Una última oportunidad (Newtmas)

Me sentía... paralizado, inmóvil. De pronto, todo el murmullo de la gente que se aglomeraba alrededor de ti había pasado a segundo plano, aún se me era imposible asimilar que ese eras tú, no podía concebir que tu frágil cuerpo yacía en el piso; casi inmóvil de no ser por tu pesada respiración que eleva tu pecho suavemente.

Estabas tan herido, y tus lindos ojitos se mantenían cerrados, según tú, lo hacías para controlar el dolor; lo aprendiste en esas clases de meditación que tomas los sábados cuando yo sigo durmiendo. Pero no quería que lo hicieras, quería que me miraras y que el maravilloso chocolate de tu mirada me mantuviera absorto en el paraíso hasta que rieras ruborizado hasta las orejas y me pidieras que deje de mirarte. Pero seguiría admirando tu sublime belleza incomparable.

Ahora mismo, te pediría que me vieras, ¡te lo rogaría a gritos hasta quedarme sin voz para que me escucharas! Pero estoy sin habla, y cada vez que intento emitir cualquier sonido, el dolor me desgarra hasta lo más profundo de mi corazón. Estoy experimentando el infierno en carne propia y la impotencia de no poder gritar pincha mi garganta cual aguja ardiente.

Minho se me acerca con lágrimas en los ojos, busca traerme a la realidad pidiéndome perdón por ser tan distraído y permitir que tú le salvaras el pellejo cuando un autobús estuvo a punto de impactar contra él. Pero sé que tú no lo hubieras preferido de otra forma, y te hubieras sacrificado en vez de perder a alguien que amas. Y así lo hiciste.

Sólo que... sigue sin parecerme justo que hayas querido abandonarme. A mí, a menos de un mes para casarnos. Porque no entiendes que no sólo consistiría en perderte, si no que toda mi vida no tendría sentido si no estás. Pero sigues sin entenderlo, lo ignoras monumentalmente.

Las voces alarmadas de las personas que merodean por ahí, no son mas que una simple señal de que mi mundo se está desmoronando. Y yo, me derrumbo ante ti, de rodillas y con el temor revolviendo mis entrañas como nunca lo había sentido. Newt, mi amor, mírame y dime que todo va a estar bien. ¡Te lo suplico, por el amor de Dios!

Y como si hubieras escuchado mis plegarias, tus párpados se abrieron perezosamente, con el cansancio inherente en tu mirada que no me pedía más que descansar. Pero no quería cumplirte tal petición, porque no puedo imaginarme qué sería de mi vida si no vuelvo a sumergirme en el marrón de tus ojos cuando me sonríes. No puedo, no podría. Prácticamente me estarías condenando a la muerte, una sentencia tan agónica que no sería capaz de soportar ni tan sólo un par de segundos sabiendo que no volveré a estar contigo.

"Tommy", fue lo primero que tus labios profirieron en un hilo de voz, tuve que acercarme más a tu rostro para escucharte. "Duele, como... infierno. Tommy... duele", tu voz sonaba como el cristal hecho pedazos. Vi cómo de tu ojo derecho rodaba una lágrima cristalina que me apresuré a limpiarte con mi dedo índice. Odiaba ver que sufrías sin yo poder hacer algo para evitarlo.

Sujeté tu mano y miré tu rostro descompuesto de dolor. En estos momentos me lamento haber discutido contigo en la mañana por una tontería. No debí irme azotando la puerta, ni mucho menos debí ignorarte cuando seguías gritándome para que regresara. Tuve que haberlo hecho; calmarme y regresar a darte un apasionado beso en la boca para repetirte lo mucho que te amo. Pero me fui, creyendo que en la noche estarías haciendo la cena. Tal vez te creí tan seguro que no te procuré como era debido. Me arrepiento por ello.

"Te amo", me dijiste cuando te repetí un millón de veces lo arrepentido que me siento. Incluso hiciste un esfuerzo para apretar mi mano, como si quisieras darle intensidad al mensaje. Como una jodida despedida definitiva antes de que los paramédicos intentaran separarme de ti. Les pedí entre gritos y lágrimas que no me separaran, que tú eras mi prometido y que no iba a despegarme de ti por más que lo intentaran. Decían que mi inestabilidad empeoraría las cosas, pero cómo explicarles que mi vida ya estaba hecha mierda sin ti.

—¡Newt, maldita sea! —Sollocé resignado cuando Minho me abrazó para sujetarme por detrás, podía escuchar que él también estaba llorando—. ¡Te amo, Newt! ¡TE AMO, MALDITA SEA, Y TE NECESITO CONMIGO! —Sentí que mi corazón se oprimía cuando vi que te metían en la ambulancia.

Me aparté de Minho y caí al suelo, golpeando al maldito suelo con mis puños por haberte tocado hasta el más mínimo cabello dorado tuyo. Le pedí al cielo que te trajera de vuelta a mis brazos, una última oportunidad para hacer lo correcto contigo, para no perderte y no sentir este vacío que me carcome por dentro. Dios sabe cómo se lo rogué.

Cuando mis nudillos estaban ya en carne viva y con algunos cristales enterrados en mi piel, abrí los puños y vi el hermoso anillo dorado que te puse meses antes, el mismo día en el que aceptaste casarte conmigo. Recordé que estabas radiante, y aún no puedo olvidar tu voz diciendo que es el mejor día de tu vida, pero que sería una vida de ensueño el día en que tú y yo nos casáramos. Quisiera que así fuera, no pediría otra cosa más que verte en el altar con un traje de sastre blanco, como de esos que te gustan en los catálogos que Brenda te lleva cada tres días. Además, los dos llevaríamos velos y tendríamos ramos para ser justos. Sólo tienes que volver...

—Thomas —Me habló Minho cuando me aferré al anillo que me dejaste en mi palma—. Tenemos que ir con él.

Gracias a su ayuda, me levanté del suelo y vi cómo la gente que morbosamente te miraba herido, se dispersaba sin decir una palabra. Seguramente disfrutaban ver cómo me moría frente a ti mientras tú te llevabas mi espíritu lejos de mí.

Entonces caí en cuenta que, si tú mueres, yo estaría muerto; muerto en vida. ¿De qué me serviría vivir ?

—Minho —Le hablé a nuestro amigo conforme me arrastraba al auto para ir a verte, él sólo me miró, pero fue la afirmación suficiente para continuar hablando—. Si Newt muere, yo me iré con él. Incluso si cuesta mi vida.

Mi amigo sólo me miró con tristeza, y yo me derrumbé en sus brazos, recordándole lo injusto que era el destino, si era capaz de arrebatar tu brío ante mis ojos. Y lo injusto que era conmigo, por arrebatarme a lo que más amo.

Sólo una segunda oportunidad, sólo eso te pido, Newt.

[...]

—Hola, disculpa, este no es un lugar para dormir.

Abrí mis ojos y te vi, tu linda boquita se mantenía cerrada en una fina línea. Me sobresalté cuando me di cuenta que estaba medio acostado en una banca de un parque, y recordé que a ti no te gusta que las cosas tengan un mal uso. Como por ejemplo, las bancas no se usan como cama.

—Newt —susurré tu nombre y vi cómo te sonrojabas hasta las orejas.

—No sé cómo sabes mi nombre y no me interesa. Pero será mejor que uses las cosas como son, las bancas sirven para que uno se siente, no para que Morfeo venga a visitarte.

Espera, ¿tú ya no me recuerdas? Miré a todo mi alrededor y caí en cuenta que estamos en el lugar donde hablamos por primera vez. Sólo que... Por situaciones diferentes.

¿Esta es la segunda oportunidad que me diste, Newt?

—Perdona, no estaba durmiendo —te sonreí—. Sólo le pedía a la suerte que me cruzara con un lindo angelito y mira que me ha resultado, estás frente a mí.

Vi que por tu rostro colorado pasó una infinidad de emociones que no sabías cómo describir, déjame explicarte: Acabas de reencontrarte con el amor de tu vida. Y yo, con mi razón de ser.

—Ehhh... sí, bueno. Adiós.

Huiste pronto de mí a paso rápido. Me pregunté si lo mejor para ambos era que cada quién tuviera su vida por separado, así quizá podrías tener una vida plena y larga. Pero tú mismo me diste la respuesta cuando vi en mi regazo el anillo que te di al comprometernos, entendí que la vida no sería vida si tú y yo no volvemos a estar juntos. Así que corrí, corrí tan rápido como pude hasta que logré alcanzarte.

—Lamento si te he espantado, pero tienes que comprenderme si lo primero que veo al despertar es a un chico lindo —Me sonríes y siento que me derrito. Te besaría ahí mismo de no ser que no me conoces—. Es que... siento que te conozco de toda la vida, ¿no te ha pasado?

Tus ojitos chocolate se cristalizan. Mi corazón se detiene cuando siento que tus brazos se enredan rápidamente en mi cadera para ponerte a sollozar desmedidamente. Yo beso tu lindo cabello rubio y me aferro a ti para no soltarte más.

—T-Te sueño todos los días. Es tan raro.

Me aparto ligeramente de ti para poderte ver a la cara. Aunque tu llanto se ha calmado un poco, sigue fluyendo un caudal en tus mejillas que limpio rápidamente con mi dedo índice.

—Créeme que no lo es. Sólo dame una segunda oportunidad para demostrártelo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top