60

Título: Demonios, arañas y pecados
Peter Parker y lectora
Advertencia: Lenguaje ofensivo, descripción de mutilaciones. Inspirado en los cómics. Parte 1

Alerta Spoiler de acontecimientos del evento Últimos Vestigios, TASM #50-55 Vol. 5.

A veces en serio odiaba vivir en un lugar como Nueva York. Algunas era por el tráfico, otras por el clima. Hoy...

Hoy definitivamente hubiese deseado que fueran cualquiera de las dos opciones anteriores.

La pelirroja despertaba finalmente de su inconsciencia mientras Norman se sentaba al borde de las cajas que aún no había descartado de mi reciente mudanza.

¿Cómo carajos es que terminé con el archinemesis de mi mejor amigo y su novia en mi departamento?

La respuesta a eso aún no la tenía clara. Quizás tenía que ver el hecho de que hace no menos de diez minutos Norman llegó a mi casa con la revivida doctora Kafka de acompañante y M. J desmayada en brazos.

Todo parecía apuntar a que el castaño no estaba precisamente teniendo un buen día.

-¿Qu-Qué hago aq...-la pelirroja finalmente había despertado, y no parecía estar muy contenta con eso de que Norman estuviese a menos de dos pies de distancia. -¡Aléjate de mí! -vocifero al ponerse de pie, retrocediendo cada paso que Osborn se aproximaba.

-M. J entiendo que no sea de tu agrado, pero debes escucharme Pet...-quien alguna vez fue el terrorífico Green Goblin, suplicaba. Aunque se vio interrumpido por mi lámpara estrellándose en su brazo.

Osborn seguía queriendo dar razones, pero la pelirroja se negaba a escuchar.

-¡No te me acerques! -gritaba la novia de Peter, a la par que le lanzaba mi reloj despertador.

Ahí sí me vi obligada a intervenir, teniendo que pararme en medio de ambos personajes para evitar cualquier otra locura.

-OK, suficiente. Mi paciencia llegó a su límite y no dejaré que destroces mi casa por un ataque de pánico, Watson. Así que baja mi teléfono fijo ahora mismo o yo misma te lanzaré del puente George Washington. -amenacé.

La pelirroja regresó el objeto a mi mesita de noche, viéndome estupefacta.

-¿______? ¿Que haces con este...?

-Yo tampoco confío en él, pero fue quien te trajo... Te salvó, M. J. Y por más desagradable que sea para mí decir esto... Parece que el Sin-Eater lo...-tardé unos segundos en encontrar la palabra correcta, hasta que la doctora Kafka se me adelantó.

-Purificó.- terminó ella por mi, saliendo de mi cocina.

La escena era curiosa, pues usualmente yo me interponia entre el villano amenazante y la pelirroja, para protegerla del degenerado. Ahora protegía al degenerado de la pelirroja.

Definitivamente era un giro bizarro de eventos.

-Srta Watson, Srta Louis, por favor... Deben escucharme... No puedo pedirles que confíen en mi, y desearía que el tiempo fuera suficiente para darles las pruebas que no poseo.

-Que conveniente para ti, Norman. -gruñe M. J.

-El Sr Osborn tiene razón. Por más extraño que suene la persona que alguna vez fue... Ya no está. -interviene Kafka. -El Sin-Eater lo limpio.

-Dra K, en serio admiro su carrera como terapeuta. Pero estamos hablando del maldito Green Goblin, y usted se supone que debería estar tres metros bajo tierra, pudriendose en un ataúd. -ataco. -No se ofenda, pero si no da razones más allá de las actuales, no podré contener más a mi amiga aquí presente. Y créame... No soy muy paciente.

Norman suspiro resignado, parecía desesperado porque le creyeramos. Incluso se veía bastante frustrado.

-Escuchen... Sé que no es mucho. Pero debo apelar a su sentido común. Ambas conocen a Peter, saben de las pesadillas, de la constante paranoia... Las dos han sentido la presencia invisible del peligro, respirandoles en la nuca. Sé que las dos son conscientes de que la vida de Pete corre riesgo, pero esto... Esto que enfrenta no es como lo anterior.

Mary Jane me miró de reojo con cierta complicidad y estupefaciencia. Y es que ni siquiera ella sabía que hacer en ese escenario.

Suspiré. No tenía opción más que darle a Osborn el beneficio de la duda. A pesar de que cada maldita fibra de mi ser me dijera que no lo hiciera.

-Prosigue. -declara en nombre de ambas la pelirroja.

Yo me quedé navegando en mis memorias por un segundo. Ciertamente de unos meses hasta ahora, Peter parecía más paranoico que de costumbre, y con lo ocurrido hace menos de dos días en Ravencroft definitivamente algo no estaba bien con él.

Quizas debí preguntarle cuando llegó medio desangrado a mi puerta esa mañana... Pero de nada hubiera servido, pues tan pronto lo ayude, desapareció.

-¡No! De ninguna manera voy a...

-M. J, no te pido que hagas esto por mi, es por Peter, por Harry. Tu amigo y tu novio están por entrar a un juego del que no saldrán con vida y...

-Solo dinos que hacer, Osborn.-interrumpo, cruzandome de brazos.

-_____...-advierte la pelirroja

-Mary Jane -respondo en el mismo tono -. Yo tampoco confío en este tipo, pero si está tan desesperado como para venir a suplicar ayuda a la novia y a la amiga que habla con los muertos creo que definitivamente tiene que haber cambiado algo. Así que... Adelante, Norman, ¿cuál es el plan?

¿Que carajos estaba haciendo? No tengo idea. Pero lo descubriría unas horas más tarde...

Sin duda tenia algo muy en claro: sea lo que sea que fuera a pasar esa noche, alguien debía morir.

Siempre es así cuando juntamos a Peter, Harry y Norman en una habitación. Siempre alguien no la contaba. Siempre habría daño colateral, una vida por otra. Siempre hay un santo para cada pecador. Y en este caso, siempre habrá un demonio para cada araña.

.
.
.

El sol se había ocultado hace mucho, y en el cielo reinaba la inmensidad de la luna llena, que brilla con su magnificencia.

Aquella noche me recordaba mucho a todo lo que había ocurrido años atrás. Por allá cuando yo recién entendía Nueva York y tenía aspiraciones de grandeza. Por allá cuando era inocente y deseaba desesperadamente encontrar algo que me moviera de pies a cabeza.

Por allá cuando la vida era buena y sin complicaciones. Cuando todo era bonito y sin demonios al acecho.

Lamentablemente ahora esa época se veía manchada por una... Bueno, varias tragedias.

Un grupo unido de amigos, fuerte, sincero. Se quebró. Justo como el cuello de cierta chica rubia al caer del puente.

De pronto la vida ya no era rosa, era negra. Era gris.

Harry, Peter y M. J sufrieron muchísimo la pérdida de Gwen Stacy. Y de alguna manera yo llegué para ser su intento de reemplazo.

O como M. J me llamó: "la alegría de salir del fondo". Nunca entendí a qué se refería. Hasta que llegó esta noche.

El auto en el que íbamos de pronto se detuvo en nuestra primera parada: el Santon Santorum.

-Bien... Que empiece la función, ¿nos vemos del otro lado, roja? -solté mientras salía del vehículo.

Mi amiga me sonrió sin enseñar los dientes, asintiendo.

-Siempre nos vemos en el otro lado.

Dicho eso, cerré la puerta y el auto avanzó con rapidez hacia su destino final. El verdadero destino, de hecho.

Mientras que yo me preparaba para llevar mi verdadero plan a cabo.

Subí las escaleras del lugar y toque la puerta, dándome cuenta de que uno de los ventanales estaba roto.

Justo al tiempo en que mi mente trataba de entender qué ocurrió, la puerta se abre. De ella, se asoma nada más y nada menos que Felicia.

Sí, esa Felicia: Black Cat.

Detrás de ella, un algo herido Doctor Strange asoma su cabellera.

-Necesito hablar contigo.

-Sabía que vendrías, tarde o temprano. Lamentablemente justo ahora no es un buen momento, si pudieras venir...

-No, debe ser ahora, Strange. Es importante.

-_____, no creo que

-Es sobre Peter. No hay mucho tiempo, por favor. Debes escucharme -supliqué.

El Hechicero Supremo me miró con una ceja enarcada, y me dejó pasar.

El santuario se veia igual a como lo recordaba, pero algo golpeado. Como si alguna batalla se hubiese llevado a cabo justo ahí.

-¿Qué es lo que debes decirme? -pregunta el hombre, haciéndome girar para verlo.

-¿Qué sabes sobre posesión demoníaca?

-¿Qué tiene eso que ver que Peter? -inquiere en respuesta el gran Hechicero.

-¿Podrían ir al grano? Tantas preguntas y poco tiempo, ¿recuerdan? -interviene Black Cat.

Suspiro. Ahí estaba yo, de nuevo, haciendo algo que jure no volver hacer, de nuevo. Por salvar a Peter, de nuevo.

¿Cómo fue que deje que esto pasara?

No había tiempo para responder esa pregunta, lamentablemente.

-Kindred, Harry Osborn. Él... De alguna forma él visitó el maldito infierno y regresó, vendió su alma. Y ahora...

Strange parecía ciertamente desconcertado ante lo que acababa de revelar, no todos los días un humano común iba y regresaba de realizar un trato con Mephisto.

-Y ahora quiere que confesemos nuestros pecados, lo sé. Parker se te adelantó un poco en eso, llegó en la mañana para meternos a todos en este enredo -interviene Strange, recuperando su máscara siniestra. -Mi pregunta es, ¿por qué estás aquí?

-Puedo hablar con los muertos, Doc. Conecto con las almas de los vivos y puedo protegerlas de los demonios, a voluntad. Puedo hacer cosas que tú con tus restricciones místicas y morales nunca te permitirás. Y aquí me ves, rogandote por ayuda para salvar el alma de alguien que ha sufrido demasiado.

Strange sabía lo importante que Peter Parker se había vuelto para mí, y sabía que mis motivaciones personales, más allá de mis diferencias con él, estaban por encima de mi orgullo.

-Lo sé. También intenté una solución astral, _______. Pero me temo que con Peter no es posible aplicar encantamientos de la Mano de Vishanti.

Mi cara de seguro debió ser un poema, pero la de Felicia en definitiva era aún peor.

-¿Que quieres decir? -pregunta ella.

-No estás sugiriendo que... -insisto yo.

-Yo tampoco quise creerlo.-se defiende -Pero la Mano no se equivoca, aun así, realicé mis investigaciones y todo parece indicar que efectivamente, Peter Parker le vendió su alma al diablo-sentencia.

Hey! Hola por aquí...

Wow. Tenía mucho... Pero mucho tiempo sin pasarme por aquí.

Asi que... Siéntanse libres de comentarme lo que quieran. Actualicenme por favor, ¿cómo están? ¿Cómo les va? ¿De verdad les sigue gustando este libro?

En serio las extrañe.

Quizás haga un micro maratón. Nos estamos leyendo.

Besos 😘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top