🌼Tres monedas de plata 2 (Meliodas)

Segunda parte del primer One Shot de Meliodas... pero con la florecita :3

Florecita: Cáncer de Mama y Mastectomía.

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La puerta del bar del pequeño pueblo pesquero se abrió con un chirrido. Los rudos marineros miraron desinteresados a quien a sus ojos parecía un niño rubio que entraba con las manos en los bolsillos al bar y que se subía de un salto al taburete delante de la barra.

Buscó con la mirada a la camarera del lugar. Habían pasado dos años desde la última vez que llegó a ese pueblo, y realmente tenía ganas de verla. Se inclinó a verla en una de las mesas, cobrando una cuenta. La miró de perfil, y sonrió al verla tan bonita como la recordaba, solo que ahora tenía el pelo muy corto pero con un peinado femenino. Tenía una bandeja abrazada contra el pecho y recogía con la otra mano unas monedas de unos hombres que ya se marchaban.

- Muchas gracias, vuelvan pronto - dijo con una pequeña reverencia.

Cuando volvió a la barra y guardó las monedas, se dio cuenta del cliente que había sentado en el taburete con los pies colgando. Su cara se cambió al darse cuenta de quién era.

- Meliodas... - susurró.

- ¡Hey! - saludó él con una mano - ¡Que bueno verte! ¡He venido a cumplir mi promesa!

La cara de sorpresa de Zoba se fue tornando poco a poco a una más relajada y con una sonrisa cariñosa, y se fue delante de él al otro lado de la barra.

- Que alegría verte... estaba algo preocupada sinceramente - dijo apoyándose en la barra - Ya han pasado dos años... ¿Te sirvo algo?

- Una cerveza de Bernia por favor - pidió poniendo los puños en las mejillas mientras la observaba.

Ella sonrió y tomó una jarra de madera para llenarla de cerveza del barril. Meliodas la observaba. Ahora que se había quitado la bandeja del pecho sus ojos pervertidos no podían evitar buscar su pechonalidad, y aunque ella nunca estuvo muy dotada, ahora parecía que incluso tenía menos.

Pensó que eso no podía ser. Lo normal es que con el tiempo se desarrollen a más, no a menos. La chica le puso la cerveza con una sonrisa.

- Entonces... ¿Dices que vienes a cumplir lo que me dijiste? - preguntó ella.

- Así es - contestó después de dar un trago y limpiando su boca con la manga - He conseguido un pequeño local en una gran capital, y aunque no tenga ni idea de hostelería, quería intentarlo. Y por supuesto, necesito una camarera.

- Así que ni idea de hostelería, ¿Eh? - ella se inclinó a verle con una sonrisa.

- No, pero espero que con el tiempo sea un buen tabernero. Cambiar el local a uno más grande, con más personal y a ser posible, que se moviese.

- ¿Un local móvil? - repitió ella con una sonrisa - Que imaginación tienes...

- Entonces... - dijo él un poco más serio - ¿Vendrás conmigo?

Meliodas le tendió una mano con una sonrisa. Ella también sonrió enternecida, y en vez de darle la mano, preguntó.

- ¿Seguro que me quieres a mí? Ahí fuera hay muchas chicas jóvenes y de buen ver que buscan trabajo. No tienes que aferrarte a una promesa de hace dos años.

- Lo sé, lo sé - él la miraba sin apartar la mano - Aunque no te hubiese prometido nada habría vuelto a buscarte de todos modos. Te quiero a ti.

La chica sonrió más con los ojos brillantes, y tendió la mano para tomar la suya. No sabía que había hecho, no sabía por qué después de dos años tenía aún interés, pues lo único que hizo ella, fue robarle unas monedas de plata.

- Has venido en el momento justo, Meliodas... - susurró ella dejando caer un poco la cabeza.

- ¿A que te refieres? - Meliodas se acercó más a ella, sin soltar su mano.

En ese momento, salió de la cocina una chica joven con un paño que fue a limpiar una mesa. Llevaba otro tipo de uniforme más provocativo y un pelo larguísimo y bien cuidado. Meliodas la miró de reojo cuando Zoba se la señaló con la cabeza sin hablar. Cuando la chica volvió a la cocina, ella suspiró.

- ¿Quién es ella? - preguntó Meliodas.

- Mi reemplazo - contestó ella en un susurro - Hoy era mi último día aquí...

Meliodas la miraba callado. No había soltado su mano y se había tensado un poco.

- Ella es más joven y más bonita - dijo con una sonrisa triste - Tiene un pelo largo y liso, unas piernas finas y un rostro bonito... yo ya no sirvo aquí.

- Pero llevas años trabajando aquí... - Meliodas no dejaba de mirarla.

- No todos los dueños tienen en cuenta eso. Y bueno, digamos que yo... he tenido dificultades y no está contento conmigo. Ni con mi corte de pelo, ni con... migo. Aún así, si no llegas a venir, Pompón Manos de Algodón seguiría activa.

Meliodas hizo un sonido con la garganta mientras bebía, como si hubiese recordado algo.

- Eso me he preguntado. Si tienes tu trabajo de camarera... ¿Cómo es que... robabas por necesidad? ¿No te pagaba?

- Oh, no es eso... claro que me pagaba mi salario - contestó desviando la mirada - Pero tenía gastos extra que... no me alcanzaban a pagar. Unas medicinas, unos tratamientos...

- Estabas enferma... - dijo algo apenado - Ni siquiera me di cuenta...

- Oh, han sido dos años muy largos, pero ahora te aseguro de que estoy curada y nunca más enfermaré de ello.

Ella dio una sonrisa tan radiante que Meliodas no tuvo más remedio que sonreír.

- Me quedaré esperando hasta el cierre, y entonces te vendrás conmigo.

Ella sonrió apretando su mano, y se retiró a limpiar y a atender más clientes. Tal y como dijo Meliodas, se quedó tomando cerveza hasta el cierre, donde pagó sus consumiciones y esperó a que ella hablara con su jefe y dejara el uniforme.

Cuando la vio salir con una camisa y un pantalón normal, sonrió bajándose del taburete.

- ¿Lista?

- Siempre.

Salieron sin mirar atrás del bar de pescadores y antes de que se hiciese más de noche, viajaron a la capital más cercana, llegando de noche cerrada. Allí Meliodas había comprado un pequeño bar en una calle poco concurrida, pero sabía que podría sacarlo adelante.

- ¿A que te dedicabas antes de comprar el bar? - preguntó ella.

- Oh, bueno... hago un poco de todo, pero cazarrecompensas es lo que más dinero rápido daba - contestó él encendiendo unas luces.

- Wow... ¿Y has conseguido todos los que te han ofrecido? - preguntó ella.

Meliodas le hizo un gesto para que se sentara en la barra y él fue a traer unas jarras de bebidas. Ella obedeció, viendo la falta que le hacía al lugar una limpieza.

- Hay uno que aún no he conseguido. Tengo el papel de la petición, pero no le he capturado.

Meliodas le dio una jarra de cerveza y un papel enrollado. Ella deslió el papel, encontrando un encapuchado sin rostro con las palabras "WANTED" y debajo ponía su nombre: Pompón Manos de Algodón.

- No me lo puedo creer... - dijo ella riendo.

- Además, Pompón ya no necesita robar - dijo él sentándose enfrente - Porque ella va a tener todo lo que necesite.

- Oh... - ella se sonrojó ligeramente - No necesito mucho en especial...

- Aquí hay un par de habitaciones vacías, podremos luego traer las cosas que te falten. Tendrás dónde quedarte y donde trabajar, cobrando tu salario. ¡Ah, se me olvidaba!

Meliodas se bajó y fue al almacén, de donde trajo un bonito uniforme nuevo.

(Sin lo de la cabeza y el plumero)

- ¿Que opinas? - preguntó - Mucho mejor que tu vestido marrón y tu delantal, ¿verdad?

Ella sujetó la percha mirando la ropa con una sonrisa.

- Creo que nunca me había puesto nada tan... provocativo...

- Tienes un cuerpo bonito, no pasa nada si lo enseñas - él dio su risa traviesa característica - Pruébatelo ahora.

- ¿Aquí mismo? - preguntó.

- Donde gustes, si quieres me doy la vuelta.

- Oh, no hace falta... en realidad... - ella miró a otro lado - No tengo nada que tapar.

Y dicho esto se empezó a desabotonar la camisa ahí mismo con algo de pudor. Meliodas se giró, tratando de ser caballeroso, pero en realidad le podía la curiosidad, y necesitó mirarla de reojo. Ella estaba en ropa interior tomando su uniforme, desabotonándolo para ponérselo. Cuando Meliodas vio lo que ella tenía en el pecho, no pudo dejar de apartar la mirada.

En vez de senos, tenía dos largas cicatrices en ellos, cosidas con un cordón negro. No tenía nada de pecho. Se los habían quitado. Ella le pilló mirándole, y él se sobresalto.

- Ah... esto... lo siento... no quería mirar, pero luego... - desvío la mirada preocupado, rascándose la nuca.

- Lo entiendo, no es bonito de ver, pero cuando lo miras... cuesta apartar la mirada - dijo ella mirándose el pecho.

- Si si - en un abrir y cerrar de ojos, Meliodas estaba delante de ella muy cerca mirando sus cicatrices.

Ella le miró un poco sonrojada, pero él sólo pasó un dedo por sus heridas provocándole escalofríos.

- No están muy bien curadas... - dijo analizandolo.

- Si... lo sé... suficiente que pude percatarme de mi enfermedad...

- ¿Quieres hablarlo? - preguntó él mirándola a los ojos - Seguro que no te has desahogado con nadie.

Ella dio una pequeña sonrisa. La verdad, no lo había contado a nadie, salvo a su anterior jefe, y sin entrar en detalles.

- Pompón nació cuando me diagnosticaron este cáncer... mi salario de camarera no era suficiente y no iban a darme un aumento. Así que sí, era por necesidad.

Se sentaron el uno al lado del otro en la barra, con sus jarras de cerveza, y ella no vio necesario cubrirse el torso. Después de todo, sus heridas eran las protagonistas de su historia.

- Primero quise someterme al tratamiento para deshacerme de los tumores que tenía... pero en el pueblo sólo había un médico y no trataba enfermedades así, así que acudí a la ciudad. Tenía que hacerlo por las noches, que es cuando libraba del trabajo. Me sometía a un proceso... extraño con una máquina... que hacía que se me cayese el pelo... del desplazamiento, el tratamiento, el dormir poco, tener que robar, el trabajo... me agotaba.

Meliodas le rellenó su jarra y la dejó continuar.

- Se me notaba enferma, agotada y no daba buena imagen al bar. El jefe no estaba contento conmigo. Unos meses después me llegó una noticia buena... y otra mala. La buena es que ya no tenía esos tumores malignos... la mala es que era muy probable que volviesen a aparecer con el tiempo.

- Así qué... - dijo él con bigotito de espuma de la cerveza.

- Así que tomé la decisión de asegurar que viviría renunciando a mi mayor rasgo de feminidad. Se llama mastectomía  - contestó con una triste sonrisa - Ya había perdido mi cabello, que estaba débil, y luego perdí mis senos. Tenía una leve esperanza a la que aferrarme para seguir viviendo.

Meliodas la miró, esperando a que revelase el motivo.

- Un chico me hizo la promesa de que me sacaría de ese bar para irme a trabajar al suyo - contestó con una sonrisa.

El rubio se acabó su cerveza y se levantó de un salto del taburete. Ella lo imitó a su vez, pero no se esperaba que el rubio la abrazara, poniendo la cabeza en su pecho.

- Lo lamento - comentó - Me siento... culpable.

  - Pero... ¿que dices? - dijo sonrojada al tenerlo tan cerca.

- Si no hubiese tardado tanto en encontrar este bar y conseguirlo, no tendrías que haber pasado esto sola...

La chica le miró sorprendida, pues era una revelación que no se esperaba.

- Yo podría... podría haberte ayudado. Tengo una amiga que es maga, podría haber conseguido quitarte la enfermedad sin que sufrieras... pero no me di cuenta de nada.

- No quería que nadie se enterase de esa vergüenza... - susurró ella poniendo sus brazos alrededor de su cabeza.

No quería que Meliodas se separase, pues su cuerpo era cálido y un abrazo ahora le daba mucha vida. Su pelo era muy sedoso, y tampoco pudo evitar acariciarlo un poco. Eran casi dos desconocidos que habían congeniado perfectamente. Meliodas levantó la cabeza sin separarse.

- Eres muy femenina, digas lo que digas - dijo con una sonrisa amplia - El pecho y el cabello no lo es todo. Tienes una sonrisa muy sincera y realmente brillas por dentro. Además, este pecho... - dijo poniendo la cabeza ahí - es muy cómodo...

Ella sonrió emocionada mientras le correspondía al abrazo más fuerte. Al separarse, Meliodas le miró a la cara, y levantó una mano hacia su cabello, algo lacio y débil todavía.

- Con una vida saludable tu cabello crecerá fuerte otra vez. No necesitas que sea largo para ser femenina, ahora mismo, tiene un corte muy favorecedor.

Tomó sus manos y las apretó con fuerza, sin dejar de mirarla.

- Vamos a seguir adelante... los dos juntos.

La chica volvió a sonreír, con el corazón rebosante de tranquilidad y esperanza, y al cerrar los ojos, se les escapó una lágrima.

*

- ¡Otro pastel de carne para la mesa 4!

La chica se movía hábilmente entre las mesas llenas, de la barra a los clientes, sin cansarse.

- ¡Marchando! - contestaba el rubio desde la cocina.

El bar iba muy bien. Estaba restaurado y ahora era muy acogedor. Familias enteras iban allí, y aunque siempre estaba lleno, la camarera podía ella sola con todo. Apenas nadie se percataba de su pecho plano, pues su vitalidad, su energía y buen trato hacia ellos con una sonrisa alegre eclipsaba todo. Era una mujer que atraía miradas, por su ropa corta y bonito cuerpo, más un corte de pelo poco visto por los alrededores.

Cuando sirvió a los clientes el pedido cocinado por Meliodas, se apartó rápido, sabiendo que ellos iban a despreciarlo por su asqueroso sabor.

- Demonios... - dijo ella volviendo a la barra a por cervezas - ¿Cómo puede ser que tu comida se vea tan apetecible y sepa a rayos?

- No lo sé - contestó él con un sonrisa asomándose desde la cocina - Una maldición, tal vez.

- ¿Y cómo pueden seguir volviendo al bar sabiendo lo mal que sabe la comida?

- Dímelo tú - dijo él apoyándose en la barra con las manos en las mejillas a mirarla.

Ella colocaba las jarras en una bandeja con velocidad, y luego le miró.

- ¿Que te lo diga yo? - preguntó.

Meliodas levantó una brillante bandeja delante de ella, donde se vio reflejada. Ella sonrió de lado colocándose bien el pelo y se marchó a servir. Sabía que se veía hermosa.

Meliodas la miró ir a servir con una sonrisa, y paseando la mirada entre los clientes, en una esquina, encontró una cara conocida: una hermosa mujer con una cerveza le miraba con una sonrisa. Merlín había ido a verle.

Meliodas le devolvió la sonrisa y le saludó desde la barra. Había cumplido lo que la maga le propuso hace tiempo, rehacer su vida, disfrutar y pasarlo bien sin sufrir por Elizabeth.

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Este es el primer one shot que hago con algo tan grave como cáncer, y no se si ha quedado bien, pero lo que si os aseguro es que lo hago desde todo el cariño.

Nos leemos! :3

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