•Tauro•
❤Mi bella flor❤
♉Aldebarán de Tauro♉
♈❤♉❤♊❤♋❤♌❤♍❤♎❤♏❤♐❤♑❤♒❤♓❤
La tarde comenzó a hacerse presente y él había pasado todo el día en la misma posición; sus codos recargado en la madera, su mentón recargado en sus muñecas, la mirada posada fijamente en los rojos y finos pétalos de aquella flor.
«Volvere, antes de que esta flor marchite. Te lo prometo.»
Un suspiro salió de sus labios al recordar aquella frase. Aldebarán, vivía enamorado de la alumna del octavo guardián, ella, junto a su maestro, se habían retirado del santuario y se habían ido a la isla Milos, el lugar de entrenamiento más estricto y duro despues de la isla de la reina muerte. Y eso, se debía a que el octavo guardián lo creía necesario.
¿Estara bien?
Se preguntaba en su interior y es que ella, lo tenía en extremo preocupado; los pétalos de la flor comenzaban a cambiar su hermoso color vivo, perdía toda su belleza. Y ella, aun no regresaba.
—Pido permiso para pasar por tu casa Aldebarán.– se escuchó la voz de su compañero y amigo, Mü de Aries.
—Puedes pasar Mü.– respondió sin ganas y sin moverse de su posición.
—¿Aun estas triste Aldebarán?– preguntó el lemuriano al verlo de aquella manera. Y es que Aldebarán, había pasado en esa posición todos los días desde que ella se fue, y no dejaba de suspirar o sollozar en silencio.
—No...– respondió secante, pero era más que obvio que no decía la verdad.
—No me mientas amigo, es más que obvio que te duele.– se acercó y se encogió para quedar a su altura. —Alde... ¿Por qué nunca le dijiste lo que sentías?– preguntó con calma.
—¿Estas loco? ¿Que pasaría si se enterara? ¿Te das cuenta de que ella jamás estaría con alguien como yo? Ella es perfecta, y yo... Yo no soy nada.– decretó el de Tauro con una mirada triste.
—¿Te digo la verdad? A mi no me parecía que ella te fuera indiferente.– comentó el de Aries con toda sinceridad.
—¿Bromeas Mü?–
—No debería o si?–
—...– El silencio se hizo presente, al pobre Aldebarán se le hacía algo imposible.
—Te dejo para que lo pienses.– declaró Mü, mientras se levantaba y proseguía a caminar hacía la salida, dejando a un Aldebarán muy pensativo. Aunque después, este regreso a su posición original.
Pasó el tiempo, el primer pétalo había caído ante los ojos de aquel caballero, quien no hizo más que suspirar. Sus ojos reflejaban tristeza, dolor, melancolía.
«¿Cuando volverás?»
Se preguntó nuevamente...
Cerró los ojos y dejó, en un murmullo, salir su nombre a través de sus labios. En ese estado se encontraba cuando sintió un ligero peso sobre sus ojos; llevó sus manos hacia ellos, sintiendo una suave y cálida piel, perteneciente a unas frajiles y pequeñas manos.
—Mü, no estoy como para juegos– dijo al no saber de quien se trataba, ya que solo suponía que era el pelilila, pero una leve risa le hizo darse cuenta de que no se trataba de él.
Suavemente retiró las manos de sus ojos y dio vuelta para toparse con esa hermosa mascara con adornos color carmín. —Tn___...– susurró sin poder creer lo que veía. La chica solo se apresuró a abrazarlo, dejándolo aun más en confusión. —¿Que haces aquí? ¿No estabas en Milos?–
—Si, pero volví.– respondió ella en un tono alegre. —Mi maestro irá de misión, y no tiene confianza en dejarme sola en esa isla, por lo que me ha traído de regreso.– se separó un poco, elevando la mirada hacía arriba para poder verlo mejor.
—¿Cuanto te quedaras?–
—No lo sé, tal vez ya no me valla, no me quiero alejar. Ya no más...–
—Yo tampoco deseo que te vayas.– respondió sincero.
—Alde...–
—¿Si?–
—Cierra los ojos.–
—¿Me has traído una sorpresa?–
—Mmmm... Algo así.–
—Está bien.– obedeció la indicación y cerro sus ojos y tras unos segundos de espera, las suaves manos de la muchacha se posaron sobre sus mejillas y lo atrajeron, para que ambos pares de labios se terminaran por unir en un suave y timido beso, típico de quien no tenia experiencia alguna.
Aldebarán abrió los ojos sorprendido ¿Era real? No lo sabía, estaba confundido. Sin embargo se sentía tan real que dudaba que fuese un sueño.
Al separarse, un leve sonrojo se apoderó de su rostro, y una expresión de sorpresa y confusión permanecía en el rostro de Aldebarán, que en esos momentos, solo permanecía observando con atención, el ya descubierto rostro de la chica.
Sus hermosos ojos (C/o), sus mejillas sonrojadas y ese cabello largo en un color (C/c), realmente era un hermoso panorama ante sus ojos.
—Tn...– tímidamente susurró su nombre y sus ojos se cristalizaron con lágrimas de alegría.
—Te amo Aldebarán.– ella sonrió y volvió a abrazarlo, él le recibió con los brazos abiertos y con toda la felicidad que podía tener al escuchar aquella frase.
—Yo también te amo “Mi bella flor”.–
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