Cicatrices de batalla, navajas de amor

¿Alguna vez leyeron que los dragones cuidaban a las princesas? Muchos decían que lo hacían por que era un castigo para ellos.
¿Que pasaría si en verdad el dragón esta enamorado de la princesa?
Es un trama creada por mi con personajes de los caballeros del zodiaco Lost canvas. Espero que les guste.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
Su trabajo era cuidarlo, cuidar de aquel chico hindú tan pequeño y delicado, cuidar de un rubio que no podía ver, que solo podía sentir, cuidar de la persona que había robado su corazón.

Defteros se había encargado de cuidar a Asmita, al principio solo lo visitaba, le intrigaba la forma de vida de aquel chico, estar a su lado era ver la perfección, aquel silencio sepulcral no era de importancia pues el moreno se dedicaba a observar los rasgos ajenos, sorprendiéndose con cada vez que el menor tomaba un gesto distinto al de su meditación, amaba ver la sonrisa del pequeño cada vez que lo hacía.

Mientras más lo conocía más trataba de estar cerca, se encargaba de alimentarlo y cuidarlo, en las noches de invierno de arroparlo, no entendía cómo alguien tan inteligente, tan tranquilo muchas veces se olvidaba de todo con tal de concentrarse, aquel cosmos tan poderoso que emanaba de su cuerpo siendo solo un niño pequeño.

El tiempo pasaba, con tal de proteger a Asmita, Defteros era capaz de todo, golpear, agredir, amenazar y hasta matar. El rumor de un chico ciego con el poder de Buda era suficiente para atraer a gente que pensaba lograr ganar dinero con aquel joven. Como el típico cuento de una princesa custodiada por un dragón, muchos creían que aquello era un castigo para ambos, el demonio que protegía la pureza del rubio por un castigo que no le permitiría apartarse jamás del lugar, la gente intentaba siempre llegar hasta el Virgo para obtener de él un beneficio, nadie nunca había causado ni un pequeño rasguño a éste.

El demonio pocas veces dormía, los cazarecompensas siempre trataron de aprovechar esto, tontos, nunca lograban poner una mano sobre el chico que siempre meditaba.

—Deuteros…

—¿Pasa algo malo Asmita?

—Te has vuelto a meter en un lío, ¿Verdad?

—Nada de eso, querían hacerte daño—. Aquella voz gruesa y segura dieron pauta a una de las sonrisas que el moreno tanto adoraba, aquella que hizo que el dolor de una herida abierta en su espalda no importara y que la sangre que bajaba por la mejilla de este fuera solo como insignificantes gotas de sudor.

—No deberías luchar, ellos te hacen daño-. Cuando terminó de hablar el rubio dejó su posición de meditación para poder sentarse sobre sus rodillas, levantando su mano derecha en dirección al mayor.

—Puedo soportarlo, no es nada. Solo preocúpate por tí

—Ven acércate—. Deuteros hizo caso a las palabras de su menor y camino hasta el sentándose justo enfrente de él.

Asmita paso sus manos por el rostro del ajeno tocando con sus suaves yemas la áspera piel ajena encontrándose con una herida en su mejilla izquierda, probablemente causada por una flecha que apenas había esquivado, sentía aquel líquido caliente salir de la herida de su protector. Las manos de Asmita rompieron un trozo de su propia vestimenta para limpiar la zona afectada en el rostro del geminiano.

—Parece que quisieron atacar desde lejos, pronto te vas a recuperar

—No deberías preocuparte por mí, deberías seguir con tu entrenamiento—Deuteros tomó la mano derecha del joven para acercarla y darle un beso en los nudillos como agradecimiento a sus acciones causando un leve sonrojo en las mejillas ajenas que en contraste con su cabello rubio hacían resaltar su belleza.

—Es lo menos que puedo hacer por tí, mi protector—. Asmita de lanzó a abrazar al mayor acariciandolo, cada cicatriz en su espalda, su pecho, su rostro.—Algún día quisiera ver tu rostro.

Deuteros guardó silencio y bajó la cabeza un poco triste, sí algún día en verdad se le viera probablemente el rubio huiría de él, las manos del moreno tocaron con delicadeza el cabello de Asmita, se había vuelto más largo.

—Dime Asmita, ¿no es cansado para tí estar aquí, entrenando en un lugar lejano a la civilización y estando conmigo?

—No entiendo tu pregunta

—He escuchando que rumoran muchas cosas en las villas cercanas, no es algo muy lindo puesto que…

—También lo se pero yo no soy nadie en apuros y tu no eres alguien malo, aún no entiendo el por qué estás tan cerca, pero agradezco eso, agradezco escuchar tu voz, tocar tus manos, hablar contigo... Tu haces tantas cosas por mí que no soy capaz de hacer algo yo por tí.

—Asmita realmente piensas eso?—. Asmita asintió con lentitud y volvió a alejarse un poco para seguir meditando, Deuteros solo se quedo viéndolo hasta que el rubio cayó dormido, el moreno lo recostó y cubrió su cuerpo para luego salir de aquel lugar.

La brisa nocturna era agradable, Deuteros miraba las estrellas como si se perdiera en el gran esplendor del universo, imaginaba las tantas veces que su vida había sido tan miserable y ahora tenía a la única persona que lo hacía feliz, la única que no lo juzgaba, la única que le demostraba algo que no era odio.

El geminiano se alejó un poco para ir a un río donde muchas veces había llevado al rubio para que tomara un baño, se quitó la ropa y entró en el agua únicamente pensando en Asmita, Lo quería tanto, No, no lo quería amaba a ese chico, era capaz de hacer todo ante aquella promesa, para proteger su cuerpo, para proteger su alma, para que nunca fuera dañado con cicatrices.

Al regresar hasta el lugar donde estaba Asmita pudo notar que este no se encontraba, su cama estaba vacía y no había rastros de presencia humana en el interior de la pequeña cabaña.

—Asmita, ¿Donde estas?—. La voz de geminiano se oyó como un estruendoso rugido, comenzó a correr por el lugar buscando desesperadamente al rubio, hasta escuchar un grito que provenía cerca de las montañas, en cuestión de minutos el moreno estaba en el lugar, el Virgo estaba atado de las manos y cerca de él alrededor de diez personas.

—Maldita sea niño, has hecho que me lastime la mano—Un hombre alzaba la voz mientras se acercaba dándole una bofetada en el rostro al rubio jalando luego sus cabellos—Espero que lo que dicen de tí sea cierto y en caso de que no igual podemos divertirnos contigo.

Y una vez más aquel hombre golpeó en el rostro a Asmita de cuyos labios comenzó a salir sangre.

El moreno no aguantó ver la escena por más tiempo y se acercó solo para desatar un horrible cosmos y derrotar a todo siendo un unos breves segundos que todos se encontraban en el suelo inconscientes.

—¿Asmita estas bien?

—Lo estoy, estaba tan cansado que no pude notar que ellos se acercaban, no quise dañarlos, sufrían solo querían dinero para sus familias…

—Tu labio, esta sangrando, Asmita, asmita respóndeme—. El rubio había caído en sus brazos desmayado, había perdido sangre, su espalda estaba llena de azotes con heridas al rojo vivo.

.

.

.

Fueron días los que pasaron, Deuteros había curado cada herida del pequeño cuerpo de Asmita, le había acompañado cada noche sin alejarse y sin descansar en momento alguno, los rasgos del rubio demostraban serenidad, estaba únicamente dormido pero no podía despertar.

Todo en la vida de Deuteros había perdido color, era como si también él estuviera ciego, pues nada valía la pena.

Habían pasado ocho días desde que habían raptado a Asmita, Deuteros no soportaba estar más sin dormir y fue en un momento que sus ojos se cerraron buscando descansar.

Fue un cálido contacto en sus mejillas que lo hizo despertar, Asmita estaba ahí, tan cerca de él, con sus ojos cerrados y rostro calmado.

—Deuteros, ¿Estas bien?

—Creí que te perdería, perdón no fui suficiente, te deje solo, te lastimaron—Unas lágrimas bajaron por las mejillas del moreno que fueron secadas por las suaves manos del rubio.

—Estoy bien… Estamos bien. Deuteros por favor duerme conmigo la noche es fría

Deuteros asintió y se acostó a su lado mirando al menor con una sonrisa apenas visible, este se acercó a su cuerpo y lo abrazó con ternura, las grandes manos del geminiano fueron hasta su cintura, el moreno estaba tan distraído que no notó la cercanía de ambos rostros hasta que sus labios se encontraron en un beso tierno.

—No tienes que ser un demonio por mí, solo quiero tenerte cerca, tu veras el mundo por mí y yo siempre amaré al hombre que se volvió mi protector, adoraré cada cicatriz en tu cuerpo, besaré esos labios tuyos que son perfectos, encontraré la Paz en tus brazos y la armonía en tu cuerpo. Deuteros tu no eres un monstruo, ni un demonio, eres la persona más valiosa en mi vida digna de amor, eres a quien yo amo.

El geminiano escucho cada palabra con atención mientras sus manos recorrían el cabello rubio del chico que se encontraba en sus brazos. Aquello ya no era un amor unilateral, estaban juntos, unidos por los dioses. Estarían amándose toda la vida.

Quien una vez fue un demonio cambio por el amor de su protegido, quien toda la gente odiaba era distinto por el amor del chico más hermoso y humilde del mundo.

—Gracias Asmita, seré para tí un caballero que con devoción siempre te protegerá.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top