Jacob Black
Titulo: ¿Que por qué no me fui? Ah sí, bueno, porque soy imbécil. Primera parte.
Peter Parker/ Jacob Black y lectora.
Advertencia: Como les había dicho... Es una cosa rara. Intenté mimetisar lo mejor que pude la personalidad de Jacob (libros) aquí. Y, también cono ya les dije, metí a Peter por aquí. Es un tanto sad. Bastante largo.
Nota autora: Les dejo esto para que vean más o menos como sería la narración del One Shot. Esta parte es enteramente de Peter.
Abajito, al final, les cuento algo que me pasó. Sé que ninguna de ustedes es psicóloga, ni nada parecido. Pero creo que les he contado suficientes cosas personales en este libro para dejarles una más.
Ahora si. Puedes disfrutar de la historia.
~Usted ha ingresado al correo de voz de: Edward Cullen. Favor deje un mensaje después del tono. ~
Resoplé con pesar ante el sonido agudo que indica que la grabadora comienza a tomar tu mensaje. Y con un suspiró de por medio, comencé a hablarle a mi cuñado.
-Edward, por favor, te ruego que me digas cómo está mi hermana...-Tuve que tragar grueso para poder seguir, el nudo en mi garganta era algo indescriptible.-Charlie llamó hace dos días para decirme que estaba enferma, pero tú ya te sabes eso. Y creo que entenderás mis motivos para decirte que NO me creo esa basura. Por favor, Edward, déjame hablar con ella... Sólo para escucharla, no pido más.-Sentí un ligero apretón en mi hombro izquierdo, no había necesidad de voltear para saber a quién le pertenecía aquella mano, por acto reflejo coloqué una de las mías sobre esta, en búsqueda de algo que me devolviera las fuerzas.-Si no recibo alguna respuesta en las próximas horas, voy a ir hasta allá. Y no voy a dejar que tú o alguno de tus hermanos me frene, ¿entendido?-Gruñí al teléfono antes de colgar, tirando el aparato por sobre el mesón. Causando un sonido estrepitoso y destructivo comforme este rebotaba un poco por la larga mesa de mármol.
Bufé en desesperación, tapando mi cara con ambas manos en un intento patético de pensar con claridad las cosas e intentar no ir y arrancarle la cabeza al chupasangre del esposo de mi hermana.
-¿Sigue sin contestar?-Inquiere la voz de mi novio por detrás de mí, girandome con delicadeza por la cintura antes de retirarme las manos del rostro. Asentí una sola vez.
-A este paso voy a tener que hacer una aparición de emergencia en Forks.-Respondi, undiendo mi cabeza en el cuello del castaño, quien me correspondió el gesto de inmediato.
Sentía sus manos recorrer mi espalda en un intento por calmarme.
-¿No crees que exageras?-Pregunta con cuidado. Gruñí en respuesta.-No me malentiendas, sé que tú y Bella son casi inseparables desde que nacieron, pero ¿por qué dudas tanto de la palabra de su esposo? Tal vez ella en realidad está enferma al grado de estar encuarentenada.-Se excusa.
Quise responderle. De verdad quise. Pero no iba a decirle "Desconfío de Edward Cullen porque es un vampiro, y mi hermana en su enfermizo y alocado enamoramiento ha decidido que quiere convertirse en uno para estar con él toda la maldita eternidad; por ende, tengo suficientes razones para creer que esto no es más que una coartada para ocultar el nuevo ser que es mi demente y terca Isabella."
Oooh, no. Peter me creería loca (aunque teniendo en cuenta su historial de accidentes y enemigos, en realidad mi situación no es que estaba tan lejos de ser algo inverosímil) y no quería eso. Además, estaría rompiendo la única regla vampírica: Guarda el secreto. Y yo definitivamente quería ahorrarme la conversión vampírica, inducida por una légion italiana de vampiros, del amor de mi vida, quien además poseía ciertas habilidades arácnidos, y la mía propia.
Definitivamente no dejaría que Peter fuera un experimento de Aro. Primero muerta. O mejor, primero lo mato...
-Pete, conozco a Bella. Siempre que se enfermaba, algo que la hacía sentir mejor era la compañía de mamá y mía, así fuera un rato.-Mentí. Y agradecidamente yo no era como mi hermana, que siempre que mentía se notaba.- Quiero hablar con ella, eso es todo. Me preocupa... Y mucho. Tal vez aún no logro asimilar que está casada, que ya no me necesita. Pero es algo que no puedo evitar. Siempre he cuidado de ella, hasta que decidimos irnos de casa. Ella se largó con Charlie, y yo terminé de intercambio en Midtown. Pero incluso así, ella y yo seguíamos estando muy unidas. Así fuera por teléfono.-Dios, sonaba cómo la propia hermana sobreprotectora obsesionada. Lo sabía. Pero bueno, así era.
Peter se separó de mí a penas unos milímetros y me dedico una de sus sonrisas ladeadas, esas que me derretian por dentro.
-Lo sé, pero no me culpes por agradecerle a Dios y a tu animadversión por tu padre porque hayas tomado esa decisión. De cualquier otra forma, no no te hubiera conocido.-Dice él mientras colocaba sobre mi mejilla su mano tibia, dándole leves caricias a esta. Haciéndome recostar mi rostro en ella con una sonrisa diminuta.
-A veces puedes llegar a ser muy cruel, Parker.-Susurre con un toque de diversión.
El castaño de ojos avellanos amplio aún más su sonrisa tras largar una carcajada.
-Lo dice quien intentó hacer entrar en razón a su hermana con respecto a casarse a los 18. Sabiendo que eso era una guerra perdida, y que Bella está perdida por Edward.-Ahora fui yo la que se rió. Y Peter aprovecho para dejar un corto beso en mis labios.
Estaba totalmente segura de que yo nunca podría hacerle daño a semejante persona. Peter, literalmente, era algo así como mi rayito de alegría y despreocupación. Y lo adoraba desde el fondo de mi ser.
-Ni me lo recuerdes. Aún tengo en la cabeza el griterío de Renée cuando le dije que no llegaría a estar en la boda de Bella.-Bufé rodando los ojos. Mamá podía llegar a ser un tanto inocentona y pesada con ciertas cosas.-Según ella fue un acto infantil. Según yo: tenía la presentación de los primeros avances de la puta tesis de investigación con el doctor Louis.-Peter largó otra carcajada ante mi repentino mal humor momentáneo.
-A ver, ya. Deja de lamentar no haber sido la dama de honor de tu hermana por culpa del grano en el culo que es Louis.-Replica él tomándome ahora por los costados de los hombros y sacudiéndome ligeramente.-Por lo menos llegaste a la fiesta.-Recuerda él.
-Ja! No duré más de 5 minutos en ese lugar, Peter. Recuérdalo, a penas logré darle a Rosalie el regalo para mi hermana antes de salir corriendo de regreso al auto porque Isabella no se encontraba ni remotamente cerca.
-Buen punto. Pero lo importante es que estuviste presente ese día.-Insiste con diversión ligerísima en la voz. Dejando caer los brazos y girandose para tomar las tazas de café, ambos nos dirigimos a la sala para ver televisión. Agradecidamente al fin se había acabado el semestre en la universidad y ahora tenía dos hermosos meses para vaguear con mi novio.
Peter y yo nos recostamos en el enorme sofa del centro, él le dio play a la película y yo dejé caer mi cabeza sobre su hombro. Intentaría dejar de lado el tema de Bella, al menos por un rato.
No sé en qué momento, pero caí dormida sobre el pecho del castaño. Y no me desperté hasta un buen rato después, cuando el mismo empezó a sacudirme con cuidado.
-Hey, Edward.-Saludó éste en un intento de ser amable con el chupasangre de mi cuñado.-Sí, sí. Ella está aquí conmigo. Ya te la paso.-Afirmó luego de un silencio corto.
Mis ojos pesaban demasiado para querer abrirlos de nuevo. Pero el gruñido enfadado de Peter y el recuerdo de Bella me hicieron desperezarme de golpe. Me maree un poco por el movimiento tan brusco y repentino.
-No, Cullen. No voy a cortarle el teléfono sólo porque tú y tu esposa no han sido lo suficientemente valientes para atenderle el teléfono.-Rugió con aspereza.- Aaah, claro. Claro. Ahora es ______ la que debe pagar los platos rotos, ¿no?. Desde que Charlie la llamó ella no ha hecho más que intentar hablar con Bella, y eso es todo lo que quiere: saber cómo está su maldita hermana.-Abrí los ojos en desmedida al escucharlo tan alterado. Pues ciertamente Peter tenía una paciencia de muerte para casi todo.
Pero no era menos cierto que el paliducho de mi cuñado era exasperante en varios casos. Tan pronto como me vi nuevamente capaz de mantener el equilibrio, le arranque el teléfono a Peter de la mano. Interrumpiendo en el proceso el acalorado alegato que este le comenzaba a dar.
-Edward, soy yo ¿cómo está Bella?-Mi voz salió en una extraña combinación entre desesperación y alivio, en forma de un pequeño hilo.
Peter bufó, rodando los ojos antes de inhalar con fuerza y calmarse. Solo él y yo sabíamos lo mucho que la actitud del señor Cullen nos llegaba a desesperar y fastidiar cuando se ponía de quejón y a la ofensiva.
El silencio tras la otra línea me hizo pensar que había colgado. Tuve que revisar la pantalla del estartalado teléfono para descubrir que seguía en la llamada.
La respiración calmada y apacible del vampiro se vio reemplazada por una más laboriosa y pesada que no logré reconocer hasta que escuché la voz del dueño.
-________- Mis pulmones se vaciaron al reconocer la débil voz de Bella tras la línea.
Seguro palidecí al punto de parecer parte de la familia Cullen, haciendo preocupar a Peter, quien me escrutaba con cuidado con sus orbes avellanos.
-Dios mío santísimo, Isabella...-Casi chillé. Y seguro así pareció percibirlo mi hermana adoptiva.-Por favor, dime qué es lo que te ocurre... No me mientas. No a mi.-Suplique a penas. De inmediato temí que ella no alcanzara a escuchar. Pero su respuesta llegó de inmediato, algo más trabajosa que de costumbre.
-E-es algo... Complicado.-Comenzó a decir. Y por su tono de voz supe que buscaba la forma correcta de expresarse.- Nunca me cruzó por la cabeza que esto llegaría a pasar, y es de lo más extraño y hermoso a la vez... Todo es tan... Mágico.-Y yo me convencí con estas palabras de que mi hermana no estaba totalmente cuerda, y peor aún, no sabía qué le ocurría.
-Bella, no te me pongas poética ahora ¿quieres? Tuve que suplicarle y amenazar a tu esposo para que me dejara hablar contigo, hasta Peter se ofreció de transporte de último minuto para buscarte. Así que te pido, por mi salud mental y el bienestar cerebral de mi novio, que me digas lo que te pasa. Sin rodeos.-Me sorprendí a mi misma con aquella retahíla que le solté. Sobretodo por la dureza y el fastidio que expresaban aquellas palabras.
Su respiración se tornó incluso aún más pesada que antes, me asuste.
-Te quiero.- Por alguna razón tenía la necesidad de dejárselo saber. No sabría si esa sería la última vez que hablaría con ella y debía aprovechar el tiempo al máximo.
-Y yo a ti, _______.-Sollozó ella. Y a mi se me fue el alma del cuerpo.- Por eso te pido que no llames más. Confía en mí, es lo mejor.-¡¿Qué?!
-No, no, no. Bella, por Dios... No me pidas eso.-Desesperé. Presa del pánico.-A Charlie y a mamá quizás, pero no a mi. No me importa si tengo que forrarme en tres mil kilos de acero para acercarme a ti. Pero no me pidas que renuncie, no ahora.-El dolor en mi pecho se hizo presente con una punzada aguda, que me llegó hasta el brazo y me sacudió ligeramente.
Escuché a mi hermana sorber su nariz. De fondo logré identificar la voz de Alice, Rosalie y Edward. Parecían discutir sobre algo.
-Aún no me ha transformado.-Aclara ella. Después de unos segundos en los que me preocupe por perderla.
Esperen un segundo... Si Bella no era un ser devorador de sangre indetenible a estas alturas, entonces ¿qué carajos le ocurría?
-Bella, amor. Ya deberías cortar. Es suficiente.-Decía la voz dura y aterciopelada de mi cuñado. La rabia se acrecentó en mí. ¿Qué mierda le había hecho a mi hermana? Pues para mí era más que obvio que ella no estaba bien, y todo apuntaba a ser por culpa del paliducho.
-Puedes decirme, Bella.-Murmure casi en una súplica. Sentía mi voz fallar, y mis manos agarrotarse por la rabia.
Sabía que mi hermana debía estar en una especie de lucha consigo misma. Sintiéndose en medio de una guerra entre su marido y yo, lo cuál sí era cierto hasta algún punto. Pues mientras Edward presionaba por colgar, yo suplicaba por saber la verdad.
Peter no se había movido ni un centímetro desde que le arranque el teléfono de la mano. Aún permanecía de pie frente a mi, con el entrecejo arrugado y la mirada más preocupada que pudo dedicarme alguna vez en su vida.
-Estoy embarazada.-Y al tiempo en que ella soltaba esas dos palabras, escuché el gruñido de alguien a sus espaldas, como de amenaza o advertencia.-Rose, no.-Pedia ella con la voz un tanto más lejana.
¿Rose? ¿Embarazada? ¡¿QUÉ CARAJOS?! Mi cerebro estaba intentando asimilar aquello, y simplemente no podía.
-Aléjate de ella.-Se escucho el rugido del fondo de la rubia.
A ver... Pero Edward era un vampiro ¡un vampiro por Dios santo! Se supone que ellos se detienen en la edad en que cambian ¿no? Por eso ni Rosalie ni Esme habían podido tener hijos...
-Calma, Rosalie. Edward sólo quiere el teléfono.-Decia con tranquilidad el doctor Cullen.
... Pero justo ahí estaba el detalle. Ellas sí estaban congeladas en la edad en que cambiaron. No podían experimentar ningún cambio físico, celular o químico. Estaban varadas en ese punto. No mas ovulación, ni periodos y esos eran esenciales para que la fecundación se diera a cabo.
Por otra parte, los hombres no tenían mayor problema. Es decir, el esperma sería el mismo a los 14 que a los 100 lo que cambiaba era el conteo de espermatozoides en este. Y Edward estaba estancado en sus 17, así que técnicamente su conteo sería el mismo si es que la conversión vampira no afectaba aquellos aspectos tan relevantes estancándolos sino que por el contrario los modificaba para continuar con su efectividad con el paso del tiempo.
Otro punto sería que ninguno de los dos tortolos, o el doctor que era ahora suegro de Bella, contara conque aquello era una posibilidad. Y por ende no usaron...
Corte esa retahíla de pensamientos antes de terminarla. La vida sexual de Isabella no me importaba, ni debía.
Mi cabeza de seguro esta sacando humo de lo rápido que até los puntos sueltos en aquella hipótesis. Tal vez debería agradecerle a Peter por su ayuda extra con fisonomía celular... Pero sería en otra ocasión.
-¿Quieres que vaya para allá?-Pregunté, ignorando el hecho de la información recibida. Al tiempo en que me mordía las uñas de la mano libre, en un claro gesto de ansiedad, que fue reprendido por el castaño frente a mi.
-Perdón.-Masculle entre dientes.
Peter me sonrió con calma. Pero aquella sonrisa no le llegó a los ojos. Dejando al descubierto su evidente preocupación.
-Sólo si prometes no enojarte o ponerte del bando de Edward.-Pide ella con voz cansina. Otro gruñido se oyó al fondo.
Mi respuesta fue inmediata. Quiero decir, ¿Yo? ¿Apoyando a Edward Cullen justo después de haberse portado como un imbécil? ¡JA! Más fácil me hago amiga de Green Goblin o de Carnage.
-No prometo nada. Pero dalo por hecho.-
-Bien.-Asegura ella después de largar un suspiro.-¿Qué tan rápido puedes venir?- Su pregunta me ofendió.
-Tan rápido como Peter pueda ayudarme a hacer las maletas y Morgan me envíe algún juguete de Anthony.-Traducción: menos de media hora.
La escuché reír un poco, y eso me hizo relajar el semblante. A su vez, Pete también se calmó.
-Perfecto. Nos vemos entonces...-La interrumpí súbitamente. Pues aún había algo que necesitaba saber, o bueno, corroborar.
-Antes de que me cuelgues y de que tu esposo te arranque el celular, ¿podrías pasarme con Alice?- La duendecilla me podría ayudar con mis dudas.
Mi petición le asombro un poco a Isabella. Y tardo un poco en hacerla llegar. La reacción de su acompañante no fue muy buena, ni la de Rosalie. Pero no se opusieron tampoco. Al fin y al cabo, ya no tendrían que preocuparse por mi siendo un grano en el culo a distancia, ahora sería uno de cerca.
Sonreí ante la idea de hacerle la vida un infierno al esposo de mi hermana. Era mi definición perfecta de deleite.
-Está bien. - Aseguró, a sus espaldas se escucho la voz de campanilla de Alice, y supe que algo le decía a Bella pero no entendí qué.-Te quiero, ______.-Farfullo. Yo sonreí a medias.
-Y yo a ti.-
La respiración pesada y laboriosa de Bella fue reemplazada por una más parecida a la de Edward, espere para corroborar que realmente fuera la vampiresa oráculo y no el lector de mentes.
-¿_______?-Preguntó con calma la vampira que era de mi tamaño, pero muchísimo más bonita que yo.
Suspiré, y antes de decir algo, cubrí la bocina del celular y le hable a Peter, quien seguía con su trabajo de novio preocupado.
-Bella está un tanto... Delicada -No podía decirle la verdad. Ya mucho peligro corríamos los dos al yo saber de la existencia de vampiros, no me arriesgaría a averiguar las consecuencias de conocer a una mujer que estaba embarazada de uno.- Me pidió ir con ella, y pues...
Peter sonrió entre aliviado y comprensivo. Asintió una sola vez, me dio un beso en la frente y murmuró algo de ir en búsqueda de mis maletas. Desapareciendo hacia nuestra habitación.
Sí, Peter y yo viviamos juntos. Llevábamos en esas desde hace año y medio. Y mentiría si digera que no ha sido el mejor tiempo de mi vida.
-Alice, sal de la casa. Aléjate hasta el punto que Edward no pueda leerte y tampoco oirte. Por favor.- No obtuve respuesta alguna solo un pequeño silencio y una ligera brisa.
-Ya. ¿Qué ocurre?- Interrogó.
-A ti no te puedo mentir, por favor... Dime que ves algo en su futuro.-Mi aparente calma y compostura se quebró con ella. Alice era una de los cuatro Cullen en la que confiaba con los ojos cerrados. Los otros tres eran Jasper, Esme y Carlisle.
Un sollozo quebrado me hizo saber la respuesta a aquello. Mis piernas flaquearon y tuve que aferrarme al mesón para no caerme.
-Nada. No puedo verla.- Y sus palabras solo lo reafirmaron.- Pero hay un detalle... No creo que te agrade.-
-¿Cuál? ¿Es que acaso hay algo peor que la muerte de mi hermana?-Inquirí falta de aire.
-Sí: Peter también desapareció de mi vista. Es como si...algo va a ocurrir... No puedo decirte qué cosa con exactitud, pero va a pasar. Y después de eso... Él no...-No necesite que continuará para saber qué quería decirme.
Si yo seguía con mi insistencia de ir a ver a Bella, algo pasaría de lo que Peter no saldría con vida.
-Eso no es todo...-Añadió, yo quise vomitar.-Lo siento, _______. Pero no importa qué decidas o hagas, parece ser que él no pasa de aquí.-Ya era tarde para tragarme las lágrimas cuando el susodicho reapareció frente a mi, con las maletas listas.
Peter no me había observado hasta ese momento, pero cuando lo hizo el color se le fue del rostro y se apresuró en llegar conmigo. Me envolvió con sus brazos y me apretó contra él.
-No...-Chillé ahogadamente.-Alice, no me digas eso... Por favor. Yo no...-La voz no me salía, en su lugar sólo había un aullido desgarrador que se confundía con mi hablar.
-Mis visiones se basan en decisiones y acciones, ______. Tal vez esto hará que no pase. Nunca vi un futuro en el que yo ya te haya dicho lo que va a pasar, así que... No pierdas la fe.-Sus palabras, por más motivadoras que fueran, no me reconfortaron en lo más mínimo.
Ya tenía suficiente dolor. No me arriesgue a tener más, así que me despedí.
-Entiendo. Gracias por decirme... Por favor sé discreta.-Ella sabía que me refería a evitar que Edward lo supiera.
-No es nada, espero verte pronto. Cuídate. Salúdalo de mi parte.-Y así sin más, ella colgó.
El aparato resbaló de mis manos y cayó ruidosamente al piso, quebrando la pantalla de este en el proceso.
Yo me aferré al cuerpo ante mi, apretandolo con todas mis fuerzas de forma desesperada. Como si eso ayudara a que la visión de Alice no se cumpliera.
Peter no me dijo nada al respecto, solo se dedico a consolarme con cariño. Acariciando mi espalda en el proceso, besando mi cabeza repetidas veces y susurrando palabras de aliento contra mi cabello. Él suponía que lloraba por Bella. Cuando en realidad lloraba por él. Porque no quería perderlo. No podía. NO podía.
Pues la verdad era que él se había vuelto tan importante para mí que la sola suposición de su muerte me era intolerable.
Maldición, sonaba tan estúpidamente enamorada como Isabella de Edward.
La vida me odiaba. Definitivamente. Me pasé más de un año regañando a mi hermana menor por ser tan irracional a la hora de enamorarse, con discursos moralistas y de psicológicos por teléfono, y la realidad era que yo, sin saberlo, estaba conduciendo el mismo camino ciego que ella.
Pero claro, al menos mi novio sí tenía un corazón latente en su pecho y no era un devorador de sangre. En ese aspecto, por lo menos yo sí era normal. Lastimosamente, al igual que Bella, también era extremadamente curiosa, y eso acabó conmigo conociendo la especie de mi cuñado por accidente cuando este intentó atentar contra su vida en Volterra.
Para suerte mía, los Vulturis no se dieron cuenta de que más de una humana (Mi hermana) sabe de la existencia de vampiros por culpa de los Cullen. Y si llegasen a hacerlo, estaría muerta. Tanto literal como realmente.
Malditas sean esas vacaciones en Italia, y malditos sean mis dones para meterme en asuntos mortíferos que necesariamente requieren que mi vida o la de mi novio estén en riesgo.
-_______, amor. ¿Qué pasó?- Preguntó dulcemente el castaño de orbes avellana que me sostenía con fuerza en contra de su pecho y al cual yo me aferraba como si la vida se me fuera en ello.- ¿Bella está tan mal así?- Añadió notablemente tan desesperado por saber a qué se debía mi llanto desconsolado, como preocupado por la salud de mi familiar adoptivo.
Ese chico definitivamente era oro...
Hola, ¿que tal les va? Espero que bien.
Acá, como ya habrán visto, les dejo la primera parte del Os de Jacob. Es una especie de introducción para el dramon, y preferí hacerlo con una especie "antesala" con la relación con Peter, la cual me salió super sad. Perdonen.
Ahora, el beta que les comento arriba, al inicio de todo esto.
Dios... En serio me siento super apenada con ustedes. Siento que las uso más para comentar mis problemas que para hacerles historias y esa no es la finalidad de este libro. Pero es que mi vida ha estado tan revuelta estos últimos días de cuarentena que no se donde sacar todo esto que me esta ahogando... Por eso les debo el cielo y la vida entera, porque la vergüenza me come.
Lo que me pasó ahora (sí, ahora, porque ya hasta empiezo a creer que Wattpad me puso una cámara y se aprovecha de mi para hacer historias)
Es que me enteré que mi... ¿Amigo por el cual comencé a desarrollar una especie de cariño romántico? Es Gay, y además tiene novio.
(Sí, a mi me pasan unas vainas de novela. Ya lo sé.)
No, no tengo nada contra las personas homosexuales, bisexuales, etc etc etc... Mas bien, varios de mis amigos lo son. Y son amigos cercanos.
El problema es que... Honestamente, yo no tengo ni la mas mínima idea de qué se supone qué deberia hacer o decirle. ¡Quiero decir, DIOS MIO SANTO SIENTO ESTÚPIDA POR LO MAL AMIGA QUE ESTOY SIENDO! Él está mal porque se le fue el novio del país (que para colmo es amigo mío también. Pero no tan cercano como este) y yo estoy despechada porque fui una idiota que no se dio cuenta de lo que pasaba...
Estoy vuelta un lío. Y por mal que se escuche, herida de alguna forma...
Ayúdenme... Por Favor. No sé que hacer. Quiero ayudarlo, tragarme el orgullo y ser la buena amiga que escucha pacientemente todo; pero tengo miedo de meter la pata. No quiero cagarla.
Por favor...
Perdón por esto. No quería usar este espacio para eso. Tal vez deba conseguirme un Tu Secreto o algo así para desahogarme sin sentir culpa.
Me despido, bien apenada y vuelta un lío, como ya habrán visto. Espero verlas pronto, trataré de aclararme antes de volver a escribir. Porque capaz y les termino escribiendo un Os super resentido o algo así.
Las quiero infinitamente. Y nuevamente, perdonen.
—S. L
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