Celos de tus ojos
Otro día más que pasaba, Shura salía de su templo y veía a la lejanía las casas de sus compañeros y el templo de Athena, su actitud alejaba a algunos, y desde la “Traición de Aioros” prácticamente estaba solo, sus casas vecinas eran tan calladas, Sagitario estaba ausente y Camus era alguien con quien no tenía la mejor relación de amistad por lo que prefería no acercarse demasiado.
Los días pasaban lentos para el Español, a pesar de llevar un duro entrenamiento lo agotaba la idea de no hacer nada más durante los días. Lo aburría tanto estar en su casa, sin nadie con quien conversar, sin nadie a quien ver, sin nadie a quien querer. Incluso las misiones (que eran pocas) a las que era enviado muchas veces las alargaba quedándose más tiempo en donde fuera que estuviera, estaba triste y afligido, la soledad nunca había estado así de solo y poco a poco se hacía más distante a sus compañeros, muchas veces veía pasar a Milo el escorpión por su casa hasta la de acuario, como piscis bajaba hasta la casa de cáncer. Todo era monótono y aburrido.
Fue un día de otoño el cual era frío, las nubes cubrían todo el cielo de Grecia que se sentó en las escaleras de su casa, vio salir de Sagitario a su compañero Afrodita, pero algo no estaba bien, no sonreía como siempre, su piel no se veía radiante y… estaba llorando, jamás lo había visto así, la mirada del peli verde se alzó por un momento ambos se miraron fijamente a los ojos, Shura pensó que aquella mirada lo hacia ponerse triste, Afrodita bajo la mirada decepcionado y comenzó a correr para pasar aquella casa pero el brazo de capricornio lo detuvo.
—¿Piscis, tu.. Tu estas bien?-. Le preguntó tratando de ayudar a su compañero
—¿Por que no lo estaría?-. Su voz sonaba lastimada, daba pequeñas pausas tratando de tomar aire, apenas lo lograba, su llanto era constante, fuera lo que fuera que le hubiera pasado estaba llorando desde hacía horas.
—Estas llorando-. Aquello sonó tan estúpido para Shura que solamente lo atrajo para darle un abrazo.
Un abrazo que desencadenó todo Afrodita aumento su llanto tanto que apenas podía soltar palabras inentendibles, estaba devastado. En los momentos que siguieron todo pasó muy rápido las piernas del Pisciano temblaron y cayó al suelo frente a Shura, Lo tomó en sus brazos y llevo hasta su cama donde lo dejo hasta que abrió sus ojos solo para volverlos a cerrar, Shura supo que se había quedado dormido, el chico observó al dormido, apenas de que sus mejillas estaban rojas por tanto tallarlas, sus ojos se veían cansados y su semblante mostraba tristeza era muy lindo, alguien había dañado a la rosa del santuario, alguien que entró corriendo al templo de capricornio.
—¿Que haces aquí DeathMask?-. Shura estaba sorprendido, no era muy común recibir la visita de ese caballero.
—¿Dita, donde esta Afrodita?
—Descansando, ¿Tu sabes que le paso?
—Me terminó, nós vio a mi a Elena besándonos y…Ese no es el punto, debe estar triste
—¿Q-qué? Tu y Piscis eran…
—Novios si claro y esto fue un grave error, estaba ebrio y ella estaba tan cerca... Dita llego en el peor momento.
—Se que arruine tu diversión—. Una tercera voz cortó la platica de los caballeros Afrodita se encontraba ahí de pie con lágrimas inundando sus ojos.
—Perdón fue un error yo…
—Creo que mis palabras fueron muy claras cáncer, tu y yo ya no tenemos que ver en nada, lárgate y déjame solo
—No, Dita yo te amo…
—Cállate y aléjate antes de que mueras en mis manos
—Por favor dame una oportunidad…
—Largo
Máscara de la muerte estuvo por abrazar al Pisciano pero antes de que eso pasará Shura quien había estado callado ante acalorada conversación se puso entre medio para impedir que lo tocaran a Afrodita.
—Te ruego que te retires de mi casa antes de que algo se ponga peor... Piscis debe ir a su casa y descansar, cualquiera que hace llorar a las personas no merece nada.
Ambos caballeros tanto Piscis como cáncer se sorprendieron por lo que capricornio había dicho en ese momento, Máscara de la muerte bajo la cabeza y dio la media vuelta saliendo inmediatamente del lugar. Afrodita se quedo en ese mismo lugar mirando al Español para dedicarle lo que casi logró ser una sonrisa.
—¿Te sientes bien Afrodita?
—Tranquilo, me siento mejor, las ganas de llorar ya han parado, solo siento un hueco en mi pecho
Shura soltó una pequeña risa y se acercó hasta el Pisciano revisando su armadura
—Yo no veo daños físicos, tu cuerpo y armadura están completamente bien.
—Oye eso no es gracioso-. Dijo Afrodita con una leve sonrisa en sus labios por fin se parecía al Piscis que Shura recordaba-. Shura, muchas gracias por lo que has hecho... No tengo manera de pagar tus atenciones así que creo que te debo una.
—No me agradezcas, no dejaría que te volviera a hacer llorar, tus ojos son demasiado lindos como para que mires a personas que te dañan.- Un sonrojo apareció en la mejillas de Afrodita, Quien se quedó sin habla pues estas palabras habían sonado hermosas en la voz del español.
—Es tarde, debo volver a mi templo, nuevamente muchas gracias Shura—. Afrodita se acercó y tímidamente beso la mejilla del capricornio para así dar media vuelta y salir del décimo templo.
La mirada de Shura siguió a Afrodita hasta que salió de su templo e inconscientemente llevó una de sus manos hasta su mejilla tocando donde los labios del Pisciano habían estado, sentía una calidez especial, un hormigueo en el estomago y la necesidad de ver de nuevo a aquel hermoso caballero.
Los días volvían a pasar, Ahora visitaba diario el templo de Piscis quien siempre lo recibía con una sonrisa, platicaban de innumerables cosas desde lo más infantil hasta de sus combates, apreciaban de lejos el jardín de rosas que tenía el joven de cabello verde, se sentaban a comer o simplemente a estar cerca uno del otro a mirar la inmensidad del santuario.
Shura estaba feliz, la felicidad estaba volviendo a su vida de una manera que no había imaginado, la sonrisa de Afrodita era algo que quería proteger, que comenzaba a amar, todo parecía perfección mientras el Pisciano estuviera cerca de el. Afrodita ahora estaba feliz, su sonrisa iluminaba los días al capricornio, días que pronto se convirtieron en semanas, no había un solo día en que aquella pareja no se viera.
Cierto día fue necesaria la partida de Afrodita para una misión, Shura quiso acompañar a su querido amigo a aquel lugar, sabía de la fuerza de Piscis, el caballero más bello y mortal. Pero no quería volver si semblante triste otra vez, no quería verle llorar. Quería amarlo.
Su despedida fue en la casa de capricornio, la armadura de oro le lucia tan bien al menor, que Shura se quedó inmerso en su angelical figura hasta que Afrodita se acercó y le beso en los labios, el Español no supo responder ante el tacto de ambos labios, sus manos fueron hasta las caderas de Piscis alargando un poco más el dulce contacto.
—Volveré pronto, es una promesa Shura
—No tardes te estaré esperando
—Hasta pronto
Fue así como partió el santo de Piscis, aquel beso hacia que ambos llevaran una sonrisa muy grande en los labios. Shura al entrar a su templo miro hacia el techo maravillado, aquel beso había sido perfecto lo más hermoso que había vivido en su estancia en el Santuario.
En la semana próxima Shura no podía estar quieto, pasaba por todas las casa buscando algo con que entretenerse, no podía vivir sin su querido Piscis, le hacía una falta increíble, todos los santos notaban el cambio de humor del capricornio estaba más entusiasmado que de costumbre, muchos lo habían visto baja a las aldeas aledañas a comprar muchas cosas. La fecha de llegada de Afrodita sería el día 9 de Marzo un día antes de su cumpleaños, por lo que Shura se había animado a hacerle una fiesta de cumpleaños pensando en hacer sonreír a su Afrodita, si bien solo serían ellos dos en esa fiesta quería hacerlo sonreír.
El 10 de marzo todo iba a la perfección, Afrodita llego al santuario con la entrada del Alba, se veía tan bien como siempre, su cabello jugaba con el viento sus ojos miraban hacia enfrente, ya en capricornio Shura le esperaba con los brazos abiertos, ambos se dieron un fuerte abrazo y sonrieron de una manera cómplice.
—¿Me extrañaste?
—Como no tienes idea Afrodita.
—Yo también a tí, traje un pequeño detalle del lugar a donde fui
—También hay algo que yo te quiero mostrar
Shura tapo los ojos al recién llegado para entrar a su templo, Afrodita soltaba risas por el misterio que el mayor guardaba, cuando estuvieron dentro del temor descubrió sus ojos solo para que el Pisciano se encontrará con el lugar lleno de flores, cada una más hermosa que la otra, un na mesa que era para dos personas con una botella de vino y un pastel decorado con rosas del color del cabello de Afrodita.
—Feliz cumpleaños Dita.
La sonrisa de Piscis era tan hermosa a los ojos de Shura que se limitó a verlo mientras Afrodita se acercaba a cada una de las flores que había en el templo de capricornio.
—Todas son tan hermosas
—Existe una que es más hermosa aún
—¿Enserio?
—Claro, eres tu.
Un violento sonrojo apareció en las mejillas de Afrodita no le gustaba admitir su belleza pero el que otro lo hiciera lo llenaba de felicidad, se sentaron juntos y comieron el pastel en una animada charla en compañía de la deliciosa botella de vino que ambos terminaron por dejar vacía, uno al otro se sentían tan bien. Estaban tan Felices
—Cierto, yo te traje algo a tí, espera aquí
—Claro.- Ahora dió un último trago a su copa de vino dejándola vacía y esperando al cumpleañero.
La voz de Afrodita resonó en el templo y Shura se acercó solo para encontrar al Pisciano sobre una mesa con su ropa a medio poner, se estaba quitando la armadura y su torso estaba descubierto pero había algo que manchaba su cuerpo y rostro.
—¿T-todo bien?—Preguntó Shura quien estaba a punto de tener un derrame nasal
—Derrame el chocolate, había traído una botella de chocolate para tí y ahora…
Afrodita se sorprendió cuando Shura se le acercó para besar su cuello comenzando a quitar con sus labios cada rastro que encontraba del dulce traído por el menor, los labios de Afrodita no podían callarse ante los cerezos ajenos, arrancándole leves jadeos. Pronto los besos se volvieron ligeras mordidas, el pecho de Afrodita estaba descubierto y una de las manos del capricornio fue hasta uno de sus rosados botones que al contacto con las yemas de los dedos ajenos endurecieron de una manera rápida, el Pisciano hacia honor a su nombre, Afrodita diosa del amor y la sexualidad.
La boca de Shura bajo al torso de su amante comenzando a Chupar cada lugar dejando pequeñas marcas por todo su pecho y abdomen mostrando la lujuria que ambos sentían en ese momento, pronto los labios de ambos se encontraron en beso completamente dominado por Shura quien metía su lengua por toda la cavidad bucal ajena, Afrodita aun soltaba suspiro de placer por lo que el Español hacía en su cuerpo pero algo culminó aquello, fue la mano del capricornio sobre la erección que tenía Piscis que lo enloqueció.
—V-vamos a tu cama Shura
—Como lo ordenes mi Afrodita-. El Español tomó por las piernas al menor que volvió a unir el beso mientras caminaban hasta el lugar propuesto por este, Afrodita no tardó en deshacerse de la ropa del torso de su amante pasando sus suaves manos por las cicatrices del cuerpo de capricornio.
Cuando llegaron a la cama no tardaron en deshacerse de todas sus prendas quedando ambos desnudos, sus erecciones chocaban una contra otra provocándose placer mientras sus bocas se devoraban con pasión y lentitud después de todo tenían esa noche para ambos, una de las manos de Shura fue hasta los labios de su amado para poder meterlo y que con su saliva Afrodita lubricada sus falanges.
Fue en un momento bastante erótico para Shura pues veía como la lengua de el Pisciano pasaba por sus dedos llenando estos de saliva, y la mirada que tenía el ajeno era una mezcla de picardía e inocencia, para Shura no podía ser más perfecto aquel chico de cabello verde casi celeste era el mismo cielo.
Luego de que por fin sus dedos estuvieron lubricados el Español llevo estos hasta la intimidad del ajeno, puso sentir como sus piernas temblaron ante la cercanía, Piscis abrió más sus piernas y con lentitud entre movimientos circulares el primer dígito entró en el cuerpo de este haciendo que soltara un jadeo agudo, música pura para los oídos del capricornio quien estuvo embistiendo de poco a poco hasta lograr meter un segundo dedo. Los labios de Shura se encontraban contra los de Afrodita para besarle y callar los gemidos, aunque claro que le encantaba que esos gemidos solo los escuchara él, entre los constantes e inapacibles besos un tercer falange entró dentro de Afrodita causando un grito fuerte de su parte.
—Shura, por favor... Hazme tuyo amor-La melodía de la voz del Pisciano hicieron que el capricornio retirará sus dedos para luego acostarse en la cama dejando sobre él a su amante y ayudándolo a posicionarse.
Fue Afrodita quien empujó sus caderas para ser penetrado por el mayor en suave y relajado vaivén que hizo que ambos soltaran gemidos, volvieron a unirse en un beso, sus bocas aun sabían a vino y chocolate. Las penetraciones aumentaban conforme Afrodita se acostumbraba al miembro de capricornio, la habitación era llenada por los sonidos de las pieles chocar frecuentemente y los jadeos de aquellos amantes que bajo la constelación del menor se amaban uniendo sus cuerpos, almas y esencias.
Shura lleno el interior del Pisciano con su orgasmo mientras Afrodita ensució con su esperma ambos vientres, aquel acto fue finalizado con una sonrisa que ambos se dedicaron. El mayor salió del interior de su amado para ayudarlo a recostarse sobre la cama.
—Afrodita, te amo
—Shura... Yo, también te amo.
Ambos sonrieron y se besaron para luego quedar dormidos, bajo la noche llena de estrellas. Hasta que el sol los despertara para volver a verse y profesores su amor nuevamente.
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