5. KATAKURI 🔞‼️
Personaje: Katakuri
Contexto: Mundo One Piece
Contenido adulto: Sí
Personalidad: poco sociable, seria, borde, orgullosa y un poco sarcástica.
Pedido por: 14KxF__ (espero que te guste 😋)
NOTA 📌
Recuerdo que aconsejo mantener relaciones sexuales con protección, a pesar de lo que leáis en algunos One Shots ❤️
KATAKURI X LECTORA
Ya hacía unos seis meses que (TN) había llegado a Whole Cake. Big Mom le había acogido como una hija más de su familia y la principal razón era porque había estado trabajando para Kaido.
Hace un año, aquella joven todavía estaba viviendo en las tierras de Wano. Formaba parte de un pequeño grupo de jóvenes rebeldes que se dedicaban a asaltar a sirvientes de Kaido mientras llevaban cosas a palacio. De esa forma conseguían alimentos y demás para su pueblo. Eran buenos luchadores, rápidos y sigilosos. No les pillaron hasta aquel día. El día en que todo cambió. Ese día, el botín que se habían llevado no era una fruta cualquiera. Ya que ese día solo robaron esa pieza de fruta, decidieron comérsela. (TN) era la que más tiempo llevaba sin meterse algo en la boca, así que se la dieron a ella. Todos observaron asustados su expresión de asco. Ella sentía que estaba a punto de vomitar. ¡En su vida había tomado algo con tan mal sabor! Aun así se la trago. De repente, su cuerpo comenzó a crecer. Se hizo más alta y más grande, llegando a medir algo más de tres metros. Sus compañeros se asustaron y se largaron corriendo de allí.
Poco después, (TN) fue capturada por los subordinados de Kaido y la mantuvieron encerrada hasta comprobar que efectos había producido la fruta en ella. Su tamaño había incrementado, había perdido la capacidad de nadar y además no podía transformarse cuando quisiera. Se transformaba tan solo la última semana del mes y no podía volver a su forma humana hasta que pasaran siete días. Eso sí, esa semana se convertía en un arma de destrucción masiva, ya que era una zoan de dragón. Había sido un malgasto que esa cría se la comiera, ahora les tocaría adiestrarla.
Por suerte, consiguió escapar del país. Sin embargo, lo que vino después no fue mucho mejor. Sufrió ataques por parte de varias bandas piratas y marines. Finalmente, fue encontrada por uno de los comandantes de la familia Charlotte y sus subordinados.
Ahora llevaba seis meses viviendo en Whole Cake. Se sentía bastante a gusto entre los miembros de esa familia, ya que no se sentía diferente. Todavía no tenía mucha relación con ellos porque no solía relacionarse mucho con la gente. Y todavía lo hacía menos después de haber sido repudiada por sus amigos de toda la vida. Jamás dejaría que nadie le viera derramar una lágrima por todo lo que le había pasado. Su orgullo no se lo permitía.
—Es usted increíble Katakuri-sama —comentó (TN), mientras caminaban por uno de los pasillos de la mansión.
Acababan de volver de una misión que Big Mom les había mandado. Poco después de llegar, la joven entró a formar parte de los subordinados de Katakuri. No solo era poderosa la semana que estaba transformada en dragón, sino que era buena en el combate cuerpo a cuerpo. Además, debido a su aumento de tamaño, también había incrementado su fuerza. El gran hijo de Charlotte Linlin, al enterarse de cómo aquella chica había sido abandonada por sus amigos después de aquel cambio físico, no pudo evitar sentir cierto cariño hacia ella. Al fin y al cabo, él también había sufrido burlas en el pasado. (TN) era una chica fuerte, centrada, trabajaba con seriedad... Era callada, pero de vez en cuando dejaba sin palabras a varios de los hermanos de Katakuri usando su sarcasmo. Todo eso la convertía en una chica interesante para el comandante.
—No exageres, (TN). Solo cumplo con mi trabajo —comentó el peli-granate, ante el halago de la joven. No se esperaba para nada esas palabras de su parte. De hecho, no habían conversado mucho sobre cosas personales desde que ella había llegado. Tan solo sobre tácticas y planes para las misiones y combates.
—Me alegra haberme convertido en su subordinada —añadió ella.
Podría haberle tocado con alguno de sus estúpidos hermanos, como Oven. Sin embargo, Katakuri era un hombre honorable que se había encargado de que ella se sintiera a gusto bajo sus órdenes. Puede que fuera una chica de pocas palabras, pero sentía la necesidad de que él supiera que le admiraba. Puede que después de casi medio año fuera el momento.
—El gusto es mío. No todos los subordinados son tan trabajadores y aplicados como tú —dijo Katakuri. Sus palabras consiguieron dibujar una fugaz sonrisa en el rostro de la chica. Sabía que su comandante era un hombre serio y que no solía conversar tanto como otros miembros de la familia. Eso era algo que le gustaba, ya que en ese sentido eran parecidos. Que Katakuri le alagara de esa manera le hacía sentir especial—. Ahora toca descansar. Mamá nos quiere a todos en el banquete de esta noche. Ya sabes, le gusta vernos celebrar las victorias junto a ella.
—Sí... —murmuró ella. No le acababan de gustar los banquetes. Eso significaba estar rodeada de demasiada gente—Nos vemos más tarde.
[•••]
Unas horas después, allí estaba (TN). En una de las mesas junto a varios miembros de la familia Charlotte. Había grandes manjares, bebidas, música de fondo... Todos comían, bebían y charlaban animados. Algunos más que otros. La joven disfrutaba de la comida mientras permanecía en silencio. No iba a negar que Big Mom tenía a los mejores cocineros bajo su mando. ¡Todo estaba delicioso! No estaba muy atenta a las conversaciones de su alrededor. No solo por estar saboreando la comida, sino porque su mirada se dirigía involuntariamente hacía cierto comandante de pelo granate. Estaba sentado junto a su madre y con sus hermanos de edad más cercana. No podía negar que últimamente se había estado fijando más de lo normal en él. La curiosidad por ver el rostro que escondía tras aquella bufanda era cada vez más grande. Nunca le había visto comer ni beber en ninguno de los banquetes desde que había llegado.
Por su parte, Katakuri tampoco estaba muy atento a la conversación que sus hermanos estaban teniendo. De hecho, sus ojos también se dirigían de vez en cuando a la chica. No es que no se hubiera fijado en alguna chica anteriormente, pero sentía que haber conocido a (TN) era cosa del destino. No solo le parecía guapa, sino que era fuerte, aplicada y trabajadora. Además, algo importante es que era grande. Nunca había visto una chica de unos tres metros que no fuera de su familia. Estaban hechos el uno para el otro. ¡Oh, por favor! ¿Qué hacía pensando en esa clase de tonterías? Además, jamás se atrevería a decirle nada. Era demasiado correcto para esas cosas. Temía incomodarla de alguna manera.
Un buen rato después, dejaron a un lado el banquete y comenzó la fiesta. El peli-granate no tenía ningunas ganas de beber y quedarse más tiempo del necesario. Ya había hecho acto de presencia, se retiraría a su habitación para descansar.
Mientras tanto, (TN) estaba ya harta de escuchar a Flampe y sus tonterías. Era una chica algo insoportable. Lo único que compartía con ella era su admiración por Katakuri. Al darse cuenta de que no estaba en su mesa se levantó rápidamente. No solo es que no le apeteciera seguir en el banquete, es que tenía ganas de hablar con él.
—Me retiro ya —avisó, a la gente que estaba cerca de ella. Suponía que no les importaría, pero era por despedirse. Había escuchado comentarios de que era una maleducada. No es que fuera maleducada, pero no era buena relacionándose con la gente. O al menos le costaba conseguir la confianza necesaria para ello. Y bueno, no iba a negar que era algo seria y un poco borde a veces. Esto último solo con la gente que lo merecía.
—Bueno, tampoco notábamos mucho tu presencia —comentó Flampe. Varias de sus hermanas le rieron la broma. Bueno, si es que era una broma.
—Tu voz sí la notábamos, tal vez demasiado, que no te has callado en toda la cena —dijo (TN) con frialdad, antes de retirarse. Causó algunas risas en la mesa.
Se retiró rápidamente sin esperar respuesta, ya que no le importaba para nada lo que tuviera que decir. Aceleró el paso hasta entrar en el castillo. Recorrió los pasillos hasta llegar al de su habitación. Le habían proporcionado una habitación en la misma planta que Katakuri y otros comandantes. Era una preciada incorporación para Big Mom, y esta quería mostrar su aprecio. Por suerte, el peli-granate todavía estaba deambulando por el pasillo y todavía no había entrado en su habitación.
—¡Katakuri-sama! —exclamó ella, mientras seguía caminando hacia él. El susodicho paró en seco y se giró hacia ella.
—¿Ya has acabado la fiesta? —preguntó él.
—Sabe que no me gustan las fiestas —contestó la joven, seria. La miró fijamente, le gustaría poder dibujar más sonrisas en ese rostro. Las pocas veces que lo había conseguido se había sentido realmente satisfecho. (TN) estaba dudando. ¿Le pedía que se retirara la bufanda así como si nada? ¿No sería extraño pedirle eso a su comandante? Bah, era el momento—. Yo... Quería hacerle una petición.
—Claro, adelante.
—Me gustaría ver su rostro —dijo, finalmente, después de cavilar durante unos segundos más.
Katakuri se quedó sorprendido. Era la petición que menos se esperaba por su parte. Se hizo un largo silencio mientras pensaba sobre ello. ¿Debía hacerlo? Puede que le resultara repugnante observar su cara. Había recibido demasiadas burlas por ello. Sin embargo, si alguna vez en su vida quería intentar algo con ella, era obvio que acabaría viéndolo. No valía la pena retrasar el momento. Si (TN) debía huir y nunca más volverle a mirarle con esa expresión de admiración, que fuera cuanto antes. Comenzó a retirarse aquella prenda bajo la curiosa mirada de la joven.
Ella no pudo articular palabra, solo observarle embobada. Era incluso más atractivo de lo que había estado imaginando. Y sí, hacía un tiempo que llevaba haciéndolo.
—Lo sabía... —murmuró Katakuri. Lo dijo tan para sí mismo que ella no entendió sus palabras. Volvió a colocarse rápidamente la bufanda, pero la joven le frenó. El peli-granate estaba algo confundido—. ¿No te repulsa esta visión?
—¿Tengo cara de que me de asco? —preguntó ella. Él la observó fijamente. La tenue luz que iluminaba el pasillo le permitía distinguir un ligero toque rojo en sus mejillas. ¿Podría ser que...?
—Tienes una cara preciosa —contestó él, unos segundos después. Por un momento tuvo miedo de haberla incomodado, pero ella sonrió ligeramente.
Los dos sentían la necesidad de dar aquel paso. Él se fue inclinando poco a poco y ella, a su vez, poniéndose de puntillas. Los dos habían imaginado varias veces ese momento y por fin iba a hacerse realidad. Sus labios se juntaron en un tierno y cálido beso. Unos segundos después se separaron ligeramente, tan solo unos centímetros. Katakuri rozó la mejilla de (TN) con las yemas de sus dedos. Definitivamente, era la chica indicada. No tenía dudas.
—Katakuri... —murmuró ella. Nunca había tenido tanta vergüenza en su vida, pero sabía que su comandante era demasiado correcto como para hacer algo si ella no se lo pedía—. Yo... Bueno. Me gustaría pasar la noche contigo.
—(TN). Quiero asegurarme de no estar malinterpretando... —comenzó a decir Katakuri, mientras ella rodaba los ojos. ¿No había sido lo suficientemente clara? Volvió a juntar sus labios con los de él.
—¿Ya te queda claro? —preguntó, mientras volvía a separarse.
Ni si quiera se molestó en contestar. Volvió a abalanzarse sobre ella, pero esta vez con todavía más ganas y pasión. No quería seguir conteniéndose. La trataría con cuidado y le haría disfrutar lo máximo posible. No era ningún experto, pero intentaría hacerlo lo mejor que pudiera. Mientras sus lenguas seguían chocando la una contra la otra, caminaron lentamente hasta la habitación.
La cama era enorme, acorde con el tamaño de su dueño. Hace medio año, poco antes de llegar a Whole Cake, (TN) jamás hubiera imaginado que encontraría el amor. Aquel hombre era perfecto en todos los sentidos. Y todas esas sensaciones que estaba experimentando al notar aquellas fuertes manos recorriendo su piel por bajo de la camisa confirmaban que estaba loca por él. A pesar de que era una chica alta, todavía se llevaban un metro y pico de distancia. Sin embargo, eso no estaba presentando ninguna clase de problema. Fueron deshaciéndose poco a poco de la ropa, mientras interrumpían sus besos solo cuando era necesario.
Katakuri recostó con cuidado a la joven sobre el colchón y terminó de quitarle la única prenda de ropa interior que todavía cubría parte de su cuerpo. Se subió a la cama, apoyando las rodillas y colocando las piernas de (TN) entre las suyas. Se tomó unos segundos para observar la desnudez de la chica. ¡Oh, Dios mío! Estaba a punto de tomar a una chica y de entregarse a ella. Y no a una cualquiera, sino a su subordinada favorita. La más aplicada y valiente. A la que había estado observando varios meses sin atreverse a hablar más de lo necesario con ella.
(TN), por su parte, no podía apartar la mirada de la entrepierna de su comandante. Podía apreciar su miembro tras la tela de los calzoncillos. Era enorme. Jamás había visto ninguno, pero sabía que eso no era normal. Continuó recorriendo aquel cuerpo escultural con la mirada. Sus abdominales, los pectorales, sus musculosos brazos... Era el hombre ideal, tanto por fuera como por dentro. No tenía dudas de que era el indicado. Cuando sus ojos se encontraron se dio cuenta de que él también se la estaba comiendo con la mirada.
—Katakuri... Quiero ser tuya —murmuró, con un hilo de voz. Sabía que era demasiado correcto y educado. No quería perder esta oportunidad, así que lo dejaría claro las veces que hicieran falta. Las palabras llegaron perfectamente a los oídos del peli-granate.
Él no se hizo de rogar, se inclinó hacia ella y le dio un suave beso en los labios antes de acercarse a su cuello. Quería recorrer cada milímetro de su piel usando los labios y la lengua. Iba a saborearla completamente y sin ninguna prisa. Ese momento era digno de disfrutar. Y así lo hizo, recorrió cada parte de su cuerpo deteniéndose en las zonas más sensibles y arrancando sonoros gemidos de la boca de (TN). Gemidos que lo graban encenderle todavía más. También utilizó sus dedos, moldeando a la joven por dentro y preparándole para el siguiente paso.
Por su parte, ella disfrutaba del movimiento de los dedos de Katakuri en su interior mientras gemía contra su boca. Que le besara mientras acariciaba su interior era realmente excitante. Sentía que realmente se estaba deshaciendo en su mano.
—Creo que es mejor que te pongas tú arriba y marques el ritmo... —murmuró, con voz ronca, mientras retiraba sus dedos—. No quiero hacerte daño.
Ella asintió. Los dos se movieron mientras cambiaban de posición. (TN) estaba algo nerviosa. No estaba segura de que fuera a hacerlo bien y, además también tenía miedo por si le dolía. Sabía que era lo normal la primera vez, pero aun así los nervios seguían estando. Cogió la tela de los calzoncillos y tiró de ellos, liberando su erección. ¿De verdad iba a caber eso?
Él estiró el brazo y le acarició la mejilla. Se miraron fijamente. Ella sonrió. Confiaba plenamente en él. Sabía que podía sentirse segura. Se colocó en la posición adecuada, notando como la punta de su miembro rozaba su sexo. Fue bajando lentamente, mientras notaba como se abría paso en su interior. Por suerte estaba bastante lubricada y no era tan doloroso como podría haber sido. Katakuri se había encargado de prepararla bien. Continuo bajando mientras apretaba con fuerza los antebrazos de su comandante para poder calmar el dolor.
Por suerte, poco después acabó acostumbrándose y movió las caderas cada vez con más ritmo, llegando a crear un vaivén muy satisfactorio para ambos. Unos minutos más tarde, el peli-granate se movió, haciendo un cambio drástico de postura y colocándose el encima para tomar el control. Ya había estado notando como (TN) disfrutaba completamente y quería embestirla como era debido. Gracias a esas profundas y fuertes estocadas, ninguno de los dos tardó mucho más en llegar al clímax.
—Llevaba mucho tiempo esperando este momento... —comentó Katakuri, rompiendo el silencio que reinaba en la habitación mientras ambos se estaban recuperando tumbados sobre el colchón—. Desde que te encontré herida en aquella isla... Supe que te convertirías en alguien importante para mí.
—Doy gracias cada día por aquel día... —murmuró ella—. Sé que parece que no estoy del todo a gusto en esta isla. La verdad es que hay demasiada gente, pero me encanta planear las misiones junto a ti. Bueno, y pelear a tu lado. La verdad es que quería acercarme más a ti, pero no sabía cómo hacerlo. Nunca he sido muy buena relacionándome con los demás.
—Al final te has acabado acercando bastante —bromeó él. Eso le hizo recibir un pequeño manotazo.
—Muy gracioso.
—Ahora que vas a ser la novia de uno de los principales comandantes de Big Mom, puede que sea hora de que te relaciones más con la familia —añadió, mientras le acariciaba el pelo.
—Bueno, lo de ser tu novia está bien. Lo de relacionarse más... Ya lo veremos. Necesito mi tiempo —comentó ella.
—Tenemos tiempo de sobra... —murmuró él. Ella sonrió y se abrazó, hundiendo la cara contra su pecho.
Novia de su preciado comandante. ¡Quién lo hubiera dicho! Además, ella le caía genial a su nueva suegra. Eso era un gran paso, ¿no?
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