006

『 Recuerdos || Ashura x Max 』
↬ Angst
↬ Tragedy
↬ Mahō no Sekai, alternate universe.

Maxine odiaba que los recuerdos asaltaran su mente.

Realmente lo odiaba.

"¿Prometes que te mantendrás a salvo?"

Habia despertado abruptamente un sábado por la mañana, jurando haber oido la voz de su viejo compañero hablarle.

Estaba abatida, y no tardo en llevar sus manos hacia sus oidos, cubriéndolos, como si de esa manera pudiese dejar de oir todo lo que pasaba en su cabeza. Su respiración estaba agitada, y tenia un nudo apretado justo en medio de la garganta, lo que le estaba dificultando el recuperar el aliento perdido.

Estaba en su habitación, sola, sin sus amigos a su alrededor.

Maldicion, hace meses no soñaba con él.

Hace muchísimo tiempo que el fantasma de ese chico no la atormentaba.

Suspiro con alivio cuando consiguió despertar completamente del trance, su respiración estaba mas regulada. Con sus índices tallo suavemente sus mejillas y pomulos, como si quisiese limpiar el rastro de unas lágrimas que no podia dejar salir, por mas que lo intentase, y se acomodo mejor en la cama, sentándose con las piernas cruzadas y los codos apoyandos en sus muslos.

Era una manera muy jodida de iniciar su dia.

Odiaba la fragilidad que la componía, como si un par de palabras resonantes en su mente bastaran para quebrarla por completo.

¿Por qué?

¿Por qué si ya habian pasado un año seguía apareciéndose hasta en sus sueños?

Estaba enojada, muy enojada.

¿Con que derecho él se apodera de su mente como tantas veces lo ha hecho?

¿Por qué su cabeza sigue atormentándola de esa manera?

Definitivamente era un suplicio, uno concedido por el pasado y la Maxine de 16 años que quería joderle la psiquis.

No valía la pena seguir pensando en eso

No había espacio para la fragilidad en su corazón.

Al menos, no la que se vinculaba al pasado.

___________________________

Maldecía con todo su corazón y mente el estúpido sueño que había tenido.

Eran cerca de las cuatro de la tarde y no había dejado de pensar en él, bueno, más de lo que solía hacerlo cada vez que se sentaba a mirar el atardecer.

Desde que había huido junto a su grupo del complejo en el que los tuvieron bajo experimentacion por años es que se hizo una promesa consigo misma, que consistia en no volver a mirar el pasado y enfocarse en lo que había ganado producto de sus decisiones. Un grupo al que guiar moralmente, con tal de que pudiesen llevar una vida normal en el mundo que anhelaba egoistamente.

Una familia.

Una familia en donde él ya no estaría.

Y estaba haciéndolo, desde que abrió los ojos al escuchar a su subconsciente imitando el tono de voz del chico solo para torturarla, como si no fuese suficiente el hecho de que jamás volvería a disfrutar como solían hacerlo cuando eran unos cazadores que vivían cada día como si fuese el último.

Intentó resistirse, callar las voces que estaban consumiendo su cabeza poco a poco, calmar su alocado corazón que estaba dolido ante los impulsos de la emocionalidad, ante la fragilidad y debilidad que le causaba quien solía ser su primer amor.

El único que había tenido, el que jamás volvió a ver.

Y que, ahora, no compartían ningún lazo más en particular.

— Max.

Su cuerpo fue tirado hacia atrás con fuerza, no teniendo que darse la vuelta para saber de sobra que se trataba de su amiga de ojos carmines, que la miraba con una expresión de preocupación poco característica en ella, junto a su pareja.

Emma y Lux tenían el infortunio de aparecer en los momentos menos indicados.

— Emma, Lux...

No quería emitir palabra alguna, aun si se sentía capaz de gritarle a cualquier persona que se propusiese a molestarla. Pero se trataba de ellos, sus viejos compañeros de equipo, casi como unos hermanos de otros padres. Podía hacer una excepción.

— Max, ¿Estas bien? — La joven sabia que algo le ocurría a la albina, por que ver a Max ensimismada no era propio de ella.

— Estoy bien. Estoy.... bien. — Y con esa respuesta, Emma decide que no insistirá. Pero Lux no es como ella, y puede notar fácilmente la poca seguridad en sus palabras.

Max esta tan deplorable que no sabe en que momento termina apoyada sobre la pared, evitando la mirada fija de Lux sobre ella.

Un suspiro se escapa de los labios entreabiertos del cazador, cruzándose de brazos mientras evaluaba la situación. Siempre que llegaban a esas fechas, Max parecía estar mas desconectada de la realidad.

La realidad.

Oh, como la odiaba.

— No voy a preguntarte nada, ahora personalmente no me importa saber a detalle que es lo que te ha dejado así. Solo queremos que nos digas como estas. — Tanta compasión de parte de Lux remueve algo en el interior de Maxine, quien alza la cabeza, dirigiendo su vista hacia el de ojos verdosos y luego hacia Emma, intercalando miradas entre ambos.

— En serio, esto no es para tanto, chicos.

"No es para tanto"

Si lo es, y específicamente Lux comprende a la perfección la situación.

— Max, Lux y yo sabemos que estas fechas son difíciles para ti. — Trato de consolarle Emma, agachándose un poco.

— Para mi, también es difícil que... pase otro mes más, otra semana más, otro dia y que nada de lo que paso se pueda cambiar. Pero se que lo superaras. Ha pasado solo un año, no tienes por qué forzarte.

— Ya lo sé, pero estaré bien, lo prometo.

Estaba evadiéndolo.

Lux no era ningún imbécil, para nada, y sabia que aun si pasasen diez años, Max seguiría recordando con la misma melancolía lo que vivieron cuando eran un equipo. Todos ellos. Quizás tanto como él.

— Quizás... visitar a Ashura te haga bien. — Sugirió él, a lo cual ambas chicas voltearon a verlo por reflejo.

Él no había dicho eso, ¿Verdad?

No, él realmente lo había dicho.

Emma iba a asesinar a su novio, estaba segura.

— Lux, no creo que...

— No, Emma. Esta bien. Creo que... podría ir a verlo.

Y ahora Emma era quien no comprendía nada.

Ella era muy consiente de que cuando fueron un equipo, Ashura y Max se habían hecho amigos ciertamente cercanos. Que esa amistad había calado tan fuerte en su amiga que juraría haber visto un brillo tenue en sus ojos cada vez que hablaba sobre él. Cada vez que ambos estaban juntos. Incluso cada vez que discutían.

Quizás era por eso que ni en su funeral, Maxine pudo estar allí.

No fue como con Charlie. Cuando Charlie se había ido, cuando se enteraron de ese suceso, Max había estado lo mas cerca posible de Hana y de ella misma, mientras que cuando ocurrió lo de Ashura, encontrar a Max era todo un reto.

Quizás por eso para ambas situaciones había reaccionado de formas totalmente distintas.

— ¿Quieres que te acompañemos? — Preguntó Emma en un tono dudoso

— No, no. Creo que necesito hacer esto... a solas.

Ambos jóvenes asintieron, sin querer insistir más, y luego de que Lux le indicase donde quedaba aquel lugar, la pareja continuó su camino, dejando a la albina en completa soledad.

Si lo pensaba detenidamente, visitar a Ashura no podía ser tan malo. ¿Cierto?

Quería pensar que seria como todas esas veces en las que de casualidad se topaba con el a solas, cuando Emma, Hana y Lux se encontraban haciendo sus cosas, cuando debatían temas al azar viendo el atardecer. Quería pensar que seria como eso, aunque sabe en su interior que no hay ningún punto de comparación para ambas situaciones.

Por que por mas que le hablase, Ashura no le respondería.

Ashura ya no le respondería nunca más.

Había pasado media hora y ya se encontraba allí. De pie frente a una tumba que tenia grabado el nombre de Ashura Volcokv.

Durante varias semanas, luego de aquella batalla, se habia debatido mentalmente como seria cuando estuviese allí, cuando le tocase afrontar la cruel realidad que le tocaba. Y dolía, dolía demasiado.

Y eso la tenía aterrada.

Cuando creía que mejor controlaba aquella situación es que la presión en su pecho se hacia presente. Mil pensamientos atravesaban su cabeza, y Ashura era novecientos de ellos.

Se sentía tan patética.

"Pero no eres patética."

Y esa voz. Esa maldita voz nuevamente hacia acto de presencia.

Sentía que estaba enloqueciendo, que estar allí eventualmente terminaría por acabar con ella, y realmente eso no le importaba. Max nunca había comprendido que quería hacer de su vida, porque hasta ahora, solo quería estar muerta.

Y ahora, se encontraba sola.

Y por primera vez en su vida, le importaba y le dolía estar sola.

— Hola, Ashura. — Murmuro en voz baja, sin saber cómo comenzar.

Era tan extraño.

— Yo- bueno... Supongo que- — Y nuevamente hizo una pausa, mordiendo su labio inferior, acomplejada. — Lamento no haber venido a verte antes.

Suspiro pesadamente, sentándose al borde de la tumba del chico, observando fijamente cada detalle en esta, aun tratando de asimilar la situación. Luego de unos segundos continuo.

— En verdad, lamento no haberlo hecho... creo que me había acostumbrado tanto a ti que... quería fingir que lo que te paso no era cierto. Fingir que estabas de viaje, y que no te vería mas por que seguro habrías de ser feliz allá. Suena tonto, ¿No?

Una risita tenue se escapó de sus labios.

Se sentía fatal.

— ¿Recuerdas cuando... dije que sería feliz sola? — Volteo levemente la cabeza. — No fue porque pensara que sería feliz sola. Fue porque creía que, si amaba a alguien y todo se derrumbaba, seguramente no sobreviviría. — Admitio, apenada. — Es más sencillo estar solo.

"Porque, ¿si nos enteramos que necesitamos amor, y no lo tenemos? ¿Y si nos gusta, y dependemos de él? ¿Y si formamos nuestra vida a su alrededor, y luego... se derrumba?

Perder el amor es como tener un órgano dañado. Es como morir. La única diferencia es que la muerte es el fin. Y el amor... podría seguir para siempre."

Llevo su vista hacia sus manos, suspirando con pesadez, borrando esa pequeña sonrisa que luchaba por mantener en sus labios. El cambio de ambiente fue demasiado abrumador, tanto que su cuerpo pesaba, y sentía un cansancio enorme producto del agotamiento emocional gracias a los sentimientos despertados en su interior.

Lo mejor que podía hacer era mantener al margen sus emociones, pero olvidar el pasado era difícil. Si ocultaba o fingía que no fue feliz en esos tiempos, que su derrumbe emocional no la dejo marcada y que no extrañaba al chico todo sería peor.

Le gustaría que su pasado no le pese, pero, después de aquello sabe que es importante mantenerse conectada con su pasado, por más que duela.

También sabe que jamás dejara de ahuecarle el corazón el recuerdo de Ashura, por que realmente fue la única persona que la hizo sentir tan viva en tan poco tiempo, la única que quiso con todo su corazón. Lo quiere como jamás ha querido a alguien, y lo extraña, más de lo que desea.

Y esta bien, como afrontar que las cosas no volverán a ser como antes, que jamás volverán a escuchar las hojas de los arboles crujir en otoño, sentir los copos de nieve bañarlos, ver los cerezos abrirse y el sol quemarles el rostro debido a su intensidad. No volvería a ver la llegada de las estaciones con el a su lado.

Desearía poder vivir sin él.

Pero Ashura es parte de ella.

Y a donde sea que vaya, él siempre estará a su lado.

Pero también sabe que nada más va a pasar. Porque los lindos recuerdos que conformaron su pasado con él serian solo eso.

Recuerdos.

— Dios, ¿Que pensarías de mi si me vieses ahora...? — Pregunto al aire, cerrando sus ojos un momento. — Seguro te burlarías.

Solto una risita melancólica, abriendo sus ojos para detallar nuevamente con la vista la tumba de su antiguo compañero. Realmente odiaba sentirse así.

Lo odia, a él.

A Ashura.

Lo odia tanto, porque le duele. Porque sabe que para ellos todo había acabado en la última guerra.

Había deseando estar muerta tantas veces. Pero cuando Ashura se había ido, supo que no podía dejarse morir, porque se lo había prometido.

"Se que lo que te ha tocado no es sencillo, pero todo lo que haya hecho él no vale ni un poco de tu vida, Max. ¿Prometes que te mantendrás a salvo?"

Entonces no lo había entendido. Pero ahora podía comprenderlo.

La muerte es el máximo exponente de la fragilidad humana, porque se supone que los humanos deberían cuidar de sí mismos y aun así hay unos cuantos que se descuidan. Odian tanto su fragilidad como para desear morir.

Maxine era una de esas personas y Ashura lo sabía. Así que le dio una razón para vivir.

Cumplir una promesa.

— Eres un maldito astuto, ¿Lo sabías? — Recrimino, y saco su teléfono del bolsillo, cerciorándose de la hora. Ya era tiempo de irse. — Es hora de que vuelva a casa, pero volveré el próximo fin de semana, lo prometo.

Por que las promesas eran importantes para Max, y él lo supo mejor que nadie.

— Hasta pronto, Ashura.

Habiéndose despedido, se levantó del suelo, emprendiendo camino de vuelta hacia su hogar, sintiendo su corazón extrañamente en paz, sin que ese lio que azotaba su cabeza constantemente estuviese presente.

Mientras vagaba por las calles de la ciudad, el pensamiento de que Ashura desde algún lejano lugar aun la acompañaba se le hizo reconfortante.

Cuando permites que alguien entre en tu vida, eso genera un cambio.

Amar también es resignarse a sentir dolor, pero ese dolor tambien te hace dar cuenta de si valió o no la pena sufrirlo.

Una persona podía cambiarlo todo, y Ashura lo había cambiado todo para Max.

Y quizás hoy ya no eran nada, pero ayer serían por siempre dos locos inexpertos discutiendo entre sí, bailando canciones de moda una y otra vez hasta que llegara el amanecer.

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