Embromados

Título: Embromados
Parte: 1 de 1

Pietro era un idiota en toda su potencia, cuando se conocieron se odiaron al instante, él se esforzaba todo lo posible por molestarte; al final se enamoraron, él seguía fastidiando, menos, pero aún lo hacía, incluso cuando ustedes ya habían empezado a salir él seguía haciendo sus bromas, como por ejemplo, tirarte a la piscina mientras estabas dormida, llenar la casa de flores en tu cumpleaños cuando eras alérgica al polen, bueno, esa no había sido exactamente una broma pero él se había estado riendo de tu estado por una semana entera; el cubo de agua en la puerta, embarrarte un pastel en toda la cara, y así podías seguirlas contando, nunca se acabarían, así que era hora de darle de su propia medicina.

Habías ido a la farmacia del hospital más cercano, deseando que todo saliera como debía ser, perfecto, compraste lo que necesitabas, la clave de todo, entre tus manos, una pequeña caja, ahora sólo faltaba encontrar a la persona indicada, para que utilizase el contenido.

Rodeaste el hospital en búsqueda de esa persona, y no fue hasta que llegaste a la cafetería cuando pudiste encontrarla, una embarazada, perfecto.

— Disculpa. —dijiste llamando su atención.— ¿Podrías hacerme un favor? —le dijiste mientras tomabas asiento frente a ella, te miro con curiosidad, dejando de comer.

— Si, no hay problema. —dijo confundida.— ¿Qué pasa?

— Crees que pudieras hacer esta prueba. —dijiste entregándole la caja que tenías en tus manos.

— Claro, pero, yo ya se que estoy embarazada, para qué quieres esto. —dijo confusa.

— Es mi venganza. —dijiste sonriente.— Necesito si quiero enseñarle a alguien su lección.

— Pero yo no entiendo. —replicó perdiendo una respuesta más lógica.

— Te compraré un pastel si lo haces. —ofreciste.

— Trato hecho; que sea de chocolate. —dijo mientras tomaba la prueba y se dirigía al baño.

Mientras la mujer te traía la prueba fuiste a comprarle un pastel, tal y como lo habían acordado; tus dedos se movían ansiosos en la mesa, ya querías tener la prueba en tus manos, sonreiste con malicia.

La mujer llegó al cabo de unos minutos, te entrego la prueba, le regalaste una sonrisa y le entregaste el pastel para después marcharte de ahí.

Llegaste de nuevo a la torre, Pietro aún no había llegado, entraste a su habitación, no debía tardar, te encerraste en el baño, abriste la caja en donde estaba la prueba ya usada, todo debía salir de acuerdo al plan, debía recibir su lección, y dejaría de meterse contigo por algún tiempo.

Escuchaste que alguien abría la puerta de su habitación, sonreíste, debía ser él, escuchaste como se acercaba a la puerta del baño, para luego escuchar como golpeaba la puerta.— Dragoste, estás ahí, ¿te encuentras bien? —dijo con un tono de voz suave.

Retuviste la respiración, tratando de no reír, miraste tu rostro en el espejo.— Si, estoy bien. —dijiste tratando de soñar lo más tranquila posible.

— ¿Puedo pasar? —pregunto con amabilidad. Le abriste la puerta, mientras le regalabas una sonrisa tímida, te tomo en sus brazos estrechándote fuertemente contra su pecho, rodeaste su cintura, sentiste como colocaba su cabeza arriba de la tuya, se movía de un lado a otro, como si fuera a caer si te soltará, hasta que se detuvo.— ¿Qué es eso? —susurro mientras te soltaba para poder agarrar la pequeña prueba en sus manos.

Te encogiste de hombros.— Tú sabes que es. —respondiste con timidez, por favor que funcione, pensaste mientras le veías examinar el objeto en sus manos.

Corrió hacia ti, con una gran sonrisa, parecía un niño pequeño cuando le compran un dulce, te elevó del suelo para darte vueltas mientras te abrazaba y susurraba cuánto te amaba, la culpa te lleno, trataste de poder sonreír con credibilidad, qué habías hecho.

Te soltó y corrió con cada uno de los miembros del equipo para informar, y presumir, el que se tendrían un hijo, saliste de la habitación cabizbaja, porqué te encontrabas así, se suponía que sería una venganza y deberías estar feliz porque estuviera funcionando de acuerdo al plan, eras una sentimental, no podías con la carga de la culpabilidad, ni podías imaginar la cara del sokoviano cuando le dijeras que todo era una broma, una muy cruel, te golpeaste mentalmente.

— ¿Estás bien?, te vez un poco contrariada. —dijo Wanda plantándose a tu lado, mientras colocaba sus palmas en tus hombros.

— Soy una persona horrible. —susurraste.

— ¿Qué haz hecho? —pregunto mirándote a los ojos, frunció en ceño, te encogiste en tu lugar tímidamente, querías que la tierra te tragara, el solo ver al platinado gritando por los aires que tendría un hijo, o hija, te mataba lentamente.

— Solo quería mi venganza...—dijiste por lo bajo.— pero la he llevado demasiado lejos.

— No me digas qué, —viste como cubría su boca con sus manos.— es una broma, en serio le has mentido sobre eso, va a morir cuando se entere, debes decirle ya (T/n).

— Lo sé, —chillaste.— pero es tan difícil, sólo míralo, se ve tan feliz.

— Si no lo haces ahora será peor. —dijo sonriéndote en forma de aliento,— Yo sé que puedes. —palmeo tu hombro, para luego empujarte al ojiazul, le reprochaste con la mirada, para luego mirar al hombre frente a ti, le diste una sonrisa tímida.

— Cariño, necesitamos hablar. —le susurraste.

—  Claro, dímelo, te escucho. —dijo sonriendo, sentiste como tu corazón se encogía, porqué no habías pensado en otra forma de vengarte.

— Podemos hablarlo más en privado. —dijiste suplicante. Te miro extrañado, pero al final accedió, tomo tu mano con delicadeza, y se dirigió a su habitación, le diste una última mirada a Wanda, esperabas que te salvará, no sería así, después de todo esto había sido tu culpa.

— ¿De qué quieres hablar? —pregunto cerrando la puerta.

— Uh, yo, verás, puede que haya querido... —dijiste torpemente mientras jugueteaba con tus manos nerviosa. Pietro se acercó a ti, acunó tus mejillas en sus manos.

— Si ya has elegido el nombre no importa. —respondió sonriente, una punzada de dolor golpeó tu pecho.

— Pietro, no es eso, —suspiraste, viste su expresión contrariada, sabías que significaba, quería una respuesta, y lo más rápido posible.— no estoy embarazada, —susurraste.— se que no debí a haberlo hecho, te mentí y me siento mal por haberlo hecho, pero estaba cansada de tus bromas, y quería mi venganza; cariño lo siento tanto, se que estabas muy feliz porque pensabas que serías padre, en serio lo siento. —sollozaste con lágrimas dependiendo por tus mejillas rosadas, sorbiste tu nariz, limpiaste tu rostro, te sentías la peor persona en el mundo, viste su expresión dolida, otra punzada más.

— Estas mintiendo. —musitó, para después salir corriendo del lugar, caíste en tus rodillas, lamentando los hechos, en un principio pensabas que te sentirías genial cuando le confesaras que todo había sido una broma, pero sentías todo lo contrario.

Escuchaste como alguien entraba a la habitación, era Pietro, cargaba una pequeña bolsa en sus manos, camino hacia ti, tendió su mano para ayudarte a levantar, aceptaste, limpio tus lágrimas, y sonrió.

— Eres muy buena actriz, pero eso no bastará para convencerme, necesito verlo con mis propios ojos para creerte. —sonrió.— Toma esto, —dijo dándote la caja que una vez estuvo dentro de la bolsa; otra prueba de embarazo.— ya sabes lo que dicen, ver para creer, y está vez me aseguré de estar ahí.

No creiste que se lo tomara tan enserio, el querer comprobar si todo era una mentira estaba bien, pero el entrar contigo al baño con el fin de ver que no hicieras de las tuyas ya era demasiado.

— Pietro, te juro que no haré nada para engañarte, pero sino sales de aquí en este preciso momento tampoco haré nada. —le repetiste.

Suspiro derrotado.— Estaré esperando tras la puerta. —dijo antes de salir.

— Esta bien, aquí vamos, no se para que me preocupo tanto si yo sé que saldrá negativo. —te alentaste, suspiraste, destapaste la caja, sacaste el contenido y proseguiste.

No podías creer lo que vías frente a ti, chillaste, cubriste tus labios con tus palmas, no podía ser cierto; Pietro entró alarmado, te tomo de los hombros, no dijiste nada, estabas pasmada, dirigió su vista a la prueba, sonrío para sí, dos rayas rojas de asomaban en ésta, no podía ser más feliz.

— Ves, te dije que no podías mentirme rebenok¹. —dijo mientras sonreía triunfante, para después plantar un dulce beso en tus labios.

— Después de todo no puedo engañarte. —dijiste encogiéndote de hombros; esto había dado un giro tan inesperado.

¹Nena.

N/a:
He vuelto, siento no haber actualizado, pero estas no han sido unas buenas semanas para mí hablando emocionalmente, la vida es un asco, qué puedo decirles, más cuando se es adolescente, es algo sumamente insoportable.
Hoy, chicas, hoy realmente les quiero dar gracias, porque sin ustedes yo no estaría aquí, sé que se los digo seguido, pero hoy es una fecha especial, hoy cumplo un año escribiendo esto para ustedes, y no tienen idea de lo feliz que me siento, porque pensé que yo no tendría oportunidad de lograr algo aquí, y ver que les gusta lo que escribo me hace los días, no tienen idea de todo lo que pasó por mi mente cuando escribo mi primer One Shot y lo publique, era un desastre, y aún sigo siéndolo, al final de cuentas ustedes son las que me mantienen en pie, con sus comentarios que me sacan carcajadas, o una sonrisa, así que no puedo estar más agradecida, las quiero.
Por cierto, publicaré un nuevo libro de One Shots, de mi otro amor de toda la vida, Peter Maximoff, si gustan pasar a leerlo.

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