61

Título: Lay a single finger on him, and consider yourself as dead
Peter Parker, Oc y lectora.
Advertencia: YESSSS. Mi “dramamómetro” dice que es un 17/20.  Tendrá dos partes. Largo. Muy Largo.

—¿En serio estoy a punto de hacer esto?

—Sep

—No, yo… Vamos, Noah ¡es la boda de su tía!

El pelinegro me miró negando con la cabeza, con una ceja en alto y de brazos cruzados. Estaba segurísima de que estaba reteniendo una carcajada, mientras que yo sentía mi estómago revolverse por décima vez en el día.

—_____, la señora te invitó.- Señala él, en ese tono calmo que a veces me sacaba de quicio, como ahora.— Tú misma lo dijiste hace rato, May es casi familia para ti. Además, es tu última oportunidad para verlos antes de que tengamos que irnos.

Recosté mi cabeza en su hombro, entrelazando su mano con la mía.

—Aún estás a tiempo de arrepentirte de nuestro contrato, puedo arreglármelas solo contra Allarick. —Murmura, dandole un pequeño apretón a mi mano antes de dejar un pequeño beso en el dorso de esta. —No tienes que renunciar a tu vida por mí.

Hace una pequeña pausa antes de continuar, y estoy segura de que hay una sonrisa en su rostro.

—Además, adoraría clavar mis colmillos en ese cuello de granito hasta desgarrarlo.

Me reí nasalmente ante el comentario, acomodándome para verlo. Sus celestes ojos brillaron en un dorado intenso tan pronto mi mirada cruzó con la suya, recordatorio de mi recién adquirida realidad. Y de mi lazo irrompible con él.

—De ninguna manera voy a dejarte solo. Somos equipo. En las buenas y en las malas. —Afirmé con solemnidad, rodeándolo en un abrazo, con cuidado de no arruinar mi peinado.— Solo quiero asegurarme de dejar las cosas bien.

Noah me apretó por la cintura delicadamente.

—Eres la mejor, ¿sabes? —Yo asentí contra su pecho.

—Lo sé, pero se siente bien que tú seas consciente de mi superioridad. Seré la reina después de todo.— Me burlé

Moore se carcajeo ante mi comentario.

—Mi pequeña reina.- Aclara él dulcemente, dejando un pequeño beso en mi coronilla.— ¿Lista?

—Lista.— Confirmé. Tomando con fuerza la caja con el regalo de bodas.

Sin más, ambos salimos del vehículo y nos dirigimos al imponente edificio frente a nosotros. Mis manos comenzaron a sudar en cuanto saqué la invitación para entregarla al guardia en la entrada.

-¿Nombre?

-_____ William y acompañante.- Contesté. - Venimos a la recepción del señor y la señora Jameson.

El guardia revisó la lista cuidadosamente, para después abrirnos la puerta y darnos el pase.

-¿De casualidad sabe dónde está el Jadin de Lacroix?- Pregunta Noah antes de que entremos.

-Después del pasillo, a la izquierda. La recepción tiene un letrero con el nombre de los novios.- Indica. Ambos asentimos y nos alejamos.

El pasillo central del edificio estaba decorado con pequeñas bombillas blancas y algunos pétalos de flores, poco a poco la música se hacía más y más fuerte, al punto que los violines de la orquesta ambientaban la zona, dándole un toque casi mágico al lugar.

Antes de girar para ingresar al jardín, Noah colocó su mano en mi cintura, apegándome a él.

Mi corazón se aceleró notablemente cuando comencé a ver a varios invitados, muchos de ellos me saludaban con la mano, otros simplemente se me quedaban viendo. Era obvio que nadie se esperaba mi presencia en aquel lugar.

-Respira, ______. Hasta aquí puedo escuchar tus latidos.- Murmura Noah bastante divertido con una sonrisa ladina, viendo al frente.

Caminamos lentamente entre el gentío, con mis ojos yendo de un lado a otro en búsqueda de May Parker, la razón por la que estaba ahí, en primer lugar.

En eso estábamos, cuando una morena bastante alcoholizada se nos plantó en frente.

Su vestido floral estaba algo desarreglado, dejando ver sus senos más de lo debido, y el olor a champagne y cerveza emanaba de ella en cantidades grotescas. Tanto que me pregunté cómo era posible que siguiera de pie.

Noah y yo le sonreímos amablemente, a pesar de que ni siquiera la conocía. Pero ella parecía más concentrada en pasar las manos por el pecho de mi azabache acompañante.

-Wow, sí que eres guapo…- Suelta ella, arrastrando un tanto las palabras.- ¿No quieres ir a bailar?- Ofrece, haciendo un mohín extraño, que sólo en su mente podría pasar por un gesto sexy.

Noah se carcajeo ligeramente, retirando brevemente su mano de mi cintura para tomar a la desconocida por las muñecas y alejarla delicadamente.

- Agradezco el halago, señorita. Pero me temo que rechazaré su oferta.

-¿Por qué?- Inquirió ella, en un tono un tanto infantil.

-Porque está acompañado, bonita.- Intervengo yo.- Por su prometida. -Añado un poco más ruda de lo que quería.

A veces odiaba lo sobreprotectora que me volvía con Noah, pero qué le iba a hacer, no era yo quien hablaba en esos momentos, sino el estúpido lazo matrimonial.

La morena me observó de pies a cabeza, a la par que soltaba con cierta petulancia:

-¿Y tú quien ere -Su pregunta quedó inconclusa cuando sus ojos chocaron con los míos. Y con drástico tinte de asombro, comentó: - ¡Ahh! ¡Eres la otra noviecita del marica de Parker!

Me quedé en blanco ante su veraz descubrimiento. Tanto, que a penas me dio tiempo de recobrarme cuando una voz ya conocida exclamó:

-¡_____, querida, que bueno es verte por aquí!

Me giré para ver a la dueña de tan feliz exclamación. La encontré sin mucho esfuerzo, al fondo, junto a quien supuse era su nuevo esposo, y vistiendo un llamativo vestido rosa bebé. Mis piernas comenzaron a andar por si solas mientras extendía mis brazos hasta llegar a ella y rodearla en un fuerte abrazo.

-¡Oh por Dios! ¡May!- Solté aún en sus brazos. Con mi nariz siendo inundada por el perfume del arreglo floral a nuestras espaldas. - ¡Estás bellísima!- Halague una vez nos separamos. Ella me sonrió sinceramente, con ese aire maternal de siempre.

-Mi muchachita, veo que sigues igual de tierna a como te recuerdo. Y hasta juraría que estás más alta.

Sonreí ante aquello. Ruborizándome un poco.

-Son los tacones, sigo tan chaparrita como siempre.-Comenté. Regresando mi vista a sus ojos antes de decir:- ¡Felicidades por tu boda! El novio es todo un suertudo.

La mayor sonrió aún más abiertamente, tomando del brazo al hombre junto a ella.

- Jay, cariño, ella es ______, una vieja amiga de Peter.- El hombre de canosos cabellos y alta estirpe me sonrió y ofreció la mano, la cual estreché con gusto.

-Un gusto, señor.

- El gusto es todo mío, _____. Me han hablado maravillas de ti.- Contestó. Tenía una voz profunda pero suave, como la de un padre.

Quise saber qué tipo de cosas había podido oir sobre mí, pero May no me dejó siquiera despegar mis labios cuando volvió a hablar.

-Veo que no viniste sola, ¿puedo preguntar quien es el joven tan atractivo que te acompaña?- Mi sonrisa se expandió irremediablemente al girar brevemente sobre mi hombro y encontrarme a Noah caminando hacia nosotros.

- Así es, eres muy observadora May.- Acoté, al tiempo en que Moore llegaba a mi lado.- Te presento a Noah Moore, mi prometido.- Los ojos de la tía de mi ex novio revelaron una gran sorpresa y cierta desilución ante tales palabras.

-Noah, te presento al fin a May Parker, ahora Jameson, una de las mujeres que más admiro en el mundo. Y su esposo, Jay. -El pelinegro sonrió encantadoramente, extendiendo una mano para estrecharla con ambos.

-Es un placer conocerlos.- Comentó cortésmente.

- El gusto es nuestro, querido.- Contesta May antes de girarse a mi. Jay simplemente le sonríe.- ¡Oh ____!, me alegro mucho de que encontraras con quien pasar el resto de tus días. Siempre lamente que Peter fuera tan idiota de dejarte ir. - El comentario llegó patrocinado por el programa: Mil y un cosas que incomoden a las personas, parte ciento dieciséis.

Una pequeña risa nerviosa salió de mi garganta, antes de poder responderle.

-Noah es más de lo que merezco.

-Tú y yo sabemos que eso no es cierto, amor. Aquí el afortunado siempre seré yo. -Por comentarios como ese, Noah era mi mejor amigo. Nunca me dejaría sola ante la inminente charla incómoda sobre mi ex con su tía.

-Ustedes dos definitivamente son el uno para el otro.- Comenta alegremente Jay, quien parecía ajeno al cuchillazo que su esposa me había clavado inconscientemente en la espalda.- Les deseo todo lo mejor en su matrimonio, chicos. Ambos lo hacemos.

- El deseo es mutuo, señor Jameson.- Contesta mi políticamente correcto acompañante, quien me rodea por la cintura.

-Creo que por ahora, los dejamos, acabo de ver una bandeja de canapés que tiene mi nombre en ella.- Bromeó en despedida, los tres se ríen cortamente. Nunca cambiaré, siempre tendré hambre, todos los días, a toda hora.

-Anda. Aunque te recomiendo que te saltes los de espinaca, están un poco amargos.-Suelta May. Noah y yo nos despedimos y dando media vuelta, nos alejamos de ellos. No sin antes dejar el regalo en la respectiva mesa.

Caminamos un poco hasta encontrar una mesa desocupada y alejada del resto de invitados, terminamos en un rincón del extenso jardín, solo los dos.

-Definitivamente eso fue incómodo.-Suelta mi amigo pelinegro con una delicada risa, mientras yo tomaba dos martinis del camarero que pasaba frente a nosotros.- Sabes que el alcohol ya no te hará nada, ¿cierto?- Dice observandome atentamente.

-Lo sé, pero estamos en una boda, y la gente nos verá extraño si no tomamos nada. Así que, salud.- Le ofrezco una de las copas, y él la acepta riendo. Chocandola con la mía.

-Por la ironía de estar en una boda no obligada como la nuestra.- Brinda. Yo me rió.

-Y por saber que estamos ligados de por vida, de forma irrompible e irremediable.- Le sigo, ingiriendo un trago de mi bebida.

Para mi sorpresa, sí estaba esa amargura del alcohol, pero era totalmente inmune a sus efectos neurológicos. Sin embargo, la acidez se acentuó en el segundo trago, haciéndome poner una mueca.

Ante mi sorpresa, el ojiazul se rio.

-No tienes idea de lo divertida que te ves tomando estas cosas.

-Ja, ja, ja, ja.- Reí sarcásticamente.- Perdóname por esperarme que esto me supiera a nada.

-Cariño, eres un lobo. No un alien. Tus papilas gustativas simplemente se sobre desarrollaron. - Explica, lo que me daba a entender que todos los alcoholes me sabrían mucho más fuerte ahora.- ¿Por qué crees que siempre compraba vinos caros cuando nos reuníamos?

Me sonrojé un poco ante la vergüenza de mi inocencia.

-Siempre creí que era un hábito de príncipe mimado al que te negabas a renunciar.

El pelinegro se carcajeo aún más fuerte antes de hacerse el ofendido.

-No, bueno, en parte, sí. Pero no es por eso solamente, el vino resulta más dulce entre más caro y añejo sea, lo que ayuda a contrarrestar la acidez característica del alcohol.

-Definitivamente tengo mucho más que aprender de esto de la licantropía.

-No todo se trata de almas gemelas, enemigos heredados, transformaciones y coronas reales. También hay que aprender a comer como normalmente haces. Educar a tu paladar, por decirlo de algún modo.

-Ya veo…- Admito con cierta pesadez, dejando mi copa vacía de lado luego de sacarle las aceitunas y comérmelas.

Noah sigue divertido mientras le da otro sorbo a su copa. Hasta que el gesto repentinamente le cambia a uno más serio, para luego volverse a carcajear.

-Se aproxima una araña.- Anuncia cantarinamente, aún con el borde de su copa entre los labios.- Esto definitivamente va a estar bueno, la pelirroja también viene para acá.- Añade unos segundos más tarde, dejando su copa al fin en la mesa.

Me enderecé en mi silla tan pronto lo dijo. Noah parecía bastante divertido con la situación, hasta que su gesto se tornó completamente serio casi al tiempo exacto en el que un taconeo se detuvo justo frente a nuestra mesa.

El pelinegro posó a penas la mirada en nuestra nueva acompañante, pero fue suficiente para que su cara se arrugara en una enorme sorpresa.

-Houston, tenemos un problema…-Susurró a penas perceptible para mí, sin mover casi sus labios, mientras sus celestes ojos se tornaban momentáneamente escarlata y volvían a su color original.

Carajo… Fue lo único que mi cabeza logró soltar coherentemente al ver que Noah parecía estar en un éxtasis total.

La pelirroja agradecidamente no pudo notarlo por estar atenta al castaño tras de sí.

-Il semble que j'ai trouvé ma faiblesse.- Suelta este, regresando de su trance, viéndome directamente a los ojos. Su mirada estaba bastante turbia, asustada.

-Tu dois être putain.- Replique, agradeciendo internamente por haber tomado un curso de francés en la escuela. - Que faisons-nous?

-No tengo idea, mi amor.- Responde él, visiblemente nervioso. Intentando controlarse lo mejor posible.

Hubiesemos continuado con nuestra conversación en voz baja, de no ser por M.J tomando la iniciativa.

—Sí viniste. —Dice ella con una sonrisa de oreja a oreja.

Me giré a verla. Intentando aparentar la misma sonrisa, a pesar de estar temblando de nervios

—May contaba con que lo hiciera... —Comento. Levantándome de mi silla.

Mary Jane abrió los brazos a la par que yo, para envolvernos en un fuerte abrazo la una a la otra.

Era muy lindo ver qué las cosas se habían apaciguado entre ambas. Después de lo ocurrido con Pete creí que tomaría una eternidad poder volver a hablarnos.

—¿Te quedarás en la ciudad mucho tiempo? —Pregunta ella, con cierto aire de esperanza.

Noah carraspeó ligeramente a la par que yo le daba la negativa.

—Es una visita de una noche. Voy camino a mi propia boda, me temo.

Su cara de sorpresa se hizo notar, y sus ojos casi se salen de su órbita.

Noah se levantó también y se paró a mi lado. Luego procedió a presentarse.

—Debo suponer que tú eres el afortunado.

—Noah, un gusto señorita...

—M.J, solo M.J y el gusto es todo mío.— Réplica la pelirroja, un poco aturdida por Noah.

El joven heredero al trono estaba conteniendo la respiración, y haciendo uso de la gran parte de su autocontrol para mantener la fachada..

Sabía que le era difícil. Se notaba en su rostro. No era fácil mantenerse impasible ante un punto tan débil como una faiblesse. Menos si está era humana, el olor era aún más pesado.

Ambos estaban en una especie de trance entre sí cuando alguien más hizo acto de presencia en aquella mesa.

—Sí viniste... —le oí decir a mis espaldas.

—¿Por qué todos suenan sorprendidos al decirlo?. —respondí, con una pequeña sonrisa y girandome a verlo. Escuché una limpia carcajada de su parte.

Mis pulmones se fueron al carajo cuando al verlo sentí ese pequeño cosquilleo en mi vientre y su olor se hizo más fuerte de lo usual.

Estaba lista para no ver a Peter de la misma forma una vez entendí en que me había convertido. Pero no pensé que sería tan diferente.

Busqué con desesperación la mano de Noah, quien de forma instantánea comprendió que algo no estaba bien.

—Dame la bienvenida al club, querido. —Susurre tan rápido y bajo como me fue posible.  Viendo como el pelinegro me contemplaba con cierto horror.

—Maldita sea. —Respondio mi acompañante en el mismo tono.

Fui estúpida al pensar que Parker no se daría cuenta de que algo no estaba bien.

—¿Desde cuándo usas lentillas rojas?

—Creo que es una cosa entre ellos, Pete. Noah también las usa.— Comenta la pelirroja con cierto aire de diversión.

El interpelado y yo nos reímos nerviosos, sin saber muy bien que hacer.

—Cierto... Noah, él es Peter, un amigo. Peter, él es Noah, mi prometido. —Intenté presentarlos. Tratando de disimular el ardor incesante en mi cuerpo.

—Un gusto Peter. —Expresa mi pelinegro, al no oír respuesta.

—¿Te vas a casar? —Peter parecía horrorizado ante tal actualización. Causando la risa de la pelirroja —Quiero decir, disculpa, un gusto igualmente, Noah. —Se sacudió el un poco el aturdimiento y le estiró la mano.

Ver a tu prometido estrechar manos con la razón de un deseo desenfrenado es lo más bizarro que jamás me pudo pasar.

O eso pensé.

Mi mente pareció esclarecerse un poco de la neblina turbulenta que de pronto me había atacado, cuando una brisa fuerte nos rodeó.

Noah gruñó por lo bajo, colocándome instintivamente detrás de su espalda. Peter se tensó, adoptando una postura defensiva.

De pronto el pelinegro desapareció de mi campo de visión, y un alarido se oyó de la garganta de mi amiga. Di unos pasos hacia atrás, tratando de ver qué demonios ocurría, hasta que sentí mi espalda chocar con la de Peter. Ambos nos quedamos así, tratando de conseguir una mejor vista.

Entonces, un par de ojos negros hizo acto de presencia justo ante nosotros. En compañía de otros tres lobos más.

—¡Allarick! —Gruñi el nombre con los colmillos al aire. Consternada al ver a Noah siendo tomado del cuello por el maldito rechazado.

—Noah... Noah... Noah... Veo que conseguiste un nuevo juguetito para tus...necesidades. —Canturreo maliciosamente, viéndome con fijeza.—Pero qué belleza tenemos aquí, ¿tu nombre querida?

—Vete a la mierda, Grey. —Ruge el pelinegro, faltó de aire con los colmillos expuestos y los ojos color cían.

Otro grito horrorizado salió de la garganta de M.J, haciendo que tanto Noah y yo la buscaramos. Pero no logramos verla.

Tardé un segundo más en darme cuenta que la firmeza de la espalda de Peter contra la mía ya no estaba.

—Peter...—Su nombre se escapó de mi boca como un jadeo. Mientras mi cabeza giraba en su búsqueda. Tratando de no despegar por mucho la vista de Noah.

Quería actuar. Quería ayudar. Pero no podía. No debía.

Nadie debía enterarse de mi nueva condición hasta llegado el día de la boda. O sería una catástrofe.

Quería llorar de la impotencia.  No sabía que hacer. Me era imposible creer que nadie en la fiesta notará nuestra ausencia. Pero este tipo de "enfrentamientos" siempre sucedían bajo una inmensurable calma aparente.

—¿No me dirás tu nombre, cielo? Tu noviecito se está tornando morado... —Bromea cínicamente  el licántropo de marrones cabellos y garras en lugar de uñas.

Quise lanzarmele encima, despellejarlo justo ahí.

—Al diablo todo. Hazlo. —Dice como puede el pelinegro, viendo que no había de otra. Frase que Allarick tomo como su sentencia de muerte. —Hazlo. —Repite una vez más, viéndome a los ojos.

No siquiera lo pensé, me deshice del idiota que pretendía custodiarme en menos de lo que tarda un suspiro, y me abalancé al maldito con los colmillos al aire antes de que entendiera que mierda estaba pasando.

Su reacción fue protegerse el cuello, como era de esperarse. Haciendo que soltará a Noah y dándome tiempo suficiente para arrancarle un tajo de piel del brazo izquierdo.

Allarick soltó un aullido de dolor antes de empujarme lejos de él.

Rodé por el piso un par de metros de distancia, chocando de lleno con uno de los muros decorativos del jardín, raspandome en el proceso.

Logré escuchar a Noah deshacerse del par de lobos restantes, mientras le gritaba a alguien que se alejara de ahí lo más rápido que pudiera.

Estaba aturdida, sintiendo algo escurrirme de la cabeza. Pero necesitaba volver con Noah.

Corri de regreso lo más rápido que mi nueva condición y el vestido que traía puesto me permitía, encontrándome con tres licántropos inconscientes, y a M.J escondiéndose detrás de Peter.

No ví a Noah por ningún lado, así que me acerque a ellos.

—Por favor díganme qué estan bien

—Un par de raspones. Nada grave. —Me contesta Parker, quien tenía un par de moretones y el traje un tanto rasgado.

—¿Que carajos está pasando? —Pregunta la pelirroja.

—¡Cuidado! —Exclama de pronto Peter, haciéndome girar justo la tiempo en que Noah sale volando en mi dirección con Allarick encima, logré quitarme a tiempo.

—Luego les explico. —Fue lo único coherente que logré decir antes de ir en dirección a Noah.

No lograba pensar claramente. Tenía demasiadas cosas en mi mente como para concentrarme en una sola. Todo era una entrada de información masiva.

El crujir del piso ante los golpes, la música resonando en una fiesta ajena a lo que ocurría, el dolor punzante en mi cabeza, el olor a lobo que emanaba del trío inconsciente, mis pensamientos gritando.

Ni siquiera supe en que momento estaba en cuatro patas y cubierta de pelo. Mucho menos cuando estaba justo en el medio de Allarick y Noah, amenazando con los dientes al castaños de ojos negros.

Acércate una vez más y te mato. —Advertí.

—Quiero verte intentar... —Provoca el oji-negro, jadeante, con el brazo herido.

—No lo hagas. No lo vale. Será asesinato. —Exclama un herido Noah detrás mi. Recordando que debía mantener la compostura por lo menos dos semanas más antes de matar al malnacido.

Logré calmarme lo suficiente para dejar de estar apoyada en cuatro. Agradeciendo enormemente que el vestido siguiera ahí. Aún así no me quité de enmedio.

—Quizás tu chica necesita un incentivo más fuerte, ¿que te parece el humano?

No había terminado la frase cuando ya se estaba lanzando en dirección a Peter.

Nunca amé tanto al estúpido sentido arácnido como en ese momento, al ver que poco antes de que Allarick lo alcanzará,  diera un salto hacia atrás en el aire. Dándome tiempo suficiente para atraparlo a mitad de vuelo.

Lo tome por el cuello y lo hice arrodillarse justo frente a Mary Jane, con mis dientes muy cerca de su yugular.

—Tócale un pelo y date por muerto. Provócame una vez más y verás a tu reina arrancarte el corazón mientras aún tienes vida. Acércate un poco más y juro que te tiraré yo misma a los caminantes del calabozo, ¿entendíste? —Advertí entre dientes mientras apretaba un poco más con mi rodilla las vértebras de su espalda, haciéndolas crujir levemente.

Sentí un débil asentimiento de su parte acompañado de un quejido y sonreí.

—Ahora...Lárgate.

Entonces, nuevamente una brisa nos recorrió a todos, dando por finalizado aquel encuentro.

.
.
.

—¿De verdad estás seguro de esto? —le preguntaba a Noah mientras ambos recogíamos nuestra respectiva bandeja de McDonald's. —No es por ofender. Pero de verdad, piensas que después de lo de hace unas horas decirle a la chica que salvaste que te la quieres coger como si fueras conejo, ¿es una buena idea?

Escuché la risa entredientes del pelinegro, y podría jurar que estaba sonriendo.

—Quizás no sea una buena idea, si lo pones así. Pero nuestro mundo está lleno de demasiadas buenas ideas que no lo son tanto. Una más no hará daño.

—¿Desde cuándo rompes las reglas? —Cuestioné, viéndolo con una ceja en alto.

—Desde que casi soy asesinado por un maldito híbrido loco por ascender al trono.—Responde.

—Buen punto.

Noah rueda los ojos ante mi respuesta.

—¿Y tú? ¿Qué harás con Peter? No todos los días una simple ex amenaza a alguien con sacarle las tripas a otra persona así como así.

Como pude, le di un codazo. Él se quejo, con una risilla de por medio.

De reojo ví a Peter esperando en la puerta del local, con el blazer del traje colgado del antebrazo mientras hablaba con M. J, quien a veces nos miraba por el rabillo del ojo.

—No lo sé. Quizás le diga. Quizás solo le expliqué un poco de mi nueva realidad. O quizás ninguna de las dos.

Ambos llegamos a una mesa de cuatro puestos y nos sentamos a comer.

—Lo que sea que hagas. Yo te apoyo. —Concluye mi herido prometido, tomando mi mano por sobre la mesa.

Sentí nuevamente ese calor familiar recorrerme el cuerpo sin poder evitar la sonrisa tonta al ver sus azules ojos tornarse dorados una vez más. Por su expresión supuse que a él le pasó lo mismo.

—Eres el mejor, Moore.

—Nunca me cansaré de oírte decirlo, querida.

¿Recuerdan que les hable de un maratón en el último One Shot?

Bueno, olvídenlo. Se me da fatal separar por relleno una historia de una lectura continua. Así que solo serán dos partes. Está es la más extensa de ellas.

Sé que he subido mucho contenido de Peter, pero es lo que más fácil se me da 😃.

Espero les guste, y recuerden dejarme en comentarios sus opiniones.

Las quiero.

Bye.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top