[Christmas Edition]Horikita Suzune x Male Reader(Classroom of Elite)
17:40 horas, estoy bastante ansioso de lo que va a suceder en veinte eternos minutos más. El frío invernal azota mi cuerpo.
Estoy a las afueras de este extraño y fino restaurante que tiene esta escuela. Miro mi traje negro azabache una y otra vez, sin poder creer que gasté demasiados puntos para conseguirlo. Papá decía que la imagen en los negocios lo era todo, y que ante la más mínima oportunidad de obtener algún tipo de ganancia, debía lucir impecable.
Sería un fiasco si llegase a tener una mancha o algún que otro corte en esta tela tan fina.
Evito mirar mi teléfono celular, no quiero ver como el tiempo transcurre cada vez más lento y que la ansiedad me consuma por dentro.
De tan solo recordar de como estoy en esta situación hace que mis piernas tiemblen.
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Ahí estaba, en el último asiento del salón de la clase D, en ese momento observaba como Horikita Suzune, la chica de cabello negro y de actitud fuerte y recta nos indicaba su plan para que nuestra clase pudiera avanzar a la clase C.
La verdad es que estas cosas no me interessaban en lo absoluto, ¿A quién le importa en que clase voy a terminar la escuela?, tan solo quiero divertirme para salir de aquí en cuanto antes y disfrutar de todos los beneficios que obtendré al egresar de una institución tan prestiosa.
Ya con terminar mi educación en este lugar, seré mejor que la mayoría de la gente este país, ¿Cuál es la idea de esforzarse por algo que no vale la pena?
Con mis habilidades en el juego he encontrado mi única motivación para quedarme aquí y aguantar la tortura de vivir en un lugar como este.
Al finalizar su aburrido discurso, ella tomó asiento y se dedicó a leer un libro.
Mientras los demás hablaban entre sí, su mirada estaba puesta fijamente en su lectura, nada parecía perturbarla en lo absoluto.
Al correr los minutos, nadie parecía acercarse a su persona, ni siquiera Ayanakoji que parece ser de las pocas personas en dirigirle la palabra. Ese chico estaba sentado observando a través de la ventana en su pupitre.
El ambiente era más que evidente, todos estaban entusiasmados con pasar la navidad en la escuela...Dios, que tortura, ¿Qué sentido tiene pasar una festividad lejos de la familia y la tranquilidad del hogar para pasarla en esta cárcel?, no tiene sentido estar tan alegres por ello.
Pero en fín, es navidad y la magia de la fiesta lo puede todo.
En ese momento no dejaba de observar la concentración de Suzune, su lectura era tan mecánica y sincronizada con algunos movimientos corporales como lo son: mover un mechón de su cabello por detrás de su oreja, o cruzar de una pierna a otra cada dos páginas que solo quería molestarla un poco.
Sin cuestionar nada, fui directamente hacía su pupitre para interrumpir su lectura:
— ¿Quieres ir a cenar conmigo? — Le dije con bastante seguridad.
No era consciente de mi actuar hasta que noté como descendía su libro hacía su mesa para mirarme con una expresión de hastío.
No tengo idea de por qué le dije eso, de todas las cosas que le pude haber dicho, ¿Por qué la invité a cenar?, no me gusta en lo absoluto, ni siquiera podría decirse que es de mi tipo. Tan solo quiero a una mujer torpe, sumisa y que acate todas mis decisiones, todo lo opuesto a Horikita y su actitud dominante.
Pero de forma increíble y contra todo pronóstico aceptó mi propuesta.
— Iré, te veré mañana a las seis de la tarde en ese restaurante del que todos hablan, ¿De acuerdo? — Impuso sus condiciones.
— De...de acuerdo — Sentí el temor de sus palabras y el fuego de su mirada.
No sabía en el lío que me había involucrado.
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La pequeña y molesta alarma de mi reloj interrumpe mis pensamientos.
La hora había llegado.
Como si estuviera todo programado, logro verla acercarse a lo lejos.
Miro de pies a cabeza su atuendo, para nada luce como algo elegante, más bien parece haber sido sacado de su armario.
Su chaqueta es lo que más llama mi atención de todo su conjunto.
— Te ves bien — Le digo al tenerla en frente a mí.
— Igualmente — Se hizo paso e ingresó primero al lugar.
Francamente esperaba un halago más cálido que eso, tal vez ßé. Pero en fín, la velada continúa.
Sigo su andar e ingreso hacía el fino restaurante.
Extraigo mi teléfono celular para mostrarle al camerero de la entrada mi reservación.
— Todo en orden señor, les guiaré hasta su mesa — Observó que todo estuviera en orden antes de llevarnos a una habitación con una mesa solo para nosotros dos.
Es la más exclusiva mesa de este restaurante, gasté nuevamente una fortuna para alquilarlo. Esos son los lujos que puedo permitirme al estar aquí.
Ambos estamos sentados frente al otro con unos vasos de gaseosas en las mesas. El mayordomo se retira inmediatamente para traer nuestra orden, es sabido que aquellos que vienen aquí se les sirve uno de los platillos más exclusivos de la carta, algo que cuesta bastantes puntos.
— No escatimas en gastos, ¿Verdad? — Pregunta con un tono crítico en su voz.
— Los puntos no son ningún problema para mí.
—¿Cómo los obtuviste?, nadie en la Escuela podría derrochar tantos — No deja de observarme como si estuviera analizándome.
— Digamos que tengo habilidades para las apuestas, no es tan avanzado, pero las personas son capaz de apostar sus últimos puntos ante la ilusión de obtener una fortuna que no se dan cuenta lo estúpidos que son. Cuando es demasiado tarde, ya he multiplicado mi cuenta considerablemente.
— Ya veo...realizas estafas a otros estudiantes.
— No lo llamaría así, no hay ningún truco en jugar a los dados, solo es cuestión de suerte.
— La suerte no existe, solo el trabajo duro — Me mira fijamente.
— Algo de azar y fortuna debe haber en este mundo, prefiero dejarlo en manos del destino. Yo haré mi parte y lo demás sea lo que sea.
— Esas son tonterias sin sentido — Bebe de su vaso lentamente.
Con solo esta breve charla me doy cuenta del por qué nadie se le acerca. Es muy rígida y seria, no da su brazo a torcer en ningún minuto, no dejo de convencerme que fue una mala idea invitarla a salir.
Yo y mi estúpido juego.
Sin que pudiéramos percibirlo, la puerta de este exclusivo espacio se abre, uno de los mayordomos ingresa con un paquete de color blanco.
— Por poco lo olvido, tengo algo para tí — Extiendo mi mano en señal para que el hombre pueda entregarle el regalo a mi acompañante.
Suzune recibe el paquete con ambas manos e inmediatamente el mayordomo se retira dejándonos nuevamente solos.
— ¿Qué es esto? — Pregunta confundida sin perturbar su voz.
— Un regalo de Navidad para tí, habría sido descortés invitarte y no traer un presente.
Esa técnica lo aprendí de Papá, él solía invitar a los socios de la compañía a lujosos restaurantes y les regalaba relojes, trajes y objetos de alta gama.
Con el poco tiempo que tuve, conseguí algo rápido y que estoy seguro será de su interés.
Ella lo abre y su reacción no es la que yo esperaba, luce todavía más confundida:
— ¿Por qué elegiste esto? — Su tono en forma de regañó me hizo estar en una situación incómoda.
— He notado que te gusta leer, supuse que una chica como tú estaría interesada en algo así.
— ¿Creíste que me gustaría un libro de Simone de Beauvoir acerca de la ética? — Toma el libro con ambas manos y procede a echarle un vistazo rápido.
Tal vez sus palabras digan una cosa, pero su expresión corporal me hacen entender que sí está interesada en ese libro.
— Así es, es un libro difícil de entender, pero eres inteligente y creo que lo comprenderás mejor que yo.
— ¿Leíste el libro?
— Solo un poco, no es mi estilo.
— De todas maneras, agradezco tu obsequio.
Finalmente recibí el primer halago de la velada.
Luego de algunos minutos, los platillos llegaron a nuestra mesa. Nadie podría resistirse ante el exquisito aroma de las langostas, un plato preparado por los mejores chefs de esta escuela.
Suzune y yo comemos en silencio, no nos hablamos durante la comida. Es un ambiente muy tenso, como un matrimonio al borde del divorcio sin nada nuevo que decirse.
Ya a la salida, estaba oscuro, todo parecía terminar y antes de que la chica de llamativos ojos pudiera despedirse, la interrumpí descaradamente:
— Permíteme acompañarte hasta tu habitación.
— No es necesario, puedo ir yo sola, agradezco tu invitación.
— Por favor, insisto, no estaré tranquilo hasta saber que estás bien.
— Está bien — Libera un bufido — Pero iremos a través del Parque, no quiero que nos vean juntos ¿Entendido?
Pareciera que me ha insultado sin motivo aparente, pero así es ella, su actitud no me sorprende para nada, he convivido mucho con ella como para soportar su extraña sinceridad.
Me lleva al lugar más lejano y poco concurrido del parque pero con la iluminación suficiente como para movernos tranquilos, caminamos uno al lado del otro a una distancia de casi un metro. Evito hacerla sentir más incomoda de lo que ya está.
Me siento sumamente tenso ante la situación, no tengo nada que decir, su presencia imponente es avasallador que no tengo idea de cómo actuar.
— ¿Por qué me invitaste a salir? — Rompe el hielo de manera natural.
— ¿Yo?...la verdad no lo sé...fue...fue un impulso — Mi lengua se traba ligeramente — ¿Por qué aceptaste salir conmigo?
— Sospechaba que eras un espía de la Clase C, pero al pasar tiempo contigo vi que no representabas ningún riesgo.
— ¿De verdad sospechabas que era un espía?
— Debes saber que no confío en nadie, después de lo ocurrido con Kushida.
— ¡Oh ella!, lo había olvidado...me es indiferente.
— Pero para tú suerte, ya no tengo motivos para sospechar de tí...por ahora.
— ¡Qué alivio! — Procuro sonar con algo de humor.
— Eso no es todo — Detiene su actuar. — Tengo una propuesta para tí.
— Te escucho.
— Quiero que me ayudes en ascender a todo el salón a la Clase C. Alguien como tú sería de mucha ayuda: Tienes una gran habilidad para apostar, obtienes puntos de manera clandestina, eres un chico puntual e impredecible.
Con esas palabras, algo se activó dentro de mí. Mi corazón comenzó a acelerarse al igual que mi respiración.
Es el primer halago sincero que recibo de ella en lo que va en esta suerte de cita. ¿Es posible que sienta algo por ella?
Ahora creo que la veo con otros ojos, me siento muy nervioso y podría decirse que ahora me resulta atractiva su mirada penetrante como también su rigidez y su excesiva sinceridad.
—¿Qué ganaría con ayudarte? — Cruzo de brazos para negociar mis condiciones.
— Escalarías junto a nosotros hasta lo más alto de esta Escuela.
— No me interesa nada de eso, solo me conformo con terminar la secundaria y después hacer lo que me dé la gana.
— Tal como lo imaginé, no tienes ambiciones.
— Más bien diría que son diferentes, solo busco disfrutar de la vida con el menor esfuerzo posible.
— Entonces — Libera un bufido — ¿Qué es lo que quieres?, ¿Cómo podría convencerte para que te unas a mí?
De pronto, una idea surgió por mi cabeza de manera muy espontánea. Parecía ser una locura, pero en el fondo sabía que no lo era.
— Quiero que me des un beso.
— ¡¿Qué dices?! — Puedo ver como su escudo de rigidez se rompe delante de mis ojos.
— No es necesario que sea en la boca, en la mejilla no estaría mal.
¿De verdad quiero creer que estoy totalmente atraído por ella?, no estoy seguro, pero no quiero perder más tiempo sin aclarar realmente mis sentimientos.
— Ese idiota de Ayanakoji... — Susurra con hastío.
— ¿Ocurre algo? — Pregunto confundido.
— Comentó que harías algún movimiento, estaba seguro de que te acercarías hacía mí en algún momento.
— ¿Y hay un problema con eso? — Decidí ignorar las habilidades deductivas de Ayanakoji, es un sujeto muy callado y serio, pero demostró tener muy buenas habilidades para el deporte.
— Él no compartía mi hipótesis de que eras un espía...creía que tenias otros motivos para acercarte.
— ¿Cómo cuál?
Sin desviar la mirada me responde tajantemente:
— ¡Qué estabas enamorado de mí!
Mis piernas tiemblan ante sus palabras, una parte de mí desea correr y olvidar este bochornoso momento. Pero no puedo hacerlo, ya estoy aquí y sería descortés dar marcha atrás ya cuando esta cita está llegando a su fin.
Sus ojos muestran seriedad, como si estuviera juzgando cada uno de mis movimientos.
Luego de algunos segundos de pensarlo bien, puedo dar una respuesta concreta:
— Sinceramente no sé si lo estoy, salir contigo me hizo ver algunas cualidades tuyas que son muy atractivas...
— ¡Por favor no sigas! — Interrumpe sorpendida con un poco de vergüenza — ¿Es por eso que me observas mientras leo?
— ¿Cómo sabes de eso?
— Ayanakoji me lo dijo, fui advertida sobre como me observabas al igual que un pervertido.
— Lo siento, no era mi intención — No tengo palabras para justificar mi comportamiento.
— Eso no es importante, ¿Así que solo pides un beso verdad? — Se resigna a aceptar mi trato. Realmente debo ser alguien muy importante dentro de su esquema como para llegar hasta este punto.
— Exacto, no pido nada más. Después de eso tendrás toda mi lealtad.
— Bien, allá voy...
Con una expresión de incomodidad acerca sus labios a mi mejilla para hacer contacto con ella. El sonido de sus labios despegarse de mi pómulo me produce escalofríos a pesar de la falta de cariño y dulzura por parte de Suzune.
Podría decirse en términos generales que fue un beso más bien gélido.
— ¿Y bien?, ¿Tenemos un trato? — Se aleja con los brazos cruzados.
— Creo que estoy en el cielo... — Llevo mi mano hacía la zona donde se posaron sus labios con algo de hunor y exageración ñ
— ¡Cierra la boca! — Se enoja y se sonroja al mismo tiempo — ¡¿Es un trato?!
— Es un trato — Sonrío y extiendo mi mano para sellar mi compromiso.
Pero extrañamente ella no decide extender su mano, sus ojos se posan en mí con una mirada muy analítica.
— ¿Estás bien? — Pregunto al no ver ninguna expresión facial.
— ¡Al diablo con esto! — Rápidamente se abalanza sobre mí con sus manos en mis mejillas, dejándome inmóvil para recibir un beso lento y duradero. Sus labios se mueven torpemente como si quisiera encontrar algo.
Por mi parte la sostengo de su cintura y la acaricio gentilmente.
De verdad que me siento en el cielo.
— ¡Ya fue suficiente! — Aleja su cuerpo del mío con bastante fuerza, justo antes de sentir un vínculo emocional y profundo.
— ¿Qué...qué...fue...fue eso? — Tartamudeo inconscientemente. Mi corazón se acelera y mi estómago se siente extraño como si tuviera mariposas en ella.
— So...solo tomé mis precauciones — Noto que también tartamudea ligeramente — Quiero evitar que me chantajees con otro beso.
— ¡Jamás haría algo así! — Me indigno torpemente ante tal acusación.
— Ahora ya no podrás hacerlo — Mantiene su postura firme.
Alcanzo a notar como muerde sus labios ligeramente.
— Eres astuta — Río a carcajadas — No pienso insistir, además hace mucho frío, debes volver a tu dormitorio.
Tomo la iniciativa y comienzo a caminar a la espera de que siga mis pasos.
Luego de unos segundos, decide seguirme y caminar detrás de mí.
A medida que la nieve cae y el frío se acrecienta, no dejo de recordar las navidades pasadas junto a mi familia: Las risas, la cena navideña y por supuesto los regalos. Son momentos que me causan nostalgia en visperas de esta festividad,
Una fuerte presión en mi pecho se expande por todo mi cuerpo ante la idea de no pasar las festividades con mi familia.
Sorpresivamente, siento como la mano de Suzune sostiene mi mano derecha para entrelazar sus dedos con los míos.
— ¡No pienses mal!, ¡Solamente te estoy agradeciendo por el libro que me regalaste! — Actúa muy a la defensiva, pero aunque no lo parezca, me resulta adorable como intenta justifcar sus acciones.
Sinceramente, ha levantado mi ánimo.
— Intentaré no hacerlo, pero se acerca la fiesta de Navidad y solo quiero ver un muérdago...
— ¡Ni lo sueñes!
Río genuinamente.
Sus manos siguen junto a la mía y tal parece que no desea despegarlas por ningún motivo.
No estoy seguro si siente algo por mí o es por su extraña amabilidad, pero por mi parte no puedo ignorar estos sentimientos que florecen.
Creo que no podré evitarlo...
Pero tarde o temprano caeré enamorado ante Horikita Suzune...
Solo pido que sea correspondido...
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