1. ACE

Personaje: Ace
Contexto: Universidad
Contenido adulto: No
Personalidad lectora: Tímida
Pedido por: Nadie, lo hice de prueba 😂

ACE X LECTORA

A la joven universitaria (TN) (TA), le apasionaba la fotografía. La carrera que había escogido no tenía nada que ver son su hobby, simplemente se había sentido presionada a estudiarla. Sus padres le habían permitido apuntarse a talleres y concursos, pero no se había librado de estudiar algo que le <<sirviera>> para un futuro. ¡Cómo si no hubiera profesionales que se dedicaban a ello!

Era una chica algo introvertida, tenía su grupo de amigas del instituto, pero todavía no había conseguido entablar una relación más estrecha con algún compañero de clase. Simplemente hablaba con ellos para algún trabajo en grupo, pasar apuntes, tomar un café en el descanso... Pero poco más.

Muchos días, al acabar las clases y antes de volver a casa, se quedaba dando una vuelta por la universidad para ver si podía captar algo interesante con el objetivo de su cámara. Había personas que le miraban raro y otras que le pedían si podía sacarles alguna foto. Ella nunca se negaba. Podría ganarse un dinero haciendo fotos, pero le gustaba tanto hacerlas que ni se le había pasado por la cabeza. No se consideraba ninguna profesional como para cobrar por ello.

Aquel día, en una cálida tarde de mayo. (TN) estaba paseando por el recinto de la universidad. Era grande. Como una mini ciudad. Facultades, cafeterías, pequeños parques, incluso alguna tiendecilla. Se acercó hasta la facultad donde se estudiaba el grado de ciencias de la actividad física y el deporte. No fue casualidad que acabara allí, tenía un propósito. Quería ver si aquel chico estaba por allí. Oh, allí estaba, durmiendo apoyado en un árbol. Siempre lo veía allí sentado o tomando algo con aquel amigo suyo de cabellos rubios. Él, en cambio, tenía el pelo negro y los ojos marrones. Siempre estaba riéndose y sonriendo amablemente. Además, aquellas pecas que adornaban su cara el hacían todavía más adorable.

(TN) decidió entrar en el parque y acercarse más a él. Giró alrededor del árbol, buscando el mejor ángulo para realizar una fotografía. No había nadie alrededor. No podía asegurar que nadie le estaba observando desde las ventanas, pero cuando estaba fotografiando algo no le importaba nada de lo que pasaba a su alrededor. Cuando iba a apretar el botón para tomar la quinta foto, se dio cuenta de que el chico había abierto los ojos. Dio un paso hacia atrás mientras la cámara se le resbalaba de las manos. ¡Menos mal que la llevaba colgada!

—Ey, no deberías hacerme fotos mientras duermo... —comentó el pecoso, mientras se levantaba y se sacudía los pantalones.

—Lo siento... No era mi intención incomodarte. Las borraré todas ahora mismo —murmuró ella, mientras encendía de nuevo la cámara. De repente, el chico puso una de sus manos sobre la de ella. (TN) sintió un ligero escalofrío recorriendo su espalda. Sus manos eran cálidas, firmes y más grandes que las de ella.

—No me incomoda, es solo que me gustaría posar para salir mejor —comentó él, con aquella sincera sonrisa que la chica había visto tantas veces a lo lejos—. Hay un parque aquí cerca de la universidad. Mucho más bonito que los de aquí. Podrían quedarte muy buenas fotos. ¿Te apetece ir?

—Pero, ¿no tienes clase? —preguntó ella, algo confundida.

—Bueno, ya me he perdido la mitad... No vale la pena entrar —contestó él, despreocupadamente—. Venga, vamos.

Ace cogió a la joven de la mano y le estiró con suavidad para que empezara a caminar. Conocer a alguien nuevo era mejor que entrar en una clase ya empezada. Además, parecía una chica simpática, seguro que pasarían un buen rato.

Por su parte, (TN) estaba algo confundida. ¿Cómo podía alguien tomarse esas confianzas tan rápido? Por una parte le envidiaba. A ella también le gustaría ser un poco más lanzada y abierta con la gente. De esa forma tendría la oportunidad de demostrar a la gente que podía llegar a ser simpática y divertida. En cambio, nunca daba el paso para entablar una conversación con alguien. Solo observaba y contestaba brevemente si le preguntaban sobre algo.

Después de caminar durante unos cuantos minutos, por fin llegaron al parque que Ace había comentado. No le faltaba razón. Era precioso. La joven nunca se había fijado, ya que ella llegaba directamente a la universidad con al autobús y la abandonaba de la misma manera.

—Es verdad, es un parque precioso —murmuró ella, mientras daba una vuelta sobre sí misma.

—Te lo dije —comentó él, guiñándole un ojo. Ella apartó la mirada—. Venga. ¿Dónde me pongo para las fotos? Tú eres la fotógrafa.

—Eh... Bueno, vamos a dar una vuelta para echar un vistazo —contestó ella.

Fueron caminando por el parque y eligieron varios fondos para hacer las fotos. Cerca de unos matorrales en los que había florecitas de colores, cerca del lago con los patos, sobre la hierba fresca y verde... (TN) se estaba riendo mucho con las bromas y comentarios del pecoso. Incluso ella se atrevía también a hacer bromas. Era un chico que le despertaba confianza. Que le hacía sentirse segura y tranquila para poder ser ella misma. Cosa que no habían conseguido sus compañeros de clase en todo el curso.

—Es hora de cambiar los roles —dijo Ace, repentinamente.

—¿Qué? —preguntó la chica, algo nerviosa. Sabía perfectamente de lo que estaba hablando. Solo quería ganar tiempo para pensar alguna excusa.

—Me toca ser el fotógrafo —aclaró él, mientras se acercaba hacia ella.

—Es que yo no salgo en fotos, solo las hago —aclaró ella, mientras daba un paso hacia atrás.

—¿No subes fotos tuyas en las redes sociales? —preguntó el pelinegro. Ella negó con la cabeza.

—Solo fotos que hago —respondió.

—Estoy seguro de que a tus seguidores les apetece ver quién hay detrás de esas fotos tan preciosas que haces —comento el chico. Se le dibujo una sonrisa en el rostro al haberse sentido tan alagada.

—No sé... —murmuró.

—Venga, dame la cámara. Te prometo que no la romperé. —Estiró el brazo para que se la pasara. La joven suspiró y se quitó la cinta para dársela—. Eso es. Vamos, posa para mí.

—No sé posar —confesó ella, mordiéndose el labio. Jamás se había sentido tan nerviosa como en aquel momento que estaba siendo apuntada con ese aparato.

—Haz lo que sea. Yo ya estoy haciendo fotos —anunció.

El tiempo se les pasó volando y, cuando quisieron darse cuenta, ya estaba empezando a atardecer. Caminaron los dos juntos de nuevo hacia la universidad. Ace se ofreció a llevarla en coche a casa, ya que él era el que había propuesto el plan y consideraba su culpa que se les hubiera hecho tarde. Fueron hasta su coche y (TN) le fue indicando como llegar hasta su casa.

—Muchas gracias por haberme traído —agradeció la chica, mientras se desabrochaba el cinturón—. Y gracias por esta tarde. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.

—Yo también me he divertido mucho —comentó él—. Por cierto. Se me ocurren varios sitios más donde podrían salir buenas fotos. ¿Te apetece volver a repetir algún día?

—Sí —contestó ella, rápidamente. No se esperaba para nada esa propuesta.

—Genial. Nos vemos por la universidad —se despidió él. Ella asintió y bajó del coche. No se le borró la sonrisa en el resto del día.

Y así fue. Durante varias tardes, fuera del horario de clases, estuvieron visitando varios sitios que Ace iba proponiendo. Fueron a un mirador, a varios parques, a la playa, a las zonas antiguas de la ciudad donde había edificios que quedaban perfectos para las fotos...

Aquella tarde, fueron a una zona de la montaña a la que el pecoso había ido varias veces a hacer rutas con Sabo, su mejor amigo. Era otro sitio precioso, como todos los que había propuesto anteriormente. Estuvieron un buen rato haciendo fotos, hasta que bajaron a una zona de pradera para descansar.

—Bueno, ya sabes. Ahora me toca a mí tener la cámara entre las manos —comentó, mientras se incorporaba, rompiendo el silencio que se había creado. Llevaban un buen rato tumbados sobre el césped.

—No sé si queda mucha batería —avisó la chica, sin levantarse. Él la cogió y la encendió de todas formas.

—Espera. No te muevas. Así quedaran unas buenas fotos —ordenó Ace, mientras se levantaba y se colocaba cerca de la chica para fotogrfiarla desde arriba.

—No creo que salga bien desde ese ángulo —comentó ella, mientras empezaba a reírse.

—Yo creo que si estás saliendo bien... —murmuró él, mientras se colocaba encima de la chica de forma que ella quedara entre sus piernas. Se fue agachando poco a poco hasta apoyar las rodillas en suelo, quedando prácticamente a horcajadas sobre ella.

—Estás demasiado cerca... Saldré horrible —murmuró ella. Estaba empezando a sentirse un poco rara al tenerle a tan poca distancia.

—Vaya. Se ha acabado la batería —comentó, decepcionado, mientras apartaba la cámara, pero sin apartarse él. Sus caras ahora estaban separadas por tan solo un palmo de distancia—. Pero puedo asegurarte que estabas saliendo preciosa en todas ellas.

—Estás exagerando... —dijo, como pudo. Sentía que la voz le empezaba a fallar. Su corazón estaba latiendo cada vez más rápido. Si hubiera estado de pie, sus piernas estarían temblando. Ace le estaba mirando demasiado fijamente.

—Tengo ganas de hacer algo —susurró él, sin moverse ni un solo centímetro—. Necesito saber si me das permiso.

—¿Para qué? —preguntó ella, lo dijo tan bajito que ni siquiera estaba segura de que se hubiera escuchado la pregunta.

—Para besarte —contestó él, como si fuera algo obvio. Y lo dijo así, sin ninguna vergüenza. Sin pensárselo dos veces.

—Sí...

Nada más escuchar la respuesta, el pecoso rompió la poca distancia que separaba sus labios. Fue un beso tierno, suave, dulce. El primero de los muchos que iban a darse a partir de aquel momento.

Así, entre fotografías, fue como surgió el amor entre aquellos dos jóvenes. Un amor que seguiría madurando y floreciendo durante mucho tiempo.

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