, negando. Un gran reloj de arena entre ambas gárgolas apareció, listo para empezar con la cuenta. En cuanto se dio la vuelta, ambos hombres miraron por la habitación. No estaban ansiosos ni se tomaban las cosas a prisa, pues sabían que sin la herramienta correcta no podrían hacer nada bien, por lo cuál preferían gastar más tiempo buscando algo bueno.
Hlökk, mientras tanto, flotaba por la habitación con cuidado mirando superficialmente, a ver si encontraba la calabaza sin ensuciarse mucho. Tras un par de minutos, tanto Jack como Heracles se detuvieron delante de un candelabro encendido, mirando las velas... o la funda de plástico que las rodeaba.
- Parece que ambos hemos tenido la misma idea, después de todo - comentó Jack.
- Sí, no hay mucho donde elegir, o tal vez no sabemos verlo - continuó el dios - Mi puntería es mejor con la honda y con el arco, y la tuya en el lanzamiento de armas blancas, así que será nuevo para ambos medirnos con algo que no sabemos usar.
- Ciertamente, caballero, me gusta su forma de ver las cosas. Ni me infravalora ni me subestima, y quiere medirse conmigo en igualdad de condiciones. Algo digno de admirar.
Ambos sacaron una vela y retiraron la funda que envolvía la cera, limpiándola un poco para hacer con ellas una cerbatana... o un intento de ella. Lo importante es que podían cargar el tubo y disparar con la boca.
Al colocarse en posición y probar a disparar las semillas que había en una gran vasija entre ambos, Heracles descubrió que tenía una asombrosa puntería usando la cerbatana, pensando así que pudiese ser parte del traje de hombre bestia tribal que hacía efecto en él. Jack tenía que ir más despacio, asegurarse de no fallar, pues prefería perder tiempo apuntando que recargando y volviendo a empezar.
Hlökk mientras miraba no muy convencida debajo de una mesa, mientras se quejaba en voz baja, teniendo la gran suerte de ver pronto ese objeto circular en una esquina, contra el armario y la pared.
- Ugg... no puede ser... eso está lleno de telarañas, no voy a meter la mano ahí... - se quejó.
Tragó saliva recordando la amenaza de Jack y apretó los dientes atreviéndose a hacerlo. De debajo del armario apareció un ratón, interponiéndose entre su mano y la hortaliza, poniéndose a dos patas y mirándola. Ella retiró la mano con un chillido.
- ¡Ahora sí que no la agarro! - gritó.
Su chillido atrajo al pero del árbitro, que se puso a su lado moviendo la cola hacia los lados. Al ver al ratón, se tumbó en el suelo, gruñendo, arañando con la pata la madera del armario, hasta hacer que el animal volviera de nuevo a su escondite. Luego miró a la valkiria sacando la lengua con un gesto de felicidad.
- ¡Buen perrito! - aplaudió ella dándole unas palmaditas en la cabeza.
Por fin pudo conseguir la calabaza, agarrándola sola con dos dedos y del tallo, apartándose de ahí con ella.
- ¡Eh, encontré la calabaza! - gritó.
- Estupendo, señorita - Jack la miró con una sonrisa tranquila - Aunque a lo mejor no hace falta, estamos reñidos ahora.
- Es que es para matarte... - ella se enfadó mirándolo, con ganas de lanzarle la calabaza a la cabeza.
- ¡Dásela, hermana! - pidió Heracles - Yo tengo una transformación, lo justo sería que él tuviese otra. Seguiremos en igualdad de condiciones.
- Oh, bien visto, señor mío - Jack miró a la valkiria, tendiendo la mano.
Ella dio un bufido lanzándola, sin acercarse, todavía molesta y enfadada. En cuanto la mano de Jack sostuvo la calabaza, su cuerpo comenzó a cambiar. Desde la punta de sus dedos, comenzó a perder la piel y el músculo, dejando sólo el hueso, y se extendía por todo su cuerpo. Su elegante ropa lo continuó siendo, pero con un traje negro. Su cráneo también quedó igual, con la diferencia de mantener todo su vello facial y capilar en este, y pintándose alrededor de sus ojos de negro, simulando unas cuencas vacías, aunque no lo estaban por sus ojos heterocromos. Al mirarse y verse convertido en un gran esqueleto, el humano se impresionó de poder moverse bien.
- Vaya, ya no eres Jack el Destripador, ahora eres Jack Skeleton - Hlökk se puso la mano en los labios para tapar una leve risita.
Heracles se detuvo mirando a su rival, también sorprendido de que ese esqueleto pudiese moverse bien.
- Es increíble... - murmuró - Y también puedo hablar... aunque mi voz no salga de mi boca... es... magia...
Jack se puso la mano delante de su boca mientras hablaba, notando al momento que no salía aliento de su boca.
- Maldición... esta transformación... es perjudicial para la prueba - maldijo frunciendo el ceño, pero no se notó - No tengo aliento ni aire que expulsar para disparar la cerbatana... necesito rápidamente otra cosa...
El árbitro observaba callado, mirando curioso a ver cómo se las ingeniaba para disparar ahora, además de llamarle la atención que Heracles se había detenido, pudiendo ahora tomar mucha ventaja sobre su rival... pero no lo hacía. No lo veía justo. Sus ojos oscuros se encontraron con los heterocromos de Jack, sabiendo que tenía una pregunta.
- ¿Ha dicho usted que puedo usar para disparar cualquier cosa que esté dentro de esta habitación? - se aseguró.
El árbitro asintió lentamente, queriendo saber qué pasaba por su mente. Jack se giró hacia la valkiria, y a ella le dio un escalofrío de mirarle fijamente así.
- Al final encontraste la calabaza, te felicito.
Jack puso su huesuda mano sobre la cabeza de la valkiria dando unas palmadas de aprobación. Ella se estremeció con el sonido de sus huesos.
- Ahora necesito una última ayudita...
Ella se temió lo peor, pero cuando Jack retiró su mano de su cabeza, notó una de sus coletas soltarse y caer el cabello sobre su cara y hombro, mientras el humano tomaba la gomita de su cabello en sus huesudos dedos, colocándolos como una goma para apuntar y disparar.
- ¡Pero...! - rechistó ella - ¡Oggg, que no me gusta que me toquen el pelo! - se quejó ella.
- Lo sé, hermanita - Heracles se acercó con una sonrisa, poniendo su mano también en la cabeza - Pero dijimos en igualdad de condiciones, así que luego te peinas.
Heracles sacó la goma de la otra de sus coletas, dejando a la valkiria con todo el pelo caído sobre su cara y hombros, con los ojos muy abiertos y sintiéndose jodidamente incómoda al ser despeinada.
- Os odio mucho a los dos... - se quejó intentando arreglarse el pelo con las manos.
Ambos rivales se miraron ahora, con las mismas armas y transformados, tampoco sin saber usarlas bien, y una pequeña sonrisa esbozaron a la vez. Ahora, en el último minuto que quedaba, darían lo mejor de su concentración y pulso para ganar.
*
Raiden y Thrud habían terminado por fin de caminar, viendo al final de ese pasillo una gran puerta con el número favorito del humano, y al lado un dios con cuatro brazos con un gesto bastante incómodo que no paraba de bostezar. El dios, al verle, se limpió una pequeña lágrima del ojo al bostezar y se incorporó.
- Por fin, tenía sueño... - se quejó - Pero no hay nada cómodo donde acomodarse aquí...
- Tranquilo, que pronto estarás acostado en el suelo cuando te haga morder el polvo - Raiden contestó con una sonrisa mientras movía sus hombros para calentar.
Shiva sonrió ladinamente ante eso.
- No puedo esperar a que te tragues tus palabras, insolente humano... - contestó con tranquilidad.
Invitándole a abrir la puerta con uno de sus brazos, Raiden se giró hacia su valkiria.
- Nena, te dejé a ti la llave, ¿verdad? - preguntó.
- Eh, sí, la tengo aquí...
La valkiria se echó un poco hacia delante el peto de su pecho, metiendo la mano por entre sus duros y fornidos senos sacando la llave de ahí y dándosela a Raiden. Se dio cuenta de que ambos le miraban con las cejas alzadas.
- ¿Qué? - preguntó algo molesta con un sonrojo, mientras cruzaba los brazos alrededor de su pecho tapándolo - El escote es un bolsillo natural de las mujeres...
- Oh, me encantaría saber qué más tienes ahí... - Raiden sonrió ampliamente sin ningún tipo de pudor, mirando a su hermosa valkiria sonrojada.
- ¡Pues tu cara siempre que me descuido! ¡Abre la puerta! - regañó ella más roja.
Con una risa de felicidad, Raiden se inclinó, necesitando todo su pulso para encajar la pequeña llave en la cerradura del mismo tamaño, dejando asomar una luz de diferentes tonalidades brillantes. Se miraron un momento y entraron a un lugar donde abundaba la luz, encontrando un sitio lleno de golosinas por todas partes, cayendo del techo y de más lugares, llenando el suelo.
- Joder... - susurró Raiden mirando - Este es el paraíso de los niños...
- Incluso el olor... es tan dulce que puede marear... - la valkiria puso una mueca mirando.
- Pues yo no huelo nada...
Ambos se giraron a ver a Shiva a un lado, con la piel más muerta, incluso faltándole algunos pedazos de esta. En su cara estaban todos los signos de la muerte, dignos de un zombie reconstruido a partes, pues así era su disfraz.
- Tío, estás... ¿podrido?
Raiden se acercó a verle, impresionado, mientras Shiva se miraba una mano, donde tenía un dedo partido, sin entender nada. El humano tomó uno de sus brazos inferiores, notando lo frío y muerto que estaba, y antes de darse cuenta el brazo se cayó de su cuerpo, quedando entre sus manos. Raiden abrió la boca mirando a Shiva, que también se había asustado ante eso y le miró con los ojos abiertos. Justo cuando parecía que en ese momento tenso alguno de los dos iba a gritar, Shiva habló.
- Pero si no me duele... - dijo mirando su herida - Oh, joder, odio esto...
Dijo eso arrebatando su brazo de sus manos, pensando una forma de volver a ponerlo en su sitio sin consecuencias. Una risita les hizo mirar a un lado, donde el dios vestido de íncubo descansaba sobre una enorme nube de azúcar.
- Eso es porque eres un zombie... por eso no sientes dolor... - él, con su sonrisa de lagarto habitual, hacía mover en sus dedos una enorme paleta con los colores del arcoíris sujetándola por el palito - Bienvenidos a la prueba de las Golosinas.
- ¿Nos podemos pegar ya? - preguntó Raiden - Mi rival se cae a pedazos.
- El caso, querida bola de músculo parlante es que esta prueba no consiste en pelearse - Loki sonrió, sin mirarles - Sino en ser capaz de atrapar más golosinas en cierto tiempo.
- ¿Una batalla de atrapar caramelos? - preguntó Raiden extrañado.
- Deja ya tus bromas de lado - Shiva giró los ojos.
- No es una broma... aunque todos piensan que es así. Zeus se ha esforzado mucho en esto, no le decepcionéis.
Loki sonrió ampliamente, y luego miró su enorme paleta.
- Hay un dios al que le encantaría que le regalase esto... - murmuró, para en un segundo después romperla golpeándola contra un mueble - Pues que se quede con las ganas. ¿Comenzamos?
- Pff, atrapar golosinas en cierto tiempo, ¿algo más? - Raiden se cruzó de brazos.
- Ah si, casi se me olvida, la calabaza...
Loki se incorporó, sentándose en su sitio cruzando las piernas.
- Hay una calabaza de Halloween escondida en la sala, y si la valkiria se la da a su humano, se transformará como el dios, puede tener cambios positivos o negativos, y blablablá blablablá. Los caramelos a las vasijas de cada uno y tenéis cinco minutos. ¿Entendido?
- Pero... - la valkiria quiso preguntar, pero no le dio tiempo.
- Comenzad~
El reloj de arena se dio la vuelta, y los tres se tensaron a la vez que Loki sonreía, acomodándose. Los dos rivales se miraron, y sin nada que discutir, asintieron cuando empezaban a caer multitud de caramelos diferentes por todas partes. Encima de cada vasija, había una leyenda que indicaba el tipo de caramelo y los diferentes puntos que daba... exceptuando el de la goma de mascar, donde salía una pequeña explosión al lado de dibujo.
- ¿Y esto? - preguntó Raiden.
- Ah si, el chicle - Loki sonrió - Sirve para lanzarlo hacia el otro... ¡veréis que divertido!
- ¡Eres penoso explicando reglas! - regañó Shiva, mientras sus tres brazos trabajaban a gran velocidad recogiendo montones de golosinas, y su cuarto brazo arrancado estaba metido por el cinturón, amarrado.
- Las reglas no están hechas para mí - contestó Loki orgulloso de su respuesta - Ahora, vamos, ¡divertidme! ¡Lanzad goma de mascar! ¡Dejadme ver vuestra competencia!
Dio una risa un tanto macabra mientras movía los pies, excitado. Raiden y Shiva se miraron un momento, con los brazos llenos de caramelos, y el dios morado le hizo un gesto indicando que el árbitro ya estaba mal de la cabeza de antes, que Raiden comprendió al instante.
Mientras, Thrud buscaba incesantemente. Tantos caramelos y dulces de por medio era un fastidio, pues eran demasiados colores y formas que la distraían de su búsqueda, además del fuerte olor a azúcar del lugar.
Mientras tanto, Shiva y Raiden empezaban a divertirse. El dios podía danzar libremente mientras sus tres brazos recogían caramelos, teniendo el ojo echado a los más valiosos, y siempre que encontraban una gran bola de goma de mascar rosa, la lanzaban inmediatamente al otro, estrellándose y haciendo aparecer la pegajosa sustancia. Así, ellos se reían y estaban entretenidos, concentrados en su tarea pero también en que el rival les pueda atacar sin avisar, por lo cual hasta reían entretenidos.
Mientras, Loki observaba complacido la escena. Le había gustado que esta prueba fuera para Shiva porque estaba convencido de que su habilidad para moverse y además que sus cuatro brazos conseguirían mayor cantidad de golosinas, aunque haya perdido uno. Loki era un dios al que le encantaba jugar... pero no perder.
Por uno de los tubos que soltaban las golosinas del techo, cayó la calabaza, y Thrud la vio sorprendida, todavía más cuando el dios indio la recogió al vuelo pensando que era una las golosinas. Al verla, se detuvo, mirando a la valkiria justo a su lado. Con una sonrisa y un gesto semejante a una reverencia, ofreció la calabaza con una sonrisa a la valkiria con una sonrisa.
- ¿En... serio? - preguntó ella.
- Totalmente en serio - contestó el dios tranquilo.
Con una tímida sonrisa, tendió su gran mano hacia la calabaza, tomándola y comprobando con ello que de verdad no era una broma.
- ¡Eh! ¡Eso es mío! - gritó Raiden al verlos.
Y lanzando lo primero que tenía en la mano, siendo un gran caramelo redondo, golpeó al dios en uno de sus ojos, haciéndole retroceder un paso, cubriéndose la zona adolorida con la mano.
- ¡Que se la estaba dando! - replicó Shiva, con una mueca de enfado.
- ¡No hablaba de la calabaza! - contestó el humano posesivamente - ¡Nena! - la llamó tendiendo la mano para recoger la calabaza.
- ¡Que no soy tuya...! - replicó ella tirándole a gran velocidad lo que pedía - Todavía... - murmuró luego en voz muy baja.
Raiden atrapó el lanzamiento con sus reflejos, pues iba tan rápido que se podría haber estrellado en la pared, rompiéndose, esta o la pared. Al momento, el humano estaba cambiando, haciendo que su cuerpo se llenase de pelo oscuro, sus manos se convirtieran en garras, una cola apareciera al final de su espalda y su morro se alargase, sustituyendo finalmente sus orejas humanas por otras en lo alto de su cabeza. Loki se aguantó la risa.
- Un licántropo con taparrabos... que escena, por favor... - dijo negando y riendo, con una mano en la cara.
- ¿Un hombre lobo? ¿En serio? - se preguntó Raiden mirándose las manos, no muy convencido.
- ¡Es lo que te mereces por furro! - gritó con una risa Shiva, lanzándole una bola de goma de mascar que se estrelló en su hocico.
Raiden dio un gemido animal cuando impactó en su morro, queriendo quitarse eso tan pegajoso y de olor tan dulce, que se quedaba muy pegado en su pelaje, haciendo que le doliese tirar de él.
- ¡Joder! - maldijo - ¿¡Y tú a quien llamas furro, eh?! ¡Habló el que tiene un hijo furro!
- ¡Con mi Ganesha no te metas! - desafió Shiva.
- ¡Raiden, no te distraigas! - le gritó la valkiria - ¡Shiva-sama te lleva mucha ventaja!
En ese momento, el hombre lobo alzó las orejas alarmado, dándose cuenta de la situación y del tiempo que quedaba. Cuando se quiso mover, instintivamente lo hizo a cuatro patas, corriendo por la habitación y recogiendo golosinas a gran velocidad. Cada vez que Shiva le miraba, encontraba a un gigantesco perro que no paraba quieto, y no sabía si debía perder tiempo en lanzarle goma de mascar para intentar ralentizarlo.
Mientras que Raiden recuperaba ventaja sobre su cantidad de golosinas, Loki observaba con los ojos entrecerrados. Odiaba perder, y no dejaría que ese perro gigante ganase la prueba, así que, obviamente tenía pensado hacer trampas. Observó a la valkiria animarle, y por como se trataban mutuamente... parecía que se gustaban. Sonrió ampliamente, sabiendo ya lo que tenía que hacer...aunque a Odín no le gustase nada... pero él no estaba aquí para reprocharle nada.
Lentamente comenzó a hacer cambiar su cabello, volviéndolo pelirrojo, largo y liso, a la vez que crecía en tamaño, cambiando su vestimenta y el resto de su cuerpo, transformándose en el Berserker del trueno: el dios Thor.
Quiso evitar dar una sonrisa y poner su cara más seria posible, aunque la situación le parecía, al menos en su mente, divertidísima. Cuando la valkiria que seguía a Raiden con la mirada le vio por el rabillo del ojo, se giró rápidamente sorprendida, siendo ambos igual de altos.
- ¡Padre! - gritó sobresaltada.
Esa palabra le hizo helar la sangre a Raiden, que se detuvo en seco mirando hacia el dios con los ojos muy abiertos y una enorme cara de circunstancia, haciendo que Shiva aprovechara esa distracción, sin ni siquiera darse cuenta de la presencia del dios, y le lanzó dos nuevas bombas de chicle contra el cuerpo, pegándose en su pelaje. Pero la valkiria, dos segundos después de mirarle bien, notó esa sonrisa ladina que quería formarse, frunciendo el ceño.
- ¡Raiden, sigue! - le gritó ella - ¡No es mi padre, es Loki!
El hombre lobo dio un gruñido enfadado mientras Loki reía, volviendo a su forma original. Tenía escasos segundos para ganarle a Shiva.
*
La prueba de las manzanas de caramelo había finalizado cuando todos los adversarios se quedaron sin lanzas para seguir capturando manzanas, unos instantes antes de que los últimos granos de arena del reloj cayesen al suelo, mientras Randgriz alternaba la mirada entre ellos y los dos rivales, con las manos entrecruzadas en su pecho. Al finalizar, Okita hizo un gesto con las manos para salir fuera de la oscura habitación, pidiendo a cada uno de los participantes que llevase todas sus lanzas con sus capturas afuera, separándolas entre sí para no mezclarlas.
Los dos las dejaron a mitad del pasillo, donde había un poco de luz y no había mucha suciedad en el suelo, pues tampoco podían apoyarlas en las paredes por la multitud de telarañas y muchas otras cosas poco agradables.
- Seguro habrá sido un buen espectáculo, aunque algo oscuro, para quienes nos observan - comentó el pequeño japonés.
- ¿Nos observaban? ¿Quien? - preguntó la valkiria mirándole.
El chico hizo de nuevo un gesto con la mano pidiéndoles volver dentro de la habitación a todos, y luego señaló una pequeña luz en una esquina.
- Ahí hay una máquina o algo que hace que los encargados de los grupos puedan vernos. No se como funciona, pero ellos pueden hacerlo. Algún aparato moderno que no conozco.
Lo que Okita mencionaba era una cámara que grababa todo el cuarto desde la esquina, esa vez con visión nocturna, mostrándole a Zeus y Brunhilde lo que pasaba ahí dentro, haciendo que el dios lo disfrutara y la valkiria mirase con tensión, pero emocionada internamente.
Al volver afuera para decidir quién había conseguido capturar más manzanas, ambos pusieron sus capturas una al lado de las otra, mientras Okita contaba rápidamente las capturas del dios.
- 20 lanzas y exactamente 10 manzanas en cada una, eso son 200 manzanas. No cabe ni una más en las lanzas.
Al acercarse a las de Lu Bu, el humano estaba inclinado al lado de ellas, contándolas por su cuenta con un poco de lentitud mientras se rascaba con un dedo el tornillo que sobresalía de su cabeza. Randgriz estaba apenada a su lado, pues parecía que tenía menos que Thor.
- Oh, Lu Bu... tienes 19 lanzas... - comentó ella apenada.
El humano puso una mueca disgustada y algo extrañada, también enfadado. Él juraría haberlas usado todas.
- Bueno, si eso es así... no hay manera que puedas ganarle al dios Thor - Okita las contó también - Igualmente, tienes 190 manzanas... ¡No! ¡191!
El japonés señaló algo curioso. Había dos manzanas que se habían pegado entre sí por el caramelo, pero como una no había sido atravesada, contaba igual por estar pegada a la que sí.
- Bueno... igualmente has perdido...
- No.
El que habló fue el dios Thor, y los tres se giraron a verle, siendo bastante más grande e imponente que ellos, mientras miraba hacia las manzanas.
- Él ha gastado todas sus lanzas, al igual que yo, lo sé porque las recogíamos casi a la vez. Tenía 20 como yo. Falta una.
No era de sorprender que este dios no quisiera ganar por gusto, sino que buscaba, incluso en un juego como este, no ganar de esta forma tan rastrera. Randgriz volvió dentro de la habitación por si se había quedado ahí dentro, pero no estaba. Lu Bu miró hacia el final del pasillo con una mueca de enfado. Tras unos segundos, comenzó a caminar alejándose de ellos, yéndose de ahí.
- ¡Lu Bu! - le llamó Randgriz cuando lo vio, y se levantó su vestido corriendo tras él - ¿A dónde vas?
Él no contestó, mientras seguía caminando con seriedad, de una forma más lenta a lo normal por su transformación, pero enseñaba los dientes con el ceño fruncido. Si él sabía que tenía 20 lanzas, le faltaba una, y no aparecía... significaba que alguien se la había quitado. Y encontraría a quien había sido sin duda.
Thor les miró marcharse callado, y tras unos segundos, decidió irse también, a la vez que Okita pensaba en lo mismo. Ellos sabían cuantas manzanas tenían, lo importante era encontrar la lanza que faltaba y poder irse pronto de ahí.
*
- ¡Sabía que conseguirías ganar!
Una pequeña valkiria caminaba delante de su humano, subiéndose sus gafas con dos dedos, orgullosa.
- Teníamos la ventaja en todo, además, la boca del dios Hermes no le dejaba agarrar bien los dulces por los colmillos tan grandes, y tú como no podías comerte ninguno, pues...
Tras ver que su humano no le contestaba, se detuvo en mitad del pasillo, ya en el primer piso, buscando la salida o a alguien que se la indicara. Llevaba en su mano una vela e iluminaba el camino, pero al girarse, vio que Adán no le seguía. Frunció el ceño mirando a sus espaldas.
- ¿Adán? - preguntó, esperando a que le respondiera.
Tras unos segundos, escuchó unas pisadas características de alguien que corría descalzo. Vio aparecer las vendas blancas de la transformación de Adán, y a su humano volver con ella, con una sonrisa y llevando en las manos... una lanza llena de manzanas de caramelo.
- Adán, pero... ¿qué haces con eso? - preguntó ella acercando la vela para ver mejor eso.
- ¡Encontré las manzanas de caramelo! - comentó orgulloso - ¿Ves? Manzanas atravesadas por un palo para comerlas, es esto - dio una sonrisa feliz - ¡Lo que no me has dicho es que iban de 10 en 10!
Reginleif le miraba sin entender, y sin saber de dónde había sacado Adán eso.
- Creo que no es buena idea que tengas eso - dijo finalmente - Parece de alguna prueba, no es un premio Adán...
- Da igual, ¿no? No había nadie con ellas, así que sólo tomé una. No creo que pase nada por eso, ¿no?. Además, no me las puedo comer hasta que no se pase el efecto de la transformación, no quiero comerlas con asco, así que mientras tanto las llevaré conmigo. Vamos rápido a la salida, a lo mejor al salir de aquí se pasan estos efectos pronto.
*
La prueba de Jack y Hércules había estado realmente reñida hasta que cayó el último grano de arena, haciendo que las gárgolas cerraran la boca, impidiendo que no entrase nada por ellas. Ambos rivales se enderezaron, algo tensos por el resultado, pero satisfechos de una competición reñida. Hlökk no había estado atenta en absoluto, y se miraba en un espejo sucio y roto mientras se peinaba su pelo suelto ahora con un gesto de enfado, pues ellos estaban usando sus gomas del pelo para disparar. Aunque para ellos había sido muy reñido y no llevaban sus cuentas, el árbitro sabía bien quien había ganado.
Se levantó de su lugar yendo a revisar el contenido de las estatuas, pidiéndoles con un gesto que fueran con él. Su perro fue también, olfateando el aire, encontrando algo que le llamaba la atención, pero no encontraba que era, por lo que se puso a olisquear por el suelo hasta encontrarlo.
- Bien, vamos a hacer el recuento...
Una vez en sus sitios, Jack notó un ligero cosquilleo en su pierna, bajando la mirada a ver al perro olisquear su pierna, metiendo la nariz entre su ropa, llegando hasta el hueso, lo único que tenía. El dueño se dio cuenta y le tendió una mano pidiéndole tranquilidad.
- No te muevas... está acostumbrado a encontrar personas... muertas, y parece que ahora hueles como una.
Jack no hizo ningún comentario ante eso, pues no valía la pena. No se puso tenso ante la presencia del animal, esperando a que el dueño lo retirase de ahí del collar, pero antes de que pudiera hacerlo, el perro decidió morderle los huesos de la pierna. Jack no sintió dolor como tal, pero si notaba la presión de sus mandíbulas sobre el hueso, haciendo que intentase liberarse de él. El perro se soltó pero le saltó encima, ladrando, haciendo que cayese de espaldas sobre su gárgola, derribándola y haciendo que se rompiera contra el suelo, derramando su contenido. Intentaba apartarse al perro de encima, mientras le ladraba, lo que provocaba que rugiera la piel del león de la cabeza de Heracles y quisiera también plantarle cara al perro, echándose hacia delante en su cabeza y cubriendo entera la cara del dios, ahogándole.
Hlökk se giró después de dejar su pelo bien peinado, cayendo sobre sus hombros, abriendo los ojos al ver la escena delante de ella: A Jack en el suelo con el perro encima, al árbitro queriendo quitarlo de encima hablándole en una lengua extraña del norte, y a Heracles ahogándose con la piel del león, sin poder quitársela de encima. Al retroceder, se chocó con su gárgola, tirándola al suelo y haciendo que se rompiese también. Del ruido tan ensordecedor, el perro desvió su atención, aprovechando Jack para salir con velocidad debajo de él, corriendo hacia la puerta, un instante después de que le siguiese ladrando.
- Esto es increíble, y sólo me he despistado un momento... - comentó la valkiria, yendo a ayudar a su hermano, tirando de la melena del león hacia atrás con la poca fuerza que tenía.
Al ver que no podía hacer nada, sacó su peine de su bolso, empezando a golpear la piel de su cabeza con él.
- ¡Suelta a mi hermano, cuero viviente! - gritó enfadada golpeando.
- ¡Hlökk, me estás dando a mí! - replicó Hércules levantando la mandíbula de la bestia de su cara.
- ¡No puedo darle a él si no te doy a ti! - replicó ella - ¡Y devuélveme mi goma del pelo!
- Mejor ve a buscar a tu humano - dijo antes de por sin quitarse las mandíbulas de la cabeza - Le está persiguiendo un perro que quiere comérselo.
- Me da igual, como si le persiguen cinco perros - ella se cruzó de brazos.
- Piensa en lo que acabas de decirme cuando recuerdes que te ha traído parte del camino protegida dentro de su gabardina.
Ella hinchó las mejillas enojada, sabiendo que tenía razón, y salió flotando de la habitación, recogiendo antes el candelabro que traía Jack, mirando por el pasillo a ver a dónde habían ido.
*
En cuanto la quinta prueba terminó, Raiden se lanzó contra la puerta abriéndola de una embestida, respirando profundamente en un lugar donde el olor a azúcar no le llegaba hasta el cerebro. Al ser ahora un licántropo, tenía los sentidos mucho más desarrollados, y se estaba mareando de sobremanera con ese olor tan dulzón. Jadeó con la lengua fuera, dejando salir saliva, teniendo varias partes de su pelaje pegotoso por toda goma de mascar que Shiva le lanzó. Thrud se reunió con él, agachándose, pues el humano estaba a cuatro patas como una bestia.
- Raiden, ¿te sientes mejor? - preguntó.
- No hay nada que pueda conmigo, nena - se recompuso rápidamente con una sonrisa triunfal - Ahora vamos a ver ese recuento de golosinas y verás como hemos ganado.
Al volver los dos dentro, se encontraron a Shiva y a Loki algo serios. El primero había abierto sus cuatro ojos, y miraba hacia el techo y alrededor, mientras que el dios de las bromas parecía concentrado mirando algo de reojo. Raiden levantó sus orejas lobunas.
- Algo no va bien... - comentó Shiva - Deberíamos irnos de aquí.
- Es una pena... esto se ponía interesante... - el dios de las bromas estuvo de acuerdo, pareciendo serio - Intentaré salvar las vasijas de golosinas.
- Mejor no - Thrud le miró - Disculpe, Loki-sama, pero ya ha intentado engañarnos una vez. No es buena idea dejarle a solas con las vasijas de golosinas.
Loki dio una sonrisa alargada, encogiendo los hombros después. Se escuchó un leve temblor de tierra, y se pusieron alerta.
- Sí, en definitiva, vámonos rápido - Raiden asintió.
Echó a correr a cuatro patas hacia la salida, yendo por el pasillo e indicando el camino, ahora que tenía una muy buen visión en la oscuridad, mientras la valkiria y Shiva corrían también, y Loki flotaba detrás pensando qué podía ser ese temblor que parecía que no solo era en la tierra, sino en el techo también.
*
Mientras tanto, sin nadie que se acordase de ella, Geir se había quedado en las escaleras exteriores de la puerta de la mansión, sentada y abraza a sí misma, con miedo de encontrarse sola. De vez en cuando, escuchaba de la mansión algún grito o algún ruido extraño, haciéndole estremecer, y vigilaba la puerta para que nada que pudiera asustarle saliese de ahí.
- La verdad es que... están tardando bastante... - murmuró pensando en los humanos - ¿No encontrarán la salida, tal vez?
Se levantó y sacudió sus pantalones del polvo, acercándose a la puerta no muy convencida, empujando con fuera hacia adentro para abrirla con un sonido de bisagras que dio un escalofrío. Realmente, esa mansión imponía y daba miedo. Dio unos pasos al frente, haciendo que su sombra creciese de gran manera delante de ella, viendo la gran multitud de caminos que había por todas partes.
- ¿Ho-hola? - preguntó mirando a todas partes - ¿Adán? ¿Sasaki? ¿Randgriz?
Su voz sonaba como un susurro, apenas audible, pero no tenía valor para levantar más la voz. Tras dar un suspiro, giró la cabeza alarmada al escuchar unas rápidas pisadas por uno de los laterales de la mansión, pero no podía ver nada en la completa oscuridad de ese rincón. Cuando esos rápidos pasos se acercaban, retrocedió hasta chocarse con la puerta abierta a sus espaldas, cayendo de rodillas con los ojos muy abiertos, viendo como en cuestión de segundos una enorme bestia llegaba a la luz de la entrada, irguiéndose, mostrando a un enorme licántropo con el pelaje lleno de telarañas y suciedad, dándole un aspecto horrible. La chica abrió la boca temblando sin que fuera capaz de soltar ningún sonido por ella lo de terriblemente asustada que estaba, comenzando a llorar en silencio al temer ser devorada por ese monstruo.
- ¡Geir!
El grito de su hermana Thrud apareciendo detrás de la bestia le hizo empezar a llorar más, con algo de alivio, mientras que su hermana la tomaba con un brazo levantándola del suelo, como si fuera una muñeca de trapo.
- ¡Raiden, eres estúpido! ¡La has asustado! - regañó la mayor.
- Oh, disculpa, pequeña... pero tenemos que salir pronto...
- Casi me meo encima... - admitió Geir saliendo del trance donde se había metido por el miedo.
Raiden intentó quitarse toda la suciedad y telarañas de su cuerpo, pegadas a él por la goma de mascar de color rosa, haciéndose daño al tirar de su pelaje.
- ¿No ha llegado nadie más? - preguntó la enorme valkiria a su hermana menor.
- No... no ha venido nadie salvo vosotros... espero que aparezcan pronto.
En cuanto Geir terminó de decir eso, una puerta se abrió, dejando salir a Adán junto con Reginleif corriendo hacia la salida.
- ¡La salida, por fin! - suspiró la valkiria con alivio - Llevamos un rato corriendo porque presentimos que algo no va bien, como si alguien nos persiguiese...
- Hay un temblor raro en la mansión... - Shiva habló, reuniéndose él y Loki con ellos - Algo se avecina y no es bueno.
- ¿Raro como eso? - señaló Adán en lo alto de las escaleras con el pulgar.
En el piso superior, donde las escaleras terminaban en un largo pasillo, Jack aparecía corriendo todo lo rápido que podía, apoyando un pie en la barandilla y saltando hasta la gran araña (en este caso me refiero a una lámpara muy muy grande, no al animal) del techo, agarrándose a ella y quedando colgado mientras el enorme perro le ladraba.
Detrás de ellos, corriendo con algo de torpeza, también por sus cortas piernas y su ropa abrigada, Simo corría a por ellos, hablando, como no, en finlandés, para que el perro le entienda.
- Sirius, tule tänne! (¡Sirio, ven aquí!) Jätä se! (¡Deja eso!) Älä purra! (¡No muerdas!)
- ¿A la... purra? - Shiva alzó una ceja mirando esa escena extrañado.
- Sí, vulgarmente conocido como "a la porra" - le indicó Loki con una sonrisa - Vamos, que se da por vencido. Ese esquimal no los va a atrapar a la velocidad que va.
Otra puerta se abrió de golpe, con una pesada patada. Lu Bu la había abierto con cara de pocos amigos, y sus pupilas se afilaron al encontrar la lanza que le faltaba en las manos de ese chico rubio.
- Has sido tú... - amenazó con la voz mientras se acercaba a él, haciendo aparecer algunos rayos de su cabeza, en la zona de los tornillos, por el enfado.
- ¿Ves como te dije que era de alguien? - Reginleif le regañó a Adán al oído, que miraba tranquilamente a Lu Bu sin amedrentarse.
- ¡Lu Bu, no tienes que enfadarte más! - Randgriz se agarró a su brazo tatuado - ¡Sólo tenemos que contar las manzanas que hay y lo sabremos!
Por una de las puertas aparecieron Hermes con los dos cuervos en sus hombros, Hércules y Hlökk, que al final se había quedado con su hermano para ir a buscar a Jack, encontrándolo como si fuera un gran murciélago negro agarrando a la gran lámpara del recibidor. Justo después de ellos, Thor y Okita llegaron por el mismo pasillo que Lu Bu y Randgriz, mirando el curioso panorama, y finalmente Buda por otra de las puertas más alejadas yendo hacia la puerta principal.
- ¿Estamos todos? La verdad hay un poco de prisa por salir - comentó caminando hacia ellos, como si de verdad no tuviera prisa, tan tranquilo como siempre, como si no le importara mucho, deteniéndose en seco al ver las descargas de la cabeza de Lu Bu - Oh, o te controlas y calmas, o realmente esto se convertirá en una Murder Party. Del control de Thor me fío, pero de ti no.
- ¿Cómo una Murder Party? Buda-sama, ¿que ocurre? - Geir se asustó, preguntándole al dios.
- ¡Faltan la hermana Hrist y Sasaki-san! - Randgriz miraba a todas partes, con las manos en el pecho, angustiada.
- Que novedad - Loki giró los ojos - Debí apostar algo a que serían los últimos...
- Poseidón tampoco está - comentó Shiva con seriedad.
- Nadie se acuerda de Poseidón, Shiva - el dios de las bromas soltó una risita - Ese seguro se ha ido el primero al ver que no habría Murder Party.
- O al final va a conseguir la Murder Party que quería - comentó Buda acercándose a Lu Bu - Oye amigo, de verdad, haz el favor de parar eso... - decía señalando los rayos de su cabeza.
El sonido del temblor pronto se hizo más notorio, y por uno de los pasillos superiores vieron aparecen a Sasaki flotando a gran velocidad en su forma de fantasma japonés tirando de la mano de Hrist, que al final optó por tomarla en brazos, ya que la que ruge le gritaba que cómo podía tener un sentido de la orientación tan penoso como el suyo.
- ¡Que viene, que viene, que viene! - decía Sasaki a gran velocidad corriendo/volando con Hrist en brazos, sin saber si asustarse o reír ante la situación, pues aún no sabía que Lu Bu estaba ahí con... bueno, eso en la cabeza.
Detrás de él aparecieron por todas las entradas y salidas grandes torrentes de agua salada, que empezaron a bloquear todas las demás con un gran estruendo. No hacía falta decir que si ese agua tocaba a Lu Bu, además de ser salada, la electricidad de su cabeza daría una tremenda electrocución a todos los que estuviesen mojados, pudiendo volver a mandarlos de vuelta a donde vinieron a aquellos que no eran inmortales.
- Vaya con el cabronazo, al final si va a conseguir la Murder Party - Loki sonrió, despidiéndose con la mano y yendo flotando hacia el techo, donde posiblemente no se mojaría.
Adán miró fijamente el torrente de agua que se avecinaba estando justo delante del gran portón de la entrada, y luego miró a Lu Bu, que estaba justamente a su lado. Miró después la lanza en su mano, llena de manzanas, colocándose en una postura que el general volador conocía muy bien.
Con seriedad y decisión, levantó la lanza con el brazo estirado por encima de su cabeza, viendo acercarse el maremoto hacia él que arrastraba varios objetos de la mansión, y luego cuando estaba a punto de llegar hacia ellos, la bajó con una fuerza y velocidad increíbles, haciendo que las aguas se dividieran en dos, haciendo que se desviaran hacia los laterales, dejando un hueco entre medias donde estaban él y Lu Bu, y luego salía como un gran torrente por la puerta de atrás. El general volador miró a su alrededor con la boca levemente abierta, incrédulo, viendo como había copiado la técnica que tanto le costó dominar en tan solo un movimiento...y con una lanza llena de manzanas. Aunque esta vez, en vez de partir los cielos, partió las aguas.
Tras varios eternos segundos en los que eran rodeados por el maremoto, finalmente terminó de salir toda el agua que había en la mansión, por lo que Adán pudo relajar su postura con un pequeño suspiro. Y después de eso, cuando quiso darse cuenta, no había nadie más a su alrededor, sólo los cuatro que se habían quedado en el techo y Lu Bu a su lado.
- Ups... creo que...
El primer humano se dio la vuelta despacio, viendo hacia la puerta abierta, viendo gran parte del jardín delantero de la mansión embarrado y lleno de los objetos que arrastró el maremoto, además de todos sus compañeros, valkirias, dioses y árbitros también por ahí. No había contado con que el maremoto se los llevaría a ellos, pero al menos es mejor un revolcón en el barro que una buena electrocución.
- Bueno... - dijo finalmente Adán - Y así es como un padre salva a sus hijos... ¿Puedo quedarme las manzanas? - preguntó mirando a Lu Bu.
Loki bajó riendo a grandes carcajadas, divirtiéndose de ver embarrados y mojados a sus compañeros los dioses, mientras se agarraba la barriga y pataleaba flotando en el aire, sin siquiera poder reír. En el techo, Sasaki también ayudó a bajar a Jack al suelo, que se había quedado en la araña del techo.
- ¿Pero entonces este muchacho quién es? - preguntó mientras bajaba flotando - Qué poder...
- Adán... - contestó Hrist con un suspiro.
- ¡Pero ha partido las aguas! ¿No había alguien capaz de hacer eso? - preguntaba curioso.
- Ese es Moisés... - comentó Jack, sujeto a él.
- Hum... ¿Entonces es Adán o Moisés?
- ¡Adán! - contestaron los dos a la vez de nuevo.
- Vale, vale...
Sasaki los dejó en el suelo con una sonrisa tranquila, comprendiendo que ya había pasado todo y salieron fuera a ver como estaban los demás y si tenían que ayudar.
- ¡Esto es intolerable, craaa! - graznó uno de los cuervos, empapado, pues no les dio tiempo a volar al techo.
- ¡Lord Odín se enterará de esto, no lo dudéis, craaa! - graznaba el otro, batiendo las alas para secarlas.
Hermes miró su traje elegante, ahora mojado y manchado de barro y césped, dando un suspiro resignado y levantándose del suelo. Reginleif retorcía su sombrero para quitarle toda el agua con un gesto molesto, y le tendió una mano a Randgriz para ayudarle a levantarse de lo que ahora pesaba su vestido largo empapado para además pedirle disculpas porque notó que con el maremoto se chocó con ella sin querer por la fuerza del agua, haciendo que no fuera a parar muy lejos.
El dios Thor ya estaba de pie, retirando de su cara el pelo hacia atrás, y su hija se levantó a su lado, quitándose un poco de barro de encima. Okita venía caminando, con todo el flequillo pegado a la cara, acompañado por Geir, pues al ser los más pequeños, el agua se los había llevado más lejos.
Hércules se quitó la piel del león de encima sacudiéndola, pues el animal estaba muy inquieto al estar empapado, pero el dios no parecía molesto en absoluto por el chapuzón, y miró a su lado a Hlökk sentada en el suelo, a quién había sujetado para que el agua no se la llevase como a los otros dos, con el vestido completamente lleno de barro y el cabello muy despeinado. No sabía si iba a gritar de frustración maldiciéndolos a todos o se iba a poner a llorar. Reprimió una risa y ayudó al finlandés a levantarse, pues ahora sus abrigos empapados pesaban como un muerto y hacía muy difícil que se levantara por su cuenta.
Buda se había quitado las gafas, teniendo un gesto de algo de molestia, y finalmente Shiva se dio un par de golpes en un oído, molesto porque parecía que se le había metido un poco de agua.
Lu Bu los miraba a todos callado pero con las cejas levantadas a la vez que Jack se ponía a su lado, viendo todos los destrozos con los ojos muy abiertos. Adán se había sentado en un escalón, lamiendo el caramelo de una de las manzanas, sin poder esperar más y el ansia se apoderaba de él, pero le seguía sabiendo horroroso por su condición de momia y daba una mueca de asco con la lengua fuera.
Sasaki y Hrist se giraron al escuchas unos pasos sobre la superficie de mármol mojada, viendo a Poseidón salir sin prisa de la mansión, con las manos a la espalda, como si por dentro disfrutara del destrozo que había creado, aunque no le hizo mucha gracia que sus dos principales víctimas no se mojaran. Al lado de estos dos se levantó el perro de Simo, además de Raiden en su forma de licántropo, y ambos se pusieron a sacudirse como buenos caninos, haciendo a Hrist dar un chillido al mojarse y a Sasaki cerrar los ojos mientras le caía una lluvia de agua y pelos. Dio una suave risa sin importarle mucho, pero al final, se mojó, haciendo que Poseidón sonriese ladinamente mientras se marchaba del lugar.
Jack, al ver al perro distraído con algo que encontró, pudo suspirar tranquilo bajando las escaleras, sin preocuparse que quisiera de nuevo sus huesos, mientras el sabueso se iba felizmente con algo entre la boca a enterrarlo o a entretenerse, viendo finalmente lo que era.
- Pss... ya se va el perro a entretener con algo... - mencionó Shiva cuando se levantó y consiguió sacar el agua de su oído.
- Yo que usted, señor dios, iba detrás de él - comentó Jack pasando por su lado - Pues se lleva su brazo.
Shiva alzó una ceja y al instante miró en su cinturón, faltándole el brazo que llevaba enganchado y abrió sus cuatro ojos de golpe.
- ¡Eh, chucho! ¡Devuélveme eso! - gritó yendo enfadado, seguido rápidamente del dueño.
En cuanto el dios del mar se marchó, apareció Brunhilde, caminando para reunirse con ellos con una pequeña sonrisa.
- Vaya... parece que os habéis divertido... - sonrió más cuando vio la mirada asesina que le lanzó Hlökk - Bueno... al menos la mayoría. ¿Cómo os fue?
- Gané - Adán lo dijo pasivamente, como si fuese obvio, poniendo sus dos manos con la V de victoria en sus dedos.
- ¡Perdí! - Sasaki hizo el mismo gesto que él, pero con una gran sonrisa de oreja a oreja.
- Oh, Sasaki Kojiro perdiendo... - comentó Brunhilde, con una clara ironía - Que alguien me pellizque, no me lo creo...
- ¡Vámonos ya! - se quejó Hlökk comenzando a flotar - ¡Necesito un baño urgentemente!
- ¿Otro? - preguntó Hércules con una sonrisa.
- Idiota... - ella le miró enojada - ¡Y ya puedes estar buscando mi goma del pelo!
- Venga, venga, calma... - Brunhilde suspiró y sonrió.
- ¿Dónde está Zeus-sama? - preguntó Hermes acercándose a ella - Ustedes estaban juntos viendo por las cámaras, ¿verdad?
- Oh, es cierto. Se quedó en la sala, creo que se ha ahogado de la risa que le dio ver a Poseidón... - ella se giró un momento para comprobar que el dios del par se había ido - Caerse de culo porque se escurrió. Bueno, eso y muchas más cosas. Pero en un rato estará como nuevo.
- Oh, si se lo ha pasado tan bien, puede que el años que viene volvamos a tener otro Halloween como este... - comentó el dios Hermes sujetando su propio mentón, pensativo.
- Yo prefiero el Murder Party en ese caso... - murmuró Geir, poniéndose bien el clip del cabello.
- No seas quejica, Geir, que ni siquiera has participado - la mayor la miró.
- Pero casi me meo encima nada más entrar... - admitió de nuevo con un puchero.
- Anda venga, vámonos todos de aquí... tengo preparados para ustedes muchos dulces en el salón principal... pero tendréis que esperar a que terminen de pasar los efectos.
Brunhilde sonrió, contenta. Era el primer Halloween donde no moría nadie, y aunque Poseidón lo había intentado, no lo había conseguido después de todo. No estaría mal traer a estos peleadores todos los años para hacer más Candy Party de este tipo...
----------------------------------------------------------
Y POR FIN TERMINO CON ESTO!
Ahora podré hacer los pedidos que tengo que son.... muchísimos ;-;
En fin, espero que nos veamos pronto, recordad que se os quiere! ^^
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top