New Year
Todos subiendo y bajando, un año más se iba volando; cada persona en la ciudad de Nueva York estaba dando vueltas y corriendo por todos los rincones de aquella efímera ciudad, incluso tú, quien buscabas algunos condimentos y bebidas faltantes para la cena.
Bajaste del automóvil completamente cargada, apenas podías mantenerte en pie, justo cuando pensabas que lo más difícil ya había sido pasado, diste un punta pie en la entrada del elevador, apuntó de caer sentiste que alguien te tomaba de la cintura evitando que te dieras un fuerte golpe y que se rompieran las botellas de vino.
— Deberías tener más cuidado la próxima vez, —dijo Pietro riendo— casi tiras la bebida —
— Casi me haces pensar que eras un caballero, —reíste— pero solo eres un idiota; —dijiste apuntándole con tu dedo índice— y ahora vamos ayúdame con esto, o a menos de que no quieras tomar algo en la noche —
— Solo dame eso —refunfuñó mientras te quitaba algunas bolsas de las manos.
Apresar de que Tony había insistido en que podía contratar a alguien para que les preparase la cena de ese día tú te habías negado rotundamente, estabas decidida a hacerla por tu propia cuenta, querías impresionarlos a todos, especialmente a aquel chico veloz, que rogaba porque le dejases ayudarte; a pesar de que aquel sokoviano traía tu mundo de cabeza, no podías dejar tu orgullo a un lado y decirle todo aquello que sentías por él.
Primer propósito de año nuevo acercarme más a Pietro.
Con un poco de pesadez dejaste que el platinado te ayudara con las cosas más sencillas, ya que no se podía mantener tranquilo, y para preparar una cena se necesita paciencia, y él no la tenía.
Empezaron con lo más sencillo de la cena, o al menos lo que aparentaba serlo, el postre, tenias planeado hacer un pay de queso, algo fácil y delicioso. Pietro se encargaba de alcanzarte todo aquello que necesitabas, ya que si a ti podía tomarte segundos a él le tomaban milésimas de estos, aún no terminabas de formular tus oraciones cuando literalmente ya tenias los objetos en las manos.
— Prueba esto; —le dijiste mientras le extendías tu dedo con un poco de la mezcla, no pensabas en lo que hacías, tú sólo querías que todo saliera bien; solo caíste en cuenta de lo que habías hecho cuando sentiste los labios de Pietro, en tu dedo— ¿Qué estás haciendo? —soltaste sorprendida por lo que Pietro acababa de hacer.
— Me dijiste que lo probara —soltó con indiferencia.
Al principio le habías reclamado el hecho de que haya lambido tu dedo, mas sin embargo su argumento era más valido, tú —inconscientemente— le habías tendido tu dedo para que probase le mezcla, no tenías por qué reclamarle, pero aún así no estabas contenta con ello, aun que pensándolo bien lo que te desagradaba de todo aquello era que tú hubieras preferido que sus labios tocaran los tuyos y no tu dedo.
Segundo propósito probar los labios de Pietro.
Los minutos siguientes te dedicaste a terminar todo lo relacionado con el pay y a mantener una cuchara cerca tuyo para las pruebas de sabor. Trataste de no hacer contacto visual con él, ya que si lo hacías probablemente te sonrojarías, y eso sería una grave falta para tu ego.
El segundo platillo fue un Spaghetti rojo, dejaste agua hirviendo en una olla, después de un tiempo fuiste agregando la pasta, sentías como el chico de cabellos platinados te observaba a tus espaldas, en cierta manera era un poco incómodo, tenerlo ahí calculando todos tu movimientos no era agradable. Tratabas de pensar que solo tú te encontrabas ahí, pero era imposible.
— ¿Qué es lo que miras Maximoff? —dijiste tratando de soñar lo más confiada posible, por dentro estabas prácticamente muriendo, tratando de no sucumbir ante los nervios.
— Nada —dijo pasándose la mano por el cabello; le observarte alborotar su cabello, de lejos parecía suave, como algodón de azúcar, querías tocarlo sin lugar a duda, mas no lo harías, sacudiste tu cabeza alejando aquello pensamientos, en esos momentos la comida era lo más importante.
Tercer propósito tocar aquel cabello platinado.
— Esta bien —dijiste volteando de nuevo a la salsa del Spaghetti, él podría negar que te estaba viendo, pero cualquiera se daría cuenta que lo hacía, pero no cualquiera vería el sentimiento con el que lo hacía.
Un silencio incómodo inundó la cocina, a pesar de que tratabas de concéntrate en tu trabajo no lo conseguías, aquel sentimiento no te dejaba pensar con claridad, Pietro tampoco lo pasaba por alto, a pesar de que su trabajo era tan sencillo como vigilar el pay y pasarte algunos utensilios, no podía hacerlo, estaba confundido; tu presencia le hacía sentirse con los nervios de punta, nunca había pasado tanto tiempo contigo, bueno, tal vez sí, pero no a solas, por lo regular siempre estaban los demás lo que hacía que se liberará la tensión.
— ¿Podrías pasarme el rallador? —dijiste sacándole de sus pensamientos, al principio solo te había mirado confuso, al parecer no te había escuchado— el rallador, podrías dármelo —dijiste señalando el utensilio al otro lado del horno.
— ¿Eh?, si claro —dijo tendiéndote aquel objeto.
Cuarto propósito eliminar mis nervios.
Habías decidido hacer un pequeño jamón ahumado, bueno de pequeño no tenía nada, era inmenso, solo esperabas que todos en la torre tuvieran hambre para cuando se dispusieran a cenar, porque si no tendrían que comer el recalentado por unos cuantos días.
Pietro de alguna forma había hecho que todo fuera un poco más entretenido, cuando no mirabas el ya traía puestas cucharas en la cabeza tratando de hacer equilibrio, el cual nunca conseguía, o si no estaba haciendo malabares con algunos cuchillos, lo cual te ponía los nervios de punta, temías que se lastimase.
Todo había pasado rápido, para cuando ya habías visto estabas curando a Pietro, el muy idiota se había cortado en sus intentos de malabares, le habías dicho ya un centenar de veces que no lo hiciera, mas sin embargo él nunca se había dignado a escuchar, y ahí estaba sufriendo sus consecuencias, aun que para él fuera una herida insignificante para ti si importaba, él había insistido en que no pasaba nada con aquello, su metabolismo súper humano haría que aquello desapareciera en algunos minutos, pero tú querías ayudarle curando su herida, era lo menos que podías hacer por la ayuda que él te estaba brindando.
— Vamos Pietro solo déjame vendarte —le habías insistido y al final de cuentas había accedido, porque sabía que no podía decirte que no.
Quinto propósito enseñar a Pietro a hacer caso.
Y por fin la cena estaba terminada, o bueno casi, al menos todo ya se estaba cocinando u horneado, después de tantas horas al fin un descanso al menos para ti, porque al parecer a Pietro todavía tenía una reserva de energía, ya que se había ofrecido para poner la mesa, insististe en ayudarle mas sin embargo él se había negado; te había repetido unas cuantas veces que fueras a arreglarte, diciendo que el tardaría unos cuantos segundo en estar listo, así que no importaba si tardaba en arreglar la mesa, y lo siguió diciendo hasta que por fin habías accedido.
Era algo simple alistarse cuando ya tenias todo listo, sabias que al preparar la cena perderías más de la mitad del día, por lo cual desde un día con anticipación habías dejado lo que te pondrías listo; en pocas palabras solo tenias que darte una ducha y cambiarte y estarías lista.
Al salir de la ducha un hermoso vestido largo de color azul marino te esperaba apoyado en tu cama, procediste a cambiarte y a cepillarte el cabello; esta noche sin lugar a duda sería de las mejores.
Al salir de tu habitación chocaste con algo o mejor decir alguien, al principio pensabas que habías chocado con alguien como Steve o Thor, por los pectorales contra los que habías chocado imaginaste que sería cualquiera de ellos, pero era todo lo contrario, no esperabas verle hasta que la cena diera inicio, pero ahí está Pietro escaneándote de pies a cabeza como si fueras una obra de arte.
Sexto propósito poner más atención en los que me rodean, especialmente en Pietro.
— Ugh... —dijo rascándose la nuca— lo siento, no te vi. —
— No importa, yo tampoco me he fijado por donde iba —le sonreíste.
Se quedaron así unos cuantos minutos, observándose uno al otro; cuando pudiste mirarle bien notaste que éste lavaba un traje puesto, nuca le habías visto de aquella manera pensaste, casi siempre él vestía pantalones holgados para ir a entrenar, nunca en toda tu vida le habías visto tan formal y vaya que le sentaba bien, Pietro era un chico apuesta a pesar de la forma en la que se vistiera, pero viéndolo así el era aún más guapo. Fijando tu atención en otra cosa, su corbata, cualquiera que les hubiera visto en aquel momento les habría mencionado el buen trabajo que habían hecho para combinarse, sin embargo ese no era el caso, ninguno de ustedes tenía ni la más mínima idea de lo que vestiría el otro, así que podría decirse que era una increíble coincidencia.
Bajaron platicando hacia el comedor donde ya se encontraban parte de los vengadores, se sentaron a la par para seguir su animada conversación. Cuando por fin todos estuvieron presentes empezaron a disfrutar de aquel festín, que por cierto muchos habían comentado te había quedado muy bien; acabada la cena todos tomaron sus copas llenas de chanpange y empezaron a brindar por aquellas cosas que les habían pasado a lo largo del año.
Después de eso todos se levantaron de sus respectivos lugares, cada quien por su camino; Pietro quien no perdió ningún segundo para tomarte de la mano y llevarte con él, te había llevado al marco de la puerta de la cocina, no tenías idea del porqué, pero el ya te lo explicaría.
Te hizo un gesto para que dirigieras tu vista hacia arriba, te sorprendiste al ver lo que había, negaste la cabeza divertida antes de mirarle de nuevo.
— Muérdago —reíste.
— Estoy esperando mi beso —dijo él.
— Lo siento campeón, pero lamento decirte que eso sólo funciona en Navidad —dijiste colocando tu dedo índice en sus labios— aun que puede que haga una excepción —antes de atraerlo a tus labios.
Séptimo propósito, qué va, no necesitaba nombrar todas las cosas que quería hacer con Pietro a lo largo del año, porque a final de cuentas, yo sólo quería estar con él.
— Tres, dos, uno, feliz año nuevo! —gritaron todos excepto ustedes quienes aún se estaban besándose.
N\a:
Hola, lamento no haberlo subido antes, la verdad no tengo palabras para decirles lo avergonzada que estoy, pero les pediría que me comprendieran, cuando lo estaba escribiendo llegue a un punto donde no sabía que hacer, reescribía la misma parte una y otra vez, porque no me agradaba como quedaba, pero al fin ha quedado, hasta estas altas horas de la noche, en donde vivo apenas son las 0:02 am, no descanse desde las 4 pm estoy escribiéndolo así que esperó que les guste, y hasta luego que bueno tengo que dormir, jaja, les diría hasta mañana, pero pues ya es mañana por así decirlo, nos leemos luego.
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