Elsa x Female Reader(Frozen)

Una historia que no pude dejar pasar ante el estreno de Frozen 2.

¡Espero que lo disfruten! ❄✌

Pd: Esta historia no está relacionada con la segunda película.

Pd 2: Estoy trabajando en una historia bastante extensa, por lo que las solicitudes sufrirán un retraso. Espero con todo corazón cumplir con cada uno de ellos❤

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Mis piernas piden a gritos que detenga mi caminar.

El peso de mi bolso y mi atuendo de carácter militar, me detienen cada vez más.

Obstinadamente, insisto en acelerar el paso sin importar las consecuencias.

El cielo ya está oscureciendo, ya es casi hora de cenar. Mi estómago gruñe.

El invierno aquí es sorprendentemente frío, no puedo imaginar como fue el día en que Arendelle se cubrió de nieve por un acto irresponsable de la Reina Elsa.

Debo cobrar venganza por la alta traición que realizó la Reina contra mi pueblo.

He entrenado por casi dos años para este momento, he realizado diferentes misiones, todos con éxito. Por algo me llaman la" Servidora de Hel".

Mi cuerpo ya no da más. El arduo recorrido para llegar al reino está matándome lentamente…

…parece…que…caeré.

Mi rostro impacta con la nieve. Se siente bien.

Me he separado de mi bolso, no puedo alcanzarlo, el contenido que hay allí, puede meterme en problemas.

El cansacio no me permite moverme, debo recuperar mi bolso.

Mis ojos se cierran al oír a lo lejos el galope de unos caballos.

Creo que estoy acabda.

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— Está aquí su majestad — Oigo a lo lejos hablar a una mujer.

Asustada, abro los ojos al darme cuenta de que mis manos están atrapadas por unos grilletes y que mis pies no pueden tocar el suelo.

Me siento tan indefensa.

Miro a mi alrededor para asumir que estoy en una celda. Para ser un lugar destinado a los prisioneros, debo admitir que está en perfectas condiciones.

— Aquí está su Majestad — La puerta de la celda se abre y veo ingresar a una mujer de tes blanca, cabello negro amarrada con uns cola de caballo y ojos de color avellana.

A su lado, mi objetivo: La Reina Elsa de Arendelle, la mujer de cabello rubio, vestida con su ropa elaborada completamente de hielo gracias a sus poderes que cuestionan la lógica humana.

— Gracias General Sigrid, puedes descansar, yo me encargaré — le pide a la chica que se retire del lugar.

En una actitud real, me mira de pies a cabeza. Su rostro me dice que no está felíz de tenerme aquí.

— ¡Mi bolso! — Recuerdo en voz alta. Hay un artefacto explosivo adentro que haría volar a todo Arendelle.

— Ahora tu bolso y el contenido que hay en el él es de nuestra propiedad — Me mira la reina con enojo.

Por su mirada, es obvio que ya vio el contenido que había allí. Me siento patética por haber fallado esta misión sin siquiera comenzarla.

— ¿Cuál es tu nombre? — Pregunta la Reina.

— No te lo diré.

— ¿A qué has venido? — Se acerca demasiado a mí.

Suelto un suspiro. Ya no tengo remedio, en fín, la misión ya ha fracasado y prefiero perder con dignidad.

— Vengo a recuperar el honor de mi patria, por tu culpa nuestro Reino se ha visto perjudicado por tus acciones.

La reacción de la Reina, no es la que yo buscaba: Esperaba que fuera uno de enojo por faltar el respeto contra su autoridad, pero veo que su rostro es de total empatía.

— Te pido perdón si he hecho algo que no debía — Toma mi mejilla con su mano derecha. Me sonrojo al ver su rostro tan cerca del mío — ¿Hay algo que pueda hacer para remediar a tu pueblo de mis acciones?.

Lleva su otra mano a su pecho. Sus ojos azules hacen contacto con los míos. Puedo ver a través de ellos sus sinceras disculpas.

Estoy impresionada, no puedo hablar. No tengo palabras que puedan responder a su pregunta.

Por mi cabeza solo hay odio y rencor hacía ella, tal como me enseñó mi abuelo, el famoso Duque de Weselton. Pero ahora, no sé que decir.

— Yo…este…¡No puedo hacerlo! — bajo mi rostro — No puedo odiar a alguien tan pura como usted su Alteza.

Todavía con la mano en mi cara, acaricia levemente mi mejilla con su dedo índice.

Mi respiración es irregular, no esperaba algo como esto pasara.

— Pediré que te liberen. Serás nuestra invitada de honor, así podremos charlar — Sonrie la Reina, sin dejar de acariciar mi mejilla.

— ¿Por qué yo su Majestad?.

— Por favor, no me llames así, puedes llamarme Elsa. Además, veo que no eres una mala persona, eres un hermoso ángel que ha caído del cielo.

Me sonrojo notoriamente. Por sus palabras puedo inferir que la mismísima Reina Elsa está coqueteando conmigo.

Lentamente se libera de mí, pero su rostro deja ver una dulce sonrisa.

— Llamaré para que puedas salir, los guardias te llevarán al comedor real — Se retira de la mazmorra

Pasan los minutos hasta que regresa la chica de cabello negro y ojos de avellana, la general Sigrid, junto a dos soldados de Arendelle, vestidos con sus uniformes militares.

Ella saca una llave para liberarme de éstos grilletes.

— Eres muy afortunada — Habla mientras me libera — En situaciones normales estarías desterrada, pero creo que atrajiste su atención de algún modo, felicidades.

— Gracias…supongo — Le digo antes de ser liberada de los grilletes.

— Ahora debes ir al comedor, uno de mis hombres te guiará. La Reina te espera — Sigrid me indica la salida para que pueda retirarme.

Mientras mis pies caminan por los pasillos, acompañado por un hombre de la guardia real, admiro cada detalle del castillo: Desde sus cuadros hasta los finos muebles que están colocados por los pasillos.

Nos detenemos en una gran puerta, la que por supuesto debe ser el comedor.

Mi estómago está ansioso por comer algo.

— Adelante, se le ha permitido ingresar al comedor real — El guardia abre gentilmente la puerta y hace una reverencia con su mano.

— Gracias, eres muy gentil.

Ingreso con la cabeza baja al lugar. Todavía es difícil de creer que luego de fallar un atentado al castillo, la Reina me haya invitado a cenar. Aún así, no sé cómo comportarme, tengo sentimientos encontrados.

Al elevar mi rostro, puedo observar que hay cuatro personas sentadas alrededor de la mesa, con los deliciosos platillos que estimulan mi nariz: Solo reconozco a Elsa y a su hermana de pelo rojo, la princesa Anna. Al lado de la princesa se encuentra un joven alto y bastante fuerte de cabello rubio; mientras que junto a a Elsa distingo a un muñeco de nieve.

— Ven, no seas tímida, acércate — Elsa me invita desde su puesto.

Ya con algo más de seguridad en mi misma, me acerco a la mesa atraída por la comida.

— Ya pueden comer — Dicta la Reina Elsa.

De inmediato todos sacan comida de los platos dispobles en la mesa.

Un poco nerviosa, me dispongo a comer también.

Cuando la euforia inicial por comer se calmó. Todos me miraron, parece que era algo bastante inusual ver a alguien foráneo comiendo en la misma mesa que la família real.

— Mi nombre es (Y/N) — Rompí el hielo para iniciar la conversación — Le pido disculpas su Majestad por no haberme presentado antes.

— No tienes de que preocuparte, entiendo perfectamente y recuerda, puedes llamarme Elsa.

— Gracias, agradezco mucho su consideración.

Después de mis sinceros agradecimientos, noto que la princesa Anna no deja de observarme.

— ¿Ocurre algo Anna? — Pregunta la Reina a su hermana.

— Su rostro me es muy familiar, siento que la he visto antes — La princesa no despega su mirada de mí.

— Ahora que lo dices, creo que sí — Comenta el chico de cabello rubio.

— Creo…que yo también — Aporta el muñeco de nieve claramente confundido e intentando sumarse a la conversación.

— Chicos, chicos, ya basta, no la molesten. Yo puedo explicarles todo.

— ¿Lo hará? — Pregunto asustada. Mi corazón late demasiado rápido.

— Atención todos, hay algo que ustedes deben saber, recientemente se detuvo un bolso con contenido explosivo.

— ¿Lo dices en serio Elsa? — La cara de la princesa Anna es de total temor.

— ¿Quién algo como eso? — Pregunta el tipo rubio.

Temerosa, levanto mi mano.

— Fui…yo.

Los rostros de la princesa y de su acompañante evidencian el asombro al compartir con la persona quien pudo acabar con sus vidas.

— Por favor, no la juzguen. Si yo estuviera en su lugar creo que habría hecho lo mismo — Sorprendentemente Elsa libera una risa.

— Estoy confundida — Comenta Anna con una expresión de duda en su rostro.

— Creo que en el pasado no actuamos de mejor manera, si miras bien a (Y/N) tiene los rasgos característicos de los habitantes de Weselton, ¿No es así? — Elsa obtiene mi atención.

— Sí… — respondo avergonzada.

— ¿Qué relación tienes con el Duque de Weselton? — Pregunta la princesa.

— Soy su nieta.

— Eso imaginé — Elsa sonríe de manera triunfante.

— Espera, ¿Ya lo sabías? — El chico mira rápidamente a la Reina.

— Claro que sí Kristoff, la inteligencia de Arendelle estaba al tanto de la nieta del Duque de Weselton, una famosa y hermosa terrorista llamada la "Servidora de Hel". Era cuestión de tiempo para que llegara hasta acá.

Todos en el comedor están en silencio, en tanto no puedo dejar de sonrojarme, ¿Acaso la Reina me llamó hermosa?. ¡Dios!, esto no es bueno.

— Yo…puedo explicarlo — Retomo la conversación. Me siento tan expuesta — Fui entrenada para este día. Desde que Arendelle rompió relaciones diplomáticas con el Reino de Weselton, nuestro pueblo ha pasado por grandes problemas y a partir de ese día se ha generado un odio justificado en contra de la Reina Elsa, creando una imagen demoníaca de ella.

— ¡Pero tu abuelo conspiró en contra de Elsa y de Arendelle! — Exclama la princesa alterada.

— Anna, no estás viendo lo más importante —  Elsa calma a su hermana.

— ¿Qué cosa?.

— No supimos ver el daño que le hicimos a esas personas, ellos no debieron sufrir las consecuencias por la culpa del Duque de Weselton. Tal vez la mejor opción era sancionar a la persona y no a su gente. Con nuestros actos herimos a muchas personas.

— Tal vez tienes razón, no lo habría visto de ese modo.

— ¿Que pasará ahora? — Se pregunta el muñeco de nieve.

— Yo sé como ayudarlos — Tomo la iniciativa — Weselton tiene muchos planes en caso de que este plan no funcionase, les sería de mucha ayuda.

Hay un silencio incómodo por parte de la princesa y su acompañante. Estoy segura que todavía desconfían de mí, y no los culpo.

— No lo sé — Se toma la cabeza el hombre llamado Kristoff — ¿Cómo sé que este no es un plan para derrocar a la Reina?.

Ante sus palabras, me pongo de pie, llevo mi mano derecha al lado izquierdo del pecho, a la altura del corazón.

— Yo, (Y/N) de Weselton, juro proteger a Arendelle y a la Reina Elsa con mi vida. Renuncio a todos los privilegios de mi familia y la confianza de mi pueblo, para estar bajo sus órdenes su Majestad.

Me siento segura, no me importa traicionar todos los valores de mi patria. Algo dentro de mí me dice que estoy tomando la decisión correcta.

Miro ansiosamente a Elsa, ella parece sonreír, me siento halagada, en tanto la princesa y Kristoff no están seguros sobre que postura tomar.

— Por mi parte, eres bienvenida, sé que podré contar contigo. Pero aún así me gustaría saber la opinión de ustedes chicos — Mira a los tres miembros que no han expresado opinión alguna, esto incluye al muñeco de nieve.

— Bueno…yo…este — Balbucea Kristoff.

— Puedo entender que esto es muy repentino y que no confían plenamente en mí, pero les juro que lucharé para protegerlos, cueste lo que cueste.

— A mí ya me produce confianza — Comenta el muñeco de nieve.

— Creo que todos tienen derecho a una nueva oportunidad, ¡Bienvenida (Y/N)! — La princesa Anna sonríe.

— Bueno, parece que no tengo más opción que confiar en tí. ¡Estás adentro! — Recapacita Kristoff.

— No saben cuanto agradezco su confianza, ¡No los defraudaré!

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Después de cenar, todos se fueron a dormir. La hospitalidad de Arendelle es grandiosa, me asignaron una habitación para mi sola con todas las comodidades que una persona de la familia real puede tener.

Pero algo me deja intranquila, no puedo conciliar el sueño. Me fui de la habitación con una manta sobre mi pijama de seda y salí a caminar hasta llegar a un balcón donde puedo contemplar el oleaje del mar impactando contra las rocas.

A pesar del clima invernal que hay en el ambiente, respiro profundamente para que la brisa marina ingrese a mi nariz.

— Parece que no puedes dormir — Oigo la voz de la Reina Elsa detrás de mí.

Ella se posiciona a mi lado para ver conmigo el océano.

Ella luce un vestido morado, se ve bastante preciosa esta noche.

— Estoy un poco asustada. Nunca antes me había revelado contra mi abuelo.

— A veces debes correr riesgos si crees que estás haciendo lo correcto.

— ¿Cómo podremos detener a mi abuelo y sin hacerles daño a los habitantes de Weselton su Majestad?, creo que esas preguntas no me dejan dormir.

— ¡Creo que tengo una idea! — Toma mis manos junto a las suyas y adopta una expresión de felicidad en sus ojos — ¡Deberíamos casarnos!

Mis mejillas se tornan rojas y mis mamos tiemblan ante su idea.

— ¿Lo…lo dices en serio?

— Solo es una idea, si es que nuestros planes llegaran a fracasar. Todos ganan, tu abuelo no podrá hacer nada y el pueblo de Weselton no pagará las consecuencias, sería una estrategia muy eficaz — Ríe — Piénsalo, las relaciones entre nuestros reinos aumentarían considerablemente.

Hay un silencio entre nosotras.

Elsa retoma la conversación:

— Bien, creo que iré a dormir — Libera un bostezo con total despreocupación, como si lo comentado anteriormente no hubiera sucedido — Buenas noches (Y/N).

— ¡Espera!

— ¿Ocurre algo?.

— No…es que hay algo que debo ver con mis propios ojos.

— ¿Qué es? — pregunta confundida.

— ¿Puedo ver sus poderes Majestad?, mi abuelo me dijo que los poderes de la Reina del hielo son muy sorprendentes y poderosos.

— Por supuesto, no puedo rechazar tal petición.

Elsa alejándose un poco, levanta su mano derecha, y lanza a los cielos una ráfaga azul.

De inmediato, caen pequeños copos de nieve ante nosotras.

Sorprendida, miro como los copos de nieve bajan lentamente desde los cielos y trato de atrapar algunos, pero éstos se derriten al tocar mis manos.

— ¿Y bien?, ¿Qué te parece? — Se acerca hacía mí

— Es increíble — No dejo de impresionarme ante tal escena.

Desprevenida, sin que pudiera hacer nada al respecto, siento los labios de Elsa haciendo contacto con los míos. No fueron muchos segundos, pero sí los suficientes como para cerrar los ojos y sentirme como en el paraíso.

— ¿Qué fue eso? — Le digo en un tono asustado.

— Un pequeño regalo de mi parte — Comenta misteriosamente, pero sin dejar de lado su voz coqueta y formal — Eres muy bella (Y/N), nadie podría resistirse a tus encantos. Ansío verte en un campo de batalla, de seguro tus habildiades de lucha deben ser increibles, Servidora de Hel.

No pude resistirme a sus halagos, y en un movimiento donde la razón no puede hacer nada, tomo sus frías mejillas y la beso nuevamente. Elsa no ofrece resistencia alguna y me permite besarla con bastante comodidad.

El sonido del mar golpeando las rocas regresan a mí. Las había ignorado completamente desde que Elsa apareció.

Parece ser una escena perfecta.

Mi corazón late fuertemente. Ya no hay vuelta atrás, mi vida le pertenecen a Elsa y al Reino de Arendelle.

— Agradezco que este momento haya llegado (Y/N), eres una chica bastante hermosa, quiero pasar la mayor parte del tiempo a tu lado — Elsa se separa lentamente de mí.

— Yo también deseo lo mismo — susurro suavemente.

—  Se nos hace tarde, mañana debemos estar listas ante posibles ataques de Weselton.

— Tienes razón, hace mucho frío aquí afuera — Comento temblorosa.

— Que tengas buenas noches — se despide la Reina amablemente.

Nos miramos fijamente a los ojos una a la otra como una suerte de conexión mágica.

Sin perder más tiempo, nos retiramos del balcón y en silencio.

Voy directo a mi habitación, recordando lo ocurrido. Esto no pudo haber pasado, esto fue mucho mejor de lo que pensaba.

Giro el picaporte que me permite ingresar a mi habitación.

Aumenta un fuerte sentimiento en mi pecho, mis manos sudan considerablemente.  Solo puedo pensar en la posibilidad de contraer matrimonio con Elsa, parece ser una opción no tan alejada de la realidad.

— Parece que ahora tampoco podré conciliar el sueño.

Me recuesto en mi cama y apoyada en la almohada trato de no olvidar cada segundo de lo vivido con Elsa el día de hoy.

Espero que mañana sea un día mucho más emocionante que el de hoy.

Cierro los ojos para tratar de dormir.

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