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Titulo: Bonitos ojos.
Peter Parker y lectora.
Advertencia: No. Me salió algo inspirado en el Peter Parker body actor para el juego de Playstation 4 Marvel's Spiderman (John Bubniak). Les dejo una foto arriba.
Corría por los pasillos de la universidad como alma que lleva el diablo, iba tarde a la clase de genética, nuevamente, y el profesor no era muy paciente con los retardados. Atravesaba los tumultos de personas con rapidez y algo de desesperación, a sabiendas de que no seria bueno para mi beca el tener otro retraso registrad en la hoja de asistencias.
Al llegar al salón, abrí con cuidado la puerta, con la esperanza de que el profesor Grey no hubiera llegado aún. Mi pecho subía y bajaba violentamente, recuperando el aire que me había quitado la carrera que pegué. Pero todo aquella corredera parecía haber sido en vano, pues en el salón no había nadie. No de mi clase al menos...
Sentí los ojos de al menos cincuenta personas sobre mí, destacando entre el tumulto, los avellanados de un chico como de mi edad, quien traía el pelo castaño alborotado y la bata de laboratorio mal arreglada. Junto a él, los de un hombre mayor, de cabello cenizo y anteojos, quien parecía estar riñendo al castaño por algo.
Entonces, preocupada por haber cometido un error, me fijé en el número que había en la puerta del laboratorio “178-K” decía esta. Comprobando que efectivamente, ese era el laboratorio que correspondía hoy a mi clase.
-¿Se le perdió algo, señorita?-Cuestionó el hombre de cabello canoso, bajándose las gafas hasta la mitad del puente de su nariz. Su voz se oía calmada y su hablar era pausado.
Tragué nerviosamente, jugando con mis manos antes de responderle.
-Y-Yo...-Tartamudee, con un ligero temblor en mi voz. Por lo que tuve que tomar aire para calmarme, y volver a iniciar.-perdone la interrupción, en serio. Pero se supone que este es el laboratorio que corresponde a la clase del doctor Dereck Grey. O al menos eso es lo que dice en mi horario de clases.- Escuché algunas risitas de fondo, al igual que varios murmullos, haciendo que mi cara se calentara, mientras yo sacaba el arrugado papel del bolsillo delantero de mi bata de laboratorio, extendiéndolo.
El profesor se acercó a mi con una pequeña sonrisa comprensiva, tomando entre sus manos el gastado papel. Se colocó bien las gafas y lo leyó. En sus ojos detecté un atisbo de entendimiento.
-No te dieron el cambio de horario, ¿cierto?-Preguntó este, devolviéndome el papel.
Yo negué en respuesta. A lo que él asintió con una mueca, soltando una maldición por lo bajo a la administración de la Facultad de Medicina.
-El doctor Grey tuvo que desistir de la cátedra, por lo que hicieron ajustes en el horario.-Explicó, sobandose la barba con una de sus manos. Viéndolo de cerca, el profesor tenía cierto parecido con Santa Claus: cabello cenizo canoso, robusto y con lentes.-Mientras buscan a un profesor que le haga el reemplazo, su hora de clases está libre para los de tu promoción que no se inscribieron al programa de Ciencias Cooperativas, los que sí, tienen que hacer lectiva con los de Biofísica. Es decir, mi cátedra.-Inconscientemente, lancé una pequeña exclamación de alegría al escuchar que no tendría que aguantar más al malhumorado del doctor Grey. Haciendo reír al profesor y a parte de la clase, incluyendo al castaño de bonitos ojos.
El rubor regresó nuevamente a mis mejillas.
-Perdón...-Murmuré apenada.-E-en ese caso creo que lo mejor será que me retire, muchas gracias por la ayuda.-La pena me carcomía por dentro, por lo que me di rápidamente la vuelta, disponiéndome a salir del aula. Pero como mi torpeza no podía faltar, tropecé con una de las butacas de enfrente, y mi mochila se cayó, haciendo que mis cuadernos salieran volando, incluyendo mi proyecto de grado.
Las hojas se desparramaron por el suelo, y las risas de todos se hicieron presentes. Hasta que el profesor los mandó a callar.
-Maldición.-Dije por lo bajo, apresurándome en recoger todo lo más rápido que podía. Tomé varios cuadernos y los tiré en la mochila sin prestar mucha atención al bullicio a mi alrededor.
Cuando comencé a recoger las hojas sueltas, sentí a alguien más inclinarse, tomando con rapidez un buen grupo de ellas. Alcé mi vista para fijarme en el extraño ayudador. Quien resultó ser el chico de cabellos alborotados.
-Toma, creo que alcancé a tomar el grupo que te faltaba,-Me dice este con una sonrisa amable de por medio, la cual correspondo tímidamente, sacándole mi proyecto de las manos.-¿en serio crees que es posible establecer una recombinación genética que permita prevenir el Alzheimer?-Añade, sosteniendo aún una de las hojas que me faltaban en una de sus manos, leyendo su contenido con atención.
-Es más una teoría para explicar el propósito de mi estudio, pero sí. Esperando que sea una enfermedad congénita del ADN en el núcleo celular y no del mitocondria.-Respondí por inercia, mientras él me tendía la hoja que faltaba, viéndome con la boca ligeramente abierta.-Gracias.- Murmure una vez ambos nos levantamos del suelo. Guardé nuevamente todo dentro de mi mochila, y en la respectiva carpeta.
Una vez más, atravesé el pasillo de butacas, bajo la mirada divertida (por alguna razón, la cual esperaba que no se debiera a mi torpeza) del profesor. Este me despidió con un gesto en la mano, a lo que yo le imité, disculpándome una vez más por las molestias causadas.
Estando ya en las afueras del laboratorio, escuché otro bullicio de la sala.
-¡Creo que a Parker lo flecharon, miren como se quedó!-Se escuchó el grito de un chico, quien chifló luego de ese comentario.
-¡Oh, cállate Osborn!-Replicó la voz del chico de ojos bonitos, algo fastidiado.
Reí despacito ante la escena, estando ya a las afueras del área de laboratorios. Parecían adolescentes.
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-¡Vuelve aquí, Peter!- Escuche que gritó alguien a lo lejos. Levanté mi vista del libro que estaba leyendo, viendo cómo otra persona corría rápidamente en mi dirección, sin prestar atención al camino, pues venía con la vista puesta en su perseguidor.
Me levanté precipitadamente, recogiendo mis cosas con premura al ver que cada vez la distancia se acortaba más y más. Sin contar que, al no tener mis gafas puestas, todo calculo de cercanía sería fatídicamente erróneo, por lo que tan pronto logré ponerme de pie, el cuerpo ajeno me arrolló. Haciendo que ambos cayéramos en el piso.
Agradecí internamente a mi atropellador por haber puesto una sus manos en mi nuca, evitando que mi cabeza rebotara contra el pasto. Aminorando a su vez el golpe.
-Mierda, perdóname.-Dijo el chico que me llevó por el medio, apoyando ambas manos a los costados para levantar la cabeza, dejando la mía entre estas, con él sobre mí. Cualquiera que pasara diría que estábamos haciendo otra cosa, y no precisamente recobrarnos de un golpe...-¿Te hiciste daño?-Inquirió, e incluso pareció que diría algo más, pero en su lugar se me quedó viendo con la sorpresa marcando en sus ojos al darse cuenta de quién era.
Me tardé dos segundos en reconocerlo, pues su cabello estaba mojado, al igual que su ropa. Por lo que aquella mata de pelo castaño se encontraba aplanada hacia atrás. Y la bata de aquel día ya no la traía.
Era el chico de hace unas semanas...el del laboratorio.
-N-no...Estoy bien.-Respondí algo cohibida, después de reparar en quién era.-Pero estaría mejor si te quitas de encima.-Añadí con una risa nerviosa. A lo que él soltó una carcajada algo histérica, y se hizo a un lado, quedando de cuclillas. Me tendió una mano para ayudarme, la cual acepte.
-Perdóname, en serio no te vi.-Decía rascándose la nuca algo nervioso. Viendo el verde bajo nosotros en lugar de mis ojos.
-No te preocupes, me di cuenta en cuanto te vi huyendo...Traté de quitarme, pero me ganaste.-Ambos reímos nerviosos. Yo con un ligero sonrojo.
Reparé en su ropa, estaba empapado de pies a cabeza, la camiseta gris que traía se pegaba a su torso, dejando marcado todo su abdomen, sin dejar mucho a la imaginación. Mientras que sus jeans estaban totalmente oscurecidos, y goteantes.
-Igual, me siento mal por arroyart...-Se vió interrumpido por varios chorros de agua directo en su rostro, el cual me salpicó un poco a mi también. Seguido de la risa de varios chicos. Quienes no repararon en mi presencia, o tal vez sí, pero no les importó.
Un pelinegro de lentes, un rubio alto y de ojos azules y un moreno corpulento, los tres tenían pistolas de agua, las cuales vaciaron en el pobre chico frente a mí, mientras reían.
Tuve que alejarme de ahí a gatas, para evitar ser empapada más de lo que ya estaba.
-¡¿Pero qué mierda les pasa a ustedes?!-Exclamé mientras cubría mi rostro de las salpicaduras y los chorros incesantes, los cuales se detuvieron.-¿Qué no ven que estoy en el medio, o son miopes?-Les encaré, ahora con la ropa empapada también.
Los tres chicos repararon entonces en mi presencia, con los ojos abiertos por la sorpresa. Yo echaba chispas por los ojos y humo por las orejas, totalmente enojada.
El moreno grandote se disculpó de inmediato, con el dúo siguiéndole a los pocos segundos.
-Era un juego, chica.-Dijo el pelinegro.
-Me importa un comino, esas ridiculeces se las guardan para otro lugar, ¿o es que no repararon en dónde están pisando? UNA UNIVERSIDAD, trío de seres subdesarrollados. No un parque de agua.-Los tres me miraban sin saber que decir, alternando la mirada entre ellos y el castaño empapado en el suelo.
Cuando al fin estuvieron a punto de decir algo, la voz del decano de Medicinas hizo acto de presencia. Haciendo que los cinco diéramos un salto en nuestro puesto, incluso el castaño arrodillado en el suelo se levantó de golpe, posicionándose a un lado mio.
-Osborn, Thompson, Parker y Leeds, a mi oficina AHORA.-Los chicos palidecieron inmediatamente,y yo me quedé quieta, en mi puesto, rogándole a Dios porque no dijera lo que cría que iría a decir al verme ahí, en medio de un embrollo que no era mi culpa.- Rodriguez, recoja sus cosas y vaya por su carta de expulsión en administración. No la quiero ver aquí para el atardecer. Notificaré de esta falta al rector, considérese afuera.-El aire salió sin mi permiso de mis pulmones, y aún así me atreví a encararle.
-No estará usted insinuando que me sacará del programa, ¿o sí?-Di un paso adelante, cruzándome de brazos y viéndolo con una ceja enarcada.-Mucho menos ante una situación en la que sólo llega y sin preguntar qué pasó manda a cada quien por su despacho.-Me fue imposible no disimular la molestia.
El decano Louisberg me miró con los ojos enardecidos de la rabia por mi aparente falta de respeto.
-Es usted la que no está entendiendo, señorita. Aquí el que dice qué se hace o qué no, soy yo. Y si le digo que la quiero fuera, es porque la quiero fuera.-Alzó él la voz, señalándome con una mano.-No permitiré que una arrastrada como usted manche el nombre de esta institución.-Agregó con la cara roja y una de las venas brotadas.
El que me alzara la voz no fue el problema, el problema fue su adjetivo calificativo. Ese fue el que me hizo apretar las manos en puño, y recordarme mentalmente que no debía perder la política ante su presencia. De lo contrario ahí sí que me jodía.
-Decano Louisberg, con todo respeto señor. Pero ella no tiene nada que ver en esto.-Aboga de pronto en mi defensa el castaño empapado a mi lado, cruzando los brazos sobre su pecho, pero con la voz calmada. Muy por el contrario de mi, que quería arrancarle la cabeza al señor decano.
-Señor Parker, le pediré que no se inmiscuya en asuntos ajenos.-Replicó con severidad. A lo que él alza una ceja con aparente diversión.
-Bien, entonces lo haré yo, señor.-Salta el pelinegro, quien era el menos mojado del grupo, excluyéndome.-Según tengo entendido, la señorita aquí presente- Me señala, guiñándome un ojo con disimulo.-está en el programa de becas institucional, con una beca completa debido a méritos extra académicos, al igual que Peter y yo. Y usted, aparentemente quiere desecharla del programa con la misma excusa con la que a nosotros dos nos está enviando a su oficina, a recibir el mismo sermón aburrido que repite siempre que nos metemos en problemas.-Louisberg pareció hacer el amague de querer rebatirle, pero el pelinegro se las ingenió para seguir hablando él, ahora con una seriedad avasallante.- Pero a ella, por ser una mujer, según usted, arrastrada, y además extranjera, por la misma razón, acusación falsa además, la quiere expulsar, no solo de programa, sino de la universidad.- Expone, viendo fijamente al doctor frente a nosotros, el cual lo veía con todo el odio del mundo.- ¿No considera entonces, que debería aplicar el mismo castigo para los tres?-
El castaño, quien según veía respondía al nombre de Peter, se giró a ver al pelinegro con la misma cara de espanto que yo tenía en ese momento. Conocía al decano, sabía lo que haría con esa interrogante final. La volcaría a su favor. Y si ya era malo el que me expulsaran a mi, imagínense si cargaba con la culpa de que dos personas más salieran con la misma suerte que yo. Así ellos tuvieran más razones de peso para ser expulsados que yo.
Sin embargo, nuevamente antes de que yo pudiera decir algo más en mi defensa, terminó diciendo algo más al decano, quien nos veía a los tres como león a su presa.
-Y si a eso le agregamos el hecho de que la Universidad estaría perdiendo, en el caso de que su decisión sea expulsarnos a los tres por insubordinación y desobediencia, no sólo al mejor promedio en la historia de la universidad.- señala a Peter con el dedo.-Sino que perderá al segundo mejor promedio.-me señala a mi.-y al hijo de un multimillonario- se señala a sí mismo- y conmigo se van todos los juguetes y financiamiento que mi padre les está dando.
Tanto el decano, como sus amigos, veían al pelinegro con la boca abierta. Claro que el primero estaba ideandose un plan para acabarme sólo a mi y no arrastrar a mi desgracia al dúo dinámico defensor de chicas extranjeras a las que el decano odia por alguna razón desconocida más allá del racismo.
Y así fue...
-No voy a seguir perdiendo mi tiempo en una discusión sin sentido con ustedes dos.-Gruñe el decano, desarmado y sin argumento válido para expulsarme, pero haciéndolo de todos modos.- Señorita Rodriguez, no repetiré esto de nuevo: Váyase de aquí.-Y sin darle tiempo a nadie para decir o hacer algo más, se retiró, con la indiferencia en el rostro y el diablo como amigo. Acompañado del rubio y el moreno, quienes me dieron una sonrisa triste antes de irse.
El pelinegro hizo el amague de volver a encarar al decano, al igual que su amigo. Pero los detuve.
-Ya, déjenlo. No tiene sentido que se empeñen en una discusión que obviamente no servirá de nada porque él igualmente ya tomó la decisión de echarme desde el momento en que pise la Facultad.-Les dije, tomando a ambos por el hombro que alcancé a agarrar. Deteniendo su andar.- Gracias igualmente, por intentar evitar lo inevitable.-Los dos se giraron a verme, con la sorpresa marcada en sus rostros.
-¿No vas a pelear por quedarte?- Inquirió asombrado el pelinegro, incluso más que asombro, en su voz había decepción.
-¿Para qué?-Le dije, dándome la vuelta para tomar mi libro y mi mochila.-En eso he estado desde que ingresé aquí, cuatro semestres atrás, y ya estoy cansada. Porque él de igual forma lo haría. Sin importar que estuviera mojada o no, con ustedes o no, que cometiera un error o no; iba a sacare de cualquier forma.-Me colgué el bolso al hombro, tratando de evitar que los lagrimones se formasen en mi cara.- No me pidan que lo denuncie, los tres sabemos que en este país no van a tomarme en cuenta, así cuente con la nacionalidad. Además, ya lo he hecho, y por arte de magia mi denuncia nunca pasa más allá de la comisaría. -Suspiré, dando una sonrisa que supe que no me había llegado a los ojos.-Gracias por intentar de todas formas.-Para sorpresa de ambos, como gesto de agradecimiento, y de despedida, los abracé cortamente. Y para sorpresa mía, ellos correspondieron el gesto, con una mueca triste.
Ambos sabían que tenía razón. En esto poco importaba si era o no Americana (lo cual sí soy, pero me registraron en el sistema según mi segunda nacionalidad, una latinoamericana), sino los medios que usaras para hacer justicia. Como el pelinegro, quien arriesgó tanto su beca como la de su amigo, a sabiendas de que seguramente encontrarían otro lugar en el que estudiar.
Les di una última mirada a ambos chicos, antes de encaminarme en dirección a la oficina administrativa. Ahora sí, llorando como niña pequeña a la que su padre regaña.
Hi, it's me again. Esta vez con un mini maraton de Peter Parker porque:
1-Me enfiebre de lo lindo con el juego (Mauriccio te odio)
2-La inspiración me atacó pero de lo lindo también.
3- A poco y no está lindo el pana... Xd.
Bueno, hoy verán algo que no pasa seguido. Y eso es yo publicando tres o cuatro One Shots seguidos, en una misma noche.
Espero que les gusten. Nos vemos en una hora.
—Alex.
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