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Título: Sólo cállate Holland.
Tom Holland y lectora.
Advertencia: Largo. Un poco extraño, lenguaje ofensivo y otro tanto en italiano, y varias partes subidas de tono.

-______, ¿donde carajos te metiste anoche?-Preguntó Amelie, mi compañera de cuarto en cuanto me vió cruzar el umbral de nuestra humilde habitación.-Maurizio estuvo llamando como por 30 minutos a la puerta y yo no tuve más remedio que decirle que no te encontrabas.-Regaño mi inglesa amiga con notorio cansancio y reproche.

Bufé ligeramente ante lo dicho, no quería saber nada de nadie. Sobretodo después de lo de anoche.

-Justamente estaba evitando a ese idiota, Ame.-Comenté con una ligera risotada.-El muy maldito me dejó plantada, tuve que pedirle a James que al menos me dejara cerca de la calle de donde mi abuela, ahí pasé la noche.-La expresión de mi amiga fue del más puro estado de exasperación y algo de culpabilidad, pues de seguro mi novio le había hecho creer que la bruja malévola era yo.

-Ese hijo de...-Empezó ella, sacando humo por las orejas.

-¡Lenguaje!-Regañamos al mismo tiempo con una voz conocida para mí.

La de cabellos enrulados bufó, viéndonos mal a ambos.

Por mí parte, me voltee a saludar al rubio semi-desnudo que salía de la habitación de mi amiga.

-¡Harrison, sorpresa que te veo por estos lados!-Bromee acercándome al de ojos azules para abrazarlo.

Él se carcajeo conmigo antes de devolver el gesto con el mismo cariño que yo.

-Eso no te lo crees ni tú. Prácticamente ya vivo aquí, pulga.-Tercia el sin borrar la sonrisa, a lo que yo asiento.

Harrison Osterfield señoras y señores, el hermano gemelo de mi mejor amiga.

¿Qué? ¿Pensaron qué porque el muy idiota saliera sin camisa del cuarto de la mujer que está viéndome mal en estos momentos era el novio? ¡Pues no! (Amelie tiene doble cama en su cuarto, justo para momentos como estos)

-Gracioso el mocoso. Hazza, haz el favor de ponerte una camisa, ¿quieres?-Medio ruge su hermana rodando los ojos.

El rubio le saca la lengua como respues, muy maduramente claro, antes de volver a la habitación para cambiarse.

-Que quede claro que lo hago por respeto a _____, no porque mi hermanita me lo pide-Grita desde las profundidades del laberinto que es el cuarto de Amelie.

Ambas reímos, sabiendo que eso no era verdad.

-¡Supera el hecho de que soy 3 minutos mayor que tú! ¡MADURA!-Respondió ella con todo el humor del mundo.

Yo me limite a reír, estos dos eran un caso perdido.

Mientras los hermanos Osterfield se dedicaban a pelearse entre sí, yo aproveche la oportunidad para escabullirme en mi habitación, tenía que cambiarme de ropa y asearme un poco. Olía a viejita.

Justo cuando creí que mi victoria estaba completa, pues ya me encontraba vistiendome nuevamente luego de una larga ducha. Amelie entró sin tocar a mi cuarto.

-Uno ya ni paz tiene aquí...-Murmuré para mis adentros antes de girarme a la rubia de ojos verdes frente a mi.-¿Qué quieres?-

Amelie rodó los ojos y me tiro el teléfono a la cara. Yo la mire con cara de pocos amigos.

-¿Y que demonios pretendes que haga con mi celular?-Inquirí acomodando la camiseta beige en mi cuerpo.

La chica frente a mi me miró como si mi pregunta fuera una real idiotez.

-Vas a llamar al italianito de tu novio y le vas a cortar. ¿Capicchi?-Avisó y medio ordenó la mujer.

Yo la mire como si hubiera perdido un tornillo.

-_____, tú y yo sabemos que ya ninguno de los dos siente lo mismo desde hace un buen rato.-Recuerda ella. Y tenía razón.

Lo mío con Mau había sido muy bonito al principio. Estaba muy enamorada de él. Pero de un tiempo para acá la cosa se ha ido enfriando. Es más, nuestra relación se torno monótona y aburrida. Sin sabor. Y eso que él de sabores sabía bastante.

-Ame, no puedo cortarle así.-Insistí yo.-No es ético.-Añadi.

Mi mejor amiga me miró como si hubiera dicho la mayor de las estupideces.

-¡¿Qué no es ético?! Te diré lo que no es ético, ______. No es ético que él no se presente en tus cumpleaños o fechas importantes pero tú sí en las suyas. No es ético que ambos sepan que lo suyo se acabó en el instante en que insinuaron darse un tiempo. No es ético que mientras tú estas aquí, esperando que a él le baje la iluminación santísima, Maurizio este revolcandose con Susan.-Y aquí vamos con lo de la perra... Digo, la linda vecina...-La cual no tiene ni la mitad del cerebro que tú tienes y no ni un tercio de bonita y agradable. Así que, vas a tomar el maldito teléfono y le vas a cortar a ese imbécil.-

La mire unos segundos. Sin poder decirle o refutarle nada. Tenía razón. Muy a mi pesar.

Y es que realmente no podía decirle nada, porque no había nada que decir. No iba a defender lo indefendible. Pero quería aferrarme a la mínima posibilidad de que... En algún momento, Mau entraría en razón.

-Bien.-Cedí finalmente. Luego de 15 segundos de completo silencio, en los que mi mente era un completo caos.

-Gracias Dios por iluminar el cerebro de mi amiga.-Ame hizo un extraño gesto con sus manos apuntando hacia arriba.

Reí un poco ante la locura que había hecho. Y con un suspiro, agarre el aparato y marqué el teléfono de mi novio.

Amelie le miraba con la felicidad marcada en sus grandes y bonitos orbes.

-Aló- Me congele en el acto, no era la voz de Maurizio... Sino de una mujer. Revisé mi teléfono, creyendo que me habia equivocado (aunque sabía que no era así) pero no, ese era el celular de MI novio.- Oiga, si no va a hablar, al menos disculpese por interrumpir mi sexo oral, ¿quiere? -Esa perra...

Mordí mi labio inferior con brusquedad. Aguantandome la rabia. Colgué la llamada de inmediato.

-¿Qué pasó?-Preguntó mi mejor amiga al verme temblando de la rabia.

-Que voy a matar a un par de perros.-Estaba como poseída por el diablo en ese momento. Ni pensé en lo que decía.

-Oh mierda, mierda...-Amelie corrió fuera de mi cuarto en cuanto me vio tomando mi chaqueta de la perchera del armario.-¡Harrison muévete, a menos que quieras ser testigo en la Corte por el homicidio en segundo grado de dos hijos de puta!-Escuché que gritó desde algún punto de nuestro departamento.

-Ja! Si yo voy a ser el acusado querida hermanita.-

Ya para ese momento, me encontraba en la puerta de salida con las llaves en mano.

Vi a Hazza con su teléfono en la mano. Balbuceando cosas como "oh mierda, ahora Holland no atiende" o "Spidercito, Spidercito. Ayúdame a aguantar a la fiera de tu futura esposa que ahora está soltera." En realidad no le preste atención ni a la mitad de lo que decia. Pues ya habia salido del departamento.

Cerré de un portazo y tome el ascensor lo más rápido posible. Definitivamente me sentía ofendida y muy humillada.

Caminé un par de calles más, me sabía la dirección de memoria. Habia estado tantas veces en esa casa que la podría encontrar hasta ciega.

Cristian me abrió la puerta, como de costumbre, me saludo alegremente y me dejó subir. Le pedí que no avisara por el intercomunicador, ya que era una "visita sorpresa".

No sabía qué o cómo enfrentaría la situación. El estado automatico en el que estaba antes había desaparecido y ahora tenía que razonar mi siguiente jugada.

-Bien, ya estoy aquí. Ya no hay vuelta atrás.-Mumure una vez estando frente a la puerta del departamento 789 J.

Estuve a punto de tocar la puerta, cuando un ruido ahogado me interrumpió. Entrecerré los ojos extrañada. Espere unos segundos, hasta que el mismo sonido agudo volvió a repetirse.

-Este hijo de su madre...-Gruñi al reconocer el chirrido de una cama y gemidos de por medio.

Toqué entonces la puerta, sin pudor alguno. Interrumpiendo lo que al parecer era la cogida más grande del mundo.

Escuche maldiciones y gruñidos de por medio. Sabiendo que las paredes eran extremadamente delgadas.

No pasaron ni cinco minutos cuando la puerta se abrió, dejando ver a un Maurizio Criacciale de Grandis con los cabellos cobrizos revueltos y cara de fastidio. Claro que eso solo le duró hasta que me vio en la puerta de su departamento, ahí su cara se torno pálida y la sorpresa se apoderó de su rostro.

-No tienes que decirme nada. Ya los escuche, creo que te puedo regalar un silenciador de hecho. Pero no hay mas excusas. No puedes crear ninguna que yo vaya a creer.-Avise con desconocida calma. Aunque por dentro estaba que me le tiraba encima hasta asfixiarlo a muerte.

-_____... Yo...-Su tono me heria, escucharlo me quemaba por dentro. Me lastimaba.-Lo siento, en serio.-

Lo mire incrédula, sabía que lo sentía. Pero esa no era manera...

-Mi dispiace tanto, non te lo meriti. Né tu né lei. Sei una donna incredibile, bella e intelligente, chiunque sarebbe felice con te al fianco ... Ma io ... io no. Non posso fingere di amarti, quando ti vedo come amica ... Quando non posso più vederti come la donna che desidero al mio fianco- Reprimi una sonrisita nerviosa al verlo hablar así. Lo entendía, sabía que le costaba expresarse de forma correcta, y a veces la lengua le fallaba y terminaba hablando en italiano. Más de una vez tuve que recordarle que yo no entendía lo que me decia, porque cuando discutíamos él comenzaba a alegarme en italiano.

-Il mio amore.-Después de un año y medio, tuve que aprender a discutir en italiano también.-Amore è strano, lo sai? Quando sono arrivato lì e ho sentito il clamore, stavo solo pensando di ucciderti. Ma ... Ora, con tutto questo. Ti sto affrontando. Non sento niente. Né odio né rancore. Solo un po 'di, e non ti mentirò, delusione. Perché invece di dirmelo frontalmente, lo fai quando non c'è altro da fare.- Respire profundo, soltando una risita nerviosa. Negando con la cabeza, ahora sí llorando.-Yo fui la tonta aquí, no tú. Yo me creí el cuento de que la tercera relación es la vencida, pensé que tal vez habría un futuro. Pero seamos realistas, ya no hay amor entre nosotros. Tal vez, con el tiempo, podamos llegar a ser amigos. Por ahora, espero que seas muy feliz con ella, Mau. Te lo mereces.-

No era triste. Sino melancólica la situación. Pero era lo mejor.

-Ciao, Maurizio. Ti auguro il meglio del mondo.-

Me retire de ahí, dejándolo en la puerta con la cabeza gacha, me sentía más ligera. Como si todo el odio que sentía hace no más de 30 minutos, se hubiera esfumado. No valía la pena odiar a quien no valora lo que tiene. No valía llorar por lo que pudo ser y no fue.

Regrese al ascensor, descubriendo a Harrison, Amelie y Tom adentro. Los tres me miraban con la boca abierta,

-Si tú no lo vas a matar, yo sí lo voy a hacer.-Gruñó mi rubio amigo.-Tú eres un pan de Dios, nunca le tocarías un pelo ni a tu peor enemigo. Pero yo no, se metió con mi hermanita adoptiva.-A ninguno nos dio tiempo para reaccionar. Cuando el británico ya se le había lanzado a madrazos con el italiano.

-Ay mierda...-Mumuramos Thomas y yo al ver a los hermanos Osterfield reventando a mi ex novio.

Retrocedí hasta llegar al interior del ascensor, y apreté el botón de planta baja. Las puertas se cerraron y Tom y yo hicimos como si nada pasara.

-¿Crees que los absuelvan si alegamos a su favor?-Pregunta él cuando ya íbamos por el piso 5. Yo reí.

-Si consigo que Maurizio no los demande, si es que sobrevive, tal vez...-Reí ante la idiotez que acababa de decir. Pero él no.

-En serio crees que ambos... Serían capaces de...-Medio afirma, medio pregunta el mejor amigo de mi casi hermano con el cejo medio poblado de preocupación.

-Thomas, Hazz a veces se podría pasar de la raya confío en él. Pero Ame es un poco...

-Más violenta.-Continua él. Yo asiento con una sonrisa.

-Igualmente dudo que lo maten. Tal vez solo lo asusten, o hagan como Dobby "Mi intención no era asesinar, tal vez mutilar o... Herir de gravedad"-

Ambos nos carcajeamos con fuerza, sabiendo que era verdad.

Llegamos a planta y salimos, Cristian nos vio con el cejo fruncido.

-Creo que vas a tener que llamar una ambulancia, amigo.-Le dije. Él entendió a lo que me refería y tomó el teléfono.

-Ninguno estuvo aquí, ¿entendido? El señor De Grandis se cayó por las escaleras.-Nos avisa, guiñandonos un ojo. Nosotros asentimos mientras el llamaba a emergencias.-Que Harrison y Amelia se apresuren, porque llegan en 15.-Murmura el moreno cuando nosotros ya íbamos a las puertas del conjunto.

-No te preocupes por ello...-Le digo antes de salir.

Tom se colocó una gorra y unos lentes de sol, además de una bufanda para taparse la boca. Según él para evitar a los paparazzis, pero hasta yo lo reconocería estando así.

Nos encaminamos a la gran camioneta negra que estaba frente a nosotros.

-¿Quieres ir a comer algo?-Me pregunta luego de abrirme la puerta.

-Claro, pero que no sea nada italiano por favor.-Le digo.

Holland se rie y asiente, aseguranme que sería comida japonesa. Y así ambos nos alejamos del lugar, tratando de no pensar en la paliza que le daban a mi ex.

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-¿Entonces alega no tener idea de lo ocurrido en casa del señor de Grandis?-Me pregunta el fiscal.

Estaba sentada en el estrado, al lado del juez y frente a los abogados defensores y acusatorios. Con los testigos y unos cuantos magistrados.

-Señor Mella, por décima vez, le he dicho que ese día sí fui a su casa. Sí estuve ahí. Hablé con él a penas unos segundos. Pero cuando me fui él estaba en perfecto estado.-Insistí. Diciendo, relativamente, la verdad.-Me enteré del accidente cuando mi mejor amiga, Amelie Osterfield me recibió en la casa avisándome que Maurizio había tenido un accidente bajando las escaleras y que iba camino al hospital.-

El fiscal asintió, antes de llamar al experto probatorio, quien era uno de los médicos que atendió al malherido señor De Grandis.

-Según los estudios, Mauricio Criacciale de Grandis sufrió diversas contusiones de distintos niveles de gravedad, así como fractura de dos cosillas, producto del golpe. Lo único que no hemos logrado explicar es el sangrado genital que presentó estando bajo observación pero pronto se descubrió que era a causa de una enfermedad benerea que el joven había contraído.-Explico resumidamente el doctor Belgrano.

Poco después me dejaron ir de nuevo a mi puesto. Y luego de que volvieran a interrogar a Amelie, Harrison y a Tom (a quien citaron vía telefónica porque estaba en filmaciones para ese momento en Dinamarca) sobre los hechos, y de que el juez dictamirana como inocentes a los hermanos Osterfield, ambos pudimos salir del tribunal.

Estábamos bajando las escaleras del imponente lugar, cuando Susan, la nueva novia de Maurizio, se nos acercó.

-No sé qué clase se trampa hicieron ustedes. Pero les juro que...-Se le notaba molesta, teniendo en cuenta que fue ella la que nos demandó. Porque Maurizio trató más bien de evitar el tema.

-Ma fatti i cazzi tuoi-Le dije casi inconscientemente. Eso de hablar en italiano se me había hecho costumbre...

-¿Y eso que carajos quiere decir?-Me preguntó aún más encolerizada. Reprimí una sonrisa.

Maurizio, caminando en muletas, se nos acercó también con una sonrisita.

-Que dejes de joder.-Le dice él a ella, guiñamdome un ojo en el proceso.

Susan lo miró ofendidísima.

-Yo solo te traduzco lo que dijo.-Se defendió encongiendose de hombros.-Vamos, déjalos.-Le pide.

Harrison y Amelie se me adelantaron, ambos no querían ni verle más la cara, y los entendía. Susan les hizo pasar dos meses en un reclusorio.

Maurizio rodó los ojos al ver que su novia no le hizo el menor de los casos. Pero yo me acerque a ella, y fingiendo un beso en la mejilla de despedida le susurré.

-La próxima podrías ser tú, así que mejor hazle caso a tu novio ¿sí linda?-Y me fui.

Susan se quedó chillando, tratando de llamar la atención de los abogados y del fiscal que venían saliendo. Pero nadie le hizo caso alguno.

Llegue con mi amiga y su hermano, los tres nos subimos a una camioneta y arrancamos en dirección al aeropuerto.

-Recuérdenmr agradecerle a Tom sobornar a los fiscales.-Mumura Hazz, yo lo miro ofendida, porque si bien Tom ayudo monetariamente fui yo la que movió hasta el cielo para intercambiar las pruebas del experto probatorio y además convencer a los abogados, que gracias a Dios eran compañeros míos de estudios.

-Claro, Thomas pone el dinero y a ustedes los sueltan. Pero yo les digo que no lo maten y ahí si nadie me hace caso ¿no?-Gruñi.-Ademas, recuérdenme quién fue la chica que tuvo que poner en riesgo su título de doctora en leyes para sacarlos a ustedes...-

Ambos hermanos se vieron apenados. Tanto Holland como yo habíamos puesto muchas cosas en riesgo por ellos dos.

-Cambiando el tema, ¿cuando le diras que te gusta ?-Pregunta mi amiga, haciéndome callar.

Hacían unos 6 meses desde todo el altercado con Maurizio. Y Amelie insistía en que a mi me gustaba Tom. Pues pasamos semanas juntos tratando de sacar a los hermanos Osterfield de prisión.

-Tom no me gusta, Ame.-

-Ajá, ¿y esas conversaciones qué?-Insiste. Pues desde hace unas semanas me la pasaba hablando con él por teléfono.

-No lo sé, tal vez estábamos estresados porque ustedes, par de psicópatas, casi terminan en el corredor de la muerte por culpa de otra loca más que los quería dejar pudiéndose en la cárcel.-Exalté.

-¡Pero si ni siquiera lo dañamos tanto!-Se excusaron ambos.

-Chicos...-Intervino Tom, quien a penas entraba al auto con sus maletas.-Casi lo matan.-Añade tomando asiento junto a mi.

Sí, Thomas no estaba en Dinamarca. Sino escondido en su departamento. Claro que las razones para esto eran que no queríamos que los medios lo atosigaran hasta el cansancio. Todo este asunto de la audiencia lo tuvimos bien guardado, Holland hizo maromas para mantenerlo así. Y así se quedaría para siempre. No necesitábamos eso en nuestra vida.

-Hola.-Saludó con una sonrisa en cuanto dejó de pelear con Hazza y su hermana.

-Hola Tom.-Respondi de igual modo, acomodandome en el asiento de forma tal que él pudiera sentarse bien.

Mientras tanto, el auto volvió a arrancar. Está vez en dirección al aeropuerto.

-Entonces... ¿A dónde vamos?-Preguntó después de un rato en silencio mi amiga rubia.

-Aruba, o tal vez las Bahamas. Necesitamos un descanso de esto, ¿no creen?-Responde Holland.

Todos concordamos con él. Todo había sido una locura. Me costaba creer que a penas unos meses atrás yo estaba de lo mas feliz estudiando derecho, con un novio medianamente decente y con hermoso departamento cerca de mi universidad. Y ahora estaba tratando de re-hacer mi vida fuera de Londres porque me habían dicho en la facultad que si bien no habría ninguna mancha en mi historial académico por los favores que pedí, no podría continuar estudiando allá. Por lo que me cancelaron la beca y la estadía.

Claro que de ello sólo tenían idea mi mamá, mi abuelo y Tom. Pues no quería darles más culpas a los hermanos Osterfield.

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Caminamos por los pasillos de abordaje, Harrison y Amelie iban delante de Tom y yo, ellos metidos en su conversación.

-¿Aún no les has dicho que te vas?-Me pregunta Holland al ver que ninguno nos por estaba atención.

Negué con la cabeza.

-Son como de mi familia, Tom. No les voy a dar más cargos de conciencia. Además, veré que hacer. Ya encontraré cupo en alguna otra universidad. No te preocupes.-Respondi bajito. Para que ellos no me escucharán.

Thomas frunció el ceño, no tan convencido.

-¿No te parecería estudiar en la King's College? Es buena universidad, y si te preocupa tanto el hospedaje, podrías quedarte conmigo en mi departamento.-No me miró al decir aquello. Parecía más enfocado en los ventanales que atravesabamos.

Yo lo mire como si estuviera loco.

-La King's College es de las mejores de Inglaterra, Thomas. Su porcentaje de aceptación es a penas 0.75% mayor que el de Oxford o Harvard y ellas son líderes mundiales. Yo no puedo estudiar ahí, ¿con qué lo pagaría?-Explique tratando de evitar el ofrecimiento de hospedaje.

Tom me miró como si fuera lo mas obvio del mundo.

-¿Y en qué momento a ti, _____ Graham te preocupa no entrar en una universidad?-Pregunta con gracia, deteniéndose de pronto, impidiendome el paso.-Además, si el dinero es lo que te preocupa yo puedo pagartela...

-¡Tom! No, ni se te ocurra.-Lo interrumpí.-No voy a dejarte gastar ni una libra en mí.-Alarme con los ojos abiertos de la sorpresa.

El me sonrió con toda la picardia del mundo y, luego de asegurarse de que ninguno de los hermanos estaba viendo, me tomo de la cintura para acercarme a él.

-Tom...-Advertí. Paranoica de que alguien nos viera. Pero a él no le importo ni lo más mínimo.

-¿Qué, ahora sí te vas a poner nerviosa?-Juguetea con una sonrisa ladina bastante pícara.-Porque ese día en la cocina, si mal no recuerdo, estábamos en una situación parecida y tú no te opusiste ni un segundo...

Lo mire medio horrorizada.

-Thomas, tú mismo dijiste que eso sólo fue un desliz, una minimalidad y que no se iba a repetir. Así que no me vengas ahora con que quieres algo.-Regañe con seriedad, luchando por quitármelo de encima.

Él asintió, dandome la razón. Pero no me soltó aún así.

-Sí, sé lo que dije. Pero lo dije porque tú no quieres nada conmigo.-Alega con las cejas alzadas.

¿En serio me iba a salir con eso ahora? ¡¿AHORA?!

-Tom, tuvimos sexo. No es para hacer un escándalo del otro mundo. Tú tienes tu carrera ya hecha, yo estoy luchando por tener la mía. Somos amigos, y ya.-Mentí.

Venga, sí. Aquello que pasó fue por una noche bastante cargada de cervezas y medio litro de vodka en nuestros sistemas. Pero tampoco voy a negar que no le tenía ganas desde antes. Ni mucho menos que el chico me comenzaba a gustar.

El británico me miró con la ceja en alto, y sin soltarme todavía, se acercó más a mí. Con su rostro a milímetros del mío y su respiración haciéndome cosquillas en la nariz.

-¿Q-Qué es-estas haciendo?- Tartamudee nerviosa, mordiendome el labio inferior. Él sonrió victorioso.

-Repite lo que dijiste-Me pide. Su aliento me sacó un pequeño jadeo.

-Sólo fue sexo. Eso no tiene nada del otro mundo. Somos amigos nada más.-Logré decir con dificultad, tratando de no mirar los rosados labios del chico.

Thomas, no satisfecho, me acorraló en uno de los ventanales. Y volvió a insistir, esta vez con sus labios rozando los míos.

-No suenas tan convencida como el principio, ¿te molestaría decirlo de nuevo?-Y yo ya estaba perdiendo la cabeza para ese momento.

Inconscientemente ya tenía mis ojos clavados en los suyos, y la mente se me nubló.

-Que... Pues... Que tú y yo somos...-Balbucee sin decir nada realmente. Tome aire profundamente, pero eso solo me enloqueció más.-Ok, al diablo con esto. ¿Quieres la verdad? Pues aquí va, pero no quiero que después me salgas llorando Holland. Me tienes al borde en este momento, tanto sexual como en sentimentalmente, así que te voy a pedir, más por tu bien que por el mío, que termines de besarme de una maldita vez o de lo contrario tomaré mis maletas y me largaré. Ahí si no vas a saber nada de mi existencia, ¿Capicchi?-

Holland abrió los ojos un poco abrumado, sin dudar mucho antes de unir sus labios con los míos.

Eran suave, y tenían un ligero sabor a chocalate. Con cuidado, se abrió paso con su lengua, perfilando el contorno de mi labio inferior con la punta. Hasta que el desespero terminó por unirnos en una pelea entre ambos por reconocer cada pedacito de la boca contraria.

Nos separamos lentamente, con la respiración acelerada, y yo particularmente, con la dignidad en el piso.

Holland se relamio nervioso los labios, antes de dejar un besito en mi frente y alejarse lo suficiente para que yo tomara de nuevo mis maletas.

Agradecidamente, los hermanos Osterfield ni cuenta se dieron del espectáculo que armamos por estar tan adelantados.

Con el pecho subiendome violentamente por el agite anterior, emprendí mi camino lejos de Tom. Queriendo desaparecer de la tierra.

Básicamente me le declaré a Thomas Stanley Holland. Y de una forma un tanto... Desesperada.

No podía creer lo que acababa de hacer. Era estúpido. Totalmente estúpido. Yo nunca me dejó llevar por mis sentimientos (más allá de la vez en que quise matar a mi ex) y cuando lo hago siempre salen mal las cosas (como la vez que quise matar a mi ex).

Dios mio santo. Definitivamente estaba perdiendo la razón.

Iba tan absorta en mis pensamientos que subí al avión sin darme cuenta, tomando asiento frente a Amelie, quien se acomodó para dormir. Harrison, por su parte, se sentó en uno de los asientos más lejanos, cerca del mini bar. También listo para dormirse en cualquier momento.

Supuse que ambos estaría agotados, pues habia sido un día largo, y aún quedaban otras 10 horas de vuelo hasta las Bahamas o Aruba, ni idea de a dónde iríamos.

Me quede viendo a la ventanita a mi lado, tratando de no pensar en Tom o en algo que tuviera que ver con él.

Y falle estrepitosamente. Porque terminé recordando lo ocurrido en la cocina del departamento de Thomas.

-¡Dejame ver si entendí, tú... El chico que hace de Spiderman, ¿le tienes miedo a las arañas?!-Me burle, señalandolo con la misma mano en la que sostenía mi botella de Corona.

Tom me miró con una sonrisita apenada, asintiendo mientras le daba un trago largo a su botella.

Ambos nos encontrábamos en la cocina de su departamento, con más de cinco o siete botellas vacías (cada uno) de cerveza a nuestras espaldas. Tratando de hacer un risotto a las 2 am.

Cómo podrán haber adivinado, sí estaba algo borracha.

-En mi defensa, solo diré que detesto sus pelos... Y sus ojos... Y sus patas...-Trató de decir, tambaleándose un poco.-Ooook, mejor comamos algo. Estoy demassssiado ebrio.-Reí al verlo arrastrar las palabras y trastabillar al caminar.

Asentí en concordancia con él. Sabiendo que en cualquier momento yo también podría terminar así.

Ambos nos pusimos manos a la obra, él sacó las pastas y yo comencé a hacer el caldo. Sin embargo, al ver que no teníamos suficientes ingredientes para hacer la receta. Terminamos haciendo unos spaghetti di la nonna (receta familiar de los De Grandis).

Nos sentamos en el mueble de la sala, hablamos un rato sobre nosotros, los gustos de cada quien y comíamos por montón. Al menos lo suficiente para estar más despiertos que antes.

Me levanté del mueble, tomé los platos sucios y los llevé al fregadero con Tom siguiendome.

-Entonces me dices que quieres ser abogada migratoria, ¿no?-Me pregunta esta vez, haciéndome verlo de reojo al notar como se recostaba a un lado de mi, tomando los platos ya limpios para secarlos.

-Exacto, mi sueño es llegar a trabajar en la defensoria o con los de migración en el aeropuerto.-Comente sin prestar mucha atención a lo que él hacía.

Termine de lavar y me gire a verlo, recostandome también del borde, posando ambos brazos a mis costados. Tom me miraba atento. Como si estuviera pensando hacer algo.

-Mhhh... Te verías demasiado bien en un traje de esos.-Mumuro de forma inconsciente, o al menos eso pareció pues salió como un murmullo bajito.

Abri notablemente los ojos ante aquello, siempre, a pesar de estar ambos algo tomados, habíamos mantenido la compostura. Pero la forma en que Thomas lanzó ese comentario dejó mucho qué decir.

-¿En serio?-Pregunté sin una pizca de inocencia, viéndolo con una ceja en alto.

Él asintió enérgicamente, acercándose a mi con astucia. Pronto terminé entre sus brazos, con su boca pegada a mi cuello.

-Pero mejor te verías sin él...-Mumuro contra mi piel, haciéndome erizar al sentir sus labios tibios contra mí.

Mi respiración comenzó a agitarse de más. Tenía los sentidos nublados, no mucho, pero sí lo suficiente como para cometer una idiotez de esta magnitud. Mejor dicho, por el estado en el que estábamos, ambos teníamos la mente lo suficientemente alcoholizada como para eso.

-¿En serio?-Pregunté con dificultad, al sentir que los besos comenzaban a ser más insistentes. Recibiendo un "Mhhhm" como respuesta. -Oh santa mierda... Ven acá Holland...-No pensé dos veces antes de tomarlo de las mejillas y estampar mis labios contra los suyos.

Su boca reaccionó de inmediato, y con desesperación ambos comenzamos a morder y lamer cada centímetro del recóndito lugar a explorar. Yo ya tenía mis manos enredadas en su cabello para cuando él me tomó con firmeza de la cintura, apegándome a él como si la vida se le fuera en ello.

El calor comenzaba a ser bastante fuerte en ambos. Y no sé cómo, pero Tom ya me tenía en la encimera de la cocina con mis piernas al rededor de su cintura, en un intento desesperado de seguir los besos y realizar la laboriosa tarea de desvestir al otro sin tener que separarnos mucho el uno del otro.

Pude sentir las manos de Tom recorrer mis brazos con lentitud a la par que retiraba mi camiseta, y yo me enfurruñaba en desabrochar los botones de la suya.

Su camisa sale con facilidad una vez logro desabrochar todos los botones, y ahi se me ocurrió la fantástica idea de devolverle el favor con las mordidas que él me había dado anteriormente.

Tom ya había sacado entonces tanto mi camiseta como la franelilla que llevaba, por lo que no tuve problema en colar mi boca por su cuello, fascinandome al escuchar los jadeos que salían de él cuando comencé a besar su quijada. Sonriendo en el proceso.

-Mierda, me vas a volver loco...-Mumuró antes de atacar de nuevo mi boca con la suya, haciéndome estremecer al sentir una de sus manos pasearse por mis muslos.

-Thomas...-Jadee al sentir que mi falda salía volando por alguna parte.

Él se veía totalmente concentrado en torturarme despacio y deliciosamente, pues de a besito en besito se dirigió a mi oreja, en donde dio varias mordidas. Lo escuché sonreír en mi oído y ahí supe que él se estaba disfrutando eso tanto como yo.

Empezamos siendo un poco desesperados, sin mentir les juro que mi sostén voló poco después de eso, acompañado de los pantalones de él. Pero terminamos de forma lenta, tomándonos nuestro tiempo en cada detalle.

Tom me miraba como pidiendo permiso. Ambos en el suelo de la famosa cocina, yo con mis piernas enredadas en su cintura. Ambos totalmente desnudas.

-¿En serio eres tan dulce y pervertido siempre?-Le pregunté un tanto enternecida. El alcohol, si bien cumplió con su trabajo, había desaparecido hacía ya un buen rato.

Él se sonrojó en desmedida, y yo no pude más que aguantar una risita.

-Te ruego que lo hagas ya, ¿si? Desde hace un buen rato que me tienes suplicandote, no te hagas el príncipe ahora...-No había terminado de decir eso cuando lo sentí entrar en mi. Haciéndome tomarlo con fuerza de los hombros y apretarme más a él.-Ohhh Santa Madre...-Murmure en un jadeo que más tenía de gemido que de jadeo.

-Solo eso necesitaba...-Susurro antes de empezar a moverse. Llevándome al cielo con él.

-¡Tom!-Gemí de inmediato.

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-¡______!-Escuché que alguien me llamaba. Despertandome exaltada. Parecía que me habia quedado dormida, en algún punto del viaje.

Salté en mi asiento sin poder repremir el micro grito que salió de mis labios.

Mire al responsable con cara de pocos amigos. Descubriendo que era Holland, quien traía una bandeja de comida en sus manos.

-Perdón, no quería despertarte...-Mumuró algo apenado.

Me refregue un poco los ojos para verlo. Se había cambiado de ropa, ahora traía unas bermudas negras cortas y una franelilla de algodón blanca, casi parecía una pijama. Traía el cabello algo desarreglado y unas cuantas ojeras.

-No te preocupes...-Respondí sin darle mucha importancia, tratando de reacomodarme adecuadamente en el asiento.-¿Qué traes ahí?-Pregunté tratando de ver en la bandeja.

Él me sonrió ligeramente, antes de dejarla frente a mí. Yo lo mire algo confundida.

-Te traje el desayuno, no has comido nada desde ayer en el almuerzo.-Me avisó con un mínimo sonrojo en sus mejillas.-Me preocupe, y pensé que... Pues... Eso...-Balbuceo.

Sonreí al verlo así. Desde que entramos al avión él y yo no habíamos cruzado palabra alguna.

Sin embargo, me sorprendí al enterarme que había dormido corrido desde las 4pm hasta...

-Acá ya son las 7 de la mañana. O eso dice el reloj de la esquina.-Avisa Thomas al verme buscando alguna respuesta horaria.

Mis labios se despegaron para tratar de decirle algo. Pero se me adelantó.

-¿No vas a comer?-Señala la bandeja frente a mi.-Esta muy bueno.-Avisa, antes de retirarse.

Me quede de piedra. No esperaba eso. No de él. Tom usualmente habría hecho alguna broma al respecto de mi somnolencia o algo así. No eso.

Saliendo de mi estupor, tomé los cubiertos en las esquinas de la mesita, y comencé a devorar el omelette de champignons y queso frente a mi.

Estaba delicioso. Eso se lo concedo a Tom.

Me servi un poco de café en una tacita pequeña que había por ahí, y le acompañe con uno de los buñuelos L terminar la tortilla.

Estaba demasiado concentrada como para notar que Amelie ya se había despertado.

-¿Y bien? ¿Aún insistes en qué no te gusta Thomas?-Preguntó ella, dandome un susto de muerte.

-¡¿Pero qué carajos te pasa?!-Pregunté escandalizada, con la mano en el pecho sintiendo mi corazón latir acelerado. Causando su risa.-¿Desde cuando estas despierta?-Pregunté viéndola mientras tomaba un sorbo del café.

Ella rodó los ojos. Sabía que no le respondería.

-No respondiste mi pregunta.-Dice ella. Con insistencia.

-Ni tú la mía.-Ataque.

Ame me vio como si dijera: Solo responde la estúpida pregunta. A lo que yo solo rodé los ojos.

-Tom se tropezó conmigo antes de darte el desayuno. Ahora tú responde.-Contraataca con la ceja ne alto.-Los vi a ambos en el anden de subida. No me mientas.-Añade.

Bufé. No había salida.

-Ya lo sabe.-Fue lo único que le dije, antes de tomar los platos vacios y retirarme de ahí. En búsqueda del lava trastes. Porque conociendo a Tom, está cosa de seguro tenía uno.

Camine a lo largo del pasillo, hasta que al final del avión. Cerca del puesto de azafatas, estaba la cocina. Me acerque con la bandeja y la puse a un lado. Preparándome para limpiarlo. Hasta que una de las azafatas me la quito y alegó decir que no era necesario, corriendome de la cocina.

De regresó, a medio pasillo. A no más de cuatro puestos de Amelia y otros 5 de Harrison, estaba Tom viendo alguna cosa en su teléfono.

Me acerque a su puesto con cuidado, colocando una de mis manos en su hombro para llamar su atención. Él se asustó un poco, pero lo disimulo muy bien.

-Hola.-Dijo él, sacándose los audífonos de los oídos. Yo le sonreí.

-Hola.-Salude yo casi con el mismo entusiasmo de él.-Yo...pues, quería agradecerte por lo del desayuno.-Murmure rascandome la nuca con una de las manos.

Tom me miró de pies a cabeza con la misma sonrisita extraña de hace un rato. Un tanto pícara y algo apenada.

-No fue nada, ______. Como te dije, me preocupe...-Explicó encogiendose de hombros.-Pero bueno, ¿que te ha parecido el viaje?-Cambio rápidamente el tema.

Lo mire con una ceja en alto, preguntándole con la mirada si podía sentarme en el asiento libre a su lado, él no puso impedimento alguno.

Una vez en mi puesto, le respondí.

-Pues bastante tranquilo, considerando que me dormí...-Ambos reímos ante aquello. Era cierto, no tenía idea de cómo había sido el viaje pues hacía estado dormida la gran parte.

Hablar con él era fácil, y las risas eran lo más que se escuchaba en mis conversaciones con Tom. Pues alguno de los dos, por la incomodidad, trataba de sacar algún tema chistoso para aligerar el ambiente. Duramos así unos cuantos minutos, hasta que él atrapó una de mis manos entre las suyas y dandole un leve apretón preguntó:

-¿En serio sientes lo que me dijiste ayer?-Sus ojos avellana me miraban atentos.

Yo me quede estática. Sin decir nada. Sin poder decir nada, mejor dicho. Me tomo unos buenos segundos poder decirle algo.

-Tom...-

-Sólo quiero saber. Por favor...-Suplicó con ojos de cachorro.

Suspiré con fuerza. Tratando de organizar las ideas en mi cabeza. Hasta que por fin le respondí.

-Sí, Holland. Sí lo siento. Tal vez no fue la mejor manera de decirlo. Pero bueno, la desesperación era más.-La sonrisa en su rostro se ensanchó.-Y también sé que te gustó, Harrison me lo dijo en una de sus borracheras hace unos dos años.-Comente algo a penada. Él me miró espantado.

-¿Qué te dijo específicamente ese idiota?-Chilló sin borrar la sonrisa. Entrelazando mis dedos con los suyos, acto que no me molestó en lo absoluto, pero sí me puso nerviosa.

Yo reí bajito, tal vez por los nervios o por su cara.

-Me dijo... Algo así como que desde que me viste la primera vez quedaste medio loquito por mí.-Respondí mordiendome el labio inferior para reprimir la sonrisa que tiraba de mis labios.

-Eso es correcto.-Afirmó con un asentimiento.-¿Algo más?-Preguntó igual de risueño y con la voz dulzona.

Yo asentí aún reprimiendo la sonrisa. Fallando galacticamente.

-Me dijo también que nunca habias intentado nada porque yo estaba con Maurizio.-El asintió de nuevo acercándose un poquito más a mi.-Entonces te agradezco ser tan caballero.-Bromee.

-No es nada.-Respondió.-¿Otra cosa que te haya dicho?-Preguntó con la voz un tanto ronca, acercando más su rostro al mío.

En realidad, Harrison sólo me había dicho un montón de cosas cursis que Tom solía decir sobre mi, o lo mucho que le gustaría que fuéramos novios los dos. Y todo se podía resumir en aquellas dos frases anteriores. Pero la tentación de jugarle una broma al británico fue demasiada.

Mi respiración se cortó ligeramente al darme cuenta de lo cerca que lo tenía. Sin poder evitarlo, Tom se acercó lo suficiente a mi como para que le robara un pequeño besito. A lo que él no se negó.

Después de eso vino otro, y otro más (está vez por parte de él) acompañados de risitas roncas por parte ambos.

Parecíamos dos adolescentes enamorados de su primera pareja. Y es que lo eramos básicamente. A penas teníamos más de 21 años.

-Hay una cosa más...-Sususrre sobre sus labios, él solo emitió un sonidito para que continuará.-Harrison me dijo que tú... Pues... Que tú te haces la manuela pensando en mí...-Ok sí me estaba pasando un poquito, pero la cara de Tom en ese momento valía oro.

Sus ojos, que antes estaban entrecerrados dejando ver sus pestañas, se abrieron muchísimo de golpe. Y con las mejillas sonrojodas a millón se alejó de mí con el bochorno más grande que nunca lo había visto tener.

-Voy a matar a Harrison...-Masculló de golpe. Dejándome a mi en un estado similar al de él.

¿ÉL...? ¿En serio él...? Oooooh santísima mierda...

Sin poder tener más reparos en la confesión indirecta que me había hecho, la cual empezó siendo una broma, se fijo en mi con la pena demacrando su hermoso rostro.

-_____ yo...-Murmuró en el estado más puro de vergüenza, sin poder decir nada realmente.

Me tuve que aguantar la risa, pobre Tom... En serio se veía sufriendo un martirio por culpa de mi broma que ji tan broma había terminado siendo.

-No... Tienes que decir nada. En serio. Sólo...Olvidalo, ¿sí?-Dije yo aún con el bochorno de la sorpresa, sin poder verlo a la cara porque sabía que si lo hacía entonces terminaría muriéndome de risa.

-Mierda en serio yo...-Mascullo de nuevo, tuve que taparle la boca con la mano para que se callara.

-Tom, en serio... No es necesario. Sólo déjalo así.-

-¿Por qué siempre la cago estando contigo?-Murmuró con mi mano aun sobre su boca, pero lo suficientemente fuerte para que yo lo escuchara. Y además notará la frustración que impregnaba en esa frase.

Le sonreí compasiva, sacando mi mano de su boca. Acercándome rápido para darle un pequeño besito en el borde inferior de su labio. A lo que él dejó entrever una sonrisita casi automática.

-Solo cállate, Holland.-Le dije.-Tal vez cuando aterricemos y al fin me enteré a donde carajos vamos, te cobré las veces que profanaste mi nombre.-Murmuré con una sonrisita pícara. Sentandome sobre su regazo.

Y así de fácil yo terminé de nuevo entre los brazos del castaño, quien me tomaba con disimulo de la cintura.

-Entonces gracias a Dios que reserve las habitaciones de Harrison y Amelie bien lejos de la mía.-Susurro antes de soltarme, con la voz ronca y sobre mi oído. Causandome un escalofrío.

Me levante de sus piernas rápidamente antes de que alguno de los hermanos se diera cuenta de nuestra indecencia.

-No cantes victoria aún, Thomas.-Canturree por los pasillos hasta llegar a mi asiento.-Aun falta ver a donde nos llevas.

-Te aseguro que ese será el menor de tus problemas en este viaje, Evans.-Respondio él de igual forma, llamándome por mí apellido.

Y vaya que tenía razón...

Traducciones:
¹Lo siento mucho, tú no merecías esto. Ni tú ni ella. Eres una mujer increíble, hermosa e inteligente, cualquiera seria feliz contigo al lado... Pero yo... Yo no. No puedo fingir que te amo, cuando te veo como una amiga... Cuando ya no puedo verte como la mujer que quiero a mi lado

²Mi amor. El amor es extraño, ¿sabes? Cuando llegué y escuche el alboroto solo pensaba en matarte. Pero... Ahora, con todo esto. Teniendote de frente. No siento nada. Ni odio, ni rencor. Solo un poco de, y no te voy a mentir, decepción. Porque en lugar de decirme esto de frente, lo haces cuando ya no hay más nada que hacer por nosotros.

👋🏻 Regresé con un Os un poco picoso. Espero que les guste. Aunque soy malísima escribiendo Smut.

Para las que preguntaron, mi tía ya fue operada hace unos días. Gracias a Dios y a todas las personas que nos ayudaron con su campaña. Ahora queda un largo camino para la rehabilitación... Pero ahí vamos.

Espero se estén cuidando mucho.

Nos vemos pronto. Las quiero.

-Alex

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