33. VARIOS x LECTORA (Parte 2)
VARIOS X LECTORA (PARTE 2)
—Venga, suéltalo ya. ¿Cuál de los dos te gustó más? —preguntó Hanna. (TN) había ido a estudiar a casa de su amiga, ya que cada vez se iban acercando más los exámenes finales.
—No sé... Son parecidos, pero distintos —empezó a explicar—. A ver cómo lo puedo explicar... Ambos son salvajes y lanzados, pero uno más hablador y seductor y el otro más frío y distante.
—Ya veo... —murmuró la rubia, mientras movía el lápiz y se daba pequeños golpes en la mejilla.
—Obviamente, no los veo para algo más que... Sexo —admitió la peli(t/c).
—¿Tuviste con el segundo? —preguntó su amiga, impactada.
—No... No hubo tiempo, pero lo hubiera tenido —respondió (TN), sin ningún atisbo de duda—. De todas formas, me da pereza volver a tener que buscar la situación para que surja.
—¿Quién es la próxima víctima?
—Oye, no los llames así —se quejó, dando un suave manotazo al hombro de su compañera—. Tengo que pensarlo. Todo a su tiempo...
[•••]
Varios días después las dos jóvenes caminaban por los pasillos durante el descanso largo. Hanna sujetaba una botella de agua entre las manos que acababan de comprar en una de las máquinas expendedoras.
—Estás loca —comentó, mientras rascaba con la uña la etiqueta de la botella—. Me encantaría ser tan segura como tú.
—Es cuestión de creérselo. No creas que siempre he sido así, pero me ha tocado espabilarme, por mi bien —explicó, mientras iba observando las puertas del pasillo—. Aquí está el despacho. Venga, hazlo.
La rubia asintió al mismo tiempo que quitaba el tapón de la botella con algo de torpeza. Estiró el brazo y vertió el líquido sobre la camiseta de su amiga, dejándola empapada.
—Allá voy —anunció (TN). Se acercó rápidamente a una de las puertas y giró el pomo para entrar.
—¿Qué son esas formas de entrar? —No tardó en escuchar la regañina por parte de Paulie. Cuando el profesor se giró y vio a aquella joven con la camiseta empapada, con sus pechos tan marcados, su cara enseguida se tornó de un color rojizo—. ¿Pero qué ha ocurrido?
—Lo siento, profesor Paulie... —se disculpó ella, fingiendo que trataba de taparse. Él ya le había regañado algunas veces por llevar escote o algún vestido algo corto. Bueno, a ella y a otras alumnas—. Es que he derramado agua sobre mi camiseta por accidente. Me daba vergüenza que los chicos me vieran así y como su despacho era el lugar más cercano para esconderme...
—Eh, sí, bien hecho. Hubieras descontrolado a todos los alumnos —dijo el rubio, intentando mantener la compostura. Sus ojos miraban en todas las direcciones excepto a la chica—. Espera aquí, iré a por una toalla y... A ver si te encuentro otra camiseta de recambio, más decente.
La peli(t/c) sonrió una vez se quedó sola en el despacho. Sus pensamientos hacia Paulie eran contradictorios. Por un lado, no le gustaban esos comentarios hacia la ropa que llevaban las chicas. Por otro, le parecía adorable lo nervioso que se ponía y ver cómo trataba de apartar la mirada, y sin intenciones de intentar algo.
Unos minutos después, el rubio volvió a aparecer por la puerta, con una toalla y una camiseta algo grande y ancha.
—Aquí tienes —dijo, mientras le cubría con la toalla.
Continuó caminando. Dejó la camiseta sobre la mesa y se sentó en su silla. La joven se acercó también y se sentó en la otra silla, justo en frente. Se secó un poco con la toalla y la dejó sobre el escritorio.
—Paulie... —le llamó. Este apartó la vista del ordenador que acababa de encender hacía apenas unos segundos y la posó en ella. Sus mejillas volvieron a enrojecerse de nuevo.
—Por favor, cúbrete con la toalla o cámbiate ya la camiseta —indicó, volviendo a centrar sus ojos en la pantalla. Golpeaba la superficie de la mesa con las yemas de los dedos, de manera repetida, mostrando sus nervios.
—¿No te gustan las vistas? —preguntó (TN). El cuerpo de Paulie se tensó. ¿Cómo se atrevía aquella jovencita a hacer esa pregunta tan descarada? Ladeó la cabeza hacia ella para regañarla, pero las palabras se ahogaron en su garganta. La respuesta era afirmativa. Cada día en clase, ella sentada en primera fila y casi siempre con aquellos atuendos que insinuaban tanto... Había sido imposible no fijarse.
—No es eso... ¡Por favor, eres una alumna! —exclamó, alarmado. La joven intentaba no reírse.
—Eso no le importa a todos los profesores —añadió ella.
—Eso es problema de ellos. Yo... Yo tengo mis principios —farfulló el rubio. Sabía que otros compañeros no tenían problemas en ello, pero él no haría eso, por más guapas que fueran algunas alumnas. No, no y no.
—Y, en esos principios... ¿Ni si quiera entra un beso rápido? —preguntó la chica.
—No. No, porque...
—¿Por qué? —insistió la peli(t/c), al ver que no continuaba.
—Porque no puede ser —respondió, finalmente. Estaba claro que el beso no se quedaría solo en un beso.
—Vale, está bien. Yo... Solo quería que supieras que me gustas —explicó (TN), mientras se levantaba de la silla y cogía la camiseta. Se dio la vuelta, se deshizo de la que llevaba puesta y se puso la nueva.
—¡(TN)! —exclamó Paulie, alarmado. ¡Una alumna cambiándose en su despacho!
—¿Qué? Me he girado... —se excusó ella—. No iba a ir mojada hasta el baño.
—Claro que no —dijo él.
—Bueno, gracias por la toalla y la camiseta. Me retiro ya. —Después de sus palabras, se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta. El profesor se levantó rápidamente para acompañarla.
—Espero que no te haya sentado mal nada de esto... Si no fueras... Tal vez en otra ocasión —explicó, ya más tranquilo, aunque todavía se podía apreciar cierto rubor en sus mejillas.
Era increíble que un hombre tan apuesto y fornido como él se pusieran tan nervioso al hablar con una chica, pero ese era el punto que le hacía diferente al resto.
—No importa, está todo bien. Siento si te he incomodado. Ya está todo claro. Tal vez algún día —dijo ella, sonriendo—. Hasta mañana, profesor.
La joven si dirigió a clase, perdida en sus pensamientos. Ya sabía desde un principio que las posibilidades con Paulie eran escasas. De todas formas, sabía que no era su tipo para algo más serio. Babeaba por casi todas las alumnas, aunque tratara de disimularlo. Sin embargo, hubiera sido interesante pasar un buen rato.
—¿Qué tal ha ido? —Escuchó la voz de su amiga a sus espaldas.
—¡Qué susto me has dado! —exclamó la peli(t/c), llevándose una mano al pecho—. No ha pasado nada... Ha dicho que si no fueramos profesor y alumna tal vez.
—Bueno, no podía ser que a todos los profesores les diera igual liarse con alumnas —comentó Hanna. Era cierto, hubiera sido demasiado.
—Entonces... Las posibilidades de que Smoker caiga son nulas —añadió (TN). Había que ser realistas.
—Hablando del rey de Roma... —murmuró la rubia, dirigiendo su mirada hacia el fondo del pasillo—. Nos toca clase con él. Venga, para dentro.
[•••]
Los días fueron pasando. Fueron semanas de estudios, nervios y esfuerzo. El ambiente en la universidad fue totalmente distinto esas dos últimas semanas repletas de exámenes, pero acabaron pasando. Pasaron y tan solo quedaba esperar los resultados.
Aún no había acabado el curso, pero las clases habían terminado. Era momento de ultimar los detalles de las matrículas y esperar las notas que poco a poco iban llegando.
Ese día, (TN) iba camino al despacho de Smoker. No entendía muy bien por qué le había citado. ¿Tal vez para darle la enhorabuena por haber sacado la nota máxima en su asignatura? ¿O tal vez había habido algún error en el examen y quería comentarlo en persona? Esa última posibilidad le asustaba un poco, pero no recordaba haber escrito algo mal.
Una vez en frente de la puerta, golpeo el cristal con los nudillos. Escuchó la voz de su profesor, dándole permiso para entrar.
—Buenos días —saludó, educadamente, tras abrir la puerta.
—Toma asiento —indicó el hombre de cabellos blancos, señalando la silla que tenía enfrente. Ella obedeció—. Te preguntarás por qué te he citado en mi despacho.
—¿Es por el examen? —preguntó la chica.
—En parte —respondió él. Se quedó unos segundos en silenció y tosió levemente para aclararse la voz—. Quería darte la enhorabuena por todo tu esfuerzo durante este año. Has estado atenta en clase, has participado, has entregado unos trabajos brillantes y... Todo se ha visto recompensado también al final.
—Muchas gracias, profesor... Sus palabras me hacen muy feliz —dijo la peli(t/c). No estaba nada mal que alguien reconociera todo tu esfuerzo.
—Creo que eres una joven muy madura e inteligente, y que llegarás lejos con tu actitud —continuó explicando—. Destacas sobre los demás.
—Gracias. —El silencio volvió a adueñarse de la estancia. Smoker quería decir algo más, pero no acababa de encontrar las palabras adecuadas o tal vez era consciente de que la idea en sí no era adecuada.
—(TN)... Sé que esto que voy a decirte no da una buena imagen de mí —comenzó a decir, bajo la atenta mirada de la chica—. En todos los años que llevo dando clase en esta institución, jamás me había ocurrido. De hecho, llevo tiempo sin fijarme en ninguna mujer. Ya hace meses que siento que eres una chica muy interesante y... En fin, me gustaría saber si te gustaría tener una cita conmigo, cuando el curso finalice por completo. Técnicamente, ya no seré más tu profesor, ya que solo doy en primer año. Por esa razón he estado esperando.
—Yo... —murmuró la joven. ¡No se esperaba para nada que la reunión fuera a acabar así! No se había insinuado. ¿No había tratado de seducirle, ni mostrado su interés en él y aun así se había fijado en ella? Es decir, habían tenido bastantes momentos y charlas juntos, pero nada del otro mundo.
—Lo siento, sé que no es lo adecuado por parte de un profesor. Siento haberte hecho pasar este mal momento —se disculpó Smoker.
—¡No! —le interrumpió ella, rápidamente—. No es eso... Es solo que no soy tan perfecta como piensas. Es decir, claro que me esfuerzo en los estudios... Quiero ser la mejor en lo que hago, pero sé que hay cosas que no te van a gustar de mí. El tema chicos, por ejemplo...
—No me importa lo que hayas hecho en tu vida privada ni como la hayas disfrutado —aclaró él—, pero me gustaría demostrarte que, tal vez, tengas suficiente conmigo.
¿Era el hombre de su vida? No estaba segura, pero tenía todas las papeletas para serlo. A ella también le había gustado, desde el principio. Y desde el primer momento había tenido claro que, un hombre como él, iba a ser imposible de seducir como al resto. Eso era lo que más le atraía, pero siempre había pensado que sus posibilidades eran nulas, y eso que nunca había dudado de ella misma.
—Está bien. Tengamos esa cita, para conocernos mejor —aceptó ella—. Sin ser profesor y alumna.
—El viernes que viene, último día lectivo, en la entrada de la universidad. Pasaré a recogerte.
—Perfecto, hasta entonces —se despidió ella.
Smoker observó a su alumna mientras caminaba hacia la puerta. Cuando esta abandonó el despacho, se llevó una mano a la cabeza. Jamás hubiera imaginado aquella situación. Él, que jamás había entendido como algunos de sus compañeros podían fijarse en aquellas chicas que apenas habían cumplido la mayoría de edad. Que todavía eran unas niñas, algo inmaduras y sin las ideas todavía claras al cien por cien. ¿Quién le iba a decir que aquella joven, tan inteligente y dispuesta arrasar con todo iba a llegar a su clase? Sabiendo como sobrepasar a los demás sin tener que pisar a nadie, con aquella seguridad y aquellas ganas de trabajar y aprender.
[•••]
Había llegado el día. (TN) estaba ya en la puerta de la universidad, aunque todavía quedaban cinco minutos para la hora a la que habían quedado. Estaba algo nerviosa. ¿En serio estaba nerviosa por una cita? ¡Jamás le había pasado!
Había elegido el atuendo adecuado para la ocasión. No iba demasiado "provocativa" por llamarlo de alguna forma, pero las prendas necesarias para resaltar sus puntos fuertes. Le gustaba insinuar y, además, la temperatura era bastante cálida.
Se fijaba en cada coche que pasaba. No tenía ni idea sobre el color o lar marca del vehículo, así que miraba a través de la ventanilla para fijarse en los conductores. No mucho después, justo a la hora acordada, un coche paró frente a ella. Se bajó la ventanilla y enseguida pudo ver a Smoker. Este le hizo un gesto indicando que subiera.
Los latidos de su corazón aumentaron ligeramente el ritmo al mismo tiempo que abría la puerta. Notaba como si hubiera vuelto a la adolescencia. Vale, tampoco hacía tanto de eso, pero se refería a la adolescencia más temprana.
—Buenos días, Smoker-san —saludó, mientras se abrochaba el cinturón.
—Buenos días, (TN) —saludó él, con aquella voz tan varonil que había encandilado a la peli(t/c) durante cada clase—. He reservado en un restaurante japonés, por no arriesgarme.
—Buena elección —dijo ella, sonriendo.
Pasaron una entretenida comida, catando diversos tipos de sushi. La tabla variada de aquel restaurante, realmente hacia honor a su nombre. (TN) nunca antes había visto tantos tipos de sushi juntos. Aunque había alguno que no acabó de gustarle, la mayoría estaban deliciosos. Se dio cuenta de que Smoker se dejaba algunos de los que la peli(t/c) devoraba con más ansía y a ella le pareció un gesto muy tierno por su parte.
Aunque alargaron lo máximo posible, la cita llegó a su fin. Tras un buen rato de sobremesa, charlando sobre sus cosas, tocó abandonar el restaurante y volver a casa.
—Vaya, hemos estado un buen rato allí sentados —comentó ella, después de mirar la hora en su móvil.
—Hasta han tenido que echarnos, prácticamente. —(TN) se rio ante las palabras de su profesor. Bueno, exprofesor desde hacía unas horas—. Te acercaré hasta tu casa.
Una vez de vuelta en el coche, la peli(t/c) fue dando indicaciones hasta que finalmente llegaron a su casa. Por suerte, Smoker encontró un pequeño hueco para parar sin entorpecer el tráfico.
—Muchas gracias por traerme. Bueno, y por la cita... Lo he pasado muy bien —dijo ella, una vez desabrochado el cinturón y antes de salir por la puerta.
—Yo también —añadió él.
Se quedaron unos segundos en silencio, observándose. (TN) fue la primera en comenzar a aproximar su rostro hacia el de Smoker, sin ninguna prisa, y el hizo lo mismo poco después. La peli(t/c) no pudo evitar sonreír ligeramente cuando sus narices se rozaron, y él no puedo evitar posar sus labios sobre los de ella al ver como se curvaban de aquella forma tan dulce.
El primero fue un beso corto e inocente, de despedida. Sin embargo, pocos segundos después de separarse apenas unos centímetros, volvieron a juntar sus labios de forma más apasionada y fogosa. Un ligero mordisco por parte del peliblanco hizo que ella entreabriera los labios y aprovechó para introducir su lengua. Al ver que (TN) buscaba la suya con las mismas ansias, colocó una de sus grandes manos en la nuca de la joven, enredando los dedos en sus cabellos y atrayéndola para profundizar todavía más el beso.
La peli(t/c) fue la primera en romper el beso. Necesitaba aire. Su pecho subía y bajaba mientras su rostro todavía estaba prácticamente pegado al de Smoker. Se les había ido un poco de las manos y ahora... ¿Ahora tenía que subir sola a su casa?
—Quieres... ¿Subir? —preguntó, mientras trataba de recuperar un ritmo de respiración adecuado. Él acercó una mano al rostro de la joven.
—No tan rápido... Quiero saber si piensas ir en serio, o intentarlo —respondió él, con voz algo ronca. Trazó la línea de la mandíbula de la chica con el pulgar mientras pronunciaba sus palabras
¿En serio le estaba pidiendo que esperaran? Jamás en su vida un chico se había negado a tener sexo por esperar si la cosa iba en serio o no, los que habían estado con ella. Y... Le había encantado esa respuesta, solo que eso aumentó todavía más sus ganas de estar con él.
—Sí quiero ir en serio —añadió, rápidamente—. O sea, intentar a ver qué tal.
—Bien, entonces... Dame tú número de teléfono, para la siguiente cita.
—Claro —murmuró. Abrió el bolso y rebuscó hasta encontrar su móvil. ¿Cómo iban a seguir comunicándose si no?
—Perfecto. Prepararé una segunda cita —dijo él.
—En tu casa —propuso (TN), rápidamente—. O en la mía, pero en una casa. ¿Qué pasa? Si los dos tenemos ganas es una tontería alargarlo... Además, hay que comprobar cómo nos va en el sexo. Es una parte importante.
Smoker se inclinó hacia la chica, acercó una de sus manos y le acarició la clavícula con suavidad. Recorrió su cuello, lentamente, acariciando su piel con las yemas de los dedos, hasta llegar a sus labios. La peli(t/c) soltó un pequeño suspiró. ¿Qué clase de tortura era esa?
—¿Crees que no nos irá bien en el sexo? —preguntó Smoker, pasando el pulgar sobre aquellos suaves y jugosos labios que tenía ganas de devorar de nuevo.
—Creo que... Irá bien —respondió ella. Más que bien.
—Bien. La próxima cita en mi casa. Tomo nota de ello —concluyó él, recolocándose de nuevo en su asiento—. Vamos hablando.
—Sí, vamos hablando —dijo ella, mientras abría la puerta del coche—. Hasta después.
—Hasta luego, (TN).
Una vez bajó del coche, se giró para despedirse agitando la mano. Smoker hizo lo mismo antes de arrancar el coche y comenzar a alejarse.
Nada más entrar en casa, la peli(t/c) comenzó a caminar hacia su habitación dando pequeños saltos. Se sentía como en una nube. ¡Qué locura! Con el móvil en la mano, se dejó caer sobre su cama. Le prometió a Hanna que le contaría todos y cada uno de los detalles.
Se quedó mirando al techo antes de encender el móvil. No podía creérselo. Por fin había llegado el momento de intentar algo más serio en cuanto a las relaciones. ¿Y qué mejor candidato que Smoker?
NOTA 📌
¿Por qué no ha habido contenido adulto si podías elegirlo tú Makiki-chan?
Pues porque me iba a quedar demasiado largo si tenía que hacer contenido adulto con los cuatro 😂 Lo siento por mis lectoras pervertidas. Otra vez será 💔
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