22. NICO ROBIN 🔞‼️
Personaje: Nico Robin
Contexto: Mundo One Piece
Contenido adulto: Sí
Personalidad lectora: valiente y un poco torpe
Pedido por: Hanako__4 (espero que te guste)
NOTA 📌
Es la primera vez que escribo sobre personaje femenino y lectora. He intentado hacerlo lo mejor posible 🙈
NICO ROBIN X LECTORA
Por fin había llegado el día. Los Revolucionarios habían logrado engañar a los trabajadores del Gobierno Mundial que trabajaban en Tequila Wolf para formar parte de los supervisores. Ese maldito lugar en el que pobres personas eran explotadas para construir un gran puente.
Varios miembros del Ejército Revolucionario estaban infiltrados entre los guardias, incluso uno de ellos entre los esclavos. Había llegado el momento de liberar a su aliado, acabar con los guardias y liberar a los esclavos. Estaban subiendo las escaleras de la torre, que llevaban a las celdas.
—Ya estamos aquí —anunció (TN), mientras ella y su compañero se quitaban aquella especie de casco que formaba parte del uniforme. Se acercó y metió la llave en la cerradura.
—Bien. Ha llegado el momento —sentenció aquel hombre de avanzada edad que formaba parte de los Revolucionarios—. Liberad también a esa mujer.
—Ah, sí —murmuró la peli(t/c), mientras lanzaba las llaves a una niña que había en frente de una celda.
Debían salir rápidamente de aquella torre y reunirse con el resto para comenzar el plan de batalla. Bunny Joe, su dirigente, estaba esperándoles para empezar el ataque. Desafortunadamente, cuando abrieron la puerta de nuevo observaron cómo los guardas estaban formando la posición de ataque frente a ellos.
—¡Atacad! ¡No dejéis que Nico Robin escape! —exclamó uno de ellos.
¿Un momento? ¿Había dicho Nico Robin? ¿La misma que habían estado buscando durante tantos años? La luz de la revolución. En cuestión de segundos, un gran número de brazos aparecieron entre los guardas. No tardaron en caer desplomados al suelo. Todos y cada uno de ellos.
Sin embargo, no era momento para ponerse a charlar ahora. Habría tiempo cuando terminaran de liberar a todos los esclavos, lo cual no tardaron mucho en hacer. Los entrenamientos a los que se sometían los miembros del ejército eran duros y efectivos. La gran habilidad de (TN) con la escopeta y su notable agilidad, le permitieron acabar con un gran número de enemigos rápidamente. La rabia que sentía ante la situación era un arma de doble filo. Te podía motivar para atacar todavía con más fuerzas, pero podía cegarte. Por suerte, ella la controlaba lo suficiente como para que no pasara la segundo.
Después de la batalla, ella y una parte del grupo se fueron directos a preparar el barco para la vuelta a la base. A la peli(t/c) no le hizo mucha gracia. A ella también le hubiera gustado estar presente cuando le explicaran todo a Nico Robin.
—Ya están subiendo a cubierta —informó uno de los compañeros.
La joven dejó rápidamente lo que estaba haciendo y aceleró el paso para llegar cuanto antes. Ahí estaba. La vio nada más salir al exterior. Aquellos cabellos negros y sus ojos de color azul, tan profundos. Aquel abrigo de tono morado que le habían dejado le quedaba especialmente bien con su tono de piel. Inteligente, fuerte y preciosa. ¿Qué mujer no querría ser como ella?
—Está bien te traeremos un sofá y te prepararemos algo para beber. Y algo de comida —escuchó decir su jefe, mientras se giraba—. (TN), ¿puedes ir preparando algo de té?
—Sí, claro. —Se puso en marcha rápidamente.
Unos minutos después, la joven se dirigió a cubierta con una bandeja en la que llevaba el té y algunas galletas. Caminaba a paso lento. El pulso le temblaba y era perfectamente consciente de su torpeza. Y el hecho de estar a solas en frente de Nico Robin era algo que le imponía.
—Traigo un poco de té y algunas galletas —anunció, mientras se acercaba al sofá. Casi se le resbaló la bandeja de entre las manos cuando la pelinegra sonrió amablemente—. Disculpa.
—Tranquila —dijo ella, mientras le ayudaba con la bandeja. La peli(t/c) sintió un ligero cosquilleo cuando sus dedos se rozaron de forma fugaz—. ¿Quieres quedarte un rato a charlar?
[•••]
Los meses fueron pasando desde que Robin se instaló en Baltigo para empezar su entrenamiento antes de reunirse de nuevo con sus nakamas. No todo eran entrenamientos, la pelinegra se llevaba bien con toda la gente que vivía allí. Aunque no contaba mucho sobre su vida, siempre cenaba con todos y pasaba tiempo entre ellos. Sobre todo con (TN). Aquella joven tan valiente, algo torpe y de buen corazón le hacía sentirse a gusto.
Con el paso de los días, y aunque bastante tarde, la peli(t/c) se acabó dando cuenta de que lo que sentía por aquella mujer no era simple admiración. Había atracción de por medio. Jamás un hombre había despertado ese tipo de sensaciones en ella. Sin embargo, no estaba segura del todo sobre lo que sentía. Solo estaba segura de una cosa: esa atracción no era correspondida. ¿Cuántos hombres debían estar detrás de Robin? ¿Por qué se fijaría en ella?
Siguió dándole vueltas al tema incluso hasta el último día. Esa noche tenían un banquete especial, era la despedida de su invitada. Su invitada por nada más y nada menos que dos años. ¿Cómo había pasado todo tan rápido?
Y, Dios, estaba preciosa esa noche. Aquella melena negra había crecido mucho desde el día en que la encontraron y le quedaba todavía mejor, si es que era posible. Desde luego, el vestido que llevaba no dejaba nada a la imaginación. Ese escote tan sugerente... (TN) salió de sus pensamientos cuando escuchó el ruido de su tenedor impactando con el suelo. Se agachó, lo recogió rápidamente y volvió a incorporarse.
—Vaya, vaya, (TN). ¿Por qué estás tan nerviosa y sonrojada? —preguntó uno de sus compañeros, rodeando sus hombros con el brazo—. ¿Acaso es que te gusta alguno de nosotros en secreto?
—No digas tonterías —contestó ella, agachando la mirada y deshaciéndose de su agarre. Escuchó las suaves carcajadas de Robin. Le encantaba su risa.
—Eh, chicas. ¿Os parece que hagamos una fiesta de pijamas esta noche? —propuso Koala—. Dulces, algo para beber y cotilleos.
—¿Por qué solo las chicas? —se quejó uno de los presentes.
—Porque vosotros sois unos babosos. Queremos estar tranquilamente en pijama y sin aguantar miradas pervertidas. ¿A que sí, chicas? —explicó.
—Sí... —murmuró (TN). Sus ojos se encontraron por un momento con los de la pelinegra y esta sonrió. ¿Puede que sospechara algo? Si era así, se había encargado de evitar cualquier tipo de conversación sobre el tema.
Y claro que lo sabía. Robin era una mujer muy inteligente y no se le escapaban ese tipo de señales. Lo había notado hacía un tiempo, pero había decidido dejarlo pasar. Tal vez era mejor así. Aunque no iba a negar que le encantaba observar esas adorables expresiones por parte de la peli(t/c). Sus miradas y sus gestos no le provocaban ningún tipo de rechazo como hacían la de la mayoría de los hombres que se acercaban a ella. Le gustaba saber que despertaba ese tipo de sensaciones en la joven y, porque no decirlo, tenía ganas de hacerle sentir todavía más. Aunque, ya era un poco tarde para ello.
Después de la cena, llegó la hora de la fiesta de pijamas. (TN), Koala y otras dos compañeras se reunieron en la habitación de la mayor. La primera sintió que su corazón iba a salir del pecho en cualquier momento al observar a Robin con aquel pijama. Pantalones cortos y camiseta de tirantes, de seda. No podía ser más espectacular.
Aun el último día y en una noche de cotilleos, la invitada no soltó ni una palabra de su vida privada. (TN) continuaba sin saber si tenía novio, si había estado enamorada o si alguna vez se había sentido atraída por alguien. Era una misión perdida. Era la primera en lanzarse a una batalla, pero no sabía cómo gestionar aquella situación.
—Id a dormir si queréis. Yo me quedaré recogiendo —dijo la joven—. Habéis preparado todo vosotras. Es mi turno.
—Está bien. Buenas noches, chicas —se despidió Koala, acto seguido también lo hicieron las otras dos. Caminaron hacia la puerta, finalmente dejándolas solas.
Había propuesto todo ello para intentar hablar con la mayor. Más valía tarde que nunca, ¿no? Sin embargo, cuando alzó la mirada y la vio ahí de pie, junto a la cama, las palabras ni si quiera pudieron salir de su boca. Sacudió la cabeza y se acercó para recoger lo que había sobrado de aquellas bebidas relajantes y de sabores que Koala había estado preparando.
—Deja que te ayude —se ofreció la pelinegra, agachándose junto a ella. ¡Oh, no! Demasiado cerca.
—No... No te preocupes —balbuceó la joven, mientras se disponía a levantar la bandeja del suelo. No estaba en sus plenas facultades; así que la volcó, derramando el líquido sobre la camiseta del pijama de Robin. Su corazón comenzó a latir con fuerza y sintió un intenso calor entre sus piernas cuando observó aquella tela empapada y los pezones marcándose en ella—. Lo siento mucho.
—No importa —dijo ella, mientras acercaba su mano al rostro de la peli(t/c). Quería acariciar con suavidad una de aquellas adorables mejillas sonrojadas. Se sentía bien provocar que estuviera así y, en fin, el ambiente se estaba caldeando para ella también. Acercó el pulgar a aquellos rosados labios.
—Eh, Robin... —murmuró. No estaba segura de que sus palabras se hubieran escuchado.
—¿No te gusta? —preguntó la mayor, con aquella dulce sonrisa dibujada en su rostro. Se incorporó mientras tiraba suavemente de las muñecas de (TN)—. Ven.
Ella tan solo se dejó llevar. Caminó de la mano de la pelinegra, hasta llegar a la cama. Empujó suavemente sus hombros, haciendo que se recostara sobre la cama. La mayor se colocó a gatas en el colchón, haciendo que la peli(t/c) quedara justo bajo de su cuerpo. La joven estaba completamente confundida. Al final había sido Robin la que había decidido dar el paso. La situación no daba lugar a dudas.
Siento que le comenzaba a faltar el aire cuando el rostro de la mayor comenzó a acercarse al suyo. Despacio, sin prisas. Pudo notar la respiración de la pelinegra contra su boca antes de que sus labios se juntaran. Suaves, cálidos y dulces. Tal y como había estado imaginando.
Fue un beso corto, ya que la mayor se separó ligeramente pocos segundos después. (TN) estaba perdida en aquellos profundos ojos azules. Tembló ligeramente mientras Robin le acariciaba la línea de la mandíbula con las yemas de los dedos.
—Robin, yo nunca... —Ni si quiera sabía qué decir. Ahora que por fin había llegado este momento tenía miedo de hacer el mayor ridículo de su vida. Parecía tan experimentada... Ella era tan solo una cría a su lado.
—También es la primera vez que me pasa algo así. Dejemos que todo fluya, ¿no?
Así era ella. Segura de sí misma y siempre con ideas brillantes que te dejaban sin palabras. Eso era, dejar que todo fluyera. (TN) asintió, casi de manera imperceptible.
La distancia entre ambas volvió a romperse por completo y esta vez, el beso fue más intenso. Sus lenguas se rozaron tímidamente al principio, probando el sabor de aquella nueva experiencia. Pronto comenzaron a buscarse la una a la otra, mientras la mayor acariciaba con suavidad cada centímetro de piel que el pijama de la joven dejaba al descubierto.
Robin tiró de los antebrazos de la chica para hacer que se incorporara un poco. Cogió la tela de su camiseta y tiró de ella hacia arriba, dejando su torso completamente al descubierto. Acercó su mano hacía los pechos de la peli(t/c) y acarició fugazmente uno de sus pezones, duros y rosados. Observó, como la joven se mordía ligeramente el labio y el rubor rojo de sus mejillas se hacía notar todavía más. Sentía una extraña satisfacción por provocarle tan solo con un pequeño roce.
Cogió una de las manos de (TN) y la llevó hasta su camiseta. Ella no tardó en captar las intenciones de Robin. Tiró hacia arriba hasta deshacerse de aquella prenda de ropa, liberando aquellos enormes pechos que rebotaron frente a sus ojos.
Volvieron a recostarse, una sobre la otra. Sus labios se unieron de nuevo y sus lenguas jugueteaban, mientras los pezones de ambas se rozaban produciendo una sensación realmente placentera.
Lametones, pequeños mordiscos y caricias. Aunque Robin tenía ventaja en lo último. El hecho de poder multiplicar sus brazos le permitía acariciar más zonas sensibles de (TN) de manera simultánea, provocando un inmenso placer en ella. Ambas iban descubriendo por momentos qué zonas debían tocar y cómo debían hacerlo.
Finalmente, acabaron deshaciéndose cada una en la mano de la otra, llegando al clímax.
—Tengo que acabar de preparar mis cosas —comentó la mayor, mientras se incorporaba. La peli(t/c) se quedó observando cómo se ponía de nuevo el pijama, mientras continuaba tirada sobre el colchón—. ¿Quieres quedarte a dormir?
—No. Será mejor que me vaya —respondió ella, mientras se levantaba y recogía su ropa del suelo. Sería un error quedarse allí esa noche, ya que se marchaba al día siguiente.
—Bien —murmuró Robin, se acercó hasta la puerta. Había llegado el momento de despedirse. Acarició la cabeza de (TN) y deslizó sus dedos, atrapando un mechón de pelo entre ellos—. Creo que hacéis un muy buen trabajo. Espero que sigas enfrentándote a las injusticias con valentía.
—Lo haré —dijo la joven, sonriendo—. Espero que tengas mañana un buen viaje y que te vaya muy bien junto a tus nakamas. Todavía tenéis mil aventuras por vivir juntos.
—Sí, tengo muchas ganas de encontrarme con ellos.
Se quedaron ahí, de pie y en silencio, durante unos segundos. Finalmente, la peli(t/c) acercó su mano al pomo de la puerta y tiró de él. La cerró tras de sí y apoyó la espalda sobre la madera.
Joder, menos mal que había ocurrido la última noche. De otra forma, la despedida hubiera sido demasiado dura. Desde luego, aquella noche quedaría para siempre en su memoria. Había sido una nueva experiencia increíble.
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