Two Ghosts (Newtmas)

Escuchen la canción, está linda :')

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Otro miércoles más.

Otro miércoles en dónde tenía que soportar a su profesora de química, decirle que no había hecho su tarea y hacerle saber que no importase cuántos reportes le pusiera, sus padres no vendrían.

Otro miércoles en dónde hasta la insignificante mota de polvo le recordaba a él.

Pero éste no era un miércoles cualquiera. Lo supo cuando lo soñó; a él, su retorno.

Anhelaba sentir sus brazos delgados rodeando su cuello mientras que él se aferraba a la cintura del chico y percibía el sutil aroma a champú en su largo cabello rubio. Todo su ser lo necesitaba a su lado, deseaba fervientemente escuchar las dulces palabras que salían de sus rosados y tiernos labios; ver su adorable sonrojo al decirle románticas y pervertidas palabras y sobretodo, tener a su gran confidente, quién siempre le escuchaba y le apoyaba en todo.

Vaya que Thomas era un afortunado. Lamentablemente se había dado cuenta muy tarde.

Una gran palmada en su espalda lo sacó de su ensimismamiento, trayéndolo de vuelta a la realidad. Lejos de Newt. Los grandes y azulados ojos de Teresa lo miraban preocupada, Thomas apartó la mirada y se sorprendió de ver a todos sus amigos rodeándolo.

–¿Qué pasó?

–Shank, te fuiste a la luna. Espero que al menos me hayas traído un recuerdo.–se mofó su amigo Minho revolviéndole el cabello. Bufó.

–Lo siento, hoy estoy algo raro.

–¿Algo?–volvió Minho a interrumpir.– muy raro ¿Okay? Más de lo normal.

Teresa lo miró comprensiva y tomó su mano con suavidad. Thomas se dejó llevar por ese mimo, suspiró.

–¿Estás bien, Tom?

Thomas negó con la cabeza. Su amiga apretó con más fuerza el agarre.

–Lo soñé.–se limitó a decir.–sentí que era verdad, que él estaba aquí. Conmigo.

Cerró con fuerza sus párpados, las lágrimas contenidas comenzaron a deslizarse por sus sonrojadas mejillas, dejando ningún rastro de piel seca. Apretó los labios, dejándolos en una línea fina.

–Estamos contigo, mi corazón. Sabemos que es difícil pero debes de concentrarte, no te sirve de nada estar deprimido. Ya pasó un año, no te malgastes.

–Tere tiene razón, garlopo. Es hora que lo dejes ir.–apoyó Minho dando otras palmadas, ahora en los hombros.

Thomas asintió. Dejó salir una larga bocanada de aire y miró a sus amigos.

–Gracias chicos, los quiero.–dejó florecer una sonrisa, algo triste pero al fin y al cabo sonrisa.

–¡Abracen a Thomas!–vociferó Aris abrazándolo y animando a los demás que lo hicieran.

Thomas se sintió muy querido en ese momento.

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Después de una larga jornada, Thomas se encontraba sentado en una banca metálica de un parque comiendo una manzana. Estaba tan hambriento que había dedicado su valiosa atención en una manzana a medio comer.

Si se me permite agregar un dato interesante, Thomas odiaba el parque. A la banca.

¿La razón? El lugar era bastante soleado y el único lugar disponible para estar, ya que pareciera que todo el mundo le había reservado ese lugar desde hace un año y medio. En verdad que Thomas odiaba ese lugar, pero no podía desaprovechar oportunidad de sentarse un tiempo y observar a su alrededor.

Volviendo al punto principal, Thomas -como de costumbre- se dedicó a mirar todo lo que le rodeaba; desde la pequeña rama seca que se encontraba a centímetros de su pie izquierdo hasta el par de niños que se correteaban y reían entre sí, ignorando las advertencias que su madre les hacía a lo lejos, sentada en una banca y leyendo una revista de mujeres de 40.

Paseó su vista por el lugar, absorbiendo la información que sus ojos le administraban, ignorando el dolor punzante en su pecho que le recordaba esos mechones dorados que tanto amaba.

Esos mechones dorados que eran parecidos al de un muchacho que estaba a metros de él, dándole la espalda...

Se parecía tanto a él...

¡Es que no podía ser él! Esa persona que parecía estar buscando a alguien y había probabilidad que ese alguien fuera él.

¡No podía!

Y como si fuera un efecto de cámara lenta, el chico rubio se volteó. Thomas abrió los ojos enormemente y se tapó los labios con su mano para evitar gritar o proferir un sonido extraño. Las lágrimas amenazaron con salir y su corazón bombeó con tal ímpetu que creyó que iba a salírsele por la emoción misma.

Era él, Newt, quien se le acercaba con una sonrisa realmente contenta.

–¿Eres tú? ¿En verdad eres tú?–sollozó quitándose las manos de la cara.

Estaba temblando como una hoja y no sabía si era por los nervios y la emoción contenida o por el miedo de que esto también fuera un sueño. Parecía tan irreal...

–Sí, Tommy. Soy yo. Tu Newtie.–el rubio sonrió enormemente.

–MALDITA SEA, NO PUEDO CREERLO. ¡NO PUEDO!–exclamó abalanzándose hacia el chico, ambos perdieron el equilibrio y cayeron en el asfalto. Thomas encima de Newt, ambos rieron.

Pudo percibir su aroma, era un poco distinto; más varonil, menos dulce. Observó su rostro: aún seguía esa tierna y casi imperceptible constelación de pecas que Thomas amaba tanto de Newt, miró sus labios que estaban resecos pero se veían igual de apetecibles y suaves como la última vez que los había probado.

Así que, lentamente, sin ninguna necesidad de apurar las cosas, besó sus labios.

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Todo parecía estar en su lugar. Pero eso no convencía a Thomas.

Algo había cambiado, sin duda.

¿Pero... Qué?

Observó a Newt mientras degustaba de un pastel de queso; era su misma forma de vestir, su cabello rubio seguía igual, eran sus mismos ojos marrones tan hermosos y tan brillantes.

Se examinó a sí mismo; lo único diferente era el tatuaje en su costado derecho que se había hecho un mes atrás en un momento de crisis. La leyenda era:

17/05/08

¿Qué más pudo haber cambiado?

¿Por qué cuando se besaron no sintió lo mismo de hace un año?

¿Por qué ya no se sentía igual?

¿Por qué ya no eran los mismos?

Todas estas preguntas revoloteaban por su cabeza provocándole una molesta jaqueca. Sacudió su cabeza y se dedicó a terminar su pastel de chocolate, tratando de olvidar el ensordecedor silencio que tenían entre ellos.

–¿Y...?–habló Newt atrayendo la atención de Thomas.– ¿Cómo has estado?

Thomas se aclaró la garganta.

–Bien.–sonrió.–¿y tú?

¿Bien? ¿De tantas cosas que pudo haber dicho dijo bien?

Newt se mostró insatisfecho con la respuesta, su cara - como siempre- lo delató. Más sin embargo se limitó a apartar de su vista el plato donde minutos atrás se encontraba una rebanada de pastel.

–Estoy muy feliz de verte, Tommy. No sabes cuánto te extrañé.

No sabes cuánto sufrí con tu ausencia. Que tuve que comprarme otro teléfono para no ver nuestras fotos o leer nuestras conversaciones. Que hasta la tarea me cuesta trabajo hacer y terminaba haciéndola a las 2 de la mañana. No sabes, en serio no sabes cuánta mierda viví mientras tú estabas en un internado en Canadá. Pensó mientras jugaba con los restos de crema pastelera.

–Sabes que yo también estoy feliz. Y que también te extrañé.–se limitó a decir.

Y no era que estuviera molesto, sino que ya no le tenía confianza a ese fantasma que estaba en el lugar de su Newt. Al Newt que amó y se dio cuenta bastante tarde.

Pero bueno, parecía que no podía quejarse, ya que también él era un fantasma del chico cursi y coqueto que amaba sonrojar al rubio. Era ese fantasma que buscaba una sensación familiar de hace un año y no la encontraba en ninguna parte y lograba que quisiera gritar de frustración.

Eran dos fantasmas tratando de recordar qué se sentía estar enamorado. Estar con el amor de su vida.

Una punzada al corazón llegó de imprevisto junto a un recuerdo; era de su madre que le explicaba por qué ella y su padre iban a separarse. Las palabras dulces de su mamá rebotaban como un eco dentro de su cabeza:

Es como una flor, Tom. Tú tienes que cuidar esa flor con amor, presencia, apoyo, armonía, amistad, unión. Si tú dejas de darle esos nutrientes a tu planta, ella no podrá vivir, como la plantita que se te murió hace unos días ¿Recuerdas?

Aterrorizado ante el recuerdo, se dio cuenta de lo que había hecho: había dejado que la flor se marchitase.

Observó a Newt, quién tenía la mirada fija en algún punto de la mesa.

Carraspeó su garganta para obtener la atención de Newt, el chico lo miró al instante.

–¿Quieres salir a dar un paseo?

Newt sonrió, Thomas no pudo evitar pensar que hasta su sonrisa se sentía diferente.

–Me encantaría pero tengo que regresar a ordenar las cosas de mi dormitorio. Ya sabes, la mudanza y eso.

Thomas asintió.

–Está bien, supongo que será para otra ocasión.

–Podría decirse.

Pagaron la cuenta y salieron del establecimiento. Thomas se ofreció a acompañarlo hasta la esquina de la calle, camino donde hubo un silencio muy incómodo.

–Y pues... Llegamos.–musitó Thomas desanimado mientras volteaba a ver a su compañero. Newt intentó sonreír pero no lo logró, al menos no muy convencido.

–Fue lindo verte, Tommy. Deberíamos hacerlo en otra ocasión.

Thomas alzó su comisura derecha. Sabía que no habría otra ocasión, que esto era una despedida del amor que se tenían. Era comprensible, nadie quería ver al amor de su vida convertida en otra persona.

Porque dolía. Vaya que dolía.

Metió sus manos en los bolsillos traseros del pantalón y bajó la mirada.

–En verdad me alegro que estés aquí. Te echaba de menos.

No supo cómo ni por qué, pero esos brazos, los que lo llevaban a casa y lo consolaban abrazaron su cuello. Repito, no era lo mismo, pero Thomas se permitió disfrutar de esa muestra de afecto, e incluso le devolvió el abrazo.

Cerró los ojos y abrazó con fuerza a ese pequeño niño que se le escurría de su lado, dejándolo con una gélida y dolorosa sombra.

–Te quiero, Tommy.

Inspiró profundo el aroma a champú de su pelo y exhaló apretando nuevamente los párpados. Las lágrimas calientes se derramaron mojando el lindo suéter azul que el chico llevaba.

–Y yo a ti, Newt. Te quiero.

Podría decir que permanecieron minutos, horas, días. Ahí, abrazados. Más sin embargo bastaron unos segundos más para soltar el agarre y separarse para siempre.

Ambos se miraron a los ojos. Y por supuesto, se sonrieron. Era una sonrisa triste, pero prometía una vida mejor para ambos.

Fue el momento de partir, cada quién tomó su propio camino. No voy a mentir, de vez en cuando Thomas volteaba hacia atrás mirando la espalda de Newt alejarse mientras él hacía lo mismo.

No fue fácil, pero Thomas sabía que todo mejoraría de ahora en adelante. Sabía que a pesar de ser un fantasma, el verdadero Thomas pertenecía al verdadero Newt.

Como así debía ser.

✂️✂️✂️
Okay, las tijeras porque algunas las extrañaban xd

¡Hola!

Espero y no estén tan tristes por el OS :c

Bueno, una pequeña historia:

Aquí su amiga Saeta estaba escuchando música y se topó con esa canción que no sé ustedes, a mí me gusta mucho. En fin, ella pensó: ¿les gustaría a mis lectores leer un OS inspirada en esa canción?
Traté de buscar más canciones pero no me convenció otra (tal vez tenía la necesidad de escribirlo :v) así que terminé con ésta canción y bueno, en realidad no sé si está muy apegada a la canción, lo único que sé es que esto me nació escribir y quise compartirlo. Espero y les haya gustado.

Otra cosa: ¿les gustaría que hiciera más OS así, basados en canciones? Ya saben que me gustaría saber su opinión.

Estoy abierta a sugerencias, así que pueden recomendarme de qué canción o de qué temática quieren su próximo OS. Yo lo consideraré ;)

Sean pacientes, la escuela me tiene muy ocupada y muy cansada. Aún así trataré de estar aquí con algo escrito para ustedes.

Con amor, Saetadelagua ❤️

#FuerzaMéxico 🇲🇽💕

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