24. KOBY 🔞‼️
Personaje: Koby
Contexto: Mundo One Piece
Contenido adulto: Sí
Personalidad lectora: extrovertida, alegre, enérgica y torpe.
Pedido por: Patori-chan (espero que te guste)
KOBY X LECTORA
—¡Vamos, capitán! —exclamó (TN), mientras irrumpía en el camarote—. Déjate de papeleos y ven con todos a disfrutar de la noche.
—Estoy acabando de rellenar el informe de la misión. Saldré enseguida —dijo Koby, sin levantar la vista ni el boli del papel.
—Más te vale acabar pronto —le advirtió, con tono autoritativo. Aunque enseguida estallo a carcajadas, mientras emprendía el camino hacia la puerta y abandonaba la habitación.
Koby negó con la cabeza mientras sonreía. Aquella chica era todo un caso. Se conocían desde niños, desde antes de que él pasara una temporada con los piratas de Alvida. Siempre habían soñado con formar parte de la Marina, incluso jugaban a ello de pequeños. Los padres de (TN) no estaban muy de acuerdo en que se enfrentara a temibles piratas cuando creciera, pero ella nunca hizo caso. Quería seguir su propio camino.
Por suerte, sus caminos volvieron a juntarse unos años después. Cuando aquel loco de Luffy le ayudo a escapar de su unión involuntaria con aquella banda. La peli(t/c) tardó un poco más en comenzar su entrenamiento, pero volvieron a reencontrarse. Un tiempo después, cuando Koby ascendió a capitán, ella decidió quedarse luchando junto a él. Bajo su mando.
Ordenó apropiadamente los papeles sobre el escritorio y se levantó de la silla. Habían cumplido la misión adecuadamente, así que un poco de celebración no estaba demás.
Cuando salió a la cubierta se encontró a todos sentados en círculo, bebiendo sake y charlando animadamente. Al parecer, algunos iban más animados que otros. En especial los que no tenían que manejar el timón o hacer guardia esa noche.
—¡Por fin estamos todos! —exclamó la peli(t/c), emocionada. Desde luego, no perdía ni una oportunidad para llevarse algo de sake a la boca. Le encantaban las celebraciones—. Te serviré una copa.
—Tranquila, me la pondré yo —dijo él. Ella no hizo mucho caso y se estiró para coger la botella y otra copa. Como era de esperar, la botella se resbaló de entre sus manos y cayó al suelo. Se rompió en mil pedazos, mientras el líquido que quedaba dentro de desparramaba por el suelo—. ¡Ay, no! ¡Lo siento! La pagaré cuando lleguemos a la base. Iré a por otra.
—Voy yo, voy yo. Que tengo que ir al baño de paso —dijo uno de los compañeros.
La celebración duró un buen rato más. Charlaban, recordaban, anécdotas e incluso divagaban sobre futuras posibles misiones. (TN) apoyaba de vez en cuando la cabeza sobre el hombro de Koby o se tumbaba y se apoyaba en sus piernas. A ninguno de los presentes les parecían extrañas ese tipo de actitudes. Estaban acostumbrados a ello y sabían que eran amigos desde la infancia. Nadie podía negar que hacían una bonita pareja, aunque jamás lo habían comentado frente a ellos.
—Sabes, Koby —comenzó la peli(t/c). El chico puso los ojos en blanco mientras sonreía, divertido. Tenía curiosidad por ver por dónde iba a salir—. Yo también pensaba que jamás encontrarías una novia. De pequeño eras tan poca cosa, cobarde y siempre preocupado por todo.
—Vaya, muchas gracias —dijo él, despeinándola. Ella tan solo se rio, mientras intentaba apartar su mano.
—Y mírate ahora. Tan alto, guapo, valiente y guiando a tus propios subordinados —continuó comentando, mientras se incorporaba—. A cualquier chica le gustaría estar contigo.
—¿A ti también? —preguntó uno de sus camaradas. (TN) le miro de reojo, sonriendo con perversión.
—Puede ser —contestó, mientras cerraba los ojos.
—Estás borracha —afirmó Koby, restando importancia a sus palabras. Era demasiado modesto como para aceptar esa clase de cumplidos. Además, sabía que esto último lo había dicho bromeando. Ella tan solo estalló en carcajadas de nuevo.
La conversación se desvió enseguida. Un buen rato después, llegó la hora de recoger y retirarse a sus habitaciones o a sus respectivos puestos, como era el caso del timonel y al que le tocaba hacer de vigía.
—Te equivocas de habitación —advirtió el chico, sin impedir que entrara.
—Durmamos juntos —murmuró ella, mientras continuaba su camino hacia la cama.
—Venga, está bien —aceptó, mientras cerraba la puerta tras de sí. No había problema. La cama era lo suficientemente grande y ya les había tocado dormir juntos otras veces. Notó como sus mejillas comenzaban a arder al contemplar la escena que tenía en frente—. ¿Qué...? ¿Qué se supone que haces? Así no.
—Es que tengo calor —explicó, tirando la camiseta al suelo. Se deshizo rápidamente de los pantalones y se dejó caer sobre el colchón. Ni si quiera le dio tiempo a detenerla.
—No puedes dormir así en mi cama. Ve a por tu pijama. —No hubo respuesta. Se había quedado completamente dormida en unos segundos. Intentó zarandearla con suavidad, pero no sirvió para nada.
Suspiró y se llevó una mano a la cabeza. ¿Es que acaso no entendía que ya no eran dos niños? Es cierto que eran amigos desde pequeños, pero eso no significara que pudiera hacer como si nada teniéndola tirada en la cama y con la piel cubierta tan solo por su ropa interior. En fin. No había nada que hacer. Cogería un cojín y dormiría en el suelo. No podía dormir junto a ella en esas condiciones, sería demasiado descortés por su parte.
Lo primero que hizo fue acercarse al armario para coger una manta. Caminó de nuevo hasta la cama y arropó a su amiga. Respiraba profundamente y tenía las mejillas teñidas de un ligero tono rojizo, por el alcohol. Estaba especialmente bonita así. Acercó una de sus manos al rostro de la joven, lentamente, y acarició una de sus mejillas con suavidad. Cuando rozó sus labios, tan solo durante una milésima de segundo, fue cuando se apartó con rapidez.
¿Pero qué estaba haciendo? No era moralmente correcto, acariciarle de esa forma mientras dormía. No había sido con cariño. O sea, sí, pero... Por un momento había sentido ganas de probar sus labios. Era obvio que debía alejarse. Cogió el cojín, con cuidado para no despertarla, y lo colocó en el suelo. Sería incómodo, pero era la mejor solución.
Unas horas después, se despertó adolorido. Tal y como era de esperar. Soltó un pequeño gruñido al mismo tiempo que se frotaba los ojos. Decidió acostarse en la cama. Se metió bajo la manta y se colocó de espaldas a (TN). Mucho mejor. Tampoco era para tanto. No tardó en volver a caer dormido de nuevo.
[•••]
A la mañana siguiente, un buen rato antes de desayunar. Koby fue el primero en despertarse. Lo primero que vio, una vez consiguió abrir del todo los ojos y que estos se acostumbraran a la luz que entraba por la ventana del camarote, fue el rostro de la peli(t/c) a tan solo unos centímetros de los suyos.
Bajó ligeramente la mirada y se dio cuenta de que uno de sus pechos estaba a punto de salirse del sujetador, probablemente por haberse movido durante la noche. Se apartó rápidamente, colocándose boca arriba. Su cuerpo se tensó ligeramente al escuchar emitir un quejido a la joven. Esta se movió, sin despertarse y se abrazó a su amigo, pasando una pierna por encima de él.
Koby suspiró. Llevaba un buen tiempo confundido. Hace unos años jamás hubiera pensando en que acabaría viendo a (TN) como algo más que a una amiga. Siempre le había caído bien. Su energía, su alegría, su facilidad para hablar con la gente... Incluso su torpeza la hacía graciosa. No podría asegurar con facilidad en que momento comenzó a sentir cierta atracción por ella. La cuestión era que, a veces, se había imaginado como sería besarse con ella.
Le habían preguntado mil veces por qué no se fijaba en ninguna chica. No es que no se hubieran cruzado con chicas guapas durante sus misiones, pero era difícil fijarse en alguien cuando pensabas que tenías a la persona perfecta al lado. Sin embargo, jamás lo había comentado. Estaba seguro que si ella sentía algo parecido a lo que sentía él, ya se lo hubiera dicho. Así que no quería estropear su amistad.
Cuando había escuchado sus palabras la noche anterior... Cuando dijo que podía ser que ella también estuviera interesada en él, no pudo evitar sentir cierta emoción. De todas formas, estaba seguro que ni si quiera recordaría sus propias palabras. Solo era un amigo para ella. Y así estaba bien también. Podía vivir con ello. No todos los sueños podían cumplirse. Tenía un buen puesto como marine y (TN) luchaba junto a él.
—Mmm... —La joven murmuró mientras restregaba la cara contra el pecho del chico. Comenzó a abrir poco a poco los ojos al mismo tiempo que bostezaba. Le costó unos segundos darse cuenta de la situación. Se incorporó rápidamente y se quedó sentada sobre el colchón—. Madre mía. No puedo creerme que me haya metido en tu cama tan solo en ropa interior.
—Pues lo hiciste —le recordó él.
—No habrás intentando aprovecharte de mí, ¿verdad? —bromeó la peli(t/c). Él soltó una carcajada. Ambos sabían que jamás podría hacer eso.
Y no es que (TN) lo hubiera querido, ni mucho menos. Sin embargo, no podía evitar sentir cierta tristeza al saber que Koby no tenía ojos para ella. No sé arrepentía de tener una amistad tan duradera con él, pero le daba rabia que por ser su amiga nunca se fuera a fijar en ella como mujer. No es que no hubiera tenido ganas de sacar el tema mil veces. El problema era que al hablarlo todo cambiaría y su amistado podría romperse. Aunque también estaba la posibilidad de que el sintiera algo parecido, ¿no? Nunca lo sabría si no se lanzaba.
—Koby... —murmuró. El chico esperó en silencio a que continuara hablando—. ¿Crees que soy guapa?
—Sabes que sí.
—No me refiero a como amiga —intentó explicarse—. Quiero decir, si no fuéramos amigos... ¿Te fijarías en mí? Sería una chica que vieras y dirías «Joder, me gustaría acostarme con ella».
—¿A qué viene esto? —preguntó Koby, apartando la mirada. Si estaba tan interesada en eso, ¿podía ser que...?
—Me gustas —soltó, finalmente. Se sentía realmente aliviada. Había sido como quitarse un gran peso de encima. Que pasara lo que tuviera que pasar—. Me gustas más que como amigo.
—Si me fijaría en ti —confesó él. Esta era la prueba definitiva que necesitaba. No solía captar bien las indirectas, necesitaba las cosas claras—. Y aunque seas mi amiga, también. Es más... Creo que eres la mujer de mi vida.
Se quedaron en quietos y en silencio durante unos segundos, asimilando la información. Ambos habían descubierto lo que llevaban tiempo imaginando y temiendo preguntar. Se gustaban. No, no solo eso. Se querían.
(TN) fue la que realizó el primer movimiento. Se tumbó de nuevo junto a Koby y posó una mano sobre la mejilla del chico, juntando sus labios con los de él en un cálido y tierno beso. Se separaron ligeramente y una estúpida sonrisa se dibujó en el rostro de ambos.
El chico se incorporó y se colocó sobre ella, a gatas. Primero besó su frente, la punta de su nariz y una de las comisuras de sus labios. Hasta fundirse de nuevo en un beso, esta vez más apasionado. Sus lenguas jugueteaban la una con la otra, saboreando y disfrutando aquel ansiado momento. No tardaron en darse cuenta de que ambos necesitaban algo más que besos.
—Koby... Quiero llegar hasta el final —dijo ella, algo avergonzada. El chico sonrió tiernamente. Jamás la había visto así y era doblemente adorable. Incluso se sorprendía a sí misma. Nunca me pensó que se pondría nerviosa llegado el momento, aunque era normal tener un poco de nervios.
—¿Estás segura? —preguntó él.
—Sí. No hay nadie más indicado que tú —contestó, mirándole fijamente.
—No tengo nada de experiencia —advirtió.
—¿Qué más da? Estamos en las mismas —recordó la peli(t/c).
Ambos se rieron antes de continuar con los besos. No tardaron en comenzar a desvestirse el uno al otro. Sin prisa, pero sin pausa. Repartieron besos y caricias el uno sobre el cuerpo del otro. Los nervios del principio no tardaron en desaparecer. Fueron descubriéndose, con calma y con algo de torpeza, aunque no sintieron vergüenza gracias a la gran complicidad que tenían. Los suspiros y los gemidos inundaron la habitación.
Un rato después, llegó el momento de la verdad. Koby se posicionó adecuadamente entre las piernas de (TN), y se preparó para entrar en ella. Los corazones de ambos latían a cien por hora. Se inclinó sobre ella. Entrelazó una de sus manos con la de ella, mientras que acercaba la otra a su rostro.
—Dolerá un poco —murmuró, mientras le acariciaba la mejilla con suavidad.
Comenzó a mover las caderas, lentamente. No tardó en notar la calidez del interior de la joven, emitiendo un pequeño gemido. Vio como ella apretaba los labios, aguantando el ligero dolor que estaba sintiendo. Él continuó acariciándole suavemente y le daba cortos y suaves besos para tranquilizarla. Hacerle daño era lo que menos quería en el mundo.
Por suerte, el dolor fue desapareciendo poco a poco, dando paso al placer. Koby aumentó el ritmo. Ambos disfrutaron de aquel vaivén de caderas mientras se miraba fijamente, con las respiraciones irregulares y una sonrisa dibujada en la cara. Estaban más conectados que nunca. Continuaron de aquella forma hasta que ambos llegaron al clímax.
El chico se dejó caer al lado de la peli(t/c). Se quedaron un rato tumbados, mirando al techo, mientras se recuperaban. Sus manos se rozaban y se daban pequeñas caricias el uno al otro, moviendo lentamente los dedos.
—Deberíamos vestirnos. El desayuno debe estar a punto de servirse —dijo Koby, unos minutos después.
—¡Es verdad! —exclamó ella, mientras se levantaba de un salto. Se colocó rápidamente la camiseta y casi se cayó al suelo por caminar hacia a la puerta al mismo tiempo que se subía los pantalones—. Hoy era desayuno especial. El desayuno de misiones cumplidas. ¿A qué esperas? ¡Vamos, vamos! Hay que coger fuerzas.
El joven no pudo evitar reírse mientras se incorporaba para recoger su ropa. Desde luego, a (TN) nada le quitaba la energía. Daba gracias al destino por haberles juntado, tanto de pequeños como unos años después. Se encargaría personalmente de convertirla en la mujer más feliz del mundo.
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