Celestina repentina (Jack X Hércules)


Este pedido ha sido realizado por @Mitouchiha

Ha llegado muy rápido porque me vino la inspiración muy pronto y me ha quedado algo largo, espero que os guste :3

Atención: este fic es de temática yaoi ligero (tranquilidad, nadie se sentirá incómodo leyendo esto, y quien se sienta así, no tiene por qué leerlo, aunque esté escrito para todos los públicos. En mi opinión, creo que me quedó lindo :3)

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Todos los espectadores, dioses y valkirias esperaban con la respiración detenida a que el polvo que había en esa calle de la ciudad de Londres se estabilizase y permitiese la visión. Heimdall volaba por lo alto, buscando con la mirada a los dos participantes. Cuando el polvo se disipó, todos vieron al Big Ben caído y destruido sobre el cuerpo del dios, además de en unos metros más atrás, a Jack empalado por una verja en su costado, sin moverse.

 - ¡¡Damas y caballeros! - gritó alterado - ¡Desde mi posición puedo ver al representante de los humanos, Jack el Destripador, siendo empalado en la zona de su costado izquierdo por una valla en forma de pico, pero no puedo ver a Hércules, el representante de los dioses, atrapado bajo la torre de escombros que ha dejado el gran reloj!

Los murmuros y los gritos surgieron de las gradas, donde muchas personas animaban y gritaban a Hércules para que apareciese bajo los escombros. Mientras tanto, Brunhilde y Geir juntaban las manos apretando los dientes, pidiendo en silencio que Jack se moviese. Heimdall bajó en su ave y aterrizó en el suelo, al ver que nada se movía.

 - ¡Tal y como dicen las normas, si ninguno reacciona, debo comprobar primero que ambos estén vivos o saber si alguno ha muerto! ¡Ahora, este humilde servidor comprobará el estado de cada uno de ellos!

Cuando terminó de hablar, un par de rocas cayeron de lo alto de la torre de escombros, dándole un poco de esperanza a los dioses. El árbitro se acercó, y al localizar los mechones rojizos del dios, apartó un par de piedras para ver su rostro ensangrentado, casi devorado por el tatuaje, con los ojos cerrados. Tocó su cuello y su sien, en busca de pulso, mientras todos esperaban expectantes y llegando incluso a sentir frío.

 - ¡Está vivo! - gritó por el megáfono.

Un gran suspiro llegó desde Ares, que se dejó caer más aliviado en su trono, al igual que muchos amigos humanos de Hércules. Geir también suspiró aliviada, pero vio el rostro enfadado de su hermana.

 - Ha ido a ver a Hércules primero, estando más cerca de Jack... - murmuró molesta - Bastardo, intenta ganar tiempo por si en esos segundos, Jack puede morir...

Ambas prestaron atención cuando él se acercó al hombre empalado, tocando su cuello echado hacia atrás, abriendo un poco sus párpados para comprobar si sus ojos tenían vida. Tragó saliva cuando sintió que Jack exhalaba un pequeño suspiro y los dedos de su mano derecha temblaban, antes de caer inconsciente también.

 - ¡¡Da-Damas y caballeros!! - comentó alejándose, aturdido - ¡Jack se encuentra vivo! ¡Tenemos a ambos contrincantes fuera de combate por K.O! ¡Tal y como dicta la norma, contaré hasta 10; si ninguno se levanta, serán descalificados del combate y el resultado quedará como nulo, eliminando esta batalla de la historia y obligando a ambos equipos a buscar un nuevo participante!

 - Que mala suerte... - murmuró Ares dando un golpe en el reposabrazos de su trono - Seguro que Hércules hubiese ganado si no pasara esto...

 - Son las normas, hermano... - Hermes a su lado, miraba tranquilamente hacia la arena con algo de pena, mientras Heimdall contaba - Si no se levantan, no se puede hacer nada.

 - ¡Si Hércules no se levanta, quiero entrar yo en la lista! - gritó levantándose - ¡Le vengaré!

 - Hermana Brunhilde... - habló Geir - Si ellos son descalificados, ¿a quién buscaremos para su puesto?

 - No lo se, Geir... - admitió preocupada - No lo se...

La cuenta llegó a su fin y ninguno de los dos rivales se movió o despertó. Heimdall hizo un gesto con las manos con los que daba el combate por terminado, mientras daba permiso para que dos grupos de camilleros acudieran rápidamente a la arena, uno para recoger al dios de entre los escombros, y otro para sacar al hombre empalado en la verja.

*

Jack abrió los ojos entrecortadamente, parpadeando demasiado, aunque no había una luz dañina a sus ojos bicolores. Al ver un techo blanco y notar el olor característico que impregna una sala médica, se llevó una mano delante de la cara, notando piel con piel. Al separarse un poco y enfocar, vio que su mano estaba desnuda, desenguantada.

Movió un poco los hombros, notando dolor en el brazo que se dislocó y colocó correctamente, y se miró sus manos, sintiendo algo de frío por la ausencia de su valkiria. Un leve sonido metálico le hizo mirar a un lado, encontrándose con un hombre de espaldas cuya presencia ni siquiera había notado. Estaba guardando unos instrumentos médicos dentro de una pequeña bolsa, y se giró hacia él cuando se sintió observado.

 - Reposo absoluto - ordenó con la voz suave - No puedo dedicarte más tiempo, pero he salvado tu vida. El resto de tu recuperación dependerá de las ganas que tengas por volver a vivir una vida normal.

Dicho esto, el hombre se marchó de la habitación, dejando tras de sí un olor químico y artificial que hizo a Jack arrugar la nariz. Luego se dejó caer sobre el almohadón echando su cabello hacia atrás, mirando al techo un instante. Luego observó el vendaje de su vientre y las gasas en el resto de su cuerpo, habiendo una en su mejilla. 

Vio su ropa a su lado, limpia pero rota aún, y se estiró a recoger su camisa blanca, que se colocó sin abrochar para encontrarse más cómodo, y dobló la sábana para que le tapara hasta el vendaje de su vientre.

Se preguntaba en su mente qué había ocurrido, si había ganado, pues, estaba vivo. Además, ese extraño médico sólo le había dado las indicaciones que debería, y él tampoco había preguntado. Parecía que tenía prisa. Bueno, todos los médicos tienen prisa siempre.

Justo cuando iba a reposar la cabeza para ponerse a pensar en todo lo que recordaba de su pelea anterior con Hércules, la puerta de la habitación de abrió, entrando Hlökk murmurando y sin hacer ruido. Jack se sorprendió, pues pensaba que después de tratarla tan mal y de obligarla de esa manera a unir sus corazones, ella no querría verle más.

 - Señorita... - la llamó.

Ella dio un sobresalto, dándole la espalda, y se giró lentamente con la mirada atemorizada y enfadada.

 - Tú... - le llamó - No sabía que estarías despierto tan pronto...

Poco a poco, su gesto se fue transformando en uno de desprecio y asco, que aunque así era, Jack podía seguir percibiendo en ella los colores del enfado que intentaba anteponer al miedo para que no le dijera nada.

 - Tengo la cabeza llena de preguntas que agradecería que me respondieras... aunque sientas tanto odio y enfado hacia mí...

Hlökk levantó el mentón de forma orgullosa, manteniendo su cara de molestia cerrando los ojos. Luego agarró una de las sillas y la retiró, sentándose, y quedándose separada de él por más de dos metros.

 - Pensaba que al abrir los ojos... - comentó Jack mirando al frente - Estaría en el cielo...

 - ¿No pensarías acabar en el cielo después de todo? - recriminó ella - Muerto, al fin y al cabo. Y llevándome contigo además.

Jack giró la cabeza hacia ella con un gesto relajado, y dio una sonrisa sincera cerrando los ojos.

 - Lo lamento mucho, mi pequeña señorita... - habló con suave voz - Mi intención no era esa.

 - ¡N-No me llames así! - recriminó ella con un pequeño sonrojo - ¡No tengo la culpa de tener esta estatura!

Jack mantuvo su sonrisa, y se acarició despacio la punta de su bigote.

 - Entonces... ¿que ocurrió al final? - preguntó - ¿He... ganado?

 - Más quisieras - contestó ella cortante, cruzándose de piernas y brazos - Ambos quedasteis eliminados por K.O al caer inconscientes, y según la norma, descalificados. Vuestro combate se anuló, quedando los dos vivos.

Jack miró su vientre vendado, recordando la idea que tuvo de dejarse empalar para sangrar, pero su cuerpo magullado y golpeado no pudo soportar más. Tras varios segundos de silencio con la mirada baja y los cabellos ocultando su rostro, habló.

 - Me alegro.

Hlökk le miró, con una expresión confusa.

 - ¿Te alegras? - preguntó - Bueno, nadie quiere morir, como es lo normal.

 - No, no es eso... me alegro de no haberle matado - Jack levantó la cabeza mirándola, teniendo una pequeña expresión de pena - Aunque seguramente... él muera inevitablemente.

Hlökk le observaba curiosa, intentando descifrar por qué Jack acabó arrepintiéndose de querer matar a su rival. Entonces, se acordó del tatuaje de su hermano. Hércules moriría si ganaba o no, y fue en ese momento en el que Jack se volvió más agresivo contra él.

 - Mi hermano no morirá - aseguró Hlökk - Hay un médico con él que le sanará y eliminará su tatuaje, o por lo menos anulará el efecto.

Jack la miró abriendo un poco más los ojos, sorprendido.

 - Tú lo has visto - Hlökk abrió su espejo de mano mirándose - Al médico que estaba contigo. Es el de los dioses.

 - ¿El médico... de los dioses? - preguntó Jack.

 - El de los humanos estaba muy ocupado con las heridas del tercer luchador y vuestra pelea terminó pronto - Hlökk se peinó una ceja con la yema de su dedo - Mientras estabilizaban a Hércules, Asclepio vino a verte a ti, pues tenía menos trabajo.

 - Es un honor que no me merezco... - comentó Jack mirando al techo - He intentado matar a un dios... y otro me libra de la muerte.

 - Caprichos de los dioses - Hlökk cerró ruidosamente su espejo - Son impredecibles.

Jack seguía mirando el techo, pensando en todo lo ocurrido, con su mano izquierda sobre su vendaje. Hlökk aprovechó para observarle con detenimiento. Ahora, tendido en una camilla, débil y herido, sin motivos que le dejen seguir viviendo, Jack se veía muy vulnerable. Apenas quedaban rastros de la locura que mostraba en la pelea, donde se le veía disfrutar mientras hería y era herido. 

Hlökk observó también lo poco que se veía de su piel, con la camisa puesta sin abrochar, pero se veía más que con su elegante ropa victoriana. La piel blanca hueso de su pecho y un poco de su abdomen, además del cuello. Todas ellas tenían cicatrices viejas y pequeñas, adornadas con los hematomas recientes de la pelea. El cuerpo de Jack estaba realmente maltratado por su vida y por su tiempo, y Hlökk llegó a preguntarse en qué pensaba Jack cuando veía sus viejas heridas.

 - La verdad es que... peleaste bien... - admitió Hlökk mirando hacia otro lado - Mi hermano no tuvo compasión contigo en ningún momento tras empezar la pelea, pero no tenías miedo. Te divertías, incluso... pero cuando su tatuaje aumentó por la llegada del Sabueso de Hades... noté algo en tu corazón...

Jack la miró, interesado en lo que decía la valkiria.

 - Un sentimiento muy extraño, no se explicarlo. Yo nunca lo había experimentado antes.

 - Por favor, descríbelo... - pidió Jack mirándola - Me es muy sencillo identificar los sentimientos y las emociones de los demás, pero son incontables las veces que me he mirado en un espejo tratando de entender las mías... son las únicas que no puedo ver.

 - Me es complicado... - ella puso una mueca acariciando una de sus coletas - Te molestó que lo hiciera, como si te diese algo de miedo por lo que llegaría después... pero tras unos segundos apareció algo así como... respeto... incluso cariño. Y después de eso tu forma de pelear cambió a una mucho más agresiva que apenas duró nada por cómo acabó la situación. Me cuesta admitirlo, pero creo que habrías conseguido asesinar a mi hermano.

Jack cambió la posición de sus manos a entrecruzarlas sobre su pecho, igual que la posición que tendría un fallecido enterrado, pero con el torso y la cabeza incorporados debido a la forma de la camilla y miró de nuevo al techo.

 - Los sentimientos y las emociones son a veces tan complicadas... - murmuró - Son cosas invisibles y pequeñas... que pueden llegar a hacer mucho daño, dependiendo de la persona y de la situación. Tu hermano Hércules es... como un libro abierto para mí. Tiene las emociones puras, con colores vivos y fuertes. Apenas tiene mezclas y matices difusos. Sin embargo yo... ya has visto. Ni siquiera comprendo lo que yo mismo siento cuando he peleado a muerte contra un dios y he salido vivo.

 - ¿Qué intentas decirme con eso? - preguntó la valkiria curiosa.

 - Creo que... no quería que tu hermano muriera - admitió sincerándose - No hay apenas personas como él... mucho menos dioses. Estaba claro que tenía el cielo ganado, y consiguió ser dios así. Por la pureza de sus colores mezclada con sus ideales. Me divertí peleando contra él... Amazing, fantastic, exciting... hacía años que no usaba esas palabras para describir a algo porque nadie me había hecho sentir eso.

Jack hizo una pausa incorporándose un poco más en la cama con cuidado.

 - Al ver que estaba dispuesto a morir con tal de matarme, sentí esa confusión en mi interior. Él es un dios que lucha de parte de los dioses, pero no quiere ver morir a los humanos... aunque se dirigió a mí como una excepción. Entonces... una pregunta vino a mi mente... - Jack miró a la valkiria, que lejos de aburrirse, estaba muy atenta y sorprendida - En su amor por la humanidad... aquel que incluye a personas egoístas, lujuriosas, envidiosas, insensibles, orgullosas...  ¿puede incluirse un hedonista como yo?

Un escalofrío le llegó a Hlökk desde su espina dorsal por todo su cuerpo, dándose cuenta de todo lo que arrastraban las palabras de Jack, haciendo que se quedara inmóvil y sin respiración un momento. Entonces, unas feas palabras salieron de su boca sin que ella se diese cuenta.

 - Pero... si eso en tu época está prohibido... - dijo sin poder evitarlo.

 - Que esté prohibido no significa que no exista - contestó él tajantemente - Precisamente por existir se le niega su práctica.

Después de esas palabras, giró la cabeza hacia el lado contrario al que estaba sentado la valkiria, cerrando los ojos para descansar y finalizando así su conversación.

Hlökk tragó saliva, sintiéndose automáticamente mal. Seguramente era la primera vez que Jack se sinceraba con alguien de esta manera y con un tema tan delicado como eso, y ella había sido una mala valkiria diciéndole las cosas sin pensar. Por mucho que estuviese enfadada por él, ella no era así. Podría ser muy directa, incluso agresiva y un poco maleducada, pero ella nunca sería una antigua retrógrada. 

Se levantó de la silla de un salto, y sin disculparse y en silencio, agarró el mango de la puerta y salió de la habitación dejando a Jack solo, descansando, y muy seguramente, dolorido.

Sus pequeños zapatos de tacón caminaban haciendo ruido y sin un rumbo fijo, mientras ella pensaba en lo ocurrido con una mueca en sus labios. Terminaría disculpándose, eso seguro, aunque no era su estilo, y puede que él no mereciera sus disculpas... pero él se disculpó con ella. Suspiró exasperada levantando la mirada del suelo, viendo a dónde le habían llevado sus pies: la enfermería del bando de los dioses.

 - Malditos remordimientos... - dijo en voz baja.

Tras eso, la puerta se abrió, mostrando al médico llamado Asclepio. Miró a la pequeña valkiria delante de él sin decir nada.

 - Asclepio... - le llamó ella - ¿Cómo está Hércules? - preguntó.

 - Increíblemente despierto - contestó quitándose los guantes - He conseguido detener la maldición, y cuando tenga más tiempo e investigue, intentaré eliminarla, además de intentar hacer que recupere su brazo izquierdo.

 - Muchas gracias por todo - agradeció ella - Tanto por ayudar a los dioses como al humano...

Asclepio la miró, pero el flequillo rubio de la valkiria cubría su expresión.

 - Puedes pasar a verle, si gustas - comentó Asclepio - Pero no mucho, tiene que descansar.

Tras esas palabras, el dios médico siguió su camino, y Hlökk entró sin perder más tiempo. Se quedó impresionada al ver a Hércules sentado en la cama, vestido sólo con la parte inferior de su ropa y sandalias, observando la cura realizada en su muñón izquierdo. Su tatuaje ahora era de color blanco, parecido al tratamiento láser de eliminar la tinta de la piel, pero estaba congelado y detenido. El pelirrojo la miró y dio una sonrisa.

 - Hlökk, que sorpresa - dijo sonriendo - No esperaba que nadie viniese a verme.

 - Que humilde, hermano - contestó ella sentándose en una silla enfrente - Sabes que eres uno de los dioses más amados. Te veo... muy bien.

 - Asclepio es fantástico - admitió mostrando su muñón, sin ninguna vergüenza - No me duele nada. Dice que es muy seguro que recupere mi brazo y podrá eliminar mi maldición.

 - ¿No te excediste un poco usando al Sabueso de Hades? - regañó un poco ella en jarras - El objetivo de la batalla era ganar sin morir.

 - Ah... - él dio una sonrisa nerviosa frotándose la nuca - Pensaba que me regañaría Ares o Brunhilde, no tú...

 - Eres un insensato - ella dio un bufido - Pero me alegra ver que te encuentras tan bien. Incluso mejor que Jack, y eso que tu condición era peor.

 - ¿Has estado con él? - preguntó mirándola.

Hlökk dio un sobresalto, poniéndose tensa por un momento.

 - Eh... si... Quería regañarle - contestó mirándose las uñas - Está peor que tú seguramente porque es mucho más viejo...

Hércules dio una carcajada.

 - ¿Qué dices? ¡Jack no es tan viejo como aparenta! Di mejor que un humano no sana tan rápido como un dios.

Hlökk puso una mueca mirándole.

 - ¿C-Cómo puedes estar tan seguro? - preguntó.

 - Soy muy observador - dijo señalando sus ojos - Tú observa su rostro sin el bigote y sin esa mirada apagada. No tiene las arrugas de la madurez aún, por muy mal que lo haya pasado.

Hlökk tragó saliva mirando al suelo. No sabía qué le sorprendía más: que de verdad Jack no fuera tan mayor como ella creía, o descubrir que su hermano Hércules se fijaba en esas cosas. Entonces, ¿por qué Jack se vestía y aparentaba ser mayor? Podría ser porque esa es la imagen del ideal de un caballero inglés...

 - No entiendo por qué te preocupas por un humano como él... - Hlökk cruzó sus brazos - ¿Te da pena?

 - Nadie nace siendo malvado - Hércules sonrió - Está claro que le traicionaron, o perdió a alguien importante... o las dos cosas. No todas las personas respondemos igual ante esas circunstancias, y si se quedó solo, buscaría una razón para vivir bastante egoísta. Es lo que suelen hacer los humanos.

 - ¿Estás justificando sus asesinatos? - preguntó la valkiria.

 - En absoluto - él frunció el ceño - No te confundas. Yo nunca aprobaría una muerte, ni siquiera la suya. Sabes que le di la oportunidad de rendirse antes de comenzar.

 - Es cierto, si... - ella suspiró - Entonces... en tu infinito amor por la humanidad, ¿puedes incluirle?

Hércules alzó las cejas mirándola con curiosidad, con ese rostro de niño adulto e inocente característico de su infinita bondad. Hlökk no se atrevía a mirarle a los ojos y se escondía de su mirada azulada. Ni ella misma se reconocía por cómo estaba actuando en los últimos minutos. Una nueva carcajada de su hermano, acompañada por su gran mano derecha sobre su cabeza frotando su cabello rubio le sorprendió.

 - ¡Claro que está incluido! - contestó alegremente - Yo amo a la humanidad, ¿lo has olvidado? Soy consciente de que puede haber muchos más humanos peores que él, pero soy fiel a mis principios.

 - ¡No me despeines! - gritó ella pataleando como una niña pequeña - ¡Odio que me hagan eso, tardo mucho en peinarme!

 - Pero si son dos coletas solo... ¿Qué dificultad tiene? - preguntó él levantando la mano con una sonrisa.

 - ¡Hombres! ¡No entendéis nada! - ella se miró rápidamente en su espejo - ¡Claro, como tú nunca te peinas!

 - Un poco sí - él rio acariciando su pelo - Pero me gusta así.

Ella puso una mueca mirándole. Por lo menos esa broma había ayudado a destensar el ambiente. Ahora que sabía que Jack estaba incluido en el amor por la humanidad de Hércules se sintió más tranquila. Ahora el problema era que... sería muy difícil saber si podía superar la barrera del amor por la humanidad... al amor por un único humano. Mientras se arreglaba el cabello y pensaba en cómo continuar la conversación, Hércules se levantó de la cama.

 - ¿Sabes? Creo que iré a verle - dijo poniendo su mano en su cadera.

 - ¿¡C-Como?! - ella se quedó congelada mirándole.

 - Sí, iré. Puedo, ¿verdad? - preguntó mirándola - Si le has visto tú, se aceptarán visitas.

Tras eso salió de su habitación de la enfermería, caminando despacio pero seguro. Hlökk seguía quieta en la silla, con el rostro congelado en un gesto de sorpresa y horror. Maldita sea, ¿¡por qué se sentía tan nerviosa e inquieta si ella no tenía nada que ver entre esos dos?! 

 - ¡Maldita sea la vez en que Brunhilde me puso de Volund con ese estúpido! - gritó frustrada - ¡En nuestros corazones quedan resquicios de esa unión forzada y me siento de esta asquerosa manera!

Luego se levantó  y salió de la enfermería a paso rápido, llegando al pasillo y echando a volar, yendo rápidamente por otro camino diferente al que tomó Hércules. Yendo lo más rápido que pudo sin ni siquiera pensar en qué hacía, llegó a la enfermería esquivando al personal que se encontraba, y entró empujando la puerta, encontrando a Jack de la misma manera en que lo dejó. Luego, jadeando un poco, miró alrededor, tomando la silla donde se sentó y atrancando con ella la puerta. Luego corrió al lado de Jack.

 - ¡Levántate! - ordenó agarrándolo por la camisa - ¡Péinate y ponte bien la ropa!

Jack la miró con los ojos abiertos de la confusión y desentendimiento, pues no entendía esas formas de la valkiria hacia él. El color del nerviosismo y la desesperación eran latentes en ella, junto con el de la confusión. Después de su conversación anterior no tenía ganas de hablar con ella, pero esto le parecía surrealista.

 - Pero... - dijo él sin moverse.

 - ¡Hércules viene hacia aquí! - ella habló gritando, agarrándolo por el cuello de la camisa - ¡Quiere hablar contigo y tú tienes cara de moribundo!

 Jack abrió más los ojos al descubrir el motivo, pero luego desvió la mirada.

 - ¿Y qué importa eso? - preguntó - Es normal que me encuentre así, con esta cara... estoy en la enfermería.

 - ¡Todo el mundo quiere verse bien cuando la persona que le gusta va a venir a verle! - gritó ella abriendo su pequeño bolso.

Jack la miraba sin entender. Hlökk no era así en absoluto, ¿qué le hacía querer actuar de esta manera? ¿Era su manera de pedirle perdón? ¿Sintió compasión? Él la observó realmente confuso y aturdido cuando vio que la valkiria le tendía su pequeño peine y su espejo de mano, con una extraña expresión en el rostro.

 - Escúchame bien, maldito bastardo - le dijo con una expresión llena de desesperación, confusión y enfado - Nunca le he dejado mis utensilios de maquillaje a nadie, ¡a nadie! No se por qué demonios me siento así ahora, ¡pero quiero que salga bien! ¡Así que vas a agarrar esto y a peinarte, a lavarte la cara, abrocharte la camisa y sonreír antes de que llegue Hércules! ¿¡Me has entendido?!

Jack seguía con sus ojos abiertos como platos, pero el contraste de sus orbes bicolores no amedrentaban a Hlökk en absoluto. En su pecho había una enorme confusión de sentimientos mezclados, pues obtenía los suyos propios y los de la misma Hlökk por el remanente de sus corazones unidos por el Volund. Lentamente, tendió las manos, recogiendo el peine y el espejo de las manos de la valkiria. Al soltarlos, ella se apartó de la cama, yendo a llenar un cuenco con agua.

 - ¡Muévete, no tenemos tiempo!

Jack parpadeó un instante, todavía sin comprender muy bien la situación, pero se incorporó en la cama abriendo el espejo y mirándose en él. Hlökk llenó el cuenco de agua y se permitió mirarse un instante en el reflejo del agua. Uh, esa expresión tan extraña de incomodidad, nerviosismo y desconcierto de sus propias emociones haría que le saliesen arrugas en el ceño, y le hacía sentir desconocimiento acerca de ella misma. Pero había llegado muy lejos, y si esto salía bien, seguramente sentiría satisfacción por su trabajo bien hecho. Al mirar a Jack, le maldijo mentalmente por encontrarlo peinando su cabello platino muy lentamente, sin saber poner el espejo de forma en que se viera reflejado.

 - ¡Jack! - gritó ella quitándole el peine de las manos - ¡Eres más lento que la soledad!

Jack no se podía encontrar más aturdido que en el momento en que notó a la valkiria dar una rápida pasada por todo su cabello. El contacto de otra persona en él se le hacía tan desconocido... y mucho menos de la pequeña valkiria tsundere que se había convertido, sin quererlo ni beberlo, en una celestina.

Justo cuando la valkiria estaba de rodillas al lado de Jack peinándole a gran velocidad sobre el colchón, la puerta se abrió con un gran estruendo, haciendo que el pequeño corazón de la valkiria se le pusiera en la garganta. Hércules había abierto la puerta de una manera tan fuerte, sin controlar su propia fuerza, que había roto la silla que Hlökk había puesto detrás. El dios pelirrojo se asomó a ver el destrozo de la madera.

 - Eh... perdón... -  se disculpó - No se como la he roto...

En el segundo en que Hércules estaba mirando al silla, Hlökk se bajó de la camilla con sus cosas guardándolas en su bolso y apresurándose a la puerta.

 - ¡Ahí os quedáis! - gritó saliendo - ¡No quiero veros más!

Hércules abrió la boca un momento al ver colarse a la pequeña valkiria entre el hueco de sus piernas para marcharse de ahí, pues con su cuerpo tapaba la salida de la habitación. Luego la siguió con la mirada mientras ella corría por el pasillo. 

 - Que rara está... - dijo el pelirrojo mientras cerraba la puerta.

 - La señorita Hlökk ha estado actuando raro después de la batalla - comentó Jack terminando de abrochar los botones de su camisa.

 - Sí, ella no es así en absoluto - Hércules le miró - ¿Te molesta mi presencia aquí?

 - En absoluto - contestó Jack - Alguien con tal nobleza nunca me molestaría, debería ser al contrario.

 - Ya ves que no. No me das miedo - Hércules se acercó.

Al buscar con la mirada y ver que había roto la única silla de la habitación, se acercó a la cama, sentándose al final de esta, mientras que Jack movía las piernas a un lado para dejarle espacio.

 - Uff... - dijo el pelirrojo al sentarse - Has sido el humano que más guerra me ha dado en toda mi existencia...

 - Un agradable cumplido de su parte - Jack dio un leve sonrisa.

Aunque había un poco de tensión en el ambiente, Jack no pudo evitar mirar su brazo izquierdo amputado, con una cura magistralmente bien aplicada. Hércules, al girarse y verle, le atrapó viendo su herida.

 - Oh - él lo levantó - Me han dicho que es muy seguro que puedan coserme el brazo de nuevo. Fui un tajo limpio... y muy impresionante.

Jack le miró en silencio. Ese dios... de perfil, de frente, de espaldas... por donde se mirase, era hermoso.

 - Seguro le hice sentir mal por tratar de enfrentarme a usted con mentiras y engaños - habló Jack - Pero, como usted entenderá, no soy tan insensato como para lanzarme contra usted en un combate cuerpo a cuerpo.

Hércules dio una risa sincera y alegre, que eliminó por completo la tensión del cuarto.

 - No habrías durado un minuto - confesó - Ah, y se me hace extraño que me traten de usted, no sigas haciéndolo...

Jack parpadeó mirándole. Era la primera vez, pues, que le hablaría a alguien de tú en vez de usted. Bajó la mirada hacia la sábana intentando esquivar la suya.

 - ¿Puedo saber el motivo de su... de tu visita? - preguntó - ¿Tal es tu amor por la Humanidad que crees que puedo formar parte de ella?

 - Por supuesto que si. Eres humano, aunque te llamen monstruo. Naciste siendo humano, y morirás siendo humano - Hércules sonrió - Le dije a Hlökk que nadie nace siendo malvado, son las circunstancias lo que vuelve así a las personas.

 - Esas palabras viniendo de alguien como tú... - Jack levantó la mirada un poco - Cualquiera diría que has tenido una vida fácil y feliz.

 - Fácil no - admitió el pelirrojo - Feliz, si. He hecho todo lo que estaba en mis manos para que mi vida fuese feliz y conseguir que lo fuera la de los demás. No tienes ni idea de las palizas, golpes, abusos y denigraciones que me llevé cuando era un niño.

 - ¿Y aún así con todo eso... puede amar a los que le humillaron? - preguntó Jack - ¿Puede amar a los que le traicionaron y abandonaron?

 - ¡Claro que puedo! - Hércules dio una radiante sonrisa - Les perdoné, todo está bien entre nosotros. Amo la pureza de la humanidad, y puedo comprender por qué se tiñe de dolor y cambia tanto, pero la amo aún así. Y tú formas parte de la humanidad que tanto amo - dijo señalándole con un dedo.

 - ¿Perdonar y amar a quienes te lastiman sin más? - Jack dio una sonrisa, como si no terminara de creerse lo que decía - Oh, señor... que caballero tan obstinado...

 - Estas a tiempo de cambiar - le dijo Hércules con más seriedad - Aún puedes hacerlo.

 - ¿Y sería egoísta por mi parte decir que no quiero formar parte de la humanidad que tanto amas? - preguntó Jack mirándole a los ojos.

Hércules abrió los ojos con una mueca confusa bastante divertida, pues el dios era muy expresivo.

 - Sí, es egoísta - afirmó el propio Jack - Pero soy un monstruo. Un monstruo hedonista y sólo me preocupo por mí mismo y mi placer personal. Por eso no es raro decir que si me ofrecen el mismo amor que le puedes tener a millones de personas, lo rechace. Quiero más de eso. Algo que sólo hayan probado unos privilegiados.

Hércules no había cambiado su gesto de sorpresa mientras escuchaba esas palabras. Tras unos segundos, giró la cabeza mirando sus pies, y acarició su pelo lentamente. Sus acciones tan inocentes realmente le hacían parecer un muchacho joven y tierno debajo de ese montón de músculos que le daban su aspecto rudo.

Mientras que Hércules se acariciaba el cabello masajeando su cabeza, Jack espiaba los colores de sus emociones. Incluso en una situación así, eran brillantes y fuertes, y algunos matices se hacían presentes. Jack notó sus manos temblar al ver nacer del dios un color ámbar lentamente, como si fueran rayos del sol, acompañado de un indeciso y tímido rubor bajo los ojos azules del dios que seguían mirando al suelo.

 - Puedo... intentar darte lo quieres... - dijo finalmente girando sus ojos hacia él, sin mover la cabeza.

Jack notó el tiempo detenerse en ese instante. Su corazón, que había estado congelado después de tanto tiempo, había cambiado dramáticamente con la llegada de Hércules a su vida. Él se giró para verle, cuando el pequeño sonrojo de sus mejillas se había apagado un poco.

 - Pero necesito algo a cambio - terminó de hablar el dios.

Ante la mirada impaciente de Jack y su boca seca, Hércules miró un momento hacia otro lado, y luego a él.

 - Necesito conocer a tu niño interior - dijo señalándole con el dedo - A la persona que eres realmente. Quiero saber qué hay debajo de esa capa de maldad con la que te has ganado el calificativo de monstruo.

 - Quieres decir... - Jack se forzó a hablar - Que quieres conocer... a mi verdadero yo.

 - Exacto - él asintió - Cuando tu verdadero ser florezca y salga de la celda en la que lo has encerrado, podrás ver el mundo con mis ojos, y comprender lo bonito que es amar y sentirse amado. Podré ayudarte a hacerlo, a cambiar, y a sentirte mejor contigo mismo y con el resto.

Jack permaneció en silencio mirando al dios, por primera vez, haciendo frente a sus bonitos ojos azules. Hércules cambió la mano que le señalaba con el dedo a tenderla con la palma hacia arriba hacia él.

 - ¿Qué me dices? - preguntó con una tímida sonrisa - ¿Aceptas el trato?

Jack observó la mano que el dios le tendía con esa bonita sonrisa, y levantó la suya lentamente para dejarla sobre la suya, encontrando por primera vez una mano cálida más grande que la suya, que la envolvió despacio en un gesto que le transmitía esperanza en el futuro. Cuando los dos se miraron a los ojos por un instante, la puerta de la enfermería se abrió.

 - ¡Hércules! - Asclepio entró sorprendiéndolos - Aquí estabas, ¡te dije que tenías que guardar reposo absoluto!

 - ¡Ah, Asclepio! - él soltó la mano para ponerla en posición de disculpa delante de su cara - Perdón, pero ahora mismo me siento muy bien...

Asclepio levantó un brazo señalando hacia el pasillo, ordenando en silencio que se marchara a descansar.

 - Vamos, hay algunos dioses que quieren verte - le dijo.

 - Voy, voy...

Hércules se levantó de la cama, y caminó de espaldas hacia la puerta mirando a Jack.

 - Esto... más tarde hablaremos... supongo... - dijo con timidez.

 - Estaré esperando - Jack sonrió también cerrando los ojos.

Asclepio los miró a ambos mientras Hércules se marchaba a su cuarto, y luego cerró la puerta quedándose dentro. Vio el cuenco con agua que llenó Hlökk y no le dio tiempo a dar a Jack, y lo tomó dejándolo en su regazo, junto con una toalla.

 - Lávate un poco, veo que te sientes con fuerzas. Pediré que te traigan algo de comer.

Jack asintió y tomó en cuenco poniéndolo bien entre sus piernas. Se quedó unos instantes quedando paralizado, viendo su reflejo en el agua del cuenco. Lentamente con algo de timidez, Jack veía con los ojos llenos de desconcierto cómo en su reflejo en el agua empezaba a aparecer un leve brillo color ámbar, del mismo color que tenía Hércules. 

Sus ojos bicolores empezaron a lagrimear al ver que por primera vez, podía ver en su reflejo sus propias emociones naciendo y dándose a ver, y le pareció el color más bonito que había visto jamás.

Asclepio le miró cuando lo notó inmóvil, con los ojos a punto de soltar lágrimas.

 - ¿Se encuentra bien? - preguntó.

 - Oh, señor... - Jack levantó la mirada del agua con la voz quebrada, dejando caer dos lágrimas de sus ojos por las mejillas, dando una pequeña sonrisa - Este caballero ha puesto mi vida patas arriba en tan solo unas horas...

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Y así termina el fic!! :3 

Espero que os haya gustado  ^^

Nos vemos en otro, si queréis, claro! :D


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