Apuesta de muerte

En aquel casino la tensión podía cortarse con un cuchillo, el juego había comenzado hacía tan sólo 15 minutos, pero esto estaba que ardía.

La suerte de Cid era enorme, de sus 20 juegos no perdió ninguno, había ganado todas sus partidas con mano justa, llevándose unos cuantos trillones a la bolsa. Tal era su confianza, que apostaba ya lo primero que se le viniera a la mente, o lo que el contrincante le pidiera: casas, autos, millones, trillones, casinos enteros... ¡Hasta una playa privada!

Ambos jugadores estaban empatados, la última carta definiría la suerte de aquellos grandes millonarios. ¿Cuál fue la apuesta? Muy sencillo: un omega.

El Cid había tenido problema en apostar al omega al que amaba, su contrario llegó literalmente pidiendo a su pareja.

Flash back

Era el final del juego número 19, en el cual el ganador predominante naturalmente fue Cid, su contrincante se retiró sin hablar y entregó las escrituras de las dos mansiones ubicadas en Rusia que había apostado.

No pasó mucho tiempo para que se le acercara un caballero de su clase, sentándose en la silla, pidiendo directamente al omega de Cid.

–Mi nombre es Shion –cruzó sus dedos.

–¿Apuesta? –cuestionó Cid.

–Mi fortuna entera.

–¿Tan grande es su suerte?

–Es todo lo que puedo ofrecer a cambio de lo que voy a pedirle, si pierde.

–¿Qué desea?

–Algo demasiado valioso para usted...

–¿Ah si?

–Así es –rió–. Quiero a tú omega.

El rostro de Cid no demostró la sorpresa que le provocó aquella apuesta, ¿Su omega? Debía estar loco. Continuó imperturbable, pero naturalmente no iba a ceder.

–De todo lo que puede pedir, dinero, joyas, la mitad de mi fortuna... cosas que no me preocupa perder... ¿Viene y pide lo único que no entregaré? Está equivocado. No acepto este juego. Puede retirarse.

Quienes observaban tal encuentro quedaron sorprendidos ante la respuesta de Cid, pues él nunca se negaba a un juego.

Por el contrario, Shion permanecía con una sonrisa retadora en su rostro, sabiendo que debía buscar una forma de hacer que el contrario cediera.

–Vamos, señor Cid, usted sabe quién soy yo. Acepte mi oferta o la vida de su omega peligra.

El de ojos lila era un reconocido narcotraficante, Cid sabía a lo que se enfrentaba, si se negaba, aunque escondiera a su omega en otro planeta, Shion lo encontraría y lo asesinaría, no le quedaba otra opción.

–Bien...

El tibetano sonrió ante la respuesta, lo había conseguido.

Fin del flash back.

Esto nos lleva nuevamente al inicio. La tensión era enorme, las cartas pasaban, y Cid comenzaba a ponerse nervioso. El punto decisivo fue un as de diamante, dándole el triunfo a Shion, quien miró al de cabellos negros con burla.

El Cid era un hombre de palabra, debía cumplir con lo apostado, por moral, y por el bien de su omega.

–Bien, tienes 3 horas para entregarme a tú omega, te esperaré aquí. –dijo el tibetano y luego se retiró de la sala.

El español se dirigió a su casa, triste, pensativo, sin saber cómo le daría la noticia a su pareja y cómo lo resolvería.

Llegó a su hogar y tocó suavemente la puerta, un chico delgado de cabello castaño corto le abrió.

–¡Cid!, ¡Mi amor! –Se lanzó a abrazarlo– ¡Qué bueno que llegas!

–Si... Sísifo...

–¿Qué tienes? ¿Pasa algo?

Recibió un flamante beso como respuesta, que a pesar de ser sorpresivo, fue totalmente correspondido por el menor.

Rápidamente Cid le dirigió a su recámara entre besos y caricias, al llegar lo recostó dulcemente sobre la cama sin detenerse por un momento; la ropa había sido tirada por el camino dejando el cuerpo de ambos al descubierto, permitiendo más contacto.

Todo ocurría de una manera apresurada, los movimientos eran un poco torpes debido a eso pero ambos lo disfrutaban. Cid lúbrico sus dedos para comenzar a dilatar a su omega, inició introduciendo un dígito mientras hacía movimientos circulares, después fueron dos y más tarde tres los dedos que entraban y salían del menor.

–Mmm Cid...

Ese era un sonido que el español adoraba escuchar, continuó con su labor hasta que sintió a su contrario listo, masajeó un poco su miembro para luego introducirlo lenta y cuidadosamente. Sísifo abrazó la espalda del mayor con fuerza, susurrando en el oído del contrario su nombre, indicando luego con un movimiento de cadera que ya podía empezar a moverse.

Las embestidas empezaron leves, obteniendo rápidamente fuerza y velocidad, llevando pronto a ambos amantes al orgasmo. Cid se corrió en el interior de Sísifo, y este en su abdomen.

El español salió del cuerpo del menor para luego recostarse a su lado. El griego río.

–¿Qué ocurre?

–Que ya no podremos hacer más ésto...

–¿P-Por qué lo dices?

–Pues..  porque vamos a ser papás...

El pecho de Cid se llenó de calor, y sus ojos de lágrimas.

–¿Por qué lloras...? –cuestionó el menor confundido.

–De felicidad, amor... de felicidad... –Se acercó y lo besó.

–Si... ¡Seremos padres!

–¿Sabes? Hay que celebrarlo, vistete, vamos a festejar...

El menor sonrió y asintió, obedeciendo la orden. En menos de 30 minutos ya se encontraba listo para salir, al igual que su pareja.

Ambos abordaron el auto y el español comenzó a conducir; en medio del camino, tomó la mano del menor:

–Sabes que te amo, ¿verdad?

–Si, lo sé –Sonrió–. Y sabes que yo te amo a ti, ¿cierto?

–Si... –Suspiró con tristeza– lo sé.

Llegaron al casino en el que Cid solía jugar, bajaron ambos del auto y se dirigieron a la sala en donde Shion estaba esperando, ansioso, al de cabellos negros.

–Vaya, creí que no cumpliría.

–Soy un hombre de palabra, y lo sabe, Shion.

–Si, así es.

–Aquí te traigo a mi omega, te lo entrego –Metió la mano en su bolsa, para luego sacar un arma y dispararle en la cabeza a Sísifo–, pero te lo entrego muerto, porque no estoy dispuesto a soportar verlo contigo, ¡Prefiero verlo muerto, a que sepa que está con otro que no soy yo! Es por eso que me lo llevo, a él y... a mi hijo...

Eso fue lo último que dijo, antes de dispararse a sí mismo con el arma, ante la mirada atónita de todos los presentes.

























Ya sé, ya sé, todo terrible, poco hard, lo siento... y corto, pero hice mi mejor esfuerzo. Por lo menos actualicé :3

Ya saben, si algo no les gusta, comenten.

:3

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