Te preocupas por mí

Título: Te preocupas por mí
Parte: 1 de 1

Pietro era un gruñón, eso quedaba muy claro, no sabía vivir, no disfrutaba aquellos pequeños placeres de la vida, aburrido, solía cargar un mal humor con todo el equipo, desquitándose con todo el mundo, tratando de sentirse bien consigo mismo, intentando subir su ego hasta los cielos, pero no engañaría a nadie, no era una persona feliz, y lo que fuera que hiciera no le estaba sirviendo.

Ya te encargarías de él, al parecer el equipo tenía esperanza en ti; Wanda que solo podía repetirte que tú serías quien lo cambiaría para bien, dudabas, pues, incluso a veces el sokoviano te aterraba, con su mal humor de todos los días, sería un camino muy largo por recorrer.

Le buscaste por toda la base, estabas decidida, lo harías cambiar, costara lo que costara, divagabas con la mirada por todo el lugar, no había ningún rastro del platinado, suspiraste cansada, te apoyaste en el ventanal más cercano, tu frente descansaba en el frío cristal.

Levantaste la mirada, y ahí estaba él, descansando en el césped, tragaste con nerviosismo, apretaste tus puños y empezaste a caminar en dirección del ojiazul, con paso decidido, te alentabas, repetías múltiples palabras de apoyo, porque lo necesitarías, y bastante.

— Oye Pie- —tu pie se dobló y caíste de frente, chillaste del dolor, escuchaste una risa, le viste cómo se burlaba de ti, te levantaste, tensaste la mandíbula, no esperabas que él fuera amable, no, pero las ganas de propinarle unos buenos golpeas hasta que por fin entendiera no se irían por un buen rato.

— Creo que alguien se ha caído. —dijo entre carcajadas.

— Idiota. —mascullaste molesta.

— Le diré a Steve que palabras están saliendo de tus labios, me gustaría ver el discurso que te dará.

— ¿Podrías callarte? —le gritaste.— Ahora veo porque ni tu hermana te soporta.

— Eso no es tu problema. —gruño mientras se acercaba peligrosamente, segundos después ya lo tenias a escasos milímetros de ti, sus miradas chocaban, ardían, la molestia de uno con el otro era evidente, nadie apartaría la mirada en aquel duelo a muerte.

— Es mi problema cuando yo quiero que sea; escúchame bien Maximoff, —musitaste colocando uno de tus dedos índice en su pecho, frunciste más tu ceño, y le empujaste un poco.— Te quedarás solo, ¿sabes por qué?, no, bueno té lo diré, eres una mierda de persona. —le escupiste.

— Piensas que con decirme eso voy a cambiar, —bufo— no me jodas.

Steve pasaba por ahí cuando les escucho ladrarse uno al otro, negó con la cabeza mientras cruzaba sus brazos.— Cuiden ese lenguaje niños. —les dijo con mirada des aprobatoria.

Los dos voltearon sus rostros hacia el capitán que tenía los ojos cerrados, mientras negaba, pero cuando los abrió juro el haber visto al diablo, su piel palideció, un tic apareció en tu ojo derecho, los dos le sonreían con cinismo, le vieron hacer una mueca nerviosa,— Creo que yo me iré por acá —dijo señalando a uno de sus costados— sigan con sus asuntos. —y con eso le vieron partir.

Miraron en dirección al rubio, quien caminaba tieso y con los puños cerrados, se voltearon a ver, sonrieron, sin embargo después de darse cuenta de lo que estaban haciendo se cruzaron de brazos y giraron sus cabeza en dirección opuesta, hasta después de unos segundos que empezaron a reír por el susto que le habían dado al mayor.

Después de eso, ya con más calma se dedicaron hablar, Pietro no era la desagradable persona que aparentaba a diario, simplemente tenía miedo de ser herido, y su forma de refugiarse era construyendo una burbuja a base de ego, orgullo, burlas, y engaños hacia el mismo.

Era amigable, y agradable, que el sokoviano fuera de aquella manera era algo que definitivamente no habías visto venir.

Caminaban cerca de la piscina de la base, charlaban animadamente, hasta que el platinado te empujo dentro del agua, otra cosa que tampoco habías visto venir; saliste empapada, escurriendo agua por todos lados.

— Pensé que lo de las bromas había terminado. —le dijiste mientras te abrazabas, le escuchaste reír.

— Prometo que ésta fue la última. —dijo aún riendo.

Trataste de reír, mas no pudiste ya que un fuerte estornudo te lo impidió, después le siguieron muchos otros, junto con múltiples ataques de tos, empezaste a tiritar del frío, fue ahí cuando el semblante del ojiazul cambio, corrió por una toalla y la colocó en tus hombros, te tomo en brazos y te llevo a tu recámara, te dejo en el suelo, para desaparecer con rapidez, escuchaste el sonido del agua caer en la bañera, caminaste hacia el baño con lentitud, le viste llenar la tina, mientras vapor salía de esta.

— Date un baño con agua caliente, eso deberá servir. —dijo antes de salir del pequeño cuarto.

Sonreíste, e hiciste caso a lo que te había dicho; te sumergiste en la tina, cerrando tus párpados, relajándote, y de la nada, una idea cruzó por tu mente. Saliste envuelta en tu bata, tenías frío, te colocaste la ropa para dormir más abrasadora que tenias y te fundiste en la cama.

— ¿Puedo pasar? —escuchaste, era el velocista que anteriormente había dado unos suaves golpes en la puerta.

— Adelante. —murmuraste débilmente, estabas perdiendo la voz.

De tras de la puerta se reveló un Pietro con el cabello desordenado con una bandeja en sus manos, traía un poco de café y algunas galletas que encontró en la alacena. Sonrío con dulzura.— ¿Cómo te sientes? —pregunto sentándose en uno de los costados del colchón.

— Me duele la cabeza. —murmuraste haciendo una mueca de dolor.

Levantó una de sus palmas y la depositó en tu frente, y luego en la de él, lucía preocupado.— Estás que ardes.

— Gracias. —sonreíste divertida.

— No estoy jugando (T/n), en serio, estás ardiendo, creo que tienes calentura, quédate aquí iré por algo que pueda ayudarte.

Huyó por la puerta, para después regresar con un vaso casi lleno de agua, y un par de pastillas en sus manos, soltaste una pequeña risa a penas audible, apostabas que el vaso al principio estaba lleno, pero el velocista tiro el resto en el camino.

— Toma esto, te hará sentir mejor. —te tendió la pastilla y el agua, lo tragaste con dificultad, hiciste una mueca de asco, mientras maldecías mentalmente a los dichosos medicamentos.— Deberías descansar. —Y eso hiciste, dormiste cual bebé, mientras Pietro te cuidaba, había acercado una silla a tu cama, para dormir.

A la mañana siguiente le viste durmiendo en la silla y tú cama, sonreíste, ya te sentías bien, pues tus defensas eran increíblemente buenas, sin embargo te aprovecharías de la situación para jugarle una broma al de cabellos platinados, solo una pequeña probada de su propia medicina.

Y así siguieron los días, él cuidando de ti todo el tiempo, incluso había dejado que los demás se fueran a una misión sin él, con el único motivo de poder cuidarte ya que era su culpa que estuvieses en aquel estado; y es que si no fueras una vengadora, serías una estupenda actriz, pues llevabas poco más de una semana convenciéndole de que aún estabas enferma.

— Veamos cuánto tienes de temperatura. —dijo el sokoviano mientras se acercaba a ti con los ojos cerrados, palideciste, no le habías escuchado abrir la puerta, sin embargo no parecía abrir los párpados, así que seguiste con lo tuyo.— Al parecer Sam se enojo porque te di sus galletas, —dijo un poco más cerca mientras reía.— ¿qué haces? —dijo sorprendido, te había cachado con las manos en la masa, o mejor dicho el termómetro, que habías sumergido en el té para que el velocista creyera que todavía tenías  temperatura, reíste nerviosa, esperando su reacción.— Eres hilarante. —dijo riendo, tu rostro se iluminó, una gran sonrisa apareció mientras le escuchabas reír, había sido un trabajo duro el cambiar a Pietro, pero había valido la pena.

— Ves, detrás de toda esa actitud arrogante te preocupas por mí. —respondiste en tono burlón, mientras le mostrabas la lengua.

Negó divertido.— Multumesc pentru toata dragostea mea¹. —dijo antes de tomar tus mejillas, para después juntar sus labios en un dulce y lento beso, sentiste tu rostro arder, pero gustosa le correspondiste, colocando tus brazos en sus hombros, mientras enredabas sus cabellos en tus dedos.

En ese momento solo pudiste pensar en algo, si unos días atrás alguien te hubiera mencionado el hecho de que ustedes terminarían enamorándose, hubieras reído a más no poder, pues eso parecía técnicamente imposible; pero ahí estaban ustedes, en tu habitación, en donde habías fingido enfermar, besándose con amor.

¹Gracias por todo amor mío.

N/a:
Me desvié de lo que iba a ser desde un principio y ese fue el resultado, espero y les haya gustado, porque si me costó un poco acomodar mis ideas para escribirlo; con este OS marco oficialmente mi regreso, ya voy a empezar a actualizar más seguido, o eso voy a tratar porque no me falta mucho para entrar a clases. Ahora un poco de publicidad/spam o lo que sea, solo vengo a pedirles que voten por este libro en los MarvelAwards de la cuenta con el mismo nombre del concurso (MarvelAwards ), en la categoría de One Shots, pls, un voto no les cuesta nada, yo sé que quieren, no se hagan, puede que hasta haga un pequeño maratón, solo si ganamos, porque este de alguna forma también es su libro, así que voten ya, el tiempo límite es hasta el 12 de agosto, por favor ayúdeme a ganar; sin más que decir, hasta el próximo one shot.

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