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Titulo: Soul Mate
Tom Holland y OC (lectora si quieren)
Advertencia: Es una especie de mundo paralelo. Tendrá segunda parte.

NOTA IMPORTANTE AL FINAL.

-Sophie vas a conocerla hoy, por favor sé educada, ¿quieres?-Decía mi tío mientras caminábamos por la avenida, en dirección al restaurante italiano al que siempre me traía cada vez que había algún evento importante.

-Ya, entiendo. Entiendo. No tienes que repetirmelo como un loro, ¿sí? Tengo 24 años, sé cómo comportarme desde hace mucho.-Repliqué algo cansada, se había dedicado a decirme aquello durante más de la mitad del camino hasta aquí. Y fueron como 45 minutos de viaje...

El ojiverde a mi lado exhaló con fuerza ante aquello. Sabía que lo hacía más para calmar sus nervios que como respuesta a mi comentario, y no lo culpaba, al fin y al cabo iba a presentarme a su prometida.

Estábamos ya en la puerta del local, cuando lo tomé de la mano para detenerlo. Haciendo girar su enorme figura hacia mí.

-Escuchame, sabes que no importa quien demonios sea la persona con la que me vaya a encontrar allá adentro, ni su color de ojos, su rango si es de nuestra especie o su color de piel. ¡Ni siquiera me va a importar su maldito género!-Exclamé señalando la puerta del lugar dentro del cual se encontraba la futura esposa de quien consideraba un padre.-Esa persona es tu pareja, y debe importarte poco lo que piensen los demás de ella. Es tu elección, no la de otros.-Termine por decirle, bastante conmocionada y medianamente ofuscada, a veces me olvidaba de qué yo tenía que ser a quien dieran esa clase de consejos. No ser yo quien los daba.

El hombre rechoncho frente a mí sonrió con ternura, ante esto noté en sus ojos una pequeña acumulación de agua, lo que hacía que aquellos orbes verdosos fueran más intensos de lo que eran normalmente.

Charles cerró los ojos unos momentos, suspirando nuevamente antes de alzar su brazo izquierdo con la palma hacia arriba, y retirar un poco la manga del traje que vestía. Revelando aquella marca que nosotros nos pasábamos buscado toda nuestra vida, y que parecía gracias a ello, él parecía estallar de alegría.

Mis ojos se detuvieron en aquella extraña, pero hermosa, marca. Negra, con detalles finos en plateado, simulando la silueta de la luna en cuarto menguante. Sentí como el aire escapó de mis pulmones de golpe.

Por eso es que está tan nervioso... Apuntó mi conciencia al procesar lo que aquel "tatuaje" significaba realmente.

Mi tío acercó un poco más su brazo a la puerta del local, sin decir nada, haciendo que la media luna en su muñeca se volviera blanco hueso, y que los detalles que la adornaban fueran ahora dorados.

-Es tu mate.-Señale aún impresionada.

Recibí una afirmación sonora ante aquello, él después bajó una vez más el brazo y se acomodó el traje correctamente.

Aún no salía de mi asombro. Y no lograba entender qué era lo que más dominaba en mi ser en ese momento, si la punzada que sentí en mi pecho al entender todo, la felicidad de que mi tío al fin estaría con su alma gemela, o los celos que me provocaba que él sí pudiera ser feliz.

Era egoísta, lo sabía. Y no haría nada para cambiarlo. Yo estaba maldita o algo parecido con respecto a mi alma gemela, y eso era lo que más me dolía, porque ya habia sufrido mucho en el pasado por eso. Y vaya que dolía el solo recuerdo de esa persona.

Despejé de mi cabeza los dolorosos recuerdos que de pronto reverdecieron en mi memoria, y me obligue a dejar mi autocompasión para más tarde. Hoy era una fecha importante, en más de una forma.

-¿Y me traes para que la conozca como tu superior, o como tu sobrina?-Pregunté seriamente tras aquello, figurando todos los posibles escenarios tras la confesión de mi tío.

El pelinegro rechoncho frente a mi también se torno serio, sabiendo que ahora debía de responderme no como parte de su familia, sino como su alpha.

-Cómo ambas.-Apuntó.-Pero principalmente como parte de mi familia.

Asentí secamente ante eso. Inhalando y exhalando a profundidad, para dejar la seriedad del asunto y tratar de recobrar la compostura.

-Vamos entonces, ya la hemos hecho esperar mucho.-Dicho esto, ambos ingresamos en el restaurante.

El interior estaba decorado como cualquier local italiano, decoración medianamente elegante, la bandera tricolor ya conocida colgando en el bar; las bombillas (lámparas) colgando del techo, estratégicamente debajo de ellas se ubicaban las mesas.

Colores oscuros, el olor a pizza y a leña quemándose, el bullicio de las pocas personas que estaban en el interior y los camareros pasando de un lado a otro era lo que caracterizaba aquel restaurante. Además del ambiente cálido que este emanaba.

Ambos caminamos por entre las mesas, hasta que mi acompañante señaló entonces una de las que se encontraban en la terrasina. En ella, estaba una mujer de largos cabellos azabaches ondulados, que traía un ceñido traje color grisaseo; debajo del chaleco traía una linda camisa azul rey y unos cuantos accesorios de plata.

Bien, tenía buen gusto, eso se lo concedo.

Nos acercamos a la dichosa mesa, y una vez en frente, descubrí que aquella mujer era poseedora de unos hipnóticos ojos azules, los cuales tenían una esencia bastante dulce y amable. Al vernos, la futura integrante de mi familia esbozó una sonrisa algo nerviosa y se levantó para acercarse más a nosotros.

-Sophie Wrigth, un gusto.-Me presenté con una pequeña sonrisa, estirando mi mano derecha para estrecharla con ella.

La mujer de espesa cabellera me devolvió el gesto con candor y alegría, aún así en sus ojos se notaba que seguía nerviosa.

-Nirma Gold. El gusto es todo mío, alfa.-Hizo una ligera reverencia antes de sentarse.

Por un par de segundos, la figura de Nirma cambió completamente ante mis ojos. En su lugar, estaba un joven de cabellos negros desenfadados y rebeldes que apuntaba en varias direcciones, sonrisa radiante y melodiosa, rostro alegre, nariz perfecta y unos hermosos ojos dorados que me miraban con ternura.

El joven vestía un hermoso traje negro, con una la correspondiente camisa y el anillo de bodas en su dedo anular. Siendo el traje un ligero indicativo de lo bien formado que estaba su cuerpo.

-¿Pensaste que faltaría a nuestra boda, cariño? -Su sonrisa se expandió y me brindó su mano para tomarla, sin embargo, cuando traté de hacerlo, su imagen desapareció tan rápido como se presentó.

-Ethan...-Mumure de pronto sin aire, reprimiendo la calidez acuosa que comenzaba a formarse en mis ojos.

Me quedé petrificada en mi sitio, tuve que pestañear un poco antes de que Nirma fuese la persona frente a mi y no el joven. Los recuerdos de su muerte invadieron mi cabeza de golpe.

En ese momento, senti una punzada aguda en mi pecho. Traté de disimular un poco el dolor y me senté inmediatamente en la silla de la esquina, dejando que la pareja se saludara.

Mi tío y ella se esmeraron en hacer una charla entretenida, incluyéndome y queriendo saber un poco más de mí, sobretodo Nirma. Yo devolvía el gesto. Lamentablemente yo no me encontraba muy bien como para charlar. Aquella "aparición" me había golpeado con fuerza.

Y desgraciadamente tenía que ver con la presencia de Nirma.

No por su forma de ser, era un amor de persona. Ni por su apariencia, pues era hermosa. Sino por su apellido.

Aquel apellido que de no ser por una guerra innecesaria, hubiese sido el mío y el de mi marido.

Ay Ethan... ¿Por qué mierda aún no te supero? Me lamenté mentalmente, concentrada en cortar mi trozo de pollo.

~Porque era tu soul-mate, estúpida. Tu lazo con él es de por vida. Hasta que encuentres a su contraparte~ Recordó entonces mi amada vocecilla de la razón.

-Tengo entendido que te casarás pronto, ¿no es así?-La voz de mi futura tía me sacó de mis cavilaciones.

Aparté la mirada de mi plato casi vacío para fijarla en ella. Nirma me observaba con sus redondos y grandes orbes llenos de curiosidad, y yo no había entendido ni la mitad de lo que dijo por andar de distraída.

-¿Perdón?-Cuestioné enarcando una ceja con un ligero temblor en la voz.

-Sí, ya sabes. Se rumorea que vas a casarte pronto, no hay secretos entre lobos ¿o si?-. Bromo un poco a lo último, soltando una ligera carcajada.

Entreabrí ligeramente mi boca por la sorpresa. No me esperaba aquella pregunta. Realmente, no estaba lista para asumir las respuesta a esa pregunta.

-Eh, yo...-Balbucee moviendo las manos de forma exagerada y con ciertos picos agudos en mi voz.-Sí, los superiores arreglaron mi boda con el hijo de la Regina Superiori.-Logré decir sin que me fallarán las palabras al salir de mi garganta.

Era increíble la forma en que la mención de una boda me lograba descomponer.

-¿Es tu soul-mate?-Inquirió con genuina curiosidad, sin notar la contracción de mi gesto en una mueca al estar concentrada en cortar un pedazo de su pizza con aceitunas.

Sentí la mirada de mi tío sobre mí en cuanto su prometida dijo aquello, él sabía que odiaba hablar sobre Ethan.

Le dedique una pequeña miradita de reojo al personaje que consideraba mi padre, sólo para decirle de esa forma que si ella sería parte de mi familia entonces debía de saber la verdad.

-No.-Respondí, tal vez más seca de lo esperado.-Mi soul-mate murió en el conflicto de la corona. Los oráculos dicen que este... príncipe podría ser mi segunda oportunidad, pero realmente lo dudo.-La desilusión y el dolor en mi voz eran notables, no quería darme el lujo de ilusionarme con ser feliz de nuevo, solo me haría más daño a la larga.

-Deberías confiar, Sophie...-Murmuró mi familiar con tono apacible y cariñoso.

-Los oráculos siempre tienen razón y rara vez se equivocan.-Completó la mujer en frente de mí.-¿Cuál era su nombre?-Preguntó esta vez de forma más maternal y suave, como si hubiera deducido que en cualquier momento podría quebrarme. Lo cual no estaba tan lejos de la verdad.

Mordí mi labio inferior ligeramente, sabiendo que las próximas palabras podrían ser suficientes para hacerme flaquear. Pero debía ser fuerte, tenía que serlo. El peso de toda una maldita especie antigua cargaba sobre mis hombros.

-Ethan Maurice Gold.-Pronunciar su nombre de golpe, y a viva voz, me dolía más de lo esperado. Aún así, una triste y melancólica sonrisa se formó en mi rostro.

La expresión de sorpresa era muy notoria en el rostro contrario. Sus ojos se abrieron en su totalidad y subió ambas manos a sus mejillas, con la pena plantada en su mirada.

-El sucesor directo de los Silver Howl-Lo dijo tan bajito, que de no ser por mi sentido sobre-desarrollado no le hubiese entendido.-...Comandante de La Primera Orden de Guerreros.

Moví mi cabeza afirmativamente. Ethan había dado todo por defender la causa que él siempre creyó justa y eso le costó la vida.

-Ethan era único de muchísimas formas. Dudo que un príncipe egocéntrico logre superarle, o siquiera llegarle a los talones-Explique ignorando el nudo que se creó en mi garganta.-. Él era más que su título y estaba decido a dejarlo en cuanto nos casaramos. Queríamos vivir sin ataduras reales o doleres de cabeza por las reglas. Pero ya ves... La vida no es muy justa con nosotros los lobos.-

La conversación se había tornado más pesada de lo esperado, y Nirma seguro insistiría en seguir con el tema. Por lo que mi tío interfirió rapidamente.

-Ahora eres nuestra regente más importante, Sophie. Nos salvaste de la desgracia y te decidiste por contribuir a nuestra prevalecía, todos estamos en una deuda moral, ética y física contigo.-Sentí su mano posarse en mi hombro para propinarle después un ligero apretón.- Tú dejaste hace mucho de ser Sophie Wright, la chica tímida y medio flacucha que siempre evitaba confrontaciones. Ahora eres la última de una larga cadena genética de guerreros y protectores ancestrales, nuestra gobernante y sobretodo: eres la mujer más fuerte que alguien podría conocer jamás.-Me digné finalmente a verle a los ojos, los cuales habían abandonado su profundo tono verdoso y ahora eran de un profundo color plata, digno de un omega Wright.

-Tu tío tiene razón, Sophie.-Apoyó Nirma, quien me dió un ligero apretón.

Le sonreí en respuesta, realmente me habian reconfortado mucho aquellas palabras.

Y aún así me sentía la peor persona del mundo por haber acaparado la atención de aquella forma. Se supone que esa reunión era para hablar de ellos como pareja, no de mí como soberana regente.

-Gracias... En serio.-Ensanche mi sonrisa antes de continuar.-Nirma, sé que tal vez no nos conozcamos del todo, pero tenemos toda una eternidad para hacerlo... Así que, te pido por favor que aceptes mi aprobación como tu alfa y como tu soberana para la boda con Charles.

Los ojos de ambos se tornaron vidriosos, y quizás Nirma hubiera soltado las lágrimas de alegría de no ser por mi siguiente comentario.

-Ahora, viene una pregunta un tanto más importante. Nirma Gold, Beta de Silva Carter y perteneciente a la manada Ghost, ¿te gustaría ser parte de mi familia?-

La mujer de cabello ondulado soltó el aire de golpe, y luego de intercambiar una breve mirada con su futuro esposo, respondió de forma muy eufórica.

-¡SÍ! ¡Por supuesto que sí!

Dejé escapar una sonrisa sincera, en el momento justo en que dos pares de brazos me arrollaban y me estrujaban con fuerza. Ambos pertenecientes a mis acompañantes.

-Gracias, Sophie.-Susurró mi tío antes de romper el abrazo. Yo respondí con un breve asentimiento de cabeza.

~^~

Luego de aquel almuerzo ceremonioso, vinieron las respectivas visitas a la manada de Nirma y la platica con el alfa de dicho clan; Axell era un hombre dedicado a su familia y muy considerado con los lobos a su cargo, un gran líder y estupendo estratega. No puso ninguna traba ante la unión de Charles y la beta de su esposa, así que todo estaba resuelto.

Mientras mi tío gozaba de su gran e imperiosa buena suerte amorosa, yo me dedique a tratar de sobrevivir a los acuerdos entre vampiros y duendes, quienes no dejaban de insistir en que debía de casarme lo más pronto posible. Y yo me negaba rotundamente a ello.

-Príncipe Aldrick, con todo respeto, puedo gobernar yo sola a mi pueblo. No necesito de nadie para tomar desiciones...-Me encontraba en una de las infinitas juntas sobre mi futuro, tratando de no perder la cordura ante las criaturas míticas que me rodeaban. Como el vampiro más importante que existia.-Por favor, creí haberlo dejado en claro hace mucho, ¿qué más debo hacer para que lo entiendan?-Cuestioné pasando una de mis manos por mi cabello en un desesperado intento por no dejar la postura política que me correspondía.

Los hombres ante mí se quedaron en silencio, en espera de una respuesta apropiada por parte del soberano chupasangre.

El antiguo vampiro de ojos agudos y expresiones afiladas meditó sus palabras unos segundos. Finalmente suspiró y se dignó a honrarnos con sus palabras.

-Alfa Sophie...-Enarqué una ceja al escuchar la degradación de puesto que me había dedicado. Por lo que inmediatamente se corrigió. Ambos eramos amigos cercanos, pero tal "muestra de confianza" en frente de la clase de hombres presentes en aquella sala, podría significar una grave falta. Y lo menos que necesitaba era entrar en detalles sobre eso con tales personajes.-Quiero decir, Su Majestad... Usted sabe que yo considero totalmente adecuada su forma de pensar, y me encuentro de acuerdo con su décision. Pero lamentablemente, algunos de los presentes aún dudan de ello.-Aldrick se disculpó con la mirada antes de sentarse. Después hablaría con él, teníamos demasiados pendientes.

Cerré los ojos con fuerza, con mi mano apoyada en el puente de mi nariz. Intentando buscar alguna opción válida para aquellas dudas expresadas, sin la necesidad de invocar algún tipo de maleficio ante los magistrados.

-Más que dudas, Majestad, son inquietudes.-Habló finalmente el causante de toda esa situación, uno de los míos y quien estaba decidido a sacarme del trono.- Ninguno de los presentes puede poner en tela de juicio que sus acciones y su gobierno ha sido el adecuado de acuerdo a las circunstancias. Pero nos preocupa que a falta de una pareja a su altura, su credibilidad se vea aceptada.-La mirada mordaz de Dimitri y la autosuficiencia implícita en sus palabras eran suficientes para que la fierecilla en mi interior quisiera arrancarle la cabeza.

Dimitri me recordaba en más de un aspecto al Lord asesino que aparece en El Cadáver de la Novia de Tim Burton, incluso se parece físicamente... Con el cabello blanco y su nariz puntiaguda.

-Lo dice el hombre que ha estado en busca de mi cabeza desde que puse mi trasero en la corona.-Dije para mis adentros.

Le dediqué la mejor mirada de indiferencia que tenía y proseguía en cuestionarle si realmente su criterio era de vitalidad para mí situación.

-Oh, Su Señoría... Me ofenden tales acusaciones. Sabe usted que nunca sería capaz de hacer algo que la perjudique.-El falso tono de educación y su verborrea sólo eran indicativos de que sus palabras eran contrarias a lo que pensaba.

-La reina ha dejado en claro reiteradas ocasiones que ella decidirá el momento en que deba sentar cabeza, y considerando que su desempeño ha sido impecable desde su ascenso, declaro que esta sesión debe de ser postergada hasta nuevo aviso.-Intervino de forma audaz el Soberano de los Elfos, un hombre de piel verde olivo y rasgos algo encantadores, pero que infundia un aura de respeto de gran magnitud. Además de ser el Juez de todo juicio real.

Ezra Srinets, mi mentor y guía en todo este asunto de la realeza, y a quien le debía absolutamente todas mis habilidades en combate.

-Como el Rey Ezra ha dicho, la sesión se levanta. Caballeros, les pediré que se retiren de forma inmediata.-Dicho y hecho, a penas pronuncie aquellas últimas palabras, la sala quedó casi vacía.

A excepción del mencionado rey y dos acompañantes más, los cuales reconocí, por su esencia, como lobos.

-¿Se les ofrece algo más?-Pregunté al notar que el trío de figuras no abandonaron la sala

Ezra entornó los ojos un poco, pasando una de sus manos por mis hombros antes de hablar.

-No tienes idea de lo mucho que me encantaría poder retrasar más esta conversación, Sophie. Pero no me han dejado opción alguna.-El tono del elfo había cambiado, ahora era más de pesar que uno autoritario, y su mirada era del más profundo de los dolores.

Entendí a qué se refería inmediatamente, y mi postura se tensó. No me creí lista. Pero en ese momento poco importaba como me sintiera, sino como actuara.

-Entiendo, Ezra. Creo que ya he retrasado lo suficiente esta platica, así que, si debe ser ahora, pues es mejor que lo sea.-Le dedique la mejor de las sonrisas que pude esbozar, antes de sentarme de nuevo en aquella gran mesa redonda en el medio de la oscura y antigua sala en la que estábamos.

-Antes de comenzar, me gustaría saber quienes son nuestros otros dos acompañantes. Si es que se puede.-Señalé a aquellos que se encontraban en la esquina contraria y poco iluminada de la sala, quienes ni una palabra habían dicho y que eran imposibles de distinguir ante la penumbra.

-El Alfa de la manada Light Moore y su hermana, Majestad. Guardianes del príncipe Thomas.-Anunció mi verde amigo. Con todo el respeto que podía proferir, hice el mayor de los esfuerzos por ocultar mi disgusto ante la mención de mi futuro esposo.

Al ser presentados, ambas figuras salieron de las penumbras en las que se escondían. Revelando a una mujer de varios años de edad, vestida formalmente y con facciones serias, endurecidas por el tiempo; y a un hombre, que si bien era notablemente más joven que la mujer, tenía ese aire antiguo que inspiraba la primera. Además de que el parentezco era innegable entre ambos.

Tanto el alfa como su familiar se reverenciaron cortamente antes de tomar asiento cercano a nuestra posición.

-Entenderé entonces que esta es la reunión para... finiquitar los detalles de la boda.-Me costaba muchísimo hablar correctamente ante ellos, su presencia era pesada y yo no estaba del mejor humor para ser "correcta".

-Así es.-Respondió la mujer desconocida, con un apacible tono añadió después:-Su Señoría, me presento, Andrietta Kronos. Y él es mi hermano, Stephen.

Me acerque a ella para estrechar su mano rápidamente, Andrietta me sonrió con dulzura antes de sentarse.

Extrañamente, ese gesto habia ayudado a que la incomodidad se disipara un poco de mi organismo.

-Tenemos entendido que usted no ha fijado una fecha para la ceremonia. Y eso nos ha traído ante usted.-Intervino el hombre esta vez, con cierta rudeza en su moderado y grueso hablar.

Ezra se vió tentado a responder en mi nombre al ver el silencio de algunos segundos que cree al retrasar mi contestación, pero terminé haciéndolo de todas maneras.

-Pues creo que las razones deberían ser obvias, ¿no es así?-Me sorprendí por la frialdad con la que había dicho aquello. Srinets me regañó con la mirada, por lo que añadí de forma más amable:- Las condiciones de Los Superiores son claras: Me casaré en cuanto esté segura de que él es mi Soul-Mate.-

Al fulano alfa no le agradó aquello. Así que de forma abrupta comentó.

-Usted solo busca excusas para evitar esta unión. Es una gran muestra de su intolerable libertad de decisión. -Estaba claro que yo no era su persona favoruta, y eso poco me importó, nadie en este mundo está obligado a agradarle a todos. Pero no podía permitir tal falta de respeto de un ser inferior a mi rango-Es su deber el de...-Tanto Ezra como yo notamos la amenaza y el poco respeto en su voz, así que él interfirió.

-Recuerde señor a quien se dirige. Le debe de mostrar total respeto a la mujer ante usted, ella es su superior.-Srinets profirió en tono de advertencia, haciendo callar al alfa.-Si no puede hacerle justicia a lo que se le ordena, le tendremos que pedir que se retire.

El gesto del interpelado se endureció y sus ojos me miraban con cierta petulancia. Mientras Andrietta estaba a punto de disculparse por la conducta de su hermano, pues de los dos, ella parecer la única que tenia intenciones de negociar realmente.

Mientras el rey de los elfos seguía amenazando al pobre alfa que se creía con derechos que no le correspondían, un mensaje de Max, uno de mis guardias, llegó a mi cellular. Lo leí sin abrirlo.

No cedas. Mantente firme. Demuestra quien eres y date a respetar, o tendré que entrar yo.

Max era lo mas cercano a un hermano que tenía, y siempre se ha hecho cargo de dejar bien en claro que el hecho de que yo sea una mujer no era impedimento para ejercer bien mi mandato.

-Mi puesto debe de ser respetado, y usted no es quien para decirme qué o cuáles son mis responsabilidades. Así que le pediré que se retire de esta sala, si es que quiere que mi unión se dé con su protegido.-Casi gruñi mi intervención, de una forma fría y agresiva, lo que sorprendio a los presentes. Pues en los segundos que leí el mensaje de Max, el alfa se había levantado de su puesto y comenzó a amenazarnos tanto a Ezra como a mi.

Stephen se había acercado peligrosamente a Ezra, con la mirada chispeante de un repentino ataque de furia. Srinets, por su parte, hacía lo posible por alejarse. Su naturaleza de elfo lo hacía alguien pacífico y huidizo a la confrontación violenta.

-No me haga sentenciarlo por insubordinación, Alfa Stephen. Eso no se vería muy bien en su manada, y tengo entendido que el título sería cedido inmediatamente a su hermana, quien parece ser la única persona educada en esta sala.-Me acerqué lentamente a él, señalándolo con mi dedo. Alejando a Ezra en el proceso, hasta quedar cara a cara con el muy insolente lobo.

Mi estatura siempre ha sido pequeña, por lo que debía subir ligeramente la cabeza para hacerle frente y mirarlo directo a los ojos. Pero eso era lo de menos.

-¿Como se atreve a...?-Dice Stephen bastante enfurecido, al tiempo en que sus ojos se tornaban verdes brillantes, color digno de su rango.

-Stephen, sal de aquí.-Le interrumpe su hermana, con un tono neutro y frío.

Andrietta también se había levantado de su puesto. Pero a diferencia de su hermano, ella se movía con gracia y delicadeza por la sala. Hasta llegar con su hermano y tironearlo del brazo.

Stephen se había relajado ante el tacto inmediato de su hermana, y antes de cualquiera pudiera decir algo más, salió de la habitación, dando un portazo. Ahí me di cuenta de que Adrietta no era sólo una protectora. Pues cuando me gire a verla sus iris destellaban de un color plata intenso.

-Entre Iron Sisters nos cuidamos mutuamente, ¿no es así?-Respondió mi inexistente pregunta.

Ezra y yo le vimos con los ojos bien abiertos. Desde que todo este embrollo de la corona azotó mi vida siempre habíamos pensado que sólo quedábamos Lilian (mi ex-compañera de cuarto) y yo cómo miembros de la legión ancestral.

Abrí ligeramente la boca para decir algo, pero las palabras no salieron de mi boca.

-¿Dónde estuviste todo este tiempo?-Preguntó Ezra por mí.-¡¿Dónde estuviste cuando la guerra inició?!-Exaltó entonces mi amigo bastante abatido.

Salí de mi asombro ante la exaltación tan grande que invadía al Rey de los Elfos.

-Ezra, calma.-Lo ataje antes de que pudiera decir algo más.-Deja que ella se explique.

-Luna me prohibió ayudar, en su lugar, me envió junto a Tom. Fue entonces cuando me convertí en su protectora.-La voz de la mujer ante nosotros se torno seria, pero no lo suficiente como para perder su toque dulzón y amable.

¿Por qué ahora todo se conectaba con Thomas? ¿Qué demonios tiene ese chico para que sea tan especial?

~Deberías aceptar conocerlo al menos, ¿no crees...?~ Y aquí va de nuevo mi parte amable y endeble.

-Reina, le pido que acepte la unión con Tom-Comenzó Andrietta. Su tono era casi de súplica.-... Es un buen chico, trabajador. No le estorbará. Se lo juro.-Su mirada ya había retomado su color café natural, sin embargo eran igual de potentes sus orbes.

Mordí con ligereza mi labio, tratando de ignorar la presión que trasquilaba en mi cabeza para ese momento.

Me gire unos segundos, dándole la espalda a Andrietta. Observandome en el gran espejo de pared que había en la sala.

Mi aspecto había cambiado estos años, mi figura se había vuelto la de una mujer adulta, mis rasgos se habían acentuado y mi cabello había crecido mucho más de lo esperado... Quizás ya era hora de cortarlo. Nunca fui fan del cabello largo en extremo, y ahora yo lucía una cabellera semejante.

Me fije en la marca de mi hombro izquierdo. Esa que nació el día de mi coronación y me distinguía de todos los demás lobos, la marca que debía compartir en algún momento.

Esa que quería desesperadamente enlazar a un hombre que amé con pasión y que murió trágica e injustamente. Pero que a su lado me sentía capaz de enfrentarme al mismo diablo de ser necesario.

Inhalé profundamente, llenando mis pulmones y mis fosas nasales con el olor a madera que inundaba la sala, mezclado con el olor frutal que despedía Ezra y el amentolado de Andrietta. En un esfuerzo por deshacerme del dolor que me concedía el hecho de existir sin mi alma gemela.

Nunca fui muy dada al romanticismo. Lo odiaba en realidad. Yo siempre he sido alguien que cree fielmemte que las acciones demuestran más que las palabras, sobretodo en una relación.

Ethan me enseñó que no debía de ser una piedra insensible, que de vez en cuando me podía dar el lujo de abrirme con alguien, dejar que me cuidaran y no ser yo quien cuida.

Por un efímero momento me imagine a Ethan a mi lado, a ese bromista guerrero de cabellos negros y ojos dorados.

Debes seguir adelante con tu vida, Sophie... No te quedes en el pasado. No vivas del recuerdo. Tal vez yo no esté a tu lado más, al menos no físicamente. Pero me entregué a ti de más de una forma, y eso incluye lo espiritual.

Te amé en esta vida, y seguramente lo haga más en la otra. Y en todas las que le sigan. Yo sé que tú igual.

Hay alguien más a quien estas destinada. Será algo así como mi contraparte, mi gemelo por así decirlo. Tal vez sea su turno de ser feliz. Mientras tanto, yo te seguiré esperando cuanto tenga que hacerlo.

Y recuerda: cuando sientas que ya no puedes mas, yo voy a estar ahí. Sujetando tu mano para darte la fuerza que necesites. No me verás, pero sabrás que estoy ahí. Porque nunca me fui realmente.

Con sus últimas palabras en mente, me volví a girar para darle cara a la mujer frente a mi.

-Está bien. Acepto.-La frase salió de mi boca de forma automática, casi como si hubiera sido programada con anterioridad.

Tanto Ezra como Andrietta me miraron con la frente arrugada. Así que creí necesario repetirlo una vez más.

-Voy a casarme con Thomas.-Aclaré a viva voz.

Voy a aclarar, esto es principalmente parte de una saga con la que estoy colaborando y cuyo estreno será en unos pocos meses.

La historia, los personajes y la trama en sí le pertenecen a mi queridísima ElizabethWolfier, una chica que aún sigo sin entender por qué no ha publicada nada, si yo amo con todo mi ser todo lo que haces (Sé que soy tu mejor amiga, y que según tú mi opinión no cuenta)

En serio, creo que esta niña tiene un gran futuro por delante y se niega por miedo al fracaso y lo que la gente le vaya a decir, así que si podrían dar su opinión sobre lo que acaban de leer y decir si ustedes estarían dispuestos a leer su trabajo, se los agradecería mucho.

OK, para no extenderme. Cuento con su permiso para publicar esto, y para convertirlo en un Os. Pero que quede claro que todo esto es invención de ella, y que yo solo cambie algunos detalles, como el nombre del príncipe por obvias razones, para adaptarlo.

Sé que Tom no aparece explícitamente en este Os, pero lo quise hacer así para ponerlas en contexto, ya en la segunda parte les prometo que tendrá muchísima más presencia e incluso su narrativa.

Cómo siempre, espero que le haya gustado este Os, y que estén bien en sus casas, resguardados/das en esta cuarentena.

Si quieren, pueden dejarme en comentarios el país de donde son, y contarme un poquito sobre su experiencia con esto del Covid-19.

Las quiero. Por favor cuídense muchísimo.

-Alex.

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