35. NICO ROBIN

Personaje: Nico Robin
Contexto: Mundo One Piece
Contenido adulto: No
Personalidad lectora: infantil y bromista, pero se pone nerviosa y tímida cerca de Robin.
Pedido por: ShoujoHana  (espero que te guste)

NICO ROBIN X LECTORA

Era un día soleado en Thousand Sunny. Los mugiwaras habían abandonado hace poco la isla de Punk Hazard, en la que su capitán había decidido formar una alianza con los piratas de Heart.

—¡Acaba de despertar, acaba de despertar! —anunció el renito, médico de la tripulación.

Luffy fue el primero en dejar de hacer lo que estaba haciendo, tonterías con Usopp y Franky. Tenía mucha curiosidad por saber algo más sobre aquella chica que habían encontrado en aquella pequeña sola. Bueno, si es que se le podía llamar isla. Era una pequeña porción de tierra con algo de vegetación. Ni si quiera cabían un par de casas.

El capitán se acercó a la habitación, seguido por la mayor parte de los presentes. Tan solo Zoro, Robin y Law se quedaron en cubierta.

El pelinegro entró sin pensarlo dos veces y se acercó a la cama donde estaba tumbada aquella misteriosa chica. El resto, asomaron sus cabecitas por la puerta.

—Hola, soy Monkey D Luffy, el que se convertirá en el próximo rey de los piratas —se presentó él, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Encantada, futuro rey de los piratas. Yo soy (TN) —se presentó ella, también sonriendo.

—¿Te encuentras bien? —intervino Chopper, acercándose de nuevo hasta ella—. No he visto que estuvieras herida, pero al parecer te han administrado una especie de somnífero.

—Sí, estoy bien. Han sido los tontos de mis compañeros. Querían darme un susto, que me despertara y estuviera allí sola —explicó ella, como si ese tipo de broma fuera lo más normal del mundo. Sonrió, divertida, antes de continuar—, pero creo que el susto se lo van a llevar ellos cuando vayan a buscarme. De hecho, ya se lo deben haber llevado.

—Eso no es una broma. No es para tomárselo a risa. Es peligroso —intervino Nami, desde la puerta—. ¿Y si hubieras acabado en el barco de piratas que quisieran hacerte daño?

La chica de cabellos (t/c) no respondió. Miró uno por uno a todas las personas que estaban cerca de ella y el resto todo pasó muy rápido.

Se quitó un brazalete del cinturón y lo colocó en la muñeca de Luffy, en cuestión de segundos. Se levantó de un salto y comenzó a rodar por el suelo. Todos notaron un roce en el tendón de Aquiles.

—Esta es de juguete —explicó la desconocida, enseñando una navaja. Luego enseñó un pequeño cuchillo, tremendamente afilado—. Es un cuchillo de social. Da igual que lleves sandalias, zapatos bajos, botas... Cortará igual.

—Me siento débil... —murmuró Luffy, sentado en el suelo.

—Es un brazalete de kairoseki. Llevo varios, por sí acaso, pero hay que ser rápida —explicó, mientras sacaba la llave para abrirlo.

—¡Guau! ¡Eres increíble! —exclamó Luffy, emocionado, con algo más de fuerzas—. ¿Quieres ser mi nakama?

—No me interesa ser pirata, lo siento —respondió ella.

—¿Y qué eres? ¿Cómo es que sabes pelear tan bien? —preguntó Ussop, algo asustado. Tal vez fuera una enemiga.

—¡Oh, mellorine! —exclamó, Sanji, de repente, colocándose ante ella con una pierna flexionada y la otra rodilla apoyada en el suelo. (TN) miró a ese tipo rubio, extrañada—. ¿Qué te parece si nos cuentas un poco más de té mientras tomamos algo de beber y unos sándwiches?

—Me parece una idea genial —respondió, satisfecha, tocándose la barriga. Estaba hambrienta.

—Vamos a cubierta, te presentaré a los que faltan —dijo Luffy, mientras tiraba de su brazo. Vaya, así que los que estaban allí eran los cotillas del grupo.

Caminaron por el pasillo de los camarotes, hasta que llegaron a la puerta que daba al exterior. El capitán la abrió con energía. La chica se fijó en que había tres personas más. Un tipo algo de pelo verde, otro con un gorro blanco con motas negras y...

¡Dios! Aquella mujer era la más preciosa que había visto nunca. Aquel cabello negro, largo y algo ondulado. Aquellos ojos azules y profundos. Aquel perfecto cuerpo cubierto por un ajustado vestido que no dejaba nada a la imaginación. Era perfecta.

Nami se fijó en la expresión de la joven desconocida a medida que se iban acercando. Vaya, ¿así que se había fijado aún alguno de los chicos? Zoro o Law. Desde luego, no tenia mal gusto.

—Ella es (TN), es rápida y sigilosa como un ninja —explicó Luffy, haciendo gestos extraños—. Ellos son Zoro, Robin y Torao. Torao no es de los nuestros, hemos hecho una alianza.

—Encantada —dijo la peli(t/c), intentando no mirar fijamente a la pelinegra. ¿Por qué se estaba poniendo tan nerviosa?

Los chicos tan solo hicieron un gesto con la cabeza, en forma de saludo.

—Encantada, (TN) —dijo Robin, sonriendo con aquella amabilidad que le caracterizaba. Su sonrisa era preciosa.

Después de estar charlando un rato en la cubierta, o más bien escuchando a Luffy hablar de su tripulación, escucharon la llamada de Sanji. La merienda estaba lista.

—Soy comerciante —comenzó a explicar la joven, una vez sentados y después de demasiadas preguntas seguidas—. Mis compañeros y yo comerciamos con armas que se fabrican en mi isla. Nos encargamos de transportarlas y venderlas. Necesitamos estar preparados para luchar, los piratas suelen abordar nuestro barco.

—¿Pero aún así os gastáis bromas tan peligrosas? —preguntó Nami.

—No desde siempre, pero sí desde hace un tiempo. Los viajes son largos y aburridos —respondió, antes de dar otro bocado a su sándwich.

Durante la merienda la chica tuvo que contestar a un montón de preguntas más. Miraba de vez en cuando a Robin, de reojo. Ella no preguntó nada, tan solo sonreía de vez en cuando antes alguna pregunta o la respuesta que daba ella.

Cuando les explicó dónde vivía, Luffy se ofreció a llevarla hasta la isla, a pesar de las quejas de Law, que quería llegar cuanto antes a Dressrosa. Tan solo tenían que desviarse un poco, llegarían en unos seis días, y su destino final estaba bastante cerca.

Además, (TN) les ofreció un banquete al llegar, como agradecimiento. Aquellas palabras fueron más que suficiente para acabar de convencer al capitán.

—Dormirás con nosotras estos días, ¿vale? —propuso la navegante—. Venga, Robin, vamos a enseñarle la habitación.

Las tres chicas se levantaron y abandonaron la cocina. Nami caminaba delante y ella iba junto a Robin. El pasillo era algo estrecho, así que estaban bastante cerca la una de la otra. Era alta, alta y guapísima. El corazón le latía algo más fuerte de lo normal.

—Es aquí —indicó la chica de cabellos naranjas—. Es una cama bastante grande. Cabremos las tres.

¿Las tres? ¿Iban a dormir en la misma cama? ¿Compartiría cama con aquella mujer tan espectacular?

—Puedes dejar tu mochila aquí. —Escuchar la voz de Robin hizo que su piel se erizara ligeramente. ¿Cómo podía ser que le estuviera dando tan fuerte?

—¡Tengo que llamar a mis compañeros! —exclamó, al dejar la mochila sobre el colchón y recordar que tenía el Den Den Mushi ahí dentro—. Ya se habrán llevado bastante susto.

—Ni te acordabas. Menuda cabecita... —le regañó Nami, dándole unos golpecitos en la frente—. Te esperamos en cubierta.

[•••]

Ya habían pasado dos días. Habían sido dos dias muy divertidos. Desde luego, aquella tripulación era muy peculiar.

En aquellos momentos estaban en la cubierta. Luffy, Ussop, Chopper y (TN) estaban haciendo tonterías. De repente, escucharon rugir notablemente el estómago del primero.

—¡Sanji! —exclamó llamando al cocinero. Lo hizo un par de veces más hasta que el rubio se asomó por la puerta—. Prepara algo de comer. ¡Estoy hambriento!

—Los sándwiches del primer día —propuso la peli(t/c). Estaban riquísimos, y eso que eran simples sándwiches.

—Otra cosa mejor —intervino Law, la chica ladeó la cabeza y le miró, arqueando una ceja—. No me gusta el pan.

Ah, por eso el otro día ese chico tenía un plato de onigiris en frente. ¿Cómo no podía gustarle el pan?

—No me gusta el pan —repitió, finalmente la joven, imitándole. Esto provocó la risa de los tres con los que estaba haciendo tonterías. Law tan solo chasqueó la lengua y siguió a lo suyo.

—Vamos a jugar a hacer imitaciones —propuso el capitán, divertido.

—Prepararé un poco de todo —dijo Sanji, finalmente, mientras entraba de nuevo.

El cuarteto de bromistas comenzó con el juego mientras el cocinero se encargaba de preparar algo para todos. Por turnos, no solo se imitaban entre ellos sino también a piratas famosos.

En una de las imitaciones, (TN) desvió la mirada y se encontró con los ojos azules de Robin. Estaba sentada, leyendo, cerca de ellos. Sin embargo, en aquel momento la estaba mirando. La estaba mirando y ella estaba haciendo tonterías. Debía pensar que era una niñata. Pero... Le estaba sonriendo. No tardó en centrar de nuevo la mirada en las páginas.

Nami, que estaba tranquilamente tomando un zumo de naranja a la otra punta del banco se fijó en que su invitada estaba mirando a Zoro, que estaba durmiendo cerca de Robin. Y, por el ligero rubor que había en sus mejillas, parece que era el peliverde el que le gustaba.

—Ey, (TN) —le llamó Nami. Habían pasado ya unas horas desde que comieron algo y la peli(t/c) se había dado una ducha antes de cenar.

—Me has asustado —dijo la chica, recolocándose bien la toalla.

—Bueno, cuéntame... A lo mejor puedo ayudarte.

—¿A qué te refieres? —preguntó la invitada, confundida.

—Sé que te gusta alguien de aquí —respondió la pelinaranja, sonriendo maliciosamente.

—¿Qué? —murmuró ella, nerviosa.

—Vamos, no te culpo. A veces es un poco idiota, pero no vamos a negar que Zoro no está nada mal...

—No me gusta Zoro —aclaró (TN), arrugando la nariz.

La navegante la miró, confundida. Iba a decir algo, pero la puerta de la habitación se abrió. Era Robin. En cuestión de segundos, Nami pudo observar como las mejillas de la peli(t/c) adquirían un ligero tono rosado. ¡Vaya! Eso sí que no lo esperaba.

—Bueno, chicas. Nos vemos en la cena —se despidió, sonriente, mientras salía para dejarlas solas.

La joven trago saliva. Estaba a solas con Robin. ¡Y tan solo estaba cubierta por una toalla! Debía relajarse, o quedaría como una tonta delante de ella. Aunque, bueno, seguro que esos días le había visto hacer mil estupideces.

De repente, la pelinegra cogió los tirantes de su vestido y los deslizó por los brazos. En cuestión de segundos, el vestido había resbalado por su cuerpo, hasta caer al suelo. La única prenda de ropa que cubría parte de sus piel en aquellos momentos eran una la bragas de tela blanca.

—Voy a darme yo también una ducha antes de cenar —dijo, antes de comenzar a caminar hacia el baño.

(TN) ni si quiera había escuchado sus palabras. Se había quedado clavada en el suelo, petrificada. Su cuerpo estaba ardiendo. Era algo normal, ¿no? Sí, las chicas no tenían tanto pudor delante de otras chicas, normalmente. No era nada en especial.

Antes de cruzar la puerta hacia el baño, Robin se giró para mirar otra vez a la invitada. No pudo evitar soltar una risita al ver que se había quedado allí parada. Lo que la peli(t/c) no sabía es que la mayor era plenamente consciente de lo que estaba pasando y lo había hecho aposta para ver su reacción.

[•••]

Los tres dias que quedaban antes de llegar a la isla pasaron todavía más rápido que los primeros. A (TN) le daba algo de pena separarse de aquel interesante grupo, pero ellos tenían que seguir su camino y ella el suyo.

Estaba siendo un banquete muy entretenido. La peli(t/c) aprovechaba para hacer las últimas tonterías con Luffy y el resto. Aunque intentaba comportarse cada vez que aquellos preciosos ojos azules se cruzaban con los suyos. Bueno, no es que intentara comportarse, es que sentía que se bloqueaba bajo su mirada.

Odiaba haber despertado aquellos sentimientos tan fuertes por una persona a la que no iba a ver más. Si es que eran sentimientos... No lo veía posible en tan solo seis días, pero le había dado fuerte.

Robin fue la primera en abandonar el banquete. Había comido algo, y no había hablado mucho con la gente. Era una mujer de pocas palabras, aunque mostraba amabilidad a pesar de ser poco habladora.

La peli(t/c) fue interrumpida por un codazo de Nami, mientras contaba otro de sus chistes.

—Eh —se quejó, diciendo la mirada hacia la pelinaranja.

—Ve a hablar con ella. Se ha ido al barco —murmuró, para que nadie más escuchara.

—¿Para qué? Os vais dentro de nada y... Es imposible que alguien como yo le interese.

—Pues eso. Nos vamos dentro de poco, no pierdes nada —insistió la navegante.

(TN) se quedó pensativa, durante unos segundos. Es verdad que no perdía nada. Aunque fuera a quedar como una tonta, porque se ponía nerviosa solo de mirarla... Aunque fuera a quedar como una idiota, por lo menos no sé quedaría con la espinita de no haberse lanzado.

Se levantó del césped y se dirigió al barco. Nadie sospechaba, excepto Nami, ya que estaban bebiendo y ocupados pasándolo bien.

Trepó hasta la cubierta. No había rastro de Robin allí fuera, así que debía haber entrado a la zona de los camarotes. Aceró la mano al pomo de la puerta y tiró de él.

Estaba allí, en el pasillo. Caminando hacia la habitación. Al escuchar el sonido de la puerta, se giró hacia ella.

—(TN), ¿te has dejado algo? —preguntó la pelinegra.

La susodicha se quedó en silencio. Estaba tan nerviosa que el corazón la retumbaba en los oídos. ¿Por qué tenía que ponerse así? ¿Por qué no podía ser tan divertida e ingeniosa como con todo el mundo? Ser ella misma.

—Yo... Bueno, antes de que os fuerais... —balbuceó, en un intento de explicarse. ¿Podía hacer más el ridículo?

Robin estaba disfrutando del momento. En sus treinta años de vida, no se había sentido atraída por muchas personas. Exacto, personas en general.

Aquella jovencita le había encandilado desde el primer día que subió al barco. Ya cuando sus mejillas se sonrojaron nada más verla. Cada vez que estaba haciendo tonterías y se ponía nerviosa cuando los ojos de ambas se cruzaban.

Le había hecho sentirse especial. Y sin incomodarla. ¿Y no estaba adorable intentando declararse de algún modo? Le apetecía sentir sus labios, aunque fuera solo por esa vez, y poder ver su cara después.

Se acercó a la peli(t/c), mientras esta seguía intentando buscar las palabras adecuadas. Sujetó la cara de la joven entre sus manos, lo que hizo que se acabara de quedar completamente sin palabras.

Acercó su rostro con lentitud, disfrutando de la expresión que se había dibujado en el rostro de (TN). Finalmente, sus labios se acabaron juntando, en un suave e inocente beso.

Cuando la mayor se separó, la joven todavía tenía los labios entre abiertos, mostrando sorpresa. Sus mejillas estaban incluso más rojas que antes.

—Buenas noches, (TN). Que vaya todo bien —se despidió Robin, antes de darse la vuelta de nuevo.

—Igual... Igualmente —alcanzó a decir, cuando consiguió recuperar la voz.

Se dio la vuelta y salió rápidamente hacia la cubierta. El cielo estaba despejado. No había ni una nube y, gracias a la poca luz, se podía apreciar un gran número de estrellas.

Le había dado un beso. Su primer beso. Iba a ser difícil volver a encontrar a alguien como ella. Estaba claro que habría más besos en su vida, pero ese siempre ocuparía un lugar especial en su corazón.

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