•Acuario •
♥Promesas♥
♒Camus de Acuario♒
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Solo en la biblioteca, ningún ruido presente, aquel ambiente lleno de una profunda calma, era capaz de hacer sentir al acuariano completamente a gusto sin nada más en qué pensar además de su libro. Sus bellos ojos recorrían aquellas frases con tal entusiasmo que solo él era capaz de presentar.
Tras haber terminado la última palaba del capítulo XIII cerró con paciencia y delicadeza aquel libro como si este se tratara de su único y más valioso tesoro; se acomodó en el cómodo sofá sin ningún tipo de intención por moverse de ahí, lanzó un pequeño suspiro al aire mientras rememoraba cada una de las palabras plasmadas en el papel. Cerró sus ojos relajándose en el silencio olvidando súbitamente el tema de la lectura llegando a su mente un nuevo asunto. Viajando entre sus recuerdos de los días del ayer, Camus se remotó a su infancia, recuerda los momentos junto a sus amigos, en específico con Milo y aquella pequeña que nunca se apartaba de él; Camus sonrió inconscientemente mientras un fugaz recuerdo lo inunda:
Flashback:
Los tres habían terminado de uno más de sus juegos, los cuales solían tener lugar después del entrenamiento de los dos mayores, ya era tarde y el cielo comenzaba a tornarse de un sutil color naranja, permanecían bajo un gran árbol, los tres recostados en el césped mirando como las hojas se movían suave y lentamente por el viento.
—Muy pronto me iré a Italia.— comentó la menor rompiendo el pacífico silencio. Ambos niños voltearon a verle de forma simultánea, siendo el peli azul el primero en hablar.
—¿Cuándo será eso?.— preguntó a la par que se levantaba quedando sentado en el césped.
La pequeña imitó aquella acción al igual que Camus. —Dentro de tres días.— respondió. Milo la miró con tristeza mientras que Camus se conservó tranquilo, eso se debía a que siempre estuvo consiente de que aquel día llegaría. —Los voy a extrañar.— agregó mientras se ponía a jugar con sus dedos.
—Y nosotros a ti.— habló Camus regalándole una cálida sonrisa.
—¡El mundo se va a prender en llamas, Camus ha sonreído!— gritó Milo totalmente exagerado haciendo reír a sus acompañantes.
—Solo lo hago cuando estoy con ustedes— confesó el acuariano.
—Es lindo saber eso.— comentó la menor. Nuevamente el silencio entre los tres se hizo presente hasta que el peliazul decidió levantarse, sacudió su ropa y giró la mirada a sus dos amigos.
—Tengo que ir a casa, mañana tendré un día agitado y quiero descansar.— dijo antes de partir agitando su mano en señal de despedida. —Adiós Camus, adiós T__.— los mencionados regresaron el gesto con una sonrisa.
—Adiós Milo.— dijeron al unísono para después volver al silencio inicial, así era siempre, el primero en retirarse era el peliazul, seguido por el acuariano aunque siempre se quedaba a altas horas de la noche acompañando a la menor con quien permanecían en completo silencio únicamente observando las brillantes estrellas en el firmamento.
—Camus.— Llamó la menor.
—Dime—
—¿Cuándo seamos grandes, crees que seguiremos siendo amigos?— preguntó inocente.
—Claro que si—
—¿Solo amigos?— la pregunta hizo enrojecer al mayor quien volteó a verle un tanto sorprendido por la pregunta.
—¿A qué te refieres?— preguntó con un tono confundido.
—...— la pequeña negó varias veces arrepentida de sus palabras. —No, nada, olvídalo.—
—...— el silencio ahora se había vuelto incomodo, el pequeño Camus estaba pensado seriamente aquella pregunta, dándole vueltas y vueltas al asunto, hasta que respondió: —Te juro que cuando seamos grandes nos vamos a casar.—
Tn__ volteó a verle sorprendida, aunque después de unos minutos sonrió ampliamente. —¿Enserio?— preguntó completamente ilusionada.
—Si, es una promesa.—
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Fin Flashback
Camus volvió a sonreír, ¿Realmente había hecho una promesa así? Al final de cuentas solo eran niños. Cuando Tn__ regresó de Italia, no parecía recordarlo e incluso había vuelto a la rutina habitual, estando la mayor parte de su tiempo con el escorpiano y dedicándole apenas unas cuantas horas al acuariano, tales en las que solo se dedicaban a hablar sobre sus diversas aventuras ignorando completamente algún tipo de charla de sus días de infancia.
—Creo que habías dicho que solo sonreías frente a Milo y frente a mi— aquella voz lo hizo girar la vista hasta encontrarse con Tn__ parada justo al costado de la puerta. Volvió a sonreír mientras se levantaba de su asiento para dirigirse a donde ella.
—También suelo sonreírle a la nada, sobre todo cuando los recuerdos llegan.— confiesa al estar en frente suyo y alborotar sus cabellos color (C/c)__.
—Comenzaré a tener celos de la nada.— ríe leve.
—Dime una cosa, ¿Ya te has cansado de Milo o a qué se debe el honor de tenerte aquí? — Tn__ vuelve a reír ante el comentario y se limita a negar con la cabeza.
—Solo deseaba unos minutos contigo.—
—¿Conmigo?— pregunta el otro un poco sorprendido. —¿A qué se debe?—
—A qué usted mi estimado caballero de acuario y yo tenemos mucho de qué hablar.— la más joven se atrevió libremente a llevar sus manos alrededor del cuello del contrario acercándose hasta estar a escasos centímetros de distancia, esta acción logró hacer sonrojar al mayor que estaba realmente sorprendido por el acto.
—No entiendo— habló aun impactado.
—Vengo a exigir que cumplas una promesa.— respondió ella regalándole una cálida sonrisa. —Si mis cálculos no me fallan, actualmente tienes 20 años y yo acabo de cumplir 18 la semana pasada. Así que, prácticamente somos adultos...—
—...—
—¿No dirás nada?—
—¿Qué quieres que te diga, que he esperado desde que éramos niños para poder cumplir mi promesa? Si es así, puedes estar segura de eso.— llevando ambas manos a la cintura de ella, Camus cortó toda distancia establecida atrapando los labios ajenos en un beso el cual fue completamente correspondido. Fue un beso corto pero que sin duda ninguno de los presentes en aquella biblioteca lo olvidarían. Al separarse, ambos se vieron a los ojos con un tono carmesí en las mejillas. El silencio se hizo presente, aunque para nada incomodaba, finalmente Camus volvió a hablar: —Siento que nos estamos apresurando demasiado—
—Para nada— comentó ella con una sonrisa. —Solo somos fieles a nuestras promesas, ¿Qué tiene eso de malo?—
—Tal vez el hecho de que apenas te convertiste en adulta.—
—Siempre le quitas la diversión a todo Camus. Deja de pensar por un segundo, olvídate de todo y solo concéntrate en mi.— volvió a unir sus labios con el mayor quien recibió aquel beso con gusto obedeciendo la indicación.
¿Apresurado? Tal vez, ¿Extraño? Quizá, pero ¿quién entiende estas cosas del amor?
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Finalmente traje al cubito de Hielo .-.
Mini anuncio:
Las inscripciones para pedir sus One-Shots se cierran hasta el día en que publique el de Afrodita, así que apúrense
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