$ USA $

Warnig: Au humanizado medio triste pero bonito.


"Oye tú, chico de la ventana."


Perú apenas tenía una semana de haberse mudado junto a su padre a una pequeña pero cómoda casa en los tranquilos suburbios de Maryland, la vivaz adolescente era hija única y su madre había fallecido cuando apenas tenía 6 años por una fatal e inevitable enfermedad y en consecuencia a ello la actitud de su padre se apagó un poco y debía casi dividirse entre el trabajo y la crianza de su pequeño retoño de girasol. Al pasar tanto tiempo sola en casa la castaña recibió un perrito como regalo de Navidad para que se entretuviese y se sintiese más acompañada, el pequeño cuadrúpedo recibió el nombre de Inti, el sol que brilla en cada mañana de Perú.

—Mira Inti, allí está otra vez. ¿Ese es un libro nuevo? —Le dijo la de ojos cafés a su can que cómicamente parecía seguir las acciones de su amiga también mirando a través de las persianas en dirección a una ventana de la casa de al lado— Creo que siempre se la pasa allí leyendo todo el tiempo.

La euroamericana había pasado esos días observando por curiosidad al joven pálido de rasgos cansados cuya ventana estaba en la misma dirección a la de ella con una distancia de varios metros, su rasgo más particular eran sus ojos; el Derecho era muy oscuro casi como el negro y el izquierdo era de un precioso celeste cielo que a simple vista podía hipnotizarte si te descuidabas. Ella aún no conocía a nadie más por lo que su gran actividad del día a día era observar al desconocido de nombre también desconocido mientras oía música o pensaba en cómo decorar su nueva habitación.

—Querida, ¿Podrías bajar un momento? Por favor —Se oyó a España desde la planta baja, acababa de entrar por lo que aún estaba con ropa de trabajo en medio de la sala aflojando su corbata con cansancio—.

—Voooy —Respondió la menor en un grito en lo que dejaba sus binoculares a un lado y bajaba corriendo junto al canino hasta su padre para abrazarlo como bienvenida y esperar a que hablase—.

—Hola mi pequeño girasol. —Sonrió el europeo feliz de ver a su niña luego de tantas horas, una vez sentados en el sofá procedió a revelar la razón por la que la había llamado— Según me informaron, los vecinos organizarán un día de campo por el verano. Yo no puedo ir pero estoy seguro de que a ti te resultará divertido, además de que hay niñas de tu edad con las que seguro podrías hacer amistad.

—Ah...bueno, podría hacer un espacio chiquitito en mi apretada agenda para ir —Respondió ella con todo divertido causando una risa del mayor, debido a las risas el atravieso can negro se coló en medio de ambos— Pero Inti irá también, el dúo dinámico no puede separarse ni un segundo.

—Vale vale, puedes llevar al Fido contigo pero irá con correa siempre apegado a ti, ¿Bueno? —El de ojos azules miró a su hija con la ceja alzada esperando una respuesta positiva por parte de la misma y luego de que la diera la dejó volver a su habitación— Ojalá estuvieses aquí para ver cuánto a crecido..

Murmuró mirando a un cuadro en donde aparecían los tres en la playa, el en ese momento joven español de relucientes hebras miel y gran sonrisa, la pequeña de 4 años con traje de baño rosa con un castillo de arena mal hecho y una hermosa mujer de tez canela con un precioso y largo cabello azabache que la hacía lucir como una reina....la luz de sus ojos. España suspiró con tristeza pero rápidamente recuperó la compostura, debía de ser fuerte por y para su hija.


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—¿Porqué la jefa vecinal tenía que vivir justo al lado de nosotros y aquí. —Se quejó la chica que ya llevaba parada frente al jardincito de la casa celeste pastel, era justo la casa del chico que leía, peor suerte no podía tener—.

—Entonces... ¿Vas a tocar? —Una voz cómica se oyó detrás de Perú haciéndola dar un leve salto del susto, había un extraño chico de piel pálida llena que curitas adhesivas de colores, su cabello era rubio claro y a decir verdad era bastante simpático—.

— Yo, ah....busco a la señorita Francia..—Dijo ella llena de nervios—.

—Ah, mamá dijo que vendría una niña a buscarla, ahora no está en casa pero debe de estar llegando en unos 10 minutos del supermercado, si quieres puedes esperarla adentro.. el sol está pegando fuerte ya —El rubio sonrió ampliamente rodeando a la de ojos café para abrir la puerta y quedar al lado de esta en lo que esperaba una respuesta—.

Ella lo pensó una y otra vez en cuestión de milésimas de segundo, el chico de la ventana no estaba en casa a esas horas por lo que era "seguro" entrar.

—¿Puede entrar mi perro? —Preguntó algo inaugura aún pues no quería problemas con la señora Francia, sería una pésima primera impresión—.

—Claro, el patio interior es extenso, sólo cuida de que la iguana no le haga nada —Él dio unos pasos atrás para dejarla pasar y luego cerrar la puerta, el lugar era bastante espacioso y moderno....no por nada eran los más ricos de la ciudad—.

—¿La.. Iguana?.. —La de ojos café lo miró extrañada, ¿Porqué tendrían una en un lugar como ese que se veía tan delicado?—.

—Mi hermano Aussie tiene....gustos exóticos, por así decirlo —El de ojos aguamarina alzó los hombros, era un tema raro y largo de explicar siempre— Oh por cierto, soy Nueva Zelanda.

—Soy Perú, mucho gusto —Ahora era su turno de sonreír, ya le agradaba un poco. Lo suficiente como para entablar una conversación decente mientras caminaban al patio interior....ese lugar parecía un Zoológico— Madre santa.

—Sep. —La expresión de ligera vergüenza en el rubio era graciosa, casi siempre era la reacción que todos tenían al ver las mascotas de su hermano Australia y esas eran las menos peligrosas—.

—¿Tu hermano trabaja en un Zoológico? —Preguntó la euroamericana en lo que miraba unos preciosos periquitos de colores pasar volando sobre ella y posarse en alguna ramita junto a otras aves, todo el patio había sido cubierto para que no se escapasen y fuesen atacados por animales de la zona—.

—No....sólo es...muy amante de los animales, desde que nacimos le llamaron la atención los animales exóticos, así que nuestros padres le compraron algunos conejos y pericos. Pero el comenzó a traer especies exóticas que se robaba de algún lugar raro en el que dice que trafican animales, si bien están más seguros aquí, a ese tonto lo pueden atrapar algún día por meterse con esa gente..—Explicaba mirando a una pequeña liebre a la cual le faltaba media oreja por lo que parecía una mordida— Pero está muy comprometido con los animales.

—Eso suena bastante valiente, yo no podría ni saltar la valla del patio —Ella río un poco por su propio comentario siendo seguida por el más alto—.

—Yo tampoco, pero sería más por pereza que otra cosa, soy como...el gato vago de la casa, Aussie es como un enérgico Golddie, mi hermano Canadá...como un conejo esponjoso y USA como un murciélago, uno que come libros. —Finalizó con algo de disgusto, no solía llevarse bien con el de lentes..de hecho él no se llevaba bien con el resto de la familia, era como si fuese un extraño que sólo bajaba a comer cuando el resto terminaba y se cruzaban de vez en cuando en la mañana—.

—¿Quiénes son Canadá y USA? —La descripción del "traga libros" instintivamente le mostró la imagen mental del chico de la ventana, ¿Ese podría ser su nombre?—.

—Mm.... ya se, ven, te mostraré un álbum —El de ojos aguamarina corrió al interior de la gran casa mientras reía, tras el Perú lo seguía intentando alcanzarlo riendo también, podría decir que era la primera persona del vecindario o del mundo que le agradaba—.

Finalmente cuando el de ropa negra se dejó caer de rodillas en frente de un estante de roble lleno de libros la castaña terminó de pasar el corredor, sentándose al lado de él mientras abría un libro enorme que segundos antes sacó de entre todos. Este señaló a un chico de cabello miel, ojos verde esmeralda lleno de pecas y sonrisa radiante que lo hacía parecer un ángel lleno de dulzura.

—Él es Canadá, es menor que yo por dos años. Ahora no está en casa por un campamento de no recuerdo qué, pero volverá al final del verano y probablemente siga igual...tiene la misma cara desde que nació —Río el de curitas arco iris buscando otra fotografía mucho más antigua en donde efectivamente su rostro se parecía mucho a la actualidad—.

—Bueno eso si es perturbador, aunque curioso — Dijo ella apreciando también las otros fotos de ambas páginas en donde se veían también a los otros tres niños en compañía de sus padres, la mujer que debería ser Francia siempre llevaba una gran sonrisa similar a la de Canadá y el chico a su lado—.

—Ahora el emo de la casa, éste es United Stades. —El pálido dedo del rubio señaló al castaño de ojos llamativos que en aquella foto tenía expresión de enojo, eso confundió a la chica que simplemente se abstuvo de preguntar— Es el mayor, desde hace algunos años se la pasa en su habitación leyendo como si viviese sólo de ello pero aún así mamá siempre le trae libros nuevos cada fin de semana.

—Ya veo.. —El aire de cierta incomodidad la estaba matando y gritaba nerviosa por dentro sin saber cómo romperlo entonces soltó lo primero que se le vino a la mente— Dijiste que era el mayor.. ¿Qué edades tienen?

—El murciélago tiene 19, Canadá tiene 18, Aussie y yo tenemos 17 —Por suerte el aura brillante del rubio había vuelto aliviando a la más baja— ¿Y tú?

—También tengo 17, creí que tendrías más. Ahora me siento una enana —Se quejó la de pecas dejándose caer al suelo para mirar al techo fingiendo al berrinche de un niño—.

—Pues ser alto no es tan genial, creo que me golpeo con el estante del baño unas tres veces cada mañana y siempre alguien me pide que le alcance algo en el supermercado —El de ropa oscura imitó la acción de la castaña fácilmente al estar sentados sobre el impecable suelo de madera, ambos estallaron en risas hasta que el sonido de la puerta abriéndose los interrumpió al ver de quién se trataba—.

Una mujer de cabello castaño claro con un hermoso y costoso vestido blanco con flores estampadas, a su lado un chico de lentes más alto que ella y de cabello similar con expresión de aburrimiento y posteriormente confusión al ver a su hermano menor en el suelo con una extraña al lado, menudo espectáculo. Llenos de vergüenza ambos menores se levantaron bajo la vista inquisitiva de Francia la cuál no les quitaba la vista de encima.

—Ah... Mamá, come libros. Llegaron —Sonrió tenso el rubio, ¿Desde cuando su madre hacía esas caras? No esperaba ser castigado—Ella es Perú, venía a buscarte y la invité a pasar porque hacía mucho calor afuera.

—Oh. —Y como si fuesen palabras mágicas, la de ojos celestes sonrió ampliamente desbordando un aura arco iris acercándose a la joven que por poco y se ponía a temblar— ¡Pero mira que guapa eres!, Tu padre me habló mucho de ti por teléfono. Espero tengas todas tus cosas listas porque las actividades comienzan por la mañana.

—S-si...mi padre me ayudó con eso —Tartamudeó ella hasta que un par de ladridos tras ella la congelaron, había olvidado a Inti, Dios santo—.

—¡También tienes un perrito, a Aussie vas a agradarle también! —Francia parecía estar hecha de azúcar y el menor de sus hijos respiraba tranquilo por la actitud normal de su querida madre—.

-Marcel ya lo vio. -Dijo seco el heterocromático señalando a la gran iguana que se acercaba velozmente haciendo gritar tanto a la chica como al menor de los hermanos por lo aterradora que era, sin embargo esta se había acercado al de lentes puesto a que solo el y Australia habían congeniado con el animal- Hola socio.

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