Te robé un beso, te robé la virginidad

Hace poco estaba leyendo que los Escorpio son el signo más sexual de todo el zodiaco y apenas de ser inexperto puede hacer cosas que otros signos no.
Sin más que decirles les dejo el fic.

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Milo se encontraba aburrido en el templo de Escorpio, el día estaba frío sabía que el invierno estaba cerca, tendría la excusa perfecta para acercarse un poco más al acuariano.

A Milo le gustaba estar cerca de Camus, ¿Por qué razón? No lo sabía pero le gustaba estar ahí y hacerlo enojar pues este era muy susceptible a dejarse llevar por sus emociones cuando del Escorpión se trataba.

Milo había culminado su entrenamiento y estaba decidido a ir hasta el templo del pelirrojo con el afán de hacerle unas cuantas bromas sobre el clima. Al subir por la casa de Sagitario encontró a este tras su templo hablando con Shura.

¿Por qué estaban tan juntos? Y cual niño pequeño el rubio se escondió en un tras un pilar para admirar la escena de sus compañeros, era divertido ver la cara de Shura completamente roja, ¿Tal vez sería fiebre? Unos segundos después Aioros se acercó y plantó un beso en los labios del capricornio que se puso aún más rojo.

Una risa por parte del rubio estuvo apunto de escapar, no era nada nuevo el que Milo molestara a sus compañeros pero no creyó que fuera correcto y luego de haberse alejado un poco volvió corriendo hasta Escorpio pensando en aquello que había visto. ¿Por qué dos hombres se besarian? Realmente no le molestaba él muchas veces había sentido un tipo de atracción por un hombre pero no más que eso, ¿Estaba bien poder enamorarse de un compañero? Muchas preguntas bombardearon la cabeza de Milo hasta que fue interrumpido por un cosmos que se acercaba a su casa.

-Hey bicho, ¿Estás ahí?-. La voz del pelirrojo por un momento lo alivió y le dejo de hacer pensar en aquello que había visto en la casa de Sagitario. -Milo acaso tienes fiebre?-. Preguntó al verle la cara tan roja como su aguja.

-¿Que? No me siento bien-. El pelirrojo se acercó hasta Milo, algo no estaba bien con su compañero-. Oye cubo de hielo

-No me digas así, ¿Que pasa?

-¿Es normal que dos personas se den besos?

-Pero claro, ¿No me digas que tu nunca? -La cara de Milo lo decía todo, el rubio jamás había dado un beso.

-Que te importa, pero ¿Es normal un beso entre dos hombres? -Aquella pregunta hizo reír a camus cosa que no pasaba siempre, Milo hizo un pequeño puchero y acortó la distancia dándole un torpe beso al acuariano en sus labios quién de la sorpresa casi se caía.- Creo que sí, es normal

-Q-que... -. Camus tocó sus propios labios, claro no era la primera vez que era besado pero si era un poco raro, el chico que tanto molestaba a Acuario le había dado un beso, ¡Uno en los labios!

Milo sonrió al ver como el rostro confundido de Camus emergía, aquel chico tan listo de verdad tenía facetas que no conocía y para el rubio eso era gracioso.

-¿Quieres otro Camus?

-Corre... -Las manos del pelirrojo estaban en posición para la ejecución de Aurora, definitivamente era hora de correr. Milo dió vueltas por toda la casa de Escorpio sin ser alcanzado por un furioso Camus que después de casi media hora de persecución de cansó y se quedó sentado a mitad del templo.

-El cubito de hielo se está derritiendo-. Milo danzaba alrededor de Camus hasta que esté le puso el pie al rubio para que cayera, lamentablemente no vio que caería sobre él.

La escena era bochornosa de por sí, ambos caballeros tirados en el suelo, cerca uno del otro. Milo arriba de Camus en una posición que cualquiera podría confundir, al verse a los ojos ambos se sonrojaron un poco y sin más sus labios se unieron nuevamente dando paso a un tierno beso, fugaz y dulce, al separarse los dos sonreían. ¿Por qué? Sin más razones porque lo que ellos habían confundido en una amistad era más que eso, un cariño mutuo que aunque no supieran expresar de demostraba en las inusuales muestras de la pareja.

Pronto ya no estaban en el suelo si no en la cama de Milo, los besos se habían vuelto repetitivos y constantes, como una droga que ya no podían dejar. Camus se preguntaba cómo era que el rubio besara tan bien si era la primera vez que lo hacía, sus ojos se cerraban ante los constantes besos que le daba y el pelirrojo no podía hacer más que aceptarlos gustoso, el quería a su amigo, nunca pensó que ese querer terminaría así. No supo cómo pero en un momento los labios del Escorpio ya habían bajado hasta su cuello y estaban repartiendo besos en la zona, claramente la piel de Camus era más pálida que la del rubio por lo cual al empezar los besos que gradualmente se volvieron mordidas el cuello de Acuario tenía marcas que se confunden con sus eras de cabello.

Milo ya no podía conformarse con eso, pronto sus manos estaban en la cintura de su querido amigo, quería tocarlo y recorrer su cuerpo, por lo cual metió sus manos bajo la ropa que Camus tenía puesta y acarició su piel esta estaba fría pero al contacto con sus manos se volvía tibia, tan suave. La mente de Milo comenzaba a fantasear y no podía detenerse menos cuando Camus empezó a emitir gemidos por las mordidas en su cuello, el instinto de Escorpio lo estaba guiando ya no sabía si aquellos toques los hacía conscientemente pues había desgarrado las prendas del adverso.

Pronto sus labios de Milo estaban en los pezones de su adverso quien no paraba de gemir, eso le provocaba mucho más a esas alturas el Escorpio ya tenía una gran erección entre sus pantalones y necesitaba poseer el cuerpo de su compañero de armas, el cuerpo de Camus ya no estaba frío su piel desprendía calor y comenzaba a sudar. De vez en vez la espalda del pelirrojo se arqueaba por el placer.

-Milo Mhn creo que deberías ahh-. No alcanzo a terminar de hablar pues el nombrado ya había despojado de toda prenda al pelirrojo y con una mano había tomado su miembro comenzando a masturbarle con un ritmo lento, tortuoso, dando apretones para darle más placer a su Acuario.

Los ojos de Milo habían cambiado a parecer de Camus, su mirada estaba cargada de lujuria y aquello lo excitaba cada vez más, con su mano vacía Milo dió un par de nalgadas al pelirrojo que soltaba gemidos de forma descarada hasta que un dígito que se adentraba en su ser lo hizo soltar un grito muy agudo. Camus estaba siendo dominando por completo por su compañero, pero no le desagradó en un intento por seguir el pelirrojo abrió más sus piernas dándole acceso al rubio quien sin mucho esfuerzo metió un segundo dedo dentro de él. Milo movía sus dedos en forma de tijeras dilatando la entrada de su adverso hasta que un tercer dedo pudo entrar con una gran facilidad.

Camus estaba enloquecido de placer, sus jadeos se habían vuelto gemidos que imploraban el nombre del rubio, quien después de prepararlo se apresuró a quitar su ropa y dejar su miembro fuera, aquella gran erección que en un momento fue empujada dentro del cuerpo del pelirrojo, haciendo que este soltara un grito de placer entremezclado con un intenso dolor, se sentía tan bien que no detuvo al rubio quien lo comenzaba a embestir una y otra vez, su mano aún masturbaba al ajeno, perdido en sus pensamientos Camus soltaba balbuceos que se confundían con gemidos, como si cualquier palabra hubiese sido borrada de su vocabulario y solo existiera el nombre del chico que lo penetraba arduamente.

A Milo le encantaba ver el violento color rojo que tenían las mejillas de su amante y como se deshacía en gemidos de profundo placer, no pasó mucho hasta que llego el orgasmo Camus primero ocasionando que sus paredes apretaran más el miembro del rubio quien por el placer y presión se corrió en el interior ajeno.

-Dime, Camus, ¿Esto es normal?- Preguntó saliendo de su interior y besándole en los labios con tranquilidad.

-Solo si lo haces conmigo.

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Dedicado a Javier quien pidió un One Shot de esta pareja.
Hasta pronto.

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