26. CRACKER 🔞‼️
Personaje: Charlotte Cracker
Contexto: Mundo One Piece
Contenido adulto: Sí
Personalidad lectora: tímida, torpe, alegre, chubby reader (un poco discriminada por su físico)
Pedido por: PrincessRoyal95 (espero que te guste)
NOTA 📌
Una chica chubby hace referencia a una chica más rellenita, con más caderas y tal. Vamos, que no tiene el típico cuerpo estilo One Piece. No sé si me explico 😂
Era una mañana cualquiera en la isla de Whole Cake. (TN) estaba paseando cerca del bosque de la Tentación. Se habían acabado las reservas de zumo de manzana que había en las cocinas, así que iba a llenar algunos bidones en la catarata que estaba al lado de la casa de Bruleé.
—Vaya, (TN), ¿recolectando ingredientes para los dulces de hoy? —preguntó Flampe, que apareció de la nada flotando en el aire. La susodicha ni si quiera contestó—. No te los comas todos, deja algo para Mamá y el resto.
La pelinegra se alejó, mientras soltaba unas sonoras carcajadas. La peli(t/c) continuó su trabajo, intentando apartar aquel estúpido comentario de su cabeza. En fin, ya estaba más que acostumbrada a aquel tipo de comentarios desde hacía tiempo.
Desde pequeña siempre había sido así. En la isla dónde vivía los otros niños se metían con ella por ser algo más alta y grande de lo normal. Nunca conoció a sus padres, vivía en un orfanato, junto a otros niños que se burlaban constantemente de ella. Las cuidadoras les reñían y les llamaban la atención, pero no servía de nada. La pequeña tuvo que aprender a hacer como si no escuchara todas aquellas palabras. Llegó un momento que ya no podía llorar más y su autoestima llegó a tocar fondo.
Cuando ya era una adolescente, un grupo de piratas atacó la isla. Cuando Big Mom vio a aquella joven, se quedó gratamente sorprendida. No parecía una humana común y corriente. Tal vez podía convertirse en una buena aliada si le proporcionaba el entrenamiento adecuado. Además, estaba segura de que una chica como ella no debía haber tenido una vida fácil. En Whole Cake, junto a ella y sus hijos, podría encontrar la felicidad.
Y así fue. Ya no sentía que destacaba tanto entre los hijos de Big Mom. Además, había hecho varios buenos amigos. Sin embargo, todavía continuaba habiendo algo diferente en ella. A pesar de que las mujeres de allí eran altas y grandes, seguían teniendo cuerpos estilizados. Ella, en cambio, tenía las caderas más anchas y desde luego el vientre no tan plano como ellas. Odiaba avergonzarse de ello. Sabía que debía aceptarse a sí misma, pero no era tan fácil. Al contrario que el resto, solía vestirse con ropas anchas y que no enseñaran mucho. Se sentía más cómoda así. A pesar de ello, no podía librarse de las burlas de algunas personas.
Sacudió la cabeza, en un intento de disipar aquellos pensamientos de su mente. Llenó los recipientes y se dirigió con paso acelerado a la cocina. Y, aunque casi vierte varias veces el contenido por el camino, consiguió llegar sin haber causado ningún desastre.
—Bien. Ya tenemos todo el material necesario. Ahora vamos a organizarnos —dijo la joven, alzando la voz.
(TN) se convirtió en una de las encargadas de cocina unos meses después de su llegada. Mamá se dio cuenta de que, a pesar de ser tímida, tenía un don para organizar a la gente. Contagiaba la alegría al resto de trabajadores y eso les hacía ser más productivos.
Al principio la peli(t/c) dudó ante tal propuesta. No se imaginaba dirigiendo a un grupo de personas y su timidez le hacía dudar de su capacidad. Sin embargo, después de coger confianza con el resto de cocineros, aceptó la propuesta.
Había varios grupos de cocineros y ella se lideraba a los encargados de elaborar los cupcakes y las galletas, de diversos estilos y sabores. Era importante repartir bien las tareas para que el resultado fuera perfecto. Big Mom y sus hijos apreciaban los productos de calidad. Necesitaban buenos manjares con los que saciar su apetito por el dulce.
Después de un duro día trabajando, por fin la peli(t/c) comenzó su tiempo libre. No es que tuviera mucho. El suficiente para darse una ducha, cenar algo tranquilamente, leer un poco antes de dormir y coger fuerzas para el día siguiente.
No le importaba trabajar tantas horas, le gustaba su trabajo y la gente que había a su alrededor. Además, los fines de semana tan solo abrían la cocina por las mañanas —a no ser que a Mamá le diera un ataque de hambre—, así que podía hacer planes con Pudding o Bruleé. Con ellas dos había cogido bastante confianza.
Después de darse un buen baño y ponerse un vestido cómodo y ancho, le tocaba asegurarse de que la producción de ese día había tenido éxito. Habían probado un nuevo estilo de galleta, añadiendo algún cambio a la masa y a la forma estética. Quería saber la opinión de los miembros de la familia que solían consumir ese producto, para asegurarse de que podían seguir usando esa receta y distribuirlas por otras islas.
Caminó por los grandes y anchos pasillos de la mansión, parando en la habitación de cada miembro de la familia que solía consumir los dos tipos de dulces de los que ella se encargaba.
Se quedó unos segundos parada en frente de la última habitación que le quedaba por visitar. La de Charlotte Cracker. No había hablado con él en muchas ocasiones, tan solo para comprobar la calidad de las galletas. Era el ministro de la galleta. Así que su opinión era la más importante. Él decidía si se distribuía o no. Bueno, también habían peleado alguna vez juntos en alguna de las misiones que les mandaba Mamá o para defender la isla de algún iluso grupo de piratas que pensaba que tenía alguna posibilidad de vencer.
Además, Cracker era un hombre atractivo y eso le ponía todavía más nerviosa. Solía ser algo irascible cuando alguien se metía en una pelea si él se estaba encargando, o sí estaba haciendo alguna cosa y alguien intentaba ayudarle. Era un tipo muy orgulloso y le gustaba hacer las cosas por sí mismo. Algunos temían que se enfadara, pero, en ocasiones, la peli(t/c) encontraba graciosas sus reacciones. Sin embargo, era consciente de que alguien como él jamás se fijaría en una chica como ella. Lo tenía asumido desde hacía años. Golpeó la puerta con los nudillos.
—¡Adelante! —escuchó desde dentro. La joven abrió lentamente y asomó la cabeza.
—Cracker-san —dijo ella, inclinando la cabeza, a modo de saludo. Intentó no mirarle demasiado, ya que no llevaba camiseta y su torso estaba desnudo. Solía llevarlo prácticamente al descubierto, pero esta era una situación más íntima—. Vengo para saber tu opinión de la nueva receta de galletas.
—Deliciosas —sentenció el hombre de cabellos morados. (TN) suspiró aliviada—. No esperaba menos de ti. Desde que te pusiste al frente de esa cocina, tan solo salen maravillas.
—Muchas gracias, Cracker-san. Es todo un honor —agradeció ella, con una tímida sonrisa.
—¿Está todo bien, (TN)? —preguntó, al mismo tiempo que daba unos pasos hacia ella. A pesar de que era más alta de lo normal, su cabeza apenas llegaba a los pectorales del hijo de Big Mom.
—Sí, ¿por qué?
Él tan solo se quedó mirándola, fijamente y en silencio. Había escuchado ciertos comentarios por parte de alguna de sus hermanas. Malos comentarios, y no entendía el por qué. Aquella chica era simpática, contagiaba su alegría a compañeros y amigos, era buena luchando, defendía a todos como si fuera parte de la familia y cocinaba estupendamente. ¿Por qué tenían que centrarse en su físico? Además, ¿qué tenía su cuerpo de malo? No había tenido el placer de poder observarlo por completo, pero si pudiera se encargaría de hacerle saber que vale tanto como cualquier otra. O incluso más.
(TN) le gustaba, desde hacía tiempo. No desde que llegó, sino desde que comenzó a soltarse y a comportarse de manera natural, siendo ella misma. Pequeñas actitudes, comentarios y palabras habían llamado la atención de Cracker, haciendo que acabara fijándose en ella más de lo normal. Sin embargo, ella nunca había parecido mostrar mucho interés por él. Por esa razón, había ido pasando del tema.
—He escuchado ciertos comentarios, y no sé si habrán llegado a tus oídos —respondió él.
—Creo que sé de lo que hablas. Y sí, no es que lo hayan dicho a mis espaldas precisamente. Aunque supongo que también lo harán —comentó ella, con la mirada fija en el suelo. Después de unos segundos de silencio, alzó la mirada y sonrió—, pero está bien. No importa. Estoy acostumbrada y tampoco dicen ninguna mentira.
—¿Acostumbrada? No tienes que acostumbrarte a eso. Debes responder a los comentarios. Demostrar que te aceptas a ti misma y que no te duele lo que digan —insistió Cracker—. Si te lo dicen es porque ven que te afecta. Son idiotas, aunque sean mi familia.
—No es tan sencillo —murmuró le peli(t/c). No quería hablar del tema. Temía romper a llorar en cualquier momento—. No es que siempre esté hundida por ello. La mayoría de días me miro al espejo y no me veo tan mal, y me enfrento a los comentarios con más fuerza. Luego hay algunas veces, aunque ya pocas, que me da asco lo que veo y me odio a mí misma por pensar eso de mí. Lo intento, siempre lo he intentado. Yo...
—Déjame verte.
—¿Qué? —preguntó ella, confundida.
—Quiero verte sin ese vestido —concretó el peli-morado. Estiró el brazo y cerró la puerta de su habitación, quedando su cuerpo todavía más cerca del de la joven.
Los nervios de (TN) comenzaron a hacerse notables. Su corazón comenzó a latir con más fuerza y las manos le temblaban ligeramente. Notó que sus mejillas le ardían e intentaba controlar su respiración. ¿Por qué iba a querer verla sin vestido? Si tenía alguna oportunidad de que se fijara en ella, se desvanecería al observar su cuerpo. No tenía la autoestima suficiente en esos momentos. Tal vez si le hubiera pillado en uno de sus días buenos, estaría más confiada.
—(TN). Voy a ser claro, me gustas. Y quiero saber si yo a ti también —confesó, apartando la mirada y con el ceño ligeramente fruncido.
Jamás había tenido que preguntarlo. Otras chicas con las que había estado habían demostrado claramente su gusto hacia él, y no es que hubiera estado con muchas. Era difícil encontrar a una chica más alta de lo normal y que un fuera de su familia. En aquellos momentos, temía que su orgullo se viera dañado por una respuesta negativa.
—Cracker-san...—murmuró ella. No esperaba para nada que ese hombre se sintiera atraído por ella. Sabiéndolo, costaba menos confesarse—. Sí, me gustas. Hace tiempo que me he fijado en ti, pero no entiendo por qué yo...
No le dio tiempo de continuar hablando, ya que sus labios fueron sellados por los de él. No quería escuchar lo que iba a decir, se encargaría personalmente de que (TN) se sintiera deseada. Profundizó más el beso, buscando la lengua de la joven con la suya. Chocaban entre ellas con pasión y deseo, aprovechando el momento que ambos alguna vez habían imaginado.
Se separaron por falta de aire, pero sus rostros todavía estaban el uno cerca del otro. Sus respiraciones estaba agitadas Cracker pasó el pulgar, trazando la línea de la mandíbula de la peli(t/c). Acto seguido, tomó suavemente sus muñecas y estiró sus brazos hacia arriba, uno a cada lado de su cabeza. Después, se inclinó para coger el borde del vestido y tiró hacia arriba. Finalmente, dejó caer aquella prenda al suelo.
—Eres preciosa —susurró Cracker, mientras la contemplaba con descaro, paseando sus ojos por todo el cuerpo de la chica.
Ella no dijo nada. Estaba muerta de vergüenza, pero el hecho de que Cracker la mirara de aquella forma le alegraba de manera inexplicable. Le miraba con deseo, a pesar de no tener un cuerpo que mucha gente considerara bonito.
El hombre galleta volvió a romper la distancia que se había creado al separarse para contemplarla, y volvieron a fundirse en un cálido y apasionado beso. Mientras sus lenguas jugueteaban, el recorría la piel de la joven con las yemas de los dedos; desde la parte baja de la espalda, hasta que llegó al enganche del sujetador. Con un rápido movimiento de dedos logró desabrocharlo. Deslizó los tirantes por los brazos de la chica, dejándolo caer al suelo.
—Joder —gruñó, al observar aquellos pechos.
La peli(t/c) ni si quiera tuvo tiempo de tener vergüenza ante tal situación, ya que enseguida noto el placer que el roce de la lengua de Cracker producía al rozar uno de sus pezones. Soltó un pequeño gemido ante el contacto, lo cual excitó todavía más al peli-morado. Continuó devorando y estimulando aquella zona sensible del cuerpo de la joven.
(TN) sentía que sus piernas iban a fallar en cualquier momento. Le temblaban las rodillas y tenía las manos sobre los hombros de Cracker, para poder sujetarse.
—Vamos a la cama —farfulló él, mientras se separaba y tomaba a la chica en brazos, al estilo princesa.
Desde luego, era un tipo fuerte. La tumbó sobre el colchón y se colocó a gastas encima de ella. En ese momento comenzó un río de besos, lametones, pequeños mordiscos y caricias por cada rincón del cuerpo de la peli(t/c). Cracker insistió no solo en las zonas sensibles de la joven; sino en las que él sabía que más complejos tenía, demostrándole que a él le gustaba toda ella.
Por último, acabó centrándose en la zona más importante, en la que debía trabajar adecuadamente para tratar de hacerle el menos daño posible. Si es que quería llegar hasta el final, claro. Se incorporó ligeramente, asomando la cabeza entre sus piernas.
—¿Quieres...? —empezó a preguntar.
(TN) le interrumpió, empujando su cabeza con la mano para que volviera a donde estaba. Por una parte, porque le dio vergüenza que sus miradas se encontraran mientras él estaba ahí abajo. Por otra, porque se moría de ganas de que continuara.
Cracker se relamió los labios antes de comenzar. Estaba ansioso por saborearla. Comenzó pasando la lengua lentamente, arrancando un profundo suspiro de la boca de la joven. Acto seguido, comenzó a mover la lengua, combinando diversos movimientos que hicieron retorcerse de placer a la peli(t/c). Sentía tanto placer que incluso se notaba mareada, y aumentó todavía más cuando notó como introducía uno de los dedos en su interior. Primero uno, y después otro más, acariciándola y moldeándola por dentro.
Cuando consideró que estaba lo suficientemente preparada, se incorporó ligeramente para deshacerse de los pantalones. (TN) intentó no mirar con demasiado descaro aquel sobresaliente bulto que se marcaba en la tela de aquella prenda de ropa interior, aunque no pudo evitarlo. Observó, con los ojos como platos, como Cracker liberaba su gran miembro.
—¿Quieres tocarlo? —Su voz la hizo salir del trance. Apartó la mirada con timidez al saber que le había pillado mirándole de aquella forma—. Ven aquí, vamos.
Finalmente, la peli(t/c) hizo caso a sus palabras. Se incorporó y se colocó de rodillas, justo en frente de él. Cracker tomó una de las manos de la joven y la acercó hasta su miembro. (TN) lo rodeó con sus dedos, notando la calidez y la dureza de este. Él mismo le ayudó a empezar los movimientos y a marcar el ritmo. La chica sintió una extraña satisfacción al escuchar como aquel hombre gemía gracias a ella, aunque fuera de manera prácticamente imperceptible.
—Joder, no aguanto más —gruñó, mientras apartaba la mano de la chica. Le empujó, con algo de rudeza, pero sin llegar a hacerle daño. Está cayó sobre de espaldas sobre el colchón y él se colocó entre sus piernas—. Necesito hacerte mía.
Dijo aquellas palabras mientras acariciaba una de las mejillas de la joven. Paseó las yemas de los dedos por su cuello, por la clavícula, por sus pechos, por su vientre... Hasta llegar a sus caderas, donde agarró con fuerza mientras comenzaba a introducirse con cuidado dentro de ella.
—Eres jodidamente preciosa. La chica más perfecta que he visto —dijo, con voz ronca, mientras continuaba con su movimiento—. Que se te quede en la cabeza para siempre. La mujer de Charlotte Cracker debe sentirse siempre orgullosa de sí misma e ignorar cualquier estúpido comentario.
Ella no pudo evitar sonreír. «La mujer de Charlotte Cracker», pensó, mientras clavaba sus uñas con fuerzas en los antebrazos de él. ¿Habría algo mejor que escuchar aquellas palabras mientras ese hombre te hacía suya?
El dolor no tardó en convertirse en placer, dando lugar a movimientos más rápidos y enérgicos. Los gemidos inundaron la habitación al ritmo de las embestidas que el peli-morado propinaba a la joven. Ambos se movían al mismo ritmo. Se compenetraban en la búsqueda del placer, y continuaron así hasta que los dos quedaron completamente satisfechos.
[•••]
Tal y como se dijo en aquel mágico momento, (TN) se convirtió en la esposa del ministro de la galleta. Big Mom quedó encantada cuando se enteró de la noticia. No dudaba que aquella joven sería una gran esposa para su hijo. Una gran guerrera y una buena cocinera, era alguien que no se podía dejar escapar.
Los comentarios de Flampe y su séquito no volvieron a producirse. ¿Quién se atrevería a insultar a la mujer de Charlotte Cracker? Incluso intentaban complacerla con palabras y regalos. La peli(t/c) no de dejaba engañar. Era consciente de la falsedad de sus actos, pero... ¿Qué importaba? Estaba casada con el hombre al que amaba, cerca de sus grandes amigas, al mando de una de las cocinas y se llevaba bien con su suegra —punto a favor—. Jamás se había sentido tan feliz y querida, y no pensaba desaprovechar ni un segundo de esa felicidad.
NOTA 📌
Solo quería comentar que, el hecho de que en esta protagonista se haya recalcado que es chubby, no quiere decir que las protagonistas en el resto de historias sean perfectas. Intento dejar el físico a la imaginación. Y que los chicos se fijen en ellas no quiere decir que sean perfectas —o a lo mejor vuestra OC lo es 😋—. No hace falta ser perfecta/o para gustar a alguien. Aunque el concepto de ser perfecta/o también es muy relativo jaja.
Y por cierto, siempre recomiendo el uso del condón, aunque en algunos One Shots no se use ❤️
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